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¿EL IDIOMA ANTES QUE EL TALENTO?
Los profesores abogan por una Universidad de espíritu abierto - Impartir
las clases en catalán sí, pero sin imponer ni examinar
SEBASTIÁN TOBARRA 06/09/2010
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/idioma/talento/elpepisoc/20100906elpepisoc_1/Tes
Al mes de ser nombrado presidente
del Gobierno español, Adolfo Suárez dijo aquello de que no se podían dar clases
de química nuclear en catalán ni en vasco por carecer de suficiente
terminología. Era agosto de 1976. Suárez llevaba un mes al frente del
Ejecutivo. La convulsa Transición política ni tan siquiera había arrancado y la
boutade de Suárez a la revista francesa Paris
Match originó una polvareda cargada de críticas de los nacionalistas.
En Galicia, Santiago pide un nivel
de gallego, pero no Vigo y A Coruña
Solo el 14% de los estudiantes ve
insuficientes las clases en catalán
Pasados 30 años largos de aquello,
la realidad es que el catalán goza de buena salud en las aulas universitarias,
aunque la polémica se ha reabierto con una iniciativa de la Generalitat
que propone que los nuevos profesores acrediten un nivel alto.Este
idioma es, de lejos, la lengua más usada en clase. También la habitual de
comunicación oficial entre la comunidad universitaria y en la que se redactan
gran parte de las tesis y trabajos académicos. Según datos de la Generalitat, el 47% de las clases se imparten en catalán;
el 18% en castellano y el 25% en grupos diferentes de castellano y catalán. El
7,3% en inglés y el resto en otras lenguas.
Pero la exigencia de acreditar el
catalán a los nuevos profesores y a los eventuales que renueven sus contratos
por más de dos años -aunque puedan dar sus clases en el idioma que quieran- ha
levantado ampollas. Tanto, que la medida, aunque prevé excepciones, ya se
anuncia que será suavizada. Por parte de los políticos, el PP y UPyD han sido los más críticos. Pero, ¿qué opinan los
profesores? Una medida como esa ¿empobrece a la Universidad?
Fuera de Cataluña, numerosos
profesores critican que se exija un examen de catalán para dar clases y se
defiende una Universidad abierta e internacional que atraiga a los mejores.
"Me parece bien incentivar el catalán pero la Universidad debe ser
abierta. No debe exigirse, porque crea desigualdades con otras personas del
resto del Estado", dice Mariano Fernández Enguita,
catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca. "Se pueden dar
incentivos, por ejemplo económicos, a quienes tengan un nivel en un idioma,
pero sin exigirlo", añade. "La exigencia del catalán me parece un
poco cateta", confiesa Antonio Bolívar, catedrático de Didáctica y
Organización Escolar de la Universidad de Granada. "No veo ninguna
justificación para obligar a tener un título de catalán a los profesores
universitarios. La Universidad debe ser cosmopolita y no tener fronteras para
atraer a los mejores docentes de todo el mundo, sin barreras lingüísticas. Otra
cosa es la escuela. Ahí sí que puede tener sentido la obligación de un idioma,
porque se trata de socializar al alumno en una cultura, pero nunca en la
Universidad", recalca Bolívar.
Javier Elzo,
catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, tiene una
opinión más matizada: "Lo normal es que alguien que quiera ir a un lugar a
hacer su vida de forma estable aprenda el idioma de ese lugar. Pero no hay que
obligar. El tema debe dejarse en manos de las universidades para que puedan
ejercer su autonomía. Cada universidad sabrá qué tiene que hacer, si exigir o
no un determinado idioma a los profesores. Además, no es lo mismo un biólogo
molecular que trabaja básicamente en el laboratorio que un sociólogo que está
más a pie de aula", recalca Elzo.
Efectivamente, en la línea de
autonomía universitaria que marca Elzo, se está
rediseñando la polémica medida. En principio, se barajaba pedir a los
profesores el equivalente al nivel de suficiencia o nivel C, un requisito alto,
ya que la escala va del A al D. Ahora se descarta obligar a pasar un examen a
todos los nuevos docentes. Podría bastar con que hagan cursos sin necesidad de
examinarse. Y lo más importante: se baraja que sean las universidades quienes
decidan la forma de hacerlo, lo que podría dejar en poca cosa la intención
inicial, porque muchas universidades no han visto nunca la necesidad de exigir
dicho título.
Habrá también excepciones que
podrán fijar las universidades. Ya estaba previsto que profesores visitantes y
eméritos quedaran exentos del requisito del catalán, hacer cursos o demostrar
que dominan la lengua. Son varios los docentes que en Cataluña opinan que
exigir un título de una lengua para dar clases choca con el espíritu abierto
que por definición se atribuye a la Universidad. Docentes como Xavier Sala i Martin, de la Pompeu Fabra; Ramon Franquesa,
de la Universidad de Barcelona; o Ferran Ferrer, de
la Autónoma de Barcelona, afirman que ya dan sus clases en catalán, pero están
en contra de la exigencia de un título para seguir haciéndolo.
Pero en Cataluña también hay
profesores que defienden o bien pedir un examen o bien demostrar que se sabe el
idioma. Por ejemplo, Joan Solé, profesor titular de
Economía en la Universidad de Girona. "Debe haber algún requisito que
demuestre que el profesor sabe catalán. Pero no hay que poner un nivel
inalcanzable sino factible. Hay que exigirlo porque la lengua catalana debe
preservarse y está en inferioridad respecto al castellano", dice Solé, que ha impartido sus clases en catalán, pero también
en castellano e inglés.
Joan B. Culla,
profesor titular de Historia en la Autónoma de Barcelona, no se opone a
demostrar que se está en condiciones de dar clase en catalán, "pero no a
exigir un título. La medida la han planteado mal, a final de la legislatura y
sin explicarla bien", reprocha Culla, que recalca
que él y muchos compañeros tienen libros en catalán e imparten las clases en
esta lengua desde hace décadas.
Salvador Cardús,
decano de Ciencias Políticas y Sociología de la Autónoma de Barcelona, afirma:
"El catalán debe potenciarse, pero no hay que obligar, sino dejar que cada
universidad decida. Lo lógico, sin embargo, es que el profesorado sepa
catalán", añade Cardús.
Otros, sencillamente, se plantean
si era necesaria una medida como esta. Una encuesta interna realizada por ocho
universidades públicas catalanas a sus alumnos en 2008 revela que al 49% de los
estudiantes le da igual la lengua empleada en la docencia, el 42% prefiere el
catalán y el 7% el castellano. De forma general, los estudiantes no están
descontentos sobre el uso del catalán en clase. Un portavoz del Departamento de
Universidades de la Generalitat asegura que ha habido
algunas quejas de alumnos porque el profesor no atiende en catalán, aunque no
concreta cuántas.
En aquel sondeo de hace dos años
se entrevistó a 2.989 estudiantes. El 76% de ellos contestó que el catalán es
predominante respecto al castellano. Solo el 14% vio insuficiente el número de
clases en catalán y el 74% las consideró "correctas", señala el
informe.
La ausencia de problemas
lingüísticos en las aulas que recalca dicho informe la esgrime el secretario
general de la Federación de Asociaciones de Catedráticos Universitarios (FACU),
Jesús Esteban. "La lengua española es oficial en toda España y es un deber
y un derecho usarla. Lo son también las lenguas cooficiales
en otras comunidades autónomas bilingües. No hay problemas con la lengua y
cuando surge un problema donde no lo había hay que pensar qué pretende quien lo
alimenta", deja caer Esteban.
La mayoría de las universidades
catalanas prefieren guardar silencio hasta que se apruebe la iniciativa. El
rector de la Universidad de Lleida, Joan Viñas, está
a favor de que se deba acreditar un nivel de catalán para dar clases. El de la Pompeu Fabra, Josep
Joan Moreso, está de acuerdo siempre que el requisito
del catalán sea posterior a la entrada del docente y que su aplicación sea
flexible. En forma similar se expresa la secretaria general de la Universidad
Autónoma de Barcelona, Isabel Pont. "Para quien
quiere ser profesor permanente, pedir el catalán tiene sentido. Las universidades
podremos fijar excepciones y, por eso, creo que podremos captar un buen
profesorado".
Ni en el País Vasco ni en Galicia
se exige demostrar que se sabe euskera o gallego a
todos los docentes universitarios. En las universidades gallegas cada profesor
imparte clase en la lengua que estima oportuna. Los cálculos de las propias
universidades indican que no más de un 20% de las clases se imparten en
gallego. El decreto de plurilingüismo que la Xunta aprobó el pasado junio, que fija el equilibrio entre
gallego y castellano, con la entrada progresiva de un tercer idioma, no abarca
la enseñanza superior. Pero las universidades gallegas (Vigo, Santiago y A
Coruña) firmaron un manifiesto que lo rechaza por restar espacio al gallego en
las aulas de enseñanza obligatoria, informa Pablo Linde.
Aunque en Galicia se pueden dar
las clases en el idioma que se quiera, para ser profesor de la Universidad de
Santiago se requiere el Celga 3, una acreditación de
conocimiento de gallego alta. Esto se hace desde hace un año y medio. En las
otras universidades gallegas (Vigo y A Coruña), saber gallego cuenta solo como
mérito.
En el País Vasco, la Universidad
de Deusto cuenta con un 25% de profesores con un dominio de euskera
adecuado para la actividad docente e investigadora, informa Ania Elorza. El 15% practica la docencia en
vasco. Las cifras son ligeramente inferiores entre los catedráticos, de los que
el 20% conoce y utiliza el euskera. El vicerrector de
Euskera de la Universidad de Deusto, Roberto San
Salvador, explica que en las nuevas contrataciones de profesionales se intenta
que estos sean trilingües -conocedores de euskera,
castellano e inglés-, pero subraya que "no es un requisito que
excluya". Estos criterios se plasmarán en un plan sobre plurilingüismo que prepara esta universidad y que tiene
como objetivo que, al menos, el 30% de los créditos académicos de un grado
(carrera) puedan realizarse en los tres idiomas.
Precisamente, debido a la juventud
de su plantilla y de la propia universidad, la de Mondragon
cuenta con un 85% de su personal docente que puede impartir sus clases en euskera. No tienen aún catedráticos, explican, pero sí
profesores en buena medida trilingües.
"Aquí no se ha obligado a
nadie a acreditar un nivel de euskera, pero muchos lo
han hecho de forma voluntaria y desde la universidad se les ha
incentivado", dice Joan Irazusta, vicerrector de
Euskera y Plurilingüismo de la Universidad del País Vasco.
"Nosotros tenemos plazas sólo de castellano, plazas bilingües de
castellano-euskera y de castellano-inglés, y ahora
trilingües. El 40% de nuestro profesorado es bilingüe con castellano y euskera y el 45% de los estudiantes piden clases en lengua
vasca", señala Irazusta.
Lo que dice el proyecto de decreto
- Los actuales profesores fijos quedarían exentos de
acreditar el conocimiento del catalán.
- Los nuevos profesores fijos que quieran trasladarse
para ocupar plaza o deseen promocionar deberán aportar un título oficial de
catalán o hacer cursos en las universidades sin necesidad de examinarse. Se
baraja que sean las universidades quienes decidan cómo se hacen los cursos.
- Los docentes con contrato temporal de asociados y
los lectores tendrán hasta dos años para acreditar el conocimiento de la
lengua.
- Profesores visitantes y eméritos quedarían excluidos
de la exigencia lingüística.
- Cada universidad podrá hacer excepciones a la norma
en función del perfil de sus profesores. Tendrán seis meses desde que se
apruebe el decreto para fijar estas excepciones.
- Los profesores extranjeros tendrán que acreditar que
conocen el español.
- Se deberá aportar título de inglés para dar clases
en esta lengua.
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