reseñas
AMOR CON AMOR.
PÁGINAS ESCOGIDAS DE LAS MORADAS DE TERESA DE JESÚS
María José
Pérez González
(Carmelitas Descalzas de
Puzol. Valencia)
AMOR CON AMOR. Páginas escogidas de las Moradas de
Teresa de Jesús. Madrid, Editorial de Espiritualidad, 2012, 150 págs.
ISBN: 978-84-7068-000-7
«Mejor
se entienden el lenguaje unas mujeres de
otras» (M Pról. 4). El Castillo interior
o las Moradas aparece, ya desde el
prólogo, como palabra de mujer dirigida a mujeres: sus hermanas carmelitas
descalzas. Esta invitación al diálogo la recogen las autoras de Amor con amor, en
el marco de la preparación al cada vez más cercano V Centenario de su
nacimiento (1515-2015). Y se aprestan a entrar en conversación con Teresa,
madre y maestra de vida.
La estructura
de la obra que reseñamos es similar a las tres ya publicadas anteriormente por
las autoras en esta serie: Una luz tan
diferente[1],
Juntos andemos[2] y Comenzando siempre, antologías del Libro de
Dos grandes
partes constituyen el libro: la primera, dedicada a la obra (estudio
introductorio) y la segunda, la más extensa, contiene la selección y el
comentario de los textos más ricos y significativos de la que está considerada
como la obra cumbre de la pluma teresiana.
La parte
primera, como decíamos, dedicada al estudio de la obra, inicia al lector en
diversos aspectos literarios de las Moradas.
Algunas de las cuestiones abordadas son: la táctica de la escritura por
mandato, utilizada por Teresa como escudo defensor en un ambiente de sospecha
hacia la mujer; la estructura y el contenido doctrinal de la obra; el riquísimo
despliegue simbólico y las posibles fuentes del símbolo del castillo; el
carácter oral-coloquial de la obra; las técnicas de suspense introducidas por
la autora; la abundancia de elementos metadiscursivos; el carácter femenino del
libro… Asimismo, se constata el sustrato autobiográfico de la obra,
disimulado bajo la forma de la tercera persona: «yo sé de una persona que…»,
sin duda por temor a
Por tratarse
de una antología temática, Amor con amor no
sigue el orden lineal de las siete moradas, sino que selecciona los textos de
acuerdo con el contenido de los mismos. Las autoras han titulado cada uno de
los seis capítulos de esta segunda parte con el nombre de alguno de los
principales símbolos teresianos de Moradas:
1. El
castillo: la persona
2. De gusano a
mariposa: la metamorfosis
3. El brasero
encendido: Dios
4. Agua y
fuego: la oración
5. Piedras
firmes: el amor
6. La bodega:
la comunión plena
El símbolo
principal (que Teresa llama siempre “comparación”) es el de la persona como
castillo en el que habita un huésped: Dios. La autora retoma, en ese sentido,
algo que ya había afirmado en su segundo libro, Camino de perfección: «No nos imaginemos huecas
en lo interior». Pero los símiles teresianos no son
estáticos, sino que parecen cobrar vida y movimiento. Así, la persona es no
solo el castillo, sino el habitante de ese castillo, que, cansado de merodear
con las sabandijas que rodean la cerca exterior (es decir, hastiado de la
superficialidad y alienación de su vida y relaciones) decide entrar en el
castillo (la puerta es la oración) y no se detiene hasta culminar el viaje en
su centro. Allí, en la cámara nupcial, la bodega de licores exquisitos, la
séptima morada, le espera su Dios.
Teresa deja
claro también que viajar buscando el centro no es solo tratar de alcanzar a
Dios, sino buscar lo más rico de la persona, lo más humano. En ese sentido, uno
de los primeros temas abordados es el del conocimiento propio (lo que la
crítica ha llamado socratismo teresiano).
Destacan las
autoras de Amor con amor la visión
tan positiva del ser humano que aparece en Moradas,
y concretamente, de la mujer, en una época en la que se la consideraba «flaca y
deleznable más que ningún otro animal», en palabras de fray Luis de León, por
otro lado, profundo admirador de la santa. Teresa, en cambio, va a describir a
la persona (toda persona) con estos términos:
«No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la
gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros
entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no pueden
llegar a considerar a Dios, pues Él mismo dice que nos crió a su imagen y
semejanza» (1M 1, 1).
Y continúan
las carmelitas de Puçol señalando que, al establecerse también para la mujer
ese destino de plenitud humana y espiritual que supone alcanzar la séptima
morada, Teresa está introduciendo un elemento contracultural en su tiempo,
caracterizado por la infravaloración de las capacidades de las mujeres.
El título de
la obra: Amor con amor, está tomado
de una frase del libro en las moradas quintas: «Todo es amor con
amor» (5M 4, 3). Dos amores, el de Dios y el de Teresa, el
recibido y el entregado. O un único amor, hecho cuerpo y espíritu en esta
mujer: el amor al Otro, el amor a los otros.
Quizás el símbolo más
original, y sin duda, uno de los más hermosos, es el del gusano de seda y su
transformación en mariposa, recogido en esta antología en el capítulo segundo.
Representa la transformación operada en la persona durante el proceso
espiritual. Tras el esfuerzo (ascesis) de labrar el capullo de seda, la persona
constata una desproporción en el resultado de su propia evolución interior.
Dios ha obrado el milagro de la gracia transformante y la unión con Él, por
pura gracia. Aún vendrán otros símbolos que representan una cada vez más
estrecha unión entre la persona y Dios: los desposorios (en las sextas moradas)
y el matrimonio espiritual (en las séptimas).
¿Para qué sirve todo esto?
–se preguntará el lector de hoy, como lo hacía ya el del siglo XVI. Teresa deja
claro en este libro que ni la transverberación, ni los arrobamientos ni las
visiones son para el disfrute personal:
«Para
esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de
que nazcan siempre obras, obras» (7M 4, 6).
Y es que no radica en los
fenómenos extraordinarios la verdad de la experiencia mística. La verificación
vendrá por la calidad del amor que la persona vive:
«¿Sabéis
qué es ser espirituales de veras?: hacerse esclavos de Dios, a quien, señalados
con su hierro que es el de la cruz, porque ya ellos le han dado su libertad,
los pueda vender por esclavos de todo el mundo, como Él lo fue» (7M 4, 8).
Y porque lo que
identificamos habitualmente con mística (los fenómenos sobrenaturales) no es lo
más importante, prácticamente cesan al llegar a la última morada, donde «solo
Él y el alma se gozan con grandísimo silencio» (7M 3, 11).
Convencidas de la perenne
vigencia de la doctrina teresiana, y de la inigualable elegancia de su estilo,
las autoras de Amor
con amor buscan con esta antología comentada ayudar a entender la obra y su
mensaje, pensando, sobre todo, en un público poco familiarizado con el español
del siglo XVI y con los parámetros culturales y religiosos de aquel tiempo.
[1] Véase la reseña en Tonos, Nº. 19:: http://www.um.es/tonosdigital/znum19/secciones/rese-4-luz.htm
[2] Obra
reseñada en Tonos, Nº. 22: http://www.um.es/tonosdigital/znum22/secciones/resenas-8-juntos_andemos.htm#_edn1