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Caso 021

Autor:

Pedro J. Gil/María García

Grupo:

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

FRACTURA DE ESTRES

 

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La fractura por estrés es aquella que se da cuando el esqueleto se ve obligado a soportar fuerzas submáximas durante largo periodo de tiempo. Existen dos tipos de fractura por estrés: fractura por fatiga y la fractura por insuficiencia. En el primer caso, la fractura por fatiga se describe clásicamente en los reclutas militares y los corredores en los que está expuesto el hueso normal a la repetición de esfuerzos anormales. El primer examen en la evaluación de una fractura por estrés posible es la radiografía simple. Si la radiografía simple resulta ser negativa, lo cual es bastante frecuente, debe recurrirse a otras pruebas como la resonancia magnética.

Existen distintas ventanas en RMN para valorar una fractura por estrés: T1 es de gran utilidad, pero es la ventana de supresión grasa en T2 donde se observa mejor el típico componente lineal de baja señal, junto con posibles criterios clásicos para una fractura a tensión. La RMN es muy sensible en la documentación temprana de las reacciones de estrés de las estructuras óseas. Está bien documentado que la resonancia magnética es capaz de mostrar incluso los menores cambios de tensión (como por ejemplo, después de una maratón) en una etapa muy temprana de la fractura de estrés. De hecho, a veces es necesario un punto de corte arbitrario entre una contusión ósea severa, en la que existirá microfracturas múltiples, y la fractura de estrés real, que requiere un componente lineal.

Además, la RM es suficientemente sensible para detectar otras entidades malignas que causan una sustitución de médula, lo que haría el hueso propenso a la fractura de insuficiencia.

También importante puede ser la gammagrafía ósea con tecnecio-99m (Tc 99m) metileno difosfonato (MDP). En un adulto, por lo general alrededor de 25 mCi de Tc MDP of99m se inyecta por vía intravenosa, con el paciente colocado debajo de la cámara de rayos gamma. La dosis para pacientes pediátricos se ajusta en consecuencia. También es importante la imagen del lado contralateral para poder comparar, ya que estamos hablando de una prueba funcional, y no anatómica. La primera fase del estudio es la fase dinámica y rápida, obteniéndose una secuencia de imágenes dinámicas durante aproximadamente 1 minuto. La segunda fase es la fase de acumulación de sangre. Se obtienen imágenes estáticas y planas inmediatamente después de las imágenes dinámicas. Las imágenes de tercera fase consisten en imágenes estáticas planares obtenidos 2-3 horas más tarde.

En comparación con la RM, la ventaja de gammagrafía es que todo el esqueleto puede ser controlado a la vez, en el caso de que no existiese clínica o existiese más de un foco de fractura. También existe una utilidad en las etapas precoces de la patología, pues detecta el aumento de actividad osteoblástica asociada a la fractura de estrés antes de hacerse radiológicamente visible.

En el tratamiento de estas fracturas, puede ser necesaria la cirugía, especialmente en deportistas de élite que necesitan una recuperación rápida para seguir con su actividad, sin embargo, en este caso se optaría por una modalidad no invasiva de tratamiento, siendo el reposo lo más importante, pudiendo emplearse otras técnicas, como los ultrasonidos y ondas de choque extracorpórea que pueden tener algún efecto beneficioso

 

BIBLIOGRAFÍA

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http://emedicine.medscape.com/article/397402-overviewArtículos sobre patología músculo-esquelética en emedicine.com emedicine.com MusculoSkeletal

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Shindle MK, Endo Y, Warren RF, Lane JM, Helfet DL, Schawartz EN, Ellis SJ. Stress fractures about the tibia, foot, and ankle. J Am Acad Orthop Surg. 2012 Mar;20(3):167-76. Summit Medical Group, Morristown, NJ, USA.

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