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ALÍ TAMER,
MEDIADOR SOCIO-SANITARIO
Susana Ridao[1]
(Universidad de Almería)
sridao@ual.es
Susana Ridao: ¿En qué consiste el trabajo
de un mediador socio-sanitario?
Alí Tamer: Nosotros entramos a las ocho
de la mañana en el centro de salud. A primera hora estamos en el mostrador
colaborando con la realización de las tareas administrativas. Cuando se inician
las consultas, comenzamos a trabajar con los profesionales sanitarios –médicos,
matronas y enfermeros– e incluso con los trabajadores sociales. Los mediadores
socio-sanitarios trabajamos a demanda; es decir, cuando el profesional
sanitario o el usuario solicitan nuestros servicios. A veces, nuestro trabajo
ha dado lugar a malentendidos; por ejemplo, cuando llevábamos poco tiempo en
estos centros de salud en una ocasión los usuarios que estaban en la sala de
espera al vernos entrar a la consulta con un individuo inmigrante, pensaron que
dicho paciente carecía de cita y que nosotros le estábamos dando prioridad.
Nuestro trabajo no es monótono, todo lo
contrario, cada día nos encontramos con la posibilidad de aprender algo nuevo, puesto
que tratamos directamente con el público, y con unos usuarios culturalmente muy
heterogéneos. En algunos casos los profesionales sanitarios solicitan la
búsqueda de una persona, ya que en los análisis practicados ha dado positivo
algún indicio de enfermedad. Los mediadores socio-sanitarios somos los
encargados de localizar a estos usuarios, que en la inmensa mayoría de las
ocasiones son individuos de origen foráneo. Según el protocolo que seguimos, en
primer lugar, intentamos contactar con ellos por teléfono, pero, si esta opción
falla, nos personamos en el domicilio que aparece en su ficha sanitaria.
Curiosamente, pocas veces hemos logrado localizar a estas personas en las
direcciones que nos facilitan, y es en estos momentos cuando hacemos de detectives,
pues preguntamos a familiares o a compatriotas por este individuo. Para ello
hablamos su lengua materna, por lo que despertamos en estas personas
sentimientos de confianza, de manera que contribuyen con la localización de
estos sujetos. A veces hemos conseguido encontrar a gente que otros servicios
ya habían desistido en su búsqueda. Esto demuestra que para obtener cierta
información en determinadas ocasiones la proximidad cultural es una variable
determinante.
También hacemos seguimiento de los tratamientos
o las derivaciones a distintos niveles. Explico lo que significa esto último:
con frecuencia, los médicos de cabecera derivan a los pacientes a un
especialista. Los inmigrantes, al desconocer el funcionamiento del sistema
sanitario, en lugar de realizar la solicitud para acudir al especialista, no
hacen nada, por lo que a los pocos días se presentan de nuevo en el centro de
atención primaria para contarle su dolencia al médico de cabecera. Otra tarea
propia de los mediadores socio-sanitarios es la confección de dípticos,
trípticos, folletos y carteles en cinco idiomas: español, árabe, inglés,
francés y rumano. Igualmente, organizamos charlas a grupos de usuarios en las
que explicamos el funcionamiento del sistema sanitario; en el centro médico de
Campohermoso tenemos una sala habilitada para este fin.
S. R.: ¿Con qué población
trabajáis?
A. T.: Sobre todo atendemos a población
marroquí; me atrevería a decir que este grupo asciende al 70% de las personas
foráneas. También asistimos a rumanos, a argelinos y a subsaharianos. Como he
dicho anteriormente, trabajo tanto en el centro de salud de San Isidro como en
el de Campohermoso. En este último centro contabilizamos el porcentaje de
usuarios de un día que había acudido a atención primaria, y obtuvimos como
resultado que el 70% de los pacientes eran de origen foráneo. Ello se debe a la
alta tasa de población inmigrante existente en la comarca de Níjar, donde, si
consultamos los datos del censo de 2008, observamos que había 26897 personas
censadas en el municipio, de las cuales 9879 eran extranjeras, lo que supone un
36,7%. Además, a esta cifra hay que añadir los inmigrantes que no están
censados. Para ser atendido en un centro sanitario no es necesario estar
censado, tan solo les pedimos algún documento oficial donde conste su nombre,
apellido y fecha de nacimiento, y estos datos están disponibles únicamente en
nuestro registro sanitario.
Tenemos más usuarios masculinos que
femeninos, ya que en la comarca habitan más hombres inmigrantes que mujeres. En
2008 hemos atendido a 12894 usuarios, de los cuales 7952 (el 61,67%) son
hombres y 4942 (el 38,32%) son mujeres. Precisamente encontramos grandes
problemas con las mujeres embarazadas, ya que muchas acuden por primera vez al
centro médico cuando ya están de ocho meses de gestación. Si nos llega
información de mujeres que están embarazadas y que no solicitan asistencia
médica, acudimos a sus domicilios, para concienciarlas de los servicios
sanitarios existentes en el país de acogida. Del mismo modo, nos encontramos a
veces con niños que han sido vacunados de manera incorrecta, esto es
especialmente característico de la comunidad rumana.
S. R.: ¿Cuáles son los problemas
comunicativos y lingüísticos que presentan los usuarios?
A. T.: Los problemas lingüísticos y comunicativos
que, por lo general, presentan los usuarios de los servicios de mediación
socio-sanitaria son bastantes. La mayoría hablan árabe, pero esta lengua tiene
muchos dialectos, los cuales presentan grandes diferencias con respecto al
árabe clásico. Desde que empecé a trabajar con la policía de traductor,
encontré serias dificultades para entender a los individuos que hablan árabe
marroquí, de ahí que enseguida optara por documentarme y consultar monografías
y manuales sobre este tema. Yo hablo árabe clásico, y estudié hasta tercero de
Filología Árabe en
Se dan casos de personas inmigradas que
llevan en España cuatro o cinco años y no hablan nada de español. Sin ir más
lejos, la semana pasada acudió a atención primaria una mujer marroquí de unos
treinta y cinco años que llevaba residiendo en España nueve años y no sabía
decir absolutamente nada en español. Sobre este tema se está interesando, en
cierto modo, el sistema sanitario, de manera que los médicos cuando atienden a
un paciente extranjero les deben preguntar por el tiempo que llevan viviendo en
España, con el fin de obtener estadísticas de esta tipología de usuarios.
Volviendo al tema de esta señora procedente de Marruecos, como solo se relaciona
con familiares o compatriotas, su integración es nula. Con bastante frecuencia
sus hijos hacen la función de traductores. No obstante, desde que se creó la
figura de los mediadores socio-sanitarios, los médicos no permiten que familiares
o compatriotas entren en las consultas para hacer de traductores de los
pacientes.
Uno de los objetivos prioritarios que
tiene
Con el colectivo rumano o subsahariano
utilizamos otra lengua vehicular, como puede ser el inglés o el francés. Yo me
encargo de atender a las personas que hablan inglés, y mi compañero de los
individuos que se comunican en francés. Éste es el motivo por el que cada
quincena intercambiamos nuestros centros de trabajo. En cambio, el árabe, que
es, junto con el español, los idiomas que más utilizamos en nuestro día a día,
lo hablamos los dos. Valoro muy positivamente este cambio de ubicación laboral,
porque me permite conocer a más profesionales sanitarios y a más usuarios de la
comarca de Níjar.
S. R.: ¿Los extranjeros que no hablan la
lengua vehicular se sirven de gestos para hacerse entender?
A. T.: Sí, por supuesto, pero no solo los
extranjeros, también recurren a los gestos los profesionales sanitarios, e incluso
nosotros mismos, los propios mediadores socio-sanitarios. Para comunicar dónde
sienten el dolor, en efecto, los gestos son muy eficaces. Cuando les tenemos
que explicar cómo deben entregarnos los envases de recogida de muestras, si no
compartimos ninguna lengua, se lo indicamos por gestos; en esta situación,
entendernos es bastante sencillo, se lo explicamos por señas y ellos lo
comprenden perfectamente, pues casi siempre nos devuelven los envases con las
muestras correctas. En realidad, los gestos en muchos casos nos permiten
comunicar lo básico.
Una costumbre muy habitual por parte de
los autóctonos es elevar el volumen cuando interactúan con los inmigrantes,
hecho que nunca realizamos los mediadores socio-sanitarios, dado que no solo
conocemos su nula eficacia, sino que también hemos sufrido estas situaciones. El
director de la zona básica de salud de Níjar recientemente ha mandado un
comunicado a todos los profesionales sanitarios de la zona pidiéndoles que sean
más competitivos y comprensivos con los usuarios de origen foráneo, de manera
que traten de crear vías de comunicación con esta tipología de pacientes,
siendo los gestos una herramienta muy útil para tales fines.
S. R.: ¿Qué opinan los profesionales
médicos de la figura del mediador socio-sanitario?
A. T.: Hay de todo, por supuesto, pero
para la mayoría somos imprescindibles, sobre todo en Níjar. Yo entiendo que un
mediador socio-sanitario en una zona como puede ser el barrio de Oliveros de
Almería, donde la tasa de inmigración es ínfima, no es necesario. En Níjar
desde el día que empezamos a trabajar, el 16 de abril de 2007, cada vez con
mayor frecuencia los médicos comunican al director de la zona la importancia
del trabajo de los mediadores socio-sanitarios. Somos los pioneros en la
comarca de Níjar en el servicio de mediación socio-sanitaria, y me atrevería a
afirmar que también somos los primeros de toda Andalucía. Antes de que nosotros
trabajásemos en estos centros de salud, casi todas las semanas la guardia civil
tenía que acudir para resolver conflictos violentos entre profesionales
sanitarios y usuarios inmigrantes. Se han dado casos de malentendidos donde el
foráneo ha confundido al personal administrativo con los profesionales médicos,
pues ambos actores llevan batas blancas. Cuando el extranjero, que se encuentra
enfermo, trata de que el auxiliar administrativo le haga un reconocimiento
médico, y no consigue tales objetivos, a veces se han desencadenado episodios
violentos. Esta confusión es tal que incluso a los mediadores socio-sanitarios
nos llaman los “médicos marroquíes”, e incluso los “médicos moros”, porque
vestimos bata blanca. Una de mis funciones como mediador es explicarles que en
el sistema sanitario español hay diferentes profesionales que visten bata
blanca y que no son médicos. Desde que hay mediadores socio-sanitarios en los
centros de salud, estos episodios de violencia han sido erradicados en su
totalidad.
S. R.: ¿Nos puedes contar algún caso de
malentendido entre médico y paciente?
A. T.: Lo cierto es que hay muchos
malentendidos, y todos estaremos de acuerdo en asumir que los problemas
relacionados con la salud son muy serios. El caso de malentendido comunicativo
más frecuente, sin duda, se da en las enfermedades relacionadas con el aparato
digestivo, pues los médicos, al no entender exactamente lo que le pasa al
paciente, pueden recetar medicamentos contraproducentes. A su vez, nos hemos
encontrado con chicos con tuberculosis que han de tomar las medicinas antes de
desayunar, y ellos han entendido que debían ingerirlas tras el desayuno; por
tanto, pasado un mes y no notando ninguna mejoría, vuelven a la consulta
médica.
Otra situación que observamos con
asiduidad es la confusión entre tomar un medicamento tres veces al día y tomar
tres dosis tres veces al día. Si consumen antiinflamatorios los usuarios suelen
acudir a la consulta médica a los pocos días sintiendo una fatiga extrema. Por
otra parte, algunas mujeres marroquíes han llegado a confundir la vía por la
que deben ingerir las pastillas, sobre todo cuando éstas tienen tamaño grande.
También nos encontramos con casos aún más graves, en los que cuando el médico prescribe
la receta los pacientes no pasan por la farmacia para retirar la medicación,
pues desconocen que éste es el protocolo de actuación en el sistema sanitario
español.
Además, los médicos siempre preguntan a
los pacientes si son alérgicos a algún fármaco; sin embargo, hay usuarios
foráneos que no entienden al profesional sanitario, puesto que anteriormente
jamás han acudido a una consulta médica. Hemos catalogado casos de personas de
hasta cincuenta años que nunca habían recurrido a los servicios sanitarios,
como consecuencia de que en sus naciones de origen la sanidad es privada y los
honorarios que han de aportar para recibir tales atenciones son demasiado
elevados.
Junto a esto, con frecuencia hallamos
pacientes afectados con enfermedades de transmisión sexual, que en ocasiones
suelen ser patologías bastante delicadas, como puede ser la sífilis, una
enfermedad casi erradicada en España. Lo que más me sorprende de esta situación
es que haya señoras inmigrantes con estas enfermedades que están casadas; si
hablamos de mujeres que se dedican a la prostitución, nos encontramos con
enfermedades de transmisión sexual extremadamente graves.
S. R.: ¿Cuál es el papel de la traducción
en las tareas propias de un mediador socio-sanitario?
A. T.: En primer lugar, debemos dejar muy
claro que no debemos confundir a un mediador socio-sanitario con un traductor,
pues ambas figuras profesionales tienen cometidos diferentes entre sus tareas.
He de reconocer que para realizar las funciones propias de un mediador
socio-sanitario resulta de gran ayuda hablar otro idioma con el que poder
comunicarte con los individuos de origen extranjero. Cuando llega un paciente y
le hablas en su lengua materna, por comodidad él prefiere comunicarse de esta
manera. Nos hemos encontrado con situaciones en las que los usuarios, que
llevan residiendo en España dos años, solicitan el acompañamiento del mediador
socio-sanitario en la consulta médica. Ante este panorama, los mediadores
incitamos a los usuarios a que se comuniquen en español.
No obstante, insisto en la idea de que a
pesar de que el mediador socio-sanitario utilice en su trabajo la traducción
como una herramienta muy útil, sus funciones son más amplias; es decir, van más
allá de la mera traducción. Lo importante es explicarles a los foráneos cómo
funciona la sociedad de acogida, en todos los sentidos. Nosotros nos dedicamos
principalmente a atender los contextos sanitarios, pero como en realidad somos
empleados del ayuntamiento de Níjar, a veces nos piden que solucionemos
servicios tan dispares como arraigo social, reagrupación familiar o absentismo
escolar. Aparte, también acuden a los mismos centros sanitarios individuos
extranjeros solicitándonos ayuda para realizar alguna gestión con hacienda, el
INEM, documentación del colegio de los hijos e incluso multas de tráfico. En
todos los casos, no nos limitamos únicamente a hacer de traductores, sino que
nuestra función es que los usuarios entiendan el funcionamiento de un sistema
social que es muy distinto al que ellos estaban acostumbrados en sus países de
procedencia.
S. R.: Y para acabar, una pregunta
inevitable: ¿Cómo ves el futuro de las personas foráneas en España? ¿Es posible
la integración?
A. T.: En estos momentos todos estamos
viviendo una etapa de crisis económica. Para mí el concepto de crisis es bastante
más restringido, ya que entiendo por tal una situación económica en la que
existen serias dificultades para poder adquirir los productos de primera
necesidad. Quizá si no hubiera crisis y laboralmente los inmigrantes fueran
necesarios, este colectivo tendría mejor futuro del que yo veo ahora mismo. En
estos momentos, en el aspecto laboral los inmigrantes están siendo relegados a
un segundo plano. Hay un elevado número de extranjeros que lleva muchos años
acomodado en España, y ya se ha acostumbrado a este tipo de vida; a estas
personas volver a su nación originaria les resulta muy difícil.
¿Es posible la integración? Bajo mi punto
de vista la integración es el único camino viable. ¿Cómo accedemos a ella? Con
la ayuda de todos, tanto autóctonos como extranjeros, sin que cada grupo
renuncie a su base cultural fundamental.
La mediación es un camino hacia la
integración. Si se fomentara la figura de los mediadores interculturales, estoy
convencido de que la integración será una realidad, no una utopía. Debemos
preocuparnos por el hecho de que el mediador intercultural ejerza las funciones
propias de su profesión, y no realice competencias que pertenecen a otros expertos.
Con esto último aludo a la necesaria distinción entre mediador intercultural y
trabajador social.
Como decía Calderón de
S. R.: Muchas gracias, Alí, por compartir
con nosotros tu interesante experiencia, tanto personal como laboral.
[1] Agradecemos a
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