REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


RECORDATORIO DE JESÚS MONTOYA MARTÍNEZ

Francisco Javier Díez de Revenga

(Universidad de Murcia)

 

 

         El pasado mes de julio de 2007 ha muerto en Granada un gran estudioso de las literaturas románicas y murciano de pro, Jesús Montoya Martínez, catedrático emérito de la Universidad de Granada. Jesús era un hombre muy sabio, que conocía como nadie la literatura medieval en distintas lenguas románicas, y muy en especial en el gallego-portugués de nuestro rey Alfonso X el Sabio, a quien estudió durante décadas y contribuyó a difundir, con ediciones e investigaciones, sus Cantigas de Santa María.  

         Era, además, un investigador respetadísimo en el hispanismo y en el romanismo internacional, y recuerdo ahora, como referencia indeleble de su prestigio más allá de las fronteras regionales y nacionales, cuando coincidimos hace muchos años en EE. UU., en un congreso internacional en la Universidad de Kentucky, en Lexington, donde él dirigía una ponencia sobre Alfonso X el Sabio, a la que habían acudido los máximos especialistas mundiales en la obra literaria del gran monarca medieval.

         Jesús había nacido en Caravaca de la Cruz en 1930. Realizó estudios eclesiásticos en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, en donde fue compañero, entre otros, del padre blanco, Antonio Molina Molina, misionero murciano que ha recorrido, en su dilatada carrera, muchos mundos. Jesús se licenció en Filosofía en Salamanca y en Teología y Pastorales en Roma, y, cuando regresó a nuestra diócesis de Cartagena, con tan brillantes estudios, sus superiores lo enviaron al «baño seco», como se decía entonces, a ser cura del Albujón y encargado de Lobosillo. Estuvo muchos años en Yecla y llegó a ser, ya en Murcia, cura de San Lorenzo, mientras que en la diócesis desempeñó, de acuerdo con su especialidad, el puesto de Consiliario de Pastoral.

         Por aquellos años su afán por saber más lo llevó a estudiar Filosofía y Letras (Sección de Filología Románica) en la Facultad de la Universidad de Murcia entre 1963 y 1968. En aquellos cinco años heroicos fuimos compañeros de curso, aunque él, lógicamente, algo mayor que los demás, destacaba como un estudiante con una formación previa muy sólida de latinista, de teólogo y de filósofo. Terminada la carrera se especializó en literaturas medievales románicas, y fue Profesor Ayudante del Departamento de Filología Románica, de la Universidad de Murcia, desde 1968. En 1970, bajo la dirección de Luis Rubio García, presentó su tesis doctoral sobre Las colecciones de milagros de la Virgen en la Edad Media, y en 1974 obtuvo, por oposición, la plaza de Profesor Adjunto de Filología Románica y Literaturas Románicas de la Universidad de Granada. Se secularizó y se casó con otra gran investigadora y recordada docente y amiga, Aurora Juárez Blanquer (1944-1994), profesora también de Filología Románica en Murcia y en Granada, que murió pronto y con la que había tenido dos hijos.

         En 1984 obtuvo la cátedra de Filología Románica (Literaturas Románicas) de la Universidad de Granada, donde dirigió un grupo de investigación pionero y emprendedor denominado Retórica medieval. Era Académico Correspondiente de la Real Academia Alfonso X el Sabio desde el 11 de mayo de 1995. Se jubiló en 2000, e hispanistas y romanistas del mundo entero le dedicaron un homenaje titulado Literatura y cristiandad. Homenaje al Profesor Jesús Montoya Martínez.

         No es posible, en el espacio de este recordatorio, enumerar sus importantísimas publicaciones, muy valoradas por especialistas internacionales, que abrieron caminos de conocimiento y líneas de investigación en el campo de las literaturas románicas que han seguido otros investigadores. Pero entre ellas, nuestros lectores habrán de tener muy en cuenta algunos de sus libros como Las Colecciones de Milagros de la Virgen en la Edad Media (El Milagro Literario) (1981), Estudios Alfonsíes. Lexicografia, Lírica, Estética y Política de Alfonso el Sabio, (1985), Narrativa Breve Medieval Románica (realizada en colaboración con Aurora Juárez y Juan Paredes Núñez) (1988), Andalucía en las Cantigas de Santa María, en colaboración con Aurora Juárez (1988), La norma retórica en tiempos de Alfonso X (1994). El prólogo literario en la Edad Media (1998) El Scriptorium alfonsí. De los libros de Astrología a las Cantigas de Santa María (1999) y Composición, estructura y contenido del cancionero marial de Alfon­so X (1999).

         No son menos útiles algunas de sus ediciones, cuyos estudios y anotaciones tanto han aclarado textos particularmente difíciles. Así ocurre con Gonzalo de Berceo: El Libro de los Milagros de Nuestra Señora (1986), con Alfonso X: Cantigas de Santa María (1988) y con O cancioneiro marial de Alfonso X, o Sabio (1991); o con la traducción y estudio del libro medieval básico en este tipo de literatura de leyendas marianas: Gautier de Coinci: Milagros de Nuestra Señora (1989).

         La filología española ha perdido un investigador incansable que, aunque deja tras de sí una obra valiosa y respetada, aún podía haber logrado resultados notables ya que eran varias las investigaciones que ahora, en su tiempo de emérito, había emprendido con el entusiasmo de siempre. Sin duda, su memoria quedará en sus libros y en su obra, ahora que sus frecuentes y constantes visitas a la tierra que le vio nacer ya no serán posibles.