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Revista de estudios filológicos
Nº24 Enero 2013 - ISSN 1577-6921
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reseñas

DESAFÍOS Y ESTRATEGIAS COMUNICATIVAS DE LAS ENFERMEDADES RARAS

Juan Manuel Arcos Urrutia

 (Grupo ECCO. Universidad de Almería)

 

 

Reseña:

Antonio M. Bañón Hernández, Javier Fornieles Alcaraz, Josep A. Solves Almela, Inmaculada Rius Sanchis (Coord.), Desafíos y estrategias comunicativas de las enfermedades raras: la investigación médica como referente. Estudio cuantitativo-discursivo de la prensa escrita impresa y digital española (2009-2010), Valencia: CIBERER, 2011, 216 p. ISBN 978-84-694-0596-3.

 

 

El libro Desafíos y estrategias comunicativas de las enfermedades raras: la investigación médica como referente está editado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) y está coordinado por el Grupo de Investigación sobre Discapacidad y Comunicación (GIDYC) de la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia, y el Grupo de Investigación Estudios Críticos sobre la Comunicación (ECCO) de la Universidad de Almería. Es el primer monográfico sobre este tema que ha sido publicado en el panorama europeo. Este es uno de los motivos por los que podemos afirmar que estamos ante una investigación de especial interés social y científico. Otro motivo es la rigurosidad y originalidad de sus análisis y propuestas, así como la utilización conjunta de aproximaciones cualitativas y cuantitativas.

El volumen está dividido en diez capítulos que se ocupan de la representación periodísticas de las Enfermedades Raras (en adelante, ER) en la prensa nacional durante los años 2009 y 2010. El estudio comienza con un capítulo de los profesores Antonio Bañón y Javier Fornieles, «Comunicación y Enfermedades Raras: contextualización». Es un excelente capítulo que demuestra no sólo experiencia en el estudio del discurso y de la comunicación, sino también un amplio conocimiento de la realidad social de las ER en España. Entre otras, las cuestiones abordadas son las siguientes: 1. El difícil acceso al debate social sobre la salud y la enfermedad por parte de las asociaciones de ER, aunque cada vez más los profesionales de la medicina ya incluyen en sus artículos, referencias a asociaciones e incluso sus direcciones concretas. 2. La función comunicativa desempeñada por actores de especial relevancia social, a los que los autores denominan voces, portavoces, altavoces, proyectores, referentes y difusores. 3. Los procesos de distanciamiento y aproximación en la representación de las ER y de los afectados. Bañón y Fornieles alertan, en este punto, sobre la necesidad de que los profesionales de los medios de comunicación no se conformen con la representación fácil de las ER, es decir, con una representación sensacionalista. 4. El protagonismo de los nuevos medios de comunicación en el movimiento social a favor de las ER, como es el caso de Internet y de la web 2.0. 5. Los argumentos y contraargumentos básicos sobre financiación e investigación de las ER. Estos argumentos y contraargumentos están relacionados con la justificabilidad, la rentabilidad, la abordabilidad y, finalmente, la especificidad de las ER. De especial interés nos parece la propuesta de los autores en relación a la utilización de una disciplina relacionada con el Análisis crítico del discurso y que denominan Análisis Crítico y Constructivo del Discurso y de la Acción. Sin duda, una propuesta muy sugerente y con gran recorrido en futuros estudios transdisciplinares sobre temas socialmente relevantes.

Sebastián Sánchez (Universidad de Valencia), en el capítulo segundo ofrece un estudio cuantitativo de la presencia de las ER en la prensa española. Crea un marco metodológico ajustado al tema objeto de estudio con la intención de que pueda servir para posteriores investigaciones. Una de las conclusiones del análisis de contenido de Sánchez es que no todos los medios estudiados informan del mismo modo sobre ER. Este mismo autor, junto con Inmaculada Rius, ambos pertenecientes al Grupo GIDYC, son los responsables del siguiente capítulo del libro, titulado «Enfermedades Raras: competencias, retos y habilidades periodísticas». Los valores descriptivos que sirven de base para su estudio son, por ejemplo, el soporte, la periodicidad, la incursión o la ausencia en la portada, el número y lugar en la página o la sección donde aparecía la información sobre ER. Además de estos valores descriptivos, los autores añaden otros tres referentes básicos: las fuentes noticiosas, los autores de las informaciones y quiénes podrían convertirse en los posibles lectores de éstas. Sobre las fuentes, destaca la heterogeneidad de las mismas. Con respecto a la autoría, también destaca la diversidad de los firmantes de las noticias. En cuanto a los encuadres, éstos se agrupan en tres categorías: a) los afectados y familiares; b) los médicos, investigadores y/o genetistas;  y c) los representantes institucionales.

Las noticias sobre ER ocupan la mitad superior de las páginas de las publicaciones impresas, tanto en páginas pares como impares. Pero no suelen abrir sección, son expuestas en una sola página, a una columna, y en forma de noticia. Por lo que respecta al número de noticias publicadas por Comunidades Autónomas, según el corpus consultado, Andalucía, Galicia, Murcia y Castilla y León destacan por delante de comunidades autónomas como Cataluña, Madrid o Comunidad Valenciana.

Otro apartado muy importante del capítulo es el referente a los tópicos, a los temas y a los valores noticia. Cuatro son los tópicos de estas noticias: investigación, enfermedad, política institucional y solidaridad. En el encuadre del tema, la investigación científica o descubrimiento es lo que más interesa. Le siguen la denuncia o reivindicación y la política institucional. El tema que menos interesa es el de la Ley de Dependencia. Finalmente, el valor noticia que más se asociaba era la novedad, la proximidad, la rareza o la curiosidad, la evolución futura, el dramatismo y, finalmente, la cantidad de personas afectadas.

Por lo que respecta a las fotografías que acompañan a las noticias, se muestra una preferencia por las personas en comparación con edificios, elementos del organismo y/o de las enfermedades. Los grupos más representativos son los investigadores y/o genetistas, representantes institucionales, afectados niños, afectados adultos, médicos, familiares de los afectados, personajes sociales y/o famosos, asociaciones y/o fundaciones. En último lugar, tendríamos a cuidadores profesionales y/o personal sanitario.

El capítulo finaliza con unos apuntes sobre el bajo valor que, como fuente, representaba el CIBERER para los medios impresos y digitales de la muestra del estudio. Sin embargo, en los encuadres registrados por personas, su director, Francesc Palau, figuraba en segundo lugar de aparición, sólo superado por la Ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez.

En el siguiente capítulo, «Valores noticia, encuadres y enfermedades raras», escrito por Àngels Álvarez y Mª Teresa Mercado, se relacionan los valores obtenidos en diversos ítems al cruzar distintas variables, con objeto de obtener conclusiones más detalladas en relación al modo con el que se reflejan a las personas con ER. En primer lugar, uno de los criterios de importancia que interviene en la definición de la noticia es el relativo a la aparición de ciertos personajes importantes. En este estudio destacan seis nombres: Trinidad Jiménez, Francesc Palau, Cristina Garmendia, Elena Salgado, Andrés Iniesta y Rosa Sánchez de Vega. Por lo que respecta a los encuadres informativos preferentes,  los medios dirigen la atención hacia la investigación y hacia la reivindicación. Por otro lado, las denominaciones más frecuentes para referirse a los protagonistas de la noticia son “enfermos” o “pacientes”, seguidos de “niños” o “afectados”. A su vez, del estudio realizado sobre los tópicos o encuadres específicos se desprende el enorme poder que otorgan los medios al enfoque de la investigación, que aparece como valor en alza en la mayoría de ellos.

Àngels Álvarez y Mª Teresa Mercado también son las responsables del capítulo quinto, titulado «Enfermedades raras, jerarquía informativa y participación del lector en medios generalistas y especializados». Destacan, en primer lugar, que las ER pocas veces consiguen colarse en la primera página de los medios, por lo que las cabeceras analizadas no muestran una sensibilización especial o una predisposición a ubicar las informaciones sobre ER en la portada. A continuación, las autoras analizan la posición de las noticias en la página, así como el tipo de medio, ya sea éste generalista o especializado. También subrayan la importancia de la aparición o ausencia de imágenes en las noticias sobre ER, recordando que las fotografías son elementos de gran importancia en la arquitectura visual de las páginas, por lo que su utilización forma parte, sin duda, de la estrategia de captación del interés del lector.

Por otro lado, en relación a los géneros periodísticos, el macrogénero información (63,74%) es el que aparece con mayor frecuencia en el total de noticias analizadas frente al macrogénero interpretativo (19,58%) y al macrogénero opinión (16,68%).

Finalmente, la participación es uno de los rasgos principales de la comunicación interactiva. En todas las inserciones sobre ER registradas en los medios on line, un 21,8% realiza algún comentario, mientras que más de un 31% participaron en los medios de pago y más de un 48% en el caso de los medios gratuitos. Pero si tenemos en cuenta estos datos para los medios especializados en medicina, discapacidad o ciencia, la cifra se reduce un poco más, llegando al 8,59% de los lectores.

El capítulo «Valores diferenciales de las enfermedades raras: denuncia, reivindicación y drama» está firmado por las investigadoras del Grupo GIDYC Anunciación Ramírez e Inmaculada Rius. Plantean la correlación que pudiera existir entre la autoría de las informaciones analizadas con el tema de la pieza informativa, los valores noticia que en ella pudieran darse y los tópicos. Las autoras comienzan el capítulo mostrando el interés por interrelacionar hipótesis como la autoría de las informaciones analizadas y el encuadre temático-textual, así como los valores noticia y los tópicos. En segundo lugar, Ramírez y Rius presentan un apartado sobre la autoría como valor diferencial, en el que la proximidad y la novedad son los dos valores que se mantienen en los primeros puestos, con la excepción del bloque de noticias firmado por redacción y agencias, en el que proximidad, como apuntan ellas, queda precisamente en las posiciones finales de la lista. Destaca, también, el dramatismo en las noticias firmadas con nombres propios. Por otro lado, en relación a los tópicos del estudio, se concluye que enfermedad, investigación, estudio o informe, política institucional, solidaridad o ayuda, economía y marginación o aislamiento son los tópicos que ocupan los primeros puestos.  Seguidamente, se reflexiona sobre la función de portavoces de los afectados que desarrollan los familiares en gran medida. En este sentido, podría decirse que pacientes y familiares forman una unidad, no sólo cuando se habla de menores.

Antonio Bañón e Inmaculada Urán, miembros del Grupo ECCO de la Universidad de Almería, en el capítulo séptimo «La representación discursiva de las enfermedades raras y de los afectados: los nombres y la cifras», analizan las denominaciones asociadas al término genérico “enfermedad rara”. En este sentido, suelen aparecer, como apuntan los autores, los llamados distanciadores discursivos, cuya función es atenuar la responsabilidad que asume el enunciador con respecto a la expresión utilizada. Estos distanciadores, en el caso de las ER, son palabras del tipo “consideradas”, “conocidas”, “calificadas”, “denominadas”, “catalogadas” o “llamadas”. A continuación, los autores presentan una tabla muy completa donde se incluyen las principales denominaciones identificadas en el corpus analizado a partir de la base léxica “enfermedades”. Igualmente, Bañón y Urán muestran un apartado sobre número, porcentajes y estadísticas. La poca disponibilidad de datos sobre estas patologías ha sido siempre un problema a la hora de elaborar discursos periodísticos. En este sentido, hay que destacar la importancia del Estudio sobre situación de Necesidades Sociosanitarias de las Personas con Enfermedades Raras en España (Estudio ENSERio) elaborado por FEDER (Federación Española de Enfermedades Raras). Siguiendo con la cuestión de las cifras, tres millones es la cifra estrella cuando se trata de hacer una estimación con respecto al número de personas afectadas por una de estas patologías en España.

En «Notas sobre el discurso político a propósito de las enfermedades raras», Samantha Requena y Antonio Bañón comentan que hay dos elementos especialmente destacables en el discurso político. El primero está relacionado con la presencia o no de elementos que marcan los tiempos de la acción de una forma definida o indefinida. El segundo elemento tiene que ver con el grado de simetría o asimetría que es posible detectar cuando cotejamos el decir y el hacer de los políticos con responsabilidades directas o indirectas en el ámbito de la salud y de las ER. Mención aparte, como apuntan los autores, merece el hecho de decir, sólo decir, sin establecer ninguna vinculación con una acción futura. En este sentido, si se analizan este tipo de mensajes, se llega a la conclusión de que hay proximidad afectiva, pero que apenas se establecen compromisos concretos. En última instancia, cuando se habla del discurso político sobre las Enfermedades Raras se dan distintos procesos de representación de las responsabilidades. Si lo que se dice es bueno, lo normal será aceptar la responsabilidad de lo hecho. Si lo que se dice, no es bueno, la estrategia irá encaminada, más bien, a ceder la responsabilidad o a extenderla.

En el siguiente capítulo, «El tratamiento discursivo de la investigación y de los investigadores en torno a las Enfermedades Raras», de Antonio Bañón y Samantha Requena, los autores nos indican que se muestran dos tipos de discursos valorativos en la investigación. En primer lugar, el discurso de la valoración negativa, que denuncia la escasez de tratamientos y de inversiones en ER y, en segundo lugar, el discurso de la valoración positiva, ya que en la investigación es donde puede encontrarse una vía de solución para gran parte de los problemas de estos pacientes. Asimismo, la representación tan positiva que encontramos sobre la investigación en la prensa está relacionada con el sentimiento de fascinación que suscita lo bio-tecnológico en la actualidad y que comparten los profesionales de los medios de comunicación. Aunque junto a las valoraciones positivas, los autores han encontrado también testimonios críticos. Pero en estos casos destaca el hecho de que se prefiere hablar en términos generales sobre la investigación o sobre las carencias, las debilidades o los fracasos de la ciencia, y no tanto de los científicos e investigadores. Por otro lado, algunas de estas críticas aparecen en el discurso de los pacientes y de las asociaciones.

Pero lo más significativo, como apuntan los autores, lo encontramos en los argumentos que se exponen para justificar la ausencia de investigación en ER. Aparece un argumento claro sobre la complejidad y la supuesta inabordabilidad, materializado discursivamente de formas muy dispares. Otro argumento es el que se refiere a la imposibilidad de investigar cada una de las patologías identificadas. El contraargumento que nos apuntan los autores ha consistido en recordar la importancia de la transversalidad en este tipo de patologías.

En el último capítulo, titulado «Análisis del discurso multimodal: las fotografías en la información sobre Enfermedades Raras», Javier Fornieles y Antonio Bañón llevan a cabo un estudio muy interesante sobre la función de las imágenes en las noticias de prensa sobre ER. En el caso de este tipo de patologías, junto a los protagonistas de la noticia (pacientes, médicos, políticos, directivos de las asociaciones) abundan las imágenes tópicas en las que el centro de interés lo ocupa un plano detalle de un órgano afectado o de algún instrumento médico. Son fotografías que acompañan sobre todo las noticias relacionadas con la investigación o los avances científicos. Asimismo, destacan imágenes en las que se recoge a los afectados y su entorno familiar. Predominan las fotos de primer plano y de plano medio, en las que el lector infiere una serie de rasgos psicológicos. En este capítulo, se han aportado una serie de ejemplos muy relevantes que ponen de manifiesto el valor funcional de las imágenes, así como otras características, como por ejemplo, el tamaño de la imagen o su posición en la noticia. También aparecen imágenes con un matiz sensacionalista y otras veces imágenes que no tienen nada que ver con el texto de la noticia. Los autores de este capítulo terminan hablando del tratamiento inadecuado que aparece en el medio Internet. Fornieles y Bañón añaden que la búsqueda de imágenes de archivo en Internet para cubrir la noticia genera frecuentes errores. Aunque este medio ofrece sin duda grandes posibilidades en este terreno y las asociaciones le sacan mucho beneficio.

Tras los capítulos, el libro nos ofrece una serie de conclusiones y propuestas de actuación realizadas conjuntamente por los grupos de investigación GIDYC y ECCO. Entre las conclusiones más representativas tenemos, por ejemplo, que la opinión es escasa, tanto por parte del emisor como del receptor de las informaciones. Ello puede reflejar un bajo interés desde el punto de vista de la concienciación social. También destaca que no hay una preocupación por ampliar la información, ni en espacio (por columnas o páginas), ni a la hora de darle una preferencia informativa de primer orden (presentación en la portada). Por lo que respecta a las propuestas de actuación sobre el tratamiento de las enfermedades raras en los medios de comunicación, aparece un decálogo en el que se incluyen también posibles retos de futuro. En primer lugar, hay que consolidar el interés creciente por las ER que han mostrado los medios de comunicación españoles. En segundo lugar, hay que pasar a una nueva fase en la información sobre ER: el número de impactos debe ir acompañado por una mejora de los aspectos cualitativos de la información. Finalmente, la representación periodística del conflicto y de la colaboración entre pacientes y profesionales o administraciones públicas debería servir para generar espacios conjuntos de reflexión, identificando ejemplos de buenas y de malas prácticas.

En resumen, estamos ante un libro original, riguroso y útil desde el punto de vista social. Es un libro que demuestra la importancia de la transferencia del conocimiento desarrollado en las universidades. La investigación cuantitativa y también la cualitativa (especialmente el Análisis Crítico del Discurso) deben servir, siempre que sea posible, para generar trabajos conjuntos. Los objetivos de investigación complejos necesitan una aproximación compleja, pero eso no debe resultar un inconveniente. En todo caso, un reto. Merece la pena destacar, también, que este libro demuestra una circunstancia de especial relevancia en el ámbito universitario: el trabajo de grupos de investigación distintos es una línea que hay que promover más ya que la mirada transdisciplinar siempre acaba enriqueciendo los resultados obtenidos.