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Xavier
Laborda Gil
Andrés Pedreño Cánovas y Manuel Hernández Pedreño
(coordinadores)
La condición inmigrante.
Exploraciones e
investigaciones desde la Región de Murcia.
Murcia, Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Murcia, 2005; 378 páginas
ISBN 84-8371-569-4.
En las encuestas que la
Administración hace a los ciudadanos se sondea su opinión sobre asuntos
relevantes. Uno de éstos es la inmigración, un asunto que en ocasiones ha sido
el que más interés y preocupación provocaba en España. Al respecto de la
inmigración se suele hacer una pregunta con tres opciones: “¿Cree
usted que hay pocos, suficientes o demasiados inmigrantes?” Ahora bien,
¿es correcto hacer la pregunta en esos términos de valoración negativa?
Supongamos que no nos lo parezca y que protestemos por la expresión de
“demasiados inmigrantes”. Pues bien, la persona que discute con el
autor de la encuesta sobre la idoneidad de la pregunta recibe una explicación
curiosa. La postura del autor y técnico en demoscopia es que esa formulación,
que puede sonar políticamente incorrecta, permite conocer la opinión real y
sentida del informante. Quizá tenga sentido su respuesta, si se considera que a
los poderes públicos les interesa saber el grado de aceptación de los recién
llegados y extranjeros por parte de la población autóctona.
Pero ¿por qué
cree la población que hay pocos, suficientes o demasiados inmigrantes?
¿Por qué considera a estos inmigrantes como extranjeros y no como personas
que vienen a España y a Europa con la intención de quedarse? ¿Por qué
los inmigrantes de otros países europeos y otros de nivel de vida acomodada no
son percibidos como extranjeros? ¿Por qué se tiene un desconocimiento
considerable de los colectivos inmigrados y a la vez se tiene la capacidad de
reconocer en ellos elementos diferenciales que son sutiles y exigen una
atención destacada? Dejemos aquí las preguntas para explicar lo que tienen en
común. Tienen o incitan a escuchar no sólo unas opiniones sino también unas
razones, las que descubren las investigaciones de diversa índole sobre la
realidad de la migraciones hoy en día.
El libro La condición inmigrante, coordinado
por Andrés
Pedreño Cánovas y Manuel Hernández Pedreño y editado por la Universidad de
Murcia, es una obra oportuna y necesaria para hallar respuestas sólidas a todos
esos interrogantes. Recoge las ponencias presentadas en las Jornadas “La
Murcia inmigrante: exploraciones e investigaciones, que se realizaron en Murcia
en noviembre de 2004. Se compone de veintidós capítulos, que corresponden a las
ponencias y la mesa redonda de cierre, firmadas por veinticinco investigadores
y representantes de entidades cívicas. Las aportaciones que realizan los
autores componen una perspectiva rica, pues en el libro se articula los
estudios sociológicos –que son la base del conjunto– con otros de
historia, derecho, antropología, geografía, ciencias políticas, lingüística y
periodismo.
Es una perspectiva
compleja y rigurosa que está al servicio de dos objetivos. El primero es dar a
conocer los resultados de investigaciones en estos campos de la ciencia. Y en
el libro se aprecia que el foro acoge con un admirable acierto la diversidad de
aproximaciones a la condición inmigrante. El segundo objetivo es promover una
concepción social que se aleje de la idea de los inmigrantes como problema y
que considere en particular las causas de desigualdad y de precariedad como la
verdadera raíz de las migraciones.
Hay que reconocer que
estos dos objetivos son ambiciosos. Y a continuación hemos de añadir que el
resultado es también doblemente afortunado. Las jornadas acogieron a expertos
en migraciones y tuvieron su repercusión en la prensa autonómica. Y ahora, con
la publicación de la obra, se abre una muy buena oportunidad para otros
lectores, porque la obra tiene una calidad extraordinaria.
El libro La
condición inmigrante se acompaña del subtítulo Exploraciones e investigaciones desde la Región de Murcia. La mención de la región de Murcia no ha de entenderse como la
indicación de que es una obra centrada únicamente en la realidad de Murcia. Hay
en ella estudios sobre la zona y aportaciones de colectivos cívicos de Murcia,
pero no es localista. La obra es específica, sin duda, pero también recoge
estudios realizados en otras Comunidades, como las de Valencia o el país Vasco,
por ejemplo. Y los estudios tienen un valor amplio, por la metodología que
siguen y por su aplicabilidad a otras zonas y aspectos de la condición inmigrante.
Se compone la obra de cuatro partes, en las que se presenta de un modo
progresivo las realidades del fenómeno. En la primera se hallan los capítulos
de carácter general y de contextualización, bajo el signo de la historia y de la
sociología. Uno de los principios que establecen los autores de esta parte es
que la especie más trashumante que hay en la Tierra es la de los humanos. Y que
la migración no es una anomalía social sino todo lo contrario: es una
estrategia muy cualificada de adaptación y progreso.
La segunda parte trata de los aspectos políticos de las migraciones.
En ella se establecen causas de conflicto y de supeditación de una ciudadanía
sin derechos políticos a otra que goza de la plena condición de ciudadanía. Los
autores cuestionan un orden que vincula el nacimiento a los derechos políticos
y señalan las notables ventajas si se extendiera la democracia plena a la
ciudadanía inmigrante. El estudio de debates parlamentarios y la tematización
de la prensa escrita en la zona murciana completan esta parte.
El tercer bloque es el
más extenso y diverso. Se refiere a las dinámicas de integración social y
permite considerar aspectos sumamente ilustrativos. He aquí enunciados algunos
de ellos. 1) La normativa legal española es un marco que determina un modelo
migratorio. 2) La convivencia es una fuente de problemas pero también de
conocimiento y aprecio. 3) El sometimiento a un estado de sospecha de
colectivos musulmanes es una realidad que distorsiona las dinámicas de integración,
pues en vez de integrar interroga policialmente. 4) El uso de los espacios
públicos por colectivos de inmigrantes destapa las suspicacias y descubre, por
otra parte, que nadie puede arrogarse en exclusiva el derecho a producir los
sentidos del espacio público. 5) El mundo juvenil de comunidades inmigrantes
hace visibles la complejidad social, mediante diferencias, expectativas y
segregaciones. 6) El colectivo ecuatoriano presenta unas prácticas en los
parques y unas relaciones de familia extensa (días de ocio familiar en parques)
que llaman la atención de otros grupos. Éstos son algunos de los temas del rico
y perspicaz apartado sobre roces y acomodaciones intergrupales.
Y cierra este libro coordinado por los
sociólogos Andrés Pedreño Cánovas y Manuel Hernández Pedreño la parte sobre
trabajo y producción social. Se cierne a dos sectores de la vida laboral y a un
balance estadístico de la inmigración en España. Por lo que se refiere a
actividades laborales de tipo singular, se trata de las trabajadoras sexuales y
también del sector turístico y de hostelería, ámbitos en los que es común una
presencia mayoritaria de inmigrantes. El capítulo de carácter estadístico
aporta datos sobre el perfil de la inmigración, con indicación sobre sexo,
nacionalidad, edad, acceso a la vivienda, estudios, empleo y cualificación
profesional, sectores de actividad, comunidades autónomas de residencia y zonas
geográficas de origen.
Un último capítulo, redactado por Sara Oñate
e incluido en la parte cuarta, resume el debate y las conclusiones a que se
llegó en la mesa redonda de conclusión de las Jornadas. Con él y una nota
biográfica de cada autor se cierra La condición
inmigrante. Quizá esta manera de acabar la obra,
por breve y parcial, sea el punto débil de esta extraordinaria contribución al
debate científico y social sobre las migraciones. Y es que el libro desborda de
un modo sorprendente los márgenes de unas actas congresuales. Tiene en su
índice unos capítulos de una prosa sobresaliente, una documentación inédita y
una visión amplia y crítica. Forman estos textos una obra que logra plenamente
su objetivo de transferir a la sociedad, a los gestores políticos y a los
agentes cívicos, un conocimiento que destaca por su validez científica y su
aplicabilidad a la vida cotidiana. Sus reflexiones apuntan a cambios que
podrían aplicarse a los principios constitucionales, al derecho, a los recursos
para la mediación y a los códigos éticos de la comunicación periodística. La
Región de Murcia fue causa de noticias y acontecimientos que han afectado a la
inmigración y han conmocionado la opinión pública. Un accidente de tránsito con
resultado de numerosos muertos o el inicio de una campaña para la
regularización de los inmigrantes sin permisos son dos de estos hechos
capitales. Y también aporta Murcia, su comunidad intelectual y la Universidad
pública, todos ellos conjuntamente, una obra repleta de exploraciones e
investigaciones. Sus claves sobre la inmigración son una fuente de
consideración tan meritoria como útil.
El libro La
condición inmigrante puede enseñar a los estudiosos de la comunicación unas
reflexiones elementales. La primera es que es necesario conocer el contexto
histórico, jurídico y social de los procesos migratorios. Con ese conocimiento
el investigador adquiere una visión amplia del fenómeno. Pero sucede que no es
habitual disponer de esa información como tampoco lo es atender a esa realidad
desde una perspectiva multidisciplinar. Esa insólita y clara perspectiva
interdisciplinar de La condición inmigrante proporciona una resonancia
especial a los discursos de los investigadores.
La segunda enseñanza es
el papel que, aunque limitado en número, se otorga a los estudios específicos
de comunicación. Hallamos varios capítulos sobre análisis del discurso periodístico
y parlamentario. Manuel Lario trata de la imagen de los inmigrantes en la
prensa murciana. Considera en particular los estereotipos discriminatorios y su
relación con la tematización de la prensa escrita. Y Sofía Dios trata de los
debates sobre inmigración en las Cortes españolas. En su análisis considera una
etapa que abarca de 1985 a 2003, perfila los períodos y las posturas de los
grupos parlamentarios. Por otra parte, hay otros trabajos que consideran los
comportamientos discursivos de colectivos étnicos en espacios públicos, como es
el caso de ecuatorianos en los parques los días festivos o de magrebíes en
calles de determinados barrios. Estos estudios semióticos enriquecen las
interpretaciones etnográficas de la obra La condición inmigrante.
La tercera y última
enseñanza remite a un principio de la Ilustración. El conocimiento de la
realidad es mediato. Precisa de la intervención de los discursos para crear ese
conocimiento. Por otra parte, hay también una dimensión histórica, una
mediación en el curso tiempo, en que se construyen esos discursos. Este
principio crítico, que surgió de la razón ilustrada y que se proyecta en la
actualidad sobre el análisis del discurso, imprime a los estudios de La
condición inmigrante su capacidad de dar respuestas valiosas a
interrogantes sociales sobre el fenómeno migratorio.
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