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ÁNGEL GONZÁLEZ,
ESPÍA DE PALABRAS
José S. Carrasco Molina
(IES Diego Tortosa de Cieza. Murcia)
Ángel González is included under the so-called
“Generation of the
Among the features of his production, the poet
from
PALABRAS
CLAVE: ironía, juego de palabras,
cotidianeidad, intertextualidad, increencia
Aborrezco este oficio algunas veces:
espía de palabras, busco,
busco
el término huidizo,
la expresión inestable
que signifique, exacta, lo que eres.
Ángel
González
Entre las fechas trágicas para la poesía no cabe
duda de que el doce de enero de 2008 ocupa un lugar destacado. Es el día en que
nos dejó uno de los más grandes poetas que ha dado el siglo XX, un poeta
asturiano, de familia muy castigada por
Con una vida, a partir de los años 70, a caballo
entre Estados Unidos y España y con una atracción hacia su figura bien patente
en los que tuvieron la suerte de conocerle y tratarle.
Es la suya una obra no demasiado extensa (496
poemas configuran su obra completa titulada “Palabra sobre palabra”) pero de
una gran calidad literaria que lo hace ocupar un lugar privilegiado entre los
poetas españoles posteriores a la generación del 27.
Baste para certificarlo, la opinión de un estudioso
de su obra, alguien de tanto prestigio como Don Emilio Alarcos, que define así
la poesía del asturiano:
“No es la suya una poesía brillante y pegadiza; es
una poesía comprimida, densa y trabajada, donde nada sobra y nada falta.
Sugiere, apunta, y sólo insiste en los elementos oportunos”.
Ángel González se incluye dentro de la llamada
“generación del 50”, junto con autores como Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, José
Agustín Goytisolo, Carlos Barral…. Se trata de un grupo caracterizado entre
otros rasgos por su conciencia crítica ante la sociedad de su tiempo, su
ironía, su sentido ético, su tono poético narrativo,…
Entre estos caracteres, es evidente que el poeta
asturiano es un maestro en el dominio de la ironía y ello hace que sus poemas sean como un guiño al lector. Es una poesía
que necesita, más que un lector, un cómplice, alguien que esté en el secreto de
lo que quiere decir sin decirlo abiertamente.
Aunque se configura como una unidad en la que hay
unas constantes que se van repitiendo desde el primer libro, Áspero mundo
(1956) al último, Otoños y otras luces (2001), sin embargo, el
propio poeta reconoce que hay un cierto cambio de orientación a partir de 1971,
con la publicación de su libro Breves acotaciones para una biografía intensificándose
la tendencia al juego y a derivar la ironía hacia un humor que no rehúye el
chiste, la frivolización de algunos motivos y el gusto por lo paródico. Juega
con la palabra con una gran maestría.
Y vamos a detenernos en estos juegos que denotan
una gran imaginación, una extraordinaria inteligencia y un envidiable manejo
del idioma.
Estos “juegos” entrarían dentro del fenómeno de la intertextualidad en un sentido amplio, es decir, la inserción en una obra literaria
determinada de textos o fragmentos ajenos, presentes en el nuevo contexto de
manera más o menos literal, pero que, para ser eficaces deben ser reconocidos
por el lector como propios de otro escritor o de ciertas convenciones verbales
(frases hechas), discursos,, estilos….
Habría que
establecer diversos apartados, pues no todas estas piruetas tienen un mismo
origen o intención.
a) Juegos con lo literario: englobaríamos aquí lo
que entraría dentro del concepto de intertextualidad considerado de manera
estricta, es decir, el traer a colación
textos literarios de otros autores.
- El descubrimiento de la poesía de César Vallejo
fue muy relevante para su obra, tras el de Juan Ramón Jiménez y Antonio
Machado. El poema “A veces” que empieza con el verso “escribir un poema se
parece a un orgasmo”, y acaba así:
Lo expresaba muy bien César Vallejo:
“Lo digo y no me corro”
Pero él disimulaba.
Con ese verso tan llamativo, el poeta sorprende al
lector. César Vallejo usa el verbo con el sentido de “no me retracto”, aunque
en el español de aquí el verbo ha tomado una acepción sexual, que viene bien
con el tono que imprime el autor asturiano dándole cuerpo femenino a la palabra
con sus senos, piernas, faldas…
-En otra ocasión, toma un verso de los más
conocidos de las Rimas de Bécquer:
Poesía eres tú,
dijo un poeta
-y esa vez era cierto-
mirando al Diccionario de la Lengua
La primera observación que surge tras esta versión
es que Ángel González no está muy de acuerdo con la identificación becqueriana
entre poesía y mujer, con esa visión romántica e idealista. A juicio de Susan
D, Rivera, “Ángel González expone tácitamente una concepción de la poesía
que ya no es romántica, sino mucho más moderna: para él, la esencia de la
poesía no reside en la emoción o el sentimiento de su autor, sino en las
palabras con las que lo manifiesta; es decir, en la expresión, no en lo
expresado”.
-En el siguiente ejemplo es Juan Ramón Jiménez el
poeta “imitado”, titulándose precisamente J.R.J. el poema. En él habla de los
momentos de creación de un poema, comparándolo con un objeto mecánico en el que
las piezas se engrasan, se aprietan… hasta que ya está acabado, aunque el
mecánico nunca se queda contento y vuelve a empezar:
Debajo del poema
-laborioso mecánico-,
apretaba las tuercas a un epíteto.
Luego engrasó un adverbio,
dejó la rima a punto,
afinó el ritmo
y pintó de amarillo el artefacto.
Al fin lo puso en marcha, y funcionaba.
-No lo toques ya más,
se
dijo.
Está clara la importación de ese poema de Juan
Ramón, tan corto como célebre:
¡No le
toques ya más
que así es la rosa!
-En este ejemplo el asturiano se remonta más en el
tiempo y vuelve a Garcilaso, a ese soneto X en el que canta la ausencia de su
amor y que comienza así:
¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.
Este tono amoroso, serio y elegíaco, es trastocado
por nuestro poeta, cuando en el poema “Menos mal que aún conservo el
esqueleto”, se pregunta nada menos por dónde han ido a parar las muelas y los dientes que le arrancó
el dentista de niño, esas son las prendas a que se refiere ahora y concluye el
poema con ese toque de increencia tan propio de él:
Únicas prendas,
por mí mal perdidas,
de una más que dudosa eternidad.
-En esta ocasión, el autor se vale para acabar el
poema “Casi invierno” de un verso procedente del cancionero anónimo del siglo
XV, que decía así:
De los álamos vengo, madre,
de ver cómo los menea el aire.
De los álamos de Sevilla
de ver a mi linda amiga.
Pero esta breve canción de tono amoroso y alegre,
Ángel González la reconvierte y le sirve para acabar un poema donde la tristeza
del otoño se asocia con la tristeza por un amor que “se vino al suelo” y ese
paisaje de álamos es la mejor respuesta cuando se le pregunta por su estado de
decaimiento:
¿Y me
preguntas por qué estoy triste?
De los álamos vengo.
-En este ejemplo, el poeta asturiano toma, para
titular una parte de su libro “Otoños y otras luces” un verso de Garcilaso que
luego a su vez lo recoge Pedro Salinas para titular uno de sus libros, “La voz
a ti debida”. Pues AG lo varía un poco transformándolo en “La luz a ti
debida”
-Los dos últimos ejemplos rozan más bien el campo de la filosofía. El primero
recoge el célebre principio de Descartes: “pienso luego existo”, para
transformarlo dándole un toque aparentemente más frívolo y superficial, aunque
deja traslucir mucho del pensamiento del poeta que lo trastoca así en el poema
“Parque para difuntos”:
Rezan
-luego existimos, creen.
-El segundo de estos ejemplos de base filosófica lo
encontramos cuando el poeta, en sus Glosas a Heráclito juega con la célebre
frase del filósofo griego. Es evidente el tono humorístico (especialmente en la
glosa 3 donde además juega con las palabras muy ingeniosamente), aunque también se deja ver un trasfondo,
en este caso, político:
1
Nadie se baña dos veces en el mismo río.
Excepto los muy pobres.
3
Nadie se mete dos veces en el mismo lío
(excepto los marxistas-leninistas)
b) Juegos con lo religioso: Toda la obra de este poeta
está salpicada de referencias religiosas, pero siempre con una percepción de lo
sobrenatural como algo inexistente, como un espejismo en el que muchos hombres
creen para consolarse ante la realidad de la muerte. En sus padres, tenía dos
modelos diferentes, pues su padre era ateo y su madre, creyente. Pues Ángel, a
pesar de que apenas conoció a su padre y de que estaba tremendamente apegado a
doña María Muñiz, siguió, en este aspecto, las ideas de su padre, que su madre
respetaba totalmente. Hay un poema de su último libro con un título muy
expresivo: No creo en la Eternidad.
Pues es en este campo de lo sobrenatural, donde ese juego con la lengua es más
frecuente y son muy abundantes los ejemplos en los que toma frases o escenas
bíblicas, generalmente del Evangelio, para un ejercicio a veces chistoso sin
más y otras con una mayor intención y profundidad.
- En su obra Grado Elemental, aparece un poema
titulado Prohombre, en el que describe el aspecto y la vida de los hombres
poderosos que viven entre insignias y honores. Pues comienza con un verso que
recuerda la frase evangélica “Por sus obras los conoceréis”, y que
nuestro poeta transforma en:
Por
sus ujieres los conoceréis.
-Muy ingenioso se muestra en el poema Final
Conocido, en el que actualiza y ridiculiza la conocida escena de la Pasión de
Cristo, cuando este es llevado ante Pilatos que se desentiende y no se atreve a
tomar una decisión y al final se lava las manos. El poeta asturiano llega al
mismo desenlace pero después de una mariscada con nécoras que Pilatos comparte
con un amigo:
Después
de haber comido entrambos doce nécoras,
alguien
dijo a Pilatos:
-
¿Y qué hacemos ahora?
Él vaciló un instante y
respondía
(educado, distante,
indiferente):
-Chico, tú haz lo que
quieras.
Yo me lavo las manos.
-Seguramente es el poema Palabras del Anticristo uno de los que más claramente nos expone su
visión de lo sobrenatural, pues en él hay un yo que desmonta las verdades de la
fe, y que reconoce que mandó a los hombres que esperaran un más allá para “envenenar la vida / con la letal ponzoña
de los sueños”. En los últimos
versos juega con la frase de Cristo: “Yo soy el que soy” y la transforma así:
Yo
soy el que no fue
ni
será nunca
-En otro poema -Eso lo explica todo-, Ángel
González se remonta a la escena de
Ni Dios es capaz de hacer el Universo en
siete días.
No descansó el séptimo día.
Al séptimo día se cansó.
-Pero hay un poema que es seguramente el más duro
porque en él no hay ese juego ingenioso a veces tan chispeante, sino una
crítica dura en este caso no tanto a la doctrina sino a la institución que la
difunde, la Iglesia que según él, está formada por carroñeros que se aprovechan
del mensaje de Cristo para beneficiarse de los demás, comparándolos con hienas
y vampiros, que tienen en común comer carne o chupar sangre de otros seres. El
juego de palabras sí aparece en el título, Invitación de Cristo, que es una
variación de uno de los libros más importantes de la espiritualidad cristiana,
Imitación de Cristo de Kempis:
Dijo:
Comed, este es mi cuerpo.
Bebed, esta es mi sangre
Y
se llenó su entorno por millares
de
hienas,
de
vampiros.
-En el siguiente ejemplo, el poeta asturiano aplica
su ingenio a una de las bienaventuranzas del Evangelio, en este caso no hay
ninguna intención satírica o desacralizadora, sino un mero juego de palabras
que se aplica al terreno amoroso, previniendo contra el amor, haciendo uso de los
antónimos (bienaventurados /malaventurados) y de los parónimos cielos/celos
Bienaventurados los pobres en el espíritu porque de
ellos es el reino de los cielos (Mt, 5, 3)
Malaventurados los que aman/ porque de ellos será
el reino de los celos (AG)
-Un tono mucho más dramático tiene este texto
tomado del poema “Canción triste de amigo”. La base es la escena evangélica en
la que, llevado Jesús ante Pilatos, este le pregunta si es rey de los judíos, a
lo que Cristo responde:
Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de
este mundo, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado a los
judíos.
(Jn 18,56)
Ángel González aprovecha este fragmento del
Evangelio para darle la vuelta y expresar una vez más su increencia, su
convencimiento de que no hay nada más allá de la muerte, pero no lo hace en un
tono suave, declarativo o incluso irónico como en otras ocasiones, sino como
una imprecación vehemente a un interlocutor (amigo), al que le llega a apurar
para que le dé respuesta a esa situación de desesperanza. La repetición del
verso “dime lo que nos queda” es tremendamente expresiva de esa situación de
convencimiento y, al mismo tiempo, rabia interior que siente el poeta ante la
falta de perspectivas después de esta vida:
Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.
c)Juegos con lo popular: canciones, refranes,
dichos..:
La intención del poeta de elaborar una poesía al alcance de cualquiera,
accesible, le lleva, entre otras cosas, a tomar de vez en cuando, expresiones
muy usadas por el pueblo, provenientes, unas veces de canciones muy conocidas y
otras veces de proverbios, refranes, frases hechas… lo que hace que el lector,
que él pretende que sea más bien cómplice, vea su poesía como algo cercano.
-Como amante de la música, toma, en ocasiones,
fragmentos de canciones para intercalarlos en su poema. En La Paloma, habla de
la esperanza como si fuera esta ave volando de un lugar a otro: París, Roma,
las Antillas… y va dejando caer fragmentos del estribillo de esa canción
popular:
….en donde vivo yo
…..ay, que vente conmigo
adonde vivo yo
-El siguiente ejemplo pasa más desapercibido. Se
trata del poema Crepúsculo, Alburquerque, Invierno, que dice así:
No fue un sueño,
lo vi
la nieve ardía.
Este último verso, algo desconcertante, está tomado
de una jota, que dice así:
Anoche soñé contigo,
soñé que tú me querías
y por soñar que soñaba
soñé que la nieve ardía.
-Pero, sin duda, una de las composiciones más
ingeniosas de la obra del poeta es la titulada Canción, Glosa y Cuestiones, en
la que hace una versión de la célebre canción: Con ese lunar que tienes,
cielito, lindo, junto a la boca….Pero una versión tan original como
satírica, en la que, con la agudeza de su ingenio y jugando con las palabras lugar
(por lunar) o lugar común (como tópico o algo de uso no privado), entre otros
recursos, consigue un efecto realmente chispeante no dejando muy bien parada la
fama de esta mujer:
Ese lugar que tienes,
cielito lindo,
entre las piernas,
ese lugar tan íntimo
y querido,
es un lugar común.
Por lo citado y por lo concurrido.
Al fin, nada me importa:
me gusta en cualquier caso.
Pero hay algo que intriga.
¿Cómo
solar tan diminuto
puede ser compartido
por una población tan numerosa?
¿Qué estatutos regulan el prodigio?
-Junto al juego con las canciones, son muy
frecuentes las ocasiones en las que Ángel González aplica su ingenio a
expresiones o dichos populares. El primer ejemplo aparece en el poema
Inventario de lugares propicios para el amor, en el que, con esa mirada tan
propia, el poeta hace un recorrido por las épocas del año y por los lugares en
los que se podría dar rienda suelta al amor. Casi al final del poema, toma ese
cartel tan frecuente, especialmente en las instalaciones eléctricas: NO TOCAR,
PELIGRO DE MUERTE, y lo transforma adecuándolo a la situación de la que trata:
Las ordenanzas, además,
proscriben
la caricia (….)
y el “no tocar, peligro
de ignominia”
puede leerse en miles de miradas.
-Hay un poema en que Ángel González, desde el mismo
título, hace una transposición de lo que es un robo, pero en esta ocasión los
asaltantes no son vulgares delincuentes, sino los recuerdos. Hay dos ejemplos
de la metamorfosis poética de expresiones populares: el propio título (A mano
amada) y el grito de los ladrones, que no es “la bolsa o la vida”, como en
un atraco normal, sino ¡el olvido o la vida!
-En el poema “Quédate quieto”, el autor echa
mano de un refrán muy conocido (no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy),
pero lo retoca y ello le sirve para profundizar en el tema del tiempo, tan
propio de la poesía de todos los tiempos:
Deja para mañana
lo que podrías haber hecho hoy
( y comenzaste ayer sin saber cómo).
-Pero, sin duda, uno de los poemas más originales
del asturiano es el titulado Eso era amor, en el que algo tan usado en
la poesía como la alabanza de los ojos de una mujer, tiene un desenlace
realmente “gonzaliano”. En él trae a colación, retocándola como siempre, una
frase mil veces oída en la barra de un
bar, a la hora de pedir un café: “solo o con leche”:
Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos
Y ella dijo:
-Te
gustan solos o con rímel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato
y se fue a tientas.
-Pero hay algunas ocasiones en que traspasa el
ámbito incluso de lo “religiosamente correcto” llevando expresiones del habla
coloquial a un terreno bastante más serio, como la situación de Cristo en la
cruz en el soneto El Cristo de Velázquez, que recoge el título unamuniano. Aquí
se trata a Cristo como un banderillero que ha sido atravesado por un derrote de
Dios, acabando el poema con una expresión muy coloquial, pero que casa
perfectamente con la variación que el poeta ha dado a tema tan serio:
¡qué
cornada, Dios mío, qué cornada!.
-En el poema “El Pensador”, echa mano de una
expresión que pertenece al ámbito coloquial, incluso vulgar y que denota, en su
uso, un cierto enfado por parte del emisor. Se recogen en el texto las
intervenciones de los dos interlocutores, separadas por unos pocos versos. Se
trata del lechero que interrumpe la labor sublime del pensador. Está claro que
la palabra “leche” en este contexto coloquial pierde su significado denotativo,
para significar “tema, asunto”, pero, por supuesto, el lechero, en este caso,
retoma la acepción real:
-¿De qué leche habla usted,
amigo mío?
(…)
De qué leche va
a ser:
de la bebida
-Entre sus poemas “metapoéticos”, en los que expone
su visión del quehacer poético, hay uno en el que trata sobre el poema como
algo donde todo cabe y está permitido. Y lo aprovecha para insertar en esta
ocasión, textos de esos que aparecen en lugares públicos, por supuesto nada
literarios:
Aquí está
permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:
Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el… (silencio)
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.
d) Juegos diversos: En este apartado,
incluiremos ejemplos en los que el poeta, en su intención de jugar con las
palabras, utiliza recursos semánticos variados, que consiguen ese guiño al
lector tan propio del poeta asturiano.
- El uso de la paronomasia se puede apreciar en
estos dos ejemplos, en un caso con un tono puramente chistoso, sin más
intención que provocar la sonrisa; en el segundo caso, sin embargo, echando una
mirada al pasado, contempla todo el dolor que llevó consigo, todo lo que el
tiempo deshizo y llega a la conclusión de que todo es basura:
1- Manolo go
interiormente
za
cuando su
mujer dice fornica por formica
2-Historia: escoria
-Son bastante frecuentes los casos de homonimia o
polisemia. Entre ellos destaca, por su intención y ejemplo de esa visión
pesimista del mundo que le ha tocado vivir, el texto en el que compara dos
cosas, en principio muy diferentes como algo tan serio como la historia con la
morcilla, que desde luego no es un concepto precisamente profundo. Pero la
capacidad imaginativa del poeta los une, basándose precisamente en el fenómeno
de la polisemia del verbo repetir:
Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten
En otros poemas también encontramos ejemplos no con
una intención tan profunda:
-Como una mariposa
la viola apenas viola
el reposo del aire
-Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
-Este último texto ejemplifica dos rasgos de la
poesía y la personalidad de AG: su afición por la música y su inclinación a
jugar con la palabra. Entraría dentro de lo que se llama calambur (ese es el
título del poema) dentro de las figuras
literarias:
Todo lo que contemplo
vibra y arde,
y mi deseo se cumple en
mi deseo:
dore mi sol así las olas
y la
espuma que en tu cuerpo
canta, canta
-más por tus senos que
por tu garganta-
do re mi sol la si la sol la si la
Este ha sido un breve recorrido por la poesía de
Ángel González, incidiendo en algunos de los ejemplos más significativos de ese
juego con la palabra que es en él uno de sus rasgos más significativos. Han
sido pocos, pero suficientes para demostrar la capacidad de imaginar, de
relacionar, de juguetear (incluso a veces con lo que es más serio) que tenía el
poeta asturiano, cuya obra, construida Palabra sobre palabra, se configura como uno de los edificios más
perfectos, llamativos y sugerentes de la lírica de los últimos cincuenta años
en España, y cuya personalidad ha dejado un recuerdo tan tierno como imborrable
en los que tuvieron la inmensa dicha de conocerlo.
Referencia bibliográfica:
Rivera, Susan (2006). “Intertextualidad y collage”, en VV.AA.
Ángel González, un clásico de nuestro tiempo. Almería. Universidad de Almería. Págs.
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