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DIFICULTADES PARA EL APRENDIZAJE
DEL ESPAÑOL DE LOS ALUMNOS QUE TIENEN EL ÁRABE CEUTÍ COMO
LENGUA MATERNA
Verónica Rivera Reyes
(Asesora
del Ámbito Socio-Lingüístico
Centro
de Profesores y Recursos (Ceuta))
Resumen:
En
los centros escolares ceutíes de titularidad pública, el 65% de los alumnos
matriculados en el primer curso de Educación Infantil no posee el español como
lengua materna, sino el árabe ceutí o
dariya, un dialecto del árabe que
procede de la región marroquí
del Jbāla y que se caracteriza
por su origen rural, así como por el elevado número de hispanismos que
contiene.
Puesto que
la mayoría de los estudiantes ceutíes accede a la etapa escolar con
desconocimiento o carencias en la adquisición y el uso del español –hecho que
puede incidir en un posterior fracaso escolar-, los docentes se encuentran ante
alumnos con ciertas dificultades en el manejo de la lengua oral que, en
numerosas ocasiones, se hacen patentes en los usos gráficos.
En
este artículo se analizan los principales errores gráficos y orales cometidos
por los estudiantes arabófonos, con la finalidad de sistematizarlos para que el
docente dirija sus actividades de refuerzo hacia este tipo de dificultades.
Finalmente,
una vez realizada la descripción y el análisis de errores, se ofrece una breve
guía metodológica para conseguir que las dificultades mencionadas se reduzcan o
desaparezcan y que todo ello revierta en la mejora de los resultados académicos
del alumnado.
Palabras clave: Ceuta – árabe ceutí (dariya) – errores – español como segunda lengua –
enseñanza pública.
Abstract:
Nowadays, 65% of students
taking the First Year of Infant Education in Ceuta State Schools, don’t speak
Spanish as a mother tongue. In fact, they speak an Arabic dialect widely used
in
Most students from
In this work, I mainly
analyse basics oral and writing mistakes made by Arabic students from
Being these mistakes catalogued and described, I
provide a brief methodological guide with which the afore-mentioned linguistic
difficulties can be partially or completely reduced.
Eventually, the general aim of this work is having a
positive influence on students’s academic results.
Key words:
1.- Punto de
partida.
En los centros escolares ceutíes de titularidad
pública, el 65% de los alumnos matriculados en el primer curso de Ed. Infantil
(EI) no posee el español como lengua materna, sino el árabe ceutí (o dariya),
un dialecto del árabe que procede del Yebbala o Jbāla, región al norte de Marruecos que incluye, entre otras,
las poblaciones de Tánger, Larache y Tetuán, ciudad esta última donde el
dialecto puede ser considerado como un tipo de koiné septentrional. Este es,
por lo tanto, un dialecto del árabe de origen fundamentalmente rural y cuyas
características actuales son el fruto de numerosas influencias (Vicente,
2008:545).
Se
trata de una lengua minoritaria cuyo uso es eminentemente oral, por lo que
carece de la estabilidad y normalización que aporta la existencia de un código
escrito, un dato importante de cara a afrontar la enseñanza de la escritura en
lengua española, puesto que la ausencia de un input escrito habrá de ser
respetada y tomada en consideración respecto a los diferentes ritmos de
aprendizaje del alumnado.
Debido a la gran cantidad de estudiantes españoles
arabófonos que cursan la enseñanza obligatoria, surge la necesidad del estudio
y tratamiento de las principales dificultades que pueden tener su origen en la
lengua materna del alumno. Puesto que el árabe ceutí o dariya comparte numerosas características con los dialectos del
norte de Marruecos, los errores que aquí se analizan pueden extrapolarse a
cualquier hablante de origen marroquí y viceversa[1].
Uno de los
aspectos que más preocupan tanto a los docentes como a las autoridades
educativas es la adquisición por parte del alumnado de una buena competencia
comunicativa en lengua española. Así pues, en este trabajo trato de recoger y sistematizar
los errores más frecuentes cometidos por los estudiantes, para después arbitrar
mecanismos de solución a estas dificultades, ya que sería más exitoso que los
docentes canalizaran sus actividades, al menos en los niveles iniciales de la
escolarización, hacia la subsanación de estos errores[3], en
línea con la idea que ya subrayó Herrero Muñoz-Cobo (1998:445):
El profesor de español a arabófonos debe conocer
pues, los puntos débiles de su
alumnado y hacer hincapié en las asimetrías que existen entre ambas lenguas
para evitar las tan comunes interferencias o trasposiciones erróneas.
Aunque ha quedado clara la
importancia del árabe en el aprendizaje del español, conviene recordar que
existen otros elementos –no exactamente lingüísticos- que limitan el proceso de
aprendizaje de una segunda lengua y las transferencias que se producen en él. Entre
los factores que imponen restricciones se encuentran el subsistema o nivel de
lengua, los factores sociolingüísticos, la marca, la distancia lingüística y
los factores de desarrollo (Martín Martín, 2000:118 y ss.).
En esta línea, Ortí
Teruel (2004) se plantea dar respuesta a la pregunta ¿qué hacer cuando el
modelo comunicativo cultural del profesor –que encarna gran parte de los
valores de la cultura meta- entra en conflicto con el modelo comunicativo
cultural del alumno, pudiendo surgir prejuicios y estereotipos negativos sobre
la cultura meta que condicionan negativamente el aprendizaje? También analiza
las situaciones en las que los oyentes hispanohablantes malinterpretan el
modelo comunicativo-cultural de los arabohablantes y sistematiza dichos contextos
del siguiente modo:
o
Expresiones que relativizan el
punto de vista del emisor árabe (“depende”, “es posible”, “más o menos”) y que
puede inducir al castellanohablante a pensar que se le está ocultando
información.
o
Se sobrevalora el nivel
lingüístico de los arabófonos.
o
La sonrisa no siempre va
asociada a una relación de simpatía entre los interlocutores, en muchas
ocasiones aparece […] cuando se produce una incomprensión lingüística[4] (Ortí
Teruel, 2004).
2.- El error y su
tratamiento.
Un error se produce cuando
un estudiante o aprendiz de una lengua transgrede las normas que rigen la misma
de manera involuntaria.
El error ha sido tratado desde varios puntos de
vista que reflejan la concepción de la enseñanza que subyace en el
comportamiento del profesorado[5]. Así,
el profesor puede considerar el error como algo intolerable –concepción propia
del análisis contrastivo-, o bien
como parte ineludible del proceso de aprendizaje de la lengua –análisis de errores.
Respecto a la importancia de la lengua materna (LM)
en la producción de errores, es interesante partir de la siguiente afirmación
de Weinreich (1974:18):
mientras más grande sea la diferencia entre los
sistemas, es decir, mientras más numerosos sean los patrones y las formas
mutuamente exclusivos en cada lengua, mayor será el problema de aprendizaje y
el área potencial de interferencia.
De todos modos, continúa el autor, los mecanismos de
interferencia, abstraídos de la cantidad en la que ésta se produzca, serán
semejantes, con independencia de la distancia lingüística que haya entre los
diferentes códigos. Según la opinión de Fernández López (1995:206) “la
interferencia de
La línea de investigación
denominada análisis de errores, al
contrario que el análisis contrastivo,
no se centra en la comparación entre las lenguas, sino que parte de las
producciones concretas de los estudiantes o aprendices de la lengua[6].
Teniendo en cuenta esas producciones, Corder (1981:14-26) estableció los siguientes pasos:
1.-
Identificación de los ‘errores’ en su contexto.
2.- Clasificación
y descripción.
3.- Explicación, buscando los mecanismos o
estrategias psicolingüísticas y las fuentes de cada error (en este punto entra
la posible interferencia de la lengua materna como una estrategia más).
4.- Si el análisis tiene pretensiones didácticas, se
evalúa la gravedad del error y se busca la posible terapia.
Esta nueva concepción del
error como mecanismo activo, signo de progreso y elemento consustancial al
aprendizaje de las lenguas, ha llevado a perder el miedo al mismo y a
considerar las transgresiones involuntarias de la norma como algo “necesario”.
De hecho, Baralo (2004:45) considera que “los hablantes que tienen mayor
cantidad de errores no son los que tienen mayor dificultad en
En el contexto educativo
que refleja la presente investigación, en el que el profesor aún no tiene, en
general, una conciencia clara de que sus alumnos están, en numerosas ocasiones,
escuchando la lengua española por vez primera, sería interesante tener siempre
presente que los errores son necesarios, y que igual que éstos se le permiten a
un niño que está aprendiendo a hablar, se deberían considerar normales en los
alumnos que acuden a las aulas de Educación Infantil y Primaria (EIP) con una
LM diferente al español. No se trata, en ningún caso, de obviar o no corregir
los errores que se produzcan en el proceso de aprendizaje de la lengua
española, sino de tratarlos como algo necesario.
Los errores, considerados como “índices del proceso
de aprendizaje” (Fernández López, 1995:209), no disminuyen con su constante
corrección, al contrario, pueden llegar a inhibir al alumno, ralentizando aún
más su aprendizaje[7].
3.- Principales
errores y problemas detectados.
Teniendo en cuenta los pasos que se siguen en el
modelo de análisis de errores,
identifico, clasifico y describo, a continuación, los principales errores que cometen los alumnos
arabófonos, para explicar posteriormente el posible origen de aquéllos.
Tomando en consideración las producciones escritas
de alumnos de centros escolares de EIP y Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO),
en total se han revisado 300 documentos, entre exámenes, dictados y
redacciones. Un 85% de ellos han sido escritos por alumnos que se encuentran
matriculados en centros educativos públicos de mayoría musulmana.
Respecto a la producción
oral, en ella se observan prácticamente las mismas características que posee la
lengua escrita, exceptuando fenómenos como la reiteración de conjunciones en el
desarrollo del discurso y la modificación acentual.
- Confusión entre las grafías
e/i y o/u.
Puesto que el árabe posee
un sistema fonético-fononológico de sonidos mayoritariamente consonánticos, son
habituales las confusiones propias de la adaptación a la fonética española. En
el árabe las vocales se transforman en meros apoyos silábicos y su brevedad
hace que en numerosas ocasiones apenas puedan distinguirse. Esto ocurre en
casos como loga l’ar[a]bia (‘la
lengua árabe’).
En el caso de los fonemas
/e/ y /o/, el dariya cuenta con unos
sonidos muy parecidos a éstos, pero se trata de
alófonos de /i/ y /u/ y, por lo tanto, carecen de la capacidad
distintiva de un fonema, como sí ocurre en español. Así pues, si para un
hablante arabófono /i/-/e/ y /o/-/u/ son tan diferentes como para un español la
pronunciación de las dos /d/ en [dáðo], no debería extrañarnos que los
estudiantes no sean conscientes de la magnitud de los errores que cometen al
confundirlas[8].
Del corpus manejado se han
extraído los siguientes ejemplos:
(a) ensoltar (‘insultar’)
(b) emportante (‘importante’)
(c) companiro (‘compañeros’)
(d)punemo (‘ponemos’)
(e) se la vida mi dara un deseo desearia volver a conocerte.
Teniendo en cuenta los errores descritos, considero
muy importante que en la enseñanza de la lengua española se desarrollen
actividades que favorezcan el uso de vocales en posición postónica y pretónica,
que muestren los cambios de significado que comporta el uso erróneo de las
vocales en el sistema del español. De este modo el alumno tomará conciencia de
las diferencias en la consideración de estos sonidos vocálicos en las dos
lenguas.
3. b.-
Consonantismo.
- La controvertida ñ.
El
sistema consonántico del árabe carece del fonema palatal africado sonoro nasal
y por este motivo es elevado el número de bilingües que no lo realizan
-ejemplos: [panwélo], [pan’wélo], [nínjo], [manjána].
No es
tan frecuente, sin embargo, encontrar errores ortográficos relacionados con la
ausencia del fonema /ŋ/[9],
aunque en el corpus escrito utilizado he hallado expresiones como los companiro (‘los compañeros’) o demoños (‘demonios’), que además de ser
un vulgarismo muy extendido en español refleja una hipercorrección por analogía
con formas como [karíŋio]. El hablante, acostumbrado a escribir con ñ lo que pronuncia como [ni], también lo
hace en el término demonio.
Respecto
a este fonema, incluso los hablantes que poseen un alto grado de dominio de la
lengua española no lo realizan o –según expresan los propios informantes- les
cuesta pronunciarlo y únicamente lo hacen en determinados contextos formales
y/o ante monolingües. Esta dificultad se hace patente en la práctica gráfica de
los arabohablantes.
Esta peculiaridad del árabe
hace que se produzcan errores al intentar trasladar a la escritura[10] un
sonido inexistente, como ocurre en los siguientes ejemplos:
(a) companiro
(‘compañeros’)
(b) pequino
(‘pequeño’)
(c) senorita
/ seniorita (‘señorita’)
(d) carinio
(‘cariño’)
(e) panuelo
(‘pañuelo’)[11]
- Confusión entre /p/ y /b/.
En el sistema consonántico
árabe no existe la consonante bilabial oclusiva sorda, sólo su par sonoro. Esto
hace que se produzcan errores ortográficos, aunque de carácter esporádico, al
confundirse los dos fonemas. Como ejemplos pueden citarse:
(a) emparasada (‘embarazada’)
(b) bastela / pastela[12]
(c) rupio (‘rubio’)
Teniendo en cuenta esta particularidad del sistema
fonético árabe, convendría que los docentes, además de trabajar las diferencias
ortográficas entre b y v, reforzaran las actividades en
las que se trabajen las bilabiales oclusivas en español.
Un fenómeno parecido al que
acabo de describir se observa en otros pares de oclusivas –ej. diene (‘tiene’); abrasanto (‘abrazando’)-, sobre todo en /k/-/g/, que producen
errores como:
(a) recla (‘regla’)
(b) cuapa (‘guapa’)
- Dificultad para distinguir /s/
y /θ/.
Debido a la ausencia en
árabe del fonema interdental /θ/ son numerosas las confusiones[13] de s por z y viceversa. En este sentido, los alumnos arabófonos se
encuentran en la misma situación que sus compañeros monolingües que poseen una
pronunciación seseante. Así pues, se han documentado errores en s y z
tanto en estudiantes musulmanes como en el grupo que he denominado “otros”
–donde la inmensa mayoría pertenece a la cultura cristiana monolingüe. En el
plano puramente fonético, las diferencias en la pronunciación de /s/ sí separan
a los dos grupos humanos mencionados, e incluso dentro del colectivo “otros”
habría también que establecer diferencias de realización del fonema.
Tal vez el mayor número de errores, junto con la
confusión e/i, corresponde a las
grafías s y z, como puede comprobarse en estos ejemplos, en los que se observa
una clara preferencia gráfica hacia la s:
(a) presiosa (‘preciosa’)
(b) atardeser
(‘atardecer’)
(c) sereales
(‘cereales’)
(d) dulse (‘dulces’)
(e) desendió
(‘descendió’)
En algunas ocasiones también se producen
hipercorrecciones como ocurre en televicion[14] (‘televisión’) o sabrozo (‘sabroso’), pero no tienen una incidencia significativa.
- Vibrante simple / vibrante
múltiple.
El árabe de Ceuta, como
otros dialectos procedentes del árabe, no posee en su repertorio
fonético-fonológico un fonema lateral vibrante múltiple, como sí ocurre en
español, donde además el rasgo +/- vibración es significativo. Aunque la
confusión r/rr no se encuentra entre
los errores más frecuentes cometidos por los hablantes arabófonos, sí es
suficientemente relevante como para mencionarla aquí.
Las soluciones gráficas a la relajación -o vibración simple- pueden
ser tanto la ausencia de grafía, como en el caso de motadela como la hipercorrección (gueparrdos[15]),
amén de la ausencia de uno de los grafemas –que es la forma que más aparece.
Ejemplos:
(a) caros (‘carros’)
(b)
corije (‘corrije’)
(c)
derotarlo (‘derrotarlo’)
(d)caruaje (‘carruaje’)
(e)
bariga (‘barriga’)
(f)
marones (‘marrones’)
En el plano fónico se observa que, de manera
generalizada, la vibración de /r/ es más suave en la producción oral de los
hablantes arabófonos que en la de los monolingües castellanohablantes.
- Grupos consonánticos.
Indican García y Guijarro
(2005), en referencia fundamentalmente a los dialectos árabes orientales y,
concretamente, al dialecto árabe de El Cairo, que
la estructura fonológica de tres consonantes
seguidas es imposible, por lo que al pronunciar una palabra con esta estructura
siempre se tiende a la introducción de una vocal, por muy breve que sea, para
amoldar esa pronunciación a los esquemas de su lengua materna.
Pues bien, ciertos errores
ortográficos cometidos por los alumnos ceutíes muestran el fenómeno descrito,
aunque siempre con dos consonantes seguidas. Así puede verse en la maestra falaca (‘la maestra es
flaca’), donde además la ausencia del verbo ser muestra una estructura
oracional nominal, como la del árabe, magereb,
junto a magreb y magrib, y pagerer, frente a bagrer[16].
De todos modos, este tipo
de dificultad ortográfica no es habitual, por lo que no merecería la pena
incidir globalmente en ella, sino poner especial énfasis en los alumnos que
tuvieran problemas con la escritura de grupos consonánticos.
c) Nivel
morfosintáctico.
- Género de los sustantivos.
Otro error que se produce
con frecuencia en los alumnos que aprenden una nueva lengua consiste en
mantener el género que la palabra tiene en su LM, fenómeno que puede
comprobarse en las secuencias siguientes:
(a) tiene el naris pequeño
(b) el maestro me corije el
cartilla
(c) la día de
lailatu l’Qadr (‘el día de la noche del
destino’)
(d) mi cara redonda, mi naris pequino
- Los posesivos.
Aunque en árabe fusha el adjetivo posesivo se coloca
detrás del nombre al que va referido. Ejemplo: ktab-i (‘mi libro’) o raŷil-i
(‘mi marido’), en los dialectos árabes está extendido el uso de
partículas que indican posesión, como ocurre en al-ktab dyal-ek (‘su libro’, ‘el libro suyo’). La excepción la
constituyen los miembros de la familia y las partes del cuerpo, aunque es muy
habitual también oír raŷil dyal-i
(‘mi marido’).
Por este motivo, un error
muy frecuente entre los escolares ceutíes es la confusión entre los adjetivos y
los pronombres posesivos. Así, es habitual escuchar y escribir el cuaderno mío, en lugar de mi cuaderno. En el corpus manejado son
habituales errores de este tipo:
(a) la familia
mía viene mañana de
(b) me ha quitado el lápiz mío
- Oraciones nominales.
En árabe se utiliza la oración nominal, omitiéndose
el verbo ser/estar en presente. Por
este motivo, no debe extrañar[17] que
se produzcan errores como:
(a) la maestra alta (‘la maestra es alta’)
(b) maestro tiene pelo negro y
alto (‘el maestro tiene el pelo negro
y es alto’)
(c) Maestra alta, sus orejas puntiagudas, su cara
redonda, sus dientes blancos[18] (‘la maestra es
alta, sus orejas son puntiagudas, su cara es redonda, sus dientes son blancos’)
(d) Redua gordo (‘Redua es gordo’)
Estas
confusiones se extrapolan a contextos
que no rigen verbos ser/estar, como
ocurre en maestro barba (‘el
maestro tiene barba’) o se transforman en hipercorreciones del tipo la maestra es tiene falaca (‘la
maestra es flaca’).
García y Guijarro (2005)
hacen hincapié en la importancia de la erradicación de este tipo de errores,
subrayando que la estructura “sujeto + adjetivo o complemento del nombre”
es calcada por muchos árabo-hablantes en los niveles
iniciales de aprendizaje de español y si no se trabaja en la erradicación de
este error puede provocar serios problemas de inadecuación al discurso y a veces
de rechazo o de discriminación.
La ausencia de verbos –no
sólo atributivos- puede también observarse en ejemplos como éste: “te amo como
las flores, pero las flores por un dia y tu para siempre”[19].
- Las preposiciones.
Las confusiones en el
régimen preposicional constituyen una dificultad bastante arraigada en los
estudiantes de español como lengua extranjera (ELE), en general, y
particularmente en los alumnos ceutíes que cursan la enseñanza primaria e
incluso secundaria, ya que este error es uno de los más difíciles de erradicar
debido a que el régimen preposicional árabe no se corresponde con el español.
No existe ninguna preposición en árabe cuyo significado coincida plenamente con
su correlato en español.
Por citar un ejemplo, la
preposición árabe fi, f- o fi- puede significar en (lugar y tiempo) y también puede usarse como dentro, a, sobre y entre (Moscoso,
2007, s.v. f-, fi, fi-).
Estas diferencias entre el sistema arábigo y el
español hacen que se produzcan los siguientes enunciados:
(a) salimos a dar un paseíto en Ceuta
(b) durante la 7 horas asta las 8 horas
(c) no estoy obligado de hacerlo
(d)de partir de trece años
(e) no se debe mentir de los amigos
(f) hay varios motivos en los que no se hace
(g)hablar
en la
gente
Afortunadamente, son
numerosos los métodos de enseñanza de español para extranjeros que contienen
actividades de refuerzo en este aspecto de la gramática española, por lo que
una opción interesante para los profesores es la de recurrir a estos manuales
para reforzar el uso adecuado de las preposiciones en español.
·
Nivel morfosintáctico.
El
nivel morfosintáctico ofrece menos singularidades para caracterizar la
modalidad lingüística andaluza y, por ende, el habla ceutí:
1.- Preposiciones.
Uso
incorrecto o ausencia de preposiciones por parte de los hablantes musulmanes.
Este fenómeno es propio de cualquier aprendiz de español o de un
hispanohablante no materno con ciertas carencias.
Ejemplos:
(a) el ramadan es muy
importante de los musulmanes
(b) el mes de ramadan
es sagrdo a los musulmanes
(c) los padres rezan por
la mañana o por la noche a la mesquita
(d)reso cada dia [ ] la hora del magereb
2.- Artículos.
Elisión
de artículos, que diferencian la forma de expresarse de un colectivo y otro.
Ejemplos:
(a) Comemo en [ ] cosina
(b) yo voy a clase de
árabe en [ ] principe
(c) cuando me levanté [ ] sabado por la mañana
(d) [ ] Ramadan termina [ ] 23 de octubre
(e) no comer asta [ ] atardeser
3.- Pronombres.
Uso
incorrecto o ausencia de los pronombres personales átonos.
Ejemplos:
a) cuando termina de
cinar y [ ] pone a leer un poco de Corán
b) he travajado con
tío y [ ] he comportado muy bien[20]
c) tienes que ayunarse
d) No hay pas si [ ] portemo mal
4.- Construcciones autóctonas.
Construcciones
gramaticales “ceutíes” propias de hablantes musulmanes, como son:
a) El uso del verbo “arreglar” con el
significado de ‘preparar’.
Ejemplos:
(a) Mi madre me ha
arreglado el bocadillo de queso
(b) Por la noche rezo, ceno y arreglo los apuntes de derecho
(c) allí estaba la pastelería “
b) La utilización del adverbio “todavía”
con el significado de ‘todavía no’.
Ejemplo:
(a) ¿Has terminado de
hacer el ejercicio? – Todavía
Vicente también se hace eco de esta particularidad del
español ceutí y recoge los siguientes ejemplos de este calco semántico del
árabe marroquí:
¿Has
acabado? Todavía. (arabophone de Ceuta)
¿Has
acabado? Todavía no. (espagnol standard)
k∂mm∂lţi?
bāqi. (arabe marocain)
(Vicente, 2005:190).
Este fenómeno no es exclusivo de personas con un
conocimiento limitado de la lengua española, pero sí propio del hablante de
lengua nativa árabe.
c) En algunas ocasiones, la anteposición
del pronombre personal “yo” en la coordinación de referentes
personales.
Ejemplo:
(a) yo y mi
prima
Este hecho puede tener dos explicaciones: la primera, que
sea un error propio de personas que no dominan suficientemente las estructuras
gramaticales y sintácticas del idioma español, y la segunda, que la estructura
sea un calco del árabe -“ana w Sohora”
(‘yo y Sohora’).
d) El uso del adverbio de cantidad con
sufijo “un poquito” con la calificación positiva de ‘un poquito mejor’.
Ejemplo:
(a) ¿Cómo está tu abuela? – Un poquito (‘un poquito mejor’)
5.- Fosilización
de errores.
Una vez clasificados y descritos los principales
errores[21] que
cometen los estudiantes que no poseen el español como LM, puede decirse que, en
la mayoría de los casos, estamos ante hablantes en “estadios intermedios” y
“estadios avanzados” del proceso de aprendizaje de la lengua española. Es
precisamente en estos niveles donde puede aparecer la fosilización del error[22].
El término “fosilización”, que es, además, un elemento fundamental en la interlengua, o paso intermedio entre la
primera lengua y la lengua meta[23], fue
definido por vez primera por Selinker (1972:215) como
linguistic items,
rules, and subsystems which speakers of a particular [native language] tend to
keep in their [interlanguage] relative to a particular [target language], no
matter what the age of the learner or the amount of explanation and instruction
he receives in the [target language][24].
La fosilización de los errores
está relacionada con dos factores ligados al aprendizaje de lenguas. El primero
es la hipótesis del período crítico o
la suposición de que una segunda lengua sólo se adquiere si se lleva a cabo en
edades muy tempranas. En el contexto del que se ocupa el presente estudio, este
factor no plantea problemas per se,
puesto que casi el 100% de los aprendices de español tiene su primer contacto
con la lengua española de los
El segundo factor está condicionado por la interferencia de
Junto con los errores fosilizados[25], que
son los que ya se han fijado y resultan fácilmente detectables y corregibles –a
menudo se deben al cansancio o la falta de cuidado transitoria del hablante-,
se encuentran los fosilizables, que
son aquellos que se repiten en fases sucesivas y que
ofrecen una mayor resistencia, ya sea por la complejidad misma de la
estructura, por un problema de interferencia o por cualquier otra clase de contaminación
(Fernández López, 1995:212).
Vázquez (1991:43), por su
parte, realiza esta sencilla y útil aclaración de los diferentes tipos de
error:
lo que diferencia al error fosilizable del
fosilizado es que de este último te das cuenta apenas lo has cometido, por lo
general es interlingual y nunca afecta a la claridad de lo que quieres decir.
Por el contrario, los errores fosilizables te dan más trabajo, no los reconoces
inmediatamente y, por más atención que pongas, siempre se te escapará alguno. Si
te consuela saberlo, nunca son errores individuales (Vázquez, 1991:43).
En
el caso de la producción oral y escrita de los arabófonos, la confusión de
preposiciones o la dificultad para pronunciar /ŋ/podrían calificarse como
errores fosilizables, que están constantemente amenazando con su reaparición.
En efecto, muchos errores fosilizables son también errores colectivos, puesto que son comunes a un grupo de personas
que poseen una misma LM. En este sentido, la acción didáctica del profesor debe
ir encaminada a proporcionar una solución a estos errores, más que a centrarse
en un alumno de manera individual.
Desde un punto de vista
práctico, las definiciones y consideraciones realizadas encuentran su razón de
ser en la didáctica de la lengua, si bien no existen propuestas plenamente
desarrolladas. Fernández López, Mª S. (1995:211) y Sánchez Iglesias (2006:41)
corroboran esta impresión, afirmando que, siendo la fosilización un fenómeno
especialmente interesante en el ámbito de la enseñanza de ELE –por las
clarísimas implicaciones que conlleva tanto en la actividad docente como en el
aula en sí-, no se ha llevado a cabo una aplicación realmente didáctica.
Sería deseable que el análisis de errores y su
clasificación en fosilizados y fosilizables –o cualquier otra que resultara
pertinente-, fuera un paso previo a la elaboración de las programaciones
didácticas. En este sentido, la acción docente debe ir encaminada hacia los
siguientes aspectos:
· Toma de conciencia del error.
· Análisis de las causas del mismo.
· Construcción de nuevas hipótesis o la reestructuración de las mismas.
En las producciones de los
estudiantes ceutíes analizadas, los alumnos son conscientes, en muchos casos,
del error, pero no suelen corregirlo –sobre todo en contextos arabófonos, donde
la ausencia de palatalización nasal en /ŋ/, por ejemplo, puede verse como
un signo de identidad.
En líneas generales, entre
los errores fosilizables más frecuentes en contextos escolares, se hallan el
uso de las preposiciones, las confusiones vocálicas y la mencionada ausencia de
palatalización de /ŋ/, coincidiendo con los postulados de Fernández López:
También son campo abonado para los errores
fosilizables, los puntos en que existe una fuerte polisemia, como en el de las
preposiciones, o aquellos en que la interferencia de
6.- Conclusiones.
Posibles soluciones.
En los niveles iniciales de la enseñanza pública en
Ceuta, el número de alumnos que no poseen el español como lengua materna supera
con creces al de los que sí hablan habitualmente este idioma en casa. Por este
motivo, considero que ciertos conocimientos básicos sobre la estructura o los
rasgos fundamentales del principal código lingüístico materno de estos alumnos,
conllevaría numerosos beneficios tanto para el docente como para la adquisición
y el buen uso de la lengua por parte del estudiante.
En este artículo, además de describir y clasificar
los principales errores cometidos por los estudiantes, y de intentar indagar en
sus causas –para que el profesor dirija sus actividades hacia la subsanación de
los mismos-, concluyo que una enseñanza basada en la metodología de segundas
lenguas sería muy beneficiosa para nuestro contexto educativo.
En líneas generales, puede afirmarse que no existe
una buena predisposición por parte del profesorado ceutí hacia la utilización
de materiales didácticos de español como nueva lengua (ENL), E/L2 o ELE.
Entre las posibles causas de estas reticencias se
encuentran:
·
El desconocimiento de las
herramientas pedagógicas y didácticas de ENL.
·
La falta de formación del
profesorado en estos temas[26].
·
La ausencia de concienciación,
por parte de los docentes, para trabajar el ENL (la idea de que el español es
la lengua oficial y de que sólo puede/debería hablarse en este idioma en casa,
en la calle, etc. subyace en estos planteamientos).
·
La supremacía y el excesivo uso
del lenguaje escrito que, tradicionalmente, ha regido la enseñanza de la lengua
española.
·
La ausencia de un enfoque
comunicativo que guíe la enseñanza de la lengua española.
·
La dificultad y el esfuerzo
extraordinario que supone, sobre todo en los niveles iniciales del proceso
educativo, trabajar el lenguaje oral (clave para mejorar la escritura y
adquirir la competencia lingüística). Lo más sencillo para un docente es
reforzar el lenguaje escrito, sin embargo, en la práctica oral se encuentra la
solución a numerosos problemas que plantea la escritura.
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[1] Los trabajos de El-Madkouri y Pastor (2009) pueden
resultar muy útiles a los docentes.
[2] El bilingüismo en Ceuta se circunscribe
exclusivamente –salvo contadísimas excepciones- a la población arabófona.
[3] No estoy negando el interés por conocer los contextos
de uso de b y v o g y j, por ejemplo, pero veo más provechoso
abundar –al menos en los primeros niveles- en s y z, o e/i, por citar un par de dificultades
muy extendidas en el alumnado arabófono.
[4] En Ceuta, algunos malentendidos entre profesores y
alumnos con bajo nivel de español pueden deberse a que la sonrisa es entendida
por aquéllos como muestra de desafío a la autoridad.
En referencia a la
disparidad de gestos y malentendidos entre las culturas occidental y musulmana,
véase Herrero Muñoz-Cobo (1996:214-216) y (2007:704-706).
[5] Fernández López (1995:205,206) menciona el
análisis contrastivo y el conductismo como principales hitos en la forma de
tratar el error y de concebir el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumno.
[6] En Baralo (2004:35-44) puede verse una útil y
básica aproximación a estos modelos de investigación.
[7] Sobre la corrección de errores, véase Ribas y
d’Aquino (2004:31 y ss.).
[8] Algunos estudiantes reaccionan con extrañeza ante
la actitud de los profesores, que dan “demasiada importancia” a algo que, para
ellos, no llega ni a la categoría de error.
[9] En el caso de las producciones analizadas, a partir
del tercer ciclo de
[10] Acerca de la escritura en contextos multilingües,
cfr. Teberosky y Martínez i Olivé (2003).
[11] Estos ejemplos, aunque con una frecuencia menor,
también han sido documentados en
[12] El nombre de este plato típico marroquí suele
aparecer escrito de las dos maneras, con b
y con p.
[13] El-Madkouri (1995:359), al acercarse a la relación
entre la lengua española y los inmigrantes marroquíes, indica que la confusión
de [s] y [θ] se debe exclusivamente a la influencia del francés. A esta
explicación hay que añadir que los hablantes ceutíes conviven con hablantes
monolingües seseantes, de modalidad lingüística andaluza.
[14] También podría explicarse este error por la
analogía con los sustantivos terminados en –ción.
[15] Tanto este ejemplo como el siguiente (caros), aparecen en las respuestas a
unos cuestionarios sobre disponibilidad léxica que realicé a alumnos de 4º curso de
[16] Pagrer
es un tipo de torta parecido a los crepes.
[17] Fernández López (1991, 1995) menciona en sus
trabajos los mismos errores por parte de alumnos árabes de niveles iniciales de
aprendizaje de ELE.
[18] Otra de las
diferencias entre el español y el árabe marroquí –y también otros idiomas, como
el inglés- consiste en la utilización del adjetivo posesivo en lugar del
artículo. Por eso no deben extrañarnos construcciones del tipo “lavo mis manos”
en lugar de la española “me lavo las manos”.
[19] Nick de
una chica de 4º curso de ESO.
[20] Fernández López (1991:447) analiza este tipo de
errores en el apartado dedicado al “SE intransitivador”.
[21] Cfr. Ellis (1998:17) sobre los tipos de errores.
[22] Hay autores, como Sánchez Iglesias (2006:13), que
prefieren la expresión errores
persistentes.
[23] Véase Bustos Gisbert y Sánchez Iglesias (coords.)
(2006).
[24] Cito por Sánchez Iglesias (2006:14).
Véase también una actualización de sus
planteamientos en Selinker (1992).
[25] Fernández López (1995) prefiere denominarlos fosilizables y distingue entre errores de desarrollo o transitorios, frente a los errores fosilizables o permanentes.
[26] No existe una formación inicial de carácter
general en las Facultades de Educación (sólo asignaturas optativas) y las
actividades de formación permanente del profesorado van dirigidas a un número
limitado de docentes.
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