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María del Mar Gómez Cervantes
(Universidad
de Murcia)
En
este artículo nos proponemos llevar a cabo un acercamiento a un fenómeno que,
vinculado a la empresa, se está mostrando emergente en los últimos años. Se
trata de la producción y venta de manuales dedicados a la instrucción
comunicativa de los profesionales de la empresa. Nuestro acercamiento,
concretamente, se va a limitar a la presentación de los rasgos descriptores que
se corresponden con los manuales que, con la finalidad antes mencionada,
presentan un carácter divulgativo, siendo éstos, precisamente, los que más
abundan en el mercado librero.
Palabras
clave: Bibliografía, Formación, Comunicación, Empresa.
Abstract
Our aim in this article is
to approach an emerging phenomenon closely linked to the business world in
recent years, the developing and selling of handbooks dealing with the
communicative training of business professionals. Our approach is going to be
focused on the presentation of a number of descriptive characteristics of these
handbooks, which have an informative purpose and which are currently flooding
the bookseller market.
Keywords: Bibliography,
Training, Communication, Business.
0. Introducción
Siendo una cuestión
mayoritariamente reconocida la importancia de la comunicación en la empresa, no
nos puede sorprender el hecho de que, sobre todo durante los últimos años, se
hayan incrementado todas aquellas actividades que tienen como finalidad más inmediata,
precisamente, la formación y especialización de los profesionales de la empresa
ante el reto de tener que afrontar con éxito situaciones comunicativas de las
que depende, en mayor o menor medida, la buena marcha de la empresa y que, en
consecuencia, pueden ser favorables para la misma en lo relativo a su buena
imagen y a su estabilidad comercial.
Así, tal y como se deriva de
esta situación de atención prioritaria al ejercicio comunicativo en el entorno
empresarial, en los años más próximos a nosotros, hemos asistido a un
incremento palpable de la producción, edición y venta de obras que tienen como
objetivo más preciso el de formar comunicativamente a los profesionales de la
empresa. No cabe duda de que, entre esta abundante producción, nos encontramos
con manuales de calidad diferente, de procedencia científica muy distinta y,
por ende, de propuestas didácticas que priorizan unos aspectos sobre otros,
todos ellos de diferente estatus. No obstante, bien es verdad que, si nos
paramos a analizar este tipo de producciones bibliográficas nos damos cuenta de
que, en su mayoría, responden a una finalidad eminentemente divulgativa y
práctica.
Precisamente a este tipo de
producciones librescas, especialmente dirigidas al componente humano que
conforma la empresa, es a las que nosotros nos vamos a referir en este estudio,
con la intención de que, de manera más o menos precisa, podamos establecer un
cuadro descriptivo que responda a la cuestión siguiente: “¿Qué se hace hoy día
con el objetivo de formar en habilidades comunicativas al profesional de la
empresa?”.
Tal y como veremos, esta
orientación divulgativa a la que van especialmente dirigidas todas estas
producciones bibliográficas se nutre, en mayor o menor medida, de otro tipo de
aportaciones, muy distantes a ellas, como son las de procedencia lingüística,
(más concretamente de origen retórico-pragmático) y psicológica. Sin embargo,
la remisión a los principios establecidos por estas otras disciplinas se
restringe, tal y como veremos, a extraer de ellas todo lo que han teorizado con
un fin de tipo práctico, por lo que su dimensión multidisciplinar queda
bastante empobrecida y delimitada.
De esta forma, pasaremos a
caracterizar este tipo de producciones bibliográficas teniendo en cuenta que
las abordamos con la generalidad a la que responde nuestro objetivo
prioritario, a saber, esbozar un cuadro descriptor del estado de la cuestión al
que responde la producción bibliográfica, mayoritaria, con finalidad en la
capacitación comunicativa del profesional de la empresa, teniendo en cuenta que
la atención a esta cuestión queda bastante limitada, incluso completamente
obviada, en los planes de estudio a los que responde la formación académica de
dicho personal empresario, teniendo en cuenta su procedencia de carreras universitarias
como son
1. Clasificación de los manuales
divulgativos con finalidad en la instrucción comunicativa de los profesionales
de la empresa
El tratamiento de la comunicación en la
empresa desde esta perspectiva nos obliga a comenzar estableciendo una primera
división fundamental de los manuales que teorizan sobre dicha cuestión[2], se
trata de la distinción entre aquellos que asumen la comunicación en tanto que
un todo gestionable (formación en “habilidades comunicativo-gestoras”) que se
presta a una regularización, a cuyo fin preciso es al que se dirigen este tipo
de obras y, por otro lado, todos aquellos manuales para los que la comunicación
se concibe desde un punto de vista más humano, más personalizado y, en
consecuencia, establecen una serie de criterios que van especialmente dirigidos
a la mejora y optimización comunicativa de, o bien determinados cargos
empresariales o, por otro lado, las diferentes situaciones comunicativas[3] que se
dan en la empresa (formación en habilidades “lingüístico-comunicativas”).
Podríamos, por lo tanto, representar
la relación existente entre los citados grupos de manuales, según el
tratamiento de la materia que a nosotros nos interesa, de la siguiente manera:
![]() |
No
obstante, nosotros centraremos nuestra atención sobre el bloque de manuales
cuya finalidad más inmediata hemos hecho corresponder con la denominación de
“Formación en habilidades lingüístico-comunicativas”, dados los intereses que
perseguimos en este estudio y que han quedado puestos en evidencia en nuestra
introducción al mismo. Entre los dos grupos de manuales que hemos integrado en
este bloque, a saber, los manuales dirigidos a determinados cargos
profesionales y, por otro lado, los manuales destinados a la mejora de ciertas
situaciones comunicativas que se dan en la empresa, se pueden advertir
semejanzas muy notables, junto a pequeñas diferencias que señalaremos en su
momento, lo cual nos permitirá, por otra parte, caracterizarlos.
2. Semejanzas existentes entre los manuales que tratan la comunicación
empresarial como un proceso humanizado
2.1. Semejanzas en cuanto a aspectos generales
Vamos a
comenzar por señalar las semejanzas o puntos de convergencia existentes entre
los dos grupos de manuales ya citados. Al tiempo que realizamos esta labor de
concreción y sistematización de rasgos caracterizadores, consideramos
conveniente que traigamos a colación algunos de los ejemplos más representativos
de este tipo de producción bibliográfica y que pueden dar testimonio de cada
uno de los puntos que nosotros señalaremos.
·
Surgen
a partir de la propia experiencia. Entre los autores de estos manuales nos encontramos, tanto con formadores en habilidades comunicativas cuya
experiencia se deriva de su propia trayectoria profesional dada su labor
profesional como empresarios, vendedores, negociadores, directivos
profesionales de empresas, etc. y que, ahora, están desarrollando su actividad
principalmente en el ejercicio de la consultoría, como, en algunas ocasiones,
aunque en muy pocos casos, clientes o
receptores de tales cursos de formación comunicativa. Destacan, sobre todo,
aquellos que se presentan al inicio de sus obras como “comunicadores profesionales”
tal y como es el caso de Walton en su obra ¿Sabe usted comunicarse? Un
gerente que no sabe comunicarse no puede tener éxito, quien lo hace de la
siguiente manera: “He sido comunicador profesional casi toda mi vida; empecé
como escritor y luego fui director creativo de las más grandes agencias de
publicidad del país” (Walton, 1991, p. 1). Asimismo, el hecho de que surjan
estos manuales a partir de la propia vivencia de los autores, les permite la
introducción de anécdotas, historias personales, etc. todo lo cual lo hacen con
la intención de amenizar y hacer más atractiva la escasa teoría que contienen.
·
Tienen
un carácter eminentemente práctico. De esta forma, no nos puede sorprender que se inste a la elaboración
de ejercicios, test, actividades, juegos de rol, etc. que aparecen integrados
en dichos manuales. Además, toda la materia aparece presentada a modo de
técnicas, metodologías, estrategias, etc. que son recomendadas a determinados
cargos profesionales de la empresa o para el desarrollo de determinadas
situaciones comunicativas[4]. Hacia
esta finalidad práctica que estamos mencionando es hacia donde apunta el empleo
reiterado de acrónimos y siglas que se hacen corresponder con determinadas
fórmulas para el desarrollo de ciertas habilidades comunicativas. Las citadas
fórmulas, sobre todo, se orientan a que se memorice cómo se ha de llevar a cabo
la estructuración del discurso, o son recomendaciones para recordar los
objetivos que se han de pretender alcanzar en el desarrollo de un determinado
acto comunicativo[5].
Como último dato que desvela el carácter práctico de este tipo de manuales,
habría que señalar el predominio del adverbio interrogativo de modo “cómo” en muchos de los títulos de
estas obras. Consideramos que la respuesta a este “cómo” conlleva la exposición de una serie de técnicas,
metodologías o estrategias que resulten amenas y comprensibles al lector y
futuro practicante de las mismas, y que supongan una enmienda rápida a ciertas
carencias profesionales. Tengamos en cuenta que el nacimiento de este tipo de
manuales se concibe como respuesta sintomática de las insuficiencias y
necesidades comunicativas que se perciben en el entorno empresarial, de manera
que se intenta dar solución de una forma apresurada y rápida a esta situación.
No obstante, en algunos de ellos aparece expreso el deseo de que no se les
confunda con simples “manuales-recetarios”, tal es el caso de El poder de
las presentaciones efectivas:
En estas páginas espero que haya algo más que recetas: la convicción de
que aquí tan sólo se halla el punto de avituallamiento para desarrollar un
entrenamiento ampliamente detallado y fructífero en donde el lector/practicante
conozca las posibilidades reales de las que parte, las herramientas que tiene a
mano y las potencialidades estremecedoras de sus palabras (Velilla, 2002, p.
12)
·
Emplean
conceptos que se derivan del campo de
·
De un
modo general, podemos decir que su contenido no se corresponde con una
tendencia estrictamente científica ni rigurosa. Así, se podría establecer
un orden de gradación de estos manuales que se pusiese en relación con su mayor
o menor fundamentación teórica y precisa, de manera que nos encontraríamos,
sobre todo, con manuales cuyo contenido se parece más a un recetario de
sugerencias y consejos para el desarrollo del acto comunicativo, concediéndole
a la cuestión que nos interesa un tratamiento tan simple y divulgativo que nos
obliga a no tomarlos muy en serio. De hecho, la mayoría de estos manuales
carecen de una bibliografía específica y de notas a pie de página, y predominan
los cuadros-resumen de la materia y las ilustraciones, incluso cómicas, que
amenizan los contenidos. Frente a éstos, también hay que destacar otros
manuales cuyas pretensiones sobrepasan el fin inmediato del aprendizaje y
puesta en práctica de unas cuantas recomendaciones, y que, en consecuencia,
procuran basar sus principios en fuentes rigurosas.
·
Además,
derivado de este último punto, cabe subrayar el carácter repetitivo de estos manuales, de tal
manera que se emplean en la repetición machacona de determinadas sugerencias o
recomendaciones. Tengamos en cuenta que, sobre todo aquellos manuales que están
especialmente orientados al desarrollo de una determinada situación
comunicativa de la empresa, encuentran en la repetición de contenidos el único
método eficaz para la extensión asociada a un manual de este tipo.
·
El
tratamiento de cuestiones externas al propio proceso comunicativo. De esta manera cabe subrayar la
integración de aspectos referidos a los procesos administrativos y burocráticos
adheridos a ciertas situaciones comunicativas como, por ejemplo, una reunión o
un debate, y que acaparan más atención que aquellos que están referidos a dicho
proceso comunicativo en sí. De este modo, resultan representativos manuales
como 30 minutos antes de la reunión de Barker (1999) que se detiene más
en aspectos como la necesidad de regular los gastos de una reunión o la
asignación de papeles entre los intervinientes, que en el desarrollo del
proceso comunicativo. En esta misma línea se sitúa otro manual de título muy
parecido, a saber, 30 minutos antes de una presentación de Forsyth
(2001).
2.2. Semejanzas en cuanto a aspectos más concretos
Adentrándonos,
ahora, en la materia en cuestión de la que tratan ambas agrupaciones de
manuales que integran este segundo bloque, a saber, el grupo de manuales
dirigido a determinados cargos profesionales de la empresa y aquellos otros
orientados al desarrollo de determinadas situaciones comunicativas que se dan
en su seno, tendremos que centrarnos en las páginas iniciales de este tipo de
obras, para tener en cuenta el modo como se concibe, presenta y justifica
aquello que constituye su motivo de estudio, esto es, la comunicación. De esta
forma, resulta bastante curioso que todos ellos, en mayor o menor medida,
repitan el siguiente esquema:
·
Delimitación
del concepto de comunicación.
·
Distinción
de los términos “comunicación”e “información”.
·
Presentación
del proceso comunicativo y elementos que intervienen en él, mediante el recurso
del esquema establecido inicialmente por Shannon y Weaver, introduciéndole, en
muy pocos casos, algunas modificaciones.
Nos
detendremos, inicialmente, en este esquema para tratar los tres puntos
establecidos hasta el momento, en tanto en cuanto, en ellos nos encontramos con
la caracterización del concepto de “comunicación”, de un modo muy general. Sin
embargo, más adelante, veremos cómo en los siguientes puntos que componen este
esquema reiterativo en ambas agrupaciones de manuales, se intenta vincular este
concepto a su actualización en la empresa.
Así, el concepto de comunicación se pretende
concretar mediante el recurso a fuentes variadas, de entre las cuales habría
que destacar el Diccionario de
Asimismo
se hace necesaria, como hemos indicado más arriba, la distinción de este
término con respecto a otro muy cercano a él, el de información. De esta manera
se tiene en cuenta, como criterio diferenciador, el hecho de que la
comunicación se actualice mediante la retroalimentación o feedback,
mientras que la información se asuma como aquellos significados, datos o ideas que
son transmitidos mediante el proceso de la comunicación. Todos los manuales
seleccionados, por lo tanto, parecen asumir la comunicación estrictamente como
un proceso en el que se integra la información, puesta ésta última en relación
con el mensaje o mensajes, que son transmitidos y que forman parte de este
mecanismo de feedback o intercambio comunicativo.
Este
proceso, asimismo, queda representado recurriendo al esquema de Shannon y
Weaver, lo cual resulta en cierto modo paradójico si tenemos en cuenta que esa
alusión al concepto de feedback, evocado a raíz de la definición de
comunicación, queda ausente en un modelo como éste de estructura
inexorablemente lineal. Presentamos a continuación el modelo de Shannon y
Weaver que sirve de base a todas estas propuestas:
![]() |
A
partir de este modelo, y según la tónica general, los manuales que estamos
estudiando reiteran la presentación del siguiente esquema comunicativo que nos
remite a la propuesta realizada por Jakobson en 1959 bajo el título
“Lingüística y Poética” sobre la que se han introducido algunas variantes[8]:
![]() |
El modelo que
sirve de base a estos planteamientos, reproducido más arriba, fue formulado a
finales de la década de los cuarenta por el ingeniero E. Shannon, cuya
intención original se correspondía con un alcance muy limitado, debido a que se
refería sólo a las condiciones técnicas que permiten la transmisión de mensajes,
pero eso no impidió que lograra una amplia repercusión y que terminara elevado
a la calidad de paradigma, pese a las posibles variaciones que se le han dado,
manteniendo siempre una estricta causalidad lineal.
Las causas que
justifican esa extensión del esquema creemos que responden, bien al hecho de
que se formule como un esquema simple, de fácil adaptación y con apariencia de
objetividad; bien porque permite visualizar, medir y objetivar elementos de un
proceso continuo e interconectado, puesto que supone la petrificación del
movimiento haciéndolo accesible. Pero, de lo que no cabe duda es que este
esquema ha proporcionado una terminología pegajosa y de fácil aplicación, y un
marco conceptual simple que inadvertidamente se instala en el discurso de divulgadores
y pedagogos que, como los que nos ocupan, eligen la comunicación como centro de
sus teorizaciones[9].
Comentados
estos puntos comunes a ambos bloques de manuales que, dentro de esta
perspectiva de estudio, están más cercanos a nuestro modo de concebir la
comunicación en la empresa, pasaremos a señalar otros que también se convierten
en zona común de los manuales en cuestión pero que, en este caso, se muestran
como más cercanos al tipo de comunicación al que dedican su contenido, a saber,
la comunicación empresarial. Estos son los siguientes:
·
El tipo
de comunicación que hacen de su interés es la comunicación persuasiva.
·
Se
plantean la cuestión de si el orador nace o se hace.
De esta
manera, todos los manuales que estamos estudiando en este segundo bloque
coinciden en reconocer la comunicación persuasiva como la modalidad a la que se
encuentran especialmente vinculados. De hecho, ésta es reconocida por ellos
como la finalidad pretendida en la actualización del proceso comunicativo que
se lleva a cabo en la empresa.
Resulta
representativa, al respecto, la definición que, de comunicación persuasiva,
aparece en la obra de Bou i Bauza y que vamos a reproducir a continuación dado
que nos parece que es la que más se ajusta a la actividad comunicativa
propiamente empresarial. Así afirma el autor de esta obra:
La comunicación persuasiva es este brazo con el que el líder empresarial
puede intervenir en el contexto para hacerlo variar a su favor (...) y se
caracteriza por: Usarse para manipular a las personas en situaciones de
negociación o conflicto; Intervenir en el esquema negociación-conflicto para
dirigir su oscilación; Formar parte de la actividad de liderazgo (es decir, es
una tarea intrínsecamente ligada a la acción de un directivo, director o
dirigente) (Bou i Bauza, 2005, p. 30).
De hecho, es
tal la importancia que se le concede a la persuasión dentro de la comunicación
empresarial que existen obras que están estrictamente orientadas al
establecimiento de una serie de técnicas y estrategias de carácter persuasivo
que pretenden habilitar al comunicador empresarial, desempeñe el cargo que
desempeñe, para que las ponga en práctica, sea en la situación comunicativa que
sea. Es el caso, por ejemplo, de la obra de Storey El arte de la
comunicación eficaz y persuasiva. Las palabras, las frases y los conceptos más
convincentes (Storey, 1998).
No obstante, y
pese al reconocimiento de la persuasión como finalidad más eminente de todos
estos procesos comunicativos, se puede constatar el descuido con el que se
trata esta cuestión, en tanto en cuanto no se establece ninguna relación de la
misma con
Es curioso,
sin embargo, que sí que se emplee una denominación propiamente retórica como la
de “orador”, en muchos de estos manuales, cuando, también en estas páginas
iniciales de las obras, los autores se plantean el siguiente interrogante: “¿El
orador nace o se hace?”, una vieja cuestión ésta que habría que adscribirla a
toda la tradición retórica. De hecho, en la obra de Quintiliano,
Más adelante
en la tradición histórica de
A una
conclusión muy parecida a la de Salinas es a la que llegarán los autores de las
obras que a nosotros nos interesan en estos momentos, como es el caso de
Estulin en Cómo realizar con éxito presentaciones en público (Estulin, 2000) o Susac en Los
secretos del éxito en la venta. Estrategias para mejorar las habilidades de
venta y comunicación (Susac, 2005).
Se constata, por lo tanto, que todos los que han de tomar la palabra, dentro de
la empresa, en cualesquiera de las situaciones comunicativas en las que puedan
verse involucrados, sin duda, necesitan de la formación correspondiente para el
desarrollo de dichas habilidades[10], puesto
que sólo de esta manera se considera que podrá el comunicador en cuestión
desarrollar esas habilidades innatas que posee, al modo como lo han hecho los
grandes oradores de la historia. Así resultan representativas citas como las
que siguen:
Pero, ¿cuál es el secreto de los buenos
comunicadores? ¿Se trata de un talento innato y especial? Es verdad que existen
personas carismáticas que poseen dotes excepcionales para comunicarse. Sin
embargo, todos los seres humanos reúnen las condiciones necesarias para
desarrollar y mejorar su capacidad de comunicación. La comunicación es un arte
que se puede aprender (Velilla, 2002, p.
10).
Sin
embargo, y a pesar de que admitamos, al igual que hacen estos manuales, que es
necesaria una formación en habilidades lingüístico-comunicativas para los
profesionales de la empresa, puede ser que, en ocasiones, no podamos estar, del
todo, de acuerdo con los planteamientos instructivos que se esbozan en estos
manuales. Este es el caso de, por ejemplo, Urcola Tellería, en su obra Cómo
hablar en público y realizar presentaciones profesionales, al inicio de la
cual nos encontramos con esta discutible reflexión:
Para conseguir comunicarse y hablar en
público con un dominio mínimo de la situación y con la naturalidad precisa no
son necesarias grandes cualidades de oratoria, ni es necesario disponer de unas
especiales habilidades en la materia, sino principalmente tener unos
conocimientos básicos y ejercitar un hábito que se alcanza fundamentalmente con
la práctica (Urcola Tellería, 2003, p.
2).
Así, todos estos manuales tendrán como
finalidad más inmediata el establecimiento de una serie de estrategias y
técnicas, cuyo aprendizaje y posterior puesta en práctica aseguren el éxito en
la situación comunicativa en cuestión. Esta formulación, casi milagrosa, lleva
a la estandarización y regularización de los distintos actos comunicativos que
son posibles en la empresa y a los que hacen referencia. Esta cuestión se lleva
a tal extremo que se compara la habilidad de desarrollar dichas situaciones
comunicativas con la habilidad que mostramos, por ejemplo, para conducir
nuestro coche. De este modo encontramos la siguiente cita en la obra
anteriormente citada:
Una
actividad o materia la dominamos cuando la realizamos automáticamente,
instintivamente ¿Te acuerdas de tus primeras clases para sacar el carnet de
conducir? (...) en el momento actual mientras conducimos hablamos con el resto
de los pasajeros, oímos la radio o vamos pensando mil cosas que nos vienen a la
cabeza: tenemos el hábito de conducir. Lo mismo nos tiene que ocurrir con el
hábito de hablar en público debemos practicarlo hasta que dominemos las
técnicas de forma automática (Urcola
Tellería, 2003, p. 27).
Como podemos comprobar, para estos manuales el éxito de la comunicación
en la empresa estriba en la puesta en práctica de determinadas técnicas
sencillas y amenas, precisamente, aquellas que ellos proponen.
3. Diferencias entre los manuales que tratan la comunicación empresarial
como un proceso humanizado.
Establecidos,
por lo tanto, todos aquellos rasgos comunes a los dos grupos de manuales
divulgativos que nosotros distinguíamos más arriba, vamos a proceder, seguidamente
a la exposición de las diferencias que existen entre ellos. Estas diferencias,
fundamentalmente, surgen del propósito u objetivo al que se refieren cada una
de ellos y que es, como veremos a continuación, diferente.
Con el
fin de representar estas diferencias de una forma más clara y precisa,
pasaremos a disponerlas en un cuadro ilustrativo y contrastivo como es el que
mostramos a continuación:
Manuales dirigidos a determinados cargos profesionales de la empresa |
Manuales dirigidos al desarrollo de determinadas situaciones
comunicativas de la empresa |
Tratan
varios actos comunicativos en los que se puede ver involucrado el profesional
de la empresa en cuestión. |
Tratan un único acto comunicativo, precisamente
aquél al que van dirigidos. |
Tienen
en cuenta aspectos de carácter psicológico en tanto que conciben el proceso
comunicativo desde un punto de vista más personal. |
Muestran
un carácter muy genérico en sus planteamientos, de manera que las
recomendaciones y sugerencias que en ellos se integran podrían ser aplicadas
a otras situaciones comunicativas no específicamente empresariales como
conferencias, charlas, reuniones de cualquier tipo, etc. |
Hemos de señalar, sin embargo, que las
diferencias apuntadas se corresponden con la nota predominante que caracteriza
a estos manuales, lo cual no quiere decir que no existan excepciones y que, por
ejemplo, no se tengan en cuenta aspectos de carácter puramente psicológico en
la segunda agrupación de manuales establecida o que, por el contrario, no se
tenga en cuenta más de un acto comunicativo en las obras que, en apariencia,
únicamente van dirigidas al estudio de uno solo. No obstante, sí que podemos
constatar que, los aspectos que hemos destacado en estos cuadros son tratados
con mayor profundidad y mayor atención en las agrupaciones correspondientes,
siendo su alusión, si es que se da, en el resto de manuales un tanto sucinta y
escueta.
4. Conclusión
Tal y como hemos querido poner
de manifiesto en este acercamiento que hemos llevado a cabo sobre la producción
bibliográfica más abundante que, en los últimos años, está apareciendo con el
fin de solucionar la cuestión de las carencias en habilidades comunicativas que
se hacen notar en el contexto empresarial, es notable que el aumento progresivo
y abundante de este tipo de manuales, de algún modo, se ha de interpretar como
algo sintomático de, por un lado, la notable necesidad que se percibe en la
empresa de formar en destrezas comunicativas a sus profesionales, así como, por
otro lado, de la sensibilización que, sobre esta cuestión, se ha dejado notar
por parte de distintos sectores profesionales, sobre todo, en el ámbito de las
consultorías.
Asimismo, y como consecuencia
más inmediata de esta situación, nos encontramos ante un panorama bibliográfico
en el que se mezclan manuales de reconocido valor científico y rigor
expositivo, junto con aquellos otros que parecen haber sido producidos a partir
del impulso materialista de sus autores, aprovechando el estado de necesidad
pedagógica que, al respecto, se hace notar en la empresa.
Estos últimos manuales, de
hecho, son los que adoptan la configuración de recetarios, tan criticados por
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[1] Para comprobar la
variante implicación de las distintas
universidades españolas en esta cuestión, recomendamos la consulta de un
artículo en el que, incluso gráficamente, esta cuestión queda representada. Se
trata del artículo que responde a las siguientes señas: Gómez Cervantes, M.M.
(2005): “La formación lingüístico-retórica en el mundo empresarial”, Revista
de Investigación Lingüística, Vol. 8 Nº. 1, 211-236.
[2] Consideramos
obligatorio advertir que los manuales seleccionados han sido los que cumplían
las siguientes condiciones: a) que hubiesen sido publicados o que su primera
edición se situase en el período cronológico delimitado por nosotros desde 1990
hasta el año 2006; b) que procedan de consultores profesionales o profesores
especialmente dedicados a la promoción y difusión de cursos dedicados a dotar
de habilidades comunicativas a los profesionales de la empresa; c) que su
contenido esté, al menos inicialmente, orientado a la comunicación en la
empresa, ya sea por medio de los propósitos que en un principio se marcan los
autores; por las editoriales que los publican; la profesión de los autores,
estrictamente vinculada a la formación de los comunicadores empresariales; o
bien por las situaciones que emplean a modo de ejemplo o ilustración. Otra cosa
será, como veremos, que en el desarrollo de su contenido desvirtúen sus
propósitos teniendo en consideración situaciones comunicativas que no son
específicamente empresariales como conferencias, charlas públicas o reuniones
de todo tipo. Por esta última causa apuntada nos vemos en la obligación de
recordar esta delimitación y selección que hemos realizado ante la numerosísima
cantidad de manuales que, en sintonía con los descritos como de tipo
divulgativo, se dan, hoy día, cita en el mercado librero.
[3] Denominamos situaciones
comunicativas de la empresa o espacios comunicativos empresariales a
determinadas circunstancias o situaciones, propiamente empresariales, que
requieren de la aportación de comunicadores hábilmente instruidos en destrezas
comunicativas. Se trataría, por lo tanto, de la misma realidad que Ellis y
Johnson han denominado perfomance areas (Ellis y Johnson, 1994), en tanto
que áreas o zonas de actuación comunicativa, delimitadas a partir del estudio
de las necesidades ocupacionales que se desprenden de las tareas profesionales,
en este caso, propias del contexto empresarial.
[4] De esta forma resulta
representativo que, por ejemplo, en la introducción del manual de Richards, Cómo
expresarse mejor en las reuniones de empresa, se haga la siguiente
advertencia: “Va a recibir usted multitud de sugerencias y recomendaciones
sobre la forma en que puede impartir a su disertación un provechoso lustre
profesional” (Richards, 1990, p. 3). Del mismo modo, Susac en Los secretos
del éxito en la venta. Estrategias para mejorar las habilidades de venta y
comunicación, hace ver cómo su obra se basa en la exposición de una serie
de técnicas y consejos: “La obra que tiene en sus manos es una introducción a
las técnicas esenciales de venta en la que se hace especial énfasis en
todas aquellas fórmulas encaminadas a la venta relacional consultiva (...). Por
otra parte, el libro ofrece consejos sobre la ardua tarea de vender, la
cual comprende elementos a los que la mayoría de los vendedores prestan poca
atención: el primer contacto, las presentaciones en grupo, la elección del
momento de cerrar el trato, el modo de tratar las objeciones del comprador,
etc.” (Susac, 2005, p. 8-9) (subrayados nuestros). Por último, Morrisey et al. en Alto y claro. Cómo hacer
presentaciones técnicas y de empresa, hace la siguiente apreciación:
“Muchas personas acostumbradas a hacer presentaciones encuentran que los métodos
propuestos en este libro constituyen un planteamiento de enorme valor práctico
para conseguir una comunicación eficaz con un coste mínimo en cuanto a tiempo,
esfuerzo y tensión. Son, en resumen, métodos que proporcionan una sólida base
en el arte de hacer presentaciones técnicas y de empresa” (Morrisey et al., 1999, p. 140) (subrayado
nuestro).
[5] El empleo reiterado de
siglas en estos manuales consideramos que tiene como causas principales, por un
lado, el hecho de que se le quiera dar un aspecto mucho más científico a su
contenido, (teniendo en cuenta el predominante empleo que de ellas se da, sobre
todo, en el campo de la medicina, de la informática, de las ciencias empíricas,
etc.); así como la facilidad con la que se pueden recordar las recomendaciones
que se dan para la optimización del acto comunicativo. No podemos, tampoco,
olvidar que el recurso a este tipo de formulaciones léxicas cuenta con una
enorme productividad en la lengua inglesa, como sabemos de tanta difusión e
influencia en el todos los campos de la ciencia. De esta forma, como veremos,
son frecuentes abreviaciones como JEFES que se hace corresponder con los
objetivos que ha de pretender un negociador: Jerarquice sus objetivos,
Escríbalos, Flexibilícelos, Evalúelos y Sintetícelos. En los manuales que han
sido traducidos al español a partir de la lengua inglesa, los objetivos de un
comunicador se hacen corresponder con las siglas STAR: Specific, Time-based,
Assessable y Realistic. Frente a este tipo de abreviaturas tan “forzadas”, nos
encontramos con la archirrepetida en este tipo de manuales SPRI, en tanto que
vinculada, como veremos, con la estructura del discurso, o la de AETACE que se
desglosa en una serie de elementos que se han de integrar en un discurso, tales
como: Anécdotas, Experiencias personales, Testimonio del Experto, Analogías,
Citas y Estadísticas. Otra de las siglas más repetidas es la que corresponde
con las iniciales AIDA y que se está orientada a las cuatro fases del proceso
de persuasión, a saber, Atención, Interés, Deseo y Acción y cuyos orígenes
concreta Bellenger de la siguiente manera: “R. Lanfer et C. Paradeise mettent
en évidence le rapprochement intéressant des méthodes de la sophistique et des
techniques de vente. Ils montrent que la célèbre
formula AIDA enseignée depuis cinquante ans à trois générations de vendeurs
(éveiller l´Attention, susciter l´Intérêt, déclencher le Désir, provoquer
l´Accord) est calquée sur la technique de Protagoras et son art du discours
efficace (la requête, la question, la réponse, l´ordre)” (Bellenger, 1985, p.
38).
[6] El hecho de que se
orienten estas propuestas, en su totalidad, a la habilitación de los
profesionales de la empresa en su actualización comunicativa, justifica que se
haga palpable una ausencia de contenidos estrictamente
lingüístico-gramaticales, a menos que nos refiramos a las recomendaciones
realizadas para la redacción de textos escritos. Esta cuestión, además, hace
que en muchos de estos manuales se eche en falta la alusión al lingüística como
profesional recomendable para este tipo de formación lingüístico comunicativa
que, además de para la actualización del acto comunicativo en cuestión, también
capacitase al individuo en su expresión lingüística. Así, por ejemplo, en
manuales como La comunicación empresarial. Tarea de profesionales (ASECOM, 1990), se considera que el
profesional al que se le ha de encargar la tarea de la formación comunicativa
del empresario es al periodista. En otros manuales encontramos otro tipo de
profesionales y otro tipo de enseñanzas como las recomendadas para el
desarrollo de estas habilidades. De este modo, en el Curso McGraw-Hill de
presentaciones de negocios en 36 horas la autora hace ver la necesidad por
parte de los comunicadores empresariales de “(…) recibir clases de arte
escénico y participar en grupos de teatro” (Arredondo, 1994, p. 313). Por
último, resulta sintomático al respecto cómo Andrade del Cid, Doctora en
Ciencias de
[7] Con el fin de dar
algunos datos históricos con respecto a esta corriente psicológica, hemos de
decir que este nombre de PNL y el enfoque de estudio que la caracteriza es
original de Richard Badler y John Grinder, quienes propusieron en 1973 una
serie de principios donde decían básicamente que la mente y el lenguaje se
pueden programar de tal forma que actúen sobre el cuerpo y la conducta del individuo.
De hecho, ellos se dedicaron a observar detenidamente y reproducir la conducta
(posturas, gestos, representaciones internas, actitud, etc.) de tres terapeutas
especialmente elegidos por la excelencia de sus resultados, que fueron Fritz
Perls (fundador de
[8] Hay que destacar como
elementos permanentes, tal y como sería previsible, la aparición del Emisor, el
Receptor y el Mensaje, siendo más vacilantes los de Canal y Código. También es
frecuente que se añadan algunos como el Ruido, las Interferencias o Barreras,
así como
[9] No obstante, no resulta
baladí señalar cómo, sobre todo en los últimos tiempos, están proliferando las
críticas hacia este modelo. De hecho, en el artículo de López Pérez
“Consideración crítica de
[10] La denuncia que merece
la carencia de medios formativos, orientados a estos fines, dentro de la
empresa es reconocida, explícitamente, por algunos de estos autores como Bou i
Bauza, poniéndolo en evidencia de la siguiente manera: “Es curioso cómo en
empresas y organizaciones se ha adquirido, por fin, la costumbre de contratar
cursos de habilidades comunicativas, pero todavía esté por adquirir la de
impartir cursos reales de comunicación persuasiva para líderes” (Bou i Bauza,
2005, p. 30).
[11] Este es el caso de
López Eire quien, en su obra Actualidad
de
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