REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Blaze, Stephen King

(Plaza y Janés, Barcelona, 2008)

 

 

         A Blaze lo sentenciaron a cuatro años por el timo de Jesús. George le dijo que si mantenía el hocico limpio le parecería un suspiro. A lo sumo serían dos años, y dos años resultaron ser. Aquellos años no fueron muy diferentes a los que pasó encerrado después de darle una paliza a La Ley; solo que los compañeros de celda eran más viejos. No pasó ningún día incomunicado. Cuando se sentía como un saco de nervios durante las noches eternas o los interminables encierros en los que no disfrutaban de privilegios, escribía a George. Su ortografía era desastrosa, y sus cartas, largas. George a menudo no respondía, pero el tiempo que Blaze tardaba en componer su redacción, lo laborioso que le resultaba, llegó a convertirse en su calmante. Mientras escribía, se imaginaba a George detrás de él, leyendo por encima de su hombro.

         - Lavantería de la prición –decía George–. ¡Putas palabras!

         - ¿En qué me he equivocado, George?

         - L-a-v-a-n-d-e-r-í-a, lavandería. P-r-i-s-i-ó-n, prisión. Lavandería de la prisión.

         -Oh, . Claro.

         Su ortografía y puntuación mejoraron a pesar de que nunca pudo usar un diccionario.

(pp. 283-284)