estudios
SOBRE
LA LEXIGÉNESIS 'DEVERBAL' COMO CONDENSACIÓN DE ESQUEMAS NOEMÁTICO-COGNITIVOS
PREDICACTANCIALES
Estanislao Ramón Trives
(Universidad
de Murcia)
SUMARIO
En
realidad, se puede discutir si el proceso "transformativo" existe o
en qué nivel del proceso expresivo interviene, sobre la base de que se pueda
plantear si nos topamos con las palabras al hablar o, más bien, partimos de
ellas. Aunque yo me inclino por lo primero, y abogaría por procesos paralelos predicactanciales, analíticos y sintéticos, intentamos
darnos cuenta de ese proceso de neologización en el que
el 'sentido de la palabra', dinámicamente tal, está sucesivamente inmerso, sin
solución de continuidad entre sincroníaa and sincroníab, dado
que “every language is the product
of change and continues to
change as long as it is spoken”, según Langacker hace ver (1967:179).
SUMMARY
It is debatable whether the transformational process
exists or at what level of the process of speaking intervenes, whether we
simply come across words as we speak or, rather, use them as starting point.
Although I feel inclined to believe the former, and would argue that there are
parallel predicactantial processes, both
analytical and synthetic, we still try to become aware of the process of
production of new words in which the meaning of a word, in a dynamic sense, is
successively immersed, within a continuum,
between a synchronya and synchronyb, since “every language is the product
of change and continues to change as long as it is spoken”, as Langacker (1967:179) says.
1. Podemos partir de la
hipótesis de que nuestro pensamiento es 'preverbal',
en cuanto proceso integrado que termina en una determinada verbalización.
En un sentido análogo, puede verse lo que decíamos (1979:85-86):
la lengua concreta lo condensa o puede condensarlo todo,
pero lo que ella va condensando no surge de sus ubres sino sólo relativamente,
puesto que es la propia realidad la que, objetivada a nuestra vista, a nuestros
sentidos, a nuestra percepción en suma, y hecha concepto, se convierte en lengua
concreta, sin que podamos precisar cuándo, pero teniendo que reconocer un
tiempo. Y si hay que dar razón de ese surgir, puesto que nada puede ser
desproporcionado a su causa, entitativamente,
siquiera sea simultáneamente, la lengua concreta entra por los sentidos
junto con la experiencia. Aunque, por supuesto, aprendiésemos un disco
grabado del conjunto operativo de una lengua concreta, sin la atadura de
la 'experiencia', eso quedaría 'acústica pura' y no lengua. Pero, valga
el símil, la máquina en funcionamiento, no es preciso que la chispa siga produciéndose.
La lengua, en efecto, puede provocar y provoca nuevas y profundas experiencias,
puesto que la <<lengua concreta>> no es más que una <<experiencia
objetivada>>, capaz de seguir produciendo experiencias no vividas.
Nuestra brújula del
hablar y sobre todo del decir, con su manecilla siempre cambiante, apunta
constante al norte de la convivencia, radicalmente cambiante ella misma
también. En tal sentido, conviene que tengamos en cuenta los dos primeros
apartados del trabajo de Greimas (1968:16-17):
Peut
importe que le contenu du syntagme gestuel soit conscient ou inconscient -cette
dichotomie, on le sait, n'est pas pertinente en linguistique- si, dans un cas
comme dans l'autre, le programme gestuel donné est, pour le sujet, un
bloc signifiant démarqué.
C'est l'introduction du
sujet dans l'analyse de la signification qui semble pouvoir rendre compte des
différentes formes qu'elle est susceptible de prendre,… Il s'agirait simplement
de faire la distinction devenue classique entre le sujet de l'énoncé et le
sujet de l'énonciation. On voit,
en effet, qu'au niveau de la sémiotique linguistique, les deux sujets, bien que
distincts originellement, le locuteur appartenant à l'ordre non linguistique du
statut de la communication en tant
qu`émetteur de messages, le sujet verbal relevant de l'ordre du discours linguistique,peuvent
entrer en syncrétisme dans les énoncés de type “je marche” [«j’accuse», podemos decir, si queremos encontrar la expresión española más próxima, a los solos efectos de la presencia del sujeto
explícito, «yo acuso»], où “je” est à la fois sujet
dans l'énoncé et sujet de l'énonciation
“je marche” (nous n'introduisons pas ici, pour le moment, le problème du
référent)… Dans la gestualité communicative, l'homme est le sujet de l'énonciation:
il est un “tu” pour nous, mais un “je “pour lui-même dans la mesure où il
cherche désespérément à produire et à transmettre des énoncés.
1.1. Si nuestro
pensamiento fuese absolutamente 'verbal', en sentido estrictamente concluso, no
podríamos llegar a hablar ninguna lengua, ni la propia ni ninguna otra, dado
que no nos sería dado pensar y, en consecuencia, tampoco nos sería dado hablar
en sentido estricto. Viene al caso que reparemos en la justeza de las
reflexiones de Paul Valéry
sobre el lenguaje, cuando nos dice, 1973 (1914):400: «Si le langage
était parfait, l’homme cesserait
de penser. L’algèbre dispense des raisonnements arithmétiques». Y es que, en un grado ontogenético o proceso de maduración verbal, nuestro
cerebro va interiorizando experiencias y las va condensando en forma de
'palabras' o 'significantes', que potencia, desde su máxima virtualidad
'significante' en cuanto resultado del aprendizaje experiencial,
que, desde la maduración verbal, queda progresivamente, evolutivamente, si se
quiere, en disposición de nuevos y más finos adiestramientos.
1.2, Reproducimos nuestra reflexión de 1979:209, donde
decíamos, con las precisiones que añadimos en este lugar:
al verbalizar o relatorizar la
circunstancia (en el campo léxico-verbal del alojamiento, por ejemplo), la completad ejercida por la concreción de la circunstancia, valga la
expresión, está en la línea específica de la rección
verbal, exigida por su semismo específico o semantemático,
dándose una serie de correspondencias n-ádicas –HABITAR (habitante, habitación), HOSPEDARSE (huésped, hospedería), ALOJARSE (alojado, alojamiento),…–, en clara proporcionalidad
con otras de otros ámbitos –COMER (comensal,
comida, comedor), ESCRIBIR (escritor, escrito, escritorio),…–, con un cierto paralelo
en los procedimientos de deverbalización, y otras,
finalmente, del tipo CONTEMPLAR
(contemplador, contemplado), por caso, donde, indudablemente, no se trata de verbalización o relatorización de
circunstancia alguna.
1.2.1. Añadamos, acomodado a los propósitos de este
trabajo, lo que decíamos en la nota 468,
en el mismo lugar, 1979:209, pues, en efecto, entre los lexemas
correspondientes al campo léxico-verbal del alojamiento
(habitar, vivir)/cambiar de domicilio (desalojar), la exigencia especifica
de concreción local de nuestro lexema alojarse
viene motivada por la desemantización o derivación
semántica a la que la sistemática lingüística -no por generación espontánea, al
margen de control noemático-cognitivo alguno, según postulamos en este lugar-
lo ha sometido por desarrollo del
término originario, según el planteamiento de Charles Bally,
Linguistique Générale et Linguistique Française,
((1932) 1950), que reproduce don Eugenio Coseriu, en sus Principios
de semántica estructural, (1977b).
2. Sobre estos fundamentos noemáticos predicactanciales
–que hoy denominamos “noemático-cognitivos”- queremos profundizar aquí en los
procesos lexigenéticos de la deverbalización
y nos permitimos afirmar que el motor de la 'deverbalización',
en sentido genérico o lexigenético en cuanto tal, no
puede estar en las palabras, sino en lo preverbal,
en el pensamiento, que es verbal y preverbal a un
tiempo, dado que toda palabra es siempre otra palabra, que reclama,
lógicamente, otro pensamiento, y es precisamente desde la esquemática
cognitiva -preverbal/verbal- desde donde surgirá:
a. Bien la metaforización
o metonimización 'reverbal', de
naturaleza postverbal:
a.1. “Las estrellas del
cielo son 112 t las dos de tu cara, 114” -cf.Zarzuela
La Parranda, de Fracisco Alonso, (1928)-: (tus
ojos son las estrellas de tu cara); a.2.”Cervantes es una de las mejores
plumas de las Letras hispánicas”: (en nexuación
subyacente con “la pluma como instrumento del escritor se convierte en el
escritor mismo”):
b. Bien la deverbalización categorial predicactancial
nuclear, de naturaleza postverbal, en la medida en que un ‘verbo’ deviene un
‘nombre’ o ‘adjetivo’’, o a la inversa: ‘casación’<’casar’,
‘manipulación’<’manipular’, etc., o ‘chequeo’>’chequear’,
‘pirata’>’piratear’, etc.
c. Bien la neologización 'preverbal', de naturaleza no verbal, que termina en la
creación de un significante nuevo: “A ciertas edades hay que alicamentarse”: (dentro del neologismo alicamentarse,
<francés s'alicamenter, empleado en
anuncios franceses a finales del siglo XX, de donde lo he tmado,
dos lexemas subyacentes, francés s'alimenter /
español alimentarse + francés médicament
/ español medicamento, se amalgaman o fusionan en un único verbo).
En a., en la metaforización
o metonimización
'reverbal', de naturaleza postverbal,
podemos identificar una 'palabra' como punto de arranque de la metaforización o metonimización
del alcance significativo resultante, y se obtiene un ‘deverbal’ que estando emparentado
con la ‘palabra/fuente’, la transforma por generalización, caso de la ‘metaforización’; o
se obtiene un ‘deverbal’ que estando relacionado con la ‘palabra-fuente’, como
la parte al todo, el continente al contenido, el englobante
al englobado, etc., la transforma por coalescencia o participación, caso de la
‘metonimización’.
En b., en la deverbalización
categorial predicactancial
nuclear, de naturaleza postverbal, de un significante existente se pasa por
transformación de una palabra a otra, es decir, se obtiene un 'deverbal', que
puede ser contemplado en la transformación encadenada entre la palabra/fuente-source y la palabra/destino resultante-cible:
y de un 'nombre' pasamos a un 'adjetivo' o 'verbo', o de un 'verbo' pasamos a
un 'nombre' o 'adjetivo', o de un 'adjetivo' pasamos a un 'nombre' o 'verbo',
etc. En el caso de 'labrador' está en juego el esquema de base predicactancial [labrar (x, y)/x =’quien labra’; y =’lo labrado’), y
se focaliza en concreto "x".
Mientras que en el caso de 'labrantío' está en juego el mismo esquema predicactancial, pero se focaliza "y".
En c., en la neologización
'preverbal', de naturaleza no verbal, que termina en
la creación de un significante nuevo, por el contrario, podemos carecer de
esa palabra de arranque en todos y cada uno de los nudos o fases de la
transformación del esquema predicactancial, y hay que
postular, por analogía, arranques o puntos de desencadenamiento del desenlace
de la neologización.
Pero, en cualquier caso, el punto de partida o ‘arranque’
de la lexigénesis ‘deverbal’ no es, no puede ser
‘verbal’, aunque en su desarrollo el hablante pueda toparse con lo ‘verbal’,
como afín al arranque cognitivo, casos a. y b., pero el proceso en sí mismo es
netamente cognitivo, ya que tiene como objetivo obtener palabras nuevas, ya
sean meramente ‘novedosas’ o estrictamente ‘nuevas’. El proceso dominante es
cognitivo en cualquiera de los casos.
Los ecónimos, siguiendo los
planteamientos de Bernard Pottier (2008:49-53), han
podido realizarse sobre la base del eco o memorización modélica
discursivo-textual, previo el control noemático-cognitivo, como requisito necesario.En efecto, entendemos el noema, en
contraste con Leonard Bloomfield ((1933) 1969:264), como el necesario tertium comparationis para
el control del comportamiento humano lingüístico y no lingüístico, siguiendo
los planteamientos de Klaus Heger
(1976), y, también, de acuerdo con las más generales propuestas de Xavier
Zubiri ((1980) 2006:277):
Lo real en y por sí mismo es realidad
aprehendida en aprehensión primordial, y recíprocamente, la realidad como real
no está actualizada más que en aprehensión primordial. Pero no todo lo que está
excluido de esta aprehensión primordial lo está también de su intelección en el
logos. Así, lo que llamamos mesa no es algo actualizado en aprehensión primordial
de realidad, porque lo real en cuanto tal no es la mesa como mesa, sino como
«cosa» con propiedades; y sólo es mesa en función constructa
con la realidad de mi vida. Yo no aprehendo mesas, pero tengo un logos de las
mesas, y en general de toda cosa-sentido. Es el enriquecimiento de la realidad
de mi vida como constructa con lo real. El logos no
amplía la realidad, pero constituye un enriquecimiento innegable de su
contenido.
Hay que caminar dentro de ese tan
palpitante asunto, ciertamente utópico, pero, por eso mismo, en exigencial demanda de nuestro diseño personal, dado que la
comunidad hablante con sus usos, siendo prioritaria respecto a cada uno de los
hablantes, también se alimenta de la actividad hablante o decidora de cada uno.
3. La lengua es una sistemática
configuración perceptivo-estimúlica en solidaridad
con una configuración neuro-intelectiva de
experiencias interiorizadas que aseguran o estabilizan los comportamientos
consuetudinarios intersubjetivos de los hablantes, al
servicio de una urgencia, voluntad o
necesidad de decir siempre cambiante.
Tenía razón Ortega y Gasset
((1934-1949) 1983: 233-258), al considerar o plantear la precedencia del decir sobre el hablar, (Obras Completas,
tomo VII, Alianza Editorial, 1983: 233-258), a la hora de plantear la necesidad
de una Lingüística del decir. Y es
que, en cierta manera, el ser humano en el decir se la juega, se compromete,
mientras que en el hablar, juega, se divierte.
La integralidad de la operación verbal
bascula del decir al hablar en un vaivén o evolución constante. Por eso
nuestras lenguas cambian, evolucionan, viven, en una palabra.
3.1. Como en una sístole y diástole
continuas, la lengua refleja situaciones de intensidad experiencial
compleja, y se llega a procesos lexemáticos de intensidad
suficiente como para soportar tratados como el De Ira, de Séneca, o estudios semióticos como el del lexema la colère, la ira, en De
la colère,
de A.J. Greimas, en
su Du Sens II, Seuil,
(1983: 225-246), donde se da cuenta de la complejidad de un lexema que condensa
modalizaciones múltiples entre la frustración y el descontento, como señalan, en línea con los planteamientos greimasianos, I.Klock-Fontanille – J. Fontanille en “La
colère: passion, péché, forme de vie”, en su
aportación a la obra de conjunto dirigida por Éric
Landowski, Lire Greimas, Presses
Universitaires de Limoges, 1997:85-120, por no hablar
de los lexemas programáticos, en la
terminología del propio Greimas, que condensan la
complejidad de programas narrativos de diversa índole.
3.1.1. Con la transformación deverbal
el hablante se aparta del mero hablar
y se instala en la actitud o situación
originaria del decir, del que
tiene algo que decir y echa mano de todo cuanto está a su disposición, en toda
su complejidad decidora, que es noemático-cognitiva, es decir, noemático-preverbal
en cuanto inmersa en la dinámica verbal y necesaria para su cabal
funcionamiento, como hizo ver muy acertadamente Klaus
Heger; y, también, según los casos, cognitivo-preverbal,
en la medida en que la interiorización de experiencias presiona sobre el
hablante y le hace producir una unidad verbal ex nihilo,
sin base verbal alguna.
3.1.1. Los esquemas sintagmáticos
exigidos por la interiorización de experiencias verbalizadas y
noemático-cognitivamente controladas pasan a ser objeto ulterior de la voluntad decidora en un momento dado de
la interiorización de experiencias y se someten a un proceso de deverbalización en dos líneas complementarias:
a. En la perspectiva de la totalidad, perspectiva
holística, que es esencialmente sintética, condensadora, para obtener
un plus de economía verbal, capaz de
decir más con menos, dada la aglutinación de componentes del esquema
sintagmático verbal en una única unidad verbal, que es lo que ocurre con
lexemas deverbales como escritura, embarque, con respecto a los sintagmas
analíticos subyacentes requeridos por la base de los esquemas sintagmático-estructurales subyacentes a los verbos
originarios ESCRIBIR, EMBARCAR.
b. La otra línea de deverbalización es la perspectiva
parcelaria, perspectiva merística, con conciencia de su condición de tal,
en la medida en que el todo del que es
parte el rol que se focaliza en la unidad deverbal está implícito en los
rasgos sémico-distintivos componentes del semismo subyacente a la unidad deverbal. Es lo que
ocurre con escritor/escribano/escribidor/escribiente,
en cuyo semismo está implícito el programa
sintagmático de ESCRIBIR, mientras
que queda en la mera virtualidad el equivalente de EMBARCAR. La perspectiva merística interviene en el deverbal escrito
y también, mutatis mutandis,
en el deverbal escritorio. En cambio,
queda en la mera virtualidad el deverbal correspondiente al objeto de EMBARCAR, pero sí aflora el deverbal
correspondiente a su localización en embarcadero.
3.1.1.1.1. Por su parte, el deverbal DESEMBARCAR también genera un reducido
número de deverbales, de modo análogo al originario EMBARCAR, y sólo observamos
la existencia del ya mencionado deverbal holístico desembarco, con una operatividad importante, que le hace formar
parte de construcciones que pueden llenar los titulares de las páginas de los
periódicos, como la construcción aducida en la Nueva Gramática de la Lengua Española, de la RAE, 2009: 863,
12.11a., El desembarco de los aliados en
Normandía el día 6 de junio de 1944.
En este enunciado en torno al deverbal
holístico DESEMBARCO, se dan todas las características
específicos-centrales y genérico-periféricas del complejo relacional dominado
por el verbo originario DESEMBARCAR. En efecto, el rol específico-actancial viene representado por [de los aliados],
con las características, en sincretismo, propias de las construcciones inacusativas, dado que, por un lado, se alude al actante activo o desencadenante del proceso, 'en la medida
en que los aliados salen del
barco por su pie', y, al mismo tiempo, se implica al actante
afectado por el proceso, 'en la medida en que los aliados son desembarcados
o llevados desde otros lugares a Normandía'.
El sincretismo semántico-relacional de
la inacusatividad
del núcleo, en mi opinión, incide en la consideración de la complementación
específico-relacional o nuclear y la genérico-relacional o periférica que
podemos identificar en [en Normandía], en sincretismo entre, por un
lado, 'lo genérico-relacional marco-englobante', en
el sentido de que 'el desembarco de los aliados tuvo lugar en Normandía el día
6 de junio de 1944', y, por otro lado, 'lo télico-terminal
del proceso traslativo', en cuya virtud 'los aliados fueron llevados, y en
consecuencia, llegaron, a Normandía el día 6 de junio de 1944'.
Ni que decir tiene que, por contraste,
el 'globalizador temporal' o 'temporalizador' [el
día 6 de junio de 1944] se presenta como marco englobante
del proceso del DESEMBARCO en su conjunto, y es un claro complemento
relacional genérico-temporal, aplicado a un proceso temporalizable
como el entrañado en DESEMBARCAR o en su deverbal DESEMBARCO.
3.1.1.2. La riqueza de deverbales a
partir de los componentes del esquema sintagmático-relacional subyacente que se
observa en ESCRIBIR, puede contribuir, en forma similar a Simon C Dick
(1968:160), muy fundamentadamente a fortalecer la distinción entre sintagma y frase u oración, es decir entre la sintagmática sistémica de
rasgos jerárquicos dentro de cada unidad lingüística, en orden a su virtual
respecto hacia otras unidades lingüísticas complementarias, y la actualización
sintagmática de una unidad lingüística en combinación con otras unidades
virtualmente relacionadas en una oración o texto con la responsabilidad del
que dice algo o habla.
En efecto, con carácter previo a la
operación verbal o discursiva, cabe plantearse la condición previa de los
componentes sintagmáticos y, en definitiva, el mentís más rotundo a los
análisis que se practican de frases u oraciones con desconocimiento de la
intima condición relacional que justifica el despliegue oracional del llamado
SV, que, en nuestra opinión, debe ser contemplado en su integralidad
lingüística, más allá del rol adquirido como resultado de la operación verbal,
que, en español, admite el binarismo
SUJETO/PREDICADO, pero sin que podamos identificar esa distinción a la que se
presenta, erróneamente, como
equivalente, SN/SV. En efecto, obviamente, [SNsujeto] no equiva a /SN/ con
toda su virtualidad, y, a pari, [SVpredicado] no es equivalente a /SV/
con todas sus posibilidades de complementación específica o genérica
subyacente. Toda complementación de un SV
pertenece al SV, con carácter previo
a la distribución discursiva entre sus unidades virtualmente respectivas.
3.1.1.2.1. Permítasenos reproducir lo
que Louis Hjelmslev nos dice con acierto en La categoría de los Casos. Estudio de
Gramática general, Gredos:1978:80, en relación con la distinción entre sistema
y discurso, que es subyace a nuestra reflexión en este trabajo:
“Al determinar así el método que debe
seguirse, no creemos que sea superfluo prevenir un posible malentendido. El
hecho de que el caso no pueda ser definido mediante hechos sintácticos, es
decir hechos que derivan de la lógica y de la estilística (general y especial),
no quiere decir que el caso no pueda ser definido mediante las relaciones que
existen en el interior del sintagma y que se reflejan a través de los hechos
morfológicos de la rección. El sintagma es una realidad
gramatical. El sintagma es un esquema de recciones
sometido a las reglas de la norma, vinculado al sistema de una lengua dada, y
por ello mismo radicalmente diferente de la noción general y extralingüística
de la frase.” (Negritas nuestras).
3.1.1.2.1.1. La virtualidad combinatoria
integral del SV, desde la perspectiva de losdeverbales
de un determinado VERBO, se pone de manifiesto como una realidad lingüística
que no se puede enmascarar, sino explicar, sin dejarnos seducir por los meros
datos acumulativos propios de la unión secuencial de los segmentos que
ocurren en la dimensión lineal
del comportamiento verbal, en los términos de Lucien Tesnière
(1959), sino que deben ser identificados en su integridad coherencial,
en su convergencia o intersección subyacente, es decir, teniendo en cuenta,
también en los términos de Tesnière, su dimensión estructural.
Y, justamente, desde esa
dimensión estructural cabe recuperar el valor originario de las relaciones
sintagmáticas contraídas por el VERBO con respecto a las demás unidades
convocadas por él, para formar parte de un proceso, el verbal, al que nada le
es ajeno, en la medida en que forme parte del esquema subyacente que lo
sustenta.
En tal sentido, tan
complemento del verbo es el actante responsable del
proceso, en nuestro ejemplo, ESCRIBIR, es decir, el ESCRITOR, como el resultado del proceso de ESCRIBIR, es decir, el
ESCRITO, como el proceso mismo, ESCRITURA, y, naturalmente, el marco englobante de localización del proceso de ESCRIBIR, es decir
ESCRITORIO, en una suerte de prototipo sintagmático como ((ESCRIBIR (x, y))
z), que podemos materializar en enunciados como los siguientes:
A. Cervantes escribió el Quijote
en la cárcel.
A1. Cervantes fue el escritor del
Quijote.
A2. La escritura del Quijote por
parte de Cervantes tuvo lugar en la cárcel.
A3. El escritorio de Cervantes a la hora
de escribir el Quijote fue la cárcel.
Obviamente, la mera dicotomía
SUJETO/PREDICADO, siendo posible, sin otros distingos ni consideraciones, puede
enmascarar el hecho de la condición relatorial
integral del verbo con respecto a lo que resulta ser su sujeto en una operación
distinta a la meramente sintagmática, es decir la operación frasémica
o predicativa, que presupone la lengua, pero no la anula en modo alguno, a
pesar de que, en el comportamiento enunciativo-verbal, la poliádica sintagmática verbal
previa se distribuye en el binarismo predicativo
resultante, que como adherente lógico-lineal no anula la subyacente complejidad
predicactancial, en el preciso sentido de polirrelacional, previa, que no anula, insistimos,
sino que la presupone.
Aparte de los deverbales, ora
centrados en el motor o desencadenante entrañado en el proceso,
ora centrados en el resultado-objeto del proceso, ora en el beneficiario
del proceso o en el marco englobante del mismo, tenemos
que contar con el hecho incontrovertible de que en el binarismo
predicativo o predicactancial ulterior, resultante o
sintagmático-discursivo concreto, pueden converger los distintos funtivos del complejo relacional lingüístico-sintagmático
verbal, SV integral, donde lo que es el funtivo
motor o desencadenante del proceso puede ceder el rol de sujeto y lo que es
marco puede, por caso, pasar a presidir como sujeto el proceso en su totalidad,
como se ha visto a propósito del SV en torno a ESCRIBIR.
Para terminar, podemos observar cómo, en analogía con la lexigénesis
de los deverbales, todos los componentes nucleares o periféricos del
complejo relatorial en torno a un verbo, SV,
pueden prestarse a los procedimientos propios de las construcciones enfático-endiádicas, escindidas, divididas o partidas, donde por
parte del hablante se procede a dividir lo que en el sintagma verbal
originario está integrado, en un auténtico “uno por dos”, de acuerdo con el étimon originario de la (h)endíadis, (έν+δία+δυς), de acuerdo con Albert Sechehaye
(1950: 121), al objeto de
separar, resaltar o focalizar el componente de mayor relieve frente al resto,
poniendo en rendimiento discursivo el
componente que interese al hablante, dentro del complejo relatorial
entrañado lingüística o prediscursivamente en el SV
en su integridad.
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