REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


ANTOLOGÍA MÍNIMA

 

Marcos Winocur

 

 

I

DE CONFUSIONES

¿CUÁNDO NACE EL DÍA?

(Nueva versión de un viejo cuento)

 

El rabino... o el patriarca musulmán, poco importa, reunió a dos de sus discípulos y les hizo una pregunta: ¿Cuándo nace el día? Uno contestó: cuando ya no confundes un perro con una oveja. El otro dijo: cuando el hombre ya no se confunde con su sombra. No –fue la respuesta del maestro-: Cuando de lejos confundes a quien se aproxima con uno de los tuyos y, ya de cerca, advirtiendo que se trata de un extranjero, sales a su encuentro y en un abrazo se confunden: entonces nace el día.

 

 

II

 

CLASE DE LÓGICA. EL CASO DE DON KANT

 

Jóvenes, presten atención. Vamos a comenzar el primero de los temas, que es facilongo. Pregunta: ¿Por qué el helado se llama helado? Respuesta: El helado se llama helado porque está helado. Y la conclusión lógica: Si el helado fuera caliente se llamaría caliente en lugar de helado. Y el negocio donde se vende, calientería. Así, escena en la calientería: me da un caliente de crema y fresa, por favor. Y si nos planteamos aquí la conclusión lógica, se enuncia: el caliente se llama caliente porque está caliente.

 

Muy bien, si este primer tema está comprendido, pasamos al segundo. ¿De acuerdo...? Muy bien, presten atención, presten atención porque está medio dificilongo. Ahí les va. Kant, el filósofo alemán, ha sido el mejor de todos los kants posibles. Cantinflas, el cómico mexicano, ha sido el mejor de todos los cantinflas posibles. Ahora bien, si Kant no hubiera nacido ¿qué habría pasado? Kantinflas habría sido el filósofo más chusco posible. Pero pudo suceder a la inversa. Si Cantinflas no hubiera nacido ¿qué habría pasado? Cant habría sido el cómico más reflexivo posible.

 

¿Está claro? Déjenme decirles que a Kant le enKantaba Kantar en las Kantinas mientras empinaba su Kantimplora. Se sabía una Kantidad de Kánticos, siempre con la misma Kantilena: Kántaro, Kantera, Kantón, sin contar el Kantueso. ¿Que no saben lo que es? Jóvenes, fíjense, no se los voy a decir, busquen en los diccionarios.

 

Y bien, mis siempre bien amados alumnos: nunca he visto mayores bestias peludas, atorranterráqueos, cerebros de mosquito, buenos para nada, que ustedes: si se pone examen de ingreso a la primaria, lo reprueban. ¿Saben qué? Váyanse a sus casas y pónganse a trabajar en algo útil y en lo posible no vuelvan más por aquí, me tienen Kant ¿Kant qué? Ah, sí. Me tienen Kantsado.

 

III

 

CÓMO HACER LA REVOLUCIÓN

 

Se cuenta que en una ocasión fue invitado un distinguido intelectual de izquierda a dar una conferencia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.  El día anunciado el salón Barroco estaba a reventar de gente.

 

          -Para hacer la revolución  -comenzó diciendo-  hacen falta tres cosas.

          El público aguzó el oído.

          -La primera, pasión.

          Fue un cerrado aplauso.

          -La segunda, güevos.

          El público de pie lo ovacionó largamente, se oían los vivas desde los cuatro costados.

           -Y la tercera, compañeros, hay que trabajar.

            Se hizo un silencio de tumbas.

            En dos minutos, el salón quedó vacío, uno de los primeros en salir corriendo fue el conferencista, asustado de sus propias palabras.

 

IV

 

CUANDO LOS LADRONES TOQUEN EL TIMBRE

 

Se me ocurre pensar que en el mañana todos los problemas estarán solucionados, usted va a la tienda y se lleva aparato de sonido, televisor, radio, computadora con  los accesorios, video y auto, todo modelo del año ¿y cuánto cree que le cuesta? Cero pesos. Es jauja, sobran los alimentos, los bienes de uso, en una palabra, las máquinas trabajan, la gente consume. Como le digo, todos los problemas estarán solucionados, menos uno: ¿Qué hacer con el tiempo libre? Y tiempo libre serán las veinticuatro horas del día. Reinará la abundancia, y bienvenidas las ideas sobre nuevas maneras de matar las horas. ¿Y existirá la delincuencia? Claro que sí, como juego. Ahí les va el ejemplo: los ladrones no violentan las cerraduras, tocan el timbre y saludan al dueño de casa.

 

- Buenos días, carnalito.

- Buenos días, jovenazo. What for soy bueno?

- Somos ladrones, venimos a robarle.

- Pásenle, pásenle, mis cuates. ¿Les sirvo un roncito?

- Pos sí, gracias, mi buen; si le parece, nos bajamos toda la electrónica.

- Orale, pero antes cuéntenme de su vida de ladrones.

 

Sin violencias, sin llamar a la chota  -que, por lo demás, existe para jugar a policías y ladrones-, el dueño de casa platica con las visitas, se aburría, ahora se entretiene, participa del juego. Y así ocupa su tiempo libre.

Sabiendo que los “ladrones” amagarán llevarse todo para luego restituir cada cosa a su lugar porque el robo carece de sentido, en la tienda hay de todo y todo es gratis ¿a santo de qué tomarse el trabajo de cargar con las cosas?

Sabiendo eso, el dueño de casa, roncito va, roncito viene, los escucha.

 

-No, ya no es como antes cuando había emoción...

-Ah, los buenos tiempos de las balaceras...

-Mi abuelito me ha contado...

-Y eran balas de verdad, no había vez que no quedaran varios enfriados...

 

-Por eso mi abuelito siempre canta: “¿Te acordás hermano los tiempos aquellos? Veinticinco abriles volver a tenerlos, cuando me acuerdo me  pongo a llorar...”  Sí, cuántas veces lo he escuchado cantar y hasta le salta una lágrima, es un tango argentino, creo...

 

Y el robo se ha convertido en juego, y el juego en tertulia mientras cae la tarde.

 

V

 

A  MI  QUERIDA OTAN

 

Había escrito una historia de amor y quería dedicársela a su amante sin que su esposa se enterara. Tuvo suerte. Ocupaba un alto cargo en la OTAN y su amante se llamaba Onésima Torcuata Andrómeda Nomeolvides. Así que dedicó su historia de amor “A mi querida OTAN” con el beneplácito de su esposa que admiraba a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.