El Centro de Educación Infantil y Atención Temprana de L’Alquería comenzó su andadura en 2010, por acuerdo del equipo directivo de la Universidad Católica de Valencia. La idea desde el principio era crear un servicio para atender necesidades en los niños y sus familias y, a la vez, experimentar el desarrollo de iniciativas novedosas que, desde unas prácticas basadas en la evidencia, contribuyesen a la mejora de la calidad de la intervención y de la formación de los profesionales.
Inicialmente se hace el esfuerzo por preparar las instalaciones necesarias para desarrollar una intervención a base de sesiones de tratamiento ambulatorio. Así se crean diferentes salas para tratamiento individual, sala de psicomotricidad e incluso sala de estimulación multisensorial dotada de todos los medios necesarios.
Eso si, junto al Centro de Atención Temprana se crea una Escuela Infantil, planificándose desde el principio su utilización intensa para experimentar la plena inclusión de los niños atendidos en un entorno natural.
La intención desde el principio era seguir un modelo integral de actuación, fomentando el papel de la figura del terapeuta-tutor o profesional de referencia y potenciando la generación de entornos competentes alrededor de los niños atendidos. No en vano diferentes miembros del equipo interdisciplinar ya estaban en contacto con los grupos de investigación de los profesores Climent Giné, en Barcelona, y Francisco Alberto García, en Murcia.
Con esa idea se conformó el equipo de trabajo interdisciplinar, con profesionales ya experimentados, bajo la dirección de Marga Cañadas, el cual inició su trabajo con los primeros niños en el curso 2009/2010.
Pero todo empezó a cambiar a partir de que Marga asistiera al Congreso que la International Society of Early Intervention organizó en Mayo de 2011 en Nueva York. Allí pudo comprobar que en muchos países se estaba caminando aún más lejos en ese afán profesional por darle al niño las mejores posibilidades para conseguir el máximo desarrollo de sus competencias. Y la clave estaba en dejar de dar el protagonismo a la “sesión de tratamiento" para dárselo al trabajo con los cuidadores principales del niño para que éstos aprovechen al máximo las oportunidades de aprendizaje contextualizado que ofrecen los entornos naturales donde aprenden todos los niños.
Había que aprender a transformar los objetivos de siempre en verdaderos objetivos funcionales para el niño y su familia, en su entorno natural, los cuales pudieran ser abordados a partir de prácticas contextualmente mediadas. Había que aprender a analizar adecuadamente las rutinas diarias del niño y su familia y a identificar las verdaderas prioridades y preocupaciones de estas familias. Había que aprender a orientar adecuadamente a los cuidadores principales del niño, para ayudarles a su crecimiento personal y a desarrollar sus propias competencias para ayudar al niño. Había que aprender tantas cosas que el reto parecía imposible y, sin embargo, el equipo de profesionales lo fue asumiendo. Inició una intervención plenamente centrada en la familia ya en el curso 2010/11???. Y desde entonces ha sido capaz de ir creciendo individual y transdisciplinarmente, ayudando además al crecimiento de otros muchos profesionales y equipos que han querido también empezar a transformar sus servicios.
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