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Revista de estudios filológicos
Nº23 Julio 2012 - ISSN 1577-6921
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estudios

HÉROES ESTÉTICOS Y ANTIHÉROES ÉTICOS: VINCENZO

GONZAGA SEGÚN MARIA BELLONCI Y GENJI SEGÚN ENCHI FUMIKO

 

Irene Starace

(Universidad Autónoma de Madrid)

irenestarace@gmail.com

 

Resumen

Las escritoras Maria Bellonci (1902-1986) y Enchi Fumiko 円地文子 (1905-1986) se ocuparon, a lo largo de su trayectoria, de los mismos temas, al dar una nueva interpretación de las épocas respectivamente del Renacimiento italiano y de Heian 平安. Uno de ellos es su reinterpretación de un personaje masculino que encarna los valores de su época, pero termina su vida en el fracaso. En el caso de Bellonci, se trata de Vincenzo Gonzaga; en el de Enchi, del príncipe Genji 源氏, creado por la dama de Heian conocida con el nombre de Murasaki Shikibu 紫式部. Aunque se trata de un personaje histórico por un lado, y de un imaginario por el otro, creo que los notables parecidos entre su trayectoria vital y periodo histórico justifican su comparación.

 

Palabras clave

Renacimiento italiano, época de Heian, excelencia, fracaso, decadencia, literatura femenina.

Summary

Women writers Maria Bellonci (1902-1986) and Enchi Fumiko (1905-1986) gave in their work a new interpretation, respectively, of Heian period and Italian Renaissance, and dealt with the same themes. One of them is the new interpretation of a male character that epitomizes the values of his epoch, but finishes his life with a failure. Bellonci wrote about Vincenzo Gonzaga, Enchi about Prince Genji, created by the Heian lady knew as Murasaki Shikibu. Although one of them is an historical character and the other is fictional, I believe the remarkable resemblances between their lives and their historical period justify their comparison.

Keywords

Italian Renaissance, Heian period, excellence, failure, decadence, female literature.

 

1.Premisa

Este artículo es la reelaboración parcial de dos capítulos de mi tesis doctoral, titulada “Reconstruir historias. La interpretación feminista del periodo de Heian y del Renacimiento italiano en la obra de Maria Bellonci y de Enchi Fumiko”. En ella me ocupé de las afinidades y las diferencias entre las dos escritoras al tratar sobre dos épocas de resplandor cultural, a su vez parecidas entre sí: el Renacimiento italiano y el periodo de Heian (794-1185). Para ello analicé las obras en que esta temática era más importante, utilizando la metodología de la semiótica  y enriqueciéndola con los recursos de los East-West studies y de la crítica feminista. A lo largo del trabajo, descubrí unas temáticas comunes a las dos escritoras. La que voy a exponer en este artículo es una de ellas. El lector se dará cuenta de una diferencia importante: la naturaleza de las fuentes que las escritoras utilizan, históricas en el caso de Bellonci, literarias en el de Enchi. Sin embargo, las características y la evolución de los personajes, y las causas históricas de su derrota, presentan parecidos muy significativos.

Ambos son hombres que encarnan el ideal estético de sus épocas: son muy guapos (Genji es incluso llamado Hikaru Genji, Genji el Resplandeciente), sobresalen en las actividades y virtudes que se les exigen a los caballeros, son generosos, aman a muchas mujeres pero se mantienen constantemente fieles al amor. Con esta última característica de huida de una mujer a otra, sin embargo, empezamos a entrar en su lado oscuro, que también comparten: una insatisfacción profunda, que podríamos definir como "existencial", que les lleva al fracaso cuando tienen que asumir la responsabilidad de sus opciones y errores. Este fracaso se extiende en el tiempo hasta su madurez y les lleva a una derrota interior definitiva.

Las obras de las escritoras en que me he basado han sido la novela de Bellonci Segreti dei Gonzaga (Secretos de los Gonzaga, 1947) y la colección de ensayos Genji monogatari shiken 源氏物語私見 (Mi interpretación de La historia de Genji, 1974) de Enchi.

 2. Las vidas de Vincenzo y de Genji

Vincenzo nace en 1562 y Bellonci no nos cuenta nada de su infancia, prefiriendo hablar del contexto histórico en que nace (la Contrarreforma y las conclusiones del Concilio de Trento) y de sus padres. Entra de pleno derecho en la historia cuando tiene dieciocho años y acude a Ferrara, invitado por su hermana Margherita y por protesta hacia su padre. Allí conoce a Barbara Sanseverino, condesa de Sala, que tendrá un papel muy importante en su vida. El año siguiente se casa con Margherita Farnese, pero son obligados a divorciar dos años después, por la incapacidad física de ella de consumar el matrimonio. Mientras tanto, su padre le impide participar en el gobierno y él llega a cometer un asesinato, impulsado por la frustración. En 1584 Vincenzo vuelve a casarse, con Leonora dei Medici, y en 1587 su padre, Guglielmo, muere. Vincenzo asume así el gobierno de su Estado. Protege a artistas y actores y participa tres veces en las Cruzadas, pero sin llegar nunca a distinguirse. Todos sus intentos de sobresalir, en cualquier ámbito, fracasan. En 1611 su mujer muere y un año después muere él, con cincuenta años.

Genji es el hijo del emperador y de una de sus concubinas, favorita entre todas, pero de bajo rango, lo que a él le impide heredar el trono. Para darle más oportunidades, su padre le da el apellido de la noble familia Minamoto (el nombre Genji significa justamente esto: Gen es la lectura on, en fonética china, del ideograma de minamoto, y ji significa "clan"). La madre de Genji muere cuando él es muy pequeño, y el emperador se recupera de su desesperación sólo cuando conoce a una joven que tiene un increíble parecido con ella. Se trata de Fujitsubo 藤壺, de quien Genji se enamorará jovencísimo, con las consecuencias dramáticas que veremos. A los doce años Genji se casa, naturalmente no por su voluntad, según la costumbre de la época, con Aoi, la hija del Ministro de la Izquierda, cuatro años mayor. Nunca habrá amor entre ellos. En su adolescencia, Genji se dedica mucho a las mujeres, pero siempre desea lo que no puede obtener o que le hace sufrir. Se enamora de Utsusemi 空蝉, una mujer casada que le rechaza durante mucho tiempo y sólo se le entrega una vez; de Yūgao 夕顔, que muere en circunstancias trágicas; de Rokujō 六条の御息所, salvo cansarse y a la vez asustarse de su fuerte personalidad; corteja en vano a su prima Asagao 朝顔. Pero su amor grande e inalcanzable es Fujitsubo. Con veintidós años Genji conoce a Murasaki, que es todavía una niña de diez, y queda impresionado por su hermosura y su parecido con Fujitsubo, que en efecto es su tía. La lleva a vivir consigo, se ocupa de su educación y en cuanto llega a la edad de casarse, se casa con ella.

Mientras tanto, el amor entre él y Fujitsubo ha superado los límites y los dos tienen un hijo, Reizei 冷泉, que será el nuevo emperador. En estos años, la fuerza política de Genji crece y él  empieza a tener enemigos. La relación con Oborozukiyo 朧月夜, hermana menor de la emperatriz, que ya había sido enemiga feroz de su madre, le vale el exilio en Suma. Allí Genji conoce a Akashi 明石 y cuando vuelve a la capital ella está embarazada. Después de volver a instalarse, Genji la hace venir a su lado.

Tras el exilio, la posición de Genji se hace más sólida que nunca. Incluso es nombrado emperador retirado honorario, un cargo sin precedentes históricos hasta la época [1]. En este periodo se hace construir el Rokujōin 六條の院, en un terreno que había sido de la dama de Rokujō, y aloja allí a las mujeres más importantes de su vida. Es entonces cuando uno de sus hermanastros, el emperador retirado Suzaku 朱雀, le pide que se case con su jovencísima hija menor Onna Sannomiya, para que no quede desamparada cuando él ya no esté. Genji acepta y también se hace cargo de su educación, pero con resultados decepcionantes, a diferencia de lo que había pasado con Murasaki. Además, esta última enferma y Genji pasa mucho tiempo con ella.

Un día, Kashiwagi 柏木, uno de los hijos de Tō no Chūjō 頭中将 (hermano de Aoi y amigo-rival de toda la vida de Genji) ve a Onna Sannomiya, se enamora de ella y termina dejándola embarazada. Genji se entera de todo por casualidad y empieza una despiadada guerra psicológica contra su esposa. Extenuada, después de dar a luz a un varoncito, Kaoru , ella se hace monja, mientras Kashiwagi muere consumido por el remordimiento. Dos o tres años después de todo esto, Murasaki muere y Genji se ve destrozado por el dolor. Termina retirándose a la vida religiosa y, uno o dos años después, con poco más de cincuenta años, fallece.

Podemos empezar a ver afinidades en la vida de los dos: una es el gran número de mujeres que les rodean y el papel que tienen en su vida. Otra es su escasa disposición a cumplir con los preceptos morales y religiosos: Vincenzo comete asesinatos, Genji traiciona a su padre. A lo largo de su vida, ambos parecen obtenerlo todo, pero siguen buscando algo que no encuentran. Ambos tienen en su madurez una crisis profundísima a que no saben hacer frente y que les marca para siempre:

para Genji es el adulterio de Onna Sannomiya, para Vincenzo la derrota de Canissa. Durante su participación en las Cruzadas, en que se distingue por valor, sufre la injusticia de ver nombrado general un hombre cobarde. En lugar de quedar al servicio de una causa en que cree, cede al sentido de la injusticia y vuelve a casa, perdiendo la ocasión de vivir una victoria que llegará el año siguiente. Bellonci considera este momento de su vida el de su crisis más grave.

 

"Da Canissa Vincenzo non risorge intero: né riescono ad ingannarci il luccichio azzurro dei suoi occhi e il fascinoso splendore della sua vita d'uomo maturo; anzi; sembra che egli si moltiplichi nelle apparenze proprio per non interrogarsi e per non doversi rispondere; perché non si sa quale sarebbe la risposta" [2]

("De Canissa Vincenzo no renace entero: ni logran engañarnos la luminosidad azul de sus ojos y el fascinante resplandor de su vida de hombre maduro; antes bien; parece que se multiplica en las apariencias justamente para no interrogarse y no tener que responderse; porque no se sabe qué respuesta habría").

 

Ambos, finalmente, encuentran en la religión una vía de salvación en sus últimos años. Otra afinidad consiste en el hecho de ser objeto de una mirada femenina: tanto Bellonci como Murasaki Shikibu están enamoradas de su protagonista, pero esto no les impide observarlo con severidad (sobre todo Bellonci) e ironía (sobre todo Murasaki), y todavía más en el caso de Enchi.

3. En el centro de un mundo de mujeres

Otra consecuencia de la autoría femenina es la atención de las autoras, y naturalmente de Enchi, al mundo femenino que rodea a sus protagonistas. Las mujeres tienen un papel muy importante en la vida de estos dos hombres. Ambos, aunque perennemente infieles, a su manera son fieles a todas ellas: Murasaki dice que Genji nunca olvidaba a ninguna mujer a que hubiera querido; Vincenzo es "fedele a tutti i suoi amori anche nella memoria" ("fiel a todos sus amores incluso en la memoria"). Los dos son generosos con todas ellas: Vincenzo, como lo es con todos, por su naturaleza; Genji, sobre todo con ellas, y aun cuando ya no son sus amantes sigue apoyándolas materialmente, lo que para una mujer de la época significaba la supervivencia material y social.

La inquietud existencial de los dos hombres encuentra una manifestación también en el campo de las relaciones con las mujeres: Bellonci define el amor y el placer de los sentidos como dos de las puertas del laberinto que es la vida interior de Vincenzo. En éste, como en todos los otros ámbitos de su vida, él busca, sin aceptar ninguna limitación y sin sentirse nunca satisfecho. Para Genji, en cambio, el amor es el centro de esta inquietud e insatisfacción: desde su adolescencia,

 

"[…] no sentía inclinación por las aventuras frívolas, triviales o improvisadas. No, lo suyo era el amorío poco común, cargado de dificultad y congoja […] " [3].

 

En primer lugar, naturalmente, está la pasión por su madrastra, que marcará toda su vida, pero también el cortejo de Utsusemi y de Asagao, como hemos visto. Ni siquiera la edad madura, aunque trae sus cambios, desminuye esta tendencia: Genji se enamora de Tamakazura 玉鬘, la hija de Yūgao y Tō no Chūjō, pero no logra tener una verdadera relación con ella, y retoma el cortejo de Asagao, otra vez en vano. También siente algo por Akikonomu 秋好む, hija de Rokujō, pero su madre le hizo jurar, antes de morir, que nunca sería su amante, y él cumple con su juramento.

Enchi traza la evolución de los amores de Genji escogiendo los tres más representativos en base a su edad: Yūgao para su juventud, Tamakazura para su madurez y Onna Sannomiya para su mediana edad.

Genji se enamora locamente de Yūgao, no puede estar lejos de ella, y su muerte le deja destrozado. En toda su historia de amor muestra las reacciones extremas de la adolescencia. Otro detalle importante que Enchi subraya es el hecho de que Yūgao es mayor que él, aunque poco, y que ya es madre. La escritora destaca la importancia que las mujeres mayores tienen en la vida de Genji adolescente: también Utsusemi, Fujitsubo y Rokujō son mayores que él y el joven aparece fascinado por su madurez intelectual y emocional. Vincenzo también es fascinado por Barbara Sanseverino, pero ésta es la única vez que siente algo parecido al amor hacia una mujer mayor que él. Además, hay que destacar que ninguna de estas mujeres es mucho mayor que los protagonistas: la mayor diferencia de edad son los doce años entre Barbara Sanseverino y Vincenzo. Es decir, ninguna de estas mujeres tiene una edad en que se consideraría ilícito, o ridículo, que tuvieran relaciones con hombres.       

Cuando conoce a Tamakazura Genji tiene más de treinta años y ella alrededor de veinte. Ha llegado a la capital desde Tsukushi 筑紫 (el Kyūshū de hoy) huyendo de un pretendiente demasiado insistente y grosero. Genji, que ya es un hombre poderoso, la acoge en su casa y hace creer que es su hija, para poder verla sin obstáculos. Va a verla con frecuencia, la educa en la caligrafía, en la poesía y en la música, le hace regalos. El recuerdo de su madre contribuye a su amor. Aunque es celoso de sus muchos pretendientes, se controla.

Una noche de otoño sin luna se acuesta con ella. Enchi ve en este episodio la delicadeza emocional y la capacidad de distinguir del amor maduro (además del libertinaje que no se deja descomponer por la actitud de la mujer). Tamakazura se duele por la pérdida de su virginidad, pero, tiempo después, uno de sus pretendientes, Higekuro 髭黒,logra entrar en su casa y acostarse con ella, y hace de ella su esposa. En este caso, Enchi no duda en utilizar la palabra tegome 手籠め (violación), ya que es un hombre rudo, el menos encantador de todos sus pretendientes. Según el canon estético de la época, también es feo, por ser muy barbudo (su nombre significa justamente "barba negra") y de piel morena. Tamakazura no es feliz con él y Genji piensa en ella con piedad y amor a la vez. Logra hacerla entrar al servicio de Reizei, y de esta forma puede verla. Finge estar satisfecho así, pero quienes mejor le conocen adivinan su verdadero estado de ánimo.

Este Genji es un hombre que sabe utilizar sus recursos intelectuales y materiales para lograr su objetivo, sin dejarse atropellar por la pasión, y sabe vivir las emociones con intensidad.

Onna Sannomiya (la única mujer que haya traicionado a Genji, subraya Enchi) no parece haber sido amada por su esposo. Hemos visto que ni se ha casado con ella por amor, ni le da satisfacción educarla. Sin embargo, Enchi percibe el amor en una escena del capítulo Suzumushi 鈴虫 (El grillo cascabel). Ella ya es monja y Genji hace un concierto en el jardín, desde donde ella también podría escuchar, con un grupo de amigos y familiares de la corte. En un intervalo también hablan de Kashiwagi, que amaba estos conciertos. Enchi comenta:

 

"Este pasaje realmente parece escrito con noncurancia, pero tengo la impresión profunda de que en la escritura arde el sentimiento no correspondido del Genji ya anciano hacia la joven monja noble que fue su mujer" [4].

  

Estas tres relaciones tienen algo en común: todas terminan mal, tanto para Genji como para las mujeres, y, en el caso del adulterio de Onna Sannomiya, también para su amante. Tampoco son las únicas ocasiones en que Genji es rechazado.

En comparación, Vincenzo es afortunadísimo: hay una sola vez en que es rechazado, y sólo temporalmente. Sucede cuando corteja a Adriana Basile, la gran cantante napolitana. Oficialmente la quiere a su corte como cantante, pero tiene un segundo fin. Adriana lo entiende perfectamente, y se mete en seguida en el papel de la mujer virtuosa perseguida por un hombre lujurioso. Su rechazo es una comedia. Inventa excusas, pero, cuando la propia Leonora la invita a ir, se va tranquilamente a Mantua como si nada hubiera pasado. Su rechazo ha sido una gran interpretación, y este episodio un momento de alegría en la atmósfera sombría de Segreti dei Gonzaga. La decisión con que Vincenzo insiste nos da la medida de la conciencia de su poder, de gobernante, de hombre, y de hombre acostumbrado al éxito con las mujeres.

También para Vincenzo hay una evolución del amor: muy joven, tiene por la joven dama Hippolita Torelli la misma pasión ardiente que Genji por Yūgao. Su amor maduro es Agnese de Argota, amiga de Barbara Sanseverino, que llega a ser su amante durante su segundo matrimonio. Aunque el sentimiento cambia con el tiempo, convirtiéndose en una "amistad apasionada", ninguna otra mujer llega a tener la misma importancia para él. Agnese es una mujer muy apasionada, pero de una forma frágil, como si su propia riqueza interior sobrepasara sus fuerzas:

 

"quel movimento trepidante dell'anima, quella voce sempre sul punto di smorire in una contrazione emotiva, quel substrato patetico in una donna così luminosamente fiorita" (p. 930)

("ese movimiento ansioso del alma, esa voz siempre a punto de morir en una contracción emotiva, ese sustrato patético en una mujer tan luminosamente florecida").

 

Esto fascina a Vincenzo durante muchos años, junto a su destacada sensualidad, que coincide con la suya.

Al convertirse su relación en amistad, Agnese es una ayuda:

 

"[…] quando non la vedeva alle feste di corte, andava a trovarla nel suo ornato palazzo, e le chiedeva inconsciamente di aiutarlo a pensare bene di se stesso: le si presentava magari in brutta copia, arruffato di sensazioni, tutto a scatti aridi e ad angoli crudi; sapendo che sarebbe tornato via ammorbidito, disciolte le sue asperità in quel balsamico miele femminile" (p. 1081)

("[…] cuando no la veía en las fiestas de la corte, iba a verla en su ornado palacio, y le pedía inconscientemente que le ayudara a pensar bien de sí mismo: se le presentaba igual en borrador, desgreñado de sensaciones, en saltos resecos y ángulos agudos; sabiendo que se iría suavizado, con sus asperezas sueltas en esa balsámica miel femenina").

 

Las relaciones principales de Vincenzo son así más satisfactorias para él y menos dramáticas para sus parejas. Respecto a Genji, además, Vincenzo también es atraído por relaciones "frívolas, triviales o improvisadas".

¿Qúe es lo que buscan los dos hombres en las mujeres? Según Enchi, Genji busca constantemente a mujeres orgullosas y con personalidad fuerte, aunque esto signifique ser rechazado. Ya sostenía esta tesis en Onnamen 女面 (Máscaras de mujeres, 1958), a propósito de Akashi y de Akikonomu, que tenían ambas parecidos con Rokujō, aunque no llegaban a su violencia [5]. En Genji monogatari shiken, encuentra un apoyo más a esta hipótesis en el cortejo de Asagao. Genji nunca llega a tener una relación con ella y, al preguntarse la causa de su insistencia y del tenaz rechazo de ella, Enchi encuentra una respuesta en la admiración de Genji por esta clase de mujer, y en la determinación de Asagao de no ser una de sus tantas relaciones. Ella prefiere una relación que sea de amistad.

En cambio, Vincenzo busca en las mujeres sobre todo ardor y ternura: hemos visto lo que más le atrae en Agnese.                           

No es que Genji no tenga relaciones con mujeres apasionadas y tiernas: así son, por ejemplo, Yūgao y Murasaki. Tampoco es que no utilice su poder cuando le conviene: lo hace con Murasaki, al consumar su matrimonio con ella, como hemos visto, y con Oborozukiyo, tomada por sorpresa por su presencia. Sin embargo, con esto no le basta y siempre necesita buscar algo que no puede obtener. En cambio, Vincenzo busca siempre nuevas sensaciones y no es éste el aspecto más dramático de su inquietud. Por esto su ideal de mujer es distinto al de Genji.

4. La culpa y el fracaso moral

Enchi dedica un capítulo entero de su libro a la conciencia de la culpa en el Genji, examinándola desde varios puntos de vista y en varios personajes, pero lo que aquí nos interesa es la conciencia de su protagonista. Enchi señala que Genji nunca siente remordimiento por su adulterio con Fujitsubo. Fujitsubo sí, y termina haciéndose monja para truncar su relación con él (que tarda en resignarse, devorado por la pasión).

Genji sigue contando con el amor y el apoyo de su padre, como demuestra un sueño que tiene durante el exilio en Suma, en que su padre le aparece tan cariñoso como siempre. Al ver a Reizei recién nacido, tiene sentimientos contrastantes, pero el de la culpabilidad no forma parte de ellos. Sólo cuando, muchos años después, Onna Sannomiya le traiciona, entiende lo que su padre debió de sentir, pero esto no le ennoblece, todo lo contrario:

 

"[…] la imagen ideal de Hikaru Genji está rota en mil pedazos; imagina el estado de ánimo de su padre, odia en el fondo de su corazón al joven que le robó a su pareja, y muestra una calidad humana indigna" (p. 280).

 

Esta indignidad se manifiesta sobre todo en la guerra psicológica que desencadena contra su joven mujer. En fin, Genji nunca se da cuenta ni de haber cometido una culpa, ni de estar recibiendo un castigo por ella. Esto es su fracaso moral.   

Genji comete, en sentido estricto, una sola culpa, pero que terminará convirtiéndole en víctima, según la inexorable ley del karma, y afectando a la generación posterior. En cuanto a Vincenzo, en la interpretación de Bellonci, nunca logra tener el valor de hacer frente a una crisis que le permita superarse a sí mismo. La derrota de Canissa es la cumbre de este proceso y me parece el equivalente perfecto de la crisis de Genji al descubrir el adulterio de Onna Sannomiya: es la hora de la verdad de los protagonistas, y ninguno de los dos logra salir ganador. No pierden el respeto de los demás, ni su imagen pública es afectada por su crisis interior, pero para ellos las puertas ya se han cerrado. No hay posibilidad de desarrollos futuros y la vida, que tanto les prometía y tanto les había dado, no se resuelve en una plenitud, sino todo lo contrario. Frente a la crisis, ambos reaccionan de la misma manera: con una ceguera desconcertante. 

5. Los últimos años y la religión

Tanto Genji como Vincenzo son hombres profundamente religiosos. Vincenzo es "temprato agli esercizi spirituali" ("templado a los ejercicios espirituales") y, ya que creció "nel più cattolico nido della religione e nel più nero nido della controriforma" ("en el más católico nido de la religión y en el más negro nido de la Contrarreforma"), la religión tiene un papel muy importante en su vida. Quiere a los religiosos, les concede muchos beneficios, el Viernes Santo se carga la cruz más pesada en los hombros, "e certo il suo colloquio interno con Dio aveva un tono commosso e cordiale" ("y ciertamente su coloquio interior con Dios tenía un tono conmovido y cordial").

Por su parte, Genji piensa a menudo en la posibilidad de retirarse del mundo, es decir, de hacerse monje, para alejarse de las pasiones y prepararse a una vida futura aligerada de culpas, pero no lo hace. Lo ve como un ideal inalcanzable para él. Esto cambia con la muerte de Murasaki, cuando el Hikaru Genji de siempre realmente se vuelve irreconocible para todos. Sin embargo, la gran crisis de su vida no es ésta, y naturalmente no podemos excluir que su drama conyugal haya acelerado su derrumbe. Sólo entonces se retira a un convento. Murasaki Shikibu no nos describe su muerte, sino que nos informa de ella después.

Para ambos, la religión adquiere un sentido verdadero y coincide con su deseo de trascendencia sólo al acercarse la muerte. A lo largo de su vida les han guiado otras creencias, en que se reconocían mucho más: para Genji, el culto a la hermosura y a las artes; para Vincenzo, también la atención hacia su pueblo. Esto es lo que más le ennoblece en la parte final de su vida, mientras sigue luchando consigo mismo entre los impulsos de su sensualidad, en el sentido amplio de la palabra, y la posibilidad de superarse que la religión le ofrece. El acercamiento de la muerte exalta su generosidad como gobernante. Sin embargo, todas sus contradicciones siguen intactas. Cuando está a punto de morir, tanto los consuelos de la memoria de sus placeres como los de la religión se revelan insuficientes, y no le queda nada más que hacer frente, de una vez, a la realidad:

 

"[…] mancatogli fino all'ultimo un assolvimento, lo aspetta, più difficile destino, una composizione umile e tutta umana con la vita e con la morte"

("ya que le ha faltado hasta el último momento una absolución, le espera, suerte más difícil, una conciliación humilde y toda humana con la vida y la muerte").

 

La logra, y su última palabra es "Gesù", expresión de la esperanza de encontrar un cumplimiento después de la muerte. Por esta única vez en su vida, la religión es algo que le expresa y que coincide con sus exigencias interiores, y para lograr esto ha tenido que renunciar a todos los consuelos superficiales y mirar su sufrimiento a la cara.

¿Podemos imaginar un recorrido parecido para Genji? En su caso no habría contradicciones ni lucha, ya que sus instintos vitales ya han sido destrozados por el dolor, pero los parecidos que vamos descubriendo nos ayudan a imaginarle superando su sufrimiento y muriendo con el nombre del Buda Amida 阿弥陀 [6] en los labios.

6. Conclusión: el drama de no tener futuro

El Zeitgeist tanto de la época de Heian como del Renacimiento italiano tardío es marcado por el sentimiento de transitoriedad y la incertidumbre. En ambos casos, hay múltiples causas, pero la principal es política. En el caso de Italia, la dominación española. Bellonci expresa así el estado de ánimo de la aristocracia de la época:

 

"[…] uno stato d'animo diffuso di generosità e d'impotenza, di foga e di corruccio, di splendore e di decadimento, insieme con l'anelito a qualche cosa che dovrebbe essere sul punto di accadere ponendo gli individui alla prova dei fatti" (p. 942)

("un estado de ánimo difuso de generosidad y de impotencia, de vehemencia y de resentimiento, de resplandor y decadencia, junto con el anhelo a algo que debería de estar por pasar poniendo a los individuos a prueba").

 

El Japón de Heian, por otro lado, veía el debilitamiento del poder imperial y la ascensión de las clases militares de las provincias. Naturalmente, no faltaban hombres de poder satisfechos con su condición: Fujiwara no Michinaga 藤原道長 es el mejor ejemplo, con su célebre waka 和歌 (poema japonés): "Creo que este mundo/es en verdad mi mundo./Como la luna llena brillo,/sin que me oculte nube alguna" [7].

Sin embargo, para muchos otros la percepción de la realidad era distinta:

 

"[…] Entre las clases superiores de Heian Kyō parecía existir un vago sentimiento de premonición, de dislocación inminente. El mismo Genji, y en especial el segundo héroe de Murasaki, el joven más bien lánguido llamado Kaoru, son en muchos aspectos personajes de fin de siècle. No tienen el vigor ni la efervescencia de una nueva era, sino el hastío de una gran época que está entrando en su periodo de declive […]. A menudo podemos reconocer en la literatura de aquel tiempo una sensación de que el orden de cosas familiar no tardará en llegar a su fin […]"  [8].                                       

                                                                                                                                                        

La causa de la insatisfacción y los fracasos de Vincenzo y de Genji hay que buscarla aquí, en su pérdida progresiva de poder. Genji se refugia en lo privado y Vincenzo, en los últimos años de vida de su mujer Leonora, le deja a ella casi todos los negocios de gobierno. Bellonci aclara:

 

"Diremo subito che la quasi reggenza di Leonora non vuol dire che Vincenzo si sia appannato di mente: anzi, s'è schiarito; ma che gli giova, se alle acquisizioni dell'esperienza egli non aggancia più la certezza di un futuro ancora da germinare?" (p. 1069)

("Diremos en seguida que la casi regencia de Leonora no significa que Vincenzo se haya empañado mentalmente: es más, se ha despejado; pero ¿de qué le sirve, si ya no engancha a las adquisiciones de la experiencia la certeza de un futuro todavía en brote?").

   

Ésta me parece la clave de lectura más correcta de la trayectoria de nuestros protagonistas: para ambos proyectarse en el futuro es imposible. Todo lo que la vida les dio termina revelándose inútil para construir algo y para dejar algo en herencia. Lo confirma el destino de sus herederos: Kaoru es atormentado por dudas sobre su identidad y no tiene confianza en sí mismo ni en la vida; los hijos de Vincenzo, cuyo destino Bellonci nos cuenta brevemente al final de la novela, ponen término a la gloria del ducado de Mantua y casi a su gobierno.   

 

"Sarà allora [después de la invasión de los lansquenetes], appena diciott'anni dopo la morte di Vincenzo I, la fine: perché il ramo francese dei Gonzaga […] ha nella storia un peso esiguo; tempo privato e decorativo di gente che cerca di mantenere un grado più che di reggere un governo, fra lo sgretolio avvertibile di una corrosione interna fisica e morale che invano suscita ogni tanto reazioni e propositi" (p. 1119)

("Será entonces, sólo dieciocho años después de la muerte de Vincenzo I, el fin: porque la rama francesa de los Gonzaga […] tiene un peso escaso en la Historia; tiempo privado y decorativo de gente que intenta mantener una posición más que llevar un gobierno, en el desmoronamiento perceptible de una corrosión física y moral que suscita en vano, de vez en cuando, reacciones y propósitos").

 

Con respecto a Genji, tanto a su otro hijo varón, Yūgiri 夕霧, como a su nieto Niou (hijo de su hija la Princesa de Akashi 明石の姫君), les falta algo para parecerse a él: Yūgiri es de una seriedad que le hace pedante y antipático (posiblemente por reacción a las locuras de su padre, como el primer hijo de Vincenzo) [9]; Niou es alegre y extrovertido, pero no parece tener la profunda sensibilidad de su abuelo. Ninguno de los dos es igual que él, mucho menos pueden superarle.

Así, el destino de Vincenzo y de Genji es amargo: el destino de ser los últimos, por lo menos en el espíritu, de una dinastía, de no poder expresar lo mejor de sí mismos en su vida y no poder transmitir nada después de su muerte.

 

Notas

[1] Introducción a La historia de Genji, traducción de Jordi Fibla de la traducción inglesa de Royall Tyler, Girona, Atalanta, 2006, p.15.

[2] Bellonci, M., Segreti dei Gonzaga, en Opere, vol. I, edición de Ernesto Ferrero, Milano, Mondadori, 1994, p.994.

[3] La historia de Genji cit., p. 57.

[4] Enchi, F., Genji monogatari shiken, en Namamiko monogatari, Genji monogatari shiken, Tokio, Kōdansha, 2004, p. 259. Traducción propia.

[5] Onnamen, traducción italiana Maschere di donna, por Graziana Canova Tura, Venezia, Marsilio, 1999, p. 99.

[6] En el periodo de Heian la fe en el Buda Amida, que había hecho la promesa de llevar a la condición de Buda a todos los seres humanos que repitieran su nombre (Namu Amida Butsu 南無阿弥陀仏, "te llamo, Buda Amida") todavía estaba poco difundida entre la aristocracia, pero ya era nota y la propia Murasaki Shikibu la conocía. Cf. Morris, I., The world of the shining prince, traducción española por Jordi Fibla, El mundo del príncipe resplandeciente, Girona, Atalanta, 2007,ps.143-49.

[7] Citado en idem, p. 100.

 

[8] Idem, p.44.

 

[9] Es también la opinión de Morris, idem, p. 312. Yūgiri es además monógamo: tiene una historia de amor desde niño con Kumoi 雲居, hija de Tō no Chūjō, y debe esperar muchos años antes de casarse con ella. Sólo al cabo de mucho tiempo, ya casado y padre de varios hijos, cede a la pasión por otra mujer (Ochiba 落葉, viuda de su mejor amigo, Kashiwagi). Ya que la monogamía era la excepción, no la norma, en Japón (no sólo en la época de Heian), Yūgiri se puede considerar un modelo de fidelidad conyugal. Es significativo que el hijo mayor de Vincenzo, Francesco, se le parezca mucho por su escasa inclinación a las aventuras con las mujeres, su vínculo contrastado durante mucho tiempo con su novia, y su pedantería.

 

Bibliografía

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