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Revista de estudios filológicos
Nº23 Julio 2012 - ISSN 1577-6921
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estudios

SOBRE LA LEXIGÉNESIS 'DEVERBAL' COMO CONDENSACIÓN DE ESQUEMAS NOEMÁTICO-COGNITIVOS PREDICACTANCIALES

 

Estanislao Ramón Trives

(Universidad de Murcia)

 

SUMARIO

En realidad, se puede discutir si el proceso "transformativo" existe o en qué nivel del proceso expresivo interviene, sobre la base de que se pueda plantear si nos topamos con las palabras al hablar o, más bien, partimos de ellas. Aunque yo me inclino por lo primero, y abogaría por procesos paralelos predicactanciales, analíticos y sintéticos, intentamos darnos cuenta de ese proceso de neologización en el que el 'sentido de la palabra', dinámicamente tal, está sucesivamente inmerso, sin solución de continuidad entre sincroníaa and sincroníab, dado que “every language is the product of change and continues to change as long as it is spoken”, según Langacker hace ver (1967:179).

 

SUMMARY

 

It is debatable whether the transformational process exists or at what level of the process of speaking intervenes, whether we simply come across words as we speak or, rather, use them as starting point. Although I feel inclined to believe the former, and would argue that there are parallel predicactantial processes, both analytical and synthetic, we still try to become aware of the process of production of new words in which the meaning of a word, in a dynamic sense, is successively immersed, within a continuum, between a synchronya and synchronyb, since “every language is the product of change and continues to change as long as it is spoken”, as Langacker (1967:179) says.

 

 

          1. Podemos partir de la hipótesis de que nuestro pensamiento es 'preverbal', en cuanto proceso integrado que termina en una determinada verbalización. En un sentido análogo, puede verse lo que decíamos (1979:85-86):

 

          la lengua concreta lo condensa o puede condensarlo todo, pero lo que ella va condensando no surge de sus ubres sino sólo relativamente, puesto que es la propia realidad la que, objetivada a nuestra vista, a nuestros sentidos, a nuestra percepción en suma, y hecha concepto, se convierte en lengua concreta, sin que podamos precisar cuándo, pero teniendo que reconocer un tiempo. Y si hay que dar razón de ese surgir, puesto que nada puede ser desproporcionado a su causa, entitativamente, siquiera sea simultáneamente, la lengua concreta entra por los sentidos junto con la experiencia. Aunque, por supuesto, aprendiésemos un disco grabado del conjunto operativo de una lengua concreta, sin la atadura de la 'experiencia', eso quedaría 'acústica pura' y no lengua. Pero, valga el símil, la máquina en funcionamiento, no es preciso que la chispa siga produciéndose. La lengua, en efecto, puede provocar y provoca nuevas y profundas experiencias, puesto que la <<lengua concreta>> no es más que una <<experiencia objetivada>>, capaz de seguir produciendo experiencias no vividas.

 

           Nuestra brújula del hablar y sobre todo del decir, con su manecilla siempre cambiante, apunta constante al norte de la convivencia, radicalmente cambiante ella misma también. En tal sentido, conviene que tengamos en cuenta los dos primeros apartados del trabajo de Greimas (1968:16-17):

         

                    Peut importe que le contenu du syntagme gestuel soit conscient ou inconscient -cette dichotomie, on le sait, n'est pas pertinente en linguistique- si, dans un cas comme dans l'autre, le programme gestuel donné est, pour le sujet, un bloc signifiant démarqué.

                    C'est l'introduction du sujet dans l'analyse de la signification qui semble pouvoir rendre compte des différentes formes qu'elle est susceptible de prendre,… Il s'agirait simplement de faire la distinction devenue classique entre le sujet de l'énoncé et le sujet de l'énonciation. On        voit, en effet, qu'au niveau de la sémiotique linguistique, les deux sujets, bien que distincts originellement, le locuteur appartenant à l'ordre non linguistique du statut de la communication en tant qu`émetteur de messages, le sujet verbal relevant de l'ordre du discours linguistique,peuvent entrer en syncrétisme dans les énoncés de type “je marche” [«j’accuse», podemos decir, si queremos encontrar la expresión española más próxima, a los solos efectos de la presencia del sujeto explícito,  «yo acuso»], où “je” est à la fois sujet dans l'énoncé et sujet de l'énonciation “je marche” (nous n'introduisons pas ici, pour le moment, le problème du référent)… Dans la gestualité communicative, l'homme est le sujet de l'énonciation: il est un “tu” pour nous, mais un “je “pour lui-même dans la mesure où il cherche désespérément à produire et à transmettre des énoncés.

 

          1.1. Si nuestro pensamiento fuese absolutamente 'verbal', en sentido estrictamente concluso, no podríamos llegar a hablar ninguna lengua, ni la propia ni ninguna otra, dado que no nos sería dado pensar y, en consecuencia, tampoco nos sería dado hablar en sentido estricto. Viene al caso que reparemos en la justeza de las reflexiones de Paul Valéry sobre el lenguaje, cuando nos dice, 1973 (1914):400: «Si le langage était parfait, l’homme cesserait de penser. L’algèbre dispense des raisonnements arithmétiques». Y es que, en un grado ontogenético o proceso de maduración verbal, nuestro cerebro va interiorizando experiencias y las va condensando en forma de 'palabras' o 'significantes', que potencia, desde su máxima virtualidad 'significante' en cuanto resultado del aprendizaje experiencial, que, desde la maduración verbal, queda progresivamente, evolutivamente, si se quiere, en disposición de nuevos y más finos adiestramientos.

 

          1.2, Reproducimos nuestra reflexión de 1979:209, donde decíamos, con las precisiones que añadimos en este lugar:

 

          al verbalizar o relatorizar la circunstancia (en el campo léxico-verbal del alojamiento, por ejemplo), la completad ejercida por la concreción de la circunstancia, valga la expresión, está en la línea específica de la rección verbal, exigida por su semismo específico o semantemático, dándose una serie de correspondencias n-ádicas   HABITAR (habitante, habitación), HOSPEDARSE (huésped, hospedería), ALOJARSE (alojado, alojamiento),…, en clara proporcionalidad con otras de otros ámbitos –COMER (comensal, comida, comedor),  ESCRIBIR (escritor, escrito, escritorio),…–, con un cierto paralelo en los procedimientos de deverbalización, y otras, finalmente, del tipo CONTEMPLAR (contemplador, contemplado), por caso, donde, indudablemente, no se trata de verbalización o relatorización de circunstancia alguna.

 

          1.2.1. Añadamos, acomodado a los propósitos de este trabajo,  lo que decíamos en la nota 468, en el mismo lugar, 1979:209, pues, en efecto, entre los lexemas correspondientes al campo léxico-verbal del alojamiento (habitar, vivir)/cambiar de domicilio (desalojar), la exigencia especifica de concreción local de nuestro lexema alojarse viene motivada por la desemantización o derivación semántica a la que la sistemática lingüística -no por generación espontánea, al margen de control noemático-cognitivo alguno, según postulamos en este lugar- lo ha sometido por desarrollo del término originario, según el planteamiento de Charles Bally, Linguistique Générale et Linguistique Française, ((1932) 1950), que reproduce don Eugenio Coseriu,  en sus Principios de semántica estructural, (1977b).

 

          2. Sobre estos fundamentos noemáticos predicactanciales –que hoy denominamos “noemático-cognitivos”- queremos profundizar aquí en los procesos lexigenéticos de la deverbalización y nos permitimos afirmar que el motor de la 'deverbalización', en sentido genérico o lexigenético en cuanto tal, no puede estar en las palabras, sino en lo preverbal, en el pensamiento, que es verbal y preverbal a un tiempo, dado que toda palabra es siempre otra palabra, que reclama, lógicamente, otro pensamiento, y es precisamente desde la esquemática cognitiva -preverbal/verbal- desde donde surgirá:

 

          a. Bien la metaforización o metonimización  'reverbal', de naturaleza postverbal:

a.1. “Las estrellas del cielo son 112 t las dos de tu cara, 114” -cf.Zarzuela La Parranda, de Fracisco Alonso, (1928)-: (tus ojos son las estrellas de tu cara); a.2.”Cervantes es una de las mejores plumas de las Letras hispánicas”: (en nexuación subyacente con “la pluma como instrumento del escritor se convierte en el escritor mismo”):

 

          b. Bien la deverbalización categorial predicactancial nuclear, de naturaleza postverbal, en la medida en que un ‘verbo’ deviene un ‘nombre’ o ‘adjetivo’’, o a la inversa: ‘casación’<’casar’, ‘manipulación’<’manipular’, etc., o ‘chequeo’>’chequear’, ‘pirata’>’piratear’, etc.

 

          c. Bien la neologización 'preverbal', de naturaleza no verbal, que termina en la creación de un significante nuevo: “A ciertas edades hay que alicamentarse”: (dentro del neologismo alicamentarse, <francés s'alicamenter, empleado en anuncios franceses a finales del siglo XX, de donde lo he tmado, dos lexemas subyacentes, francés s'alimenter / español alimentarse + francés médicament / español medicamento, se amalgaman o fusionan en un único verbo).

 

          En a., en la metaforización o metonimización  'reverbal', de naturaleza postverbal, podemos identificar una 'palabra' como punto de arranque de la metaforización o metonimización del alcance significativo resultante, y se obtiene un ‘deverbal’ que estando emparentado con la ‘palabra/fuente’, la transforma por generalización, caso de la ‘metaforización’;  o se obtiene un ‘deverbal’ que estando relacionado con la ‘palabra-fuente’, como la parte al todo, el continente al contenido, el englobante al englobado, etc., la transforma por coalescencia o participación, caso de la ‘metonimización’.

          En b., en la deverbalización categorial predicactancial nuclear, de naturaleza postverbal, de un significante existente se pasa por transformación de una palabra a otra, es decir, se obtiene un 'deverbal', que puede ser contemplado en la transformación encadenada entre la palabra/fuente-source y la palabra/destino resultante-cible: y de un 'nombre' pasamos a un 'adjetivo' o 'verbo', o de un 'verbo' pasamos a un 'nombre' o 'adjetivo', o de un 'adjetivo' pasamos a un 'nombre' o 'verbo', etc. En el caso de 'labrador' está en juego el esquema de base predicactancial [labrar (x, y)/x =’quien labra’; y =’lo labrado’), y se focaliza en concreto "x". Mientras que en el caso de 'labrantío' está en juego el mismo esquema predicactancial, pero se focaliza "y".

          En c., en la neologización 'preverbal', de naturaleza no verbal, que termina en la creación de un significante nuevo, por el contrario, podemos carecer de esa palabra de arranque en todos y cada uno de los nudos o fases de la transformación del esquema predicactancial, y hay que postular, por analogía, arranques o puntos de desencadenamiento del desenlace de la neologización.

          Pero, en cualquier caso, el punto de partida o ‘arranque’ de la lexigénesis ‘deverbal’ no es, no puede ser ‘verbal’, aunque en su desarrollo el hablante pueda toparse con lo ‘verbal’, como afín al arranque cognitivo, casos a. y b., pero el proceso en sí mismo es netamente cognitivo, ya que tiene como objetivo obtener palabras nuevas, ya sean meramente ‘novedosas’ o estrictamente ‘nuevas’. El proceso dominante es cognitivo en cualquiera de los casos.

          Los ecónimos, siguiendo los planteamientos de Bernard Pottier (2008:49-53), han podido realizarse sobre la base del eco o memorización modélica discursivo-textual, previo el control noemático-cognitivo, como requisito necesario.En efecto, entendemos el noema, en contraste con Leonard Bloomfield ((1933) 1969:264), como el necesario tertium comparationis para el control del comportamiento humano lingüístico y no lingüístico, siguiendo los planteamientos de Klaus Heger (1976), y, también, de acuerdo con las más generales propuestas de Xavier Zubiri ((1980) 2006:277):

 

          Lo real en y por sí mismo es realidad aprehendida en aprehensión primordial, y recíprocamente, la realidad como real no está actualizada más que en aprehensión primordial. Pero no todo lo que está excluido de esta aprehensión primordial lo está también de su intelección en el logos. Así, lo que llamamos mesa no es algo actualizado en aprehensión primordial de realidad, porque lo real en cuanto tal no es la mesa como mesa, sino como «cosa» con propiedades; y sólo es mesa en función constructa con la realidad de mi vida. Yo no aprehendo mesas, pero tengo un logos de las mesas, y en general de toda cosa-sentido. Es el enriquecimiento de la realidad de mi vida como constructa con lo real. El logos no amplía la realidad, pero constituye un enriquecimiento innegable de su contenido.

                   

          Hay que caminar dentro de ese tan palpitante asunto, ciertamente utópico, pero, por eso mismo, en exigencial demanda de nuestro diseño personal, dado que la comunidad hablante con sus usos, siendo prioritaria respecto a cada uno de los hablantes, también se alimenta de la actividad hablante o decidora de cada uno.

 

          3. La lengua es una sistemática configuración perceptivo-estimúlica en solidaridad con una configuración neuro-intelectiva de experiencias interiorizadas que aseguran o estabilizan los comportamientos consuetudinarios intersubjetivos de los hablantes, al servicio de una urgencia, voluntad o necesidad de decir siempre cambiante.

          Tenía razón Ortega y Gasset ((1934-1949) 1983: 233-258), al considerar o plantear la precedencia del decir sobre el hablar, (Obras Completas, tomo VII, Alianza Editorial, 1983: 233-258), a la hora de plantear la necesidad de una Lingüística del decir. Y es que, en cierta manera, el ser humano en el decir se la juega, se compromete, mientras que en el hablar, juega, se divierte.

          La integralidad de la operación verbal bascula del decir al hablar en un vaivén o evolución constante. Por eso nuestras lenguas cambian, evolucionan, viven, en una palabra.

 

          3.1. Como en una sístole y diástole continuas, la lengua refleja situaciones de intensidad experiencial compleja, y se llega a procesos lexemáticos de intensidad suficiente como para soportar tratados como el De Ira, de Séneca, o estudios semióticos como el del lexema la colère, la ira, en De la colère,  de A.J. Greimas, en su Du Sens II, Seuil, (1983: 225-246), donde se da cuenta de la complejidad de un lexema que condensa modalizaciones múltiples entre la frustración y el descontento, como señalan, en línea con los planteamientos greimasianos, I.Klock-Fontanille – J. Fontanille en “La colère: passion, péché, forme de vie”, en su aportación a la obra de conjunto dirigida por Éric Landowski,  Lire Greimas, Presses Universitaires de Limoges, 1997:85-120, por no hablar de los lexemas programáticos, en la terminología del propio Greimas, que condensan la complejidad de programas narrativos de diversa índole.

 

          3.1.1. Con la transformación deverbal el hablante se aparta del mero hablar y se instala en la actitud o situación originaria del decir, del que tiene algo que decir y echa mano de todo cuanto está a su disposición, en toda su complejidad decidora, que es noemático-cognitiva, es decir, noemático-preverbal en cuanto inmersa en la dinámica verbal y necesaria para su cabal funcionamiento, como hizo ver muy acertadamente Klaus Heger; y, también, según los casos, cognitivo-preverbal, en la medida en que la interiorización de experiencias presiona sobre el hablante y le hace producir una unidad verbal ex nihilo, sin base verbal alguna.

 

          3.1.1. Los esquemas sintagmáticos exigidos por la interiorización de experiencias verbalizadas y noemático-cognitivamente controladas pasan a ser objeto ulterior de la voluntad decidora en un momento dado de la interiorización de experiencias y se someten a un proceso de deverbalización en dos líneas complementarias:

 

          a. En la perspectiva de la totalidad, perspectiva holística, que es esencialmente sintética, condensadora, para obtener un plus de economía verbal, capaz de decir más con menos, dada la aglutinación de componentes del esquema sintagmático verbal en una única unidad verbal, que es lo que ocurre con lexemas deverbales como escritura, embarque, con respecto a los sintagmas analíticos subyacentes requeridos por la base de los esquemas sintagmático-estructurales subyacentes a los verbos originarios ESCRIBIR, EMBARCAR. 

 

          b. La otra línea de deverbalización es la perspectiva parcelaria, perspectiva merística, con conciencia de su condición de tal, en la medida en que el todo del que es parte el rol que se focaliza en la unidad deverbal está implícito en los rasgos sémico-distintivos componentes del semismo subyacente a la unidad deverbal. Es lo que ocurre con escritor/escribano/escribidor/escribiente, en cuyo semismo está implícito el programa sintagmático de ESCRIBIR, mientras que queda en la mera virtualidad el equivalente de EMBARCAR. La perspectiva merística interviene en el  deverbal escrito y también, mutatis mutandis, en el deverbal escritorio. En cambio, queda en la mera virtualidad el deverbal correspondiente al objeto de EMBARCAR, pero sí aflora el deverbal correspondiente a su localización en embarcadero.

 

          3.1.1.1.1. Por su parte, el deverbal DESEMBARCAR también genera un reducido número de deverbales, de modo análogo al originario EMBARCAR, y sólo observamos la existencia del ya mencionado deverbal holístico desembarco, con una operatividad importante, que le hace formar parte de construcciones que pueden llenar los titulares de las páginas de los periódicos, como la construcción aducida en la Nueva Gramática de la Lengua Española, de la RAE, 2009: 863, 12.11a., El desembarco de los aliados en Normandía el día 6 de junio de 1944.

 

          En este enunciado en torno al deverbal holístico DESEMBARCO, se dan todas las características específicos-centrales y genérico-periféricas del complejo relacional dominado por el verbo originario DESEMBARCAR. En efecto, el rol específico-actancial viene representado por [de los aliados], con las características, en sincretismo, propias de las construcciones inacusativas, dado que, por un lado, se alude al actante activo o desencadenante del proceso, 'en la medida en que los aliados  salen del barco por su pie', y, al mismo tiempo, se implica al actante afectado por el proceso, 'en la medida en que los aliados son desembarcados o llevados desde otros lugares a Normandía'.

 

          El sincretismo semántico-relacional de la inacusatividad del núcleo, en mi opinión, incide en la consideración de la complementación específico-relacional o nuclear y la genérico-relacional o periférica que podemos identificar en [en Normandía], en sincretismo entre, por un lado, 'lo genérico-relacional marco-englobante', en el sentido de que 'el desembarco de los aliados tuvo lugar en Normandía el día 6 de junio de 1944', y, por otro lado, 'lo télico-terminal del proceso traslativo', en cuya virtud 'los aliados fueron llevados, y en consecuencia, llegaron, a Normandía el día 6 de junio de 1944'.

 

          Ni que decir tiene que, por contraste, el 'globalizador temporal' o 'temporalizador' [el día 6 de junio de 1944] se presenta como marco englobante del proceso del DESEMBARCO en su conjunto, y es un claro complemento relacional genérico-temporal, aplicado a un proceso temporalizable como el entrañado en DESEMBARCAR o en su deverbal DESEMBARCO.

 

          3.1.1.2. La riqueza de deverbales a partir de los componentes del esquema sintagmático-relacional subyacente que se observa en ESCRIBIR, puede contribuir, en forma similar a Simon C Dick (1968:160), muy fundamentadamente a fortalecer la distinción entre sintagma y frase u oración, es decir entre la sintagmática sistémica de rasgos jerárquicos dentro de cada unidad lingüística, en orden a su virtual respecto hacia otras unidades lingüísticas complementarias, y la actualización sintagmática de una unidad lingüística en combinación con otras unidades virtualmente relacionadas en una oración o texto con la responsabilidad del que dice algo o habla.

 

          En efecto, con carácter previo a la operación verbal o discursiva, cabe plantearse la condición previa de los componentes sintagmáticos y, en definitiva, el mentís más rotundo a los análisis que se practican de frases u oraciones con desconocimiento de la intima condición relacional que justifica el despliegue oracional del llamado SV, que, en nuestra opinión, debe ser contemplado en su integralidad lingüística, más allá del rol adquirido como resultado de la operación verbal, que, en español, admite el binarismo SUJETO/PREDICADO, pero sin que podamos identificar esa distinción a la que se presenta, erróneamente, como  equivalente, SN/SV. En efecto, obviamente, [SNsujeto] no equiva a /SN/ con toda su virtualidad, y, a pari, [SVpredicado] no es equivalente a  /SV/ con todas sus posibilidades de complementación específica o genérica subyacente. Toda complementación de un SV pertenece al SV, con carácter previo a la distribución discursiva entre sus unidades virtualmente respectivas.

 

          3.1.1.2.1. Permítasenos reproducir lo que Louis Hjelmslev nos dice con acierto en La categoría de los Casos. Estudio de Gramática general, Gredos:1978:80, en relación con la distinción entre sistema y discurso, que es subyace a nuestra reflexión en este trabajo:

 

          “Al determinar así el método que debe seguirse, no creemos que sea superfluo prevenir un posible malentendido. El hecho de que el caso no pueda ser definido mediante hechos sintácticos, es decir hechos que derivan de la lógica y de la estilística (general y especial), no quiere decir que el caso no pueda ser definido mediante las relaciones que existen en el interior del sintagma y que se reflejan a través de los hechos morfológicos de la rección. El sintagma es una realidad gramatical. El sintagma es un esquema de recciones sometido a las reglas de la norma, vinculado al sistema de una lengua dada, y por ello mismo radicalmente diferente de la noción general y extralingüística de la frase.” (Negritas  nuestras).

 

      3.1.1.2.1.1. La virtualidad combinatoria integral del SV, desde la perspectiva de losdeverbales de un determinado VERBO, se pone de manifiesto como una realidad lingüística que no se puede enmascarar, sino explicar, sin dejarnos seducir por los meros datos acumulativos propios de la unión secuencial de los segmentos que ocurren en la dimensión lineal del comportamiento verbal,  en los términos de Lucien Tesnière (1959), sino que deben ser identificados en su integridad coherencial, en su convergencia o intersección subyacente, es decir, teniendo en cuenta, también en los términos de Tesnière, su dimensión estructural.

 

                    Y, justamente, desde esa dimensión estructural cabe recuperar el valor originario de las relaciones sintagmáticas contraídas por el VERBO con respecto a las demás unidades convocadas por él, para formar parte de un proceso, el verbal, al que nada le es ajeno, en la medida en que forme parte del esquema subyacente que lo sustenta.

 

                    En tal sentido, tan complemento del verbo es el actante responsable del proceso, en nuestro ejemplo, ESCRIBIR, es decir, el ESCRITOR, como el resultado del proceso de ESCRIBIR, es decir, el ESCRITO, como el proceso mismo, ESCRITURA, y, naturalmente, el marco englobante de localización del proceso de ESCRIBIR, es decir ESCRITORIO, en una suerte de prototipo sintagmático como ((ESCRIBIR (x, y)) z), que podemos materializar en enunciados como los siguientes:

 

      A. Cervantes escribió el Quijote en la cárcel.

      A1. Cervantes fue el escritor del Quijote.

      A2. La escritura del Quijote por parte de Cervantes tuvo lugar en la cárcel.

      A3. El escritorio de Cervantes a la hora de escribir el Quijote fue la cárcel.

         

          Obviamente, la mera dicotomía SUJETO/PREDICADO, siendo posible, sin otros distingos ni consideraciones, puede enmascarar el hecho de la condición relatorial integral del verbo con respecto a lo que resulta ser su sujeto en una operación distinta a la meramente sintagmática, es decir la operación frasémica o predicativa, que presupone la lengua, pero no la anula en modo alguno, a pesar de que, en el comportamiento enunciativo-verbal, la poliádica sintagmática verbal previa se distribuye en el binarismo predicativo resultante, que como adherente lógico-lineal no anula la subyacente complejidad predicactancial, en el preciso sentido de polirrelacional, previa, que no anula, insistimos, sino que la presupone.

          Aparte de los deverbales, ora centrados en el motor o desencadenante entrañado en el  proceso,  ora centrados en el resultado-objeto del proceso, ora en el beneficiario del proceso o en el marco englobante del mismo, tenemos que contar con el hecho incontrovertible de que en el binarismo predicativo o predicactancial ulterior, resultante o sintagmático-discursivo concreto, pueden converger los distintos funtivos del complejo relacional lingüístico-sintagmático verbal, SV integral, donde lo que es el funtivo motor o desencadenante del proceso puede ceder el rol de sujeto y lo que es marco puede, por caso, pasar a presidir como sujeto el proceso en su totalidad, como se ha visto a propósito del SV en torno a ESCRIBIR.


 

          Para terminar, podemos observar cómo, en analogía con la lexigénesis de los deverbales, todos los componentes nucleares o periféricos del complejo relatorial en torno a un verbo, SV, pueden prestarse a los procedimientos propios de las construcciones enfático-endiádicas, escindidas, divididas o partidas, donde por parte del hablante  se procede a  dividir lo que en el sintagma verbal originario está integrado, en un auténtico “uno por dos”, de acuerdo con el étimon originario de la (h)endíadis, (έν+δία+δυς), de acuerdo con Albert Sechehaye (1950: 121), al objeto de separar, resaltar o focalizar el componente de mayor relieve frente al resto, poniendo en rendimiento discursivo el componente que interese al hablante, dentro del complejo relatorial entrañado lingüística o prediscursivamente en el SV en su integridad.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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