El TAC se reserva generalmente para exploraciones en las que con un estudio radiológico o ecográfico previo no se consigue llegar a un diagnóstico concreto.
La principal utilidad de la TAC ósea es el estudio de la columna vertebral. La indicación fundamental es la detección de fracturas y la posible lesión medular por su causa.
La TAC de columna dorsal se utiliza para el estudio de enfermedades degenerativas, infecciones, tumores y sobre todo tras traumatismos torácicos.