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GABRIELE MORELLI,
PIONERO EN LOS ESTUDIOS DE
Francisco Javier Díez de
Revenga
(Universidad de Murcia)
Todos los que
nos dedicamos al estudio de las vanguardias y de la generación del 27 sabemos
desde hace muchos años de la calidad y la constancia del Profesor Gabriele
Morelli, hispanista italiano, gran conocedor de España y excelente estudioso de
su literatura, que ha enseñando durante muchos años en
Entrega de
Hay que destacar que en
este momento son treinta y un libros y noventa y ocho artículos académicos,
ensayos o ponencias, los que figuran en la relación que acompaña a este texto
como apéndice y que constituyen, en detalle, su aportación a los estudios de
literatura española de aquellos años singulares. Naturalmente, no nos vamos a
referir a todos y cada uno de los trabajos, pero sí vamos a detenernos en los
libros, y especialmente en dos de ellos, que me parecen representativos de las
dos actividades fundamentales de Morelli: la edición de epistolarios y la
edición de textos.
El primero de sus libros,
que figura en la relación final de estas palabras es el titulado Linguaggio
poetico del primo Aleixandre, que tal como ha relatado Morelli en más
de una ocasión, y lo ha dejado por escrito en sus memorias de hispanista que
figuran en uno de sus libros, cuando el gran poeta del 27 y Premio Nobel de
Literatura, Vicente Aleixandre, recibió un ejemplar del libro, le dijo a
Morelli que era estupendo, porque ya eran familia. El «primo» Aleixandre tenía,
sin duda, buen humor aquel día e ingenio superlativo.
Con Jorge Luis Borges
Pero hay un dato muy cierto, y es que
desde este libro, de 1972, Vicente Aleixandre se convirtió en objeto de
numerosos estudios, traducciones y ediciones. Así podemos contabilizar los
siguientes libros del gran poeta
editados por Morelli: Ámbito para
Visor, en 1976; Dialoghi della conoscenza (Diálogos del conocimiento) con traducción de Morelli, para Edizioni
Accademia, en 1978; Pasión de la tierra, para Bulzoni, en 1984 y para Cátedra, en 1987; Ámbito, será editado en
versión italiana para Liguori, en 2002.
De Federico García Lorca ha traducido y
editado sus cartas americanas para el editor Marsilio de Venecia La vita,
l'opera, i testi esemplari, para Edizioni
Accademia, en 1974, con segunda edición en 1978; y ha editado igualmente Saggi
critici nel cinquantenario della morte, para Schena Editore, en 1988. Del
mismo modo ha editado textos de Vicente Huidobro, Viaggi siderali, para Jaca en 1995; de Gerardo Diego.
L'assoluto lirico, para el Centro Nazionale di Studi Leopardiani, de
Recanati, en 1998. De Juan
Chabás, Porto d'ombra Viennepierre, en 2003, por el que obtuvo el Premio
Cervantes de la traducción 2004; y L'italia fascista (politica e cultura), para
Viennepierre, en 2004. De Pablo Neruda, Yo soy/Io sono, para
Sugarcoedizioni, en 2004; Canto generale, para Sugarcoedizioni, en 2004;
Veinte poemas de amor y una canción desesperada, para Cátedra, en 2008.
Por último, de María Teresa
León, ha editado La historia de mi corazón, para el Centro Cultural de
Con
Carlos Bousoño y Javier Díez de Revenga,
en
Hay
que citar también los simposios y reuniones que ha recopilado en los siguientes
libros: Trent'anni di avanguardia spagnola, para
Edizioni
Universitarie Jaca Book, en 1988; edición española Treinta años de
vanguardia española, para Ediciones El Carro de
Merecen un especial detenimiento los
libros de Morelli Historia y recepción de la «Antología» de Gerardo Diego, que publica Pre-Textos, en 1997; y
Gerardo Diego y el III centenario de Góngora: Correspondencia inédita, que
publica la misma editorial en 2001. Con
estos volúmenes, ingresamos en uno de los géneros críticos en los que Morelli
ha logrado más y ha obtenido resultados más espectaculares: el de los
epistolarios editados por el profesor, en los que ha dado a conocer fundamental
documentación inédita, y que son los siguientes, además de los dos volúmenes
sobre Gerardo Diego, que acabamos de citar: De Vicente Aleixandre a Juan
Guerrero y a Jorge Guillén. Epistolario, publicado por
Con
Elena Diego y especialistas en
(Mario
Hernández, Robert Gurney, Díaz de Guereñu, José Bernardo Pérez, Díez de
Revenga)
Cáceres, 1992.
Citemos por último su libro recopilatorio
La generación del 27 y la modernidad, que
ha editado el Centro Cultural de
Quiero referirme ahora con cierto
detenimiento para valorar la trascendencia del trabajo de Morelli a dos de
estos libros, para mí especialmente dilectos.
El primero es el volumen titulado De
Vicente Aleixandre a Juan Guerrero y a Jorge Guillén. Epistolario, por tener relación con Murcia. La
historia literaria más reciente se enriquece día a día por diferentes medios,
pero ninguno hay de resultados tan llamativos como el producido por los
epistolarios que, en los últimos años, se han prodigado hasta términos que, sin
pasión, debemos de denominar con el calificativo de trascendentes. Un número de
la revista Monteagudo, de
Con dos buenos amigos. Francisco Brines y Carlos Bousoño
Naturalmente, la época actual, y en
concreto los años más cercanos a la generación del 27, son particularmente
expresivos en este terreno. Especialmente rica en epistolarios es, en nuestro
siglo, la literatura española, justamente una literatura que no se ha prodigado
a lo largo de la historia en el género de la epístola literaria. Sin embargo,
algunas generaciones de escritores españoles, y singularmente la promoción de
poetas surgida en
Y en este terreno es en el que hay que
situar el libro de Gabriele Morelli, aparecido en 1998, justamente el día 26 de
abril, fecha exacta del centenario de Vicente Aleixandre, con el título de Vicente Aleixandre a Juan Guerrero y a
Jorge Guillén, que pone de relieve una vez más el interés que tienen
trabajos como éste para el estudio de una época, así como en particular, y este
en concreto más que ninguno, para el estudio de la pequeña historia literaria
de carácter regional o local. En el epistolario que nos ocupa, los receptores
de las cartas aleixandrinas son el escritor y abogado murciano Juan Guerrero
Ruiz, denominado por Federico García Lorca, en la dedicatoria del «Romance de
Interesa recordar aquí la relación de
Vicente Aleixandre con Murcia, ciudad que nunca visitó (Aleixandre no era tan
viajero como otros miembros de su generación), pero en la que contó con amigos,
que le invitaron a participar en empresas murcianas hoy de reconocido valor
literario.
Aleixandre en efecto colaboró en Verso y Prosa en diferentes ocasiones, y
en los índices de la edición facsímil de la revista o en mi libro Revistas murcianas relacionadas con la
generación del 27, se pueden hallar las precisas referencias sobre tales
colaboraciones. No llegó a publicar nada Aleixandre en el Suplemento Literario de
Con José Luis Cano
Por estas cartas podemos saber la
opinión de Aleixandre, inédita hasta el momento de publicar el epistolario el
Profesor Morelli, sobre el jovencísimo pintor (y escritor) Ramón Gaya, que
merece la pena transcribir. En carta de 23 de octubre de 1927, y con seguridad
a raíz de la lectura del número del número 9 de Verso y Prosa, en el que figuran cuatro cuadros de Gaya, un «Interior»
y tres «Naturalezas muertas», escribe
Aleixandre a Guerrero: «Me gustan las cosas del pintor Gaya y me parece
asombroso que tenga 17 años. Si sigue así es evidente que tiene que destacarse
enseguida. Me sorprende lo trabajado en las masas, lo apretada de volumen que
está su pintura: en un niño casi, es inesperado». Y, en carta de 5 de octubre
de 1928, tras la lectura del número 12 de Verso
y Prosa, en el que figuraba una carta de Ramón Gaya («Epistolario») y el
cuadro «Maja», escribe: «He leído con particular deleite la carta de Gaya,
verdadero modelo de fresca impresión. ¡Cuánto siento no conocer nada de este
pintor! Esa «maja», por ejemplo, me encanta aun a través del fotograbado.
Adivino al pintor que la hace saturado de futuro. Suyo es el porvenir».
Las cartas aportan datos de un gran
interés, que, como decimos, completan aspectos de las relaciones entre los
amigos de la «joven literatura». Un ejemplo merece ser recordado porque revela
la gran humanidad de Vicente Aleixandre, que, desde Murcia, pudo mitigar a su
amigo de la infancia, el gran poeta de su generación —hoy tan injustamente
olvidado— Emilio Prados, un tremendo disgusto, que le decidió a no volver a
publicar, tras la salida de su libro Vuelta,
en 1927, ningún otro libro hasta ya entrada
Con Jorge Edwards
Y la verdad es que no hay más en
contra, porque la otra observación que a Gerardo Diego lleva a mostrarse muy
contrario e irónico es la invención por Emilio Prados de una estrofa, la «undécima»,
como la denomina jocosamente, «la undécima o pradina», aunque, para nosotros,
no deje de ser un justificable invento inocente de Emilio Prados, sobre todo
porque en la época se hicieron muchos experimentos novedosos de este tipo, y
Gerardo Diego fue uno de los más atrevidos en este menester. Porque lo cierto
es que no hay más, aunque la conclusión del trabajo niega a Emilio Prados
capacidad para llevar a la poesía «una preocupación del gusto intelectual y
abstracto», muy en boga en el momento, y que consiguen admirablemente tanto
Luis Cernuda como Jorge Guillén a los que define como maestros en el nuevo arte
(la poesía pura española, sin duda): «Cernuda, en la estrofa vive como pez en
el agua. Su poesía nació ya enjaulada, y canta gozosa o melancólica la transparencia
exaltada, elástica del espacio, en contrapunto con la evidencia resignada de
los cristales inmediatos» o Guillén, «perfil, sello, dominio en todo: en lo
lejano, en el espacio, en el ayer y en el mañana, que han de avenirse a una
prisión, a una melancolía que los endurezca presentes y actuales; estos es,
libres, pero nuestros y eternos». Si a esto añadimos que antes le ha negado el «ángel»
andaluz de Lorca y Alberti, comprenderemos cuánto debió doler esta reseña a
Emilio Prados que se vio tan menospreciado absolutamente y, lo que es peor, en
comparación con cuatro poetas de su misma promoción. «He escrito —termina
Gerardo Diego— con el profundo interés que me inspira la calidad, siempre
mantenida, de un poeta eficiente».
Pero el daño estaba hecho. A pesar de
que no todos estaban de acuerdo, ya que la desfavorable opinión sobre este
libro de Emilio Prados coincidió en el tiempo, con exactitud sorprendente
(septiembre de 1927), con un homenaje de sus amigos de la «joven literatura»
por la publicación del nuevo libro, que merece la pena recordar y que aparece
en Murcia el número 9 de la revista Verso
y Prosa, en el se recogen un poema de Emilio Prados y varias colaboraciones
de otros escritores del
en Madrid o al
llegar: el día 12 le estrenan su Mariana
Pineda». (30 de septiembre). Pero el resultado, una vez visto por
Aleixandre, no puede ser mejor: «¡Qué sorpresa la de Prados al vernos agrupados
a sus amigos para hablarle desde el Boletín, con voz reunida llena de simpatía
para él que todo lo merece!» (23 de octubre).
Lo que nos lleva a pensar que, con este
homenaje, posiblemente, los amigos de Prados intentaron compensar aquella
crítica tan adversa de Gerardo Diego en una adhesión a su poesía, a sus temas y
formas que sintetizaba bien Aleixandre en su retrato.
Naturalmente, las reflexiones que este
epistolario nos suscita son muchas más, y no son las menos interesantes las que
se refieren al espíritu de amistad que caracteriza la relación entre estos
corresponsales. Aunque en esta edición de Morelli no oímos nada más que la voz
de Aleixandre (creíamos que Aleixandre no conservaba las cartas que recibía),
podemos suponer que las cartas de respuesta respondían al mismo sentido de
calidad humanística que advertimos en las palabras de nuestro Premio Nobel de
1977. Guillén, Guerrero, Aleixandre son nombres para la historia de una amistad
en la que también hubo otros muchos, toda una generación quiéranlo o no sus
detractores. Constantemente, aparecen referencias a este sentido de amistad
elitista, distinguida, exigente y seria, que caracterizó la de estos
excepcionales escritores. Y así se desprende de lo que Aleixandre escribe en
una carta de 13 de febrero de 1927, tras tratar cuestiones económicas referidas
a Verso y Prosa, que, no queda duda,
pagaban los propios colaboradores mediante la suscripción «de a duro» (cinco
pesetas mensuales, cifra alta para aquellos años): «Me parece que ha sido
Baroja el que ha dicho que ésta es una generación de escritores señoritos. Si
lo dice porque no cuenta con la literatura para vivir, tiene razón. Esto
aceptado, tal señoría no me parece mal. Ni creo que por ello, la obra
desmerezca o no se logre. Porque no hay que escribir para comer, a Baroja le
parece que hay que escribir peor. El escritor aperreado y febril le parece el
escritor idóneo para la obra más segura, más acentuada. No desmiente don Pío su
estirpe romántica.» Sobran los comentarios. Una nueva generación, una nueva
forma de hacer la obra literaria, que vemos confirmada en una de las cartas
dirigidas por Aleixandre a Jorge Guillén, justamente en la que le agradece sus
elogios sobre el libro Ámbito, que,
aparecido en 1928, acoge los ideales de la poesía pura, según la personal
interpretación que se le da en España, y de la que Jorge Guillén era promotor y
teórico.
Quienes dudan sobre la existencia de la
generación del 27 y de la importancia que para su fundamento y sentido tienen
las relaciones de amistad literaria entre los poetas que la compusieron, han de
acudir a libros como este de Gabriele Morelli en el que tantas y tan
interesantes reflexiones se hacen sobre poesía, arte, amistad y publicaciones.
Con Pepín Bello
Y por último, me voy a detener en el más
reciente libro publicado por Gabriele Morelli, el titulado Juan Larrea: poesía y revelación.
Uno de los personajes más interesantes
de toda la época de las vanguardias históricas, compañero de aventuras de
Gerardo Diego en su juventud y avanzado en su teoría y práctica poética, es el
poeta bilbaíno Juan Larrea, cuya obra recoge ahora, en forma de amplia
antología, Gabriele Morelli en el volumen que acaba de publicar
Señala Morelli, en su amplio estudio
preliminar, algunas de las características de la extraña y controvertida
personalidad del poeta vasco, que, a pesar de la considerable distancia de más
de cien años desde su nacimiento (1895), sigue siendo un caso singular en el
panorama de la literatura española, porque, por varias causas, como señala
Morelli, ha quedado al margen del interés de sus representantes editoriales y
de los lectores en general. Y entre estas razones de olvido señala que, a pesar
de que desde sus comienzos creativos gozó de la estima y consideración de
algunos de sus compañeros del grupo generacional, en especial de Gerardo Diego,
su predisposición a aislarse y su intención de separarse del panorama cultural
de la época impidieron la difusión de su obra. Por otro lado, desde su
juventud, con solo veinte años, Larrea deja España, se instala en Francia y
escribe en francés toda su poesía. Tras
Recuerda Morelli la escasa fortuna
editorial de su obra poética, reunida en el volumen Versión celeste, que se publica por primera vez en Italia en 1969,
al cuidado del hispanista italiano Vittorio Bodini. En 1970, aparece en la
editorial Barral de Barcelona, al cuidado de Luis Felipe Vivanco. Morelli
reconstruye en su estudio preliminar el solitario periplo de Larrea en
disonancia con la cultura oficial, y aporta algunos datos biográficos que
aclaran la peculiaridad de su experiencia existencial y de su visión
estético-filosófica.
Nacido
en Bilbao en 1895, Juan Larrea estudió, con Gerardo Diego, en Deusto. Fue
Bibliotecario-Archivero y viajó a París, donde permaneció algún tiempo y entró
en contacto con los surrealistas. Con César Vallejo, en 1926, fundó Favorables Paris Poema. Marchó a
América, vivió en México —donde fundó España
Peregrina y Cuadernos Americanos—,
en Nueva York y, finalmente, en Córdoba (Argentina), donde muere en 1980. Su
poesía fue muy escasa y apenas conocida hasta la publicación de Versión celeste, en 1970 (un año antes
apareció una edición italiana), aunque
su obra en prosa es de mayor extensión y de gran complejidad. Su obra, aun así,
se reduce a pocos volúmenes: Oscuro
dominio (México, Alcancía, 1934), Versión
celeste (Barcelona, Barral, 1970), Orbe
(Barcelona, Seix Barral, 1990), y sólo Versión
celeste conoce edición crítica.
Con Elena Diego
De
los tres poetas creacionistas españoles, el más peregrino fue Juan Larrea,
personaje distante donde los haya y un auténtico desconocido para la poesía
española durante muchos años. Ni siquiera, a la hora de clasificar su poesía,
se ha llegado a un consenso o a una unanimidad que le haya identificado.
Ultraísta, creacionista e incluso surrealista, y como surrealista ha aparecido
catalogado por alguno de los estudiosos más importantes del movimiento como
Vittorio Bodini. El propio Gerardo Diego fue durante muchos años su mentor y
promotor, y tanto se refería a él y tanto luchó por dar a conocer sus poemas,
traducidos por él mismo en algunos casos del francés, que se llegó a pensar que
Juan Larrea era un invento de Gerardo Diego, incluso un seudónimo suyo para
firmar los poemas más atrevidos o más audaces, más vanguardistas o más
avanzados. Sólo cuando apareció su fotografía en
Hay otros datos que llaman la atención
respecto a Juan Larrea: en primer lugar, esa presencia en
Larrea,
que fue ultraísta solamente en un breve período durante 1919, practicó un
creacionismo muy riguroso entre esa fecha y 1924. En 1926, cuando vuelve a
París, conoce a los surrealistas, lee sus libros y se entusiasma por el
lenguaje del surrealismo, pero no por su filosofía. De esta manera, un nuevo cambio se
experimenta en su poesía, ya que, accediendo de una forma más directa a su
propia forma de expresión personal, libremente crea un estilo no automático,
como quería el surrealismo, no cerebral, como quería el creacionismo, sino
comprometido con la angustia metafísica que distinguirá su poesía de las demás
expresiones de vanguardia a partir de entonces.
Es difícil, sin embargo, asegurar que
Larrea fuese en algún momento ultraísta puro. Los poemas publicados por él en Grecia, en 1919, como los titulados
«Sed», «Evasión», «Estanque» o «Esfinge», y que luego pasarían a Versión celeste, podrían considerarse
ultraístas, ya que en ellos advertimos el gusto por las disposiciones
caligramáticas y por la sorpresa de los juegos de relaciones semánticas
insólitas. Pero sus juegos de imágenes y sus alusiones espaciales-geométricas
evidencian ya el influjo poderoso de Vicente Huidobro y de los postulados
creacionistas. Así, el poema «Sed», Grecia,
24 (1919).
Se advierte, además, como gesto muy
personal de Juan Larrea un intenso y agudo dramatismo, una clara
sensibilización, reñida con la ortodoxia del ultraísmo, pero acorde, sin
embargo, con el tono emotivo que preside la poesía creacionista. Otros poemas
de este 1919 revelan, además, su asimilación muy personal del dadaísmo, del
futurismo y de la concepción cubista de los efectos de plasticidad.
Homenaje
en Bérgamo. Con el Rector de
y con
Mercedes González de Sande y Francisco Javier Díez de Revenga
Mayo,
2009.
Un segundo estadio de su poesía vendría
representado por poemas publicados entrada la década de los veinte, como el
titulado «Centenario», aparecido como homenaje a don Luis de Góngora en Litoral, y los poemas que figuran en los
números de Favorables Paris Poema,
como el titulado «Razón», número 1 (1926).
Posteriormente, Larrea escribió su obra
poética en francés y fue Gerardo Diego quien la tradujo y la dio a conocer en
España, tanto en la revista Carmen (1928)
como en su Antología de 1932, donde
incluye nada menos que veinticinco poemas, de ellos dieciséis traducidos del
francés. En Verso y Prosa, de Murcia,
en el número 11 (1928) aparecería, también traducido por Gerardo Diego, su
espléndido poema «Longchamps». Los poemas que escribe entonces profundizan
agudamente en la introspección, mientras se desarrollan representaciones
mentales insólitas. Sus versos responden a una interpretación personal de su
dominio de la imagen, aquí elaborada con intensidad metafísica, desprovista del
cerebralismo huidobriano.
Respecto a su obra en prosa, Morelli
asegura que «constituye una larga hermenéutica introspectiva que explora un
territorio sagrado en el que se amalgaman historia e individuo, realidad
objetiva y psiquis, y donde lo irracional irrumpe continuamente como saber
profético indispensable para el conocimiento de la parte espiritual y oculta
del ser. Desde el comienzo, esta aspiración se traduce en el desprendimiento
del yo y en la conquista de un territorio neutro en el que la biografía y la
historia se confunden, donde el individuo se mezcla con lo colectivo, y el
signo de la vida personal deviene cifra premonitoria de un destino ya
preconizado y trazado en el tiempo».
El inmenso espacio vital de Juan
Larrea, que transcurre entre sus comienzos poéticos y su obra en prosa final,
revela un proceso de introspección que Morelli refleja muy bien a través de los
numerosos textos recopilados en la antología de
Apéndice
Publicaciones de Gabriele Morelli
sobre Vanguardia y generación del 27
Libros
1. Linguaggio poetico del primo Aleixandre, Milano,
Cisalpino-Goliardica 1972.
2. Ámbito de Vicente Aleixandre, prólogo de G.
Morelli, Madrid, Visor, 1976.
3. Lorca. La vita, l'opera,
i testi esemplari, «I Memorabili», Milano, Edizioni Accademia, 1974; 2ª ed.1978.
4. Vicente Aleixandre, Dialoghi della conoscenza, introduzione,
traduzione e note di G. Morelli, «Il Maestrale», Milano, Edizioni Accademia,
1978.
5. Vicente Aleixandre, Pasión de la tierra, introduzione
e traduzione di G. Morelli, Roma, Bulzoni Editore, 1984.
6. Vicente Aleixandre,
Pasión de
7. Federico García Lorca, Saggi critici nel
cinquantenario della morte, a cura di G. Morelli, Bari, Schena Editore,
1988.
8. Trent'anni di avanguardia
spagnola, a cura di G. Morelli, Milano, Edizioni Universitarie Jaca Book,
1988; ed. esp., Treinta años de vanguardia española, Sevilla, Ediciones El Carro de
9. Federico García Lorca, Lettere americane, ed. di
G. Morelli, Venezia, Marsilio Editori, 1994.
10. Ludus. Gioco, sport e
cinema nell'avanguardia spagnola, ed. di G. Morelli, Milano, Edizioni Universitarie Jaca Book,
1994; ed. esp. ampliada Ludus, cine, arte y deporte en la literatura
española de vanguardia, ed. de G.
Morelli, Valencia, Pre-Textos, 2000.
11. Vicente Huidobro, Viaggi
siderali, antologia poetica e versione italiana a cura di G. Morelli,
Milano, Jaca Book, 1995.
12. Historia y recepción de
la «Antología» de Gerardo Diego, Valencia, Pre-Textos, 1997.
13. De Vicente Aleixandre a
Juan Guerrero y a Jorge Guillén. Epistolario, ed. de G. Morelli, Universidad de
Alcalá, Ediciones Caballo Griego para
14. Gerardo Diego.
L'assoluto lirico, ed. di G. Morelli, Recanati, Centro Nazionale di Studi Leopardiani,
1998.
15. Manuel Altolaguirre y
las revistas literarias de la época, a cura di G. Morelli, Actas del Coloquio
Internacional organizado por
16. Epistolarios del 27: el
estado de la cuestión, ed. de G. Morelli, Actas del congreso internacional, Bérgamo,
12-13 de mayo de 2000, Viareggio-Lucca, Mauro Baroni editore, 2001.
17. Gerardo Diego y el III
centenario de Góngora: Correspondencia inédita, Valencia, Pre- Textos, 2001.
18. Vicente Aleixandre, Ambito, ed. e versione
italiana di G. Morelli, Napoli, Liguori, 2002.
19. Juan Chabás, Porto d'ombra, ed. y versión italiana
de G. Morelli, Milano, Viennepierre, 2003. Premio Cervantes de la traducción
2004.
20. Juan Chabás, L'italia fascista (politica e
cultura), a cura di G. Morelli, Milano, Viennepierre, 2004.
21. Pablo Neruda, Yo soy/Io sono, a cura di G.
Morelli, Sugarcoedizioni, 2004.
22. Pablo Neruda, Canto generale, a cura di G.
Morelli, Sugarcoedizioni, 2004.
23. Eugenio Luraghi-Rafael Alberti. Corrispondenza
inedita (I947-I983), Milano, Viennepierre Edizioni, 2005.
24. Manuel Altolaguirre y
Concha Méndez. Una vida para la poesía, edición de G. Morelli y M. Bianchi; Actas del Congreso
Internacional 14-15 de noviembre de 2005, Universidad de Bérgamo Milano,
Viennepierre Edizioni, 2006.
25. Ilegible, hijo de
Flauta. Argumento cinematográfico de Juan Larrea y Luis Buñuel. Texto completo, adaptación fílmica y nuevas escenas inéditas.
Edición de G. Morelli, Sevilla, Renacimiento, 2007.
26. La generación
del 27 y su modernidad, Málaga, Centro Cultural de
27. Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción
desesperada, edición de Gabriele Morelli, Madrid, Cátedra 2008.
28.
Vicente Huidobro, Epistolario. Correspondencia con Gerardo Diego, Juan
Larrea y Guillermo de Torre (1918-1947), edición de Gabriele Morelli,
Madrid, Publicaciones de
29. María Teresa León, La
historia de mi corazón, edición facsímil de G. Morelli, Málaga, Centro
Cultural de
30.
Juan Larrea. Poesía y revelación.
Selección y prólogo de Gabriele Morelli, Colección Obra Fundamental, Madrid,
Fundación Banco de Santander, 2009.
31. Dario Puccini. Rafael Alberti.
Corrispondenza inedita (1951-1969), a cura di G. Morelli, Milano,
Viennepierre Edizioni, 2009.
Artículos y ensayos
1. «La presenza del corpo umano in Pasión de
2. «Aleixandre in Italia», Rassegna
lberistica, 1, Milano,
Cisalpino-Goliardica, 1978, págs. 25-30.
3. «Costanti e direzioni antinomiche in Pasión de la
tierra», Studi lspanici, Pisa,
Giardini Editori, 1979, págs. 141-150.
5. «Mito e realta della Granada romantica», Studi di
Letteratura Francese, 192-XI,
Firenze, Olschki Editore, 1985, págs. 140-158.
6. «Una lettera inedita di Miguel de Unamuno: dal confino
di Fuerteventura un vibrante appello alla stampa italiana», Lingua e
Letteratura, núm. 4, Milano,
I.U.L.M, 1985, págs. 5-13.
7. «La morte di Vicente Aleixandre: una testimonianza
personale», Quaderni del Dipartimento di Lingue e Letterature Neolatine, núm. 1, Istituto Universitario di
Bergamo, 1985, págs. 3-16.
8. «Fortuna literaria de García Larca en Italia», Ínsula,
núm. 478, Madrid, 1986, pág. 4.
9. «La palabra en la escritura superrealista de Vicente
Aleixandre», en Surrealismo. El ojo soluble, Málaga, Litoral, 1987, págs. 176-189.
10. «El metrónomo en la poesía de Gerardo Diego», Ínsula,
núm. 491, Madrid, 1987, págs. 21-22.
11. «Huidobro e l'immagine creativa nell'avanguardia
spagnola», in Trent'anni di avanguardia spagnola, a cura di G. Morelli, Milano, Edizioni
Universitarie Jaca Book 1988, págs. 91-120; ed. esp. Treinta años de
vanguardia española, Sevilla,
Ediciones El Carro de
12. «
13. «La escritura surrealista
de Vicente Aleixandre», Ínsula, núm. 515, Madrid, 1989, págs. 11-14.
14. «Aspetti e forme dell'
oralita nell' epistolario lorchiano», Quaderni Ibero-Americani, núms. 65-66, Roma, Bulzoni Editore, 1989
págs. 41-54.
15. «Spazio e valore fonico
nell' opera poetica di García Larca», in L'imposible-posible di Federico García
Lorca, Atti del Convegno di Studi
di Salerno, Napoli, Edizioni Scientifiche Italiane, 1989, págs.91-103.
16. «Dal carteggio inedito di
Vicente Aleixandre: materiali 'versus'
17. «Luis Cernuda e Italia», en Actas del Primer
Congreso Internacional sobre Luis Cernuda, Universidad de Sevilla, 1991, págs. 151-163.
18. «De Vicente Aleixandre a
Gerardo Diego», Ínsula, núm. 534, Madrid, 1991, pág. 32.
19. «Una lettera inedita di
Vicente Aleixandre a Dámaso Alonso», Lingua e Letteratura, núm. 16, Milano, L.U.L.M., 1991,
págs. 48-51.
20. «Revalorización de Ámbito
de Vicente Aleixandre», Ínsula, núm. 542, Madrid, 1992, pág. 6.
21. «La construcción del texto: estructuras fónicas y
repetitivas en la poesía de Pedro Salinas», en Pedro Salinas. Estudios sobre
su praxis y teoría de la escritura, Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1992, págs. 123-145.
22. «Una lettera inedita di V. Aleixandre a G. Diego in
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