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Revista de estudios filológicos
Nº23 Julio 2012 - ISSN 1577-6921
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reseñas

LA NOVENA VIUDA, DE YAN GELING

María Querol Bataller

(Universidad Católica de Valencia)

 

Yan Geling (2011). La novena viuda. Madrid: Alfaguara, 424 págs. (Trad. Nuria Pitarque)

La novena viuda (第九个寡妇), publicada en 2006, supuso la consagración y reconocimiento definitivo de su autora, Yan Geling (严歌苓), tanto en su país de origen, China, donde se han vendido más de 100,000 copias, como en EEUU, donde emigró en 1989. En 2011 ha sido traducida y publicada en español.

Yan Geling nació en Shanghái en 1959 y, como otros intelectuales de su generación, su infancia (y posteriormente su obra) estuvo marcada por los acontecimientos de la Revolución Cultural. Las primeras novelas- 绿 (‘sangre verde’) y 一个女兵的悄悄 (‘vida privada de una mujer soldado’)- se publicaron en Pekín (1987 y 1989, respectivamente), y muestran ya algunos de los rasgos que caracterizan la narrativa de esta autora: la contextualización de la historia en el pasado reciente de China y el protagonismo femenino. Una vez en EEUU aparecen dos importantes novedades en su obra: Por una parte, comienza a escribir en inglés; y, por otra parte, en obras como Fussang (The Lost Daughter of Happiness) los personajes femeninos que articulan la historia son inmigrantes chinos en EEUU. Este rasgo ha hecho que la narrativa de Yan Geling se incluya en el discurso femenino de la diáspora (Mcwilliams, 2005; Wen Jin, 2006).

La obra de Yan Geling es extensa, cuenta con más de 30 publicaciones de diversos géneros, y nacional e internacionalmente reconocida. Fruto de este éxito ha sido la traducción de sus obras a múltiples idiomas o las adaptaciones cinematográficas de sus novelas y relatos La última de ellas, Flowers of the War, basada en su novela 13 Flowers of Nanjing (金陵十三钗), competirá en la edición de los Óscar de 2012 como mejor película en lengua no inglesa.

La novena viuda, formalmente divida en 10 capítulos numerados, narra la historia de Wang Putao, una huérfana de las inundaciones del Río Amarillo de 1931 y que compra Sun Huaiqing, un rico comerciante de Shitun, para que se casara con uno de sus hijos, Tienao. El título de la novela obedece a uno de los primeros acontecimientos que se narran en ella, el fusilamiento de 9 hombres a manos de los japoneses en 1944. Pese a que Putao, a diferencia del resto de mujeres, salva a su marido de morir fusilado, él finalmente se suicida y el suceso la deja viuda a la edad de 14 años.

En cuanto a la historia personal Putao, además de su orfandad, su posterior compra y su matrimonio concertado con Tienao, dos hechos son especialmente relevantes:

El primero de ellos es el encarcelamiento y fusilamiento de su padre adoptivo, Shun Huaiqing, en 1950. Este hecho permite al lector observar formas de actuación guiadas por los diferentes sistemas de valores que debían de coexistir en la época: el confucianismo y los principios del PCC. Uno de los principios fundamentales del confucianismo es la (‘piedad filial’), y acorde con este se comportan Yinnao y Putao. Yinnao, uno de los hijos de Shun Huaiqing y que en ese momento ha vuelto al pueblo convertido en soldado del Ejército Poular de Liberación, intenta liberar a su padre enfrentándose a las nuevas autoridades. Fracasa y finalmente él mismo tiene que responder ante sus superiores por haber organizado una rebelión para salvar a un terrateniente opresor. Putao, en cambio, sí tiene éxito. Cuando disparan a Shun Huaiqing va en busca de su cadáver para enterrarlo[1] y descubre que no está muerto sino malherido. Lo recoge, lo cura y lo esconde en el sótano del almacén durante casi 30 años. Realiza esta acción, incluso pese a saber que, en caso de ser descubierta, este hecho hubiera significado su propia muerte; sin embargo, cree que su deber como hija. Por el contrario, la actuación de Shun Shaoyong, otro de los hijos de Sun Huaiquing, está condicionada por los nuevos ideales, “amor al partido y amor al estado”. Por eso, y con el afán de prosperar en el partido, no duda en acusar a su padre. Con este acto, además de demostrar su lealtad al PCC, pretendía compensar su falta al ser hijo de un terrateniente; sin embargo, conforme avanza la historia Shun Shaoyong, familiarmente llamado Tongnao, se desilusiona al comprobar que este acto no ha servido para impulsar su carrera política.

El segundo de los hechos que resulta fundamental en la historia es la relación de Putao con los hombres Es destacable la continua y explícita presencia de la sexualidad a lo largo de toda la obra, sexualidad que, además, siempre está relacionada con el placer (o con su ausencia), y no con fines reproductivos. Así, se narra detalladamente como la relación entre Putao y el músico Zhu Mei permiten a aquella el descubrimiento del deseo y del sexo placentero (a diferencia de lo que había ocurrido en su matrimonio concertado con Tienao). A esta relación le seguirán otras, p. ej., con Shun Shaoyong, del que tiene un hijo; con Dongxi, quien muere trágicamente al intentar salvar a la sexta tía Shi del derrumbamiento de su cueva; con Chunxi, viejo compañero de juegos y del Equipo de Ayuda Mutua que se hará presidente de la Comuna; y con el camarada Piao, escritor de la ciudad enviado por el partido en el marco de la Revolución Cultural. Un rasgo común a todas estas relaciones es que siempre se producen fuera de las normas sociales establecidas. Por ejemplo, Putao mantiene relaciones con varios hombres casados, como p. ej., Dongxi, Chunxi o el camarada Piao, y únicamente en el caso de Dongxi se hace referencia a que este pediría el divorcio y se casaría con Putao. Sin embargo, es a Shun Huaiqing, consciente del rechazo social hacia las viudas que mantenían relaciones sentimentales, al único que parece importarle esta circunstancia.  

Como hemos mencionado anteriormente, uno de los rasgos de la narrativa de Yan Geling es el protagonismo de los personajes femeninos. Estos, normalmente en situación de inferioridad, sin embargo, son capaces de decidir y de actuar, incluso en contra de los valores/normas establecidos. En este caso ese personaje es Putao, lo que en la sociedad china, con una larga tradición patriarcal, representa una gran novedad. Sin negar este hecho, la crítica además señala la utilización de los personajes femeninos como estrategia narrativa para criticar la opresión física y espiritual contemporánea (Tasker, 2010: 435). Se podría establecer, por tanto, una interpretación metafórica de Putao, hecho que resulta coherente con la narrativa tradicional. El vehículo base de dicha metáfora residiría en las similitudes existentes entre este personaje y China. Por ejemplo, uno de los ragos que caracterizan a Putao es su laboriosidad, su afán y sus dotes para el trabajo. Estos se muestran en múltiples ocasiones, p. ej., cuando vivía bajo la tutela de su madrastra, cuando se encargaba de moler el grano con la piedra del molino, cuando continúa cultivando ella sola todos los mus, cuando se convierte en granjera modelo de la comuna, etc. De igual forma, es destacable como varios personajes, p. ej., Shun Huaiqing, alaban la fortaleza de Putao, la creen capaz de sobreponerse a todo, y un ejemplo de que, pese a todo, la vida continua (otros personajes, en cambio, acaban sucidándose).

Desde la perspectiva histórica, la novela comienza con la invasión japonesa, a la que siguió el enfrentamiento entre nacionalistas y comunistas, que supuso la llegada al poder de Mao Zedong. Con él, y bajo los ideales del socialismo, se intentó reorganizar y restructurar el país. La novela no está centrada en la descripción de estos, pero sí se hace alusión a ellos, puesto que de una forma u otra afectan a los personajes, como seguidamente tratamos de mostrar.

Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la llamada Revolución Agraria, que supuso el reparto de las tierras y propiedades de los que se consideraban enemigos del pueblo. En la novela se utilizan varios nombres para identificarlos (señores feudales, terratenientes, opresores…), y se atribuye a Sun Huaiqing dicho papel, por eso el pueblo de Shitun se reparte sus propiedades y los productos que había en su tienda. Por el contrario, Putao, en la medida que se interpreta que había sido explotada y privada de libertad por los Sun, se convierte a ojos de los demás en símbolo de las víctimas del viejo sistema. Putao nunca llega a reconocerse en esa situación, por lo que una y otra vez personajes como Cai Hupo inciden en que lo que debe hacer es “aumentar su conciencia de clase”, asistiendo, p. ej., a la Asambleas en el Centro de Educación y Cultura (antigua tienda de Shun). Putao asiste, aunque no por razones ideológicas, sino porque durante ese momento era una especie de “tiempo libre”, durante el que podía coser.

Se alude también a la campaña de Producción de Acero durante el Gran Salto Adelante. Dado que el mensaje que se difundió era que quien no colaborara en la producción de acero no amaba el país, el conflicto surge con la negativa de Putao a entregar la cazuela en la que preparaba la comida a los cerdos. Sin embargo, nuevamente la respuesta de Putao no obedece a cuestiones ideológicas sino prácticas, pues dónde si no iba a prepararles la comida a los cerdos- parte importante de su sustento.

Con la llegada del anticomunista Piao y otros tantos estudiantes al pueblo, se alude a la Revolución Cultural y al intento de purgar a China del Revisionismo. Asimismo, encontramos referencias, más o menos extensas, a la Guerra de Corea, a la alianza de nacionalistas y EEUU en la disputa por Taiwán; al conflicto con la URSS durante los años 60; a la misteriosa muerte de Lin Biao; al reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre EEUU y China, a la detención de la Banda de los 4; y a las campañas de Planificación familiar que promovieron la esterilización de las mujeres.

Además de los acontecimientos políticos a lo largo de la novela se muestran las nuevas formas de organización que implantó el regimen socialista, como p. ej., los Grupos de Ayuda Mutua, las coperativas agrícolas, la organización en comunas y su competencia por lograr la mayor producción de grano o las cartillas de racionamiento y los cupones con los que comprar comida. Sin embargo, según la novela, estas nuevas formas de organización socio-política no repercutieron en un aumento de la calidad de vida de la población. Por ejemplo, varios personajes recuerdan otros tiempos en los que aún con terratenientes no llevaban las ropas raídas y comían panecillos o fideos con carne, y es precisamente la desesperación por el hambre lo que desencadena la muerte de Xie Zhexue o la emigración a la ciudad, pese a no estar permitida. Además, la multitud de cambios- políticos y sociales- genera entre los habitantes de Shitun cierta desconfianza, y también desilusión. La incredulidad sobre la estabilidad de la situación hacen que, p. ej, Putao piense que en poco tiempo se tornarán las cosas y Shun podrá salir de su escondite. En cambio, la desilusión se ejemplifica más claramente en Dongxi, quien piensa que la campaña por superar a los imperialistas ingleses y americanos o la revolución habían quedado reducidas a un eslógan.

Finalmente, la novela, además de una ficción que muestra los acontecimientos políticos y sociales vividos durante la 2ª mitad del s. XX en China, se convierte en ocasiones en una descripción etnológica de China. En este sentido es especialmente reseñable la profusión de detalles culinarios y alimenticios que en esta encontramos, lo que permite entender algunos de los rasgos que sobre las costumbres chinas más llaman la atención a los occidentales. Por ejemplo, en la novela se narra como los soldados se comieron al perro, o como después de la plaga de langostas Shun enseñó a Putao a cocinarlas, o como Putao y el comandante Piao cocinaron una tortuga. Además de un rasgo de exotismo, el hecho de que en algunas zonas de China se coman estos productos se ha interpretado incluso como símbolo de barbarie, sin embargo, según se relata en la novela, solo es consecuencia de las continuas hambrunas que ha padecido la población china. Hambrunas y pobreza a las que, según se infiere en la novela, las características climatológicas de la zona, con continuas inundaciones e intermitentes periodos de sequía, han contribuido de forma decisiva. Por otra parte, pese a que los acontecimientos políticos en el inicio del s. XX subrayaron un tajante rechazo a los valores y prácticas tradicionales, en la novela, ambientada en el mundo rural, se observa su mantenimiento y vigencia. Especialmente en los momentos iniciales de la narración, y que históricamente coinciden con la República, se muestra como los habitantes de Shitun mantenían costumbres y tradiciones, como p. ej., el vendaje de los pies de las mujeres; y creencias ancestrales, como p. ej., la trascendencia de dioses, ancestros o fantasmas, o la importancia de la compatibilidad entre los horóscopos para concertar un matrimonio. Por tanto, quizá Yan Geling, a la que ya hemos mencionado se incluye en la narrativa de la diáspora, utilice su escritura para reconstruir en Occidente una imagen de China.

En resumen, en la Novena Viuda se entrecruzan dos historias, por una parte, la historia personal de Putao; y por otra parte, la Historia reciente de China. Este rasgo, aunque novedoso es común a los intelectuales de la generación de Yan Geling, y permite narrar la Historia o describir los usos y costumbres de determinada comunidad desde un punto de vista humano, desde la perspectiva de alguno de los personajes que vivió, generalmente como víctima, esos sucesos o en esa realidad.

 

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Mcwilliams, Sally E. (2005). From a Distance of One Hundred and Twenty Years. Meridians: feminism, race, transnationalism, 6 (1), 133–160.

Tasker, Yvonne (2010). Fifty Contemporary Film Directors (2ª ed). UK: Routledge.

Wen Jin (2006). Transnational Criticism and Asian Immigrant Literature in the U.S.: Reading Yan Geling's Fusang and Its English Translation. Contemporary Literature, 47 (4), 570-600.



[1] Entre otros aspectos, el ejercicio de la piedad filial atribuye a los descendientes el deber moral de otorgar al difunto un funeral adecuado y realizar periódicamente ofrendas.