estudios
APORTACIONES DE VALENTIN NIKOLAEVICH VOLOSHINOV
PARA UNA SOCIOLINGÜÍSTICA CRÍTICA
Rubén Moralejo
Silva
(Observatorio de Sociolingüística. Facultad de
Filología y Traducción. Universidad de Vigo. España)
Resumen:
En este trabajo analizamos la tradición
lingüística soviética, en particular, el pensamiento de Valentin Nikolaevich
Voloshinov (1895-1936). El objetivo es indagar en un doble aspecto de su obra.
Por una parte, abordaremos la relación entre pensamiento, lenguaje, e ideología
y, por otra parte, la relación de estos con los procesos socioeconómicos, según
podemos extraer, principalmente, de su obra Marksizm i Filosofiya Yazyká
(Leningrado, 1929). Para ello, daremos cuenta de aquellas nociones relacionadas
con la teoría social marxista y su desarrollo durante el florecimiento
cultural, político y social que tuvo lugar en torno a
Palabras clave: filosofía del lenguaje, ideología, lenguaje y
pensamiento, sociolingüística crítica, lingüística soviética, Círculo de
Bakhtin, análisis crítico del discurso
Abstract:
Throughout this study we
analyze the soviet linguistics’ tradition and the ideas of Valentin Nikolaevich
Voloshinov (1895-1936). The fundamental issues to be explored have to do with
the relationship among thought, language and ideology, and with the relationship
between the former and the socioeconomic processes, as we can observe in
Voloshinov’s most important work, Marksizm i Filosofiya Yazyká (
Keywords: philosophy of language,
ideology, language and thought, critical sociolinguistics, soviet linguistics,
1. INTRODUCCIÓN
En este trabajo proponemos una visión crítica de
la sociolingüística actual fundamentada en la concepción material, social y
dinámica del lenguaje, tal como consta en los trabajos del lingüista soviético
V. N. Voloshinov (1895-1936). Numerosas han sido las respuestas a las
principales conclusiones de Voloshinov, especialmente las que se encuentran en
su principal obra, Marksizm i Filosofiya Yazyká. (Leningrado, 1929 [Marxism
and the Philosophy of Language, 19731]). Desde la lingüística y
la filosofía, especialmente entre los estudiosos interesados en el Círculo de
Bakhtin, se han discutido tanto los propios fundamentos filosófico-lingüísticos
del autor como el carácter marxista o no-marxista de su obra.
Probablemente, el contexto social y el perfil
biográfico de Voloshinov han tenido mucho que ver en la influencia, aceptación
y recepción de sus ideas acerca del lenguaje, la ideología, el pensamiento, y su
relación con las condiciones socio-históricas de producción. No obstante,
todavía hoy su principal objetivo permanece intacto: la necesidad de
desarrollar una metodología sociológica que permita aproximarse al lenguaje en
toda su extensión; que posibilite comprender el papel determinante de las
condiciones socio-históricas en la dinámica lingüística basada en la
interacción, sin recurrir a las posturas idealistas o psicologistas que se
apoyan en una visión ajena a la realidad lingüística material.
En este marco, el objetivo principal del presente
trabajo consiste en poner en contacto la obra de Voloshinov con las respuestas
que esta genera en el diálogo lengua-sociedad. Para ello será necesario que nos
acerquemos, además, a la obra de otros autores que, incluso en los casos en los
que no nos consta que haya habido influencia directa de Voloshinov,
contribuyeron de algún modo a perfilar los fundamentos teóricos de su visión
del lenguaje, como es el caso de la teoría del sujeto en el psicoanálisis de Jaques
Lacan.
A través de la exploración de las peculiaridades
que derivan de las teorías del lenguaje y de la psicología desarrolladas en
torno al periodo de actividad del Círculo de Bakhtin, trataremos de localizar
las conexiones que pueden establecerse entre ellas y las aproximaciones
actuales en las mismas disciplinas, siempre que parezcan relevantes para
esbozar un punto de partida de una sociolingüística crítica que pueda servirnos
para indagar en la realidad material de la ideología y su papel en conexión con
el sujeto.
No ofreceremos aquí un modelo metodológico
concreto listo para ser puesto en práctica. Sin embargo, a partir del valioso
intento de Voloshinov, trataremos de apuntar una posible vía para lo que
consideramos un paso previo necesario: alimentar una teoría del lenguaje capaz
de articular algunos problemas fundamentales que aún a día de hoy no han sido
solucionados de manera efectiva.
2. CONTEXTUALIZACIÓN DE
Una de las consecuencias derivadas de la
“oscuridad” que rodea a la obra de Voloshinov resulta en el escaso conocimiento
que tenemos en torno a sus influencias. Es cierto que el propio autor no
acostumbraba a acompañar sus textos de demasiadas referencias explícitas en
cuanto a sus fuentes de inspiración teórica. En este sentido, es de resaltar la
importante labor investigadora del Bakhtin Centre de
En este trabajo, consideramos su participación en
el Círculo como una fuente de influencia contextual más en la conformación de
su obra. La fuerza de la vinculación establecida normalmente entre la visión de
Voloshinov y la perspectiva que podemos obtener de un panorama general del
pensamiento característico del Círculo condiciona, sin duda, una parte muy
importante de las conclusiones que pueden extraerse en relación con las
características generales del pensamiento del autor. Por esta razón, la
orientación tomada en esta sección tiene que ver con el acercamiento a
Voloshinov desde una perspectiva que aborde su participación en el Círculo,
pero que no se limite a considerar a esta como única fuente en la gestación de
sus intervenciones académicas.
Conforme a lo anterior, en primer lugar,
trataremos de dar cuenta de las generalidades que pueden extraerse de la corriente
de pensamiento atribuida al Círculo, provisionalmente considerado como una
entidad diferenciada y relativamente homogénea. A continuación, atenderemos al
papel de Voloshinov en el que puede ser considerado uno de los principales
frentes del proyecto revolucionario asociado a la intelligentsia
soviética de la época: la tarea de desarrollar los preceptos marxistas y
enriquecerlos en un proceso de confrontación dialéctica con las disciplinas
científicas tradicionales. Finalmente, consideraremos los primeros intentos de
indagar en el lenguaje y su relación con lo social, pioneros por aquel entonces
en la incipiente sociolingüística soviética.
2.1. El Círculo de Bakhtin
Voloshinov es reconocido principalmente por su
participación en el Círculo de Bakhtin3. En uno de los trabajos
considerados clave en relación con el Círculo, K. Clark y M. Holquist (1984)
examinan todas las cuestiones relacionadas con su formación y la actividad que
tuvo lugar durante la existencia del grupo. En este sentido, parece suficiente
para nuestro propósito hacer referencia únicamente a la necesidad de atender a
la especificidad del ambiente en la Unión Soviética de los años inmediatamente
posteriores a la Revolución de Octubre.
Un año después de la misma, en 1918, tuvieron
lugar las primeras reuniones que originaron lo que hoy conocemos como Círculo
de Bakhtin. El periodo de mayor actividad, durante el cual aparecen las
principales publicaciones del grupo y se discuten con mayor intensidad los
temas considerados de interés, comprende precisamente el año 1918 y los
siguientes hasta bien entrada la década de los años 30, cuando se producen las
primeras purgas estalinistas. Wertsch (1999) señala con respecto a la atmósfera
del momento que, en la Unión Soviética “[d]urante esos años un remolino de
energía creativa transformó casi todos los aspectos de la vida intelectual y
cultural de ese país” (Wertsch, 1999:9) 4.
Brandist (2002a) proporciona una relación de los
trazos característicos del Círculo y alude a la corriente filosófica del neokantianismo,
a la filosofía de la vida (Lebensphilosophie) y a la fenomenología como
las influencias más evidentes en el momento de la conformación del núcleo
teórico del grupo. No obstante, aunque estas influencias comunes pueden
tratarse aparentemente como los principales factores de cohesión entre los
distintos participantes del Círculo, como veremos en esta sección, un
acercamiento más profundo nos permite identificar aspectos puramente soviéticos
que igualmente estaban presentes en los intereses mostrados habitualmente por
el grupo.
Así pues, el trabajo inicial del Círculo giraba
en torno a cuestiones éticas y estéticas, así como a la necesidad de
transformar las tesis neokantianas alemanas típicas de la Escuela de Marburg,
representada por los trabajos de Hermann Cohen (1842-1918), Paul Natorp
(1854-1924) y, sobre todo, Ernst Cassirer (1874-1945); así como las relativas a
la Lebensphilosophie de la Escuela de Baden, con Max Weber (1864-1920),
considerado uno de los pioneros de la sociología alemana incipiente. El
objetivo de esta transformación consistía en poder aplicar estas cuestiones a
los asuntos concretos de la vida (Brandist, 2002a). En especial, lo que llamaba
la atención de los miembros del Círculo en un primer momento era la abstracción
neokantiana del sujeto legal como verdadero objeto de las ciencias
humanas. Asimismo, el idealismo radical celebrado por la Escuela de Marburg
incidía en la concesión del estatus de validez a las disciplinas científicas
tradicionales, siempre desde una óptica que consideraba las relaciones
matemáticas subyacentes a las mismas como evidencia de su veracidad. Sobre todo
a partir del pensamiento de Georg Simmel (1858-1918), de la Escuela de Baden, y
su interés en la relación entre la cultura y la vida que derivó en el
desarrollo de la noción de cultura objetiva basada en la oposición entre
la vida y la forma, el Círculo fomentaba una base de pensamiento que se
fundamentaba en el rechazo al formalismo ampliamente extendido en la URSS del
momento. Uno de los primeros miembros del Círculo, Matvei I. Kagan (1889-1937),
es considerado como el responsable de introducir la filosofía alemana en las
discusiones del grupo.
La fijación por la aplicación de las nociones
neokantianas a aspectos concretos de la vida y la consideración de la
relación entre la vida y la cultura presente en la Lebensphilosophie,
llevaron a los miembros del Círculo a atender también a la fenomenología.
Especialmente, al trabajo de Max Scheler (1874-1928) y a la teoría psicológica
de la Gestalt (de base fundamentalmente fenomenológica). La gran
influencia del primero en la filosofía lingüística de Voloshinov, tiene que ver
con la noción esencialista de que no solo los fenómenos esenciales materiales
pueden considerarse dados a priori, sino que también la esencia de los
valores del espíritu (de la cultura) puede ser intuida. No obstante, estas
ideas parecen llegar a Voloshinov de manera indirecta, a través de las
indagaciones lingüísticas de Anton Marty (1847-1914; Escuela de Brentano) y de
su discípulo Karl Bühler (1879-1963), desarrolladas por Adolf Reinach
(1883-1917; Escuela de Múnic) y pioneras en introducir en la lingüística la
noción de acto de habla (Sprechakt), en concreto como parte del
modelo funcional de la enunciación divisado por Bühler –modelo del organon,
compuesto por la tríada expresión, representación y apelación
(Brandist, 2002b:535).
Este último dato resulta de especial importancia
si nos fijamos en la demarcación por parte de la Escuela de Múnic con respecto
a la rama fenomenológica promovida en la obra tardía de Husserl (marcada por su
transcendentalismo e idealismo radicales), en un intento por autodefinirse como
una escuela fenomenológica de corte realista. Probablemente, este hecho tuvo
consecuencias en relación con los fundamentos marxistas presentes en el
pensamiento voloshinoviano.
En relación con otra fuente de influencia
–especialmente en relación con el intento por alcanzar un modelo psicológico
marxista–, tenemos que atender a la llamada psicología de la Gestalt,
con la cual Voloshinov pudo haber contactado antes de su participación en el
Círculo de Bakhtin gracias a su interés común por la musicología (Brandist,
2002b:22). La idea implícita en Voloshinov y en la psicología soviética de la
época de que el sujeto percibe los objetos como un todo que durante el proceso
de percepción predomina sobre las partes y cuya estructura es extrapolable,
puede considerarse uno de los puntos clave en la concepción de Voloshinov
acerca de la relación entre lenguaje y pensamiento.
Como hemos dicho, además de estas características
y otras quizá menos pertinentes para nuestro objetivo, el Círculo de Bakhtin
desarrolló una serie de temáticas y fundamentos teóricos propios, algunos de
ellos presentes a su vez en otros intelectuales coetáneos, soviéticos en su
mayor parte. Los miembros del Círculo, incluido Voloshinov, prestaron gran
atención a la obra de F. Dostoyevski y trataron de conocer a fondo el papel de
las cuestiones éticas en el ámbito de la literatura y del arte en general. Este
proceso puede enmarcarse al mismo tiempo en la confrontación que estaba
teniendo lugar en esos momentos en la URSS entre los defensores del formalismo
y los de otras nuevas perspectivas derivadas del marxismo. En este último grupo
se encontraban la mayoría de los participantes del Círculo –hecho que se
evidencia en el trabajo de Medvedev Formal’nyi metod v literaturovedenii
(1928 [The Formal Method in Literary Scholarship, 1978])–, y el intento
de Bakhtin por divisar una estética materialista encaja perfectamente en
dicho proceso (Bakhtin, 1984, 1990).
En sintonía con esta tarea, se aprecia también en
el grupo el interés por indagar en la naturaleza del realismo y de la novela,
que se refleja a lo largo de la obra de Bakhtin, sobre todo. De acuerdo con la
concepción estética bakhtiniana, de clara influencia neokantiana, la cultura se
entiende como el espacio de fijación de los procesos materiales de
significación (actividad estética), que le confieren una apariencia
unitaria posible de percibir en todas las instancias de la vida cultural
(Brandist, 2002a:42-43). A partir de esta idea, Bakhtin desarrollará más tarde
la noción de género.
Ya antes de que se produjese este giro tan
evidente hacia la literatura y la lingüística, podemos hablar del proyecto de
Bakhtin (y, con matices, del resto del Círculo) como el de lograr una
fenomenología intersubjetiva fundamentada en el concepto de dialogismo.
La obra K filosofii postupka (Bakhtin, 1920-1921 [Toward a Philosophy
of the Act, 1993]), puede ser considerada retrospectivamente el punto de
partida dentro de esta actividad lingüística del Círculo:
En ese ensayo, Bakhtin investiga la naturaleza
del acto o de la acción en su realización efectiva, concreta y apreciativa, por
un acto consciente, en la realidad única, concreta e irrepetible, o sea, la
comprensión del acto en su sentido completo (Tadeu Souza, 1999:28).
Podemos ya apreciar en el trabajo de Bakhtin la
intención por sentar las bases de una estética de la creación verbal,
donde la investigación acerca del enunciado concreto se presupone
crucial (Tadeu Souza, 1999:30). A mediados de la década de los años 20, las
implicaciones de la fenomenología dialógica de Bakhtin comenzaron a ser
complementadas, especialmente por Voloshinov, desde una perspectiva marxista
particular, en el intento por desarrollar un método sociológico objetivo donde
el lenguaje y la naturaleza social de la conciencia juegan un papel central.
2.2. La tradición de la lingüística marxista
Como hemos anticipado, la intelligentsia
soviética del momento se había encomendado la tarea de desarticular la
distancia teórica entre las Ciencias tradicionales (que en ese momento, desde
la óptica marxista, se consideraban “burguesas” e “idealistas” en su mayor
parte) y el materialismo histórico de Georgi Plekhanov (1857-1918)
–promovido por la figura política de Nikolai Bukharin (1888-1938), quien gozaba
de gran popularidad en aquella época. En este sentido, “la sociología se
contemplaba como el terreno donde el marxismo y el neokantianismo podían
converger” (Brandist, 2002a:54). Este hecho seguramente guarda relación con la
referencia a la sociología o al método sociológico en los subtítulos de los
propios trabajos de Voloshinov y Medvedev.
El caso de Voloshinov en lo tocante a la filosofía
del lenguaje y a la psicología social puede situarse en el marco de esta
revisión marxista que estaba teniendo lugar en la Unión Soviética. Matejka y
Titunik (1973) sostienen que en el ambiente intelectual imperante en el
Leningrado de los años 20, la motivación necesaria para trabajar estos asuntos
desde el marxismo provenía “de Saussure, de los pragmatistas americanos, y de
la reinterpretación vossleriana de von Humboldt” (Matejka y Titunik, 1973:3).
Voloshinov aporta su propia justificación marxista para aproximarse a los
problemas de la filosofía del lenguaje:
En primer lugar, los propios fundamentos de una
teoría marxista de las ideologías –las bases para los estudios del conocimiento
científico, de la literatura, de la religión, de la ética, y demás– están
íntimamente ligados a los problemas de la filosofía del lenguaje (Voloshinov,
1973 [1929]:9).
De acuerdo con su visión, la filosofía marxista
no puede ser desarrollada plenamente sin detenerse a reflexionar acerca de
estos problemas. Uno de ellos, el de la conciencia, podemos considerarlo
un concepto transversal al marxismo, a la lingüística, y a la psicología. La
articulación teórica de la noción de conciencia social constituye, de
hecho, una de las principales aportaciones de Voloshinov a una metodología
sociológica. A efectos de la teoría marxista propiamente dicha, ya el propio
Marx “identificó los orígenes del lenguaje como inextricablemente unidas
a la emergencia de la conciencia” (Holborow, 1999:16).
En este punto, el de la conciencia, es donde
normalmente la concepción voloshinoviana de la relación entre pensamiento y
lenguaje se asocia a las ideas de Lev Vygotski en el campo de la psicología
histórico-cultural (por ejemplo, Silvestri y Blanck, 1993), sobre todo
alrededor de la noción de habla interior, la cual discutiremos más
adelante. Probablemente, el papel central del lenguaje en los postulados de
ambos estudiosos responde en parte a la misma necesidad de atender a esta
cuestión desde el revisionismo marxista de la época.
En el momento de su producción, la obra de
Voloshinov se encontraba, en lo relativo a la lingüística marxista, eclipsada
por la enorme incidencia de las teorías de Nikolai Marr (1865-1934). Existen
evidencias de que los miembros del Círculo de Bakhtin ya conocían a este autor
en 1922, antes de la imposición del marrismo como teoría lingüística marxista
oficial en la URSS de los años 30 (Brandist, 2002a:109). Marr combinaba la
concepción del lenguaje como superestructura con la idea de la lucha
lingüística de clases. Esto conduce a los seguidores de esta visión a concebir
el origen de las lenguas como diverso en un primer momento, en lugar de como
consecuencia de la diversificación de una protolengua. Es entonces la dinámica
de la historia, condicionada por el conflicto lingüístico derivado de las
diferencias de clase, la causa que deriva en los posteriores procesos de
convergencia o unificación de una lengua. No obstante, estas diferencias de
clase, lejos de “quedarse atrás” en este proceso, se mantienen vivas y pueden
llegar a ser identificadas acudiendo a su propio origen en la etapa
pre-histórica de cada lengua correspondiente, la caracterizada por lo que Marr
llama pensamiento primordial. Esta visión se dio a conocer como paleontología
lingüística (Brandist, 2002a:110). El marrismo fue reprendido y finalmente
censurado por Stalin en sus incursiones lingüísticas a principios de los años
50, quien sostenía, entre otras reticencias, que esta perspectiva elude
descaradamente el carácter y la dinámica sociales del lenguaje (Stalin, 1950).
Otro estudioso que también contribuyó a los
intentos por una teoría marxista del lenguaje fue el italiano Antonio Gramsci
(1891-1937). Sus ideas con respecto al lenguaje coinciden en muchos aspectos
con aquellas trabajadas por el Círculo de Bakhtin. Según apunta Brandist
(2002a), uno de estos puntos de convergencia tiene que ver con el papel que en
su pensamiento es conferido al lenguaje y a su incidencia a la hora de
participar de los procesos de estructuración social.
Por otra parte, también existen diferencias
evidentes entre Gramsci y Voloshinov, por ejemplo. Una de las más destacables
aparece en relación con el subjetivismo: para el primero, la individualización
necesita ser superada a favor de la solidaridad (lo que se refleja en la
alusión a la necesidad de una intervención marxista en la lengua que desemboque
en una gramática normativa homogénea); en el caso de Voloshinov, la “multitud
de perspectivas sociales convierte cada fijación de significado o de identidad
en algo pasajero” (Helsloot, 2010:237), por lo que la subjetividad no supone un
obstáculo a eliminar, sino más bien un problema que es necesario abordar. En
otras palabras, Voloshinov no niega directamente la posibilidad de considerar
la subjetividad en una teoría marxista del lenguaje, lo que desde nuestro punto
de vista sería interesante tener en cuenta a la hora de, por ejemplo,
establecer un diálogo entre su visión de la ideología fundamentada en el
lenguaje, y la desarrollada por Louis Althusser (2008 [1970]) en su obra a
propósito de la noción de ideología.
2.3. La sociolingüística soviética
En el panorama académico actual no son muchos los
estudios dedicados a esclarecer asuntos relacionados con el ambiente
intelectual de la URSS en la etapa anterior y la etapa posterior a la
Revolución. Probablemente, esto tiene que ver con varios factores, entre los
cuales está el hecho de que la introducción masiva en el mundo académico
occidental5 del cuerpo teórico desarrollado en aquellos años no tuvo
lugar hasta hace muy poco.
Los orígenes de la sociolingüística soviética que
cobraba forma durante el periodo en el que Voloshinov elaboró sus trabajos se
deben en gran medida a la imposibilidad de articular teóricamente la
interacción manifiesta en el modelo psicológico más influyente en la
lingüística de la época, la Völkerpsychologie (‘psicología de los
pueblos’) encabezada por Moritz Lazarus (1824-1903) y Wilhelm Wundt
(1832-1920). Este modelo de procedencia europea y arraigado en tesis románticas
había sido introducido y promovido por los filólogos de la época
pre-revolucionaria en el siglo XIX, como parte de su dedicación al folclore y a
la literatura oral. El principio fundamental de la Völkerpsychologie sugiere
que “la actividad común de los individuos provoca el surgimiento de formas
culturales objetivas que a su vez producen a los sujetos psicológicos
individuales que se dedican a la actividad común” (Brandist, 2006:262).
A pesar de que los primeros lingüistas soviéticos
adoptaron la Völkerpsychologie como punto de partida, los intereses cada
vez más acentuados por la investigación lingüística, así como el giro
sociológico generalizado que caracterizaba el ambiente intelectual de la
Revolución, les llevaron a interesarse por otras perspectivas. Esto tiene que
ver con la necesidad de evitar el componente marcadamente psicologista derivado
de la Völkerpsychologie, el cual se desvelaba incompatible con una
aproximación al lenguaje que tuviese en cuenta su naturaleza social y su
relación con las condiciones y los procesos socioeconómicos.
Entre los estudiosos que ganaron seguidores en la
URSS de aquellos años encontramos a Antoine Meillet (1866-1936) y a Ferdinand
de Saussure (1857-1913). La influencia de sus teorías (sociología lingüística y
estructuralismo, en términos generales), sin duda, contribuyó a la necesidad de
rechazar definitivamente la Völkerpsychologie. Sin embargo, como señala
Brandist (2006), algunas de las premisas de esta última son perceptibles aún en
las nuevas orientaciones que se iban conformando. Entre ellas encontramos la
adscripción a los fundamentos expuestos por la psicología de la Gestalt,
anti-psicologista y de base fenomenológica (en la línea idealista de Husserl),
que constituiría la principal vía para las indagaciones lingüísticas a partir
de entonces y hasta la imposición del marrismo.
A mediados de la década de los años 20, justo
cuando Voloshinov y el Círculo de Bakhtin mostraban mayor intensidad en su
interés por el lenguaje, ya podemos hablar de la existencia de una aproximación
sistemática al estudio del lenguaje desde una perspectiva sociológica en la
lingüística soviética (Brandist y Chown, 2010). Es precisamente en esa misma
década y en la siguiente donde los dos discípulos más destacados del lingüista
Baudouin de Courtenay (1845-1929) –uno de los representantes de la Escuela de
Kazan, responsable en gran medida de la introducción de Saussure y Meillet en
la lingüística rusa–, Lev Iakubinski (1892-1943) y Evgeni Polivanov
(1891-1938), desarrollan por vez primera un tipo de trabajo que podemos
considerar de tipo sociolingüístico. Estos dos estudiosos, se desmarcaron del
ambiente lingüístico propio de la Escuela de Kazan (inicialmente influida por
la Völkerpsychologie) y comenzaron a unir su trabajo a la teoría social
marxista y a las tareas prácticas de la política lingüística soviética
(Brandist, 2006). Mientras que para Polivanov la lengua forma parte de las
psiques individuales, condicionadas a la socialización por causa de las
condiciones socioeconómicas, la visión de Iakubinski se forja alrededor de la
idea de que, además de una realidad psicológica, la lengua es de igual manera
una realidad social determinada por la interacción. Podríamos aseverar que en
este punto Voloshinov estaría más cerca de la segunda idea, como mostraremos
más adelante.
En el momento en que Polivanov y Iakubinski
comenzaban a dilucidar sus teorías lingüísticas centradas en el papel de lo
social, estaban en marcha en la URSS, entre otras actividades, proyectos
dedicados a prestigiar las lenguas que habían resultado más desfavorecidas
durante la época imperial anterior a la Revolución. Dichos trabajos giraban
sobre todo en torno a premisas que hoy en día podríamos asociar a procesos de
revitalización lingüística, a pesar de que los modelos de entonces difieren en
buena medida de los discutidos en la actualidad (Uhlik, 2008). Las principales
intervenciones en este sentido tenían que ver sobre todo con cuestiones de
estandarización y alfabetización. Por otra parte, los estudios en dialectología
ya tenían bastante recorrido por aquel entonces, y las aproximaciones de ambos
lingüistas contribuyeron a su difusión. Asimismo, el interés por el análisis
del discurso público era cada vez más intenso, posiblemente propiciado por el
acercamiento de los intelectuales del momento a las figuras políticas
prominentes durante y después de la Revolución. Es en particular Polivanov
quien, en estas circunstancias, propone un programa para la lingüística
sociológica que constituye una postura pionera en aquel momento. Habría que
esperar décadas, de hecho, para que una aproximación similar apareciese en
Occidente (Brandist y Chown, 2010:1-2).
Para concluir nuestro acercamiento a esta
cuestión, presentamos un resumen del programa propuesto por Polivanov en 1929.
En él sugiere algunas premisas que la lingüística sociológica de la época
necesitaba adoptar.
·
Consideración
de la lengua como un hecho socio-histórico
·
Trabajo
descriptivo de las lenguas y dialectos desde una perspectiva sociológica
·
Análisis
evaluativos de la lengua como instrumento relacional.
·
Estudio de las
conexiones entre los aspectos socioeconómicos y la lingüística.
·
Análisis
evaluativos de la lengua como medio de lucha por la existencia.
·
Tipología
general de la evolución de la lengua en conexión con la historia de la cultura.
·
Cuestiones
aplicadas a la política lingüística.
A pesar de la indudable innovación en este campo,
la hegemonía del marrismo y la persecución llevada a cabo contra quienes no
asumían su doctrina condujo al ostracismo a la mayor parte de las teorías que
surgieron en aquel momento (Brandist, 2006:274).
3. CARACTERIZACIÓN DEL PENSAMIENTO Y DEL TRABAJO
DE VOLOSHINOV
3.1. Perfil biográfico y bibliográfico
Valentin Nikolaevich Voloshinov nació en 1895 en San Petersburgo,
capital del Imperio Ruso. Probablemente, en 1905, Voloshinov asistió a la
Revolución que se originó en dicha ciudad. “Probablemente”, porque los datos
biográficos de los que disponemos se antojan escasos. Es recomendable tener en
cuenta que la mayor parte de lo que sabemos de Voloshinov deriva de la atención
que ha recibido Mikhail Bakhtin por parte de los académicos.
En relación con su formación, los estudiosos coinciden en que
Voloshinov estudió en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Petrogrado desde 1914 (Clark y Holquist, 1984;
Silvestri y Blanck, 1993; Tadeu Souza, 1999). Dos o tres años más tarde, se
trasladó a Izocha, una pequeña ciudad cercana a Nevel, donde ejerció como maestro.
Tras un interés temprano por la música y la poesía, pronto traslada su atención
hacia la filosofía y la filología (Silvestri y Blanck, 1993:117). Precisamente
durante su estadía en Nevel tenemos constancia del primer contacto de
Voloshinov con Bakhtin, en el círculo de debate y discusión en el que
participaban desde 1918, interesados por los mismos temas. De aquellas
reuniones, surgieron algunos de los fundamentos comunes que años más tarde
serían desarrollados en profundidad por el Círculo de Bakhtin. Esta actividad
primigenia, era conocida entre sus propios participantes como “Escuela de
Filosofía de Nevel” (Silvestri y Blanck, 1993:123).
En aquellos años de profunda transformación e intensa actividad
intelectual y artística, la ciudad de Vítebsk era considerada la vanguardia, lo
que llevó a Voloshinov y a otros estudiosos a introducirse en la nueva dinámica
del círculo de Vítebsk en 1921. Al año siguiente y tras conocer a su futura
esposa, Nina Arkadievna Alekseievskaia, retorna a San Petersburgo (Leningrado),
donde retoma sus estudios universitarios. A partir de 1924, con el regreso de
Bakhtin a Leningrado y la conformación de un nuevo círculo, da comienzo al
periodo más productivo en la obra de Voloshinov y del Círculo en general.
Durante esta época, Voloshinov se gradúa en filología. Su trabajo de posgrado
consistió en una primera aproximación desde el marxismo al problema del
discurso indirecto (Silvestri y Blanck, 1993:134).
En 1927 publicó Frejdizm: kriticeskÿ ocerk (Voloshinov, 1927
[1999]; ‘Freudismo: un bosquejo crítico’), revelando, a través de su crítica a
Freud y a la psicología burguesa su interés por elaborar una teoría y una
metodología marxistas que diesen cabida a la relación entre lenguaje y
pensamiento partiendo de una concepción materialista objetiva de la psique –en
el que la conciencia juega un papel crucial- y de la necesidad de socializar la
psicología (Wertsch, 1987). Se puede apreciar ya un evidente interés de
Voloshinov por la lingüística, lo que culminó con la publicación del libro Marksizm
I filosofiia iazyka en 1929. Esta obra es considerada la más importante de
Voloshinov. Además, encontramos también otros escritos de Voloshinov firmados
antes del periodo del Círculo de Leningrado, como su ensayo relacionado con la
poesía Slovo v shizní i slovo v poezíi (‘El discurso en la vida y el
discurso en la poesía’), publicado en 1926 [1980] en la revista Zvezda, “La
Estrella”.
Probablemente, en relación con la represión sufrida por los miembros
del Círculo de Leningrado por motivos religiosos6, que desembocó en
la detención de Bakhtin y de otros estudiosos, la pista de Voloshinov se pierde
en gran medida a principios de los años treinta. Sabemos, desde hace poco, que
Voloshinov estuvo trabajando en el Instituto Pedagógico Herzen de Leningrado
hasta 1934. En 1936, falleció en un sanatorio de la misma ciudad, víctima de la
tuberculosis. En aquel momento, se dedicaba a la traducción de una obra de
Ernst Cassirer.
3.2. Marksizm I filosofiia iazyka (1929)
Como hemos dicho, la obra más destacada de
Voloshinov en relación con la filosofía del lenguaje, fue elaborada en un
contexto totalmente propicio para tratar de desentrañar el papel del lenguaje
en la teoría social marxista y en los modelos psicológicos imperantes en
aquella época, también en diálogo con el marxismo. Está es precisamente la
tarea que el autor que nos ocupa trata de llevar a cabo en su libro escrito en
1929, Marksizm I filosofiia iazyka (MFL, en adelante).
El estudio de Voloshinov se ajusta en su
composición al “principio general hegeliano del ‘ascenso hacia lo concreto’,
según el cual se anuncia un problema de carácter metodológico en primer lugar”
(Kellogg, 2009:86). Seguidamente, se hace hincapié en la incapacidad de las
teorías en boga para responder a tal problema. Finalmente, tras la revisión de
las mismas, se proponen las soluciones teóricas y metodológicas pertinentes.
Siguiendo esta orientación el libro se divide en tres partes bien
diferenciadas, que a su vez se estructuran por capítulos. Aunque la riqueza de
contenidos de la obra permite abordajes de toda índole, aquí nos centraremos
exclusivamente en las ideas clave para nuestro objetivo y apuntaremos algunas
conclusiones que pueden resultar de importancia.
3.2.1. Fundamentos teóricos
El objetivo principal de Voloshinov, como hemos
dicho, consiste en señalar el papel de la palabra7 (slovo)
en la teoría social marxista. Un desdoblamiento implícito en el mismo objetivo,
supone considerar la posibilidad de contribuir a una metodología sociológica
que sea capaz de acceder a la realidad objetiva de los fenómenos semióticos
inter-subjetivos constituyentes de la interacción (prácticas lingüísticas).
La primera noción que el autor introduce a este
respecto es la de signo (znak). Su concepción parte del rechazo
hacia el signo saussureano, al que se refiere como señal a lo largo de
sus trabajos. De hecho, Voloshinov señala a Saussure como uno de los
estandartes de la tendencia del objetivismo abstracto, una de las que,
precisamente, pretende descartar como candidata a ocupar la posición de la
teoría lingüística marxista. Este nombramiento tiene que ver, en primer
lugar, con la idea de que Saussure “opone radicalmente la historia del lenguaje
al lenguaje como sistema sincrónico” (MFL:61). Para Voloshinov, una
perspectiva que se proponga superar los problemas derivados de la filosofía del
lenguaje desde una óptica marxista, tiene que partir necesariamente de una
observación no sincrónica de la realidad de los procesos de producción de
significado. Asimismo, estos últimos son entendidos necesariamente como
procesos de interacción, según la propia concepción fenomenológica y dialógica
(dialogichekii) que caracteriza el pensamiento del Círculo de Bakhtin.
En segundo lugar, como apunta Leclerce, “la señal
[saussureana] es estable, arbitraria, y se presta a sí misma a la
planificación” (Lecercle, 2006:106-107). De nuevo, en el caso de Voloshinov,
nos encontramos con una visión bien distinta, si no radicalmente opuesta. El
signo, para él, es la realización material objetiva consecuencia y, a su vez,
único medio de los procesos de significación, en el sentido etimológico del
término. Así pues, intrínsecamente ligada a la idea de la sincronía, el
estatismo del signo, en su extirpación del sentido, constituye una ilusión con
respecto a su realidad dinámica materializada en la palabra, entendida como
signo práctico. “El signo [voloshinoviano] interviene en la situación de la
cual emerge” (Lecercle, 2006:107), es otra posible formulación de esta idea.
Una tercera razón para rehusar el modelo
saussureano tiene que ver con la inhabilidad para considerar la potencialidad
implícita en la significación para “reflejar y refractar otra realidad fuera de
sí misma” (MFL:9). Según Lähteenmäki (2004), el modelo estructuralista
de Saussure, debido a su diferenciación estricta entre lo social (langue)
y lo individual (parole), no
puede funcionar sin acudir a una concepción del significado como literal y
objetivo. Voloshinov, en cambio, se fundamenta en la visión dialógica
bakhtiniana para dar lugar a la concepción dinámica del mismo. No obstante, la
noción de una cierta estabilidad aparente –en el sentido más bien de
‘convención’ que de ‘objetiva’- es necesaria para entender los procesos de
interacción. Lähteenmäki (2004) desarrolla esta idea en base a dos
implicaciones de la afirmación de Voloshinov de que “un tema [entendido
como significado contextual] debe basarse en algún tipo de fijación del sentido”
(MFL:100), las cuales reproducimos aquí en forma de tesis (Lähteenmäki,
2004:98):
1. Las posibilidades de una hablante para usar una
expresión en un contexto determinado están limitadas y dependen del uso
precedente de esa expresión por otros miembros de la comunidad.
2. El uso de una expresión está dirigido al futuro
en la medida en que ese uso concreto determinará y limitará los usos
posteriores.
Esta concepción del significado se entiende mejor
en relación con la distinción voloshinoviana entre el tema (tema)
y el sentido (znachenie) de una enunciación (vyskazyvanie).
El tema, en cuanto a “unidad temática”, es el “sentido definido y unitario, la
significancia unitaria” que constituye una propiedad inalienable de cualquier
enunciación, y que “está determinado no sólo por las formas lingüísticas que lo
componen […], sino también por factores extra-verbales de la situación” (MFL:99-100).
Por otra parte, el sentido es lo que evita la “irreproducibilidad” diacrónica
(histórica) y la unidad concreta formada por el tema y la enunciación. Aunque
condicionado por el tema (los factores contextuales), el sentido corresponde a
los aspectos de la enunciación que son “reproducibles, e idénticos a sí mismos”
(MFL:100). Frente a la unidad concreta del tema, se encuentra la
variabilidad abstracta de sentidos para repetirse en la construcción de las
enunciaciones. El sentido y el “aparato técnico” (el sonido, por ejemplo) de la
enunciación coexisten junto al tema. No obstante, desde el punto de vista de un
análisis marxista objetivo, la enunciación permanece indivisible. En efecto, esta
perspectiva nos permite reconocer la multiacentuación como propiedad del
signo.
Para entender estos últimos puntos sin quedarnos
atrapados en la circularidad epistemológica a la que parecen conducir (“¿Qué
fue primero, el huevo, o la gallina?”) podemos acudir a la solución que
proporciona el propio Voloshinov según su concepción de la noción de ideología
(ideologiya8), probablemente influido por el modelo organon
de Karl Bühler al que ya nos referimos en secciones anteriores. De hecho,
hablar del signo, de acuerdo a su visión, es hablar del signo ideológico:
son las condiciones socioeconómicas objetivas (determinadas por las relaciones
históricas de producción marcadas por la lucha de clases) las que determinan la
realidad semiótica material donde el signo interviene como ideología, es decir,
como reflejo, y a su vez refracción (perelom) del significado.
Voloshinov se muestra radical, en este sentido, cuando afirma en una de sus
citas más recurrentes, que “[t]odo lo ideológico posee valor
semiótico” (MFL:10).
El concepto de refracción soluciona el problema
de la circularidad, pues se emplea con la intención de resaltar la idea de la “percepción
[poznanie] de una formación extra-discursiva dada” (Brandist, 2002a:76).
Esta misma noción también resulta útil a la hora de estimar como inadmisible la
idea de que la relación de determinación entre las condiciones socioeconómicas
y la actividad semiótica tiene lugar de acuerdo con un principio de causalidad
mecánica, como el defendido por las posturas científicas positivistas (MFL:17).
Una vez más, es la concepción dialógica del signo y, como veremos en un
momento, de la conciencia (soznanie) lo que permite contemplar el
papel de la palabra como “el índice más sensible de los cambios
sociales” (MFL:19).
Una de las nociones clave de Voloshinov responde
a su definición de la conciencia como producto de la interacción, es decir,
como puramente social. La idea de la relación dialógica que se establece en
cada enunciación con respecto de otra, puede aplicarse a la psique del sujeto
si la entendemos como determinada (no mecánicamente, como ya dijimos) por la
dinámica del habla interior (de valor semiótico), es decir, la relación entre
el Yo (Svoi) provisto por la ideología (que, como es semiótica, es
social) y el Otro (Drugoi) materializado en la realidad objetiva de la
interacción. En palabras de Leclerce, “la conciencia no es interioridad, sino
la interiorización de una exterioridad” (Lecercle, 2006:109) que surge por
medio de un efecto de la socialización no reducible a la individualidad y
presente en la interacción. La conciencia, por lo tanto, sólo puede tener lugar
en su corporeidad material semiótica (MFL:11). Por otra parte, la
concepción del habla interior establece una conexión evidente con las ideas de
Vygotski, especialmente visible en la obra Myshlenie i rech (‘Pensamiento
y habla’; Vygotski, 1934 [1995]), dedicada a la relación entre el habla y el
pensamiento (Silvestri y Blanck, 1993; Kellogg, 2009:95).
La visión voloshinoviana de la psique es
esencialmente antipsicologista, aunque con reservas. Una de las razones
principales involucradas en este hecho tiene que ver con la negación de la
relación entre la conciencia y la realidad social objetiva presente en los
modelos psicologistas (y antipsicologistas, de ahí las reticencias) en boga en
la “psicología burguesa” de la época, y que desembocarían en el célebre modelo
fisiológico experimental de Ivan Pavlov (1849-1936), bien conocido en la
tradición occidental. De acuerdo con Voloshinov, “la psique interna no es
analizable como una cosa sino que solamente puede ser comprendida e
interpretada como un signo” (MFL:26).
La dinámica del habla interior es igualmente
social en el sentido de que tiene “una audiencia [interlocutor] social”
(Holborow, 1999:31), es decir, se fundamenta en la existencia del Otro y en la
relación dialógica que los subsume en la actividad común de significación. En
otras palabras, el nexo entre las dos es puramente ideológico. Esto repercute
en el desarrollo de la noción derivada de su prototipología del discurso: la
del discurso indirecto, que es considerado el camino idóneo para un
análisis que pretenda dar cuenta de la realidad ideológica de la interacción
(Holborow, 1999:32). Voloshinov trata de probar esta tesis cuando realiza un
estudio de carácter literario a este respecto aplicado al francés, al alemán y
al ruso, y que se presenta en la última parte del libro.
4. LA RECEPCIÓN DE LA OBRA DE VOLOSHINOV
4.1. Visión global
Debido a la disputa acerca de la autoría de los
textos de Voloshinov y a la localización de los mismos en el limbo de la
producción académica de gran parte de las publicaciones de la intelligentsia
soviética correspondientes al periodo de la Revolución bolchevique, su trabajo
fue transmitido en un primer momento a través del estudio y desarrollo de las
ideas de Bakhtin. Este proceso tuvo lugar sobre todo en el campo de los
estudios literarios (en el trabajo, por ejemplo, que desempeña Terry Eagleton9
a este respecto). Salvo excepciones, como las de Ponzio (1998) y Lecercle
(2006), los estudios relacionados con la corriente de la lingüística interesada
por un abordaje de carácter sociológico que tratan seriamente con el
pensamiento de Voloshinov se antojan escasos.
En el acercamiento a Voloshinov desde el campo de
la lingüística en los últimos años, entonces, cabe destacar la atención
prestada por quienes podemos considerar como seguidores del pensamiento del
Círculo de Bakhtin en general, como Craig Brandist (2002a, 2002b, 2006; y más)
y sus colegas del Bakhtin Centre (Brandist y Chown, 2010), o Mika Lähteenmäki
(1998, 2001, 2004; por ejemplo). En el caso del primero, su actividad principal
con respecto al trabajo de Voloshinov puede considerarse de gran utilidad
documental, y esclarecedora (en el sentido, sobre todo, de unificación) con
respecto a la ambigüedad y a la heterogeneidad que han caracterizado la
información que nos ha llegado acerca del autor. Lähteenmäki, por otra parte,
dedica la mayor parte de su trabajo sobre la interpretación bakhtiniana del
lenguaje a desarrollar uno de sus conceptos clave: la potencialidad dialógica
del significado.
El campo del análisis crítico del discurso como el
defendido por Norman Fairclough (1995, 2003), es uno de los que nos
proporcionan mayor cantidad de referencias a la concepción voloshinoviana del
lenguaje. Por otra parte, el concepto de género, más bien en su interpretación
estrictamente bakhtiniana, fue tratado por estudiosos como Wierzbicka, (1991),
y también Fairclough y Wodak, (1997), por ejemplo. El modelo ideológico
propuesto por el filósofo ruso sirve de gran ayuda a Fairclough para sustentar
su aproximación al discurso desde una óptica donde lo social adquiere una
importancia capital. No obstante, resulta reseñable que entre las distintas
perspectivas críticas del análisis del discurso existe un denominador común: la
ausencia de una teoría del sujeto sólida, que permita comprender la relación
material dialéctica (simbólica e ideológica, en sentido voloshinoviano)
entre los procesos psíquicos y las condiciones socioeconómicas objetivas
(relaciones y condiciones de producción). Una de las razones que han podido
conducir a esta situación de incapacidad epistemológica podría ser, como
sugieren Vighi y Feldner (2007a), la enorme influencia que en los analistas del
discurso y en las ciencias sociales en general ha ejercido el pensamiento de
Michel Foucault en relación con el “proceso generativo de las formaciones
sociosimbólicas” (Vighi y Feldner, 2007a:141).
El principal problema que estos autores
identifican en Foucault, cuando ponen su concepción del discurso (y de la
ideología) en contacto con la visión de la ideología desarrollada por el
filósofo Slavoj Žižek a lo largo de toda su obra10, es la negación
de la posibilidad de captar “cualquier conceptualización de la exterioridad
radical” (Vighi y Feldner, 2007a:148), lo que supone al mismo tiempo el cierre
epistemológico de su teoría del discurso. En ella no existe cabida para
explicar el cambio radical en las condiciones sociales o en los procesos
emancipadores. Es decir, en términos de la tríada de lo Imaginario, lo
Simbólico y lo Real sugerida por Jaques Lacan en su aproximación
psicoanalítica, la teoría del discurso de Foucault se circunscribe (nunca se
extralimita) a lo Simbólico. Para Žižek “[el] nivel fundamental de la
ideología, no obstante, no es el de una ilusión que enmascara el estado real de
las cosas, sino el de una fantasía (inconsciente) que estructura nuestra propia
realidad social” (Žižek, 1992:61).
Así, en algunos trabajos actuales en análisis del
discurso, nos encontramos con una base teórica que a veces resulta en una
combinación automática entre premisas derivadas de Foucault, y otras
provenientes de la escuela bakhtiniana. Normalmente, esta pseudo-perspectiva
(pues parece más motivada por el automatismo implícito en el propio aparato
referencial debido a la formalidad académica, que por una verdadera toma de
posición voluntaria) carece del desarrollo teórico necesario para sustentarse
por sí misma. Además, la mayor parte de la investigación en esta línea deriva
de una concepción de la psique fundamentada en la psicología cognitiva
imperante a día de hoy. En este sentido, y quizás, además de la influencia de
la teoría del discurso de Foucault, es la visión de la psicología cognitiva
acerca de la relación entre pensamiento y lenguaje especialmente prodigada en
los últimos años, la que constituye otro de los factores que no permiten a muchos
de los trabajos actuales en este campo explicar los fenómenos ideológicos desde
un punto de vista que considere al sujeto más allá de su supuesta potencialidad
innata para servirse del lenguaje como medio de expresión de sus emociones y
pensamientos individuales o como instrumento manejado para alcanzar un fin.
4.2. Impacto, relevancia y posible vigencia en la
sociolingüística actual
El impacto de la metodología voloshinoviana en la
sociolingüística actual es difícil de detectar de manera directa, salvo
excepciones como la de Holborow (1999), que trata de aproximarse a la política
lingüística de la globalización y al papel central que el inglés representa en
el mismo. No obstante, cabe destacar que muchas de las cuestiones tratadas por
Voloshinov siguen vigentes a día de hoy en las discusiones de algunos trabajos,
como son los casos de Parker (1997, y sus demás trabajos desde la psicología
crítica), de Vighi y Feldner (2007a y 2007b) y, ya más lejos de las fronteras
de la lingüística, de Slavoj Žižek, sobre todo, y del filósofo francés Alain
Badiou; o incluso, en el campo de la teoría política, la de Yannis Stavrakakis
(2008). Estos autores y algunos otros han sugerido durante los últimos años la
necesidad de atender al psicoanálisis y a su desarrollo teórico y metodológico
con el propósito de consolidar una aproximación al sujeto, al lenguaje, y a la
ideología, o a las transformaciones sociales que incorpore una visión compleja
de la subjetividad.
Alternativamente al modelo psicológico dominante
en las ciencias sociales a día de hoy, el psicoanálisis freudiano y sobre todo
post-freudiano –con Lacan como principal representante- se presenta como una
posible vía para solucionar la problemática del sujeto. Como bien sugiere
Parker (1997), gran parte de la producción académica relacionada con el
desarrollo de esta perspectiva se encuentra estigmatizada en parte debido a la
“posición política radical” (principalmente marxista) de algunos de sus
defensores. Esta situación parece explicar la continua omisión de referencias y
reflexiones en la psicología actual (y en las ciencias sociales actuales, en
general) dedicadas al psicoanálisis, reducido a una especie de paradigma
“alter-ego”, objeto de críticas reduccionistas (especialmente aquellas
relacionadas con la supuesta “pansexualidad” freudiana) que van desde
relacionar esta disciplina con lo esotérico, hasta conjugar sus postulados con
la superstición y la condescendencia académica. Podría decirse que frente a la
psicología actual imperante, el psicoanálisis se sitúa entre el neo-paganismo y
el “bloqueo” académico (e ideológico). Curiosamente, muchas de las principales
reticencias hacia el psicoanálisis mostradas por Voloshinov (1999 [1927]), como
los achaques de acudir al círculo cerrado de la psique del individuo para dar
explicación a los fenómenos sociales11 (psicologismo), fueron ya
resueltas desde Lacan (hace casi cuarenta años) y tratadas ampliamente en
épocas más recientes. Desde luego, la crítica de Voloshinov al freudismo, no
implica que la base de una concepción del lenguaje voloshinoviana (signo
ideológico, materialismo, dialogismo) pueda asociarse o conjugarse sin
reflexión previa con una teoría psicológica y del sujeto como la dominante en
la actualidad.
Una vía de aplicación del método en la sociolingüística
podría surgir a través del desarrollo de una teoría que combine la base
voloshinoviana con la aproximación al sujeto tratada en el psicoanálisis.
Además de que con la ayuda de los avances técnicos actuales es posible
desarrollar una topografía extremadamente precisa del cerebro que permita su
descripción en términos anatómicos, fisiológicos o incluso energéticos, lo
cierto es que en lo que se refiere a lo social y a lo semiótico, así como a los
procesos psíquicos tal y como los experimenta el sujeto, este no-lenguaje
puramente orgánico no es accesible salvo a través de una mediación precisamente de lo semiótico y, por lo tanto,
de lo social. En otras palabras, el hecho de asociar los efectos fisiológicos
que un estímulo produce en el sistema nervioso con aspectos de la actividad
social de los “individuos”, como sugieren habitualmente las implicaciones
teóricas de la psicología cognitiva, reduce el fenómeno ideológico a una serie
de mecanismos donde la idea de que el sujeto presente uno u otro tipo de
actividad puede explicarse exclusivamente en términos de qué meta quiere este
alcanzar en un contexto dado, o qué papel cumple bajo unas condiciones
convencionalizadas.
Así pues, al considerarse lo simbólico como una
especie de interface entre el “individuo” (sus emociones, experiencias,
metas, “estatus” social, etcétera) y la “realidad”, se ofusca (y se subestima)
la capacidad de la ideología para, por una parte, permitir el florecimiento de
la conciencia social y canalizar los procesos emancipadores o de cambio y, por
otra parte, para garantizar la reproducción de las condiciones de producción.
Lo que es lo mismo: a partir de una concepción cognitiva de los procesos
psíquicos no se advierte (por inconmensurabilidad) el verdadero grado de
dominación y de desigualdad social que la ideología dominante comporta. Más
trabajo (sobre todo interdisciplinar) en relación con esta posible intervención
del psicoanálisis podría, a nuestro modo de ver, resultar muy productivo de
cara a enriquecer nuestra manera de aproximarnos al estudio del lenguaje y de
lo social.
5. CONCLUSIÓN
En este trabajo hemos dado cuenta de la necesidad
de atender al carácter pionero del pensamiento de Voloshinov, no sólo en busca
de semejanzas y paralelismos entre sus teorías y las que aparecieron
posteriormente en relación con los mismos asuntos, sino también para ponerlo en
relación dialéctica con ellas, con objeto de contribuir a la solución de los
problemas fundamentales que aún hoy persisten en las discusiones de los
estudiosos en el campo de la lingüística, de la ideología y de la psique (si es
que de algún modo pudieran considerarse sustancias independientes).
La incursión de Voloshinov en la relación entre
el marxismo y la filosofía del lenguaje vuelve manifiesta la necesidad de una
articulación teórica que abarque la naturaleza social de la interacción y de la
producción del significado, así como la dinámica de lo ideológico y de la
conciencia en lo tocante a sus papeles vinculantes entre la realidad
psíquica fundamentada en la comprensión
(en su sentido dialógico) y las condiciones materiales sociohistóricas
objetivas. El propio Voloshinov desarrolla una teoría de la enunciación que
puede servir a este propósito, como trata de mostrar al aplicarla a un estudio
literario en torno a su noción de discurso indirecto.
De acuerdo con lo anterior, un modelo social y
semiótico de la psique es igualmente indispensable si de lo que se trata es de
dar cuenta, por un lado, del funcionamiento del habla interior, y de la
imposibilidad de una aproximación puramente fisiológica (subjetivista
individualista) para explicar la enunciación y la interacción. Todo lo
anterior, al mismo tiempo, puede conducirnos a tratar cuestiones debidas a la
planificación y a la política lingüística, en las que la ideología, entendida
en su sentido voloshinoviano, posiblemente juega un papel crucial.
Una sociolingüística crítica, por lo tanto, necesita
de una teoría de lo social que contemple la realidad de la interacción y de la
enunciación (y, por extensión, del discurso) a la luz de su relación con los
procesos de significación que ocurren en el lugar del sujeto. Este último, si
es concebido como sustancialmente distinto de la realidad material y dialógica
del signo –es decir, como individuo puramente orgánico capaz de decidir si
participar o no de los procesos de significación– en ningún caso puede
llevarnos a comprender el funcionamiento represivo y generador de desigualdad
por el que se caracterizan las relaciones sociales de producción actuales en
todo su alcance. En relación con ese problema, la aproximación a Freud que
lleva a cabo Voloshinov en su trabajo no puede reducirse a una simple crítica
en sentido de rechazo radical. Al contrario, podemos tacharla de puramente
dialógica, lo que da lugar a la posibilidad de extraer conclusiones
significativas de cara a bosquejar un futuro ejercicio de discusión que
enfrente al pensamiento voloshinoviano con la corriente psicoanalítica actual
orientada a la crítica ideológica y cultural. Quizás, salvando anacronismos
(algo posible si tenemos en cuenta la potencialidad de la palabra para su
[re]interpretación), Voloshinov no tendría tanto que objetar a la luz de la
concepción semiótica lacaniana del inconsciente.
Otra conclusión que podemos tomar de Voloshinov,
con respecto a su concepción del material semiótico como dialógico, es que la
necesidad expuesta acerca de la sociolingüística actual, de hecho, no sólo
responde a la de comprender (en el uso cotidiano del término) estos
fenómenos, sino también a participar activamente (intervenir) en ellos.
Precisamente en esta postura, o “toma de conciencia” de la realidad social, es
donde encontramos la verdadera naturaleza crítica de las aproximaciones a la
misma desde la lingüística.
Notas
1 Existen
varias versiones de este libro en español (trad. M. R. Russovich, 1976, El signo ideológico y la filosofía del lenguaje. Buenos Aires: Nueva Visión; trad. A. Bubnova 2009, El marxismo y
la filosofía del lenguaje. Buenos Aires: Ediciones Godot Argentina).
A pesar de ello, hemos decidido basar nuestro estudio en la versión citada en
inglés, pues es la más referida en otros trabajos sobre Voloshinov y la
consideramos la más fiable en cuanto a su traducción.
2 Accesible a 22 de noviembre de 2011 en http://www.shef.ac.uk/bakhtin/.
3 No
obstante, como hemos dicho, restringir el alcance de las implicaciones de su
pensamiento a las características atribuidas al Círculo (normalmente
organizadas alrededor de la obra particular de Bakhtin) puede suponer obviar
algunos aspectos cruciales del autor que todavía en la actualidad son
escasamente tratados cuando se alude a este grupo de estudiosos como una
entidad claramente diferenciada.
4
Esta cita y otras de las que aparecen en este trabajo provienen de fuentes
escritas en lenguas distintas del español. Hemos de señalar, pues, que los
extractos incluidos son fruto de nuestra propia traducción.
5
En las condiciones actuales, casi podríamos hablar del mundo académico global,
si no fuese por el riesgo de caer en la trampa ideológica relativa al empleo
del término, que puede llevarnos, entre otras cosas, a confundir “global” con
“total”, o, más lejos aún de la realidad, a ofuscar las condiciones de
desigualdad que condicionan el acceso a los medios de producción académica
“oficial”.
6 Consultar Clark y Holquist (1984:145-171) para
una exposición bien detallada de estos hechos.
7 Podríamos optar aquí por emplear el término
‘lenguaje’. Sin embargo, en la medida de lo posible, seguiremos dos criterios
con respecto a esta cuestión. Primero, tenderemos a mantener la literalidad del
término original ruso (si es que tal cosa es realizable). En segundo lugar, nos
fijaremos en los términos empleados en la bibliografía consultada, en especial
en aquellos escritos en portugués o en español. Así pues, en este caso, ambos
criterios nos llevan a preferir ‘palabra’, en lugar de ‘lenguaje’, aunque este
último, hoy en día, pueda parecer dirigirse a la misma cosa. Finalmente, en
relación a este asunto, hay que señalar que recurriremos al glosario que forma
parte del monográfico The Bakhtin Reader (Morris, 1994:245-252).
8 Este término es empleado por Voloshinov con el
sentido que tenía en su contexto soviético, es decir, “no [como] un sistema de
ideas, sino [como] una actividad sociocultural humana” (Lecercle, 2006:107).
9
En su obra Marxism and Literary Criticism (1976), por ejemplo.
10 Para una perspectiva general de su obra,
consúltese El sublime objeto de la ideología (1992); o para comprobar el
estado actual de su concepción de la ideología: Living in the End Times
(2010).
11 Ver Ponzio (1998), para una relectura de la
crítica de Voloshinov a Freud.
Referencias
Althusser, L. (2008). On
Ideology. Londres: Verso. [Ideology and Ideological State Apparatuses,
1970]
Bakhtin, M. (1984
[1929]). Problems of Dostoevsky’s Poetics (trad. C. Emerson). Manchester:
Manchester University Press.
Bakhtin, M. (1990). Art
and Answerability (trad. V. Liapunov). Austin: University of Texas Press.
Bakhtin, M. (1993
[1920-1921]). Toward a Philosophy of the Act (trad. V. Liapunov).
Austin: University of Texas Press.
Brandist, C. (2002a). The Bakhtin Circle:
Philosophy, Culture and Politics. Londres: Pluto Press.
Brandist, C. (2002b). “Two Routes ‘To Concreteness’ in
the Work of the Bakhtin Circle”. Journal of the History of Ideas, 63(3):
521-37.
Brandist, C. (2006), “The Rise of Soviet
Sociolinguistics from the Ashes of Völkerpsychologie”. Journal of the
History of the Behavioral Sciences 42(3): 261-77.
Brandist, C. y K. Chown (eds.) (2010), Politics and
the Theory of Language in the USSR 1917-1938. The Birth of Sociological
Linguistics. Londres: Anthem Press.
Clark, K. y M. Holquist (1984). Mikhail Bakhtin.
Cambridge: Harvard University Press.
Eagleton, T. (1976). Marxism and Literary Criticism.
Berkeley: University of California Press.
Fairclough, N. (1995). Critical Discourse Analysis.
Boston: Addison Wesley.
Fairclough, N. y R. Wodak (1997). "Critical Discourse Analysis", en T. A.
van Dijk (ed.) (1997) Discourse as social interaction. Londres:
Sage.
Fairclough, N. (2003). Analysing Discourse: Textual
Analysis for Social Research. Londres: Routledge.
Helsloot, N. (2010). “Marxist Linguistics”, en J.
Jaspers, J. Östman y J. Verschueren (eds.) Society and Language Use. Amsterdam:
John Benjamins. 233-240.
Holborow, M. (1999). The Politics of
English. Londres: Sage Publications.
Kellogg, D. (2009). “’Classic Book’ Review”. International
Journal of Applied Linguistics 19(1): 84-96.
Lähteenmäki, M. (1998). “On Dynamics and Stability:
Saussure, Voloshinov, and Bakhtin”, en M. Lähteenmäki y H. Dufva (eds.) Dialogues
on Bakhtin: Interdisciplinary Readings. Jyväskylä: University of Jyväskylä.
51-69.
Lähteenmäki, M. (2001), Dialogue, Language and
Meaning. Variations on Bakhtinian Themes. Jyväskylä: University of
Jyväskylä.
Lähteenmäki, M. (2004). “Beetween Relativism and
Absolutism: Towards an Emergentist Definition of Meaning Potential”, en F.
Bostad, C. Brandist et al. (eds.) Bakhtinian perspectives on Language and
Culture. Meaning in Language, Art and New Media. Londres: Palgrave. 91-113.
Lecercle, Jean-Jacques (2006). A Marxist Philosophy
of Language (trad. G. Elliot). Leiden: Brill.
Matejka, L. y I. R. Titunik (1973). “Translators’
Introduction”, en V. N. Voloshinov (1973) Marxism and the Philosophy of
Language. Londres: Seminar Press. 1-6.
Medvedev, P. N. (1978 [1928]). The Formal Method in
Literary Scholarship (trad. A. J. Wehrle). Baltimore: Johns Hopkins
University Press.
Morris, P. (ed.) (1994). The Bakhtin Reader.
Londres: Edward Arnold.
Parker, I. (1997). “Discourse Analysis and
Psycho-Analysis”. British Journal of Social Psychology, 36: 479-495.
Ponzio, A.
(1998). La Revolución Bajtiniana. El pensamiento de Bakhtin y la ideología
contemporánea (ed. y trad. M. Arriaga). Madrid: Cátedra.
Silvestri, A.
y G. Blanck (1993). Bajtín y Vigotski: la organización semiótica de la
conciencia. Barcelona: Anthropos.
Stalin, J. V. (1950). Marxism and Problems of Linguistics.
Moscú: Foreing Languages Publishing House. Versión
online accesible en: http://www.marxists.org/reference/archive/stalin/works/1950/jun/20.htm
[20 de diciembre de 2011].
Tadeu Souza,
G. (1999). Introdução à teoria do enunciado concreto do círculo
Bakhtin/Volochinov/Medvedev. São Paulo: Humanitas, USP.
Uhlik, M. (2008). “Simmering in the Soviet pot:
language heterogeneity in early Soviet socio-linguistics”. Studies in
Eastern European Thought 60: 285–293.
Vighi, F. y H. Feldner (2007a). Žižek: Beyond Foucault. Reino Unido: Palgrave
Macmillan.
Vighi, F. y H. Feldner (2007b). “Ideology Critique or
Discourse Analysis? Žižek against Foucault”. European Journal of Political
Theory, 6 (2): 141-159.
Voloshinov, V. N. (1973 [1929]). Marxism and the
Philosophy of Language (trads. L.
Matejka y I. R. Titunik). Londres: Seminar Press.
Voloshinov, V.
N. (1980) [1926]). “La parola nella vita e nella poesia. Introduzione alla
poetica sociológica”, en A. Ponzio (trad.) (1980) Il linguaggio come pratica
sociale. Bari: Dedalo Libri.
Voloshinov, V.
N. (1999 [1927]). Freudismo. Un bosquejo critico (trad. J. Piatigorsky).
Buenos Aires: Paidós.
Vygotski, L.
(1995 [1934]). Pensamiento y Lenguaje (ed. A. Kozulin.) Barcelona:
Paidós.
Wertsch, J. (1987). Vigotsky and the social
formation of mind. Cambridge: Harvard University Press.
Wertsch, J. (1999). “Prefacio”, en V. N. Voloshinov (1999 [1927]), Freudismo. Un
bosquejo crítico. Buenos Aires: Paidós. 9-22.
Wierzbicka, A.
(1991). Cross-cultural pragmatics: The semantics of human interaction. Berlín:
Mouton de Gruyter.
Wierzbicka, A. (1997). Understanding Cultures
Through Their Key Words: English, Russian, Polish, German, Japanese. New York: Oxford University Press.
Žižek, S.
(1992). El sublime objeto de la ideología (trad. I. V. Núñez). México:
Siglo XXI.
Žižek, S. (2010). Living the End Times. Londres:
Verso.