REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Todo eso que tanto nos gusta, Pedro Zarraluki

 

(Círculo de Lectores, Barcelona, 2009)

 

 

 

          Vi por la ventanilla que el tractorista detenía la máquina, saltaba a tierra y venía corriendo hacia nosotros. En la cara se le reflejaba el espanto. Salí del coche y los pies se me hundieron en los terrones de barro.

          - No pasa nada –le dije cuando llegó a mi lado–. Un despiste. Tendrá que ayudarnos a sacar el coche.

          - Amb molt de gust –me respondió el hombre con expresión de alivio–. Tinc una corda. Ja m’acosto i us remolco fins a la carretera.

          - No quiero envolverme en lazos de satén como si fuera un regalo para un imbécil –se oyó claramente a mis espaldas.

          El payés se puso una mano a modo de visera para protegerse del sol que caía a plomo y se agachó para mirar dentro del coche.

          - Está bien, haz lo que quieras –sonó la voz de Irene–. Pero si yo fuera tu novio me casaba con otra.

          No pude evitar sonreír. El hombre, tras echar un vistazo, me miró con socarronería y me dio unas palmaditas en el hombro.

          - La filla també se’ns casa –me dijo–. No sé per què s’han de fer grans.

(pág. 179)