REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


LA DIVINIDAD POLÍGLOTA

Ediciones Octaedro. 2005

Francisco Joaquín García Marcos

 

por Bárbara Herrero Muñoz Cobo

 

 

En La divinidad políglota el autor nos da una visión ordenada y ecléctica pero emotiva, emocional y emocionante sobre el caos de lo real.

Haciendo que el mito de babel, que concibe la poliglosia como maldición divina, se desmorone, y proponiendo la armonía entre las lenguas, parte de una completa revisión crítica de todos los grandes movimientos y nombres propios de la lingüística en un recorrido diacrónico (desde los orígenes del hombre hasta la era de internet) y diatópico (pues hace referencias de ingente erudición a lenguas del uno al otro confín sin circunscribirse a lenguas mayoritarias o de prestigio). 

La perspectiva que adopta es, no podía ser de otro modo por su talante de humanista integral, multidisciplinar. Ecología, biología, antropología, historia de las religiones o física son ámbitos con los que complementa su visión que así resulta panorámica y pormenorizada a la vez.

Desde una visión fresca, nueva y valiente resuelve con solvencia las viejas ecuaciones de la lingüística (lengua-poder-realidad-sociedad-pensamiento)

Con una narrativa poética el libro está lleno de humanismo y de humanidad  es el de esta obra un estilo personal (a veces hasta biográfico) ameno, irónico y misceláneo en el que lo subjetivo y lo científico, lo reflexivo y lo dialógico, lo global y lo particular, lo normativo y lo real se entrelazan felizmente con la coherencia de un “pathwork” primorosamente hilvanado.  Enfoques y desenfoques  dibujan su verbo, que resulta ser el habitat natural de la metáfora.

Nos hallamos ante un libro de madurez, de balance de todo lo hecho, lo sentido, lo vivido y lo pensado,  de mirada atrás y de  búsqueda. De hecho, el ensayo, el género elegido por el autor, es el género reflexivo por naturaleza, un parón en el camino y un dirigir su linterna hacia una nueva andadura con el mismo destino: desentrañar los misterios de la lengua como atributo esencialmente humano y vivo.   

Pero el libro, como confiesa temerse el autor, va más allá,  más allá y más hondo. La lengua acaba actuando como epifenómeno, como pretexto de otro texto, el filosófico, el místico. Pues en su visión holística e integradora todo está dentro de todo y el equilibrio es la superación de la polaridad.

La diversidad de las partes, el caos de la realidad, la mezcla de las lenguas,  le acaban remitiendo al todo, al uno...