estudios
HÉROES ESTÉTICOS Y ANTIHÉROES ÉTICOS:
VINCENZO
GONZAGA SEGÚN MARIA BELLONCI Y GENJI SEGÚN
ENCHI FUMIKO
Irene
Starace
(Universidad Autónoma de Madrid)
Resumen
Las escritoras Maria Bellonci (1902-1986) y Enchi
Fumiko 円地文子 (1905-1986) se
ocuparon, a lo largo de su trayectoria, de los mismos temas, al dar una nueva
interpretación de las épocas respectivamente del Renacimiento italiano y de
Heian 平安. Uno de ellos es
su reinterpretación de un personaje masculino que encarna los valores de su
época, pero termina su vida en el fracaso. En el caso de Bellonci, se trata de
Vincenzo Gonzaga; en el de Enchi, del príncipe Genji 源氏, creado por la dama de Heian conocida con
el nombre de Murasaki Shikibu 紫式部. Aunque se trata de un personaje histórico
por un lado, y de un imaginario por el otro, creo que los notables parecidos
entre su trayectoria vital y periodo histórico justifican su comparación.
Palabras clave
Renacimiento italiano, época de Heian, excelencia,
fracaso, decadencia, literatura femenina.
Summary
Women writers Maria Bellonci (1902-1986) and Enchi
Fumiko (1905-1986) gave in their work a new interpretation, respectively, of
Heian period and Italian Renaissance, and dealt with the same themes. One of
them is the new interpretation of a male character that epitomizes the values
of his epoch, but finishes his life with a failure. Bellonci wrote about
Vincenzo Gonzaga, Enchi about Prince Genji, created by the Heian lady knew as
Murasaki Shikibu. Although one of them is an historical character and the other
is fictional, I believe the remarkable resemblances between their lives and
their historical period justify their comparison.
Keywords
Italian Renaissance, Heian period, excellence, failure,
decadence, female literature.
1.Premisa
Este artículo es la reelaboración parcial de dos
capítulos de mi tesis doctoral, titulada “Reconstruir historias. La
interpretación feminista del periodo de Heian y del Renacimiento italiano en la
obra de Maria Bellonci y de Enchi Fumiko”. En ella me ocupé de las afinidades y
las diferencias entre las dos escritoras al tratar sobre dos épocas de
resplandor cultural, a su vez parecidas entre sí: el Renacimiento italiano y el
periodo de Heian (794-1185). Para ello analicé las obras en que esta temática
era más importante, utilizando la metodología de la semiótica y enriqueciéndola con los recursos de los East-West studies y de la crítica
feminista. A lo largo del trabajo, descubrí unas temáticas comunes a las dos
escritoras. La que voy a exponer en este artículo es una de ellas. El lector se
dará cuenta de una diferencia importante: la naturaleza de las fuentes que las
escritoras utilizan, históricas en el caso de Bellonci, literarias en el de
Enchi. Sin embargo, las características y la evolución de los personajes, y las
causas históricas de su derrota, presentan parecidos muy significativos.
Ambos son hombres que encarnan el ideal estético de sus
épocas: son muy guapos (Genji es incluso llamado Hikaru 光 Genji, Genji el Resplandeciente), sobresalen en las
actividades y virtudes que se les exigen a los caballeros, son generosos, aman
a muchas mujeres pero se mantienen constantemente fieles al amor. Con esta
última característica de huida de una mujer a otra, sin embargo, empezamos a
entrar en su lado oscuro, que también comparten: una insatisfacción profunda,
que podríamos definir como "existencial", que les lleva al fracaso
cuando tienen que asumir la responsabilidad de sus opciones y errores. Este
fracaso se extiende en el tiempo hasta su madurez y les lleva a una derrota
interior definitiva.
Las obras de las escritoras en que me he basado han
sido la novela de Bellonci Segreti dei
Gonzaga (Secretos de los Gonzaga, 1947) y la colección de ensayos Genji monogatari shiken 源氏物語私見 (Mi interpretación de
La historia de Genji, 1974) de Enchi.
2.
Las vidas de Vincenzo y de Genji
Vincenzo
nace en 1562 y Bellonci no nos cuenta nada de su infancia, prefiriendo hablar
del contexto histórico en que nace (
Genji es el hijo del emperador y de una de sus
concubinas, favorita entre todas, pero de bajo rango, lo que a él le impide
heredar el trono. Para darle más oportunidades, su padre le da el apellido de
la noble familia Minamoto (el nombre Genji significa justamente esto: Gen es la
lectura on, en fonética china, del
ideograma de minamoto, y ji significa "clan"). La madre
de Genji muere cuando él es muy pequeño, y el emperador se recupera de su
desesperación sólo cuando conoce a una joven que tiene un increíble parecido
con ella. Se trata de Fujitsubo 藤壺, de quien Genji se enamorará jovencísimo, con las
consecuencias dramáticas que veremos. A los doce años Genji se casa,
naturalmente no por su voluntad, según la costumbre de la época, con Aoi, la
hija del Ministro de
Mientras tanto, el amor entre él y Fujitsubo ha
superado los límites y los dos tienen un hijo, Reizei 冷泉, que será el nuevo emperador. En estos años, la fuerza
política de Genji crece y él empieza a
tener enemigos. La relación con Oborozukiyo 朧月夜, hermana menor de la emperatriz, que ya había sido
enemiga feroz de su madre, le vale el exilio en Suma. Allí Genji conoce a
Akashi 明石 y cuando vuelve a
la capital ella está embarazada. Después de volver a instalarse, Genji la hace
venir a su lado.
Tras el exilio, la posición de Genji se hace más sólida
que nunca. Incluso es nombrado emperador retirado honorario, un cargo sin
precedentes históricos hasta la época [1].
En este periodo se hace construir el Rokujōin 六條の院, en un terreno que había sido de la dama
de Rokujō, y aloja allí a las mujeres más importantes de su vida. Es
entonces cuando uno de sus hermanastros, el emperador retirado Suzaku 朱雀, le pide que se case con su jovencísima hija menor
Onna Sannomiya, para que no quede desamparada cuando él ya no esté. Genji
acepta y también se hace cargo de su educación, pero con resultados
decepcionantes, a diferencia de lo que había pasado con Murasaki. Además, esta
última enferma y Genji pasa mucho tiempo con ella.
Un día, Kashiwagi 柏木, uno de los hijos de Tō no Chūjō 頭中将 (hermano de Aoi y amigo-rival de toda la
vida de Genji) ve a Onna Sannomiya, se enamora de ella y termina dejándola
embarazada. Genji se entera de todo por casualidad y empieza una despiadada
guerra psicológica contra su esposa. Extenuada, después de dar a luz a un
varoncito, Kaoru 薫, ella se hace monja, mientras Kashiwagi
muere consumido por el remordimiento. Dos o tres años después de todo esto,
Murasaki muere y Genji se ve destrozado por el dolor. Termina retirándose a la
vida religiosa y, uno o dos años después, con poco más de cincuenta años,
fallece.
Podemos empezar a ver afinidades en la vida de los dos:
una es el gran número de mujeres que les rodean y el papel que tienen en su
vida. Otra es su escasa disposición a cumplir con los preceptos morales y
religiosos: Vincenzo comete asesinatos, Genji traiciona a su padre. A lo largo
de su vida, ambos parecen obtenerlo todo, pero siguen buscando algo que no
encuentran. Ambos tienen en su madurez una crisis profundísima a que no saben
hacer frente y que les marca para siempre:
para Genji es el adulterio de Onna Sannomiya, para Vincenzo
la derrota de Canissa. Durante su participación en las Cruzadas, en que se
distingue por valor, sufre la injusticia de ver nombrado general un hombre
cobarde. En lugar de quedar al servicio de una causa en que cree, cede al
sentido de la injusticia y vuelve a casa, perdiendo la ocasión de vivir una
victoria que llegará el año siguiente. Bellonci considera este momento de su
vida el de su crisis más grave.
"Da Canissa Vincenzo non risorge intero: né
riescono ad ingannarci il luccichio azzurro dei suoi occhi e il fascinoso
splendore della sua vita d'uomo maturo; anzi; sembra che egli si moltiplichi
nelle apparenze proprio per non interrogarsi e per non doversi rispondere;
perché non si sa quale sarebbe la risposta" [2]
("De Canissa Vincenzo no renace entero: ni logran
engañarnos la luminosidad azul de sus ojos y el fascinante resplandor de su
vida de hombre maduro; antes bien; parece que se multiplica en las apariencias
justamente para no interrogarse y no tener que responderse; porque no se sabe
qué respuesta habría").
Ambos, finalmente, encuentran en la religión una vía de
salvación en sus últimos años. Otra afinidad consiste en el hecho de ser objeto
de una mirada femenina: tanto Bellonci como Murasaki Shikibu están enamoradas
de su protagonista, pero esto no les impide observarlo con severidad (sobre
todo Bellonci) e ironía (sobre todo Murasaki), y todavía más en el caso de
Enchi.
3. En el centro de un mundo de mujeres
Otra consecuencia de la autoría femenina es la atención
de las autoras, y naturalmente de Enchi, al mundo femenino que rodea a sus
protagonistas. Las mujeres tienen un papel muy importante en la vida de estos
dos hombres. Ambos, aunque perennemente infieles, a su manera son fieles a
todas ellas: Murasaki dice que Genji nunca olvidaba a ninguna mujer a que hubiera
querido; Vincenzo es "fedele a tutti i suoi amori anche nella
memoria" ("fiel a todos sus amores incluso en la memoria"). Los
dos son generosos con todas ellas: Vincenzo, como lo es con todos, por su
naturaleza; Genji, sobre todo con ellas, y aun cuando ya no son sus amantes
sigue apoyándolas materialmente, lo que para una mujer de la época significaba
la supervivencia material y social.
La inquietud existencial de los dos hombres encuentra
una manifestación también en el campo de las relaciones con las mujeres:
Bellonci define el amor y el placer de los sentidos como dos de las puertas del
laberinto que es la vida interior de Vincenzo. En éste, como en todos los otros
ámbitos de su vida, él busca, sin aceptar ninguna limitación y sin sentirse
nunca satisfecho. Para Genji, en cambio, el amor es el centro de esta inquietud
e insatisfacción: desde su adolescencia,
"[…] no sentía inclinación por las aventuras
frívolas, triviales o improvisadas. No, lo suyo era el amorío poco común,
cargado de dificultad y congoja […] " [3].
En primer lugar, naturalmente, está la pasión por su
madrastra, que marcará toda su vida, pero también el cortejo de Utsusemi y de
Asagao, como hemos visto. Ni siquiera la edad madura, aunque trae sus cambios,
desminuye esta tendencia: Genji se enamora de Tamakazura 玉鬘, la hija de Yūgao y Tō no Chūjō,
pero no logra tener una verdadera relación con ella, y retoma el cortejo de
Asagao, otra vez en vano. También siente algo por Akikonomu 秋好む, hija de Rokujō, pero su madre le
hizo jurar, antes de morir, que nunca sería su amante, y él cumple con su
juramento.
Enchi traza la evolución de los amores de Genji
escogiendo los tres más representativos en base a su edad: Yūgao para su
juventud, Tamakazura para su madurez y Onna Sannomiya para su mediana edad.
Genji se enamora locamente de Yūgao, no puede
estar lejos de ella, y su muerte le deja destrozado. En toda su historia de
amor muestra las reacciones extremas de la adolescencia. Otro detalle
importante que Enchi subraya es el hecho de que Yūgao es mayor que él,
aunque poco, y que ya es madre. La escritora destaca la importancia que las
mujeres mayores tienen en la vida de Genji adolescente: también Utsusemi,
Fujitsubo y Rokujō son mayores que él y el joven aparece fascinado por su
madurez intelectual y emocional. Vincenzo también es fascinado por Barbara
Sanseverino, pero ésta es la única vez que siente algo parecido al amor hacia
una mujer mayor que él. Además, hay que destacar que ninguna de estas mujeres
es mucho mayor que los protagonistas: la mayor diferencia de edad son los doce
años entre Barbara Sanseverino y Vincenzo. Es decir, ninguna de estas mujeres
tiene una edad en que se consideraría ilícito, o ridículo, que tuvieran
relaciones con hombres.
Cuando conoce a Tamakazura Genji tiene más de treinta
años y ella alrededor de veinte. Ha llegado a la capital desde Tsukushi 筑紫 (el Kyūshū de hoy) huyendo de un
pretendiente demasiado insistente y grosero. Genji, que ya es un hombre
poderoso, la acoge en su casa y hace creer que es su hija, para poder verla sin
obstáculos. Va a verla con frecuencia, la educa en la caligrafía, en la poesía
y en la música, le hace regalos. El recuerdo de su madre contribuye a su amor.
Aunque es celoso de sus muchos pretendientes, se controla.
Una noche de otoño sin luna se acuesta con ella. Enchi
ve en este episodio la delicadeza emocional y la capacidad de distinguir del
amor maduro (además del libertinaje que no se deja descomponer por la actitud
de la mujer). Tamakazura se duele por la pérdida de su virginidad, pero, tiempo
después, uno de sus pretendientes, Higekuro 髭黒,logra entrar en su casa y acostarse con ella, y hace
de ella su esposa. En este caso, Enchi no duda en utilizar la palabra tegome 手籠め (violación), ya que es un hombre rudo, el menos
encantador de todos sus pretendientes. Según el canon estético de la época,
también es feo, por ser muy barbudo (su nombre significa justamente "barba
negra") y de piel morena. Tamakazura no es feliz con él y Genji piensa en
ella con piedad y amor a la vez. Logra hacerla entrar al servicio de Reizei, y
de esta forma puede verla. Finge estar satisfecho así, pero quienes mejor le
conocen adivinan su verdadero estado de ánimo.
Este Genji es un hombre que sabe utilizar sus recursos
intelectuales y materiales para lograr su objetivo, sin dejarse atropellar por
la pasión, y sabe vivir las emociones con intensidad.
Onna Sannomiya (la única mujer que haya traicionado a
Genji, subraya Enchi) no parece haber sido amada por su esposo. Hemos visto que
ni se ha casado con ella por amor, ni le da satisfacción educarla. Sin embargo,
Enchi percibe el amor en una escena del capítulo Suzumushi 鈴虫 (El grillo cascabel). Ella ya es monja y
Genji hace un concierto en el jardín, desde donde ella también podría escuchar,
con un grupo de amigos y familiares de la corte. En un intervalo también hablan
de Kashiwagi, que amaba estos conciertos. Enchi comenta:
"Este pasaje realmente parece escrito con
noncurancia, pero tengo la impresión profunda de que en la escritura arde el
sentimiento no correspondido del Genji ya anciano hacia la joven monja noble
que fue su mujer" [4].
Estas tres relaciones tienen algo en común: todas
terminan mal, tanto para Genji como para las mujeres, y, en el caso del
adulterio de Onna Sannomiya, también para su amante. Tampoco son las únicas
ocasiones en que Genji es rechazado.
En comparación, Vincenzo es afortunadísimo: hay una
sola vez en que es rechazado, y sólo temporalmente. Sucede cuando corteja a
Adriana Basile, la gran cantante napolitana. Oficialmente la quiere a su corte
como cantante, pero tiene un segundo fin. Adriana lo entiende perfectamente, y
se mete en seguida en el papel de la mujer virtuosa perseguida por un hombre
lujurioso. Su rechazo es una comedia. Inventa excusas, pero, cuando la propia
Leonora la invita a ir, se va tranquilamente a Mantua como si nada hubiera
pasado. Su rechazo ha sido una gran interpretación, y este episodio un momento
de alegría en la atmósfera sombría de Segreti dei Gonzaga. La decisión con que
Vincenzo insiste nos da la medida de la conciencia de su poder, de gobernante,
de hombre, y de hombre acostumbrado al éxito con las mujeres.
También para Vincenzo hay una evolución del amor: muy
joven, tiene por la joven dama Hippolita Torelli la misma pasión ardiente que
Genji por Yūgao. Su amor maduro es Agnese de Argota, amiga de Barbara
Sanseverino, que llega a ser su amante durante su segundo matrimonio. Aunque el
sentimiento cambia con el tiempo, convirtiéndose en una "amistad
apasionada", ninguna otra mujer llega a tener la misma importancia para
él. Agnese es una mujer muy apasionada, pero de una forma frágil, como si su
propia riqueza interior sobrepasara sus fuerzas:
"quel movimento trepidante dell'anima, quella voce
sempre sul punto di smorire in una contrazione emotiva, quel substrato patetico
in una donna così luminosamente fiorita" (p. 930)
("ese movimiento ansioso del alma, esa voz siempre
a punto de morir en una contracción emotiva, ese sustrato patético en una mujer
tan luminosamente florecida").
Esto fascina a Vincenzo durante muchos años, junto a su
destacada sensualidad, que coincide con la suya.
Al convertirse su relación en amistad, Agnese es una
ayuda:
"[…] quando non la vedeva alle feste di corte,
andava a trovarla nel suo ornato palazzo, e le chiedeva inconsciamente di
aiutarlo a pensare bene di se stesso: le si presentava magari in brutta copia,
arruffato di sensazioni, tutto a scatti aridi e ad angoli crudi; sapendo che
sarebbe tornato via ammorbidito, disciolte le sue asperità in quel balsamico miele
femminile" (p. 1081)
("[…] cuando no la veía en las fiestas de la
corte, iba a verla en su ornado palacio, y le pedía inconscientemente que le
ayudara a pensar bien de sí mismo: se le presentaba igual en borrador,
desgreñado de sensaciones, en saltos resecos y ángulos agudos; sabiendo que se
iría suavizado, con sus asperezas sueltas en esa balsámica miel
femenina").
Las relaciones principales de Vincenzo son así más
satisfactorias para él y menos dramáticas para sus parejas. Respecto a Genji,
además, Vincenzo también es atraído por relaciones "frívolas, triviales o
improvisadas".
¿Qúe es lo que buscan los dos hombres en las mujeres?
Según Enchi, Genji busca constantemente a mujeres orgullosas y con personalidad
fuerte, aunque esto signifique ser rechazado. Ya sostenía esta tesis en Onnamen 女面 (Máscaras de mujeres, 1958), a propósito
de Akashi y de Akikonomu, que tenían ambas parecidos con Rokujō, aunque no
llegaban a su violencia [5]. En Genji monogatari shiken, encuentra un
apoyo más a esta hipótesis en el cortejo de Asagao. Genji nunca llega a tener
una relación con ella y, al preguntarse la causa de su insistencia y del tenaz
rechazo de ella, Enchi encuentra una respuesta en la admiración de Genji por
esta clase de mujer, y en la determinación de Asagao de no ser una de sus
tantas relaciones. Ella prefiere una relación que sea de amistad.
En cambio, Vincenzo busca en las mujeres sobre todo
ardor y ternura: hemos visto lo que más le atrae en Agnese.
No es que Genji no tenga relaciones con mujeres
apasionadas y tiernas: así son, por ejemplo, Yūgao y Murasaki. Tampoco es
que no utilice su poder cuando le conviene: lo hace con Murasaki, al consumar
su matrimonio con ella, como hemos visto, y con Oborozukiyo, tomada por
sorpresa por su presencia. Sin embargo, con esto no le basta y siempre necesita
buscar algo que no puede obtener. En cambio, Vincenzo busca siempre nuevas
sensaciones y no es éste el aspecto más dramático de su inquietud. Por esto su
ideal de mujer es distinto al de Genji.
4. La culpa y el fracaso moral
Enchi dedica un capítulo entero de su libro a la
conciencia de la culpa en el Genji,
examinándola desde varios puntos de vista y en varios personajes, pero lo que
aquí nos interesa es la conciencia de su protagonista. Enchi señala que Genji
nunca siente remordimiento por su adulterio con Fujitsubo. Fujitsubo sí, y
termina haciéndose monja para truncar su relación con él (que tarda en
resignarse, devorado por la pasión).
Genji sigue contando con el amor y el apoyo de su
padre, como demuestra un sueño que tiene durante el exilio en Suma, en que su
padre le aparece tan cariñoso como siempre. Al ver a Reizei recién nacido,
tiene sentimientos contrastantes, pero el de la culpabilidad no forma parte de
ellos. Sólo cuando, muchos años después, Onna Sannomiya le traiciona, entiende
lo que su padre debió de sentir, pero esto no le ennoblece, todo lo contrario:
"[…] la imagen ideal de Hikaru Genji está rota en
mil pedazos; imagina el estado de ánimo de su padre, odia en el fondo de su
corazón al joven que le robó a su pareja, y muestra una calidad humana
indigna" (p. 280).
Esta indignidad se manifiesta sobre todo en la guerra
psicológica que desencadena contra su joven mujer. En fin, Genji nunca se da
cuenta ni de haber cometido una culpa, ni de estar recibiendo un castigo por
ella. Esto es su fracaso moral.
Genji comete, en sentido estricto, una sola culpa, pero
que terminará convirtiéndole en víctima, según la inexorable ley del karma, y
afectando a la generación posterior. En cuanto a Vincenzo, en la interpretación
de Bellonci, nunca logra tener el valor de hacer frente a una crisis que le
permita superarse a sí mismo. La derrota de Canissa es la cumbre de este
proceso y me parece el equivalente perfecto de la crisis de Genji al descubrir
el adulterio de Onna Sannomiya: es la hora de la verdad de los protagonistas, y
ninguno de los dos logra salir ganador. No pierden el respeto de los demás, ni
su imagen pública es afectada por su crisis interior, pero para ellos las
puertas ya se han cerrado. No hay posibilidad de desarrollos futuros y la vida,
que tanto les prometía y tanto les había dado, no se resuelve en una plenitud,
sino todo lo contrario. Frente a la crisis, ambos reaccionan de la misma
manera: con una ceguera desconcertante.
5. Los últimos años y la religión
Tanto Genji como Vincenzo son hombres profundamente
religiosos. Vincenzo es "temprato agli esercizi spirituali"
("templado a los ejercicios espirituales") y, ya que creció "nel
più cattolico nido della religione e nel più nero nido della controriforma"
("en el más católico nido de la religión y en el más negro nido de
Por su parte, Genji piensa a menudo en la posibilidad
de retirarse del mundo, es decir, de hacerse monje, para alejarse de las
pasiones y prepararse a una vida futura aligerada de culpas, pero no lo hace.
Lo ve como un ideal inalcanzable para él. Esto cambia con la muerte de
Murasaki, cuando el Hikaru Genji de siempre realmente se vuelve irreconocible
para todos. Sin embargo, la gran crisis de su vida no es ésta, y naturalmente
no podemos excluir que su drama conyugal haya acelerado su derrumbe. Sólo
entonces se retira a un convento. Murasaki Shikibu no nos describe su muerte,
sino que nos informa de ella después.
Para ambos, la religión adquiere un sentido verdadero y
coincide con su deseo de trascendencia sólo al acercarse la muerte. A lo largo
de su vida les han guiado otras creencias, en que se reconocían mucho más: para
Genji, el culto a la hermosura y a las artes; para Vincenzo, también la
atención hacia su pueblo. Esto es lo que más le ennoblece en la parte final de
su vida, mientras sigue luchando consigo mismo entre los impulsos de su
sensualidad, en el sentido amplio de la palabra, y la posibilidad de superarse
que la religión le ofrece. El acercamiento de la muerte exalta su generosidad
como gobernante. Sin embargo, todas sus contradicciones siguen intactas. Cuando
está a punto de morir, tanto los consuelos de la memoria de sus placeres como
los de la religión se revelan insuficientes, y no le queda nada más que hacer
frente, de una vez, a la realidad:
"[…] mancatogli fino all'ultimo un assolvimento,
lo aspetta, più difficile destino, una composizione umile e tutta umana con la
vita e con la morte"
("ya que le ha faltado hasta el último momento una
absolución, le espera, suerte más difícil, una conciliación humilde y toda
humana con la vida y la muerte").
La logra, y su última palabra es "Gesù",
expresión de la esperanza de encontrar un cumplimiento después de la muerte.
Por esta única vez en su vida, la religión es algo que le expresa y que
coincide con sus exigencias interiores, y para lograr esto ha tenido que
renunciar a todos los consuelos superficiales y mirar su sufrimiento a la cara.
¿Podemos imaginar un recorrido parecido para Genji? En
su caso no habría contradicciones ni lucha, ya que sus instintos vitales ya han
sido destrozados por el dolor, pero los parecidos que vamos descubriendo nos
ayudan a imaginarle superando su sufrimiento y muriendo con el nombre del Buda
Amida 阿弥陀 [6] en los labios.
6. Conclusión: el drama de no tener futuro
El Zeitgeist tanto
de la época de Heian como del Renacimiento italiano tardío es marcado por el
sentimiento de transitoriedad y la incertidumbre. En ambos casos, hay múltiples
causas, pero la principal es política. En el caso de Italia, la dominación
española. Bellonci expresa así el estado de ánimo de la aristocracia de la
época:
"[…] uno stato d'animo diffuso di generosità e
d'impotenza, di foga e di corruccio, di splendore e di decadimento, insieme con
l'anelito a qualche cosa che dovrebbe essere sul punto di accadere ponendo gli
individui alla prova dei fatti" (p. 942)
("un estado de ánimo difuso de generosidad y de
impotencia, de vehemencia y de resentimiento, de resplandor y decadencia, junto
con el anhelo a algo que debería de estar por pasar poniendo a los individuos a
prueba").
El Japón de Heian, por otro lado, veía el
debilitamiento del poder imperial y la ascensión de las clases militares de las
provincias. Naturalmente, no faltaban hombres de poder satisfechos con su
condición: Fujiwara no Michinaga 藤原道長 es el mejor ejemplo, con su célebre waka 和歌 (poema japonés): "Creo que este mundo/es en
verdad mi mundo./Como la luna llena brillo,/sin que me oculte nube alguna"
[7].
Sin embargo, para muchos otros la percepción de la
realidad era distinta:
"[…] Entre las clases superiores de Heian Kyō
parecía existir un vago sentimiento de premonición, de dislocación inminente.
El mismo Genji, y en especial el segundo
héroe de Murasaki, el
joven más bien lánguido llamado Kaoru, son en muchos aspectos
personajes de fin de siècle. No
tienen el vigor ni la efervescencia de una nueva era, sino el hastío de una
gran época que está entrando en su periodo de declive […]. A menudo podemos
reconocer en la literatura de aquel tiempo una sensación de que el orden de
cosas familiar no tardará en llegar a su fin […]" [8].
La causa de la insatisfacción y los fracasos de
Vincenzo y de Genji hay que buscarla aquí, en su pérdida progresiva de poder.
Genji se refugia en lo privado y Vincenzo, en los últimos años de vida de su
mujer Leonora, le deja a ella casi todos los negocios de gobierno. Bellonci
aclara:
"Diremo subito che la quasi reggenza di Leonora
non vuol dire che Vincenzo si sia appannato di mente: anzi, s'è schiarito; ma
che gli giova, se alle acquisizioni dell'esperienza egli non aggancia più la
certezza di un futuro ancora da germinare?" (p. 1069)
("Diremos en seguida que la casi regencia de
Leonora no significa que Vincenzo se haya empañado mentalmente: es más, se ha
despejado; pero ¿de qué le sirve, si ya no engancha a las adquisiciones de la
experiencia la certeza de un futuro todavía en brote?").
Ésta me parece la clave de lectura más correcta de la
trayectoria de nuestros protagonistas: para ambos proyectarse en el futuro es
imposible. Todo lo que la vida les dio termina revelándose inútil para
construir algo y para dejar algo en herencia. Lo confirma el destino de sus
herederos: Kaoru es atormentado por dudas sobre su identidad y no tiene
confianza en sí mismo ni en la vida; los hijos de Vincenzo, cuyo destino
Bellonci nos cuenta brevemente al final de la novela, ponen término a la gloria
del ducado de Mantua y casi a su gobierno.
"Sarà allora [después de la invasión de los
lansquenetes], appena diciott'anni dopo la morte di Vincenzo I, la fine: perché
il ramo francese dei Gonzaga […] ha nella storia un peso esiguo; tempo privato
e decorativo di gente che cerca di mantenere un grado più che di reggere un
governo, fra lo sgretolio avvertibile di una corrosione interna fisica e morale
che invano suscita ogni tanto reazioni e propositi" (p. 1119)
("Será entonces, sólo dieciocho años después de la
muerte de Vincenzo I, el fin: porque la rama francesa de los Gonzaga […] tiene
un peso escaso en
Con respecto a Genji, tanto a su otro hijo varón,
Yūgiri 夕霧, como a su nieto Niou 匂
(hijo de su hija
Así, el destino de Vincenzo y de Genji es amargo: el
destino de ser los últimos, por lo menos en el espíritu, de una dinastía, de no
poder expresar lo mejor de sí mismos en su vida y no poder transmitir nada
después de su muerte.
Notas
[1] Introducción a La historia de Genji, traducción de Jordi Fibla de la
traducción inglesa de Royall Tyler, Girona, Atalanta, 2006, p.15.
[2]
Bellonci, M., Segreti dei Gonzaga, en Opere, vol. I, edición de Ernesto
Ferrero, Milano, Mondadori, 1994, p.994.
[3]
La historia de Genji cit., p. 57.
[4]
Enchi, F., Genji monogatari shiken, en Namamiko monogatari, Genji monogatari shiken, Tokio, Kōdansha,
2004, p. 259. Traducción propia.
[5]
Onnamen,
traducción italiana Maschere di donna,
por Graziana Canova Tura, Venezia, Marsilio, 1999, p. 99.
[6] En el periodo de Heian la fe en el Buda Amida, que
había hecho la promesa de llevar a la condición de Buda a todos los seres
humanos que repitieran su nombre (Namu
Amida Butsu 南無阿弥陀仏, "te llamo, Buda Amida") todavía estaba
poco difundida entre la aristocracia, pero ya era nota y la propia Murasaki
Shikibu la conocía. Cf. Morris, I., The
world of the shining prince, traducción española por Jordi Fibla, El mundo del príncipe resplandeciente,
Girona, Atalanta, 2007,ps.143-49.
[7] Citado
en idem, p. 100.
[8] Idem, p.44.
[9] Es también la opinión
de Morris, idem, p. 312. Yūgiri
es además monógamo: tiene una historia de amor desde niño con Kumoi 雲居, hija de Tō no Chūjō, y debe esperar
muchos años antes de casarse con ella. Sólo al cabo de mucho tiempo, ya casado
y padre de varios hijos, cede a la pasión por otra mujer (Ochiba 落葉, viuda de su mejor amigo, Kashiwagi). Ya que la
monogamía era la excepción, no la norma, en Japón (no sólo en la época de
Heian), Yūgiri se puede considerar un modelo de fidelidad conyugal. Es
significativo que el hijo mayor de Vincenzo, Francesco, se le parezca mucho por
su escasa inclinación a las aventuras con las mujeres, su vínculo contrastado
durante mucho tiempo con su novia, y su pedantería.
Bibliografía
Bellonci, M., Segreti
dei Gonzaga, en Opere, vol. I,
edición de Ernesto Ferrero, Milano, Mondadori, 1994, ps. 782-1152 (primera
edición 1947).
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