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CARMEN RIGALT, COLUMNISTA DE EL MUNDO
Fernando Sánchez Gómez y Emy Armañanzas
(Universidad
del País Vasco)
Resumen
En el último tercio del siglo XX
resurgen las libertades públicas en España. La prensa también se renueva y los
géneros periodísticos más pujantes serán los de opinión. Entre todos, sobresale
la columna personal, reinventada por Umbral, Vázquez Montalbán, Vicent o la
propia Carmen Rigalt, objeto de esta investigación.
El estilo de los nuevos columnistas
españoles, tremendamente lúcido, crítico, irónico y, sobre todo, muy
humorístico, siembra el pánico al ridículo entre las clases influyentes, que
habían permanecido públicamente intactas durante el periodo autárquico
(1939-1975).
La columna política tiene en el ethos su principal elemento configurador
discursivo (López Pan, 1995, 1996). Nuestra investigación extiende esta
consideración a la columna personal (Armañanzas, 1995).
Palabras
clave
Columna personal. Columnistas.
Géneros de Opinión. Carmen Rigalt. Ethos.
Imagen pública.
Abstract
In the
last third of the twentieth century resurgent civil liberties in Spain. The
press will also renews and opinion genders will be the strongest ones. Among
all, shines the personal column, reinvented by Umbral, Vázquez Montalbán,
Vicent or Carmen Rigalt, the subject of this paper.
The style
of the new Spanish columnists, extremely lucid, critical, ironic, especially
very humorous, ridicule sowing panic among the influential classes, which had
remained intact during publicly autarchic (1939-1975).
Ethos is the main element of
political column as discursive configurator (López Pan, 1995, 1996). The aim of
this paper is to extend it to the personal column (Armañanzas, 1995).
Key words
Personal
column. Columnists. Opinion genders. Carmen Rigalt. Ethos. Face.
P. En sus primeros años de Interviu
usted argumentaba mejor
sus ideas politicas ahora parece que solo presenta
unas
neuras con mucha tramoya y poco seso, ¿no cree?
R. Estuve en Interviú pocos
meses, de lo cual deduzco
que me confunde usted con alguna señorita de
la portada.
31.10.02
0. Introducción
La escritora y periodista Carmen Rigalt firma un tipo de columna que, por
sus características peculiares, se denomina en la teoría periodística columna
personal (Armañanzas, 1995).
El antecedente de la moderna columna personal, la que leemos desde el
último tercio del siglo XX, es el artículo de colaborador fijo (Morán Torres,
1988, p. 165), que César González-Ruano, uno de sus maestros más influyentes,
llamó «género de literatura menor, aunque de periodismo mayor», por la tremenda
voluntad de estilo de estos textos que eran flor de un día y, al siguiente,
servían para envolver el pescado.
El colaborador de prensa, el llamado «escritor en periódicos», es una
figura de gran tradición en nuestro periodismo. De hecho, puede encontrarse en
cualquier grupo literario: Regeneracionismo, 98, Novecentismo, 27 o la dispersa
Generación Republica. Novelistas de éxito, poetas, ensayistas, filósofos y
gacetilleros de raza encontraron en el periódico el medio de expresión más
adecuado para publicar sus atractivos textos de opinión.
Esas colaboraciones se editaban después en un volumen que, por su calidad
de página, hoy podemos leer como literatura más que como periodismo
(Armañanzas, 1993).
Ya sea en páginas volanderas o de tomo y lomo, la columna se ha adaptado a
todos los tiempos con gran éxito de seguidores. Será con la llegada de la Transición
a la democracia cuando renacerá el género con el impulso que le proporciona el
renovado ambiente de libertades públicas de la España de los 70’s.
La columna de opinión, que desde una década antes tenía sus espacios
reservados en diarios como ABC, La Vanguardia, Informaciones y semanarios de actualidad política como Triunfo, prolifera y se estabiliza en
los diarios surgidos tras la legalización de los partidos políticos en España.
Buenos ejemplos son Diario 16, El País o El Periódico de Catalunya, que concentraron las principales firmas
del momento.
El comentario es libre, afirma un dicho de la prensa británica. Si la
libertad de expresión es lo que mejor sienta al Periodismo, con más razón a la
columna, su género libérrimo. No olvidemos que en inglés columna personal se
dice comment (comentario) y columna
analítica feature. Ambas tipologías
de columna se diferencian por el tipo de persuasión que desarrollan:
argumentación ingeniosa y otras pruebas del ars
la primera; datos, testimonios, argumentos, análisis y todo tipo de pruebas
inartísticas la segunda.
La columna personal, decimos, adquiere en el nuevo periodismo español las
características distintivas que le iban a ser propias. La máxima figura de su
tiempo será Francisco Umbral (1932-2007), con quién ningún estamento escapa a
la aguda mirada del columnista. Las clases influyentes (políticas, económicas,
sociales), que hasta entonces habían permanecido periodísticamente intocables,
se ven de pronto retratadas en un vitriólico cóctel impreso que las ridiculiza.
A Francisco Umbral, el gran maestro de este columnismo, le habría
correspondido por su edad haber conservado el estilo literario de González
Ruano o de Alcántara. Pero muy lejos de eso reinventa la fórmula secreta de la
columna añadiéndole lo que le faltaba: una alta dosis de política, que era el
tema de máximo interés del momento, que mezcla con el juicio social y cultural,
saltándose los límites tanto de la columna personal como de la columna
política.
Este nuevo columnismo español tiene en la obra periodística de Carmen
Rigalt a una de sus cultivadoras de mayor éxito. Es creadora, además, de una
tendencia dentro de la columna personal, un estilo propio que va creando
escuela en nuestra prensa: Elvira Lindo o Bárbara Alpuente. Es precisamente
Umbral quien bautiza de un plumazo el columnismo de su compañera en Diario 16 y El Mundo, «de olla express»:
Nuestra común amiga,
Carmen Rigalt, escribió aquí el otro día, sobre los calcetines usados, uno de sus mejores artículos
de antes, cuando ella inventó el género literario de la olla exprés. Francisco Umbral, «Celuloide rancio», El Mundo, 09.09.05, u.p.
Entendemos que Umbral se refiere a un tipo de columna personal que puede
coincidir con la columna norteamericana de miscelánea, llena de «humor, gracia,
sátira y filosofía doméstica», estudiada por los teóricos estadounidenses
citados por López Pan, (1996, p. 118). Porque en las columnas personales de
Carmen Rigalt encontramos esa mezcla de temas, expuestos con agudeza e ingenio
y con mucha dosis de filosofía y sentido común. La columnista introduce en sus
textos tanto temas de actualidd periodística como los de ámbito doméstico;
sobre ambos aplica sus reflexiones.
En esta investigación analizamos una muestra aleatoria de 45 columnas de
Carmen Rigalt publicadas en El Mundo
entre 2004 y 2009, según criterios espacio-temporales de publicación
(Armañanzas, 1995); ethos (Aristóteles,
1999; López Pan, 1995 y 1996; Caballero López, 2008); características del lenguaje
de la columna (Armañanzas, ibid.),
creación léxica (Alvar Ezquerra, 1993) y figuración retórica (Albaladejo, 1993).
Con este trabajo monográfico sobre la columna personal de Carmen Rigalt
queremos contribuir al estudio de la cuestión planteada desde la Facultad de
Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra de si «¿tiene la argumentación
periodística explícita características especiales con respecto a otros tipos de
argumentación?», (López Pan, 1996, p. 23).
1. Carmen Rigalt, periodista y escritora
La
periodista y escritora catalana Carmen Rigalt (Vinaixa, 1949) se estrenó como
columnista en el Diario Sol de España,
de Málaga, tal y como ella manifiesta. Publicó columnas regularmente en Pueblo donde comenzó su carrera
pofesional en 1975 y posteriormente trabajó en Informaciones.
Colaboró
con el semanario Diez Minutos y fue
directora de las revistas Tanit y Líbera, en los 70. Afirma que «Hasta
ahora he podido permitirme el lujo de elegir» la publicación donde firmar sus
columnas. Desde 1992 es columnista del diario El Mundo.[1]
Rigalt
ha compaginado su trabajo como periodista con el de escritora, que se ha visto
reconocido con importantes galardones. En 1999 recibió el premio Pluma de Plata
del Club de la Escritura y dos años antes había quedado finalista del Premio
Planeta con la novela, Mi corazón que
baila con espigas. Ha publicado también La
vida empieza el lunes, La mujer de
agua y Diario de una adicta a casi todo, de corte autobiográfico.
La
autora afirma que la inspiración le viene tras encontrar un buen tema y que «la
autocensura existe sin que nos demos cuenta, pero normalmente yo me siento
bastante libre. Escribo lo que me sale del moño». Sus problemas a la hora de
escribir son los que le enfrentan a sus propias contradicciones: «Son problemas
conmigo misma, no con mis jefes». Como límite a la libertad de opinión encuentra
la ley.
En referencia
a esta última observación de Carmen Rigalt, queremos concluir con una
matización del profesor López Pan (1996, pp. 87, 88), acerca de la situación
retórica, diferente del columnista y del orador clásico, ante los temas:
(…) la situación retórica de un columnista se
diferencia de la de un orador en uno de los
elementos fundamentales: el tema. Mientras que el orador griego o romano se enfrentaba con un tema que le venía
dado y limitaba su libertad de elección, el periodista
/ columnista decide el tema con cierta libertad, mayor cuanto más prestigio alcance. De ahí, que la
elección de los temas sirva también para configurar la imagen del periodista: una elección determinada connota
indudablemente una valoración
muy significativa.
Los
temas que elige Carmen Rigalt para tratarlos en sus columnas personales, como
tendremos ocasión de ver en el análisis de las mismas, son de todo tipo,
circunstancia y tiempo.
2. La columna de tipo personal
Las
columnas de opinión, como dijimos en el epígrafe anterior, se dividen en
personales y de análisis (político, económico, cultural...). En este artículo
nos ocupamos del primer grupo.
La
columna de tipo personal es un texto periodístico de opinión sujeto a las
características literarias e idiosincrásicas de quien la escribe, de ahí su
nombre. Es la evolución de lo que en el viejo periodismo se
correspondía con el artículo del colaborador fijo, (Morán Torres, ibid.).
El
principal rasgo distintivo de las columnas personales es la absoluta libertad
que tiene el columnista para elegir los temas, la forma de afrontarlos así como
el lenguaje y el tono en que expresarlos. Este y otros aspectos aparecen en la
definición teórica de la columna personal (Armañanzas, 1995, pp. 180, 215-229):
El texto de opinión que ocupa un
espacio de ubicación fija en alguna de las seciones de una publicación periódica, diferenciada tipográficamente y
casi siempre con título genérico, que
indica que está reservada a un columnista, periodista o no, que con periodicidad y extensión
determinadas enjuicia cualquier tema, que puede ser o no de actualidad, con la finalidad de persuadir.
En la columna personal, la más
literaria de todas, el autor da rienda suelta
a supropio estilo así como a la
elección de los temas, al enfoque ideológico y al planteamiento estructural de la misma a través de los que muestra
su yo. A diferencia de lo que
ocurre con otros textos de opinión, con la columna personal sus seguidores saben perfectamente dónde y
cuándo pueden encontrarla.
Estas
características espacio-temporales fijas propician la cita previa del
columnista con sus seguidores o ‘hinchas’ (Armañanzas y Sánchez Gómez, 2009),
porque el lector sabe de antemano dónde y cuándo publica su columnista. El
periódico le asigna un espacio fijo en la publicación, así como una fecha de
aparición que también es permanente; si varía, se avisa para que lo sepan los
lectores.
Es
precisamente aquí donde cobran toda su importancia esta ubicación y
periodicidad fijas, propias de la columna personal. No son características
anecdóticas sino algunos de los muchos elementos diferenciadores que alejan
teóricamente a la columna del artículo.
Las
columnas personales de Carmen Rigalt siempre se publican el mismo día de la
semana, en la página 2 del diario El
Mundo, en la sección de Opinión bajo el título genérico de ‘Zoom’. También
firma todos los domingos la última página de este diario, cuyo análisis merece otra
investigación.
2.1. El epígrafe de la columna personal
Con respecto al
epígrafe, o lo que nosotros denominamos «título genérico» que señala un espacio
para una determinada columna, López Hidalgo (2001: 167) afirma que «lo suelen
utilizar aquellos columnistas que mantienen una columna periódica, ya sea
diaria o semanal, aunque no todas las columnas que se publican periódicamente
de un mismo autor llevan epígrafe».
Ese epígrafe
puede ser de uso exclusivo para cada columnista o compartido por varios, ya que
distintas firmas pueden publicar bajo el mismo. Como ejemplo del primer caso,
cabría mencionar a Manuel Alcántara, quien a lo largo de su dilatada carrera,
ha firmado sus columnas bajo diferentes epígrafes: ‘Vuelta de hoja’, ‘A beneficio de inventario’, ‘Luz de domingo’,
‘Galería’, ‘Punto cardinal’, ‘Tribunal del viento’ o el gongorino ‘Oficio de
ver’, entre otros», (Armañanzas y Sánchez Gómez: 2009); a Francisco
Umbral que en la última de El Mundo
tenía identificado el espacio de su columna bajo el título genérico «Los
placeres y los días».
Con
respecto al segundo caso, el de un mismo espacio compartido por varios
columnistas, puede mencionarse ‘La buena sombra’ en La Opinión de Málaga o ‘Zoom’ en El Mundo, donde firma la columnista objeto de esta investigación.
La
columna personal de Carmen Rigalt, si bien se mantiene en la página 2 de la sección
de Opinión, ha ido cambiando de día de aparición, así como el título genérico
del espacio que ocupa y la disposición del mismo a lo largo de los años. En la
muestra elegida para este artículo, que comienza en marzo de 2004, apreciamos
que, entonces, dicha columna ocupa el faldón de la página —a 5 columnas— bajo
el epígrafe «Hoy martes».
A lo
largo de 2005 y parte de 2006, todo se mantiene salvo el nombre genérico del
espacio que cambia por el «Desde el guindo» aunque, aisladamente algún día,
vuelve a aparecer «Hoy martes». En 2006, el martes, día de aparición de la
columna de Carmen Rigalt, cambia por el miércoles manteniéndose en el espacio
«Desde el guindo» al igual que en 2007. Este año alternó con el epígrafe
«Testigo impertinente».
En
2008 se producen nuevos cambios: el faldón se levanta en columna, la de la
iquierda de la página. Desde entonces aparece bajo el título genérico «Zoom»
–algún día del 2007 también se publicó así. Asimismo, se da un baile de días de
aparición: los sábados, lunes o jueves.
2009
es el año de mayor estabilidad tipográfica de su columna: se mantiene en la
página 2 de Opinión, en columna, los jueves y con fotografía de la autora en
color. Cambio introducido por El Mundo
a mediados de enero tras su rediseño.
Es
interesante mencionar que, en el caso de este diario, los epígrafes que marcan
los espacios para las columnas no son únicos para cada columnista sino que son
ocupados por distintas firmas. Es decir, si bien ahora Carmen Rigalt ocupa la
columna ‘Zoom’ los jueves, el resto de días de la semana son otros los
columnistas que publican bajo ese epígrafe con Arcadi Espada, Manuel Hidalgo,
entre otros.
La
columna personal de Carmen Rigalt anterior
al cambio
de diseño del diario El Mundo en 2009
La
columna personal de Carmen Rigalt editada como faldón,
con el
anterior título genérico ‘Desde el guindo’
3. El lenguaje de la columna personal
El lenguaje de la
columna personal refleja, como su adjetivo indica, a la persona que la escribe;
sus giros, tics expresivos, manías, cultura, aficiones y obsesiones, en
definitiva, su forma de razonar, narrar y opinar. Todo cuanto constituye su ser
más íntimo aflora en el lenguaje de esta tipología textual.
Por ello,
afirmamos que en la columna personal se dan tantos lenguajes como autores. Lo
que explica (Armañanzas, op. cit., p.
221) que su léxico:
Es de lo más
variado. En un mismo texto se pueden codear las expresiones más barrocas con el lenguaje más frío, más sobrio;
lo más culto con lo más popular, con el
argot de diversa procedencia, con refranes, modismos, vocablos en desuso e, incluso, neologismos. La prosa de la columna personal es rica en
recursos retóricos, adjetivos,
interjecciones y admiraciones, suele ser colorista, de expresión brillante y con personalidad propia. Es un léxico
totalmente heterogéneo que se escapa de lo cotidiano,
de la expresión plana. Un lenguaje que puede llegar a ser muy creativo.
La
columna personal es un trasunto de la propia visión que tiene del mundo el
columnista, de su particular
interpretación de la realidad. De ahí que su lenguaje se teja con los giros y
las expresiones que le son propios al escritor, con las palabras que inventa o
con las comparaciones que establece, basándose siempre en su mundo particular
que comparte públicamente.
Por eso es el
texto periodístico más cercano para los lectores, donde el autor se muestra
ante el público (y se le pide que lo haga) tal y como es. Es decir, el
columnista exhibe su talante mientras plasma sus experiencias profesionales y
cotidianas con toda naturalidad, porque es lo que esperan sus seguidores de él.
De ella en nuestra investigación.
1.
[…] Los políticos tienen una forma de
hablar especial. Los juristas, otra. También los sociólogos, los publicistas,
los financieros, los médicos y los toreros. Todos tienen la suya. Entre medias
andamos nosotros, la gente del periodismo, que mezclamos el lenguaje de los
demás para construir uno propio. Los periodistas somos copiones por naturaleza.
Plasmamos lo que vemos, lo que leemos y lo que oímos […], «Medidas cautelares»,
22.05.08.
Carmen
Rigalt, como columnista, acepta las influencias del lenguaje ajeno para
construir el propio.
3.1. La literariedad de la columna personal
El
término ‘literariedad’, que genera grandes desacuerdos entre los teóricos de la
Literatura, según Alborg (1991), también está presente en la columna personal,
recuérdese que hemos dicho que es la más literaria de todas (Armañanzas, ibid.). Y está presente desde casi los
mismos puntos de vista que se consideran en Literatura: lenguaje que se desvía
del estándar, extrañamiento, desautomatización del lenguaje, entre otros.
Así,
si nos fijamos en los relativos al extrañamiento, este puede venir provocado
por la original interpretación poética de la realidad que brinda el columnista
personal. Si atendemos al lenguaje creativo de esta, apreciamos la desviación
con respecto al lenguaje periodístico estándar de la columna analítica, de
escritura más aristotélica, menos platónica que la primera.
Es
cierto que la columna personal comparte con la analítica la misma renuncia a la
neutralidad léxica, pero a diferencia su lenguaje supone un desviamiento mayor,
en el sentido de que opera con mucha más creatividad el procedimiento literario
de selección léxica mediante la proyección del eje paradigmático sobre el eje sintagmático (Hjelmslev, 1971).
En
el estudio de las columnas personales de Carmen Rigalt, encontramos algunos
ejemplos literarios que denotan la condición de escritora de esta columnista,
revelando el conocimiento del citado arte de la combinación sobre la selección:
2.
[...] Me
escribe un grupo de azafatas de Futura International Airways, compañía que hace
cuatro meses entró en un concurso de acreedores y está en vías de volatilizarse [...], «Jabatas del aire»,
12.02.09.
3.
[...] Al cabo
de un tiempo el ministro concedió una entrevista a su periódico de cabecera y declaró entender más de vinos de Burdeos
que de vinos de Rioja. Otra metedura de pata. Moratinos no se tomó la molestia
de explicar que su esposa tiene denominación
de origen francesa y es la proveedora de los caldos que ilustran su bodega [...],
«Moratinos», 25.07.06.
Además de la citada calidad literaria, Carmen Rigalt
no pierde de vista en ningún momento que ella escribe en un periódico. Así, en
el ejemplo nº 3 explica las circunstancias familiares del ministro por si el
lector los desconoce.
Además, los rasgos de humor, la ironía o los propios
recursos literarios nunca ocultan la extraordinaria precisión con la que maneja
el léxico para describir situaciones. Este es un buen ejemplo de todo ello:
4.
[...] Como la
profesionalidad no se improvisa, fue especialmente apreciada la madurez de las
azafatas. Para los americanos, la madurez es un motivo de orgullo. Aquí, en
cambio, la madurez está mal vista, y no digamos ya la veteranía. Ese es un
término en desuso. Una prueba de lo que digo la tenemos en los propios
noticiarios de la tele, donde los presentadores (y sobre todo, las
presentadoras) prescriben en cuanto empiezan a echar arrugas [...], «Jabatas
del aire», 12.02.09.
Hay
teóricos de la Periodística que afirman que la columna personal es un texto de
orden cuasi literario (Martínez Albertos, 1992) porque está escrito en prosa
retórica (Garrido Gallardo, 1987). Las palabras de López Pan (1996, p. 100)
sobre las figuras en la columna política resultan también apropiadas para la
tipología de la columna personal que estudiamos, en la medida en que estas
pueden contribuir a crear comunión o
a subrayar la presencia de cualquier elemento que
le interese al orador [columnista personal] traer a un primer plano dentro de
su estrategia persuasiva. Sólo desde este
enfoque tiene sentido detenerse en las figuras retóricas:
en cuanto instrumento persuasivo / argumentativo que va más allá del simple delectare.
De
esta opinión es también el profesor Reboul (1986, p. 33) quien, desde
posiciones neorretóricas, reivindica la importancia argumentativa de la
figuración, afirmando que
En un discurso propiamente retórico,
es decir, que busca persuadir, la figura raramente
es un ornamento gratuito; es, como ha mostrado Perelman, una condensación o un «precipitado del
argumento», (cit. en López Pan, ibid.).
En
este trabajo limitamos el estudio de la literariedad
a la figuración retórica y a la creación neológica. A sabiendas de que no es
suficiente recurrir a la figuración para determinar la literariedad de un
texto.
El
lenguaje de la columna personal responde, desde el punto de vista
periodístico-literario, al mecanismo de un poema o una canción en prosa. Por
eso Francisco Umbral definió la columna como «el soneto del periodismo».
4. El ethos,
configurador discursivo de la columna personal
El ethos es, junto con el logos y el pathos, una de las tres pruebas retóricas consideradas por Aristóteles.
En la teoría periodística, le corresponde a Fernando López Pan el mérito de
haber destacado la prueba ética como
el principal elemento persuasivo de la columna de opinión. Además de haber
hecho su seguimiento entre los retóricos europeos y norteamericanos (López Pan,
1995 y 1996).
Para
López Pan (1995, p. 26), el ethos
retórico, o aristotélico, se desdobla en nuclear o poético y formal:
En este ethos nuclear se incluye, como un artificio a disposición del
escritor, la presencia del autor dentro de los textos como un personaje más,
caracterizado de tal modo que se destaquen aquellos rasgos que le dotan de credibilidad:
entre ellos, el de la competencia o conocimiento sobre un tema. En los amplios
márgenes del ethos nuclear, también incluyo la elección de los temas y la perspectiva
desde la que se presentan.
Queremos
hacer una matización a este respecto. En el caso de la columna personal el ethos es el principal elemento sobre el
que gira el texto. Entendemos que con mayor presencia que en la columna
analítica que trata López Pan en Pilar Urbano. En el sentido de que Urbano en
su columna política aporta más pruebas inartísticas (esto es, analíticas, como
informes, datos, estadísticas, declaraciones políticas) que Carmen Rigalt, que
mezcla los datos de actualidad periodística, cuando los da, con los cotidianos
y los interpreta teniendo como eje su propia filosofía de la vida así como
otras pruebas creadas por la autora ad
hoc.
En
el siguiente ejemplo ironiza sobre el comportamiento del Gobierno ante la
crisis económica mundial:
5.
[...] Así las
cosas, entre rebajas y preludios de semanas blancas, la crisis podría
retrasarse hasta marzo. Con un poco de suerte, esquivaría la campaña electoral
y respetaría incluso las elecciones. Es fácil. Bastaría con que el Gobierno
proclamara rebajas por Real Decreto hasta el 9-M. Llegado ese momento, ya sería
primavera en El Corte Inglés y el optimismo empezaría a reinar en nuestros
corazones [...], «La crisis», 05.01.08.
Carmen
Rigalt elige en ocasiones el tema político como centro de una columna pero
reconoce su rechazo a la misma:
6.
[...] Detesto
la política porque está llena de prepotentes y miserables. A veces no me queda
más remedio que entrar al trapo, y entonces lo hago sin remilgos. Hoy, por
ejemplo. Yo también tengo mi opinión sobre las consecuncias del atentado en la
Terminal 4. [...], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.
Incluso
se muestra así de drástica cuando le preguntan por su posición política en el
encuentro digital de El Mundo
celebrado el 31.10.02:
P.
Usted y su marido son personas más o menos cercanas al Partido Socialista y sin
embargo colaboran en dos medios (El Mundo y la COPE respectivamente) claramente hostiles
al PSOE. ¿Usted lo ve como un fastidio, un reto, o las dos cosas al a vez?
R.
¿Yo cercana al Partido Socialista? Yo no estoy cercana a nadie, me da bastante asco el circo de la política.
Con
esto no estamos diciendo que el ethos
sea más importante en una que en otra, sino distinto. El ethos de Pilar Urbano, que trabaja en mitad de la arena política,
cobra un relieve diferente. El columnista político si quiere tener credibilidad
o predicamento ante su público necesita generar en la audiencia un sentimiento
de confianza muy parecido al del orador político, demostrando que hace un seguimiento
continuo de estos temas y que se posiciona sobre ellos. Volvamos nuevamente a
Aristóteles (1999: 176) cuando afirma que:
se persuade por el talante cuando el
discurso es dicho de tal forma que hace al orador
digno de crédito. Porque a las personas honradas las creemos más y con mayor rapidez, en general en todas las
cosas, pero, desde luego, completamente en aquéllas
en que no cabe la exactitud, sino que se prestan a duda; si bien es preciso que también esto acontezca por obra
del discurso y no por tener prejuzgado cómo es el
que habla. Por lo tanto, no «es cierto que», en el arte, como afirman algunos tratadistas, la honradez del que
habla, no incorpore nada en orden a lo convincente, sino que, por así decirlo, casi es el talante personal quien
constituye el más firme ‘medio
de’ persuasión.
Carmen
Rigalt conoce bien los mecanismos que rigen la argumentación analítica. Nótese
cómo, en el ejemplo que reproducimos a continuación, la columnista se
autoexcluye en favor de la lógica:
7.
[...] Ahora
estamos ante una de las verdades más mentirosas de la Historia de la democracia
española. No lo digo yo, sino la lógica. Cuando la premisa mayor del silogismo
es falsa, toda la secuencia es falsa. Sobra la mayor parte del discurso [...], «La
estrategia del detergente», 21.03.07.
La
columna personal de Carmen Rigalt no precisa de datos, fechas, personajes
precisos para generar en la audiencia la misma confianza que un analista
político. A ella le basta con mostrarse, desde la atalaya de su hogar, como una
persona cercana, llana, abierta a sus seguidores, con sentido común para
escribir con humor de los temas más cercanos. Esos de los que no nos libramos
ninguno, ya que todos los gozamos o los sufrimos: la amistad, el amor, la
salud, la muerte, en definitiva, las cuestiones cotidianas (adaptación a la
audiencia, cfr. pp. 20, 44):
8.
[...] El primer
baremo que utilicé para medir mi propio tiempo (o sea, la edad) tenía relación
con las muertes de mi entorno. Tantas muertes, tanta vida a cuestas. Durante
mucho tiempo solo tuve un muerto en la despensa de la memoria: el abuelo. La
conciencia de adulta me llegó cuando los muertos crecieron y me salpicaron por
todas partes. Ahora, pasados los años conozco más muertos que vivos [...], «El
pésame», 05.04.05.
9.
[...] Las cosas
sólo importan cuando nos afectan y ahora yo soy una afectada. En este tramo de
mi vida se me multiplican los enfermos como por arte de magia [...], «El último
soldado», 13.09.05.
10.
[…] Ayer me propuse arreglar el cajón de
los calcetines. Es la actividad doméstica más desquiciante. Siempre he
mantenido una relación neurótica con los calcetines, y sospecho que no soy la
única. En casa, los calcetines no resisten un inventario a final de temporada.
Juntando los calcetines de toda la familia, aparece al menos 20 de ellos
desparejados. Sus compañeros no están en ninguna parte y seguramente no han
estado nunca. Todos los años salen de casa (vía cubo de basura) más calcetines
de los que entraron. Increíble, pero cierto. La otra noche, en la radio, escuché
a una señora que tenía obsesión por contar líneas de azulejos. Yo, en cambio,
cuento cientos de calcetines desparejados. El día que descubra la teoría del
calcetín creeré que he descubierto la teoría de la relatividad […], «El
calcetín», 28.04.08.
Pero,
incluso, cuando Carmen Rigalt se detiene en temas de actualidad periodística,
ante los que no se siente obligada a hacer un seguimiento, también los trata
bajo su particular punto de vista utilizando un lenguaje incluso coloquial, de
andar por casa:
11.
[…] Guatepeor
se impuso entonces a Guatemala. Comparados con los islamistas de Hamas, los
milicianos de Fatah eran hermnitas de la caridad […], «Causas justas, amores
cínicos», 15.01.09.
Por
todo ello, consideramos que la prueba ética en Rigalt es más amplia, más
enriquecedora, porque además de comprender la perspectiva anterior, el ethos de la columnista personal es el
propio contexto argumentativo, valga la redundancia, de la columna personal, en
los términos narrativos establecidos por Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989: 490).
A
través del ethos nuclear o poético,
el autor se introduce en el texto para contarse en su columna. Para el citado
López Pan (op. cit., p. 73): «(…) que
el orador se convierta en personaje de su propio discurso, y mostrándose a sí
mismo en acción» puede desvelar «rasgos de su carácter moral». Mientras que el ethos formal supone «la manera y el modo
de relatar las cosas, que revela una actitud frente a ellas y frente al mundo»,
sería un «revestimiento formal».
Aristóteles
ofrece un elenco de formas para la elaboración discursiva del ethos, pero no de forma sistemática,
esto es, en ningún capítulo «dedicado explícitamente a establecer los medios de
la prueba ética», como recuerda López Pan (op.
cit., p. 59), quien se ha tomado la tarea de «rastrearlos y espigarlos de
los distintos pasajes en los que se refiere a ellos, casi siempre como de
pasada».
Pero
no se limita a Aristóteles. En el profundo estudio que estamos citando, el
profesor López Pan investiga esta prueba y su finalidad en Casado (1990a y b),
Coseriu (1990), Enos (1990), Enos y Brown (1993), Grupo μ (1970), Johnson
(1984), Kennedy (1963, 1972), Perelman y Olbrechts Tyteca (1989), Pieper
(1988), Ryan (1984), Willey (1990), Ziff (1986), entre otros (Cfr. López Pan, op. cit., pp. 60-101).
Las
citadas formas en que se manifiesta el ethos
en la columna política, según las indagaciones de López Pan (ibid) son las siguientes:
1. El uso de máximas, proverbios o sentencias.
2. La selección de las palabras empleadas en el discurso.
3. La manera de mostrar benevolencia y preocupación por la audiencia,
como intento de suscitar su amistad.
4. La virtud del orador (alabanza o vituperio de vicios y virtudes).
5. El patetismo en el estilo (reacción ante los acontecimientos).
6. Finalidad persuasiva (intención del orador).
7. Presentación del propio carácter del orador que se
introduce en el discurso como un personaje más.
8. Adaptación a la audiencia (comprensión del ethos del auditorio)., mostrando la columnista su cercanía.
Para el caso del discurso del orador político, otros autores han ampliado
hasta 14 las formas en que puede manifestarse formalmente el ethos (cfr. Caballero López, op. cit., pp. 8, 9).
Este trabajo tiene en cuenta ambos esquemas para aplicarlos a nuestro estudio
de la columna personal de Carmen Rigalt. Pero antes de
continuar, recordemos que el ethos
también tiene una dimensión prediscursiva, localizada dentro de la fase de la intellectio, la operación retórica en la
que el emisor comprende el hecho retórico en su globalidad, (Albaladejo, 1993:
65-71).
Con
respecto al ethos prediscursivo del
orador en el debate parlamentario, Caballero López (2008, pp. 6, 7), afirma que
el êthos prediscursivo condiciona la
construcción del êthos discursivo y
necesita una reelaboración de los topoi desfavorables
que puedan atentar contra la fuerza de la
argumentación.
En
la columna personal, este ethos
prediscursivo, al tener lugar en la intellectio,
condiciona los tópicos que elegirá el columnista personal para establecer su
argumentación ingeniosa. Veamos dos ejemplos de columnistas personales como
Carmen Rigalt o Manuel Alcántara, ocupándose de la política y recurriendo a los
tópicos argumentativos propios de cada uno.
Citemos
antes a Aristóteles (1999, p. 190, n. 67), que va a ayudarnos a entender esta
retórica de las relaciones argumentativas basadas en lugares comunes, tan
propia de la columna personal:
La remisión de un argumento
cualquiera a un ‘lugar común’ constituye un método por el que es posible sustituir las relaciones de
inferencias espontáneas que la razón realiza
entre términos particulares, por las relaciones comunes y generales que son de aplicación a todos los casos. La fuerza
del argumento reside entonces, no en la materia
que se refiere, sino en que tal materia es presentada como expresión de una inferencia universal que todos tienen que
adimitir.
En
virtud del estilo del género literario que según Umbral practica, la periodista
emplea los lugares comunes del razonamiento del ama de casa; rol que entra por
la puerta grande del nuevo columnismo español de la mano de Carmen Rigalt:
[...]
Si necesito un detergente eficaz contra la grasa, se lo pregunto a mi vecina o
a mi cuñada. Cuando ellas
coinciden, les hago caso. Pero si recomiendan distintos productos, sigo preguntando. En esas estoy siempre. Llevo media
vida buscando un buen detergente para
blanquear los manteles que amarillean en el armario, y no logro dar con él. Mi desconfianza está
pues fundada. El caudal de publicidad que vomita
la tele no arroja luz sobre mi colada. Y digo yo, si después de tantos años no me fío de los vendedores de detergente, tengo
que fiarme de Zapatero o de Rajoy, que
son vendedores de ideas [...], Carmen Rigalt, «Serrat», 11.02.08.
En
el caso de Alcántara no puede decirse tan claramente que haya acuñado un estilo
de columnismo en concreto, porque se trata de un clásico que invariablemente
extrae el material para sus argumentos de muy distintos depósitos. En el
ejemplo que traemos, los referentes que emplea proceden de su experiencia como
cronista profesional de boxeo en Marca
(Armañanzas y Sánchez Gómez, 2009):
[…] Hablaba del golpe de efecto del señor Zapatero, al que todavía no
llaman Dios como a Felipe
González en ciertas épocas de esperanza. Ha descalificado los presupuestos por «antisociales y
antiguos». Los precios de la vivienda, la creciente inseguridad ciudadana y la educación salieron a relucir. Fue lo
que en boxeo se llama un ‘lucky punch’,
un golpe en frío que le ha hecho ganar el primer asalto. De todas maneras, el combate es más largo […],
Manuel Alcántara, «Primer asalto», 24.10.02, u.p.
Esta
mediatización subjetiva genera en el texto un lenguaje donde se reconoce el autor,
en el sentido de que el léxico de la columna personal es el suyo propio, el de
su idiosincrasia, su experiencia. Lo más valioso de la columna personal no es
lo que dice —que también—, sino quién lo dice y desde qué punto de vista o con
qué estilo.
Es
el caso de Carmen Rigalt el de una periodista muy arraigada en su hogar, desde
donde, al parecer, escribe, preocupada por los suyos –incluidos perros y gatos.
La imagen que muestra, más que como ama de casa en sentido estricto, puesto que
ella ha declarado su falta de habilidad para las llamadas tareas domésticas, parece
una construcción literaria creada para su columna personal.
12.
[...] En el
reparto de tareas me tocó la cocina: preparar las bandejas de turrón, hacer el
romesco, pelar almendras, etcétera. Lo que se dice echar una mano (como pinche,
no tengo precio: lo que limpio por un lado lo ensucio por otro) [...], «La
memoria (del teléfono)», 27.12.06.
5. Análisis de las columnas personales de
Carmen Rigalt: la muestra
Para
llevar a cabo nuestra investigación hemos tomado una muestra aleatoria de
columnas personales de Carmen Rigalt correspondiente al periodo 2004-2009, publicadas
todas en la página 2 de El Mundo:
43. «Mamíferos superiores», 19.02.09.
De
esta columnas extraemos los ejemplos que ilustran esta investigación, todos
ellos considerados siempre bajo un mismo sesgo: el ethos de la autora como principal elemento configurador de sus
textos. El columnista personal es la medida de todas las cosas.
Para
muestra, una conclusión: la persona del verbo que predomina en todas las
columnas personales de Carmen Rigalt es la primera del singular:
13.
[…] Con frecuencia escribo en primera
persona porque soy maleducada y se me escapa, pero lo doy por bien empleado.
Cuento la realidad como la veo, de forma que si alguien no etá de acuerdo,
siempre me podrá decir que me pierde la subjetividad. No es que se me vea el
plumero. Es que lo enseño directamente […], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.
14.
[...] Voy a
contar una historia negra muy negra [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.
15.
[...] los
tertulianos políticos —esos señores que todos los días me ofrecen la opinión
manufacturada (detalle que agradezco, pues cuesta mucho pensar a primera hora
de la mañana) [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.
Y
estos otros:
16.
[...] Si las
mudanzas nos llevaron al borde de la ruptura, esto de ahora nos ha llevado al
borde de la neurosis [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.
17.
[...] No lo he
dicho, aún, pero se trata de un perro labrador. Nos hemos puesto de acuerdo en
comprarle una cesta, vacunarlo, desparasitarlo y darle una buena educación para
que no ande todo el puto día subido a los sofás (en casa es tradicional que los
animales se impongan a las personas) [...], «Tradiciones», 05.01.09.
Aquí
Rigalt conjuga en primera persona del plural, cuando se refiere a su grupo de
pertenencia: familia, amistades, colegas de profesión o mujeres.
5.1. El ethos en la columna personal de Carmen Rigalt
Mediante el ethos, el columnista personal construye
una imagen ideal de sí, para mostrar a los lectores y para construir todo el
argumentario de su texto. En los ejemplos más extremos (Umbral, González Ruano),
esta imagen que proyecta de sí mismo el autor llega a confundirse tanto con la
real que acaba por suplantarla.
Recordemos la
muerte del mítico Francisco Umbral, convertida desde la prensa en
acontecimiento cultural (Armañanzas y Sánchez Gómez, 2008), donde su verdadera
historia no desmentía la leyenda que se había construido el propio escritor.
Ambas merecerían pertenecer a la literatura.
5.1.1. Ethos nuclear o poético: Carmen Rigalt protagonista de sus columnas
personales
Con respecto al ethos nuclear o poético, que nos da la
imagen de Carmen Rigalt como protagonista de sus columnas personales,
encontramos que la escritora proyecta de sí un perfil de ama de casa y madre de
familia pero que, a la vez, es también periodista, novelista y tertuliana de televisión.
Porque la suya es
la imagen pública de una mujer moderna que trabaja en un diario de referencia y
que, con toda naturalidad, nos recuerda que también ejerce de ama de casa y
que, al parecer, desarrolla esa escritura desde su hogar.
En uno de sus
libros, Rigalt (2002: 116-121) se muestra como la profesional que conecta el
ordenador y el fax en su casa y se pone a trabajar entre timbrazos de puerta,
teléfono y rugido de aspiradora.
Carmen Rigalt
también publica en el mismo periódico, como hemos dicho anteriormente, un texto
semanal de sociedad que la obliga a estar en primera línea de los
acontecimientos. Esta otra sección suya se llama ‘Testigo impertinente’, y en
algunas columnas de ‘Zoom’ trae a colación su experiencia:
18.
[...] Lo que
son las cosas. Después de media vida descifrando Marbella, va Juan José Millás
y me pisa la predicción [...], «El dinero vivo», 09.05.07.
19.
[...] Todos los
años, cuando en septiembre regreso de Marbella a Madrid, la vida me parece
tirada: las copas, el gel de baño, la chapuza del fontanero, o ese cafelito que
para algunos cuesta aproximadamente un euro [...], «El dinero vivo», 09.05.07.
En
el siguiente ejemplo, Carmen Rigalt enumera la naturaleza de sus preocupaciones
como periodista, haciendo seguimiento de los hechos de actualidad, en un
clarificador párrafo en el que destaca el ingenio de la argumentación y el
léxico con neologismos (preocupables, acosing)
y términos de otras lenguas.
20.
[...] No creo
en Dios como no creo en el horóscopo. Eso lo digo yo, que soy asquerosamente
práctica y las cosas que no existen no me quitan el sueño. Sin embargo, siempre
me vence el insomnio. Estoy rodeada de cantidad de asuntos que requieren una
mirada preocupante y no hablo del terrorismo, las cifras del paro o la
violencia machista, aunque podría hacerlo. Ni del machaque de Gaza (que
también) o las estafas de los Madoff (que por supuesto). También son
preocupantes y preocupables los jueces, los porteros de discotecas, los
policías, los profesores escupidos por los alumnos, las mafias de prostitutas,
las mafias de inmigrantes, las mafias de todo. O el doping, el mobing o el acosing. Etcétera. Hay muchas
preocupaciones en danza. [...], «Religiones», 08.01.09.
21.
[...] La
princesa era periodista (y todavía lo es, añado yo: el periodismo como el
sacerdocio, imprime carácter)[...], «Un poco más de lustre, Princesa», 01.03.05.
22.
[...] Hoy
necesito meterme con alguien. No es que me haya levantado torcida y quiera
vengarme del mundo. Se debe a mi complejo de periodista [...], «El humanoide»,
15.03.05.
En
sus columnas, eleva los asuntos de la vida cotidiana a lo que hemos llamado
filosofía doméstica. En el siguiente ejemplo parte de las mudanzas de la casa
para introducirse en la limpieza de los recuerdos:
23.
[...] La gente
aprovecha las mudanzas para hacer limpieza de trasteros íntimos. Porque no sólo
se aligera uno de objetos sino tambiénn de recuerdos. Muchas personas viven
toda la vida de aquí para allá en una intermitente mudanza. Cuando cambian de
casa, no lo hacen pra ganar metros, sino para perder recuerdos. Los que tienen
buenas relaciones con su propio pasado, siempre permanecen en el mismo nido [...],
«Las mudanzas», 09.03.04.
24.
[...] Existen
respuestas manufacturadas que se aplican a las grandes preguntas de la
humanidad. Uno elige la respuesta más adecuada a su forma de pensar y luego, en
función de ella, elabora los argumentos. No sé cómo se denomina esta
metodología, pero podría llamarse de supermercado [...], «Morfina para todos»,
29.03.05.
25.
[...] Odio los
domingos (…) Antes combatía los domingos con distracciones inofensivas. Hacía
solitarios, me aplicaba mascarillas hidratantes y entonaba monólogos
discursivos sobre los hombres y el pestazo de las zapatillas deportivas [...], «Anunciar a los muertos», 04.10.05.
5.1.2. Los temas y la perspectiva desde
donde los trata
En
el caso que analizamos de Carmen Rigalt, recordemos antes de nada que esta
periodista escribe «de lo que le sale del moño». Pero, al analizar sus
columnas, vemos que su elección de los temas corresponde a lo que le conmueve. La
escritora no se muestra equidistante o fría ante los asuntos que trata, sino
que sus opiniones se convierten en protestas, ironías, rechazos o inclinaciones
absolutas.
Así,
encontramos en sus columnas personales una serie de filias y fobias claramente
expuestas, sin pudor:
26.
[...] Siento
una extraña aversión por el mundo de las aves (me estremece su aleteo sordo, la
impresión táctil de las garras, el pico, tan desagradable) y ni siquiera logro
comer codornices (...) soy, fóbica a la pluma [...], «Vivir y compadecerse»,
05.03.09.
Incluidas
las de su propio oficio periodístico:
27.
[…] En periodismo no está bien visto
dedicar artículos a los niños ni a los animales porque suponen un triunfo fácil
[…], «Triangulitos», 22.12.08.
Los
temas de sus columnas personales pueden tener relación expresa con la
actualidad, siempre a su libre elección:
28.
[...] Pongamos
tres grandes de la actualidad: País Vasco, Hospital Severo Ochoa y papeles de
Salamanca. En principio los temas no son obvios, pero sí sus tratamientos [...],
«Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.
29.
[...] Un juez
de Palma ha dictado una sentencia condenatoria contra un vecino que encerró a
su perro en un balcón y lo dejó morir de hambre. La sentencia condena al
propietario del perro inhabilitándolo para tener animales de compañía [...],
“Vivir y compadecerse”, 05.03.09, p. 2.
30.
[…] El día que
me desayuné con la foto de los cazadores posando impúdicamente con sus trofeos,
creí que me daba algo [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.
31.
[...] Los antideístas
se han puesto de moda: montan asociaciones, publican bestsellers y ponen anuncios en los autobuses urbanos. O sea, hacen
proselitismo. Bien mirado, lo suyo también es una religión, aunque hecha
contracorriente. [...], «Religiones», 08.01.09.
Pueden
incluir referencias a sus colegas profesionales:
32.
[...] Antonio
Gala diría que no sustituye a la gata, sólo la sucece [...], «Tradiciones»,
05.01.09.
33.
[...] Paso de
hablar sobre el País Vasco. Se lo dejo a Isabel San Sebastián, que le pone más [...],
«Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.
34.
[...] Habida
cuenta del ardor casi guerrero con que los tertulianos debatían el atuendo de
la ministra, parecía que estaban adentrándose en un problema filosófico. [...],
«Religiones», 08.01.09.
O
tratar del tedio de elegir tema del que no escapa ningún columnista personal:
35.
[…] Buscar tema para un artículo es una
de las pesadillas a las que se enfrentan a diario los columnistas. Cuando no
tienes tema para la columna, coge el periódico y empiezas a pasar hojas hacia
delante y hacia atrás. Siempre surge algo. Las columnas son material reciclado:
salen del periódico y vuelven a él.
La vida también ofrece temitas,
pero a destiempo. El temita siempre viene cuando está en la
caja de Sabeco y no puedes anotar, así que lo depositas en el magma de la memoria y allí se queda, como un náufrago
a la espera de rescate. Luego te vuelves loca intentando recordarlo: ¿Sería
un tema que tenía que ver con el pan de molde?, ¿con el suavizante quizás?, ¿o con
la cara de la cajera? Ni idea […], «Tetonas», 18.02.08.
36.
[…] Cuando me faltan negritas recurro a
temas domésticos […], «El calcetín», 26.04.08.
A
pesar de la señalada libertad de la que goza la columnista personal en la
manera de elegir y afrontar el tema, su estado anímico (diáthesis) la predispone:
37.
[...] Hablo hoy
del amor porque hace sol y estoy contenta [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
38.
[...] Siempre
he estado a merced de las emociones [...], «Llorar en seco», 29.06.04.
39.
[...] he sido
abducida por el espíritu de Millán Astray. Me pasa siempre que sufro sobredosis
de tertulias [...], «El delirio», 18.01.05.
La perspectiva
desde donde, generalmente, presenta los temas puede que fuese lo que llevó a su
colega Umbral a bautizar el género literario de la Rigalt como de «olla
expres».
40.
[...] La
publicidad es bastante engañosa, y no sólo la de detergentes o compresas.
También la de los partidos políticos [...], «Serrat», 11.02.08.
41.
[...] Corro a
Caprabo para hacer acopio de arroz, harina, aceite, azúcar y sal, Y macarrones,
que si no, mis hijos me lo echan en cara. Lleno varios carritos y me pongo a la
cola de la caja número 5. La cajera de la caja número 5 hace planes de ir al
cine con la cajera de la caja número 4. La señora que va delante de mí comenta las
incidencias de Gran Hermano Vip por
el móvil. Unos emigrantes ilegales hacen cábalas sobre la posibilidad de que el
Gobierno regularice pronto su situación. Y así todo [...], «El delirio»,
18.01.05.
Su
condición femenina la hace más solidaria hacia las situaciones que vulneran la
igualdad, como el machismo, incluido el publicitario:
42.
[...] Revivo
cuando llega la primavera y la tele empieza a machacarnos con anuncios de
bebidas frescas. Nunca he sabido si esos anuncios están pensados para estimular
la coquetería de las señoras o el apetito carnal de los caballeros (ésa es
otra: junto a la bebida siempre hay una chica en tanga con el cuerpo salpicado
de gotitas), pero a mi me entran unas irreprimibles ganas de beber cerveza [...],
«Los pies fríos», 08.03.05.
43.
[...] A
propósito de las elecciones afganas: los periódicos hablaban ayer del voto de
las mujeres. Más difícil todavía. En Afganistán, las mujeres son rehenes de la
voluntad de los hombres. Ocurre en muchos sitios. También aquí, donde miles de
esposas votan siempre lo mismo que sus maridos [...], «Sobrevivir a los burros»,
20.09.05.
44.
[…] A juzgar
por la dureza con que la vida castiga a las mujeres de 40 para arriba, se diría
que nosotras cumplimos años de 7 en 7, como los gatos [...], «Jabatas del aire»,
12.02.09.
45.
[...] La feminización
de la pobreza no ha dejado de ser un latiguillo [...], «Jabatas del
aire», 12.02.09.
46.
[…] Las mujeres hemos sido utilizadas
para ilustrar todas las gilipolleces del mundo […], «La crisis», 05.01.08.
La
autora se refiere a lo mal vista que está una mujer desparejada en cualquier
ámbito:
47.
[...] Hasta en
las tertulias te escupen porque eres impar [...], «Serrat», 11.02.08.
Carmen
Rigalt nunca pierde el sentido del humor, característica constante de sus
textos periodísticos y, en general, de algunos textos de opinión (Morales,
1990, 1999):
48.
[...] Las tetas
se caen, y eso lo habría podido comprobar Newton si hubiera cogido una teta en
vez de una manzana [...], «Tetas y carretas», 15.06.04.
49.
[...]
Ultimamente, mi hipersensibilidad en el tema animal roza la exacerbación. Sufro
con la misma espontaneidad con que se me revuelven las tripas cuando tengo
hambre. Cada vez como menos cadáveres de animales, y me he vuelto tan cursi
que, si fuera por mí, echaría a llorar como una magdalena ante un plato de
chuletillas de cordero [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09.
50.
[...] Todas las
parejas acaban resumidas en un capítulo de Escenas de matrimonio, esa
abominable serie de televisión donde dos mamíferos superiores, uno en pijama y
otra en bata de lana de los Pirineos, se disputan la tostadora [...] Amor y
calorías, 26.02.09.
51.
[...] Ahora,
cada vez que me paro ante el espejo, arqueo el dedo índice sobre la ceja y
murmuro: «coca cola refresca mejor» [...], «Serrat», 11.02.09.
52.
[...] No hay
nada que les guste más a los negros americanos que una misa con cachondeíto. [...],
«El pimentón de América», 22.0109.
53.
[...] La muerte
de Juan Pablo II no me obliga a darle el pésame a nadie (ni siquiera a Bono) [...],
«El pésame», 05.04.05.
54.
[...] No habría
rumores si no hubiera intención de desvelar algo cuyo conocimiento proporciona
regocijo o preocupación. Si en este momento quisiera difundir que fulano es
Premio Nobel de repostería fina o que mengana no se ha hecho ninguna operación
estética, el rumor moriría antes de nacer porque nadie estaría dispuesto a
pasarlo. En cambio, si se tratara de decir que fulano padece cáncer o que
mengana tiene cuatro tetas, la cosa se propagaría enseguida [...], «Rumores con
fundamento», 27.12.06.
La exitosa
experiencia periodística de Carmen Rigalt en otra de sus facetas más
celebradas, aplaudidas y comentadas, como es la de la periodista de la prensa
rosa, nos deja ejemplos tan ingeniosos como el siguiente:
55. [...] El embarazo de Quintana comparte protagonismo con la luna de miel de los príncipes de Asturias, lo cual da una idea de la expectación suscitada [...], «Rumores con fundamento», 08.06.04.
56.
[...] Chacón no
es una prueba irrefutable de la existencia de Dios. En todo caso, de Barroso,
que es a Chacón lo que Marichalar fue en sus buenos tiempos a la Infanta Elena [...],
«Religiones», 08.01.09.
Tras
su matrimonio con D. Jaime de Marichalar, pudimos apreciar cómo la Infanta Dª.
Elena mostraba el mejor gusto a la hora de vestir con su asesoramiento. Carmen Rigalt, histórica de la prensa rosa,
establece un paralelismo con el político Barroso y su mujer, la ministra
Chacón, en cuestión de trapos. Marichalar, muy apreciado por Umbral por su dandismo, siempre ha sido
asiduo de las mejores pasarelas de moda y asesor de algunas de las firmas de
ropa más elegante.
5.3. Ethos
formal de la columna personal de Carmen Rigalt
El ethos
formal, como nos decía López Pan (ibid.),
consiste en el revestimiento formal de la columna. Esta forma estará
determinada en función de la influencia de la personalidad del columnista en su
texto, que podemos apreciar en una serie de elementos formales, como los
tópicos que extrae de su depósito de argumentos (topoi), el léxico que emplea y de qué forma, la figuración
retórica, entre otros.
A
partir del marco teórico de esta investigación (López Pan, 1995, 1996;
Caballero López, 2008) adaptamos un modelo de análisis para el estudio del ethos formal en las columnas personales,
tomando como modelo a la escritora y periodista Carmen Rigalt:
i. El uso de máximas, proverbios o
sentencias.
Son
figuras lógicas con las que se expresa en pocas palabras un pensamiento
profundo, habitualmente de tipo moral o ético. Son indicativos de la calidad de
escritura de Carmen Rigalt, que acuña sus propias expresiones con independencia
de pensamiento:
57.
[...] El
darwinismo lleva a una conclusión universal: lo único que no evoluciona es el
amor [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
58.
[...] el amor
sigue siendo el camino más directo al odio [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
59.
[...] En muchas
casas el punto de fricción está en el termostato, kilómetro cero de la armonía
conyugal [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
60.
[...] El grado
de pegada de los eslóganes electorales nunca es previsible. Si lo fuera, no
existirían la publicidad, ni los publicistas argentinos [...], «Serrat»,
11.02.08.
61.
[...] Nadie
puede declararse dueño de su propia imaginación, porque la imaginación es como
el aire y no hay forma de pararla [...], «El misterio de los calcetines
desparejados», 06.09.05.
62.
[...] El
tatuaje es flor de piel, memoria de tinta. Hay hombres que hacen del tatuaje
una filosofía de vida. Pero las filosofías de vida duran un mes o un año,
mientras que el tatuaje dura siempre. Cambiar de idea no cuesta nada. Cambiar
de tatuaje, sí. En más fácil decolorar la doctrina socialista que sustituir a
Pili por Vanessa en el biceps de un macarra [...], «Amor de madre», 22.06.04.
63.
[...] No me
gustan las tradiciones, pero cuanto más abomino de ellas, más tradicional me
hago [...], «Tradiciones», 05.01.09.
64.
[...] Estar en
obras es como estar en guerra. La vida se llena se barricadas y las
adversidades hacen agujeros en tu paciencia [...], «Las mudanzas», 09.03.04.
65.
[...] Lo malo del amor es intentar explicarlo
[...], «El riesgo de casarse enamorado», 01.06.04.
66.
[...] El
invierno es la nostalgia del verano [...], «Los pies fríos», 08.03.05.
67.
[...] Los
héroes de verdad raramente sobreviven: se van antes para no estar solos [...], «El
último soldado», 13.09.05.
68.
[...] La
esquela es un obituario limpio de polvo y paja. A los muertos les sobra
literatura, pero les falta autopsia, datos [...], «Anunciar a los muertos»,
04.10.05.
69.
[…] Cada idioma tiene una querencia. El
francés parece hecho para el amor y el alemán para la filosofía. El castellano,
en cambio, encaja perfectamente para el insulto y la blasfemia […], «Mamarrachos», 30.10.08.
Refranes, aunque modificados por la
autora, claro, porque el buen columnista personal tiene prohibido el empleo de
expresiones desgastadas por el uso:
70.
[...] Yo digo
lo contrario que el refrán: el saber sí ocupa lugar, y no sólo en las
librerías. También en la cabeza y en la espalda. Mi chepa, por ejemplo, no es
producto de la edad. Empezó a salirme cuando traducía a Virgilio, y ahí sigue [...],
«Llorar en seco», 29.06.04.
71.
[...] Si es
cierto, como reza la máxima, que «una mentira repetida muchas veces se
convierte en verdad», también puede ser cierto lo contrario: «una verdad no
repetida equivale a una mentira» [...], «La mano (hipócrita) que pixela»,
05.02.09.
72.
[...] La
patria, para quien la trabaje [...], «Los nuevos vampiros», 29.01.09.
73.
[...] Sólo hay
una cosa que nos une a europeas y mediterráneas: todas tenemos los pies fríos [...],
«Los pies fríos», 08.03.05.
74.
[...] Las
buenas mentiras, como los buenos goles, son los que mejor cuelan en la portería
del contrario [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.
Eslóganes que la columnista también
modifica o reproduce modificados:
75.
[...] España va
mal, lo dicen en la radio [...], «El delirio», 18.01.05.
76.
[...] Según un
dicho (o un proverbio árabe, que queda más exótico), una mentira repetida
muchas veces acaba convirtiéndose en verdad [...], «La estrategia del
detergente», 21.03.07.
Cuando la máxima incluye una reflexión
final o moraleja, que resume enfáticamente al pensamiento precedente, se
denomina epifonema:
77.
[...] Cuesta
muy poco tener compasión por los animales. Lo que cuesta es no tenerla [...],
«Vivir y compadecerse», 05.03.09, p. 2.
78.
[...] El amor
cuando es armónico deja de ser amor. Es amistad de la buena. El día que nos
casemos entre amigos la vida será más confortable [...], «El riesgo de casarse
enamorado», 01.06.04.
79.
[...] A efectos
de la eficacia publicitaria, da lo mismo anunciar un refresco que un partido.
El caso es atrapar al público con un buen mensaje [...], «Serrat», 11.02.08.
80.
[...] Escuchando
rancheras la verdad surge cruda como una bofetada: el hombre ideal es producto
de nuestra fantasía y el amor lo inventó un mexicano para ilustrar una canción [...],
«Llorar en seco», 29.06.04.
81.
[...] La
delgadez es bella mientras no produzca repelús [...], «Un poco más de lustre,
Princesa», 01.03.05.
82.
[...] No lo
dice ningún refrán, pero compartir el colchón es hacer méritos para la hipnosis
[...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.
83.
[...] Hemos conseguido
hacer leyes para multar a las personas que matan burros a palos, per no
conseguiremos sobrevivir a los burros [...], «Sobrevivir a los burros»,
20.09.05.
84.
[...] La
estrategia del detergente nunca falla. No hay mejor campaña que la del
detergente que lava más blanco. Nadie se va a poner a comprobarlo [...], «La
estrategia del detergente», 21.03.07.
En definitiva, esta capacidad para
alumbrar pensamientos también la reconoce en los colegas, incluso si son de la
pandilla de enfrente, incluso si le han pisado la frase. Lo que revela una gran
deportividad por parte de Carmen Rigalt:
85.
[...] Millás ha
hecho una frase, pero ha clavado el tema [...], «El dinero vivo», 09.05.07.
ii. La selección léxica en la columna personal
de Carmen Rigalt
De las palabras que utiliza un columnista
personal para describir personas, objetos o situaciones se desprenden también
valores éticos. Los rasgos personales del columnista se muestran en el léxico,
como dijimos en la definición de la columna personal.
Atendemos a las expresiones coloquiales o
de familiaridad con los lectores; la presencia de palabras de otras lenguas,
como la catalana, de donde ella es originaria; la presencia de neologismos,
indicativos de su competencia literaria.
En
este punto también analizamos el uso que hace en su columna personal del
lenguaje figurado, como vía de expresión poética de su ethos.
Expresiones coloquiales
El
profuso uso de este recurso permite a la escritora establecer un cierto grado
de familiaridad con los seguidores de su columna personal:
86.
[...] No falla:
a los 10 minutos ya estoy sopa [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.
87.
[...] Cabreadas
por la impotencia, sólo atinan a crear la asociación «TC´S discriminadas por razón de edad»,
[...], «Jabatas del aire», 12.02.09.
88.
[…] Cuando por
la calle veo un loden verde, me pongo de los nervios. Cierto es que mucha gente
viste abrigos verdes para andar por el asfalto, sin haber pegado una
perdigonada en su vida, pero gilipollas los hay en todas partes [...], «Mamíferos
superiores, 19.02.09.
89.
[...] desde
hace tiempo vivo en un continuo mosqueo [...], «La mano (hipócrita) que pixela»,
05.02.09.
90.
[...] La democracia será un concepto clásico
y profundo, pero las contiendas electorales se resuelven siempre por métodos
sencillos y prosaicos, incluso marrulleros [...], «Serrat», 11.02.08.
91.
[...] Zapatero puede decir misa, que mi
corazón no se emociona [...], «Serrat», 11.02.08.
92.
[...] En ese
caso va de culo [...], «Amor de madre», 22.06.04.
93.
[...] Ahora
mismo, estoy planteando si continúo o lo mando a tomar por saco [...], «Tradiciones», 05.01.09.
94.
[...] Hay gente
que brinda con champán y la hay que se pone hasta el culo de cubatas [...], «Tradiciones»,
05.01.09.
95.
[...] para
muchos de mis coetáneos, la existencia de Dios ha sido causa de muchas pajas
mentales durante años. Y me libré por los pelos, si no por lo pelos, por mi
escasa propensión a las abstracciones
[...], «Religiones», 08.01.09.
96.
[...] Con dos
cojones y ningún prejuicio [...], «Los nuevos vampiros», 29.01.09.
97.
[...] El Dios de
los cristianos nos quiere contentos, pero jodidos [...], «El Dios de los
cristianos», 25.01.05.
98.
[...] Con las
cosas de Palacio ya se sabe, cuidadín [...], «Un poco más de lustre, Princesa»,
01.03.05.
99.
[...] Me gusta
sudar, recibir el golpe del agua fría en la cara, dormir despatarrada y ponerme
gafas de sol [...], «Los pies fríos», 08.03.05.
100.
[...] En agosto
no se me ocurre ponerme al ordenata y
hacer un artículo a las excelencias del frío. Ni borracha se me pasaría por la
cabeza [...], «Los pies fríos», 08.03.05.
101.
[...] sabe un
huevo de lutos [...], «El pésame», 05.04.05.
102.
[...] Gente «pa
tó», como decía el otro [...], «El pésame», 05.04.05.
103.
[...] Muchas
veces ensayé una frase respetuosa que me permitiera no poner cara de
gilipollas, pero casi nunca lo conseguí [...], «El pésame», 05.04.05.
104.
[...] no hay
dios que le escuche [...], «Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.
105.
[...] Acabé de
Juana hasta el moño [...], «La loca», 26.04.05.
106.
[...] y a otra
cosa, mariposa [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.
107.
[...] Antes
pensaba que esa literatura de tanatorio envolvía códigos masónicos (es que yo
soy muy peliculera) [...], «Anunciar a los muertos», 04.10.05.
108.
[...] mis
mecanismos de defensa son una mierda comparados con el poder ofensivo de las
cucarachas [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.
109.
[...] Estamos
todo el puto día en campaña electoral [...], «La estrategia del detergente»,
21.03.07.
110.
[…] Ahora, hasta las discotecas crean
premios de periodismo. Bueno, pues yo no tengo ni la medalla de latón de un
puticlub […], «Medidas cautelares», 22.05.08.
111.
[...] un
coñazo, o sea [...], «La memoria (del teléfono)», 27.12.06.
Anglicismos:
112.
[…] Sólo un idioma musical e indulgente
como el inglés puede llamar freak a
alguien que es claramente un mamarracho […], «Mamarrachos», 30.10.08.
113.
[...] Con estas premisas nunca saldré del
desprestigiado pelotón de los outsiders
[...], «Serrat», 11.02.08.
114.
[...] La captación de votos está también
sujeta a las reglas del marketing que controlan
el mercado [...], «Serrat», 11.02.08.
115.
[...] el share aún miraba a los ministros con
ojos inocentes [...], «Moratinos», 04.07.06.
116.
[…] En Francia, una conocida presentadora
de televisión ha abandonado el tratamiento anti age para así obtener mayor
credibilidad ente el público […], «Mamarrachos», 30.10.08.
Galicismos:
117.
[...] Hay una
modalidad de vouyerismo que practican mucho los escritores y no está nada mal
vista [...], «Tetas y carretas», 15.06.04.
Italianismos:
118.
[...] El calor
es el mejor atrezzo de la vida [...],
«Los pies fríos», 08.03.05.
119.
[...] pecata minuta [...], «El dinero vivo»,
09.05.07.
Latinismos:
120.
[...] Unos van
a las mesas del totus tuus y otros hacen pandilla con la peña anticlerical.
Porque anda que no es tradicional el anticlericalismo [...], «Tradiciones»,
05.01.09.
En este caso se produce también una
intertextualidad, al recordar Carmen Rigalt la expresión que generalizó el Papa
Juan Pablo II.
121.
[...] la
paradoja que no falte: el dies irae
me pone en trance de levitar [...], «El luto», 05.04.05.
Términos del catalán:
122.
[...] Nuestros caganers abonan la tierra con los conjuros de las obsesiones
familiares [...], «Tradiciones», 05.01.09.
123.
[...] Los culés somos compasivos por experiencia [...],
«El último capricho de Florentino», 06.12.05.
Del euskara:
124.
[...] Gasteiz [...],
«El delirio», 18.01.05.
125.
[...] txistu [...],
«El delirio», 18.01.05.
126.
[...] Por real
decreto, las herrikotabernas se convertirán en academias de sevillanas y el
eusko gudariak será sustituido por El emigrante de Antonio Molina [...], «El
delirio», 18.01.05.
Variación lingüística:
127.
[...] resién he visto en internet un video
donde a la gente se le caen los pantalones: era un delicioso anuncio de
cinturones, hecho, cómo no, por argentinos [...], «Serrat», 11.02.08.
128.
[...] Ibarretxe
pitxa fría será coronado emperador
ante el obispo de San Sebastián [...], «El delirio», 18.01.05.
Neologismos:
129.
[...] A mis
comunicantes les hubiera encantado no cumplir más, o ya puestas, incluso descumplir unos cuantos, pero las leyes
de la naturaleza no son amables [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.
130.
[...] Tengo
amigos que se jactan de dormir a 18 grados (menos que Canarias).Son los amigos-foca, como yo les llamo. Menos
mal que la amistad no pasa por compartir el lecho, porque tirito sólo de
pensarlo [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
131.
[...] Pero, oh
cielos, la contraparte siempre llega
primero [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
132.
[...] El machaque, en política, no siempre es
eficaz [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.
133.
[...] berlanguiano [...], «Mamíferos superiores»,
19.02.09.
134.
[...] Siempre
he creído que estas cosas formaban parte de la chistografía popular, pero estaba equivocada [...], «Los nuevos
vampiros», 29.01.09.
135.
[...] Como los
países democráticos no tienen oficialmente ministerios (ni contraministerios) de propaganda, confían las mentiras a unos
inventores que tienen en nómina [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.
136.
[…] contramensaje
[…], «Tetonas», 18.02.08.
137.
[...] tetazas [...], «Tetas y
carretas», 15.06.04.
138.
[...] Tiene
debilidad por la gente del teatro y del miserío
(ha sido jurado de Miss España en numerosas ocasiones) [...], «Planeta»,
16.10.08.
Lenguaje figurado
La
figuración retórica empleada por Carmen Rigalt en sus columnas personales, al
proceder de un argumentario determinado por el ethos de la autora, está teñida de todos los elementos personales
que venimos mencionando.
A
continuación, presentamos ordenadas en sus niveles correspondientes las figuras
retóricas que hemos encontrado en la muestra:
A)
NIVEL FÓNICO
Paronomasia:
139.
[...] el
momento más feliz de la histérica campaña [...], «Serrat», 11.02.08.
B)
NIVEL MORFOSINTÁCTICO
Enumeración:
140.
[...] El
chocolate, la cabalgata de reyes, el articulito de diente retorcido, la pascua
militar o el roscón que compro para poder decir que no me gustan los
roscones [...], «Tradiciones», 05.01.09.
141.
[...] los que
hemos conseguido alcanzar la intrascendencia y al fin disfrutamos con las cosas
más materiales de la vida (una buena siesta, el bacalao al pil pil, Van Gogh,
los nuevos zapatos de Miu Miu) [...], «Religiones», 08.01.09.
142.
[...] Bastante
tengo ya con la familia, los hijos, el curro y el universo zoológico (gatos y
perros de la casa, amén de cucarachas). [...], «Religiones», 08.01.09.
143.
[...] Morir de
hambre pero con derecho a voto. Llevar burka
pero con derecho a voto. Contraer el sida pero con derecho a voto. Vivir
descalzo pero con derecho a voto. Ser una mierda pero con derecho a voto [...],
«Sobrevivir a los burros», 20.09.05.
Anadiplosis:
144.
[...] la moda
del ateísmo es solo un síntoma de crisis. Crisis material y por ende, también
moral. Crisis de finales y luego, de principio [...], «Religiones», 08.01.09.
Retruécano:
145.
[...] Me miraba
sin verme y creo que yo la veía sin mirarla [...], «La loca», 26.04.05.
C)
NIVEL SEMÁNTICO
Prosopopeya:
146.
[...] Los
calcetines desparejados han huido hacia las alcantarillas y atraviesan
ciudades, ríos y mares. Imagino sus cuerpos lacios navegando durante días y
meses, incluso años. Seguro que a estas horas algunos han llegado al Delta del
Misisipí y buscan los pies desnudos de los muertos [...], «El misterio de
los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.
Dialogismo:
(Cfr. ix)
Interrogación retórica:
147.
[...] Todavía
estoy narcotizada por el caudal de preguntas sin respuestas: ¿Qué hay después
de la muerte? ¿Por qué Dios creó la maldad? ¿En quién se inspiró la sonrisa de
La Gioconda? ¿Dónde van a parar los calcetines que se traga la lavadora? [...],
«El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05.
148.
[...] No sé
cuántos votos recibirá Zapatero gracias al anuncio del dedo en la ceja, pero
visto el revuelo supongo que bastantes [...], «Serrat», 11.02.08.
149.
[...] ¿Qué
hemos hecho nosotros para merecer esto? [...], «Noches en blanco y negro»,
04.07.06.
Imprecaciones:
150.
[...] Maldigo
el momento en que los legisladores lavaron su conciencia mandando pixelar los
ojos de los niños, como si preservar su mirada significara preservar su pureza
[...], «La mano (hipócrita) que pixela», 05.02.09.
151.
[…] Maldigo el puto sectarismo […], «Las
hienas andan sueltas», 10.01.07.
Sentencias:
(Cfr. i)
Símil o comparación:
152.
[...] El
mimetismo es al lenguaje lo que el contagio a la gripe [...], «Somos unos
mansos», 12.03.09, p. 2.
153.
[...] la
muletilla del mensaje humanitario cala como una gota malaya [...], «Vivir y
compadecerse», 05.03.09, p. 2.
154.
[...] Fabricar
una mentira es como hacer un anuncio de lavadoras, ni más ni menos [...], «La
estrategia del detergente», 21.03.07.
Metáfora:
155.
[...] La
televisión es un animal de compañía [...], «Somos unos mansos”, 12.03.09, p. 2.
Alegoría:
156.
[...] Es una
música familiar que taladra el cerebro con la potencia del berbiquí. Cada nota
aporta una brizna de doctrina, y muchas notas seguidas conforman el catecismo
sinfónico. Nos hemos vuelto incapaces de articular una sola nota fuera del
pentagrama orquestado [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.
157.
[...] Las obras
te exigen mantenerte en estado de alerta, pero con las fuerzas que te quedan ya
no mantienen siquiera tus propias paredes interiores, las mismas que en otras
ocasiones han apuntalado tu fortaleza hasta extremos heroicos [...], «Las
mudanzas», 09.03.04.
Paradoja:
158.
[...] Sé que la
caza es legal y que el ecosistema debe regularse. Eso dicen los cazadores para
justificar las monterías. Existe la caza porque existe la fauna desmadrada,
añaden ellos. No me vale. También existen los muertos y, sin embargo, no consta
en ninguna parte la vocación de sepulturero [...], «Mamíferos superiores»,
19.02.09.
Intertextualidad
Carmen
Rigalt acomoda las referencias ajenas a las situaciones que describe en sus
columnas:
159.
[...] Hablo sin hablar en mí, tipo ventrílocua, y digo cosas que
habitualmente no están en mi vocabulario [...], «Somos unos mansos», 12.03.09,
p. 2.
160.
[...] El habla es el mensaje [...], «Somos unos mansos», 12.03.09,
p. 2.
161.
[...] A mi casa
bajan a comer gatos y mirlos que interpretan la fábula del cordero y el lobo
junto a la puerta de la cocina [...], «Vivir y compadecerse”, 05.03.09, p. 2.
162.
[...] Todos los
hombres que buscan significarse a través del tatuaje parecen el mismo hombre
[...], «Amor de madre», 22.06.04.
163.
[...] El
trasiego de muebles y enseres que se origina en el traslado es directamente
proporcional a la desesetabilización que sufren los traslados [...], «Las
mudanzas», 09.03.04.
Las
referencias tomadas proceden de los más variados ámbitos de la cultura de la
autora: Santa Teresa, McLuhan, la literatura clásica, Borges o Arquímedes,
entre otros.
Ironía:
164.
[…] Dias atrás
los noticiarios se deshicieron en elogios con la tripulación del avión que
amerizó en el río Hudson, empezando por el piloto, artífice de la proeza, y
terminando por los auxiliares, que estuvieron a la altura (o a la bajura, para
no resultar irónica) de las circunstancias [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.
iii. La manera de mostrar benevolencia y
preocupación por los lectores. Adaptación
a la audiencia (comprensión del ethos
del auditorio).
(Cfr. p. 18)
iv. La apelación a valores y «lugares
comunes»
165.
[...] Todo
aquel que haya sentido en su piel el contacto metálico de una cucaracha,
entenderá mi pesadilla [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.
v. La virtud del columnista personal
(alabanza o vituperio de vicios y virtudes). [argumento ad hominem]
Las
alabanzas y críticas que hace el columnista de otras personas, reflejan de
forma implícita sus propios valores y preferencias. La falta de ética, de moralidad, de honradez, de sinceridad… serán
los vicios usados como pruebas en la argumentación ingeniosa del columnista con
intención de desacreditar.
La
columna no ofrece al autor espacio físico suficiente para otro tipo
demostraciones, por eso se vale del argumento ad hominen, es decir, de pruebas contra el ethos de otras personas. Se trata de pruebas de carácter técnico
(Aristóteles, ibid.), esto es,
elaboradas por el orador (léase columnista personal) según las reglas y los
métodos propios del arte retórico.
En la columna
personal, como decimos, el columnista no recurre al ethos solo para mostrarnos su propia imagen, sino que es también el
elemento que busca vulnerar cuando dirige sus comentarios contra alguien. En
términos de pragmalingüística (Ruiz de Zarobe, 2004), se trata de una
descortesía, ya que maximiza la imagen pública (face) propia y minimiza la del otro.
Aunque en algunos
casos, esté justificado como cuando denuncia la falta de críticas que encuentra
ante la presunta pederastia de una estrella internacional de la música Pop:
166.
[...] Desde
hace días estoy pendiente de leer algo contundente sobre este humanoide
peripatético llamado Michael Jackson. Me sorprende que le hayan llovido tan
pocos sopapos. Los periodistas de este lado del Missisipi, ocupados como
estamos en despedazar a una peluquera gorda, obsequiamos con silencios a ese
traficante de niños que parece un malandrín. Una vez, hace ya mucho tiempo,
escribí unas frases sobre él y me llovieron las protestas. Fue como si la
cofradía de seguidores del cantante se hubiera puesto de acuerdo para
aniquilarme. Lo recuerdo con pavor (…) El silencio que arropa a Jackson es
benevolente, o cuando menos respetuoso. Pero no merece respeto alguien que usa
testificaciones falsas y calla bocas con dinero. No escribo para Michael
Jackson porque él no lee. Sólo tiene tiempo para ver catálogos de niños crudos
(…) Técnicamente Jackson es «presunto», pero realmente es, desde hace tiempo,
un loco que se ha mimetizado con el espíritu del mal [...], «El humanoide»,
16.03.05.
167.
[...] Su ojo
triangular me vigilaba tanto, y con tanta persistencia, que un día no pude más
y salí corriendo. No huí de Dios, porque Dios no estaba en ninguna parte, sino
de sus intermediarios, las personas que trataban de llevarme a su lado. Una de
mis venganzas preferidas consistía en escribir artículos ofensivos para esas
personas poniendo a parir al Papa. Dios nunca se daba por aludido, pero ellas
sí. Mis palabras siempre les daban en la diana del dolor. Así una y otra vez.
Hasta que se me pasó. Para entendernos: se me pasó Dios, pero sobre todo se me
pasaron las ganas de ofender a las personas que creían ciegamente en su existencia
[...], «Cuentos bárbaros», 07.02.06.
168.
[…] Rodríguez Zapatero me parece un
presidente mejorable (manifiestamente mejorable, añado), pero es el que hemos
votado. Siento bochorno cuando lo llaman traidor. Bastante tiene el pobre con
ser rarito y haber ganado a contrapelo. También doy por buena esa versión según
la cual le gustaría pasar a la historia como un ángel pacificador. ZP vive
ensimismado, igual que sus predecesores (el autismo del poder es contagioso),
lo que le lleva a cometer severos deslices. Si su empeño de paz es sólo un reto
personal para inflar el ego, allá películas, y allá él. A mí me interesa el
resultado. Pienso lo que pienso y voto lo que voto, y además me fastidia que
con mis intenciones se cocinen encuestas a la carta […], «Las hienas andan
sueltas», 10.01.07.
169.
[…] El silencio de Solbes resulta
significativo. Un hombre como él, sensato y previsor, numerero donde los haya,
no puede defraudarnos. Seguramente el suyo es un silencio orquestal. Tras estos
compases mudos, el ministro de las cuentas dará la cara por el bien de todos.
Lo que yo digo: a lo mejor se saca de la chistera un plan nacional de
mercadillos. Sería nuestra salvación. Y la de Zapatero, claro […], «La crisis»,
05.01.08.
vi. El
patetismo (pathos) de estilo (reacción
ante los acontecimientos)
El recurso de incluir en el texto la
emociones y pensamientos del columnista ante variadas situaciones, busca que
sus seguidores se emocionen con iguales hechos. La coincidencia en las
reacciones ante los acontecimientos entre la columnista personal y sus
seguidores, reforzará el vínculo afectivo de estos últimos.
170.
[...] Las
rancheras son el resultado de lo desaprendido, la emoción última, el lenguaje
de las tripas. Al final de casi todas las historias siempre hay una ranchera atrapada
en una página de Juan Rulfo por donde deambulan espectros polvorientos que un
día pudieron ser hombres gracias a nuestros sueños [...], «Llorar en
seco», 29.06.04.
171.
[...] Todavía
hoy, los recuerdos de las primeras tiritonas me encogen el alma. Qué caprichosa
es la memoria del pasado. En mi memoria, el frío aguardaba siempre a la vuelta
de las esquinas y me zarandeaba contra el vacío. Corría yo como un pájaro
herido a cobijarme en los portales y allí lloraba [...], «Los pies fríos»,
08.03.05.
172.
[...] Al sentir
la cercanía me dirigió una mirada larga que traspasó mi cuerpo como una navaja
de cristal [...], «La loca», 26.04.05.
173.
[...] Vivo
extrañada en mí y me pregunto cómo es posible que una criatura tan pequeña
ocupe tanto espacio. La ausencia de Mary Trosky está ahora en todas partes. Veo
su sombra encaramada en los muebles, la siento entre las piernas cuando subo la
escalera, y el sonido del cascabel azul se sobrepone a los ruidos de la cocina
y a la música del telediario. En todas las habitaciones de la casa me sale al
encuentro su huella: en la bañera o bajo el arcón, junto a la ventana, sobre
los cojines nuevos o en el suelo del salón, donde se tumbaba a dormitar
aprovechando un charco de sol mañanero. Pero la imagen última, la que me
emociona ahora, son los triangulitos negros de sus orejas entre los pliegues de
la manta. Esa estampa me hace llorar. A Mary Trosky le debo hoy el caudal de
lágrimas que tantas veces me he negado. Por ella lloro lo que no he llorado por
mucha gente. Al fin puedo decir que no soy de piedra [...], «Triangulitos»,
22.12.08.
vii.
Presencia de Carmen Rigalt como protagonista de sus textos
Como estamos comprobando, Carmen Rigalt
siempre es protagonista de sus textos. En este punto intentaremos aislar otros
ejemplos de este recurso que supongan una descripción directa de los rasgos
éticos de la columnista persona.
Esta presencia de Carmen Rigalt en su
columna personal se hace patente mediante el empleo de expresiones de modestia,
presunción, conocimiento, desconocimiento, autovaloraciones de carácter
positivo o negativo. No cabe solo confersarse en los aciertos, sino también en
las calamidades, por lo que decíamos antes: Carmen Rigalt no tiene que dar ante
los lectores una imagen intachable, sino la de una persona cercana, con sus
debilidades y fortalezas y, por ello, creible.
Traemos
algunos ejemplos de cómo la autora se hace presente en su texto a través de
confidencias sobre los avatares de su vida cotidiana, su preocupación por la
salud, el hablarnos de sus amigos o de sus mascotas, mostrarnos la intimidad de
su hogar, la de las tareas domésticas o, incluso, su relación con los
electrodomésticos.
174.
[...]
Últimamente he desarrollado muchas teorías sobre la enfermedad en general y las
enfermedades en particular. A lo mejor son teorías bobas, pero yo me las creo [...],
«El último soldado», 13.09.05.
175.
[...] Entonces desarrollo una sintomatología que dura tres días [...], «Somos unos
mansos», 12.03.09, p. 2.
176.
[...] He estado
varios meses abandonada en un sofá, con una mano de penumbra sobre los ojos.
Sinceramente, no se estaba mal. La vida pasaba cerca pero yo me hacía la tonta
y no la miraba [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05,
p. 2.
177.
[...] yo no
tengo raza de heroína. Al contrario, me siento desbordada por mis propias
aprensiones y todo es congoja: el silencio atmosférico, los olores tibios y
pegadizos de la enfermedad, las camas aparcadas en los pasillos o la súbita
irrupción de un cortejo camino del quirófano [...], «El último soldado»,
13.09.05.
178.
[...] fui
anoréxica antes de que se inventara el diagnóstico [...], «Los pies fríos»,
08.03.05.
179.
[...] Un día a la semana, generalmente el sábado, me entrego a
una actividad terapéutica. Por ejemplo: ver la tele debajo de una mantita. Me
gusta mucho. Tanto me gusta que a veces hasta me duermo [...], «Somos unos
mansos», 12.03.09, p. 2.
180.
[...] estoy
organizando una caracolada con los amigos [...], «Vivir y compadecerse»,
05.03.09, p. 2.
181.
[...] En mi
casa, como en casi todas, hay una bolsa donde se guardan los calcetines
desparejados [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p.
2.
182.
[...] Me he
asomado al vientre del bombo y he mirado con lupa todos los rincones accesibles
del electrodoméstico, pero no hallo rastro de ningún cadáver de calcetín [...],
«El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.
183.
[...] Sumidos
como estábamos en la horfandad tras la muerte de la gata Mary Trosky, hemos
recibido a la criatura con gran alborozo [...], «Tradiciones», 05.01.09.
184.
[...] Somos,
pues, una familia tradicional que hace cosas tradicionales, como organizar un
concurso para poner nombre a un perro [...], «Tradiciones», 05.01.09.
185.
[...] A los 17
años me dopaba con la Pastoral. De ahí pasé al sonido Simon y Garfunkel, luego
al gregoriano, a los compositores barrocos, al romanticismo, y en estos últimos
años, a los ritmos latinos y flamencoides. No existe un criterio unificador en
mis gustos. Quien me oiga decir que he pasado de Bach a Los Chunguitos creerá
que ando mal de la sesera [...], «Llorar en seco», 29.06.04.
186.
[...] Cuando me
alcanzó el uso de razón (suponiendo que me alcanzara alguna vez, que a lo mejor
no) [...], «Los pies fríos», 08.03.05.
187.
[...] Calculé
que a media tarde el agua nos habría alcanzando. Si para entonces no había
construido un arca, estaríamos perdidas (en realidad lo estábamos ya, porque
mis conocimientos de bricolaje son nulos) [...], «Un fin del mundo (uno más)»,
27.09.05.
188.
[…] Vivo en una casa que no es domótica
ni inteligente, de lo cual me alegro, pues para dirigir una casa de
características tan peculiares hay que ser, cuando menos, ingeniero, o lo que
antes llamaban perito. Me considero incapaz de descifrar el sistema de la
alarma, detectar una anomalía en el lavavajillas o poner en hora los relojes de
los putos electrodomésticos (cuando se adelanta o se atrasa el horario, en casa
hacemos horas extraordinarias). Todo lo que va más allá de ordenar un cajón me
parece trigonometría […], «El calcetín», 28.04.08.
189.
[...] Yo me
dedicaba a la crónica de negritas y al artículo cotidiano (de olla exprés, que
decía Umbral) [...], «Planeta», 16.10.08.
190.
[...] «Amor de
madre», decía el primer tatuaje que ví de cerca. Lo llevaba en el brazo un
joven al que entrevisté en la cárcel. No recuerdo la cara del joven ni por qué
le hice la entrevista [...], «Amor de
madre», 22.06.04.
Además
de su rol de ama de casa, sobre el que muestra sus debilidades que la hacen más
humana, más próxima, la columnista también tiene presente su faceta
profesional, que aflora en el texto con los recuerdos de su larga y exitosa
trayectoria como en estos dos últimos ejemplos.
viii.
Diálogo con el lector
Las
apelaciones al lector son una constante de los textos de Carmen Rigalt que
analizamos; mediante este recurso retórico la escritora logra establecer la
necesaria complicidad con los seguidores de sus columnas personales:
191.
[…] El dolor se ha ido apoderando de
todas mis esquinas y necesito sentir la complicidad de algún lector que no se
avergüence de amar irracionalmente a los animales […], «Triangulitos»,
22.12.08.
192.
[...] Llámenme
pesada por repetirme, pero quien pega a su perro también es capaz de pegar a su
madre [...], «Vivir y compadecerse”, 05.03.09,
p. 2.
193.
[...] Han leído
bien: Los calcetines que se traga (o que no devuelve) la lavadora [...], «El misterio de los calcetines
desparejados», 06.09.05.
194.
[...] ustedes
me darán la razón. Y si no me la dan, es igual [...], «Religiones», 08.01.09.
195.
[...] Esta
misma mañana (ayer para ustedes) las tertulias se desayunaban con la
preocupación por la indumentaria de la ministra de Defensa en la Pascua militar
[...], «Religiones», 08.01.09.
196.
[...] Obama
representa lo nota de color, y no lo tomen como una frase hecha. [...], «El
pimentón de América», 22.0109.
197.
[...] ¿Y qué me
dicen de las mudanzas? [...], «Las mudanzas», 09.03.04.
198.
[...] Yo hago
frecuentes excursiones al termostato cuando nadie me ve, es decir, cuando la
contraparte está en la ducha. Lo subo un grado —que no salga de aquí: a veces
dos [...], «Amor y calorías», 26.02.09.
199.
[...] Con
perdón: son las 10 de la mañana y estoy escuchando rancheras [...], «Llorar en
seco», 29.06.04.
200.
[...] ¿Y saben
qué les digo? [...], «Llorar en seco», 29.06.04.
201.
[...] Piensen
mal y acertarán [...], «Morfina para todos», 29.03.05.
202.
[...] se lo
digo por experiencia [...], «Morfina para todos», 29.03.05.
203.
[...] Verán: me
incomoda profundamente dar el pésame [...], «El luto», 05.04.05.
204.
[...] Ya saben
ustedes por donde voy [...], «Cuentos bárbaros», 07.02.06.
205.
[...] Pero qué
quieren que les diga: me da una pereza enorme [...], «Cuentos bárbaros»,
07.02.06.
206.
[…] Si ya es costoso llegar a fin de mes,
imaginen cómo será si encima nos lo están anunciando a todas horas […], «La
crisis», 05.01.08.
ix. Finalidad
persuasiva (intención del columnista personal)
En el caso del orador político, este ha
de construir una imagen de sí conforme a su propósito argumentativo. Pero, ¿qué
intenciones tiene un columnista personal? Hay columnistas personales que hacen
una declaración de intenciones y motivos, generalmente en su primera colaboración
con el periódico. Los hay que hacen la declaración en la propia columna o desde
una entrevista que concede, generalmente, el periódico a la incorporación de
una nueva firma habitual. Hay intenciones de todo tipo, porque en esto, como en
todo lo demás, la columna también es personal. En el de Carmen Rigalt, que
precisaría otra investigación para dar respuesta a este punto, encontramos que
la autora nos persuade ayudada por su buen talante y porque utiliza en sus
razonamientos elementos muy cercanos a los lectores, toque la columna el tema
que toque. La escritora nos propone temas que siempre nos hacen pensar, porque
nos afectan directamente a todos.
6. Conclusiones del estudio
1. En
la muestra de columnas personales elegidas para este estudio, que ha tenido a la periodista y
escritora Carmen Rigalt como modelo, el ethos aparece como su principal elemento
configurador discursivo, que da
sentido a todos los recursos expresivos empleados por la autora.
La columnista personal despliega toda su
argumentación retórica alrededor de
la misma prueba ética. Esta le sirve de plataforma para todos sus posicionamientos personales. Tanto el suyo propio que sirve de contexto a su discurso, como el
del contrario que pone en evidencia
mediante el argumento ad hominem.
2. El ethos nuclear que Carmen Rigalt muestra
en sus columnas personales es el de
un ser humano próximo, una persona amiga de sus
seguidores, a quienes confiesa sus filias, fobias, habilidades, vicios y virtudes, así como los estados anímicos y
sensaciones que experimenta en
función de los temas que trata. La columna personal de Carmen Rigalt siempre pasa por sus vivencias, aunque
comience o acabe con otro asunto.
Precisamente, una característica
importante de Carmen Rigalt es que suele
mezclar, en una misma columna, varios temas procedentes de distintos ámbitos como el doméstico, el
personal, el político, el social —especialmente
cuestiones de la mujer—, temas de salud, entre otros. Lo que produce una
atractiva ruptura de compartimentos temáticos estancos
ofreciendo, en cambio, una soltura en la escritura muy propia del nuevo giro tomado por la columna
personal en el último tercio del XX en
España.
3.
En sus columnas personales, Carmen Rigalt desliza, con gran sentido del humor, narraciones
autobiográficas, aspectos de su vida privada,
así como una especial preocupación por los temas de salud, que se muestran en la frontera entre un sentir
verdadero y la broma ante el lector.
Cualquier
tipo de dramatismo se ve atenuado por el gran sentido del humor que muestra la autora ante sus propias debilidades. Precisamente el humor, otra de las cualidades
clave de la buena columna personal,
es utilizado con inteligencia por Carmen Rigalt. Así, logra conectar con sus seguidores, porque el lector se pone
en su lugar; produce la imprescindible
empatía entre la columnista personal y
su público.
4. Para
reforzar esta relación con sus seguidores, Carmen Rigalt introduce la interpelación a los lectores
que fuerza la reflexión de éstos sobre
las cuestiones que ella propone. Asimismo, la permanente
narración en primera persona facilita
un ámbito de confidencia.
5. Los
lugares comunes o topoi con que esta
columnista personal ilustra su argumentación los extrae principalmente
de su mundo doméstico y personal.
Umbral denominó al género de Carmen Rigalt, como
«literatura de olla exprés», cuyas
características textuales hemos
detectado y descrito en esta investigación.
6. Merece
destacarse la literariedad de estas columnas. Apreciable en la figuración poética, la precisión
léxica que demuestra Carmen Rigalt en
su selección del eje paradigmático sobre el de la sintagmático y la creatividad de sus neologismos. La neología
es una de las virtudes más apreciadas
del buen columnismo literario.
7.
Asimismo, acorde a su ethos, Carmen
Rigalt es muy dada al lenguaje
coloquial que, además de una general proximidad, ofrece el ámbito léxico preciso a los abundantes
temas de ámbito personal y doméstico que
introduce en sus columnas. Pero, incluso tratando de temas políticos, económicos y sociales, ese mismo lenguaje
coloquial rompe la seriedad
supuesta a sus personajes, con lo que quedan ridiculizados
en sus actuaciones. Otra de las características propias del nuevo columnismo.
Concluyendo, el ethos es el principal elemento configurador del discurso de estas columnas personales
que impregna todo: temas, lenguajes,
sentido de los recursos expresivos
empleados por Carmen Rigalt en su
argumentación ingeniosa. Es precisamente lo que hace que la columna personal sea tan particular de cada firma.
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www.elmundo.es/encuentros/invitados/2002/10/536/
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