REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


DIFERENCIAS DE ORGANIZACIÓN DISCURSIVA EN LA ARGUMENTACIÓN, EL DIÁLOGO Y EL RELATO. ANÁLISIS DE UN CONJUNTO DE TEXTOS DE DISTINTA NATURALEZA
Elena González-Blanco García

(Harvard University)

 

 

RESUMEN

Cuando se comentan textos de distinta naturaleza y se les asigna una determinada clasificación que diferencia entre textos narrativos, argumentaciones o diálogos, entran en juego varios factores que se encuentran en indisoluble relación con el contenido, la forma de articulación y la intencionalidad del propio texto. Dichos factores forman parte de una serie de estructuras complejas que mediante la articulación de sus elementos logran dar al conjunto la apariencia de una unidad articulada. Del estudio, análisis y mecanismos de funcionamiento de dichas estructuras se ocupan las actuales disciplinas del análisis del discurso, terreno sin embargo, complejo por su interrelación con los distintos campos lingüísticos, semánticos y extratextuales.

         En este trabajo nos ocuparemos del análisis de tres textos, de carácter prototípico que se ajustan a algunas de las principales clasificaciones establecidas. En ellos veremos detenidamente cómo funcionan los mecanismos de organización y articulación discursiva, para analizar las diferencias en la construcción de las diferentes estrategias lingüísticas.

 


 ABSTRACT

Analyzing texts of different nature for their classification as narrative texts, argumentations or dialogues involves several facts associated with the content of the text, with the way in which the text has its ideas organized, and with its final intention. All these facts combined form a complex articulated system. The study of this system is carried out by the so-called disciplines of the speech analysis. It is, however, a complex area, as there is a strong interaction among the different linguistic, semantic and extratextual fields.

         This study will analyze three typical texts, which belong to some of the most popular classifications. It will be shown in each of them how the mechanisms organization and articulation work, to finally analyze the differences in the creation of linguistic strategies.

 


Texto 1. La Argumentación

 

José Luis Pinillos, La mente humana

 

         En la actualidad, todavía es frecuente oír hablar a ciertos psicólogos de la desigualdad mental de las razas humanas y de las clases sociales. Por de pronto, es preciso enfrentarse con algunos hechos innegables y tratar de interpretarlos. Así por ejemplo, es cierto que la población negra de Estados Unidos posee, como conjunto, un coeficiente intelectual inferior al de la población blanca, y también es igualmente cierto que las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios.

         Estos datos son, sin duda, innegables, pero hay que interpretarlos. En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar. Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre: las diferencias de peso entre unos y otros podrán ser tan dramáticas como se quiera, pero no probarán sino que unos comen mientras otros pasan hambre.

         Primeramente hay que constatar que las llamadas pruebas de inteligencia no miden exclusivamente la capacidad intelectual innata de los individuos: son pruebas contaminadas por la cultura, en el sentido de que, además de la inteligencia “natural”, miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación. Las llamadas pruebas de inteligencia pura no existen, entre otras cosas porque la inteligencia humana no es una capacidad vacía, sino una capacidad que se actualiza siempre en una cultura concreta. Por consiguiente, los niños que han recibido una educación inferior se hallan, como es natural en inferioridad de condiciones para contestar a unas pruebas que presuponen unos conocimientos culturales.

         Dadas tales condiciones, lo lógico para averiguar si en efecto, las razas “de color” o las “clases bajas” son mentalmente inferiores a la raza blanca y a las clases altas, debe consistir en algo más que en la constatación de unas diferencias, que obedecen a la diversidad de condiciones culturales.

         Efectivamente, se han hecho numerosos experimentos que ponen de manifiesto que en igualdad de condiciones educativas, las diferencias raciales y sociales son por término medio inexistentes.

         La conclusión, por tanto, es evidente: el rendimiento intelectual de las distintas razas y clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.

 

1.1. Modo de organización del discurso: La Argumentación

 

         Nos encontramos ante un texto de carácter argumentativo. La argumentación es una operación discursiva orientada a influir sobre un público determinado. Las argumentaciones inducen, refutan o estabilizan creencias y comportamientos de los receptores. La reflexión se apoya en premisas lógicamente aceptables[1] que pueden ser muy variadas, pero a menudo se basan en experiencias y creencias compartidas.

        

         Las características de la argumentación[2] son:

a)                Objeto: cualquier tema controvertido

b)                Locutor: ha de manifestar una manera de ver e interpretar la realidad.

c)                Carácter: Polémico, marcadamente dialógico, se basa en la contraposición de dos o más posturas. Los enunciados se formulan en relación con otros enunciados.

d)               Objetivo: provocar la adhesión, convencer o persuadir de la aceptabilidad de una idea.

        

Para el texto como unidad global fundamentalmente argumentativa, la organización se construye sobre un esquema de tesis y antítesis, sostenido por partes en confrontación. El texto se arma a partir de un problema y de más de una forma de darle solución. La estructuración puede presentarse en diverso orden: progresivo o regresivo.

1)                          El progresivo o inductivo es aquel cuyo camino se hace a partir de las premisas que llevan a la conclusión.

2)                          El regresivo o deductivo es aquel en el que, a partir de al conclusión (una afirmación, una proposición), se aducen las justificaciones.

En este caso nos hallamos ante un texto deductivo.

 

         En la argumentación se distinguen tres elementos importantes (siguiendo la propuesta de Ducrot): la tesis, el cuerpo de la argumentación y la conclusión[3].

 

à      Nuestro texto sigue perfectamente este esquema:

         Comienza exponiendo una tesis ajena que refuta:

 

-En la actualidad, todavía es frecuente oír hablar a ciertos psicólogos de la desigualdad mental de las razas humanas y de las clases sociales.

 

Y concluye defendiendo la tesis contraria una vez ha refutado la inicial:

 

-el rendimiento intelectual de las distintas razas y clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.

 

Para demostrar o refutar una tesis, partimos de un conjunto de premisas, a veces no explícitas pero sí incontestables, y mostramos que no podemos admitir tal conjunto sin aceptar también tal o cual conclusión. La conclusión es la tesis que se ha de demostrar, o bien la negación de la tesis del adversario. Para pasar de las premisas a las conclusiones, utilizamos diversas marcas argumentativas que ayudan a ligar y hacer progresar el discurso argumentativo[4].

 

         Las premisas eran para Aristóteles algo que se consideraba cierto, sabido, una serie de hechos conocidos por todos. Son los objetos de acuerdo sobre los que se fundamenta la argumentación. Se convierten en una preparación del razonamiento. El hablante las presenta como algo adquirido y compartido por todos los implicados en la argumentación. Pueden estar formadas por: hechos, verdades, presunciones, valores abstractos, valores concretos, jerarquías entre entes, lugares o topoi.

 

à      El texto, una vez en el cuerpo de la argumentación

a) parte de dos premisas que son hechos que parecen confirmar la tesis:

 

1.-la población negra de Estados Unidos posee, como conjunto, un coeficiente intelectual inferior al de la población blanca.

 

2.-las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios.

 

         Los argumentos por su parte, se construyen estableciendo un paralelismo entre dos entes, o bien diferenciándolos[5].

         Los argumentos por asociación son: el argumento causal, el argumento pragmático, el argumento que relaciona fines y medios, el argumento de la inercia, el argumento de la persona (argumento de autoridad).

         En un texto argumentativo puede haber descripciones, narraciones, explicaciones, que funcionen como argumentos o refuercen la función persuasiva. Los argumentos que se buscan para apoyar las premisas pueden basarse en ejemplos, analogías, criterios de autoridad, causas, consecuencias, o silogismos deductivos.

 

         Además de los argumentos, podemos usar dos recursos finales:

         -Los ejemplos. Han de ser hechos que conduzcan a la conclusión.

         -Las comparaciones. La analogía es una manera de relacionar dos o más términos y de focalizar algunas características de los mismos que consideramos fundamentales para la argumentación. Las metáforas juegan un papel importante.

 

à      En nuestro caso, la comparación con la situación que propone en el campo de la alimentación de las sociedades menos desarrolladas aparece antes que los argumentos para resaltar su validez:

 

Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre: las diferencias de peso entre unos y otros podrán se tan dramáticas como se quiera, pero no probarán sino que unos comen mientras otros pasan hambre.

 

 

         Después de ésta, pasa ya a la refutación de la tesis inicial basándose el escaso valor de los hechos aducidos como demostración. El razonamiento se apoya en dos argumentos pertenecientes a los que relacionan los fines y medios empleados:

        

b.1) Las pruebas de inteligencia no son válidas

 

1.-Las llamadas pruebas de inteligencia no miden exclusivamente la capacidad intelectual innata de los individuos: son pruebas contaminadas por la cultura, en el sentido de que, además de la inteligencia “natural”, miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación.

 

2.-Las llamadas pruebas de inteligencia pura no existen, entre otras cosas porque la inteligencia humana no es una capacidad vacía, sino una capacidad que se actualiza siempre en una cultura concreta.

 

 

b.2) No se pueden extraer conclusiones simplemente de la constatación de las diferencias, pues en igualdad de condiciones, éstas son inexistentes:

 

-…debe consistir en algo más que en la constatación de unas diferencias, que obedecen a la diversidad de condiciones culturales.

 

         Los pasos para llegar a la conclusión pueden estar explícitos o implícitos. Lo más habitual es que estén implícitos y que los hablantes tengan que producir inferencias para construir los enunciados correspondientes a cada fase.

 

à      La conclusión aquí es la refutación de la tesis inicial, ya demostrada:

 

-La conclusión, por tanto, es evidente: el rendimiento intelectual de las distintas razas y clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.

 

 

1.2. Recursos lingüísticos propios del género

 

         Hay algunas pistas claras que nos llevan al convencimiento de que estamos ante un texto argumentativo. Una de ellas es la aparición en el léxico de palabras axiológicas, con carga valorativa:

 

hechos innegables, dramáticas (aplicado a las diferencias), son pruebas contaminadas por la cultura, a despecho de

 

         Presencia de las estructuras gramaticales:

 

SER + SN

HAY QUE + infinitivo:

 

La inteligencia humana no es una capacidad vacía

es frecuente oír hablar…          

es preciso enfrentarse con algunos hechos

es cierto que la población…

las puntuaciones son inferiores a…

Estos datos son innegables

Su valor es el mismo

son pruebas contaminadas

las razas “de color” o las “clases bajas” son mentalmente inferiores

las diferencias raciales y sociales son por término medio inexistentes.

La conclusión es evidente

 

 

pero hay que interpretarlos

hay que constatar que

 

 

Los verbos que dominan esta base textual suelen ser verbos relacionados con la causalidad y la consecuencia: constatar, presuponer, consistir, alcanzar, demostrar, probar, averiguar.

Y los verbos dicendi: oír, implicar, presuponer.

El tiempo verbal presente se utiliza para todo lo universal, normal.

Los tiempos verbales pertenecen al grupo del comentario[6], por tanto, son mayoritariamente presentes de carácter descriptivo de la situación actual y perífrasis obligativas del tipo “hay que, es preciso”… Para los eventos previsibles se utiliza el futuro. Solamente incurre en el bloque de tiempos destinados a la narración en una ocasión, dado que se trata de una hipótesis, en la frase:

 

Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre.

 

La presencia del artículo definido destaca los elementos a los que acompaña y consigue persuasivamente una unificación del punto de vista[7].

 

Cuando interesa transformar lo subjetivo en normal, el autor recurre a la construcción con el pronombre reflexivo se, ya que disminuye la responsabilidad del hablante y objetiva el enunciado. En el texto encontramos varios ejemplos:

 

 -…es preciso enfrentarse con algunos hechos…

-…tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar.

-…Unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre: las diferencias de peso entre unos y otros podrán ser tan dramáticas como se quiera,       

-…una capacidad que se actualiza siempre en una cultura concreta. Por consiguiente, los niños que han recibido una educación inferior se hallan, como es natural en inferioridad de condiciones para contestar a unas pruebas que presuponen unos conocimientos culturales.

-…se han hecho numerosos experimentos…

 

1.3. Cohesión y Coherencia textuales

 

         La cohesión constituye una de las más importantes manifestaciones de la coherencia, identificable a partir de elementos lingüísticos visibles y materiales. Se da en el orden interior del texto y funciona como un conjunto de enlaces intratextuales para establecer las relaciones semánticas que precisa un texto para constituirse como unidad de significación.

Entre los recursos lingüísticos y discursivos que caracterizan al género que nos ocupa destacan el uso de la deixis personal, la antonimia, la modalización oracional, y muy especialmente, los conectores que articulan el discurso polémico.

         El conjunto de relaciones logradas a partir de procedimientos de sustitución léxica y a partir de relaciones semánticas de diversos tipos constituyen las cadenas nominativas; para formarlas también se incluyen las correferencias logradas con procedimientos gramaticales. Se llaman asimismo relaciones isotópicas, ya que mantienen un tema común, asegurando la continuidad del discurso.

        

1.3.1. Procedimientos de cohesión léxica: La Referencia

 

La referencia fundamental del texto se construye a través de elementos léxicos. Éstos introducen los temas.

         Normalmente aparecen como expresiones referenciales los nombres propios, los pronombres personales y demostrativos y las frases nominales definidas[8].

         Pero para mantener la referencia iniciada hay diversos mecanismos a su servicio, todos ellos fundamentalmente mecanismos de reiteración. En primer lugar, la simple repetición. En el momento en que se debilita la referencia (por distancia entre una aparición y otra, o bien porque la memoria a corto plazo deja de funcionar) se repite el referente, con las mismas palabras o con variaciones. Se trata de procedimientos de sustitución. Los mecanismos más habituales son:

 

a) repeticiones exactas o parciales, o con transformaciones gramaticales entre el primer referente y su repetición.

 

         Razas, población, hijos, familias, pruebas de inteligencia, esos/tales datos, probar, cultura, educación, niños, clases sociales, capacidad…

 

b) sustitución por sinónimos o cuasi-sinónimos (palabras, sintagmas, oraciones)

 

         la población blanca = la raza blanca

los hijos de los obreros = los hijos de las familias pobres

los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios =los hijos de las familias acomodadas

hechos innegables = datos

         coeficiente intelectual = capacidad intelectual

         capacidad intelectual innata = inteligencia “natural”

         educación = conocimientos culturales

        

 

c) sustitución por hipónimos o hiperónimos o antónimos

 

         LAS RAZAS HUMANAS (HIPERÓNIMO):

 la población negra +la población blanca (HIPÓNIMOS)

raza blanca

 

LAS CLASES SOCIALES  (HIPERÓNIMO):

los hijos de los obreros +los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios. (HIPÓNIMOS)

los hijos de las familias acomodadas +los hijos de las familias pobres (HIPÓNIMOS)

clases altas

 

d) sustitución por metáfora o metonimia

color de la piel (raza) o del estrato social (clase)

 

e) sustitución por calificaciones valorativas

las diferencias de peso podrán se tan dramáticas como se quiera

 

         Otros procedimientos que contribuyen a la cohesión se basan en las relaciones por campos semánticos que se establecen entre los lexemas, bien relacionados entre sí por el sistema de la lengua (raza-familia-hijos), bien por su relación en el mundo de la referencia (blancos-negros, pruebas de inteligencia).

 

         De la argumentación son propios ciertos recursos retóricos que aquí aparecen.

 

-las perífrasis:

coeficiente intelectual inferior = las puntuaciones en las pruebas de inteligencia son inferiores

        

-las amplificaciones:

 

…las llamadas pruebas de inteligencia no miden exclusivamente la capacidad intelectual innata de los individuos: son pruebas contaminadas por la cultura, en el sentido de que, además de la inteligencia “natural”, miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación.

 

-el planteamiento de oposiciones:

        

Población negra

Razas de color

Población blanca

Raza blanca

Hijos de obreros

 

Hijos de familias acomodadas

Hijos de empresarios, intelectuales y altos funcionarios

Hijos de familias pobres

Se come bien

Se pasa hambre

Inteligencia natural

Educación cultural

Diversidad de condiciones educativas

Igualdad de condiciones culturales

 

 

1.3.2. Procedimientos de cohesión gramatical:

 

Los principales mecanismos de cohesión se basan en la utilización de proformas con función endofórica, en la elipsis y en la determinación de sintagmas indefinidos. Son piezas que reducen la redundancia sin dejar de señalar de qué se está hablando. Se dan principalmente en las categorías gramaticales nominales con función sustantiva o adjetiva y en las adverbiales; en los deícticos verbales de tiempo y persona y en otras.

Un tipo de cohesión a caballo entre la gramática y el léxico es la conexión, que hace uso de conjunciones, de locuciones conjuntivas, de adverbios simples o compuestos y de expresiones de función adverbial.

         Suelen ser frecuentes las cadenas cohesivas, es decir, las secuencias de elementos que mantienen la cohesión y se refieren al mismo elemento inicial.

         En la cohesión mediante frase nominal definida, el presuponerte puede saltar por encima de varias oraciones para conectar con el elemento presupuesto.

Puede ocurrir que la presuposición se haga acudiendo no al texto sino a la situación.

 

 

         a) La Deixis

 

         La deixis es un procedimiento que contribuye a la coherencia y cohesión textuales, pues cumple una doble función exofórica (conectar el texto con el momento de enunciación en Enunciador y Enunciatario) y endofórica (las formas deícticas actúan en el interior del texto).

 

         En este fragmento son muy escasas las marcas deícticas. Dado que el texto es atemporal, este aspecto no es el que más interesa[9].

         Las únicas marcas deícticas de carácter temporal aparecen al comienzo del texto, y sirven para enmarcarlo en el momento actual: En la actualidad.

 

         b) La Anáfora

 

Las referencias endofóricas son un fenómeno que se da en el interior del texto, es decir, el cotexto. Con su uso, un elemento particular se remite a otro lugar del mismo texto para encontrar su significación. Estos elementos constituyen la correferencia endofórica con una orientación a lo ya dicho en el espacio-tiempo anterior (anáfora), o lo que se dirá en el espacio-tiempo posterior (catáfora)[10].

          

Entre las proformas que desempeñan esta función encontramos pronombres personales, marcas verbales de persona, pronombres relativos, demostrativos, cuantificadores definidos e indefinidos, adverbios, posesivos[11].

         Entre los sustantivos anafóricos figuran los pronombres demostrativos, los personales de tercera persona, los posesivos y los relativos.

         Los adjetivos anafóricos incluyen los adjetivos posesivos, los demostrativos y los relativos.

         El principal verbo anafórico es “hacer”.

         Los principales adverbios anafóricos son “así” y sus sinónimos.

 

         En el enlace anafórico, antecedente y anáforo están presentes en el texto, normalmente como palabras. Ahora bien, parece haber ciertos casos en los que el antecedente está “dentro” o “debajo” de la palabra. Cuando se da entre dos oraciones, la aceptabilidad es mayor. Este fenómeno se conoce como anáfora forzada.

 

         Otro tipo de anáfora especial es la difusa. En ella el antecedente es impreciso. El anáforo no es un lexema que se repita o sea semánticamente afín a otro anterior, sino que es el resultado de una elaboración conceptual, mediante la cual se interpreta una palabra o el sentido de un grupo de palabras ya pronunciadas. El valor anafórico en la anáfora difusa lo contiene el determinante, que suele ser el demostrativo.

 

         Las clasificaciones de estos fenómenos son diversas. He aquí las principales:

         Bloomfield habla de tres clases de anáfora:

a)     la sustitución definida, que se manifiesta mediante los sustitutos de tercera persona,

b)     la elipsis, en la que se da el sustituto cero,

c)     los sustitutos exclusivamente anafóricos, es decir, aquellos sustitutos cuyo tipo de sustitución se agota en la anáfora.

 

Halliday y Hassan consideran cuatro tipos generales de cohesión anafórica, que denominan referencia, sustitución, elipsis y cohesión léxica.

 

Huddleston divide la anáfora en tres tipos, según sea el término anafórico:

a)    anáfora con proforma o sustituto

b)    anáfora con frase nominal definida no pronominal

c)     anáfora nula o elipsis.

Elementos anafóricos

1. LOS PRONOMBRES PERSONALES

Se dividen en dos conjuntos: de formas átonas y tónicas, y se ordenan de acuerdo con los rasgos de persona, número, término de preposición, reflexividad y género.

         Sólo los de tercera persona tienen la capacidad de enlazar anafóricamente al suponer una mención anterior. Puede actuar deíctica o anafóricamente. La primera y segunda persona son anafóricas en la lengua escrita cuando aparecen en estilo directo.

 

         La relación semántica entre el pronombre y su antecedente se ha debatido ampliamente, especialmente en los casos en que no hay correferencia, denominados como “pronombres de pereza”. Estos pronombres se caracterizan porque pueden sustituir a formas precedentes sin tener que compartir su referencia.

         Otro caso debatido es aquel en que el antecedente es una frase nominal indefinida.

 

-Estos datos son, sin duda, innegables, pero hay que interpretarlos. En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar.

 

-el rendimiento intelectual podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece la misma

 

es preciso enfrentarse con algunos hechos innegables y tratar de interpretarlos

 

-Estos datos son, sin duda, innegables, pero hay que interpretarlos

 

-los niños que han recibido una educación inferior se hallan

 

         2. LA PERSONA VERBAL

         En castellano las desinencias verbales transmiten información sobre la persona y el número. Ambos rasgos conjuntamente forman el llamado “sujeto gramatical”. Si las necesidades expresivas del hablante exigen mayor precisión, puede desarrollar el contenido del sujeto gramatical mediante un segmento nominal que funcione como “sujeto léxico”, con el que mantendrá una relación de concordancia de número y persona.

         Los sujetos gramaticales de primera y segunda persona son generalmente deícticos, no tienen por lo general fuerza cohesiva. Los sujetos gramaticales de tercera persona pueden ser cohesivos si carece la oración de sujeto léxico, aunque también pueden ser deícticos. Los verbos “impersonales” son la excepción, pues su sujeto gramatical no refiere a nada.

 

         En este texto la única persona verbal que interviene es la tercera, especificada en los sujetos colectivos plurales (las razas humanas, las clases sociales) y en la concordancia de las personas verbales. Abunda además la impersonalidad, pues refuerza el carácter universalmente válido de las teorías que defiende[12].

 

         3. LAS FORMAS NEUTRAS LO Y ELLO

         Lo puede ser atributo de verbos copulativos, puede ser deíctico, o anafórico y tener como antecedente una oración independiente, una subordinada sustantiva, un infinitivo con sus adyacentes, o varias oraciones.

         Lo puede ser prospectivo, tiene clara potencialidad cohesiva y en esto se asemeja a los demostrativos.

 

         datos no prueban lo que con ellos se pretende probar. Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas… (CATÁFORA)

 

lo lógico para averiguar si … debe consistir en algo más que en la constatación de unas diferencias… (CATÁFORA)

 

         4. LA REFERENCIA GENERALIZADA

         Procesos no atribuibles a una persona determinada: se, impersonal de segunda persona, plural… La referencia generalizada no contribuye a la cohesión del texto. Implica un componente deíctico no específico en su significado y no precisa ningún apoyo para su interpretación.

à      En este texto, como ya hemos señalado, la impersonalidad es abundantísima.

 

 

         5. LOS POSESIVOS

         Sólo tienen fuerza cohesiva en las formas de tercera persona. El posesivo puede enlazar anafóricamente con el sujeto gramatical al que falte expansión léxica en su propia oración. Las posibilidades de ambigüedad en el uso de su, sus, son muy numerosas en español.

 

-Estos datos son, sin duda, innegables, pero hay que interpretarlos. En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar. Su valor es el mismo que…

 

-miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación

 

 

         6. LOS DEMOSTRATIVOS

         Constituyen un sistema gramatical cerrado integrado por tres unidades flexionadas en cuanto al número y el género. Semánticamente están especializados en la función deíctica. También pueden tener función anafórica.

         El demostrativo incluye un contenido de determinación, solos o acompañando a un nombre pueden constituir frases nominales definidas.

         Los demostrativos tienen un amplio uso anafórico. El texto escrito ofrece un campo a la mención anafórica mucho más adecuado que el diálogo, más la narración en presente que en pretérito, y más la prosa analítica que la narración en presente.

         Este en más frecuente que ese en la prosa analítica, y también en la anáfora difusa. Este, con su carácter de deíctico fuerte, se asocia con lo nuevo. En cambio, ese aparece más frecuentemente en la “anáfora etimológica”, aquella en que el anafórico incluye a un nombre relacionado por su forma o significado con al secuencia antecedente. Al ser un deíctico débil se asocia con lo viejo, con lo repetido. Puede a veces encerrar un matiz despectivo.

 

 

Así por ejemplo, es cierto que la población negra de Estados Unidos posee, como conjunto, un coeficiente intelectual inferior al de la población blanca, y también es igualmente cierto que las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios.

        

Estos datos son, sin duda, innegables…

 

 

7. LOS INDEFINIDOS

 

         Aunque no son anafóricos contribuyen a matizar los términos y a señalar en ocasiones las diferencias de número.

 

-es preciso enfrentarse con algunos hechos innegables (Catáfora)

 

-el rendimiento intelectual de las distintas razas y clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas

        

 

8.OTRAS UNIDADES PRÓXIMAS A LOS DEMOSTRATIVOS: TAL

 

tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar.

         Dadas tales condiciones,  (se refiere al párrafo anterior en que las expone).

 

 

         9. OTRAS EXPRESIONES

 

         Otras expresiones anafóricas son los correlativos: el uno, el otro y otras expresiones análogas.

 

los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre: las diferencias de peso entre unos y otros podrán ser tan dramáticas como se quiera, pero no probarán sino que unos comen mientras otros pasan hambre.

 

 

         10. ADVERBIOS DEMOSTRATIVOS

         Hay una serie de adverbios de lugar y tiempo con una gran relevancia cohesiva, en particular la serie aquí / acá, allí / allá, ahí. Entre los adverbios temporales demostrativos destacamos ahora y entonces[13].

 

 

         11. EL ARTÍCULO

         Hawkins (Mederos, 1988:89) distingue ocho grandes usos de artículo definido:

a)   anafórico

-un coeficiente intelectual inferior al  de la población blanca

 

-la constatación de unas diferencias, que obedecen … experimentos que ponen de manifiesto que en igualdad de condiciones educativas, las diferencias raciales y sociales son por término medio inexistentes.

 

b)    el referente está visible

c)     el uso en una situación inmediata en la que la presencia del objeto puede inferirse

d)    el uso en una situación mayor con base en un conocimiento específico: en este texto la mayoría de los artículos definidos se deben a que se trata de un tema general que se supone en el conocimiento de los hablantes.

 

e)    el uso anafórico asociativo

 

-…la desigualdad mental de las razas humanas y de las clases sociales. Por de pronto, es preciso enfrentarse con algunos hechos innegables y tratar de interpretarlos. Así por ejemplo, es cierto que la población negra de Estados Unidos posee, como conjunto, un coeficiente intelectual inferior al de la población blanca, y también es igualmente cierto que las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios.

 

f)      con determinación suplementaria: cláusulas de relativo establecedoras de referente, cláusulas asociativas, modificadores nominales.

 

-la desigualdad mental de las razas humanas

 

-al  de la población blanca,

 

-que las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios

 

-los niños que han recibido una educación inferior

 

g)    Con cierto número de modificadores que no presentan el referente definido desconocido.

 

 

12. LO MISMO

Puede analizarse como un sustantivo, como una especie de proforma, posibilidad velada a las correspondientes formas concordantes.

Aquí no encontramos la forma neutra, sino la masculina y femenina, también en función de anafóricos.

 

en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de los empresarios, intelectuales y altos funcionarios.

 

En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar. Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas

        

pero la capacidad de todas ellas parece la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.

 

 

         13. HACER COMO SUSTITUTO

 

         Puede sustituir a un verbo junto con todos sus adyacentes y tomar el régimen del verbo anterior. En realidad, el sustituto está formado por el verbo y un pronombre neutro que frecuentemente es lo. Puede aparecer en construcciones muy diversas[14].

 

 

         14. ASÍ

 

         Hay homonimia entre el adverbio de modo, la conjunción y el adjetivo. Puede funcionar en la cláusula como complemento adverbial o como atributo. El antecedente normalmente precede al anáforo, pero no es raro lo contrario. Lo más frecuente es que el antecedente sea extenso.

         Abundan los casos limítrofes entre el uso como sustituto y como conectivo, como este, con función catafórica.

 

algunos hechos innegables y tratar de interpretarlos. Así por ejemplo

 

 

         c) La Elipsis

 

La ELIPSIS es otro fenómeno de cohesión textual, quizá el más frecuente, que reduce la redundancia y aligera el peso que supondría la repetición. Resulta en estructuras que se procesan gracias a la consulta de expresiones vecinas. Una forma muy habitual atañe al referente sujeto, que una vez ha aparecido por primera vez, en lenguas como el español es opcional, no aparece hasta que se introduce un nuevo sujeto. Además, la aparición del sujeto se hace innecesaria porque la marca verbal de persona mantiene la referencia.

 

-Æ (=las pruebas) miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación.

 

         La determinación de los sintagmas nominales indeterminados es también una forma de recuperar un sintagma introducido por primera vez a partir de la utilización del artículo indefinido.

         También puede aparecer cuando los hablantes comparten una situación o una referencia. Aunque el referente no haya sido nombrado explícitamente, el marco está en activo y forma parte del estado epistémico o de conocimiento presentado para la interpretación de los enunciados.

 

         Gunter distingue entre dos tipos de elipsis: contextual y telegráfica. En la primera, podemos reconstruir la oración subyacente mediante la “oración contexto”, mientras que para reconstruir la segunda, presente en telegramas, señales y anotaciones, es necesario recurrir a indicios presentes en la situación.

         Shopen clasifica la elipsis en torno a tres criterios:

a)                          la elipsis funcional, en la que un constituyente desempeña el papel de argumento sin que un predicado lo rija. Frente a la elipsis de constituyente, en la que un predicado aparece sin todos sus argumentos

b)                          La elipsis dependiente del contexto verbal o anafórica y la dependiente del contexto extralingüístico o no anafórica

c)                          elipsis definida o indefinida

 

Para Thomas, en la elipsis encontramos relaciones estructurales entre la laguna elíptica y elementos manifiestos en el contexto que nos permiten la sustitución. Se dan, por tanto, dos clases de dependencia, una es la relación sintagmática que la une a algún elemento de la oración, otra es la dependencia semántica contextual, de naturaleza pragmática. El contexto proporciona el miembro particular del paradigma.

 

La elipsis ha de distinguirse de la elisión, cuya interpretación es independiente del contexto. En español no aparece este tipo de ausencia.

 

También habría que diferenciarla de la no realización, basando la distinción en los elementos obligatorios (elipsis) y opcionales (no realización) de la oración.

 

         Una frase nominal elíptica remite de ordinario a otra precedente y si están situadas en oraciones diferentes la relación anafórica es cohesiva. La cuestión que se nos plantea es saber qué partes de la frase nominal antecedente se retoman en el anáforo. Al menos el núcleo nominal es retomado.

 

         Configuraciones más típicas de la frase nominal elíptica en español:

 

         TODO

         Puede ser el único representante de una frase nominal elíptica o puede acompañar a otros modificadores

 

-Las clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.

 

         LOS ARTÍCULOS

         Los definidores, el artículo, los demostrativos y los posesivos pueden aparecer en frases nominales elípticas. El artículo definido necesita el auxilio de otro modificador que puede ser algún indefinido, adjetivo o frase preposicional o una oración de relativo especificativos. La concordancia de género, que se da siempre, y la de número entre la frase elíptica y el antecedente es un auxilio para identificar este último con que cuenta el receptor. La concordancia de número se rompe con cierta frecuencia.

 

-Su valor es el mismo Æ (=valor)  que tendrían unas estadísticas…

 

-un coeficiente intelectual inferior al Æ  de la población blanca,

 

-las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las Æ que consiguen en las mismas pruebas…

 

         DEMOSTRATIVOS

         Pueden aparecer en frases nominales elípticas solos o junto a otros modificadores.

 

         UN Y SUS COMPUESTOS

         Aparece a veces solo como único representante de la frase nominal elíptica.

 

- estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de las familias pobres, donde se pasa hambre las diferencias de peso entre unos Æ (=hijos) y otros Æ podrán ser tan dramáticas como se quiera, pero no probarán sino que unos Æ comen mientras otros Æ pasan hambre.

 

 

         OTRO, MISMO, ÚNICO, CADA

         Se encuentran entre los determinantes limitadores. Mismo, único, cada necesitan el apoyo de otro determinante para poder hallarse en la frase elíptica.

 

 

CUANTIFICADORES INDEFINIDOS

         La clase de los cuantificadores indefinidos incluye las subclases de los indefinidos y de los numerales. Entre los primeros se encuentran más, menos, mucho,

 

 

SUSTANTIVOS INDEFINIDOS Y COLECTIVOS

         Determinados sustantivos como mayoría, generalidad, infinidad acompañados del artículo pueden actuar como indefinidos cuantitativos anafóricos. Es también usual la omisión del complemento partitivo: algo, nada  [de]:

 

        

NOMBRES RELACIONALES

CUANTIFICADORES PRECISOS: CARDINALES Y ORDINALES

 

ELIPSIS COMPARATIVA:

         Mismo, propio, similar, análogo, semejante, parecido, afín, diferente, distinto, demás.

 

-las diferencias de peso entre unos y otros podrán ser tan dramáticas como se quiera Æ

 

LA COMPARACIÓN PARTICULAR: mayor, menor, más…que.

 

1.4. Marcadores del Discurso. La Teoría de la Argumentación

 

En su Teoría de la Argumentación, Anscombre y Ducrot mantienen que no se argumenta con la lengua, sino en la lengua. Son los propios elementos lingüísticos los que condicionan por su significación la dinámica discursiva.

         La continuación de un discurso no se debe exclusivamente a motivos contextuales o de conocimiento del mundo, sino que está lingüísticamente condicionada, ello justifica que se presente parte de la pragmática como incluida en la semántica, eso es, que exista una pragmática integrada.

         La significación de las frases favorece una serie de continuaciones del discurso y dificulta otras. Considerando el mantenimiento o la ruptura de la orientación argumentativa, se puede diferenciar entre conectores que antiorientan enunciados (sin embargo) y conectores que mantienen la orientación (así pues).

         En la teoría de Ducrot es necesario distinguir entre un conector argumentativo que articula dos miembros del discurso, y un operador argumentativo, unidad que aplicada a un contenido, transforma las potencialidades argumentativas de este contenido. (bien, casi, un poco) Estos últimos, no son, por tanto, marcadores del discurso.

         Existen diversos argumentos que, teniendo la misma orientación, poseen distinta fuerza. Ducrot establece una escala de ordenación. (Martín Zorraquino, 1998:84).

         La Teoría de la Argumentación habla de que los enunciados están orientados argumentativamente. El fundamento de esta orientación es un concepto de raigambre aristotélica: el topos, o principio argumentativo que sirve de garante para pasar de un argumento a una conclusión. Para Ducrot los topos poseen tres características principales:

a)    son compartidos por una colectividad,

b)    son principios válidos que se pueden convocar en situaciones similares

c)     El topos es gradual. Pone en relación dos propiedades graduales.

 

El sistema de la lengua pone a disposición de los hablantes unas piezas lingüísticas que relacionan de forma explícita segmentos textuales, estableciendo entre ellos diversos tipos de relaciones semánticas: se trata de los llamados marcadores discursivos y los conectores. Ello no implica que tengan que aparecer para que se establezca esta relación semántica. Efectivamente, la disposición lineal necesaria para el desarrollo textual, pone en relación unos enunciados con otros, permitiendo que sean los propios hablantes los que vayan estableciendo los enlaces necesarios entre enunciados. En un estilo más expresivo, los conectores están implícitos, como sucede en el uso coloquial o en el uso estilístico escrito. Pero la base de las relaciones semánticas se da fundamentalmente a través de la interrelación de elementos léxicos y prosódicos, los cuales proporcionan suficiente contenido y orientación conceptual para activar las inferencias de los hablantes.

         Su forma es muy variada y su grado de gramaticalización diverso.

         Su función es relacionar y poner en contacto dos enunciados o secuencias de enunciados. Su finalidad discursiva se centra fundamentalmente en proporcionar cohesión y estructura y en servir de guía para la interpretación de sentido.

         Son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar las inferencias que se realizan en la comunicación.

         Numerosos lingüistas denominan “conectores” o “conectivos” al conjunto de nuestros marcadores. La razón está en la capacidad de deixis discursiva que tienen estas unidades que hacen que ambos miembros conecten. Habitualmente, el contexto se limita a lo inmediatamente dicho, pero en otras ocasiones puede tratarse de un contexto distinto.

         Existen marcadores del discurso que no conectan o que lo hacen sólo en ocasiones, como en realidad, en el fondo. Portolés (2001) prefiere usar la terminología de marcador para estas unidades.

         El miembro del discurso en que se sitúa un marcador frecuentemente, no es una oración, sino otro tipo de categoría léxica, como los nombres, adjetivos, adverbios, verbos y sintagmas preposicionales.

         En otros casos los marcadores vinculan el miembro del discurso en el que se encuentran con un elemento tematizado, un inciso o una cláusula absoluta antepuestos, en todo caso, con otros elementos también miembros de la oración.

         Así pues, la unidad lingüística mínima en la que se puede localizar un marcador puede ser menor que un enunciado.

         Las categorías gramaticales a las que pertenecen los marcadores son: la conjunción, el adverbio, y la interjección; a ellas se añaden formas apelativas de base nominal (hombre) o verbal (mira, oye).

         Las diferencias entre las conjunciones y los adverbios marcadores son:

a)    Dos conjunciones no vinculan sintácticamente las mismas unidades, sin embargo, es habitual la coincidencia de pero y un adverbio marcador en un mismo miembro discursivo.

b)    Las conjunciones se encuentran en la posición inicial de su miembro discursivo sin estar delimitadas por la entonación

c)     En estilo indirecto, la conjunción que no puede preceder a los marcadores que son conjunciones coordinantes, pero sí a los que son adverbios.

d)    Los marcadores que se han gramaticalizado como adverbios son palabras invariables.

e)    Los adverbios marcadores discursivos carecen de la posibilidad de recibir especificadotes y complementos.

f)      Para comprobar que un marcador es un elemento periférico se puede recurrir a la elisión de otros elementos. Los adverbios marcadores no pueden constituir el resto de una elipsis.

g)    Los adverbios marcadores están cerca de los adverbios oracionales, pero frente a éstos, no pueden integrarse en la oración

h)    También las interjecciones pueden funcionar como marcadores. Su autonomía les permite ocupar a ellas solas el turno de palabra.

i)       En estilo indirecto pueden separarse del miembro del discurso que las sigue mediante la conjunción que.

j)      La mayor independencia de las interjecciones les permite separarse del miembro discursivo al que pertenecen.

k)    Los adverbios marcadores del discurso no se coordinan entre sí, pero se pueden coordinar con sintagmas que se sitúan en incisos.

l)       Las formas apelativas conservan alguna propiedad de flexión y combinación.

 

Los tipos de instrucciones semánticas para el estudio de los marcadores son principalmente las argumentativas, las de formulación y las de estructura argumentativa.

 

 

         Clasificación      

En el discurso argumentativo, los tipos de conectores más frecuentemente utilizados son los de causa, certeza, condición, consecuencia y oposición. Distinguimos entre introductores de argumentos e introductores de conclusiones.

         En algunos casos aparecen elementos para introducir la propia opinión (no aquí).

         Son también necesarias las marcas de orden: por de pronto, primeramente, entre otras cosas; y los nexos que expresan causa o consecuencia: así, por consiguiente, como es natural, efectivamente, por tanto.

 

a) ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN

Son marcadores que contribuyen a la organización global del texto: suelen recibir el nombre de conectores metatextuales porque no se orientan a la conexión del contenido de los enunciados sino al desarrollo mismo de la enunciación. Se dividen en:

 

         -Comentadores

         -Ordenadores

         Por de pronto es preciso enfrentarse (MARCADOR DE APERTURA)

Primeramente, hay que constatar (MARCADOR DE APERTURA)

         -Digresores

 

b) REFORMULADORES

 Son marcadores que introducen operaciones discursivas particulares. Se trata de elementos que en general se sitúan en posición inicial de enunciado, o como preámbulo al segundo miembro de la relación. Estos procedimientos, o bien indican la posición del Enunciador ante su enunciado o bien orientan hacia un tipo concreto de tratamiento de la información.

De expresión de punto de vista, manifestación de certeza, confirmación, de tematización (respecto a, a propósito de…), de reformulación explicación o aclaración; de ejemplificación. Se clasifican en:

 

         -Explicativos

         entre otras cosas porque la inteligencia humana

 

         -De rectificación

         -De distanciamiento

         -Recapitulativos

 

 

c) Los marcadores del discurso que se pueden llamar más propiamente CONECTORES son los que sirven para poner en relación lógico-semántica segmentos textuales, sean enunciados o conjuntos de enunciados. Son fundamentalmente:

 

         -Aditivos

         y también[15] es igualmente cierto que

 

         -Consecutivos

Por consiguiente, los niños que han recibido una educación

La conclusión, por tanto, es evidente

 

         -Contraargumentativos

 

 

d) OPERADORES DISCURSIVOS

 

         -De refuerzo argumentativo

Estos hechos son, sin duda, innegables

En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar

Efectivamente, se han hecho numerosos experimentos

         se hallan, como es natural, en inferioridad de condiciones

 

         -De concreción

         Así por ejemplo

 

         -De formulación

 

 

e) MARCADORES DE CONTROL DE CONTACTO[16]

Grupo de marcadores que aparece exclusiva o prioritariamente en el discurso espontáneo, cara a cara[17].

1. 5. La progresión temática

         Así como el mantenimiento de referentes asegura un grado de continuidad en el contenido del texto, la progresión temática permite que la información avance. El progreso de la información se basa en un modelo lineal y se manifiesta por el lugar que las unidades informativas ocupan en la oración.

         Los lingüistas del Círculo de Praga propusieron una forma de entender cómo se articula la información a partir de dos categorías; el rema que es el elemento o conjunto de elementos que hacen avanzar la información, aportando datos nuevos, que presenta o aduce alguna cosa y es independiente del contexto, y el tema, que es el elemento que establece un vínculo con el discurso previo (dependiente del contexto), presenta datos conocidos, no aduce nada y denota un presupuesto.

         La progresión temática puede producirse en el texto de varias maneras:

 

a) Progresión de tipo lineal

         Se parte de un primer tema y lo que se presenta como información nueva (rema) se convierte en el tema siguiente al que se atribuye otro rema, que a continuación se convierte en tema…         T1      R1

                                      T2      R2                                                                                                             T3      R3…

 

b) Progresión de tema constante

         A un mismo tema se le van asignando remas diferentes:

        

T1

R1

T1

R2

T1

R3

 

c) Progresión de temas derivados

         A partir de un tema general o hipertema van surgiendo diferentes temas o subtemas con sus respectivos temas.

 

 

T0 (hipertema)

 

T1à R1

 

 

 

T2 à R2

 

 

 

T3 àR3

 

 

 

d) Progresión del tema o rema extendido o ramificado

         En este caso, o bien el tema o bien el rema se expande en diversos subtemas.

 

 

à      En este texto, la progresión temática corresponde al primer modelo: progresión de tipo lineal. La introducción de nuevos temas viene mediatizada por la estructura argumentativa del discurso (la tesis, disposición argumental, contraargumentación y concolusiones)

         T1: Primer párrafo: desigualdad de las razas y clases sociales

         T2: Segundo párrafo: Hay que interpretar los datos

                   Subtema: invalidez de las pruebas de inteligencia

         T3: Cuarto y quinto párrafo: las diferencias están en el nivel cultural

         T5: Conclusión: la capacidad de todas las razas y clases es la misma.

 

         Se trata, por tanto, de una estructura lineal con una cierta circularidad, puesto que en su conclusión retoma el tema inicial pero lo rebate desde el punto de vista inverso.

 

En cuanto a la disposición de los elementos dentro de los diferentes temas, generalmente se sigue un orden canónico, salvo al inicio, donde la tematización del elmento temporal hace que la atención del lector recaiga sobre éste:

 

         En la actualidad, todavía es frecuente oír hablar a ciertos psicólogos…

 

1.6. Las personas del discurso

1.6.1. La inscripción de la persona en el texto

         Como ya hemos señalado, nos encontramos ante un texto argumentativo, caracterizado por la objetividad, la impersonalidad, la validez atemporal de sus argumentos y la tercera persona designando a una serie de entes con referencia no específica determinada.

 

1.6.2. La polifonía: voces y discurso referido

 

Tampoco este tipo de texto se presta mucho a juegos con las voces discursivas. No encontramos estilo directo ni indirecto, aunque podríamos plantear la existencia de un estilo cuasi indirecto (Reyes, 1996b: 58) en la primera frase:

 

En la actualidad, todavía es frecuente oír hablar a ciertos psicólogos de la desigualdad mental de las razas humanas y de las clases sociales.

 

Las comillas y las citas: dan un tono especial a determinadas palabras. En este texto el autor las utiliza en dos ocasiones, para enfatizar el contenido de los términos, quizás con cierta ironía o quizás porque se trata de una cita encubierta:

 

inteligencia “natural”, las razas “de color”, las “clases bajas”.


Texto 2. El Diálogo

 

Carmen Martín Gaite, Entre Visillos

 

-Ángel está de riña con la novia –dijo Federico Hortal desde la mesa de enfrente, donde habían estado jugando a los dados.

         Y se echó para atrás en la butaca, mirando en el aire una bocanada de humo. Se destacaba su figura delgada contra el metal de una vieja armadura que estaba al pie de la escalera. Sonaban amortiguadas las conversaciones y las risas como si se apagaran en la alfombra. Aquel rincón del hall del Grand Hotel con la escalera, la armadura y el tresillo grande venía retratado en las postales de la Dirección General de Turismo y por detrás ponía: “Teléfono. Baño en todas las habitaciones. Primera A”.

         -Riña de poco debe ser –dijo Ernesto-. Una riña de no soltarse las manos, vaya riña. Es una pareja que me da sueño. ¿Lo dejamos o echamos otra?

         Federico le quitó el cubilete.

         -No, hombre, venga ya. Yo ya no juego más. Llevamos siete.

         -Porque pierdes.

         Luis Colina miraba el periódico.

         -Le estará pidiendo explicaciones ella por lo de anoche –dijo alzando unos ojos maliciosos.

         -¿Lo de anoche? No seas tonto. Pues sí. Como si lo de anoche fuera algo especial. Ni lo sabrá ella.

         -¿Cómo no va a saberlo? Yo estoy seguro de que es por eso. Con lo arrepentido que venía a lo último, diciendo que era un miserable.

         -Bueno, por el vino que tenía. Por desahogarse. Porque era la primera vez que volvía con nosotros de noche desde lo de la novia. Pero lo que yo le dije. “Temprano empiezas con los arrepentimientos. Qué vas a dejar para cuando te cases y tengas hijos y eso, que está peor irse de mujeres, si vas a mirar”.

         -Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella. Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen.

         -Que no, hombre, que no. Que no le conoces.

         -Es un león, desde luego, para las mujeres. ¿Os fijasteis en Angelita? Se le dan de miedo –dijo Luis Colina con admiración.

         Los otros no le hicieron caso.

         -Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada. Tiene unos bracines que parecen palos.

         -Hombre, no; es mona. Muy crío, eso es lo que pasa. Ya se pondrá en su punto. Es de las que se ponen en su punto después del segundo hijo. Qué dolor de cabeza, oye. Dos horas he dormido.

         -Por ahora es de las que no deben dar ni frío ni calor.

         -Eso creo, sí. Algo simplona. Yo también estoy cansadísimo.

         -Y dice que se casa, eh, que no quiere esperar ni dos meses. Le ha dado fuerte.

         Gertru le daba vueltas al pañuelo de Ángel, sin levantar los ojos del regazo.

         -Te has quedado callada, mírame.

         -No me pasa nada.

         -Que me mires.

         -Déjame.

         -Pero vamos, basta ya. ¿Qué va a decir mi madre mañana? Pues sí que le preparas un recibimiento. Como te vea con esa cara. Dame ya el pañuelo. La señora de Jiménez; vaya una señora de Jiménez que vas a ser tú. ¿Y cuándo lleves el anillo aquí?

         -No, aquí no. Se lleva en la otra mano.

         -A ver. En ésta. En este dedo. Vuélvete ese que llevas. Así. Ya nos hemos casado. ¿Qué te parece?

         -Bien –dijo ella sonriendo.

         Se levantaron Federico y los otros. Saludaron a Ángel con la mano.

         -Eh, ¿pero os vais ya? –les llamó él, incorporándose.

 

2.1. Modo de organización del discurso: El diálogo en el texto

 

Carmen Martín Gaite, perteneciente a la generación española que vivió su adolescencia en los años inmediatos a la Guerra Civil, y que se expresó novelísticamente por la vía del “realismo objetivo”, nos ofrece una muestra de la lengua coloquial media, no como es habitual, a través de un léxico coloreado, sino a través de una sintaxis dinámica, liberada, o más bien exenta, de ciertos cánones que la lógica impone a la lengua formal.

 

2.2. Recursos lingüísticos propios del género

 

Una de las muestras de esta sintaxis suelta, en el pasaje que tenemos aquí –un diálogo entre un grupo de chicos acerca de una pareja amiga suya-, está en la ordenación “subjetiva” de los elementos de la oración: Tematización[18] y aposiciones explicativas que actúan como predicados secundarios, anticipación del predicativo…

 

-Riña de poco debe ser à Debe ser una riña de poco

-Como si lo de anoche fuera algo especial. Ni lo sabrá ella.

à Ni ella lo sabrá.

-Con lo arrepentido que venía a lo último, diciendo que era un miserable. à Venía arrepentido a lo último

-que está peor irse de mujeres, si vas a mirar

à mirado así, es peor irse de mujeres.

         -Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada. à pues a esta chiquita, yo…

-La señora de Jiménez; vaya una señora de Jiménez que vas a ser tú.

 

 

         La interrogación, fecundo recurso enfático de la lengua coloquial, muestra en nuestro texto matices variados:

 

-¿Lo de anoche? No seas tonto.

         -¿Cómo no va a saberlo? Yo estoy seguro de que es por eso.

-Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella.

-Es un león, desde luego, para las mujeres. ¿Os fijasteis en Angelita?

 

         En ninguno de estos casos el hablante espera respuesta a su pregunta. Sin embargo, en cada uno tiene ésta una fisonomía distinta. En las dos primeras preguntas va dirigida a la segunda persona para reclamar su atención y presentar así su propia opinión de hablante el personaje que las formula. La siguiente reproduce en estilo indirecto las dudas manifestadas anteriormente por una tercera persona. En la última es la primera persona la que plantea la cuestión a las demás, pero sin esperar una respuesta manifiesta, sino más bien para mantener la atención de sus interlocutores y enlazar con lo que va a decir a continuación.

         En muchas ocasiones la oración se presenta “incompleta” desde el punto de vista de la sintaxis formal, pero ello no impide que la comunicación sea perfecta[19]. El hablante omite todo lo que ya está sugerido por sus restantes palabras. Esta eliminación de elementos no necesarios, o menos necesarios, no se explica por economía, sino por el relieve singular que tiene para el hablante una parte del mensaje, la que con más urgencia desea transmitir al oyente, y que le lleva a desdeñar como superfluo todo lo demás. En este fragmento encontramos varias oraciones subordinadas que omiten la oración principal, ya que ésta puede deducirse del contexto.

 

-Como si lo de anoche fuera algo especial. Ni lo sabrá ella.

-Con lo arrepentido que venía a lo último, diciendo que era un miserable.

-Porque era la primera vez que volvía con nosotros de noche desde lo de la novia.

-Porque pierdes.

-Como te vea con esa cara.

 

Al lado de la oración suspendida debemos colocar la oración sincopada, que tiene en común con aquella la carencia de ciertos elementos que harían el enunciado sintácticamente “completo”. Pero, mientras en el caso anterior el hablante deja a la imaginación del oyente los elementos que faltan, en la oración sincopada no queda nada suelto. El mensaje se reduce a un esquema que deja descarnados sus términos mínimos, organizados según una sintaxis radicalmente estilizada.

 

-Una riña de no soltarse las manos, vaya riña.

-No, hombre, venga ya.

-¿Lo de anoche? No seas tonto. Pues sí.

-Que no, hombre, que no.

-Que me mires.

 

         Estos ejemplos, a pesar de tener un denominador común, son distintos. Se caracterizan por la abundante elipsis, la ausencia de verbos ‘dicendi’ (como en el último caso), y la abundancia de palabras ‘comodín’, como lo, la conjunción que y otras muletillas como venga, o vaya.

 

         La tendencia centrífuga de este lenguaje provoca también la frecuente simplicidad en el encadenamiento de oraciones, donde la falta de elementos de conexión (alejada del asíndeton literario) acentúa el relieve de los enunciados parciales que se suceden. Los elementos de la frase tienden a flotar separados unos de otros, ajenos a una estructura orgánica, liberados de un centro magnético que los engarce en una oración unitaria.

 

         -No, hombre, venga ya. Yo ya no juego más. Llevamos siete. -Porque pierdes.

-Bueno, por el vino que tenía. Por desahogarse. Porque era la primera vez que volvía con nosotros de noche desde lo de la novia. Pero lo que yo le dije.

 

         Esta tendencia a montar la comunicación sobre una serie de relámpagos expresivos, con preferencia a una organización hipotáctica, es también visible en este caso de empleo de coordinación y yuxtaposición cuando la sintaxis canónica hubiera optado por la subordinación.

 

         -Eso creo, sí. Algo simplona. à  Creo que es algo simplona.

 

         Es frecuente que la estructura del mensaje sea ceñido ropaje de los latidos del pensamiento, brotando las frases en chorros cortados y desiguales que dan lugar a una construcción muy segmentada.

         Uno de los fenómenos característicos de la lengua coloquial es la riqueza de funciones y matices y la frecuencia de uso de determinadas palabras gramaticales: pues, que, vaya, pero.

 

-Que no, hombre, que no. Que no le conoces.

-Que me mires.

 

         Además de sus usos como conjunción o pronombre relativo, que aparece aquí como conjunción denotadota de una modalidad de relación causal que, por evitar la confusión con la normal, deberíamos llamar “de explicación” o “de justificación”, o en la segunda, introduciendo un estilo indirecto sin “verbum dicendi”.

 

         -Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella

 

         Pues no se distingue por la variedad de funciones, sino por la frecuencia. La única función que presenta en nuestro texto es la de coordinación después de pausa final, con o sin cambio de interlocutor. El vago contenido semántico que encierra siempre es el de “transición”, retomando en este caso el plano del personaje él.

 

-Pero vamos, basta ya.

 

         La conjunción pero aparece a menudo como coordinante después de pausa final, siempre manteniendo su sentido general de “oposición”. En algunos casos se presenta introduciendo la reacción del hablante ante el hecho o las palabras del interlocutor.

 

         Otras conjunciones son el como y como si, empleadas en sentido de protesta o de amenaza.

 

         Junto a los usos habituales de las formas verbales descritas en las gramáticas (imperfecto hipotético -Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella, futuro de probabilidad -Le estará pidiendo explicaciones),  es de notar también la presencia de infinitivos.

 

         La indefinición del sujeto es frecuente en la conversación como recurso con que la modestia o la timidez eluden la mención del “yo” bajo un disfraz de “cualquiera”, de manera que el caso individual tiende a diluirse en una categoría universal.; pero a menudo el deseo de encadenar al oyente al interés del “yo” hace que este transfiera lingüísticamente a aquel sus propias vivencias, de modo que la actitud abstractizante que hace solidaria al hablante a toda la raza humana se vierte en el molde concreto del único representante actual de esta, que es el “tú” que escucha. Existen dos formas del “yo” impersonalizado, que son “uno” y “tú”.

 

         Este mismo impulso lleva al hablante a hacer vivir su propia realidad al oyente, salpicando el discurso de pequeñas llamadas verbales de atención, con las que se subraya lo dicho obligando al oyente a sumergirse en ello. Papel análogo tiene el vocativo, cuya función es mantener al destinatario del mensaje cerca de nuestras palabras. De ahí el carácter genérico del nombre que hace entonces de vocativo: hombre. Pero este vocativo de insistencia lleva además consigo una carga emocional, de afecto, de promesa o de reproche.

 

         -No, hombre, venga ya.

-Que no, hombre, que no. Que no le conoces.

-Qué dolor de cabeza, oye.

 

         Sin duda, la peculiaridad más significativa que confiere los rasgos a este texto es su sintaxis, aunque no podemos olvidar que el léxico popular de nivel medio también resulta significativo. Dentro de una misma sociedad, se puede estudiar el léxico característico de diferentes grupos, como en este caso puede ser el de los hombres frente al de las mujeres. El léxico constituye un marcador de la pertenencia al grupo.

 

 

2.2.1. Rasgos de la oralidad: la conversación

 

         La situación de la enunciación oral prototípica se caracteriza, básicamente por los siguientes rasgos:

         -Participación simultánea de las personas que intervienen en ella. Más que por emisores y receptores, es más ajustado referirnos a ellas por interlocutores.

         -Estos interlocutores activan, construyen y negocian en la interacción una relación interpersonal basada en sus características psicosociales: el estatus, los papeles o la imagen, por ejemplo.

         La interacción social cara a cara se construye, en gran medida, gracias a la puesta en funcionamiento de la oralidad. Desde los encuentros mínimos (saludos, peticiones, elogios) hasta los más elaborados (conferencia, debate).

         La modalidad oral permite diferentes grados de formalidad: desde los registros más coloquiales hasta los más cultos.

         Como rasgos esenciales de la conversación, Sacks, Schegloff y Jefferson señalaron en 1974 entre otros (Casamiglia: 1999, 32-33):

         -Se produce el cambio de hablante, y por tanto la conversación es dialogal.

         -En general, no habla más de una persona a la vez. Los solapamientos son comunes pero breves y las transiciones se producen apenas sin intervalos.

         -El orden de los turnos de palabra no es fijo, ni tampoco su duración, aunque se tiende a un cierto equilibrio.

         -Lo que dicen los hablantes no se ha especificado previamente, ni tampoco la distribución de los turnos de palabra.

         -El discurso puede ser continuo o discontinuo. Se utilizan diferentes unidades formales de construcción de los turnos y existen mecanismos para reparar los errores o las transgresiones en la toma de la palabra.

 

         Los mecanismos por los que se rige el cambio de turno son básicamente dos:

         -La heteroselección que consiste en que quien está usando la palabra selecciona al siguiente hablante, y la autoselección, en que una de las personas presentes empieza a hablar sin que quien tiene la palabra la haya seleccionado.

         Grice compara la conversación con cualquier otra actividad humana que requiere el esfuerzo cooperativo de dos o más personas.

         Es frecuente que se den momentos de confusión o malentendido, ya que en la mayoría de los casos las decisiones se toman de manera implícita a través de la producción e interpretación de indicios contextualizadores.

         Siguiendo la clasificación de Briz, ésta sería una conversación prototípica (frente a las periféricas), pues se no está preparada, tiene fines interpersonales, tiene lugar en un marco de interacción familiar o entre iguales (entre chicos jóvenes amigos) que comparten experiencias comunes y en ella se habla de temas cotidianos.

         El estudio del establecimiento de los turnos de palabra, cuántas veces intervienen los interlocutores y de qué manera lo hacen, aporta una información muy clara y valiosa sobre los papeles comunicativos que adopta cada participante y sobre las relaciones de poder, dominación, solidaridad y distancia social que se establece entre ellos.

 

         En la conversación espontánea, la distancia entre el significado literal y el conversacional puede ser especialmente grande. Debido a la inmediatez en que se produce la interacción, al conocimiento compartido, al contexto físico común, al uso de un registro predominantemente coloquial, entre otros factores, los conversadores confían en la participación de los demás para “llenar los huecos” de sentido o para interpretar aquello que se dice de forma indirecta, implícita o irónica.

 

Es necesario también tener en cuenta los elementos consustanciales a la actividad verbal oral, como los gestos, las posturas, la distancia entre personas, la calidad de la voz… La retórica clásica atendía a todos estos elementos cuando se refería a la actio, parte del discurso en que se preparaba la puesta en escena con todo detalle.

         Dentro de los grupos establecidos según la clasificación de Knapp (Casamiglia, 1999) en este texto podemos señalar la importancia del movimiento del cuerpo o comportamiento cinético (saludaron con la mano), las características físicas de los protagonistas (bracines), la conducta táctil, la proxémica (localización en el espacio social y personal, que aquí podemos diferenciar perfectamente situando la acción en torno a dos mesas del hotel, una ocupada por la pareja y otra por los amigos, y el movimiento de éstos al final de la conversación), los factores de decoración del entorno (butaca, armadura), y los artefactos (el anillo).

 

 

2.2.2  La descripción

 

Nos encontramos ante un texto predominantemente dialógico, pero dado que tiene partes descriptivas, también vamos a explicar las características de este tipo de discurso.

         Con la descripción representamos lingüísticamente el mundo real o imaginado. Expresamos la manera de percibir el mundo a través de los sentidos. Se aplica tanto a estados como a procesos y desde una perspectiva o punto de vista determinados.

         Para este tipo de secuencia Adam considera tres procedimientos ordenados: el anclaje descriptivo, con el establecimiento del objeto como un todo, como un tema, (en el anclaje también se incluye la reformulación) la aspectualización, a través de la que se distinguen las cualidades, las propiedades y las partes del objeto de la descripción, y la puesta en relación con el mundo exterior, tanto en el espacio y el tiempo como en las múltiples asociaciones que se pueden activar, y en las que intervienen la comparación y la metáfora.

         Los elementos lingüístico-discursivos más característicos de la secuencia son los que se encuentran en el léxico nominal (sustantivos y adjetivos). En cuanto a los verbos, es, está, hay, parece, tiene, constituye… forman el conjunto de presentadores de entidades y sus características.

 

dijo Federico Hortal desde la mesa de enfrente, donde habían estado jugando a los dados.

         Y se echó para atrás en la butaca, mirando en el aire una bocanada de humo. Se destacaba su figura delgada contra el metal de una vieja armadura que estaba al pie de la escalera. Sonaban amortiguadas las conversaciones y las risas como si se apagaran en la alfombra. Aquel rincón del hall del Grand Hotel con la escalera, la armadura y el tresillo grande venía retratado en las postales de la Dirección General de Turismo.

 

          Las estructuras gramaticales más frecuentes en este tipo de textos son:

         Núcleo clasificador: todo texto descriptivo podría reducirse a la fórmula S + “estar”, “ser”, o “parecer” y otros verbos de estado y apariencia (en tiempo durativo) + CCL,  que se expansionaría mediante operaciones de aspectualización, asimilación y tematización ya comentadas. Este tipo de verbos son los que nos introducen las propiedades y también son los utilizados en las operaciones de puesta en relación. En cambio, el verbo “tener”, también en tiempo durativo, aparece especialmente en la enumeración de las partes.

Es lógico que los tiempos de la descripción sean el presente y el imperfecto, ya que ponen en evidencia el aspecto no limitado del proceso, mientras que la aparición de perfectos es interpretada como exponente de la sucesión cronológica propia de la narración.

         Las descripciones son proclives a la adjetivación en todas las fórmulas posibles: calificativos, complementos preposicionales, aposiciones, cláusulas relativas. Estas estructuras adjetivas actúan como expansiones en el proceso de aspectualización.

 

la mesa de enfrente (COMPLEMENTO PREPOSICIONAL) donde habían estado jugando a los dados (CLÁUSULA RELATIVA)

         Se destacaba su figura delgada (CALIFICATIVO) contra el metal de una vieja (CALIFICATIVO) armadura que estaba al pie de la escalera (CLÁUSULA RELATIVA). Aquel rincón del hall del Grand Hotel con la escalera, la armadura y el tresillo grande (CALIFICATIVO, COMPLEMENTOS PREPOSICIONALES).

 

          Abundan las locuciones locativas:

- desde la mesa de enfrente

         -para atrás en la butaca

         -en el aire

-contra el metal de una vieja armadura

-al pie de la escalera

         -en la alfombra

         -por detrás

 

         Los deícticos de tiempo y espacio se usan en las descripciones, junto con los elementos léxicos locativos y temporales.

         Como procedimiento léxico, la enumeración aparece como el recurso más utilizado en la secuencia descriptiva. Los enunciados suelen aparecer yuxtapuestos (es frecuente el asíndeton) y los verbos pueden elidirse fácilmente.

         Uno de los usos habituales es la descripción de personas, definido como retrato por la retórica. Se puede aludir al aspecto físico, a las actividades, a los éxitos o fracasos, a los rasgos de personalidad y de estilo.

         En otras ocasiones se describen lugares. El espacio se distribuye de modo característico, con el uso de deícticos y piezas léxicas que permiten la orientación espacial.

         La descripción de objetos, con sus partes, sus características y los rasgos que los definen podemos encontrarla de manera muy variada en el entorno social.

 

2.3. Cohesión y coherencia textuales

2.3.1. Procedimientos de cohesión léxica: la Referencia

        

En este tipo de textos de carácter conversacional, la elección de los diminutivos, o de los apellidos, la combinación de los tratamientos y de los sintagmas en aposición que identifican el estatus del enunciador permiten concluir que la presentación de una persona se realiza en función de los interlocutores con quienes se establece una relación.

         Deícticos y nombres (sustantivos y adjetivos) forman un conjunto de antropónimos, apelativos y vocativos que permiten designar a los interlocutores de la relación comunicativa en el acto de presentarse o de dirigirse unos a otros.

 

         Veamos ahora cómo se produce la cohesión en nuestro fragmento con los procedimientos ya señalados en el texto anterior:

 

a) repeticiones.

 

         Ángel, La novia, la señora de Jiménez, Federico Hortal, Luis Colina

         Riña se repite cuatro veces, cambiando su determinación y complementación.

         De noche, se pondrá a punto / de las que se ponen en su punto

         Cansado-cansadísimo

 

b) sustitución por sinónimos o cuasi-sinónimos

         Ángel = diciendo que era un miserable

                   Es un león

         Gertru = la chiquita ésta

                   Es mona

                  Muy crío

                   Simplona

c) sustitución por hipónimos o hiperónimos o antónimos

         aquel rincón del Hall con todos los elementos que presupone: mesas, butacas, armadura, tresillo, alfombra.

         Los dados-el cubilete

         Mano-dedo

         Chiquilla-bracines

 

d) sustitución por metáfora o metonimia

         Ángel = su figura

 

e) sustitución por calificaciones valorativas

la chiquita ésta

 

f) sustitución por proformas léxicas

         Llevamos siete = hemos jugado

 

        

Pareja

 

Amigos

Personas ausentes

Ángel (2), él (2)

Una pareja

Federico Hortal, Federico (2), yo (2)

 

 

 

Los otros

 

 

 

 

 

Nosotros

Angelita

Gertru, la novia (2), ella (4), la señora de Jiménez (2), tú, la chiquita ésta

Ernesto

 

 

Los otros

Mi madre (de Ángel)

 

 

Luis Colina (2), yo (3)

 

 

 

 

2.3.2. Procedimientos de cohesión gramatical:

 

a) La Deixis

         En la conversación, la propia espontaneidad de la situación lleva consigo expresiones de duda, repeticiones, titubeos, cambios de estrategia sintáctica, discordancias, uso de muletillas o coletillas, piezas de relleno y completadores…

         Debido a la copresencia de los individuos y al hecho de que comparten una localización espacial y temporal  es muy común y característico el uso de elementos deíciticos. La deixis personal, espacial, temporal y social permiten referirse a estos parámetros contextuales e ir construyendo cooperativamente el marco en el que se desarrolla el evento.

 

         Las lenguas tienen la capacidad de gramaticalizar algunos de los elementos contextuales, a través del fenómeno de la deixis o indexicalidad (Casamiglia, 1999: 116). Con este mecanismo, quienes participan en un encuentro comunicativo seleccionan aquellos elementos de la situación que resultan pertinentes o relevantes para los propósitos de intercambio, los colocan en un primer plano o formando el fondo de la comunicación, y, a la vez, se sitúan respecto a ellos. Se suele distinguir entre el empleo deíctico gestual y simbólico (distinguimos entre deixis mostrativa y deixis contextual o fórica). El empleo no deíctico distingue entre el anafórico y el no anafórico.

         Las lenguas poseen muchos tipos de elementos que se especializan en este tipo de funciones, denominados deícticos. Son piezas esencialmente relacionadas con el contexto en el sentido de que su significado concreto depende completamente de la situación de la enunciación, de quién las pronuncia, a quién, cuándo, y dónde.

         Principalmente se distinguen cinco tipos de deixis: personal, espacial, temporal, social y textual. Los elementos deícticos suelen formar clases cerradas y son principalmente los pronombres, los artículos, los adverbios y los morfemas verbales de persona y de tiempo, pero también algunos verbos, adjetivos y preposiciones. Los términos deícticos se pueden usar en sentido gestual y en sentido simbólico.

 

         -DEIXIS PERSONAL: señala a las personas del discurso, las presentes en el momento de la enunciación y las ausentes en relación a aquellas. En español funcionan como deícticos de este tipo los elementos que forman el sistema pronominal (pronombres personales y posesivos) y los morfemas verbales de persona. Esta selección es flexible y puede cambiar.

         Al uso de las personas gramaticales hay que añadir las posibilidades que ofrece la deixis social y que permite caracterizar a los participantes socioculturalmente. Sirven a este cometido los elementos del sistema de tratamiento formado por algunos pronombres, los apelativos y los honoríficos[20].

 

         -Con la DEIXIS ESPACIAL se organiza el lugar en que se desarrolla el evento comunicativo. Para ello se selecciona del entorno físico aquello que interesa destacar, y se sitúa en el fondo o fuera del escenario aquello que no interesa o sólo de forma subsidiaria. La deixis espacial señala los elementos de lugar en relación con el espacio que “crea” el yo como sujeto de la enunciación. Cumplen esta función los adverbios o perífrasis adverbiales de lugar, los demostrativos, algunas locuciones prepositivas, así como algunos verbos de movimiento.

 

         en este dedo, en ésta (mano)

         ese que llevas = el anillo

         No, aquí no, se lleva en la otra mano

         La chiquilla ésta

         Aquel rincón

         La mesa de enfrente

         Que estaba al pie de la escalera

         Por detrás

         -A ver. En ésta. En este dedo. Vuélvete ese que llevas. Así.

 

 

         -DEIXIS TEMPORAL: indica elementos temporales tomando como referencia el “ahora” que marca quién habla como centro deíctico de la enunciación. Cumplen esta función los adverbios y las locuciones adverbiales de tiempo, el sistema de morfemas verbales de tiempo, algunas preposiciones y locuciones prepositivas, así como algunos adjetivos.

         La combinación de adverbios y otros organizadores textuales con el sistema de los tiempos verbales es de crucial importancia en la creación de la coherencia textual. De hecho, los tiempos verbales, más allá de su valor deíctico estricto en relación con el momento de la enunciación, tienen un valor simbólico y estructurador de los diferentes tipos de discurso. La narración es el espacio de los juegos de tiempos del pasado. En la explicación tiende a dominar el presente, así como en la descripción. Para la argumentación parece que el condicional y el futuro son los tiempos más adecuados.

         Weinrich distingue entre dos grupos de tiempos, según pertenezcan a la narración (pretérito o indefinido) o al comentario (presente). Justifica la presencia de tiempos con valor no concordante en su esquema por la utilización metafórica. La aparición de tiempos del grupo narrativo en el contexto de los tiempos del comentario constituyen metáforas que limitan el efecto de validez del discurso, suavizando el contenido con matices de cortesía y aportando distancia. La aparición de tiempos del grupo de comentario en la narración constituyen metáforas que intensifican la apariencia de validez del discurso, aportando matices de tensión, dramatismo o compromiso.

 

à      En el texto aparecen fundamentalmente los tiempos del primer grupo para las partes descriptivas y los presentes en las estructuras dialogadas:

 

-Ángel está de riña con la novia –dijo Federico Hortal desde la mesa de enfrente, donde habían estado jugando a los dados.

         Y se echó para atrás en la butaca, mirando en el aire una bocanada de humo. Se destacaba su figura delgada contra el metal de una vieja armadura que estaba al pie de la escalera. Sonaban amortiguadas las conversaciones y las risas como si se apagaran en la alfombra. Aquel rincón del hall del Grand Hotel con la escalera, la armadura y el tresillo grande venía retratado en las postales de la Dirección General de Turismo y por detrás ponía: “Teléfono. Baño en todas las habitaciones. Primera A”.

         -Riña de poco debe ser –dijo Ernesto-. Una riña de no soltarse las manos, vaya riña. Es una pareja que me da sueño. ¿Lo dejamos o echamos otra?

         Federico le quitó el cubilete.

         -No, hombre, venga ya. Yo ya no juego más. Llevamos siete.

         -Porque pierdes.

         Luis Colina miraba el periódico.

         -Le estará pidiendo explicaciones ella por lo de anoche –dijo alzando unos ojos maliciosos.

         -¿Lo de anoche? No seas tonto. Pues sí. Como si lo de anoche fuera algo especial. Ni lo sabrá ella.

         -¿Cómo no va a saberlo? Yo estoy seguro de que es por eso. Con lo arrepentido que venía a lo último, diciendo que era un miserable.

         -Bueno, por el vino que tenía. Por desahogarse. Porque era la primera vez que volvía con nosotros de noche desde lo de la novia. Pero lo que yo le dije. “Temprano empiezas con los arrepentimientos. Qué vas a dejar para cuando te cases y tengas hijos y eso, que está peor irse de mujeres, si vas a mirar”.

         -Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella. Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen.

         -Que no, hombre, que no. Que no le conoces.

         -Es un león, desde luego, para las mujeres. ¿Os fijasteis en Angelita? Se le dan de miedo –dijo Luis Colina con admiración.

         Los otros no le hicieron caso.

         -Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada. Tiene unos bracines que parecen palos.

         -Hombre, no; es mona. Muy crío, eso es lo que pasa. Ya se pondrá en su punto. Es de las que se ponen en su punto después del segundo hijo. Qué dolor de cabeza, oye. Dos horas he dormido.

         -Por ahora es de las que no deben dar ni frío ni calor.

         -Eso creo, sí. Algo simplona. Yo también estoy cansadísimo.

         -Y dice que se casa, eh, que no quiere esperar ni dos meses. Le ha dado fuerte.

         Gertru le daba vueltas al pañuelo de Ángel, sin levantar los ojos del regazo.

         -Te has quedado callada, mírame.

         -No me pasa nada.

         -Que me mires.

         -Déjame.

         -Pero vamos, basta ya. ¿Qué va a decir mi madre mañana? Pues sí que le preparas un recibimiento. Como te vea con esa cara. Dame ya el pañuelo. La señora de Jiménez; vaya una señora de Jiménez que vas a ser tú. ¿Y cuándo lleves el anillo aquí?

         -No, aquí no. Se lleva en la otra mano.

         -A ver. En ésta. En este dedo. Vuélvete ese que llevas. Así. Ya nos hemos casado. ¿Qué te parece?

         -Bien –dijo ella sonriendo.

         Se levantaron Federico y los otros. Saludaron a Ángel con la mano.

         -Eh, ¿pero os vais ya? –les llamó él, incorporándose.

 

 

Además de los tiempos verbales encontramos otras expresiones deícticas:

 

Deícticos de referencia Tº

Relativas al cotexto. Referencia: y expresado en el cotexto

Hoy, anoche, por ahora, ya, mañana

Ya, después del segundo hijo, dos horas, dos meses

 

        

-DEIXIS TEXTUAL: Señala y organiza las partes del texto unas con respecto a otras. El texto en sí mismo se convierte en el espacio y el tiempo de referencia, donde existe un antes y un después. Para esta finalidad se suelen usar preferentemente expresiones de lugar y tiempo. Los deícticos textuales se utilizan metafóricamente y son piezas esenciales para marcar la organización textual, ya que se utilizan para señalar las partes del texto.

         Aquí no hay deixis textual, apenas algunas palabras como pues, bueno, desde luego contribuyen a la cohesión.

 

b) La Anáfora

Elementos anafóricos

LOS PRONOMBRES PERSONALES

 

         me da sueño à me = Ernesto

         Federico le quitó el cubilete = a Ernesto

         Le (a Ángel) estará pidiendo explicaciones ella

         Se (a Gertru) lo (lo de anoche) está contando

         Se le dan de miedo, no le conoces = a Ángel

         Los otros (= Ernesto y Federico) no le hicieron caso = a Luis Colina

         Es de las que = mujeres

         Mírame, que me mires = Ángel

         No me pasa nada, déjame = Gertru

         Pues sí que le preparas un recibimiento = a mi madre (de Ángel)

         ¿Qué te parece?= a Gertru

         Se levantaron Federico y los otros = Ernesto y Luis

         Les llamó él = a Federico, Ernesto y Luis

         Eso creo, sí = que es de las que no dan ni frío ni calor

         Le daba vueltas= al pañuelo (CATÁFORA)

 

 

         LAS FORMAS NEUTRAS LO Y ELLO

 

Pero lo que yo le (a Ángel, ANÁFORA) dije. “Temprano empiezas con los arrepentimientos”. (CATÁFORA)

         ¿Lo dejamos? = jugar a los dados

         Se (a Gertru) lo (lo de anoche) está contando

 

Expresiones endofóricas con referencia presupuesta:

         Lo de anoche, lo sabrá ella, ¿cómo no va a saberlo?

         Lo último, lo de la novia

 

 

LOS POSESIVOS

        

Mi madre = la madre de Ángel

         Su figura = de Ángel

 

 

LOS DEMOSTRATIVOS

 

         Yo estoy seguro de que es por eso = lo de anoche

         Por eso riñen = porque se lo está contando

         A la chiquita ésta yo no le veo nada = la chiquita ésta = Gertru

         Cuando te cases y tengas hijos y eso (referencia presupuesta)

Aquel rincón del hall

 

 

LOS INDEFINIDOS

Algo simplona

 

 

         ADVERBIOS DEMOSTRATIVOS

 

¿Y cuándo lleves el anillo aquí? (DEIXIS)

         -No, aquí no. (ANAFÓRICO)

 

 

         OTRAS EXPRESIONES

 

         Los otros no le hicieron caso. (Federico y Ernesto)

         Se levantaron Federico y los otros. Saludaron a Ángel con la mano.

 

EL ARTÍCULO

En este texto abunda el uso de artículos definidos por efectos de la anáfora asociativa. Como ejemplo más claro tenemos la descripción inicial

 

Se destacaba su figura delgada contra el metal de una vieja armadura que estaba al pie de la escalera. Sonaban amortiguadas las conversaciones y las risas como si se apagaran en la alfombra. Aquel rincón del hall del Grand Hotel con la escalera, la armadura y el tresillo grande venía retratado en las postales de la Dirección General de Turismo

 

 

 

c) La Elipsis

 

         También puede aparecer cuando los hablantes comparten una situación o una referencia. Aunque el referente no haya sido nombrado explícitamente, el marco está en activo y forma parte del estado epistémico o de conocimiento presentado para la interpretación de los enunciados.

         à En este texto encontramos estos aspectos en la descripción inicial del hall, que actúa como marco de una serie de elementos que aparecen como definidos por estar presupuestos dentro del marco del salón de un hotel.

 

         La butaca, la mesa, la escalera, la alfombra, el humo, el periódico.

 

 

         LOS ARTÍCULOS

Es de las Æ (=mujeres)  que se ponen en su punto después del segundo hijo.

-Por ahora es de las Æ (=mujeres) que no deben dar ni frío ni calor.

 

 

         DEMOSTRATIVOS

Vuélvete ese Æ  (anillo) que llevas.

 

 

         UN Y SUS COMPUESTOS

diciendo que era un Æ  (hombre) miserable.

 

         OTRO, MISMO, ÚNICO, CADA

 

¿Lo dejamos o echamos otra Æ (partida)?

Los otros Æ (=amigos) no le hicieron caso.

Se levantaron Federico y los otros. Saludaron a Ángel con la mano.

 

CUANTIFICADORES INDEFINIDOS

 

Riña de poco Æ (problema) debe ser

 

SUSTANTIVOS INDEFINIDOS Y COLECTIVOS

         Determinados sustantivos como mayoría, generalidad, infinidad acompañados del artículo pueden actuar como indefinidos cuantitativos anafóricos. Es también usual la omisión del complemento partitivo: algo, nada  [de]:

        

-Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada Æ. Tiene unos bracines que parecen palos.

        

-No me pasa nada.

 

sin que nadie les preguntase nada Æ.

        

 

         CARDINALES Y ORDINALES

- Yo ya no juego más. Llevamos siete Æ  (partidas).

 

 

ELIPSIS DEL VERBO INFINITO Y DEL VERBO FINITO

         Un tipo de elipsis verbal genuinamente cohesiva es la que se da en sintagmas constituidos por un verbo finito, combinable con un verbo infinito que queda presupuesto en la oración precedente por lo general, no sé [jugar].

         También se da la elipsis verbal en sintagmas formados por un verbo infinito que presupone un verbo finito en la oración anterior: [voy] a jugar. En este tipo de elipsis, la forma verbal va precedida en ciertos casos de una expresión de polaridad, normalmente negativa y separada del verbo por una leve pausa.

 

Una riña de no soltarse las manos

Bueno, por el vino que tenía. Por desahogarse.

 

LA ELIPSIS EN EL DIÁLOGO

         Una proferencia de cualquier modalidad emitida por un hablante puede ir seguida por la proferencia de otro hablante que contrae algún lazo cohesivo con la anterior. Denominamos a esto réplica. La réplica que sigue a una pregunta es una contestación. Ésta a su vez puede ser directa o indirecta. Si sigue a una aserción puede tratarse de un asentimiento o una contradicción. Si sigue a una orden puede ser una réplica inquiridora, un consentimiento o una negativa (Mederos, 1988:184).

 

-Ángel está de riña con la novia –dijo Federico Hortal

         -Riña de poco debe ser –dijo Ernesto-. (CONTRADICCIÓN) Una riña de no soltarse las manos, vaya riña. Es una pareja que me da sueño. ¿Lo dejamos o echamos otra?

         -No, hombre, venga ya. Yo ya no juego más.  (CONTESTACIÓN DIRECTA)

 

         -Le estará pidiendo explicaciones ella por lo de anoche –dijo alzando unos ojos maliciosos.

         -¿Lo de anoche? No seas tonto. Pues sí. Como si lo de anoche fuera algo especial. Ni lo sabrá ella. (RÉPLICA INQUIRIDORA)

         -¿Cómo no va a saberlo? Yo estoy seguro de que es por eso. Con lo arrepentido que venía a lo último, diciendo que era un miserable. (RÉPLICA INQUIRIDORA)

         -Bueno, por el vino que tenía. Por desahogarse. Porque era la primera vez que volvía con nosotros de noche desde lo de la novia. (CONTESTACIÓN INDIRECTA: SUPLEMENTARIA)

         -Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella. Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen. (CONTRADICCIÓN)

         -Que no, hombre, que no. Que no le conoces. (CONTRADICCIÓN)

 

         -Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada. Tiene unos bracines que parecen palos.

         -Hombre, no; es mona. Muy crío, eso es lo que pasa. (CONTRADICCIÓN)

         -Por ahora es de las que no deben dar ni frío ni calor. (ASENTIMIENTO)

         -Eso creo, sí. Algo simplona. Yo también estoy cansadísimo. (ASENTIMIENTO)

 

         -Te has quedado callada, mírame.

         -Déjame. (NEGATIVA)

         -Pero vamos, basta ya. ¿Qué va a decir mi madre mañana? (RÉPLICA INQUIRIDORA) Pues sí que le preparas un recibimiento. Como te vea con esa cara. Dame ya el pañuelo. La señora de Jiménez; vaya una señora de Jiménez que vas a ser tú. ¿Y cuándo lleves el anillo aquí?

         -No, aquí no. Se lleva en la otra mano. (CONTESTACIÓN DIRECTA)

         -A ver. En ésta. En este dedo. Vuélvete ese que llevas. Así. Ya nos hemos casado. ¿Qué te parece? (ASENTIMIENTO)

         -Bien –dijo ella sonriendo. (CONTESTACIÓN DIRECTA)

 

2.4. Marcadores del Discurso.

         Clasificación      

         Los marcadores que aparecen en este tipo de textos difieren considerablemente de los que analizábamos en los textos argumentativos.

         Dado el carácter veloz y cercano de las oraciones, hay menos conectores.

         Encontramos:

 

ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN

         -Comentadores

 

-Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella. Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen.

         -Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada. Tiene unos bracines que parecen palos.

 

 

OPERADORES DISCURSIVOS

         -De refuerzo argumentativo

-Es un león, desde luego, para las mujeres.

 

         -De formulación

-Bueno, por el vino que tenía

 

 

MARCADORES DE CONTROL DE CONTACTO

Grupo de marcadores que aparece exclusiva o prioritariamente en el discurso espontáneo, cara a cara.

Son eminentemente interactivos y se generan por la necesidad de lograr la cooperación del contenido transmitido. Son los estructuradores del discurso oral, que no se orientan sólo a lograr el control del hilo discursivo en “tiempo real” sino a que el interlocutor siga y respete su turno. Pueden perder fácilmente su sentido original y convertirse en elementos de relleno que se van repitiendo.

Marcadores de demanda o de confirmación de acuerdo (¿vale?), de advertencia (ojo), reactivos de acuerdo (bien, claro), estimulantes (venga), iniciativos (bueno, mira), reactivos (¡hombre!), reactivos de desacuerdo (qué va), de aclaración (mejor dicho), de atenuación (en cierto modo), de transición (bueno), continuativos (así pues), de finalización (venga, y todo), de cierre (nada más).

        

Bassols (1997) Recoge la teoría de Roulet, que subraya que la importancia del progreso conversacional viene dada a través de los conectores conversacionales, o marcadores de la estructuración de la conversación. Afirma que éstos no tienen contenido, pero que indican el encadenamiento, ascendente o descendente en la jerarquía conversacional. Los clasifica en:

         -interactivos: pues, entonces…

         -consecutivos: por lo tanto, así, también…

         -conclusivos: finalmente, en el fondo, de todas maneras, al fin y al cabo…

         La integración de todos los constituyentes dialógicos se hace generalmente gracias a la integración argumentativa que suele acompañar a la mayor parte de las conversaciones.

 

-No, hombre, venga ya

         -Que no, hombre, que no. Que no le conoces.

-Hombre, no; es mona.

-Qué dolor de cabeza, oye.

-Y dice que se casa, eh,

-Pero vamos, basta ya.

         -A ver. En ésta

-Eh, ¿pero os vais ya?

 

2.5. La progresión temática

        

La estructura dialogal tiene que describirse atendiendo a una doble perspectiva: su carácter secuencial y su carácter jerárquico. Secuencial en tanto que el sentido de cualquier fragmento o enunciado sólo se puede interpretar de forma cabal en función de lo que se ha dicho y lo que se dirá a continuación, jerárquico en tanto que nos señala la existencia de unidades de diferente rango o nivel imbricadas unas en otras de menor a mayor en la construcción conversacional.

 

En general, puesto que se tiende a facilitar la comprensión por parte de la audiencia, en las formas más comunes y habituales del discurso oral se tiende  al uso abundante de la yuxtaposición y la coordinación de las oraciones y al menor uso de nexos de subordinación. El orden de palabras sirve en muchos casos para señalar el foco informativo. En efecto, el fenómeno conocido como tematización consiste precisamente en alterar el orden canónico de SVO y colocar al inicio el elemento que se quiere resaltar, independientemente de la función sintáctica que desempeñe, y muy a menudo, ese elemento se pronuncia con mayor intensidad y se separa del resto por una pequeña pausa. Las principales tematizaciones del fragmento son:

 

Temprano empiezas con los arrepentimientos.

Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada

Es de las que se ponen en su punto después del segundo hijo. (realzado mediante una estructura de relativo).

Dos horas he dormido

Se levantaron Federico y los otros

 

         La selección sintáctica también sirve como marcador de la variedad funcional o registro que se utiliza. Dado el grado de imprevisibilidad y de improvisación característico del discurso oral, es común que quien habla modalice muy a menudo aquello que dice, ya sea para mostrar duda o seguridad, o para señalar su actitud respecto al contenido de las palabras. Aparecen pronombres sujetos con función expresiva:

 

-Yo estoy seguro de que es por eso.

Yo ya no juego más

Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen.

yo no le veo nada

 

         También la utilización del condicional, de la modalidad negativa o de los marcadores de aspecto sirven a estos fines. Del mismo modo, la apelación al “otro”, la demanda de validación o evaluación de lo que estamos diciendo o el uso de retroalimentadotes se usan con fines claramente interactivos.

         En la intersección entre las vocalizaciones, el léxico y a morfosintaxis se observa el uso de expresiones que muestran la actitud y que tienen unas funciones modalizadoras, interactivas y expresivas muy evidentes.

 

         No vamos a tratar aquí el estudio del inicio y final de las interacciones orales, puesto que el texto seleccionado se trata de un fragmento tomado arbitrariamente de la novela y no tendría sentido autónomo fuera de la estructura en la que se ubica.

 

         La progresión temática de una conversación suele ser diversa. Se puede dar la circunstancia de que cada interlocutor aporte un tema, o que uno de ellos decida su cambio o sus cambios sucesivos, o puede ser que la conversación sea muy equilibrada y que ambos interlocutores jueguen con un reparto igual de papeles.

         En este caso el reparto está regulado en dos grupos, la pareja, cuyo tema es su discusión y su futuro; y el grupo de amigos, cuyo tema es la pareja. Son estructuras paralelas que terminan uniéndose cuando se produce la interacción de ambos grupos.

 

         En cuanto a los rasgos pragmáticos, las funciones que predominan en los actos directivos de los intercambios dialógicos son fundamentalmente:

-pedir (normalmente una información) en los llamados erotativos.

-excusarse o agradecer, en los satisfactorios

-prometer, anunciar o amenazar en los comisorios

 

         Desde el análisis del discurso interesa un tipo de presuposición que se escapa al análisis estrictamente lógico, ya que se basa en el conocimiento previo que se da por supuesto y compartido por las personas que participan en un acto de comunicación. Este tipo de presuposición se conoce como presuposición pragmática, puesto que depende de factores contextuales e incluye el conocimiento del mundo o saber enciclopédico.

         Aquí abundan las presuposiciones, dado que los interlocutores se hallan en el mismo ambiente y conocen los temas de los que hablan.

 

2.6. Las personas del discurso

2.6.1. La inscripción de la persona en el texto

         Aparecen las tres personas del discurso: yo, tú, él /ella, nosotros, los otros (=ellos). Además, están designados por sus nombres o rasgos definidores. El diálogo permite la alternancia constante de personas, y el cambio de referencia de unas a otras dependiendo de quién sea el que asuma el papel de interlocutor.

 

2.6.2. La polifonía: voces y discurso referido

         Bajtín señala el carácter heteroglósico del lenguaje sobre la base de su fundamentación dialógica. Esto significa la multiplicidad de lenguajes y puntos de vista presentes en cada enunciado.

         Ducrot distingue entre un sujeto hablante, que puede coincidir o no con el locutor, que puede a su vez desdoblarse en la figura del enunciador.

        

         La cita es el procedimiento discursivo que incorpora un enunciado en el interior de otro con marcas que indican claramente la porción del texto que pertenece a una voz ajena. Toda cita tiene un discurso base D1 que incluye un discurso citado D2, cuyos responsables son dos locutores distintos.

         Según los rasgos lingüísticos que las identifican, las citas pueden ser de estilo directo e indirecto. La cita de estilo directo se distingue porque supone una ruptura o discontinuidad entre el D1 y el D2. Cuando se da por escrito aparecen signos gráficos que indican el inicio de la cita y su extensión (dos puntos y comillas). El estilo directo, por tanto, mantiene dos situaciones de enunciación. Es muy habitual en las conversaciones cotidianas.

         La cita en estilo indirecto es otra forma de introducir el discurso del otro, y en este caso se inscribe verbalmente como un solo locutor que incorpora un solo centro deíctico, un relacionante introductor, y el D2 que se representa con marcas deícticas correspondientes al mismo locutor que el D1. Este discurso sólo mantiene una enunciación.

         En la cita de las voces de otros puede aparecer la subjetividad, dependiendo de la intención del hablante y del verbum dicendi.

         Se habla también de estilo Directo libre cuando el verbo introductor no aparece.

 

à      En este fragmento, dado su carácter dialógico, predomina el estilo directo de los interlocutores, con o sin verbum dicendi, que cuando aparece, suele ser dijo.

         Gráficamente, sólo aparece en un caso la marca del estilo directo, las comillas, puesto que se refiere a un enunciado pronunciado por uno de los interlocutores en una etapa anterior, que vuelve a rememorar en escena.

 

Pero lo que yo le dije. “Temprano empiezas con los arrepentimientos. Qué vas a dejar para cuando te cases y tengas hijos y eso, que está peor irse de mujeres, si vas a mirar”.

 

         El estilo indirecto lo encontramos en las palabras de Luis, recogiendo las de Ángel:

diciendo que era un miserable.

         Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella.

 

Las Citas Encubiertas: Se trata de una forma solapada de introducir en el propio enunciado la voz de otros: por eso se puede decir que encontramos ecos que se manifiestan en el llamado estilo indirecto encubierto. Es una repetición de otros con apropiación. Si se adjudica la responsabilidad de la aserción a la voz correspondiente se añade una expresión citativa como: para x…, si no se adjudica a ninguna fuente se da lo que se llama una fusión de voces.

         En otros casos no hay coincidencia entre la voz del locutor y las voces convocadas. El caso más espectacular de una voz activada con la que el locutor no coincide es la ironía.

 

Texto 3. El Relato: entre Narración y Descripción

 

Camilo José Cela, Marcelo Brito

 

         Durante muchos meses no se habló de otra cosa por el pueblo.

         Marcelo Brito, el mulato portugués, cantor de fados y analfabeto, sentimental y soplador de vidrio, con su terno color café con leche, su sempiterna y amarga sonrisa y su mirar cansino de bestia familiar y entrañable, había salido del presidio. Tenía por entonces alrededor de cuarenta años y allá –como el decía- se habían quedado sus diez anteriores, mustios, monótonos, reducidos a una reproducción de la carabela Santa María, metida inverosímilmente dentro de una botella de vidrio verde, que le había regalado –sabrá Dios por qué-, con una dedicatoria cadenciosa que tardó once meses en copiar de la muestra que le hiciera vaya usted a saber qué ignorado calígrafo presidiario, a don Alejandro, su abogado, el mismo que no consiguió convencer al juez de su inocencia. Porque Marcelo Brito, para que usted lo sepa, era inocente; no fue él quien le pegó con el hacha en la mitad de la cabeza a Marta, su mujer; no fue él, que fue la señora Justina, su suegra, la madre de Marta; pero como parecía que había sido él, y como –después de todo- al juez le era lo mismo que hubiera sido como que no, lo mandaron a presidio, y allá lo tuvieron casi diez años, metiendo las largas pinzas –con las jarcias y los obenques y los foques de la Santa María- por el cuello de la botella. Sobre el camastro tenía una fotografía de Marta, su difunta mujer, de traje negro y con un ramo de azahar en la mano, y según me contó José Martínez Calver –su compañero de celda, a quien hube de conocer andando el tiempo en Betanzos, en la romería d’os Caneiros-, algunas veces su exaltación al verla llegaba a tal extremo que había que esconderle la botella, con su carabela dentro, porque no echase a perder toda su labor estragando lo que –cuando no le daba por pensar- era lo único que le entretenía. Después volvía el retrato de su mujer de cara a la pared, y así lo tenía tres o cuatro días, hasta que se le pasaba el arrechucho y lo volvía a poner del derecho. Cuando esto hacía, la cubría materialmente de besos con tal frenesí que acababa derrumbándose sobre el jergón, boca abajo, postura en la que quedaba a lo mejor hasta tres o cuatro horas seguidas, llorando como un niño.

         Una vez fueron por la penitenciaría, en viaje de estudios, unos abogadetes recién salidos de la facultad, sentenciosos y presumidillos como seminaristas del último año de la carrera, que hablaban enfáticamente de la patología criminal y que no encontraban una cosa a derechas; quiso la Divina Providencia que fueran testigos de una de las crisis de Marcelo, y como si se hubieran puesto de acuerdo, tuvieron a bien opinar –sin que nadie les preguntase nada- sobre lo que ellos llamaban caracteres específicos del criminal nato, sentando como incontrastable la teoría de que esos arrebatos del mulato no eran sino expresión del arrepentimiento que experimentaba por haber segado en flor –la frase es de uno de los letrados visitantes- la vida de la mujer a quien en otro tiempo había amado. Los abogadetes se marcharon con una sonrisa satisfecha y su aire triunfal, y yo muchas veces me pregunto qué habrán dicho si es que llegaron a enterarse de lo que más tarde hemos sabido todos: que la pobre Marta se fue para el purgatorio con la cabeza atada con unos cordeles, puestos para enmendar lo que su marido ni hizo ni probablemente se le ocurrió jamás hacer.

3.1. Modo de organización del discurso: Narración y Descripción

 

         Diversos autores han dedicado su atención a la discusión de los problemas que plantea el establecimiento de tipos de texto. De todas las propuestas, en lo que respecta al análisis del discurso ha sido fundamental el papel de la obra de Werlich, al combinar lo correspondiente al orden cognitivo con el orden lingüístico. El concepto central de su propuesta es la base textual, que reduce a cinco modelos básicos: de base descriptiva, narrativa, expositiva, argumentativa y directiva. Apunta que las bases textuales se organizan en secuencias, lo que más tarde recogerá Adam en su clasificación de secuencias textuales prototípicas, que son: narrativa, descriptiva, argumentativa y dialogal. Dado que los textos son en muchos casos heterogéneos, Adam distingue entre secuencia dominante y secundaria, y si ésta está dentro de la primera, habla de secuencia envolvente y secuencia incrustada.

 

à      En este texto, que corresponde al inicio de un cuento, la narración se convierte en el marco organizador, pero en ella se insertan frecuentes descripciones, como la que nos presenta del personaje protagonista. Veamos las diferencias entre ambos estilos.

 

3.1.2. La Narración

 

         Es una de las formas de expresión más utilizada por las personas, que abarca todos los tiempos de la cultura humana y campos muy variados de actuación.

         Según Adam, en la estructura interna de una secuencia narrativa podemos distinguir seis constituyentes básicos:

         -Temporalidad: existe una sucesión de acontecimientos que transcurre.

         -Unidad temática: se garantiza por un sujeto-actor.

         -Transformación

         -Unidad de acción: existe un proceso integrador: a partir de una situación inicial se llega a una situación final.

         -Causalidad: hay “intriga” creada a través de las relaciones causales de los acontecimientos.

 

         Los elementos comunes de una narración para Bassols (1997:169) se pueden reducir a tres: actor fijo, proceso orientado y complicado (que implica un carácter temporal) y evaluación.

 

à      Este texto es sólo un fragmento, por lo que no podemos analizar en su conjunto el desarrollo de la trama; sin embargo, el planteamiento de la situación con la presentación del personaje y la narración de un episodio acontecido en su vida nos presenta el marco perfectamente caracterizado para su desarrollo.

 

Estructuras gramaticales:    Núcleo clasificador: como reducción de un texto narrativo, seleccionamos una frase con los elementos gramaticales siguientes:

S + verbo de acción (pasado) + CCL + CCT

 

         Las circunstancias de tiempo y lugar son propias de la narración.

 

Durante muchos meses no se habló de otra cosa por el pueblo.

Marcelo Brito había salido del presidio.

 no fue él quien le pegó con el hacha en la mitad de la cabeza a Marta, su mujer; no fue él, que fue la señora Justina,

lo mandaron a presidio, y allá lo tuvieron casi diez años.

Una vez fueron por la penitenciaría, en viaje de estudios, unos abogadetes recién salidos de la facultad, quiso la Divina Providencia que fueran testigos de una de las crisis de Marcelo.

Los abogadetes se marcharon con una sonrisa satisfecha y su aire triunfal,

 la pobre Marta se fue para el purgatorio con la cabeza atada con unos cordeles, puestos para enmendar lo que su marido ni hizo ni probablemente se le ocurrió jamás hacer.

 

 

         En la estrecha relación con la estructura aparecen elementos morfosintácticos y discursivos típicos. En primer lugar, los tiempos verbales. En la narración canónica, el tiempo verbal es el pasado en sus diferentes formas, normalmente el pretérito anterior y el pluscuamperfecto; para los momentos descriptivos, de presentación del marco, el tiempo característico es el imperfecto.

 

había salido del presidio. Tenía por entonces alrededor de cuarenta años y allá –como él decía- se habían quedado sus diez anteriores, mustios, monótonos, reducidos a una reproducción de la carabela Santa María, metida inverosímilmente dentro de una botella de vidrio verde, que le había regalado

 

         Los conectores y los marcadores más usados también estarán en relación con las distintas partes de la narración. Así en la parte dedicada a la acción y a las transformaciones se utilizan preferentemente conectores y marcadores temporales, causales y consecutivos; en las partes descriptivas predominarán los espaciales y los organizadores discursivos de orden.

 

à      En este texto se ve efectivamente esa disposición, aunque la secuencia descriptiva y la narrativa se hallan mezcladas, en la parte central hay una parte más descriptiva en la que predominan las expresiones de referencia espacial, mientras que la parte final, de carácter marcadamente narrativo se estructura en torno a expresiones y marcas temporales.

 

 

3.2.2. La Descripción.

Un tipo especial de descripción: El Retrato

 

         En el retrato propiamente dicho, la operación de aspectualización suele referirse a rasgos físicos y morales y, por tanto, el tipo de léxico que se encuentra está fundamentalmente relacionado con conceptos de anatomía y psicología, aunque no sean inexistentes los retratos en que se obtiene la descripción del personaje con la operación de puesta en relación: son las cosas –el ambiente, las obras- que rodean al personaje las que nos dicen cómo es.

         Es necesario destacar la importancia de que aparezca el nombre de la persona retratada, porque la existencia de un referente único asegura el anclaje inequívoco de los elementos descriptivos.

 

à      Nuestro texto comienza con un retrato, en el que interviene como proceso caracterizador la descripción de acciones.

 

         La descripción de acciones utiliza verbos del tipo hacer, y además, las acciones descritas aparecen ordenadas cronológicamente: es por ello por lo que a veces, en una lectura superficial, se confunde con la narración. Uno de los objetivos de la descripción de acciones es caracterizar a un personaje explicando su comportamiento. En este caso, tendríamos una clase especial de retrato, en la que los predicados funcionales nos permitirían derivar las propiedades del personaje.

 

         Las descripciones son proclives a la adjetivación en todas las fórmulas posibles: calificativos, complementos preposicionales, aposiciones, cláusulas relativas. Estas estructuras adjetivas actúan como expansiones en el proceso de aspectualización.

 

         Marcelo Brito, el mulato portugués, cantor de fados y analfabeto, sentimental y soplador de vidrio (APOSICIONES), con su terno color café con leche, su sempiterna y amarga sonrisa y su mirar cansino de bestia familiar y entrañable (COMPLEMENTOS PREPOSICIONALES).

 Tenía por entonces alrededor de cuarenta años y allá –como él decía- se habían quedado sus diez anteriores, mustios, monótonos, reducidos (APOSICIONES) a una reproducción de la carabela Santa María, metida (APOSICIÓN) inverosímilmente dentro de una botella de vidrio verde, que le había regalado (CLÁUSULA RELATIVA) –sabrá Dios por qué-, con una dedicatoria (C. PREPOSICIONAL) cadenciosa (CALIFICATIVO) que tardó (C. RELATIVA) once meses en copiar de la muestra que le hiciera vaya usted a saber qué ignorado calígrafo presidiario, a don Alejandro, su abogado (APOSICIONES), el mismo que (C. RELATIVA) no consiguió convencer al juez de su inocencia.

 

Sobre el camastro tenía una fotografía de Marta, su difunta mujer (APOSICIÓN), de traje negro y con un ramo de azahar en la mano (C. PREPOSICIONALES)

 Después volvía el retrato de su mujer (C. PREPOSICIONAL) de cara a la pared, y así lo tenía tres o cuatro días, hasta que se le pasaba el arrechucho y lo volvía a poner del derecho. Cuando esto hacía, la cubría materialmente de besos con tal frenesí que acababa derrumbándose sobre el jergón, boca abajo (APOSICIÓN), postura (APOSICIÓN) en la que quedaba a lo mejor hasta tres o cuatro horas seguidas (C. RELATIVO), llorando como un niño.

         Una vez fueron por la penitenciaría, en viaje de estudios, unos abogadetes recién salidos de la facultad, sentenciosos y presumidillos (APOSICIONES) como seminaristas del último año de la carrera, que hablaban (C. RELATIVO) enfáticamente de la patología criminal y que no encontraban una cosa a derechas;

 

         En cuanto a los adverbios, en las descripciones abundan los de modo, entre los que se encuentran los cuantificadores o moduladores que limitan o intensifican el grado de aplicación de un calificativo, de otro adverbio o de un verbo.

 

inverosímilmente

casi diez años

llegaba a tal extremo

La cubría materialmente de besos con tal frenesí

hasta tres o cuatro horas seguidas

recién salidos de la facultad

 hablaban enfáticamente

 lo que más tarde hemos sabido

 

         Otros adverbios de modo (y así lo tenía tres o cuatro días) y de lugar (y allá, como él decía, lo mandaron a presidio, y allá lo tuvieron, con su carabela dentro) son utilizados en función referencial, catafórica o anafórica. Vinculados a los adverbios de lugar, hay que señalar las construcciones locativas, que se utilizan para ordenar los elementos descriptivos.

 

por el pueblo

dentro de una botella de vidrio verde

en la mitad de la cabeza

lo mandaron a presidio

por el cuello de la botella

Sobre el camastro

en Betanzos, en la romería d’os Caneiros

de cara a la pared

 poner del derecho

sobre el jergón, boca abajo

por la penitenciaría

para el purgatorio

 

         Las conjunciones no tienen mucho papel en la configuración de las secuencias descriptivas, frecuentemente las frases aparecen yuxtapuestas o conectadas mediante otros sistemas (referencias, cohesión léxica) propios de la textualidad. Las excepciones serían “como” y “que”, introductoras de comparaciones, las copulativas “y” y “ni”, y la adversativa “pero”.

 

à      En nuestro fragmento son abundantísimas las construcciones copulativas con y  y las conjunciones que, como.

 

         La subtematización[21] es decir, la aparición progresiva de nuevos temas-títulos, es característica de la descripción.

 

3.3. Cohesión y coherencia textuales

3.3.1. Procedimientos de cohesión léxica: la Referencia

 

         He aquí un cuadro-resumen de los ejemplos más significativos del fragmento:

 

1ª persona sg.

                  Pl.

Yo

Todos

 

2ª persona

Usted (2)

 

 

 

 

 

 

 

 

3ª persona sg.

Marcelo Brito (3)

El mulato portugués,

Cantor de fados y analfabeto,

Sentimental y soplador de vidrio.

Él (3)

El mulato

Su marido

Marta (2)

La pobre Marta

Su mujer (2)

Su difunta mujer

La mujer

Don Alejandro

Su abogado,

El mismo que…

La señora Justina

Su suegra

La madre de Marta

El juez (2)

 

José Martínez Calver

Su compañero de celda

3ª persona pl.

Unos abogadetes

Los abogadetes

Uno de los letrados visitantes

 

 

Entre los mecanismos que venimos estudiando, destacan:

a) repeticiones exactas o parciales:

         Marcelo Brito, Marta, su mujer, el mulato (portugués), el juez, los abogadetes

 

b) sustitución por sinónimos o cuasi-sinónimos

 

         Marcelo Brito = El mulato portugués

Cantor de fados y analfabeto

Su marido

         Marta = Su difunta mujer

         Don Alejandro = Su abogado

         La señora Justina = Su suegra

       La madre de Marta

         José Martínez Calver = Su compañero de celda

         Arrebatos = crisis = el arrechucho

 

c) sustitución por hipónimos o hiperónimos o antónimos

la Santa María = la carabela (HIPERÓNIMO)

jarcias, obenques, foques (HIPÓNIMOS) – carabela (HIPERÓNIMO)

 

d) sustitución por metáfora o metonimia

         botella – cuello

        

e) sustitución por calificaciones valorativas

La pobre Marta = Su mujer

 

3.3.2. Procedimientos de cohesión gramatical

a) La Deixis

 

-DEIXIS PERSONAL:

         Es más bien escasa, ya que al tratarse de un texto narrativo, predominan las referencias dentro del cotexto y se prefiere la anáfora como elemento de cohesión. Sin embargo, la posición del narrador respecto a la situación, que le da un papel como narratario de la historia, hace que aparezca la deixis en dos ocasiones: referida al propio narrador y al destinatario.

 

         -…vaya usted a saber qué ignorado calígrafo presidiario

-…y yo muchas veces me pregunto qué habrán dicho…

-…y según me contó José Martínez Calver

 

 

-DEIXIS ESPACIAL

 

y allá –como él decía- se habían quedado sus diez anteriores

por el pueblo

dentro de una botella de vidrio verde

en la mitad de la cabeza

lo mandaron a presidio

por el cuello de la botella

Sobre el camastro

en Betanzos, en la romería d’os Caneiros

de cara a la pared

 poner del derecho

sobre el jergón, boca abajo

por la penitenciaría

para el purgatorio

 

 

         -DEIXIS TEMPORAL:

 

Deícticos de referencia Tº

Relativas al cotexto. Referencia: y expresado en el cotexto

Por entonces, durante muchos meses, algunas veces, una vez

Sus diez anteriores, once meses, casi diez años, andando el tiempo, después, tres o cuatro días, hasta que, cuando, hasta tres o cuatro horas seguidas, en otro tiempo, más tarde

 

         Los tiempos verbales que aquí se combinan son los pertenecientes al grupo de la narración (pretérito e indefinido), apareciendo solamente el presente y el futuro en dos ocasiones en que el narrador hace un comentario:

 

sabrá Dios por qué-, con una dedicatoria cadenciosa que tardó once meses en copiar de la muestra que le hiciera vaya usted a saber qué ignorado calígrafo presidiario, a don Alejandro, su abogado, el mismo que no consiguió convencer al juez de su inocencia. Porque Marcelo Brito, para que usted lo sepa.

–la frase es de uno de los letrados visitantes- la vida de la mujer a quien en otro tiempo había amado. Los abogadetes se marcharon con una sonrisa satisfecha y su aire triunfal, y yo muchas veces me pregunto qué habrán dicho si es que llegaron a enterarse de lo que más tarde hemos sabido todos:

 

La aparición de estos tiempos de comentario en un esquema narrativo intensifica la apariencia de validez del discurso.

 

b) La Anáfora

Elementos anafóricos

LOS PRONOMBRES PERSONALES

 

como él decía = Marcelo Brito

no fue él = Marcelo Brito

parecía que había sido él

sobre lo que ellos llamaban = Los abogadetes

 lo mandaron a presidio, y allá lo tuvieron = a Marcelo Brito

algunas veces su exaltación al verla  = la fotografía de su mujer

y así lo tenía tres o cuatro días, hasta que se le pasaba el arrechucho y lo volvía a poner del derecho. = el retrato

la (=fotografía) cubría materialmente de besos con tal frenesí que acababa derrumbándose  (=Marcelo Brito)

y como si se hubieran puesto de acuerdo= (los abogadetes)

que nadie les preguntase nada (=los abogadetes)

Los abogadetes se marcharon

dicho si es que llegaron a enterarse (=los abogadetes)

que la pobre Marta se fue para el purgatorio

 

 

         LAS FORMAS NEUTRAS LO Y ELLO

 

al juez le era lo mismo que hubiera sido como que no

estragando lo que era lo único que le entretenía.

quedaba a lo mejor

sobre lo que ellos llamaban caracteres específicos del criminal nato,

de lo que más tarde hemos sabido todos:

enmendar lo que su marido ni

 

 

LOS POSESIVOS

        

con su terno color café con leche, su sempiterna y amarga sonrisa y su mirar cansino de bestia familiar (=Marcelo Brito)

se habían quedado sus diez anteriores (=Marcelo Brito)

don Alejandro, su abogado, el mismo que no consiguió convencer al juez de su inocencia. (=Marcelo Brito)

a Marta, su mujer; no fue él, que fue la señora Justina, su suegra (=Marcelo Brito)

tenía una fotografía de Marta, su difunta mujer (=Marcelo Brito)

y según me contó José Martínez Calver –su compañero de celda

algunas veces su exaltación al verla (=Marcelo Brito)

con su carabela dentro, porque no echase a perder toda su labor

el retrato de su mujer de cara a la pared

con una sonrisa satisfecha y su aire triunfal

enmendar lo que su marido ni hizo nunca (=la mujer de Marcelo Brito)

 

LOS DEMOSTRATIVOS

 

Cuando esto hacía (= sufrir una crisis)

la teoría de que esos arrebatos del mulato

        

         ADVERBIOS DEMOSTRATIVOS

-…mandaron a presidio, y allá lo tuvieron casi diez años

 

         OTRAS EXPRESIONES

         Dentro de la cohesión demostrativa han de registrarse también otras expresiones como anterior:

alrededor de cuarenta años y allá –como él decía- se habían quedado sus diez anteriores

 

         Otras expresiones anafóricas son los correlativos: el uno, el otro y otras expresiones análogas.

 

uno de los letrados visitantes- la vida de la mujer a quien en otro tiempo había amado

 

LO MISMO

Puede analizarse como un sustantivo, como una especie de proforma, posibilidad velada a las correspondientes formas concordantes.

 

al juez le era lo mismo que hubiera sido como que no, lo mandaron a presidio

 

En otras ocasiones lo encontramos con variación de género y número:

 

a don Alejandro, su abogado, el mismo que no consiguió convencer al juez de su inocencia.

 

 

         HACER COMO SUSTITUTO

-…Después volvía el retrato de su mujer de cara a la pared, y así lo tenía tres o cuatro días, hasta que se le pasaba el arrechucho y lo volvía a poner del derecho. Cuando esto hacía,

 

-…enmendar lo que su marido ni hizo ni probablemente se le ocurrió jamás hacer.

 

c) La Elipsis

         LOS ARTÍCULOS

volvía a poner del Æ  (lado) derecho

postura en la Æ  (postura) que quedaba a lo mejor hasta tres o cuatro horas seguidas, llorando como un niño.

 

 

         UN Y SUS COMPUESTOS

diciendo que era un Æ (hombre) miserable

fueran testigos de una Æ (crisis) de las crisis de Marcelo

la frase es de uno Æ (letrado)  de los letrados visitantes

 

 

         TODO

como parecía que había sido él, y como –después de todo Æ   (lo que había pasado)- al juez le era lo mismo que hubiera

habrán dicho si es que llegaron a enterarse de lo que más tarde hemos sabido todos Æ  (nosotros)…

        

OTRO, MISMO, ÚNICO, CADA

a don Alejandro, su abogado, el mismo Æ (abogado) que no consiguió convencer al juez de su inocencia.

era lo único que le entretenía.

 

SUSTANTIVOS INDEFINIDOS Y COLECTIVOS

sin que nadie les preguntase nada Æ.

        

         CARDINALES Y ORDINALES

Tenía por entonces alrededor de cuarenta años y allá –como él decía- se habían quedado sus diez Æ  (años) anteriores

 

3.4. Marcadores del Discurso

 

         En este fragmento escasean los marcadores del discurso propiamente dichos. El autor ha preferido desarrollar la cohesión mediante abundantes anáforas que enlazan los temas tratados con los sujetos a los que se atribuyen. La yuxtaposición enumerativa es abundantísima, y cuando enlaza unidades mayores, lo hace mediante largas subordinaciones cuyos nexos funcionan como conectores, pero están insertos dentro de la oración. Son abundantes también las nominalizaciones.

         Ejemplos de subordinación:

 

como él decía- se

una botella de vidrio verde, que le había regalado –

con una dedicatoria cadenciosa que tardó once meses en copiar de la muestra que le hiciera

a don Alejandro, su abogado, el mismo que no consiguió

no fue él quien le pegó con el hacha en la mitad de la cabeza a Marta

 

Porque Marcelo Brito, para que usted lo sepa, era inocente;, su mujer;

pero como parecía que había sido él, y como al juez le era lo mismo que hubiera sido como que no

 según me contó José Martínez Calver –su compañero de celda, a quien hube de conocer andando el tiempo en Betanzos,

algunas veces su exaltación al verla llegaba a tal extremo que había que esconderle la botella, con su carabela dentro, porque no echase a perder toda su labor estragando lo que –cuando no le daba por pensar- era lo único que le entretenía.

la cubría materialmente de besos con tal frenesí que

postura en la que quedaba a lo mejor hasta tres

 

         Solamente encontramos un caso que sí podríamos considerar un estructurador de la información, y dentro de este grupo, un comentador, pues de hecho se trata de un comentario del narrador sobre la situación textual.

 

pero como parecía que había sido él, y como –después de todo- al juez le era lo mismo que hubiera sido como que no

 

3.5. La progresión temática

 

El análisis del contenido del texto desde la perspectiva de Van Djik proporciona una aproximación analítica que parte del conjunto del texto, entendiendo éste como una unidad global. En vez de partir de la oración y sus componentes, parte de la hipótesis de unidades superiores de contenido a las que llama macroestructuras. La macroestructura es la proposición subyacente que representa el tema o tópico del texto y constituye una síntesis de su contenido.

         Entendemos por el campo el factor de la situación que se refiere a la esfera de actividad y la temática tratada. El léxico es uno de los indicadores más relevantes de la temática de un texto.

         Tema y esfera de actividad colaboran pues en la especificación del registro. Además del léxico, la sintaxis, la morfología y la organización del texto reciben influencias según el tema de que se trate.

 

         El tenor personal es el factor situacional que se refiere a las personas, su identidad, su posición y el grado de involucración que muestran con su mensaje.

         El tenor funcional es el factor de la situación que se refiere a las intenciones comunicativas, a las finalidades, a la intención general que lleva a producir actos de habla determinados y al tipo de secuencias seleccionadas de acuerdo con la intención discursiva.

 

         En cuanto a los tipos de progresión temática, se combinan, principalmente, el de tipo lineal y el de tema constante, ya que en una narración tan importante es asegurar la unidad temática como hacer progresar la acción con nuevos elementos y describir con detalle aquello que se crea necesario.

 

à      En este caso encontramos dos temas:

1) El primero y más importante es el estructurado en torno a Marcelo Brito, que aparece encabezando el párrafo inicial (tras una breve frase que sirve de marco espacio-temporal al texto), al cual se van añadiendo remas que nos describen primero su origen, aspecto, carácter, oficio, costumbres y comportamiento criminal que ha desencadenado el episodio narrativo.

         2) Un segundo tema aparece en el segundo párrafo, de carácter narrativo, y gira en torno a la presencia de los abogadetes en su visita al presidio.

         Se trata por tanto de una estructura de tipo lineal cuyos miembros son dos amplios párrafos en los que se desarrolla al máximo el tema del que se ocupan.

 

La subtematización es decir, la aparición progresiva de nuevos temas-títulos, es característica de la descripción. Mientras que las narraciones se articulan alrededor del mismo tema, uno de los rasgos diferenciadores de las descripciones en relación a las narraciones es que aceptan gran variedad de temas. Así pues, en lo que se refiere a la progresión temática, las secuencias descriptivas siguen, en general, el modelo de progresión lineal, en el que cada rema que se atribuye a un tema-título se convierte en tema de una nueva proposición, origen de un nuevo rema.

 

à      Para resaltar ciertos elementos, también aquí abundan las tematizaciones:

         Son especialmente frecuentes en este texto las temporales, pues muchas frases comienzan con una expresión de este tipo que sirve como conector con lo anterior y a su vez indica la progresión narrativa.

 

algunas veces su exaltación al verla llegaba

y allá se habían quedado sus diez anteriores

no fue él quien le pegó con el hacha en la mitad de la cabeza a Marta, su mujer; no fue él, que fue la señora Justina, su suegra

allá lo tuvieron casi diez años

Sobre el camastro tenía una fotografía de Marta, su difunta mujer

boca abajo, postura en la que quedaba a lo mejor hasta tres o cuatro horas seguidas

 

3.6. Las personas del discurso

 

         Narrado en tercera persona pero con intervenciones y comentarios del narrador, por lo que aparecen incursiones del yo, y de un destinatario que es el lector, al que se dirige con respeto mediante la fórmula de tratamiento usted. El grupo de destinatarios al que engloba la tercera persona es más amplio, pues aparecen los protagonistas principales: Marcelo y Marta, y los abogadetes, que son él, ella, ellos, además de otros personajes secundarios como el juez y el otro presidiario.

 

3.6.1. La inscripción de la persona en el texto

 

         Otro aspecto importante es el punto de vista. Un relato puede estar narrado en primera o tercera persona, y estar contado desde dentro de la propia narración o desde fuera.

à      En este caso el esquema es complejo, pues al inicio, aparentemente la narración parece estar realizada desde fuera por una tercera persona ajena, pero de pronto descubrimos que la voz del narrador se inmiscuye entre las líneas hablando en primera persona y apelando al lector. Parece ser que con esto trata de añadir una tercera dimensión al discurso y convertirlo en una especie de discurso referido en el que un narrador en primera persona cuenta al lector u oyente un episodio que ha vivido de cerca, y de ahí esa necesidad de expresar su opinión y recalcar su presencia.

         El narrador es omnisciente y ajeno al texto, pero hace incursiones en éste mediante la primera persona para expresar opiniones propias dirigidas a un lector u oyente.

 

3.6.2. La polifonía: voces y discurso referido

 

         Ya la primera frase del texto sirve como marco discursivo para introducir la narración. Se trata de una referencia narrativa al acto de habla que va a desarrollar a continuación:

 

         Durante muchos meses no se habló de otra cosa por el pueblo.

 

Otras referencias de este tipo tenemos en:

 

su abogado, el mismo que no consiguió convencer al juez de su inocencia.

         -tuvieron a bien opinar –sin que nadie les preguntase nada- sobre lo que ellos llamaban caracteres específicos del criminal nato.

 

Nos encontramos ante un fragmento en el que las barreras entre el estilo directo e indirecto se diluyen, pues no se reproduce literalmente la voz del personaje, pero se mezcla con las voces de autor y narrador. Encontramos estilo indirecto libre:

 

         Tenía por entonces alrededor de cuarenta años y allá –como él decía- se habían quedado sus diez anteriores.

 

         En otros casos se trata de un estilo indirecto normal, pero omitiendo a veces la conjunción subordinante que:

 

-según me contó José Martínez Calver –su compañero de celda, a quien hube de conocer andando el tiempo en Betanzos, en la romería d’os Caneiros-, algunas veces su exaltación al verla llegaba a tal extremo que había que esconderle la botella, con su carabela dentro, porque no echase a perder toda su labor estragando lo que –cuando no le daba por pensar- era lo único que le entretenía.

 

-yo muchas veces me pregunto qué habrán dicho si es que llegaron a enterarse de lo que más tarde hemos sabido todos.

        

-…sentando como incontrastable la teoría de que esos arrebatos del mulato no eran sino expresión del arrepentimiento que experimentaba por haber segado en flor –la frase es de uno de los letrados visitantes- la vida de la mujer a quien en otro tiempo había amado.

 

Es curioso señalar las puntualizaciones e incursiones que realiza el narrador, con marcado carácter irónico, y en la mayoría de los casos resaltadas entre guiones.

 

         –como él decía-

         –sabrá Dios por qué-

         vaya usted a saber

para que usted lo sepa

         –después de todo-

         –con las jarcias y los obenques y los foques de la Santa María-

         –su compañero de celda, a quien hube de conocer andando el tiempo en Betanzos, en la romería d’os Caneiros-

         –cuando no le daba por pensar-

         –sin que nadie les preguntase nada-

         –la frase es de uno de los letrados visitantes-

         y yo muchas veces me pregunto qué habrán dicho si es que llegaron a enterarse de lo que más tarde hemos sabido todos: que la pobre Marta se fue para el purgatorio con la cabeza atada con unos cordeles, puestos para enmendar lo que su marido ni hizo ni probablemente se le ocurrió jamás hacer.

 

BIBLIOGRAFÍA

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VVAA (1983): El comentario de textos, I. Madrid, Castalia.



[1] La argumentación en la lógica formal –basada en criterios veritativos- es diferente a la que se utiliza en lo que podríamos llamar lógica de la experiencia, ya  que esta última, si bien puede estar basada en hechos observables, está siempre ligada a un mundo de valores y de creencias, a una ideología, que depende de la cultura de cada comunidad de hablantes y que cobra su valor de verosimilitud en el marco de cada grupo sociocultural.

[2] Siguiendo el método empleado por Casamiglia (1999).

[3] Tomado de Bassols, (1997).

[4] Las unidades menores de la argumentación son las aseveraciones argumentativas, seguidas por el silogismo, hasta llegar a unidades mayores en que los elementos y las premisas se ordenan.

[5] Dentro de los argumentos, los autores establecen distintas clasificaciones. Primeramente se establece una distinción entre los argumentos por asociación (vid. supra) y los argumentos por disociación, que pretenden sacar partido de los pares contrarios admitidos por la mayoría de los auditorios o introduciendo otros nuevos. Incluso se consideran los que algunos autores llaman pseudoargumentos, como el ridículo, la reducción al absurdo, la ironía, las definiciones, las tautologías, o la inclusión de la parte en el todo.

[6] Más adelante explico la diferencia entre “tiempos del comentario” y “tiempos de la narración” según la clasificación establecida por Weinrich.

[7] Lo estudiaremos en el apartado destinado a la deixis.

[8] Ahora bien, no toda frase nominal definida es referencial. Las frases nominales indefinidas se distinguen entre indefinidas específicas y no específicas.

[9] Desarrollaré más ampliamente el tema de la deixis en el próximo texto, al tratar el diálogo.

[10] Tesnière (Mederos, 1988:41) habla de las clases de anafóricos y los clasifica según sea la parte del discurso a la que pertenezca el antecedente con el que se identifica semánticamente.

[11] Especialmente, las formas neutras (esto, eso, ello), tienen una referencia general y amplia, denominada anáfora extendida o globalizadora.

[12] Ya hemos señalado las construcciones con se antes.

[13] Como ya he comentado antes, no es en este texto donde aparecen este tipo de unidades. No obstante, no las omito en la clasificación general para no romper el esquema propuesto por Mederos.

[14] Tampoco éste es un mecanismo propio de la argumentación.

[15] En el límite entre conector y adverbio intraoracional.

[16] Tampoco son propios de este tipo de discurso. Los veremos en el texto dialogado.

[17] Veremos este apartado más detenidamente al tratar el diálogo.

[18] Todas estas cuestiones las analizaremos más detenidamente en los correspondientes apartados.

[19] La elipsis en los textos de carácter coloquial o dialogado es mucho mayor que en otro tipo de géneros, debido a que el número de presuposiciones es más elevado y el lenguaje más directo y veloz.

[20] Ver cuadro de la página anterior en el que se muestran las correferencias, tanto léxicas como gramaticales.

[21] Lo veremos detenidamente en el apartado dedicado al estudio del tema.