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LENGUA ORAL Y LENGUA
ESCRITA EN
Mohamed El-Madkouri Maataoui
(Universidad
Autónoma de Madrid)
Abstract
La lengua es social, ya lo había dicho Saussure. No
obstante, la llegada de otros hablantes, de otros cánones lingüísticos y
culturales nos hace ahora más conscientes de ello. Y no sólo desde el punto de
vista de la curiosidad científica, sino también desde la necesidad de abordar
las nuevas realidades socioculturales. El fenómeno de la inmigración obliga a
una reconsideración de los estándares lingüísticos y de los parámetros de
dominio y eficiencia lingüísticos. Hablar “correctamente” una lengua, vistas
las distintas modalidades lingüísticas de los inmigrados, ya no es solamente un
saber formal de tipo gramatical y léxico. Hablar correctamente, según veremos,
es adecuar el discurso a una situación comunicativa determinada. Es decir, que
hablar correctamente es, además de ajustar los enunciados a los parámetros
formales de una lengua determinada, corresponder a una serie de otras reglas
invisibles y no escritas. Estos parámetros corresponden a las sociedades y
culturas, tanto de partida como de llegada.
La lengua es oral. Y es a este nivel que actúa el intérprete en los
Servicios Públicos. Además, la lengua es variable y se presenta ante éste de
modo variado. La gramática normativa y el léxico, debidamente definidos,
explicados y regularizados en los diccionarios y en los manuales, sirven sólo
parcialmente. De hecho, “el uso de la lengua estándar y las lenguas estándar
son esencialmente convenciones arbitrarias que sólo en la escuela pueden ser
aprendidas. De ahí su efectividad para mantener las barreras entre los grupos”
(Romaine 1996: 239). Lo que prima en la labor del intérprete en los Servicios Públicos
es cómo el hablante, en la situación social de comunicación, emplea el léxico y
en qué sentido. Los hablantes nos comunicamos en una variedad lingüística
determinada y de conformidad con los patrones de una cultura determinada. El
sentido y la significación de nuestros enunciados vienen, además de nuestra
voluntad expresiva, codificados social y culturalmente. Estos tres factores,
como mínimo, participan en la variación del sentido de las palabras de la
lengua y del discurso de sus usuarios y, por tanto, participan en la
comunicación. Una comunicación que se hace, a veces, difícil por la nueva
realidad multilingüe y multicultural de muchas sociedades del primer mundo,
especialmente por el fenómeno de la inmigración.
Palabras Clave
Traducción. Interpretación. Variación lingüística.
Escritura y oralidad. Lengua y cultura. Servicios Públicos. Inmigración.
Cognitivismo y pragmática
Abstract
Language
is social and it is this very social dimension that the Public Service
interpreter must have in mind when performing. What is more, language is
variable and it manifests itself before the interpreter in a variety of forms.
This is why normative grammar and lexicon are only of limited use to the
interpreter. What is more important for this professional is how and in what
sense a speaker from a specific group uses language in a specific communicative
situation. For speakers communicate through a specific linguistic variety and
in accordance with specific cultural norms. In other words, the meaning of a
speaker’s utterances is not only the result of their communicative intention
but also of social and cultural codes. These three factors, at least,
contribute to the variability of meaning and, therefore, participate in
configuring communicative events. In this paper I will deal with Public Service
Interpreting as a complex communicative situation, given the fact that it takes
place in a new multilingual and multicultural situation, using sociolinguistics
as a theoretical framework, with some references to ethnolinguistics, knowing
that Public Service users come from different countries and cultures.
Language
is oral and it is this very social dimension that the Public Service
interpreter must have in mind when performing. What is more, language is
variable and it manifests itself before the interpreter in a variety of forms.
This is why normative grammar and lexicon are only of limited use to the
interpreter. What is more important for this professional is how and in what
sense a speaker from a specific group uses language in a specific communicative
situation. For speakers communicate through a specific linguistic variety and
in accordance with specific cultural norms. In other words, the meaning of a
speaker’s utterances is not only the result of their communicative intention
but also of social and cultural codes. These three factors, at least,
contribute to the variability of meaning and, therefore, participate in
configuring communicative events. In this paper I will deal with Public Service
Interpreting as a complex communicative situation, given the fact that it takes
place in a new multilingual and multicultural situation, using sociolinguistics
as a theoretical framework, with some references to ethnolinguistics, knowing
that Public Service users come from different countries and cultures
Key words
Translation,
Interpreting linguistic variation, literacy and orality, language and culture,
Public Services, migration, cognitivism and pragmatics.
La inmigración es por naturaleza
heterogénea. Los inmigrados pueden ser jóvenes o mayores y además pertenecen a
otras culturas que disponen de otros parámetros para el uso de la lengua. De
hecho hablar bien una lengua no se mide exclusivamente con parámetros
gramaticales. Hablar bien una lengua es, también, adecuarla a las
circunstancias comunicativas. Hablamos bien una lengua si lo hacemos
correctamente desde el punto de vista gramatical, pero también si nos ajustamos
a las distintas normas sociales y culturales produciendo un discurso acorde con
la situación de comunicación. La reglas no son, por ello, sólo gramaticales,
sino también morales, éticas, sociales, grupales, ideológicas o incluso
religiosas… La variación abordada en
este trabajo se entiende, por tanto, como las formas diferentes de expresar lo
mismo dentro de la nueva realidad social y socio-comunicativa propiciada por
los inmigrados. Hablar de una manera cursi o de una forma
barriobajera es hablar a la vez bien y mal, dependiendo del punto de vista
del destinatario o del receptor. Una persona que habla de una forma
barriobajera habla bien en su contexto y con los interlocutores que
comparten el mismo sociolecto y registro lingüístico y estaría hablando mal si
hablara de una manera cursi, y viceversa. Este fenómeno es aplicable en
gran medida también a la inmigración. No obstante, el diagnóstico se complica
aún más cuando estos fenómenos propios de la lengua se dan en otros ambientes
en los que se carece de información sobre estos fenómenos en la lengua y
cultura de origen. De estas variaciones se ocupa la sociolingüística, pero
sobre todo, y especialmente, la etnolingüística definida como la ciencia que se
dedica al “estudio de la variedad y variación del lenguaje en relación con la
civilización y la cultura” (Coseriu 1981b: 10). Este tipo de variación y
variedad afecta la comprensión y expresión en el proceso de comunicación en los
Servicios Públicos. No sólo se precisa dominar la variación lingüística para entender,
sino también aprehender las estrategias adecuadas para su expresión cuando
los agentes públicos precisan saber cómo habla exactamente un individuo.
Pues la significación no está sólo en los contenidos, sino también en la forma
de expresarlos lingüísticamente.
En todo caso, cuando se trata de
la lengua o lenguas de los inmigrados, la tarea comunicativa se complica más
por los posibles prejuicios almacenados sobre la especial relación entre
escritura y oralidad y entre la lengua y cultura del Yo y la del Otro:
Las manifestaciones culturales no
se pueden evaluar respecto de parámetros de excelencia o eficacia, sino que hay
que considerarlas en sus propios términos y en todas sus dimensiones. No
tendría sentido comparar el sumo con la lucha canaria para saber cuál es mejor
o más perfecto; cada uno tiene sus peculiaridades culturales y hay algunos
aspectos que los asemejan y otros que los diferencian. Términos como sencillo,
fácil, difícil, complicado, primitivo, avanzado no tienen mucho sentido
para estudiar y comparar las tradiciones culturales de las sociedades humanas
(Moreno Cabrera, 2005:147)
Las lenguas y las culturas son
variables y distintas. Cada una es valorada positivamente por la gran mayoría
de las personas que se consideran adscritas a la misma. Este hecho es
importante desde el punto de vista de la traducción e interpretación en los
Servicios Públicos no sólo porque se tratase de una ética o de una ideología
igualitaria, sino que participa en la correcta aprehensión de las distintas
significaciones lingüísticas y su correcta versión en otra lengua. Esta
caracterización del lenguaje natural y de su entorno cultural afecta a todos
los niveles de la lengua y a las reglas, lingüísticas y extralingüísticas, que
condicionan el comportamiento lingüístico y la interacción comunicativa. Son
casos, los del entorno de los inmigrados, en que se percibe cierta desigualdad
y desequilibrio en la relación entre el Yo y el Otro.
Los documentos que los inmigrados
proporcionan pueden dividirse, desde el punto de vista de la lengua de tus
textos, en dos grupos: textos-plantilla y textos-redactados. Esta división es
importante desde el punto de vista de la traducción ya que el traductor puede
en el primer caso trabajar con plantillas de traducción, mientras que en el
segundo cada documento es siempre “único”. Y lo es aún más, en el último caso,
cuando dicho documento viene redactado en una lengua que no es la nativa del
país de origen, caso del francés en la mayoría de los países africanos.
Los “papeles-Textos” que los
inmigrados presentan para traducir son documentos, es decir, que tienen una
serie de características universales que les confieren dicha categoría.
Estas siete características
generalmente presentes en cualquier documento, lo universalizan ofreciendo las
condiciones para su homologación en otra lengua, en otra legislación y en otro
marco cultural. No obstante esta homologación documental no siempre es posible.
Una partida de nacimiento es una partida de nacimiento universal
independientemente de su nacionalidad, de la lengua en que venga redactada y del
marco jurídico y cultural en que fue expedida. Es un documento que certifica universalmente
una serie de extremos: nombre auténtico del interesado, su fecha y lugar de
nacimiento, su filiación y su nacionalidad. Eso quiere decir que existe un
número de convencionalismos verificables en este tipo de documentos. No
obstante, un cerificado que se podría tener en el país de origen como
certificado de matrimonio, es denegado en España como prueba del vínculo
matrimonial. Shahadat at-taqarur bi zawyiyya en la que una pareja invita
a doce testigos ante el Juez de Familia (en Marruecos, por ejemplo) para que
presten testimonio de que llevan “casados” varios años o meses… y quieren
documentar una situación que en España se entendería como una especie de matrimonio
de hecho. Sin embargo, dicho documento no es homologable a efectos legales
para su inscripción en el Registro Civil español, por ejemplo, y corresponde a los contrayentes, abuelos en
algunos casos, casarse de nuevo o –según ellos- “re-casarse” en España,
reconociendo posteriormente a los hijos “prematrimoniales”. Esta variación
documental genera también una variación lingüística en su expresión. El
intérprete social se las tiene que ingeniar para evitar la expresión matrimonio
de hecho con la cual el funcionario o funcionaria le estaría intentando
explicar al usuario que “ese documento no vale”, especialmente si el cliente
del servicio es una persona marroquí mayor. Éste entendería que le están
diciendo que llevaba una vida “indecente” de “adulterio” con su cónyuge de toda
la vida. Un buen intérprete “sustituiría”, homologando, el discurso de la
administración por otro que el usuario anterior puede comprender sin protestar
ni echarles miradas incrédulas o agresivas tanto al funcionario como a su
intérprete (especialmente si es de la misma cultura que él y que se supone
“sabe que lo que le están diciendo no es verdad”)
-
Intérprete: Este documento no le sirve porque
legalmente no se lo pueden admitir. En caso contrario sentaría un precedente y
tendrían que legalizar la situación de todos los que viven juntos sin estar
casados. Los matrimonios de hecho, no son “legales” en España.
-
Usuario: (Frase en árabe)
-
Intérprete: No tengo otro documento más que este. Ese
es mi certificado de matrimonio.
-
Funcionario: Ya, pero este no le vale, tiene que traer
otro.
-
Intérprete: (sin traducir lo anterior porque sabe que
no existe, pregunta al funcionario) ¿Puede volverse a casar aquí?
-
Funcionario: Si quiere, pero tendrá que traer nueva
documentación y pedir cita.
Esta situación se bloquea al
requerirle un certificado de estado civil. En su país de origen no se lo van a
dar, legalmente, porque está casado. Con lo cual para no resolver el problema
mediante recursos y denuncias que tardan años en resolverse, la pareja se
divorcia de mutuo acuerdo en su país de origen para volver a casarse conforme a
los reglamentos del Registro Civil en España.
En todos estos casos de
interpretación el discurso original no se corresponde sintáctica y
semánticamente con su traducción. El funcionario sólo puede decir que dicho
documento no es válido como prueba de matrimonio y el usuario no entiende
porque le “complican la vida” rechazando su documento de matrimonio y
pidiéndole otro que no tiene, ni puede conseguir. El funcionario, en su calidad
de miembro de la administración, no puede admitir las razones de su solicitante
ni saber nada de “su problema” y, a veces, ni le interesa. La función del
funcionario es reunir una serie de documentos en una subcarpeta y pasarla, en
este caso, al juez del Registro. Corresponde al inmigrante, en estos casos y a
este nivel, comprender las “razones” de
En interpretación estos documentos
son los que más dificultades presentan por las siguientes razones:
Más que de interpretación, el
intérprete en los servicios sociales se ve involucrado en situación de crisis
comunicativa que le convierten en un mediador. En la mayoría de los casos el
inmigrante, para el funcionario, “no entiende, o no quiere entender”, y éste
para aquél “le pone las cosas muy difíciles porque no es de aquí”
La partida de nacimiento es ante
todo un texto con una estructura con formato de
impreso. Las partidas de nacimientos comienzan, por lo general, con un
membrete en que especifica el nombre de la nación, del ministerio que tutela al
Registro Civil (Justicia, Interior, Administraciones Públicas,…), el nombre de
la autoridad local donde se ubica el Registro Civil. Además de estos datos que,
junto con otros, oficializan el documento, éste consta de un título que
especifica el nombre del mismo (partida de nacimiento, por ejemplo) y su
naturaleza (literal, en extracto, resumida…). El documento termina, luego, con
dos datos no menos importantes: la fecha de su expedición y la autoridad que lo
firma.
Estos datos constan en la mayoría
de los tipos de partidas de nacimientos aunque el orden de aparición y
ordenación del texto varía de un país a otro. En algunas ocasiones, como en los
expedidos en
Lo que es invariable en este caso
no es el texto, sino sus características. El texto de las partidas de
nacimiento suele ser, por lo general, breve y denotativo. Viene organizado en
reglones y pequeños párrafos bien delimitados y claros. En algunos tipos de
partidas de nacimiento, como el español, estos párrafos vienen titulados: datos
del nacido, nombre del padre, nombre de la madre, declarante,…
El texto de la partida de
nacimiento por su contenido es universalizable. En todos los tipos de partidas
consultados para este trabajo (Irlanda, Francia, España, Portugal, Marruecos,
Argelia, Túnez, Egipto, Camerún, Gongo y Gabón) el texto suele ser el mismo
aunque expresado en lenguas distintas.
La lengua de este tipo de
documentos, del mismo modo que el texto,
es sencilla si exceptuamos algunas expresiones prototípicas del tipo:
-
Copia conforme con el original
-
Correspondencia de los presentes datos con los consignados
en el registro civil
O algunas expresiones
especializadas del lenguaje jurídico-administrativo como:
-
Oficial del Registro Civil
-
Registro Civil
-
Ministerio de Justicia
-
Ministerio del Interior.
Sin embargo, estas expresiones
prototípicas y expresiones especializadas, presentan cierta variabilidad cuando
se trata de documentos procedentes de algunos países subsaharianos de lengua
francesa. El registro lingüístico utilizado, el vocabulario y la sintaxis
corresponden a una lengua francesa en desuso en comparación con lo usual en
Si exceptuamos el fenómeno
anterior, tanto las partidas de nacimiento como los certificados penales o de
fe de vida individual o colectiva no presentan gran variación lingüística con
respecto a la lengua escrita estándar.
La variabilidad en la
documentación y en los discursos de los inmigrados no es sólo lingüística, sino
también tipológica. Es decir, que el número de los documentos que un país
prepara, proporciona o puede proporcionar a sus ciudadanos no se corresponde
necesariamente con los de otro país. Un documento oficial que especifique la
confesión de un ciudadano no existe en España ni antes ni después de la
instauración de la democracia y de la libertad religiosa. En Marruecos tampoco
existe, pero sí en estados árabes multiconfesionales como Siria, Líbano,
Jordania o Palestina. En algunos casos, como en Irak, la confesión viene
mencionada en el documento nacional de identidad. En España el certificado de
divorcio es, en realidad, una nota al margen izquierdo del certificado de
matrimonio. Es decir, lo que existe realmente es el certificado de matrimonio
sobre el cual se hace constar, en caso de divorcio, que dicho matrimonial queda
disuelto por el divorcio, por otra circunstancia: defunción,… El que no exista
otro certificado autónomo e independiente del divorcio puede que corresponda,
muy probablemente, a condicionamientos de tipo cultural. En las culturas con
sustrato cristiano, las personas se casan una vez en la vida. En la tradición
europea, las variaciones que podía sufrir una unión matrimonial –mediante su
divorcio- no se presentaban ni siquiera como posibilidades. El esposo y la
esposa “contraen matrimonio ante Dios” y para siempre. De hecho, el matrimonio
se presentaba como una unión divina que el hombre no puede separar. Quizá por
ello, la constancia documental del divorcio se presenta como una nota marginal
al auténtico certificado de matrimonio.
Por ello, cuando a un inmigrado,
casado y divorciado en su país según su tradición “musulmana”, se le requiere
el “certificado de divorcio”, lo que en realidad se le pide son dos documentos:
el certificado de matrimonio además de la constancia de divorcio. Ahora bien,
en la casi totalidad de los países árabes el documento de divorcio es autónomo
y separado del certificado de matrimonio, además, ni siquiera es una sentencia
judicial. Dos personas acuerdan disolver su matrimonio, comparecen ante el juez
notarial y éste autoriza a un notario levantar acta de dicho de divorcio.
Además, existen varios de tipos de divorcio:
Talaq Jul`í: Divorcio Jul`í |
Divorcio pedido
o acordado por la esposa. |
Tālaq
Riy`í: Divorcio Rij`í |
Divorcio pedido por el esposo. |
Taţlīq: Divorcio
judicial |
Divorcio
judicial (a instancias del ministerio fiscal o mediante sentencia judicial):
en caso de desaparición de uno de los cónyuges, por malos tratos, por defecto
o disfunción del cónyuge (ocultada antes del matrimonio) , por condena a prisión de larga duración
de la cual resulta perjudicado el/la denunciante) |
Tālaq
qabla al-binā´: |
Divorcio antes
de la consumación del matrimonio |
Esta variabilidad no es sólo
lingüístico-terminológico-conceptual, sino que tiene repercusiones legales que
el traductor debe saber para afinar la traducción del texto. Cada una de las
denominaciones produce una serie de efectos jurídicos y judiciales distintos.
En todo caso, desde el punto de vista de las obligaciones materiales, pensión,
alojamiento,… existen dos conceptos: pago o renuncia. Si el divorcio lo pide el
esposo abonará todas las obligaciones legales derivadas del divorcio: pensión
de la esposa, alojamiento digno, compensación por el divorcio. Si la que pide
el divorcio es la esposa, renuncia a ello o llega a un acuerdo arbitral con su
esposo. Éstas son las diferencias entre el divorcio de tipo Jul`í y el
de tipo Riy`í. Éste comúnmente y, a veces, malamente traducido por Revocable,
causa ciertos problemas con la administración española que exige el divorcio definitivo.
Ahora bien, un documento que se llame explícitamente divorcio definitivo,
o que tengo la expresión divorcio definitivo no existe para este tipo de
divorcio. Además, da la casualidad que divorcio definitivo si existiese
como documento significaría un divorcio con el cual una persona no puede volver
en matrimonio con otra, bajo ningún concepto, ni siquiera celebrando un
matrimonio nuevo. Es decir, que al tercer divorcio con la misma persona ya no
procede volver a contraer matrimonio con ella. En una pareja sólo se permiten
dos divorcios seguidos. Si se divorcian por tercera vez ya no pueden volver al
matrimonio aunque fuera mediante nuevo matrimonio. Además, lo de “revocable” en
el divorcio revocable, sólo lo es en los tres meses subsiguientes a su
pronunciamiento. Teóricamente el legislador habría dejado este tiempo
prudencial para que el esposo que insiste en divorciarse, si no puede hacer
frente a los compromisos derivados de su divorcio, recapitule sobre sus razones
y vuelva con su esposa. Se entiende, en este tipo de divorcio revocable, que
la esposa no consiente, ni está de acuerdo en divorciarse. En el caso inverso,
cuando la esposa es la que pide el divorcio Talaq Jul`í, éste surte
efectos al día siguiente de su pronunciamiento no admitiendo ninguna
revocación. En caso de reconciliarse la pareja puede volver a casarse como si
se tratara de un matrimonio nuevo.
Esta variación terminológica
expresa una tipología documental asimétrica con lo que estable el Código Civil
español. Éste estipula un solo tipo de divorcio donde el Estatuto Personal
marroquí, por ejemplo, ve cuatro. El Talaq qabla al-bina´ se entiende
como un divorcio antes de la consumación del matrimonio. Es decir se trata de
dos personas casadas legalmente, esto es, documentalmente (en papeles), pero no
casadas de hecho porque no han vivido juntos. Los bienes de este tipo de
parejas se limitaría al intercambio de regales si los hubiese y algún
patrimonio común que tuvieran, pero éste no se entenderá como bienes
gananciales o matrimoniales, sino como bienes societarios.
El ejemplo de la no asimetría
entre las pruebas documentales del matrimonio y del divorcio no sólo produce
problemas de comprensión, sino también, a veces, de homologación. Téngase en
cuenta que el certificado de matrimonio en algunos países árabes, como en
Marruecos por ejemplo, son actas (se llaman precisamente actas de
matrimonio o de divorcio) en las cuales los contrayentes o divorciados pueden
acordar y llevar a escritura pública lo que les pareciese oportuno.
Otro de los documentos, por citar
sólo unos cuantos ejemplos, es la exigencia de un certificado médico para
contraer matrimonio. Los novios deben sacarse un certificado médico de que no padecen
ninguna enfermedad contagiosa o disfunción física o psíquica incompatible con
la institución matrimonial. Algunos médicos de
-
¡Y qué voy a poner! ¡Cómo voy yo a saber si el tío es apto
o no apto para el matrimonio! Eso sólo lo sabrá el mismo… y ni eso… ¡ni
siquiera sé yo de mi mismo si soy apto para el matrimonio como para saberlo de
otros!
-
Le pides una analítica y vistos los resultados le
extiendes o no el certificado.
En este caso es el intérprete el
que asesora al médico, pero para ello se necesitan como mínimo dos factores: a)
la disponibilidad y la aceptación del médico a ser asesorado por un “mero
conocedor de lenguas” y b) el conocimiento de la cultura, de los documentos y
de la legislación del país de origen del inmigrado.
A nuevas realidades, nuevos
conocimientos. La lengua del inmigrado es ya una realidad en España y precisa
de nuevas descripciones lingüísticas y de nueva preparación intercomunitaria de
comunicación. No hablamos sus lenguas y ellos tienen todavía dificultades en
hacerse entender en la nuestra. Tanto ellos como nosotros precisamos de
traducción para comunicarnos. Por eso el intérprete social desarrolla su labor
mediadora allá donde van los inmigrados: comisarías, hospitales, juzgados,
ayuntamientos,… por lo cual no sólo varían los discursos y la naturaleza del
lenguaje utilizado, sino también la especial relación funcionario-autoridad /
usuario-inmigrado. El discurso manejado por los polos que el intérprete social
intenta poner en contacto no siempre corresponde a las convenciones de su
género. El destinatario impone o condiciona la manera de dirigirse a él. En
este sentido, el discurso inmigrado se presenta como atípico ya que sus
motivaciones e implicaturas no se corresponden a los estándares discursivos
propios de la sociedad de recepción, especialmente cuando se trata del discurso
oral.
El discurso inmigrado no siempre
se corresponde con el francés del Institut Français, ni con el inglés de
Scholars in the field of rhetoric have articulated a view of genres as
conventionalized discourse practices which arise in response to the exigencies
of recurrent social situations (Berkenkotter and Huckin 1995, Kamberelis 1995;
Miller 1984; Yates and Orlikowski 1992). While theories of genre as those
features in relationship to the functional purposes of the discourse, the
situational context in which it is produced, and the wider socio-cultural
milieu (Günthner and Knblauch 1995) (Dickel Dunn 2005: 206)
En este sentido la función del
discurso y su propósito, el contexto y la situación de su producción y el medio
sociocultural son determinantes no sólo para la producción sino para la
recepción. Un solicitante de asilo, con derecho a ello o sin él, proyecta su
“conocimiento” sobre el país de recepción, sobre España en este caso. Ejemplo
de ello es este diálogo entre el solicitante iraquí de asilo, de confesión
cristiana, el funcionario del Ministerio de Justicia español (de convicciones
indeterminadas) y el intérprete de árabe (de confesión musulmana):
-
Solicitante: /segmento en árabe/
-
Intérprete: En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.
-
Funcionario al intérprete: Dile que corte el rollo y que
vaya directo al grano… ¡los motivos!
-
Intérprete al funcionario: ¡Se lo traduzco así!
-
Funcionario: ¡No hombre, no!
-
Intérprete al solicitante (en árabe): Le dice que sea
preciso y se centre en los hechos y motivos que puedan probar que Vd. es
perseguido en su país.
Esta complejidad discursiva,
frecuente en las entrevistas de solicitud de asilo y refugio y en los
interrogatorios policiales, son frecuentes. La configuración del discurso
inmigrado, en estos contextos, viene determinada mental y culturalmente
no sólo en su nivel macrodiscursivo y argumental, sino también su nivel
microdiscursivo:
Mental imagery of the surrounding environment, whether rendered
depictive or propositional, is often compared to a map that coordinates our
spatial positioning and movement (e. g. Downs & Stea 1973; Kosslyn 1990;
Golledge 1999). Although such a map is usually assumed to an individual
construct, I would rather focus on cooperative management of special
imagery in this study. Thus I use the term “mental map” rather broaldly here to
address socio-cognitive configurations motivated by spatio-temporal imagery and
constructed by the corresponding linguistic tokens. (Dickel Dunn
2005: 210-211)
En este sentido los mayores casos
de variación y variabilidad léxico-semántico-pragmática se resuelven en el
nivel cognitivo. Es decir, en un espacio mental conformado por la mente, la
lengua y la cultura como marco de interacción con los primeros. Ejemplos de los
ello la apreciación del tiempo y del espacio y su expresión lingüística.
En los interrogatorios y en los
cuestionarios dirigidos, en este caso, a los solicitantes de asilo, el
funcionario de Policía o de Justicia vertebra su discurso sobre la cronología
en su entrevista con el solicitante. El agente de la autoridad manifiesta un
especial interés, que puede no ser explícito, en determinar lo que una persona
ha hecho o dejado de hacer durante el periodo de tiempo que considere oportuno.
El interés en este caso se centra en la verificación de la coherencia
discursiva desde el punto de vista temporal.
Sin embargo, hemos observado que
muchos refugiados de origen árabe, especialmente iraquíes y sirios, prestan un
discurso centrado en los hechos, y no en la cronología temporal. Puede contar
lo que le ha pasado o lo que ha hecho, pero muchas veces le cuesta localizarlo
en el tiempo. Puede recordar que un determinado acto tuvo lugar de noche o de
día, en invierno o en primavera, a principios o finales de tal mes, pero (sin
pretensión de generalizar) le cuesta determinar qué hora del día, qué día del
mes y qué mes del año.
En ambos casos, tanto en el
discurso requerido por el agente como en el que el solicitante puede
proporcionar, se trata de narrar unos hechos. Sin embargo el punto de vista es
distinto entre los dos polos del intercambio comunicativo. En el caso del
agente la cronología de los hechos es importante para redactar su informe. En
el caso del solicitante árabe de asilo, sin embargo, son los hechos los que
–para él- revisten cierta importancia independientemente de cuándo hayan
ocurrido realmente.
Otro de los factores importantes
en la coherencia discursiva de una entrevista de asilo es el espacio. Éste
junto con el tiempo configuran el discurso que a los agentes judiciales y
policiales les interesa. Éstos quieren determinar espacios, lugares y
topónimos, para: a) poder determinar primero si el solicitante es
verdaderamente de dónde dice que es y, b)
averiguar la veracidad de los hechos sostenidos por el solicitante. Sin
embargo, éste podría estar viajando de noche y escondiéndose de día, o podría
ser sencillamente analfabeto que no sabría leer los letreros de los lugares por
donde hubiese pasado. Un inmigrante iraquí de Bagdad podría afirmar con toda
seguridad que habría llegado a Turquía pasando por Kurdistán y Siria,
sencillamente por el cambio del paisaje humano y de la lengua. Estos viajes
suelen ser organizados por militantes de la oposición o incluso por mafias de
tráfico de seres humanos, por lo que el viajero-solicitante se desplaza en el
espacio sin saber por dónde le llevan para llegar a donde quiere ir. Muchas
veces “lo embarcan para Alemania” que es lo que él quería, pero aparece en
Madrid-Barajas. Esta información extralingüística es importante para aprehender
la confección del discurso en la situación arriba mencionada. En este caso, el
solicitante no solo no sabe reconstruir el trayecto de su viaje, sino que ni
siquiera aparece donde quería aparecer. El resultado es un discurso que en
absoluto se corresponde con las expectativas de sus oyentes. El traductor se
ve, en este caso, entre dos posibilidades productivas en español: a) eliminar
los espacios silenciosos en la producción lingüística de a quien traduce o b)
mimetizar la forma de producción de éste. En ambos casos, la eficiencia
comunicativa depende de la aceptación del receptor (agente de la autoridad).
Eliminar los espacios silenciosos por parte del intérprete puede interpretarse
como una alianza intérprete-cliente ya que el agente de la autoridad verá que
“cómo habla el extranjero” no es “cómo lo reproduce el intérprete”.
El intérprete en los Servicios
Públicos se mueve en un universo ampliamente pragmático en el cual el
conocimiento gramatical y léxico de sus lenguas de intercomunicación son sólo
parte de lo que ha de aprehender para una mediación exitosa. Incluso en los
niveles más elementales de la lengua, y dentro de la misma sociedad, se ha
observado que:
Un grupo de alumnos negros de
enseñanza media obtuvo 36 puntos más que los blancos de su curso en un test
llamado BITCH-100 (Black Intelligence Test of Cultural Homogeneity [Test de
Inteligencia de Homogeneidad Cultural para Personas de Color), que contenía 100
unidades léxicas usadas en el argot afroamericano. Tal diferencia refleja el
hecho de que los estudiantes blancos tienen menos posibilidades que los negros
de adquirir esas palabras a través de la experiencia cultural. (Bello Reguero,
1997: 118)
De hecho, son los conocimientos pragmáticos los que
constituyen la tercera dimensión traductora:
La pragmática es la tercera
dimensión del lenguaje. A diferencia de la sintaxis, que se ocupa de las
relaciones entre los signos que conforman las cadenas lingüísticas, y de la
semántica, que cubre el campo de las relaciones entre los signos y su
significado, la pragmática abarca el espacio de la relaciones de los usuarios
del lenguaje con los signos […] y, más allá aún, las relaciones entre interlocutores
mediante signos (Bello Reguero, 1997: 116)
Utilizamos la sintaxis y la
semántica, en efecto, pero no los utilizamos de una forma universal, ni
asignamos necesariamente a las palabras y a las oraciones los significados
marcados por los diccionarios y tampoco las utilizamos siempre para las mismas
finalidades. De hecho la sintaxis y la semántica sólo abordan lo hablado o
escrito de una forma estándar, pero son incapaces de hablar sobre estas
implicaciones discursiva “heterodoxas”, ni, por supuesto, sobre el silencio o
lo silenciado en una situación comunicativa determinada.
A oídos árabes y de la mayoría de
los africanos el español es una lengua rápida y sin pausas. Esta lengua se
entiende como falta de silencios, por lo que los hablantes no ceden la palabra
a no ser que se les interrumpa. Algunos solicitantes de asilo, sin embargo,
hablan muy pausadamente y con espacios-silencios poco acostumbrados para los
nativos de la lengua española. Estos espacios de silencio se interpretan, en
algunas ocasiones, como cesión de la palabra, cuando en la realidad no lo son.
Estos espacios-silencios pueden dar la impresión incluso de que el hablante
extranjero quiere omitir alguna información o reflexionar sobre la intención de
las preguntas para, presuntamente, contestarlas en el sentido que le conviene.
Estos silencios tampoco han de entenderse como una cesión de palabra, con lo
cual si el otro hablante interfiere se entenderá como que le usurpa su turno de
palabra. El solicitante argüirá siempre que “lo quería decir, pero no me deja
terminar”.
Los silencios discursivos en los
turnos de palabra son variables que se deben tener en cuenta a la hora de
interpretar para inmigrados. El hablante nativo del español no cede la palabra,
generalmente, con facilidad, y corresponde al interlocutor incorporase al
proceso de conversación. En la mayoría de los inmigrados de países africanos
francófonos y de los países árabes, por lo general y en situaciones
comunicativas formales, la palabra se suele ceder y se espera que el
interlocutor la ceda.
Otro tipo de silencios es el
intencionado. Éste es relevante desde el punto de vista judicial. Hablando por
teléfono algunos miembros de bandas delictivas suelen evitar pronunciar algunas
palabras clave o las metamorfosean: topónimos, nombre propios, medidas,
monedas,… especialmente cuando se trata de tráfico de sustancias
estupefacientes. Ante esto los transcriptores e intérpretes optan generalmente
por una de estas dos estrategias:
-
Restituir los espacios silenciados y explicitarlos en la
traducción.
-
Traducir las conversaciones en su originalidad elíptica.
La primera opción falsea el
contenido y la segunda puede resultar incomprensible por enigmática. Pues no se
trata sólo de suprimir palabras, sino de hacer alusiones, de utilizar giros
lingüísticos y de hablar de realidades no necesariamente conocidas ni
homologables en España.
Sin embargo, se trata en estos
casos de un material que se presenta en un juicio y que puede, entre otras
pruebas, decidir sobre el procesamiento o no de personas, con todo lo que ello
implica. Un ejemplo de ello, es una causa seguida en
-
Las conversaciones venían señaladas entre comillas o en
letras mayúscula para indicar que lo que allí se transcribía era exactamente lo
que los imputados dijeron. Sin embargo, no era exactamente lo que se dijo, sino
lo que se entendió o se quiso entender de lo que se dijo.
-
El sentido en este caso no pertenece, al contrario de lo
que sostiene el fiscal, a loa emisores,
sino a los receptores. Es decir, que lo que se hecho constar en la voluminosa
traducción no es exactamente lo que se dijo, sino lo que la policía entendió o
quiso entender.
Lo correcto, a efectos judiciales,
sería separar los enunciados de su interpretación. Se debería transcribir y
traducir lo que exactamente se dijo y no lo que el
transcriptor-intérprete-traductor creía que se decía. La alternativa adecuada,
para no perder tiempo, fondos públicos y sembrar las causas judiciales de
dudas, hubiese sido la separación entre tres elementos discursivos: la cita, su
interpretación y su comentario. Es decir, transcribir exactamente lo que se
dice y luego presentar una interpretación del mismo y luego el comentario
razonado y argumentado del mismo. En este caso, si hubiese dudas las habría
sobre la comprensión y no sobre la veracidad del discurso transcrito.
4.4.2.La variación fonética
Los hablantes de las distintas
lenguas que los intérpretes en los Servios Públicos pueden interpretar no
hablan con acento parisino, londinense o americano de
Esta variación inmigrada sobre las
realizaciones fonéticas estandarizadas, junto con las demás variaciones
lingüísticas y culturales, puede que justifique el que la mayoría de los
intérpretes en los Servicios Públicos sean miembros del exogrupo o personas del
endogrupo estrechamente relacionadas con los primeros.
En el caso del árabe las oraciones
suelen ser, en comparación con el español, largas. En el árabe medio oriental
una intervención puede presentarse como una larga oración conjuntiva, mediante
la conjunción wa…wa. Sin embargo, esto tiene fácil solución desde
el punto de vista de la interpretación, la interrupción. Lo que sí presenta ciertas dificultades es la
característica observada en algunos solicitantes de asilo procedente de Oriente
Medio, aunque no generalizada, que consiste en contestar a una pregunta por
otra, retórica.
-
Policía al inmigrado: ¿Y qué hiciste entonces?
-
Intérprete: (¿Y luego qué hiciste?)
-
Cliente al policía y al intérprete: (¿Qué iba a hacer?)
-
Intérprete: ¿Qué iba a hacer?
-
Policía al inmigrado: ¡Que me lo diga, coño!
-
Intérprete: (¿Qué hiciste entonces?)
La pregunta del inmigrado es
sencillamente una invitación para que el Policía advine o dé por cierta la
afirmación ya conocida por él. Es como si dijera “no me ha quedado otro remedio
que hacerlo… o… Vd. habría hecho o dicho lo mismo en mi lugar,…”. El agente de
la autoridad lo que requiere, en cambio, es que se le explicite todo para que
lo pueda apuntar en su informe lo más literalmente posible. Lo que se necesita
en este sentido no son preguntas, sino respuestas y afirmaciones.
Ahora bien, la estructura
sintáctica de la lengua oral no siempre corresponde con la de la lengua escrita
estandarizada. Este fenómeno crea ciertas dificultades a la hora de transcribir
conversaciones grabadas, ya que la tentación general es la de “normalizar” la
lengua oral y convertirla en lengua escrita. Con lo cual se pierden los
espacios silenciosos, los casos de indecisiones, y todos los errores
sintácticos posibles: faltas de concordancia, de relación, frases sin terminar,
etc.
Algunos escritos de solicitantes
de asilo o refugio adolecen de incorrecciones sintácticas. No obstante, la
postura de los técnicos de Justicia no es ecuánime:
-
Algunos exigen “la traducción literal” del escrito porque
la forma puede aportar información sobre el nivel de instrucción, el nivel
académico del solicitante. Y con ello se puede averiguar si una determinada
persona es quien dice que es. Estos extremos pueden reflejarse en la forma de
hablar o de redactar de las personas. Sin embargo, a algunos solicitantes con
instrucción limitada se le hace hablar, por sus traductores e intérpretes, como
“verdaderos abogados”.
-
Otros exigen, sin embargo, la legibilidad del documento y
su fácil lectura e interpretación para a través de los contenidos del documento
averiguar los informes presentados. Es decir, que aunque el texto original
carezca de una buena redacción, la función del traductor aquí es la de intentar
hacer que el texto se entienda lo mejor posible.
El humor es una de las variables
más considerables en la labor del intérprete en los Servicios Públicos. No sólo
se trata de tres humores no siempre coincidentes, de los tres agentes
implicados discursivamente en la comunicación (agente de la autoridad,
intérprete e inmigrado), sino de los procedimientos discursivos del humor. Del
mismo modo que hay personas más propicias al humor y a la ironía que otras, hay
culturas más favorables al humor que otras. La española es una de las culturas
que marcan el humor. El discurso español está salpicado de espacios discursivos
humorísticos y, en ocasiones, irónicos. Esto en absoluto merma la seriedad de
la argumentación que debe ir más allá de las expresiones lingüísticas
espontáneas. El discurrir con humor, o incluso con ironía, no significa
necesariamente falta de respeto o consideración hacia el interlocutor. En
algunos casos, este mismo humor se utiliza precisamente con instrumento para
determinar la solidez de la argumentación del interlocutor y comprobar su
reacción ante el efecto humorístico.
La ironía y el sarcasmo sí que son
muy usuales en los interrogatorios. Son recursos lingüísticos conscientes que
los interrogadores utilizan durante su trabajo. Sin embargo, estos recursos se
pierden por los laberintos de la interpretación consecutiva, ya que el papel y
la función, pero sobre todo la expresión de la ironía y del sarcasmo no son
simétricos entre las lenguas en contacto.
La cortesía es un procedimiento
más cultural que lingüístico. De hecho la cortesía no sólo puede manifestarse
discursivamente mediante la utilización de los elementos lingüísticos y
fraseológicos que la lengua pone a disposición del hablante, sino también
mediante el tono, la mímica y el lenguaje corporal. Son determinante, por ello,
la mirada, la sonrisa y en ocasiones la mano y los movimientos del cuerpo
(reverencias)… etc. En el caso del tono, por ejemplo, una frase como:
- ¡Siéntese, por favor! Puede
resultar ambigua para un nativo árabe aunque tenga conocimientos lingüísticos
medianos de la lengua española. La ambigüedad resulta de:
- ¡Siéntese, por favor! como una
expresión eminentemente cortés.
-O ¡Siéntese, por favor! [porque
estoy harto de que sigas estando de pie, o encima de mí]
Aquí, no se trata como se puede
apreciar de un desconocimiento sintáctico o semántico de la lengua, sino de cierta disfunción
pragmática. Una persona puede tener una relativa competencia semántica y
sintáctica, pero no necesariamente acompañada de una adecuada competencia
pragmática. Esta última precisa un profundo conocimiento no sólo de las
estructuras lingüísticas, sino también de su uso.
En los interrogatorios policiales
suele haber, por lo general, dos procedimientos acometidos por dos hablantes
distintos. Un interrogador puede asumir el papel de “malo” ironizando,
mostrándose descortés o incluso verbalmente agresivo. El otro, “el bueno”, se
presenta como el confidente, el ayudante “amable” que suaviza el tono, ofrece
cafés y refrescos y se muestra extremadamente “educado” con el interrogado.
Esta complementariedad dicotómica real viene, no obstante, asumida por un único
intérprete que, en algunas ocasiones, hace de doble actor desembocando en una
especie de comedia. El mismo timbre de voz del intérprete tiene que desdoblarse
para poder transmitir no sólo una serie de mensajes, sino también de formas
discursivas. El desconocimiento de esta realidad puede llevar a malos
entendidos. En algunas ocasiones se crean tensiones incluso entre el intérprete
y el interrogador:
-
¡hombre lleva media hora rompiéndome a mí los tímpanos! No
por chillarle alto se lo vaya yo a traducir gritando.
-
¡Tú haz tu puto trabajo y déjame a mí hacer el mío!...
¡Joder!
En este caso, el que parece no
entender las reglas del juego del interrogatorio es el propio intérprete. En
este tipo de situaciones, en ocasiones, es “normal” que al menos uno de los
interrogadores grite, dé puñetazos en la mesa o en la pared, se muestre
agresivo y hable alto y en un tono descortés.
Uno de los fenómenos naturales en el lenguaje oral es la interrupción.
El proceso de interrupción es, la mayoría de las veces, consciente en los
interrogatorios y en la instrucción de sumarios. No obstante, aunque los
procedimientos de interrupción son marcados culturalmente y pueden normalmente
tener cabida en la cortesía lingüística, el proceso interruptor es muy usado en
las dependencias de las Fuerzas de Seguridad del Estado, en los juzgados de
instrucción y en la instrucción de los informes de solicitud de asilo y refugio.
Sin embargo, este procedimiento eficaz para descubrir indecisiones y
contradicciones de los interrogados puede verse ensombrecido por la presencia
de los intérpretes que, la mayoría de las veces, ofrecen actos lingüísticos
coherentes. En vez de un discurso variado, el proceso de interpretación puede,
para el intérprete poco familiarizado o especializado, presentar un discurso
homogéneo sin indecisiones ni interrupciones. ¿Quién interrumpe? Por lo general
es el instructor, pero también su cliente. Éste puede desdecirse de una
afirmación inmediatamente anterior, puede matizarla, puede interrumpir la
conversación para que el instructor no extraiga conclusiones que no sean de su
interés, etc. Aunque estadísticamente, en 75% aproximadamente, se ha observado
que los instructores son interruptores del discurso, los instruidos también
pueden interrumpir el discurso negando, afirmando o matizando. No obstante, en
una instrucción con intérprete la dinámica de la interrupción e indecisión se
vuelve compleja. En algunos casos habría que sumar las indecisiones e
interrupciones del propio intérprete cuando las preguntas o respuestas le
resultan ambiguas, o cuando desconoce alguna expresión o palabra pertenecientes
a alguna variedad diatópico o diafásica de las dos lenguas en contacto.
No obstante, el que el sujeto de instrucción interrumpa a su instructor
es más bien propio de los sistemas democráticos en los cuales el instructor no
tiene la última palabra sobre la causa instruida. Algunos inmigrados que viven
entre nosotros no hacen uso de ello, limitándose a contestar, afirmar o negar
dejando su suerte en manos de su instructor.
Las variaciones en
Del análisis anterior podemos
destacar una serie de postulados relativos a la variación y variabilidad
sociolingüística en la labor del traductor e intérprete en los Servicios
Públicos. En primer lugar, los solicitantes de los servicios lingüísticos del
intérprete-traductor en los Servicios Públicos manejan teóricamente, y en la
práctica la mayoría de las veces, todas las variedades lingüísticas posibles:
diastráticas, diafásicas y sociolectales. No obstante, el uso de la lengua y su
acomodación al registro no siempre es el adecuado ni el esperado. Una persona
puede obviar las convenciones del lugar y del contexto usando un registro poco
adecuado a la circunstancias. Además, a la hora de interpretar, el inmigrado
puede utilizar expresiones, términos y un léxico no estandarizado en inglés o
en francés. El inglés de Nigeria o de Pakistán no coincide en todas sus
denominaciones y usos con el británico o americano. Tampoco es coincidente el
francés marroquí o senegalés con el parisino. En segundo lugar, los aspectos
culturales tanto de partida como de llegada son determinantes del éxito o
fracaso de la labor mediadora del intérprete-traductor en los Servicios
Públicos. En tercer lugar, son distintas las variables lingüístico-culturales
que han de tenerse en cuenta: los conocimientos lingüísticos y culturales, la
consideración del contexto, el tipo de emisor y receptor, el objetivo de los
distintos actos lingüísticos, etc. Las variaciones en
Arias Torres, J.
P., Feria Gracía, M. C. Y Peña Martín, S. 2004. “Pedro Martínez Montávez”, en Arabismo
y Traducción. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Bello Reguera, G.
1977. La construcción ética del Otro. Oviedo: Ediciones Nobel.
De Martos, C.
(27.1.2006). “El sonido del silencio”. El Mundo Digital.
Dickel Dunn, C. 2005. “Genre conventions, speaker
identities, and creativity: an Analysis of Japanese Wedding Speeches”. Pragmatics, Vol 15, nº.
2/3, (June/September 2005)
Hernández Campoy,
J. M. y Almeida, M. 2005. Metodología de la investigación sociolingüística.
Málaga: Editorial Comares.
Moreno Cabrera,
J. C. 2005. Las lenguas y sus escrituras: tipología, evolución e ideología.
Madrid: Síntesis.
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