estudios
LOS DIFERENTES ROLES DEL PROFESOR Y DE LOS ALUMNOS EN UN
AULA DE LENGUA EXTRANJERA
Antonio Daniel Juan Rubio
Isabel María García Conesa
(Centro
Universitario de la Defensa San Javier. CUD – UPCT)
danirubio71@hotmail.com / isabl.maria@hotmail.com
Resumen
Como ha
ocurrido con los métodos didácticos
desarrollados en el campo de la enseñanza y el aprendizaje de segundas lenguas en las últimas décadas,
la de la maestra y los roles del alumno en el aula recientemente
han sufrido cambios importantes e
interesantes. Hay varias razones
para ello. Por un lado, las
importantes transformaciones que tienen lugar en la sociedad y la forma en cómo las nuevas relaciones sociales entre los
individuos están jerárquicamente establecidas.
Por otro lado, los recientes cambios en la estructura del
sistema educativo español, junto con
la creación de nuevos contenidos y objetivos educativos. Todos ellos han tenido un efecto significativo sobre la
manera cómo los profesores y los
alumnos interactúan en el aula.
Uno de los
objetivos más importantes de los profesores de segundas lenguas es hacer que los estudiantes conscientes de la responsabilidad propia de los estudiantes en el proceso de
aprender un segundo idioma en sí.
A tal efecto, actividades de
sensibilización deben ser
abordados para explicar a los
estudiantes los beneficios personales
y profesionales de aprender un segundo idioma.
Palabras clave
métodos didácticos
– los papeles del alumno y del profesor – aprendizaje centrado en el alumno –
metodología comunicativa
Abstract
As it has happened with
the didactic methods developed in the field of the teaching and learning of
second languages in the last decades, the teacher’s and the learner’s roles in
the classroom have recently undergone interesting and important changes. There
are several reasons for this. On the one hand, the important transformations
taking place in society and the way how new social relations among individuals are
hierarchically established.
On the other hand, the
recent changes in the structure of the Spanish educational system, together
with the establishment of new educational contents and objectives. All of them
have had a significant effect on the way how teachers and learners interact in
the classroom.
One of the most
important goals of teachers of second languages is to make student aware about
the students’ own responsibility on the process of learning a second language
itself. For that purpose, raising awareness-activities must be addressed to
explain students the personal and professional benefits of learning a second
language.
Keywords
didactic methods – teacher’s &
students roles – learner-centred approach – communicative methodology
1. Introducción
En primer
lugar, es importante destacar lo que el doctor James Asher, profesor de
psicología, dijo sobre el profesor de lengua extranjera: “el profesor de
lenguas extranjeras o de segundas lenguas se ha convertido en un caso
particular, ya que su papel ha experimentando un cambio significativo”[1].
Como resultado
del enfoque comunicativo de la enseñanza de segundas lenguas, el proceso de
enseñanza-aprendizaje ha llegado a basarse en la interacción constante y en el
uso de la segunda lengua en el aula. Como ha ocurrido con el resto de materias
del plan de estudios oficial del currículo, el alumno ha llegado a desempeñar
un papel activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, el
profesor ya no es el único actor responsable en el proceso educativo, sino que
tiene que haber un proceso de toma de decisiones en el mismo.
Es de esperar,
y de exigir, que los profesores de lengua extranjera tengan un conocimiento
profundo y exacto de los diferentes métodos didácticos de de los contenidos
lingüísticos de materia. Sin embargo, eso ya no es suficiente para dichos
profesores. Por lo tanto, se tendrá en cuenta el orden natural en la
adquisición de la segunda lengua, el concepto de interlingua, el papel
desempeñado por los errores en el proceso de aprendizaje de una segunda lengua,
y otros problemas psicolingüísticos que tendrán un efecto importante tanto en
la metodología como en los contenidos y criterios de evaluación.
En la
actualidad existe una situación dentro del campo de la enseñanza de segundas
lenguas en la que no existe un único y exitoso “método didáctico” que se pueda
aplicar en el aula. Más al contrario, se cree que la enseñanza de una segunda
lengua debe ser el resultado de una combinación de diferentes métodos.
Según la
afirmación de los lingüistas Jack C. Richards y Theodore S. Rodgers “el método no
es el aspecto más importante en la enseñanza de una segunda lengua, sino la
realización de tareas específicas y la motivación de los alumnos ante el
aprendizaje”[2].
2. Revisión de la interacción profesor-alumno en la clase de
lengua extranjera
Tradicionalmente,
la relación entre los profesores y los alumnos ha sido el resultado de una
situación jerárquica en la que los roles se identificaban clara y nítidamente.
Como afirmó el especialista John M. Sinclair: “considerando que los profesores
han jugado un papel activo en calidad de oradores, los alumnos han adoptado uno
pasivo como meros oyentes”[3].
Sin embargo, el
enfoque comunicativo de la enseñanza y el aprendizaje de segundas lenguas ha
supuesto la adopción de un papel activo de los alumnos, por lo que la
adquisición lingüística y el desarrollo de la competencia comunicativa pueden y
deben tener lugar. Dentro de esta nueva situación, el profesor no debería
desempeñar el papel principal sino que tendrá que orientar, coordinar y ayudar
a los alumnos durante su propio proceso de aprendizaje.
Si el alumno se
convierte en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje en su conjunto, por
lo tanto, el docente tendrá que llevar a cabo un análisis crítico de algunos
aspectos relacionados tanto con los estudiantes como con la segunda lengua,
como por ejemplo los siguientes: la motivación y el interés del alumno, su
nivel de competencia curricular, las diferentes relaciones personales entre los
alumnos en el aula, etc.
Todos estos
aspectos deben ser tenidos en cuenta si los profesores desean conseguir los
mejores resultados de sus esfuerzos personales y profesionales. Como se ha
mencionado con anterioridad, se espera que los alumnos desempeñen un papel
activo en todo el proceso.
Sin embargo,
esta participación activa de los alumnos se relaciona no sólo con el uso de la
segunda lengua en el aula, sino también con la toma de decisiones junto con el
profesor, en referencia a algunos
aspectos importantes del proceso de enseñanza-aprendizaje, tales como: los
contenidos, la metodología, los tipos de actividades, los procedimientos de
evaluación, la dinámica en el aula, etc.
Esta
participación activa de los alumnos en la toma de decisiones no debe significar
una falta de responsabilidad por parte del profesor. Por esa razón, el papel
del profesor en cualquier tipo de contexto de enseñanza-aprendizaje será de la
mayor importancia, sobre todo cuando hablamos acerca de la motivación de los
alumnos y de la existencia de un clima positivo en el aula.
Por lo tanto,
los profesores de lengua extranjera deben desempeñar un papel importante en los
siguientes aspectos siguiendo las indicaciones del profesor Jeremy Harmer[4]:
1)
La planificación y el calendario de objetivos, contenidos,
procedimientos de evaluación y criterios de evaluación, de acuerdo con los
alumnos. Esta planificación de la práctica docente no significa un rechazo de
la habilidad del profesor para mostrar improvisación y creatividad en el aula.
2)
La adopción de una actitud positiva y generosa con el
esfuerzo y el trabajo de los alumnos.
3)
Ofrecer actividades interesantes y variadas con el fin de
alcanzar unos objetivos claramente definidos.
4)
Mantener el orden y la disciplina en el aula pero sin
dejar de lado que los estudiantes necesitan comunicarse y participar
activamente,
5)
Motivación para el trabajo organizado en un ambiente
relajado.
6)
Mostar el mismo interés y motivación frente a los
alumnos, a pesar de la rutina diaria del aula.
7)
La promoción de una relación positiva entre los alumnos y
entre el profesor y los alumnos.
8)
Hacer que los alumnos tomen conciencia de la necesidad
del estudio individual y en trabajo en casa, más allá de la actividad diaria en
el aula.
9)
Reconocer el éxito del alumno pero sin ser demasiado
crítico con respecto a sus fracasos. La retroalimentación es un componente
importante de las teorías del aprendizaje. El alumno necesitan que le digan o
le muestren la forma en la que está aprendiendo para recibir un juicio
valorativo por parte del profesor sobre su rendimiento. Así que podemos esperar
que la retroalimentación sea un factor importante en el discurso docente.
3. El papel del profesor y del alumno en la clase de lengua
extranjera
Hoy en día, el
papel del profesor en el aula debe ser principalmente la promoción del
aprendizaje en los alumnos. Para ello, los profesores deben ser entrenados en
una serie de diferentes, a la par que útiles, técnicas y habilidades que les
permitan tomar decisiones de acuerdo con la realidad heterogénea del aula: los
diferentes niveles de conocimiento lingüístico, los diferentes ritmos de
aprendizaje, los diferentes niveles de motivación, y las diversas expectativas
de los alumnos.
Por lo tanto,
la práctica docente diaria tendrá que enfrentarse a esa heterogeneidad, pero dentro
de lo posible, de la manera más individualizada que la situación permita. Por
ende, el profesor de lengua extranjera debe, según el profesor John Haycraft[5]:
1.
Tener un conocimiento claro y preciso de los últimos
estudios sobre la enseñanza y el aprendizaje de segundas lenguas.
2.
Promover la mayor participación posible de los alumnos.
La distribución física del alumnado en el aula de manera decisiva ayudará a
logar este fin.
3.
Desarrollar la práctica docente más variada posible,
tanto en los temas, materiales y actividades, como en los procedimientos
utilizados en la práctica diaria en el aula, lo que contribuirá decisivamente a
la atención a la diversidad y a la motivación de los estudiantes.
4.
Involucrar a los estudiantes en todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje de una segunda lengua, y por lo tanto, en el proceso de
decisión.
5.
Contribuir al aprendizaje cooperativo y a la adquisición
de estrategias de estudio y de auto-estudio.
6.
Motivar a los alumnos para que usen la segunda lengua
tanto en el aula como fuera de ella. El profesor dominará la conversación en el
aula, la cantidad, la variedad, y el grado de control ejercido. Por lo tanto,
una reestructuración fundamental del discurso se hace necesaria para mejorar
las oportunidades comunicativas de nuestros alumnos.
El desarrollo
curricular debe ser un esfuerzo cooperativo entre profesores y alumnos, ya que
los alumnos deben participar activamente en las decisiones sobre el contenido,
la selección de la metodología, y la evaluación. Las razones psicológicas para
adoptar un enfoque centrado en el alumno han sido reforzadas por la
investigación sobre la adquisición de segundas lenguas, así como en el área de
los diferentes estilos de aprendizaje.
Como el
profesor estadounidense Paul T. Wright llegó a afirmar: “como de alguna manera
hemos observado antes, los resultados del aprendizaje se verán influidos por la
percepción de los alumnos sobre cómo deben contribuir a la naturaleza y las
exigencias de la propia tarea y sus definiciones de la situación en la que la
tarea se lleva a cabo”[6].
Una forma de
hacer frente a este enfoque centrado en el alumno es involucrar a los alumnos
en el diseño y en la selección de tareas. También debería ser posible permitir
que los estudiantes decidieran qué hacer y cómo hacerlo. Esto, por supuesto,
implica un cambio importante en las funciones tradicionalmente asignadas a los
estudiantes y a los profesores.
El alumno tiene
la posibilidad de planificar y monitorizar el aprendizaje y, romper las
barreras de jerarquía establecidas. Para muchos alumnos, las oportunidades de
comunicación en el idioma que están aprendiendo principalmente aparecerán en el
contexto del aula. Por lo tanto, es esencial que este idioma se convierta en el
principal medio de comunicación en el aula tanto entre el profesor y los
alumnos como entre los propios alumnos.
Las
posibilidades del uso del inglés en el aula van a crecer exponencialmente si
los profesores aplican los siguientes pasos básicos:
q
La planificación de los procedimientos que requieren el
uso de la segunda lengua, de acuerdo con el nivel de los alumnos y teniendo en
cuenta que, por lo general, comprenden más de lo que son capaces de producir.
q
Expresarse de la forma más clara y sencilla posible.
Reforzar visualmente las explicaciones y las correcciones por medio de gestos,
dibujos, objetos, el uso de la pizarra, etc.
q
Acostumbrar a los alumnos a que empleen fórmulas
idiomáticas en inglés. La enseñanza y la promoción del uso de términos
genéricos mejoran su capacidad de comunicación.
q
Familiarizar a los alumnos con las expresiones más
comunes que se utilizan en el aula y su uso frecuente y coherente. Promover la
capacidad de los alumnos para inferir el significado por medios lógicos como el
contexto y las asociaciones.
3.1.
El papel del
docente
El papel fundamental
de los profesores es el de crear las condiciones adecuadas para el aprendizaje
de los alumnos. Por lo tanto, su labor será la de ayudar a sus alumnos a
desarrollar su competencia comunicativa. Los profesores también serán
responsables de la creación de una cierta atmósfera relajante en la que los
alumnos participen en las decisiones sobre el proceso de aprendizaje.
La función del
profesor ya no es la de ser un controlador absoluto de la clase y explicar y
dirigir cada actividad, sino la de preparar y organizar el trabajo oral y
escrito de los alumnos y ayudarles a llevarlo a cabo en grupos, en parejas, o
individualmente. El profesor, por lo tanto, animará y fomentará las actitudes
positivas hacia la segunda lengua, la cooperación de los alumnos entre sí y con
el profesor.
Con el fin de
crear la atmósfera adecuada, los factores emocionales se deben tener en cuenta
ya que pueden tener una gran consecuencia en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. El principal objetivo será el de lograr que los alumnos
sean responsables de su propio aprendizaje. Esa es la razón por la que evitar
las críticas negativas, la tolerancia, y el ánimo constante se convertirán en
esenciales para un aprendizaje eficaz.
El papel del
profesor dependerá en gran medida de la función que realiza en las diferentes
actividades. Por lo tanto, podemos identificar diferentes roles para el
profesor de acuerdo con la clasificación ofrecida por Jeremy
Harmer[7]: controlador, asesor,
organizador, promotor, partícipe, y fuente de recursos.
a)
El profesor como controlador: el profesor tiene la
función de controlador cuando está totalmente a cargo de la clase. Controla no
sólo lo que los alumnos hacen sino también cuándo hablan y qué idioma usan. Es
evidente que la introducción de un nuevo lenguaje a menudo implica en el
profesor un rol de control, sobre todo en la etapa de la reproducción exacta.
Es importante darse cuenta, sin embargo, que este control no es necesariamente
la función más eficaz que puede adoptar el profesor. De hecho, si se desea que
los alumnos utilicen el lenguaje de alguna manera, el control tendrá que ser
relajado ya que si todo el lenguaje usado es determinado por el profesor, los
alumnos nunca tendrán la oportunidad de aprenderlo correctamente.
b)
El profesor como asesor: una parte importante de la tarea
del profesor consiste en evaluar el trabajo de los alumnos y su rendimiento y
dotar a los alumnos con la información importante para que pueda ver el alcance
de su éxito o fracaso en el desempeño de la tarea. El profesor esperará a que
la actividad o tarea se haya completado y entonces les dirá a los alumnos cómo
lo hicieron y cómo mejorar con el fin de corregir los errores, pero de una
forma suave. Es de vital importancia que el profesor sea sensible con sus
estudiantes en su papel de asesor y darse cuenta a la hora de corregir cuando
sea inapropiado.
c)
El profesor como organizador: el objetivo principal del
profesor al organizar una actividad es decirle a los estudiantes de qué van a
hablar, escribir, o leer. Dar instrucciones claras acerca de en qué consiste la
tarea, conseguir que la actividad funcione y, por último, organizar la
información cuando se haya terminado. Hay varias cosas que no se deben hacer en
la organización de una actividad. Los profesores nunca deben, por ejemplo,
suponer que los alumnos han comprendido las instrucciones. Es muy importante
comprobar que los alumnos han comprendido lo que tienen que hacer y si es
necesario utilice el lenguaje nativo de los alumnos para este fin. Es esencial
que el profesor planifique con exactitud la información que los estudiantes
necesitarán para llevar a cabo la actividad, organizarla de la manera más
eficiente posible, y comprobar que han entendido las instrucciones.
d)
El profesor como promotor: el profesor a menudo tiene que
animar a los alumnos a participar o necesita hacer sugerencias acerca de cómo
pueden los alumnos proceder con una actividad cuando hay silencia o cuando
están confundidos acerca de lo que deben hacer a continuación. Ésta es una de
las funciones más importantes del profesor, el papel de promotor de la
actividad o tarea. Este papel tiene que llevarse a cabo con discreción. La idea
es que el profesor ayude a los alumnos sólo cuando sea completamente necesario.
e)
El profesor como partícipe: no hay ninguna razón por la
que el profesor no deba participar de igual a igual en una actividad, sobre
todo cuando se llevan a cabo simulaciones o juegos de rol. El peligro estriba
en que el profesor tienda a dominar la tarea, pero el profesor no debe tener
miedo a participar ya que no sólo es probable que mejore el ambiente de la
clase sino que también dará a los alumnos la oportunidad de practicar inglés.
f)
El profesor como fuente de recursos: el profesor debe
estar siempre listo para ofrecer ayuda si es necesario. Después de todo, tiene
el lenguaje y el conocimiento que los alumnos puedan necesitar, especialmente
en las tareas escritas. Sin embargo, el profesor no debe estar disponible como
un recurso para ciertas actividades, como juegos de comunicación o de rol. Es
decir, ciertas actividades donde los profesores quieran obligar a los alumnos a
realizar en inglés la actividad, enteramente por su cuenta sin ayuda externa.
3.2.
El papel del
alumno
Tradicionalmente,
el papel del profesor ha sido el de proporcionar modelos, configurar la tarea,
y proporcionar una retroalimentación correctiva mientras que el papel del
alumno ha sido uno pasivo, el de imitar el uso de las formas lingüísticas
correctas de la lengua extranjera de estudio.
Sin embargo, en
un aula comunicativa, los roles de los docentes y de los alumnos son de muchas
formas complementarias, dando a los alumnos un papel más activo. Proveer a los
alumnos con una mayor iniciativa en el aula requiere, según la opinión del
profesor William Littlewood, que el profesor adopte un rol diferente: “los
estudiantes de lenguas extranjeras varían en una serie de dimensiones como
puedan ser la edad, la aptitud, las características afectivas y las
características de la personalidad”[8].
En cuanto a la edad, tradicionalmente se ha asumido
que los niños aprenden un segundo idioma con mayor facilidad que los adultos.
Esta hipótesis ha sido apoyada por la llamada “hipótesis del período crítico”[9], que indica que hay un
período en el que la adquisición del lenguaje se produce de forma natural y sin
esfuerzo. De acuerdo con las exigencias de la psicología del cerebro, el tiempo
para empezar a aprender un segundo idioma es el comprendido entre los cuatro y
los diez años de edad.
Sin embargo, la
evidencia empírica no ha apoyado esta hipótesis. No es la edad en sí sino la
situación de aprendizaje en combinación con factores afectivos y cognitivos los
que pueden explicar algunas de las variaciones de éxito entre el niño y el
aprendizaje de segundas lenguas en los adultos.
Algunas
diferencias han surgido sobre los niños y la adquisición de los adultos de una
lengua extranjera, que parece ser bastante rentable para el profesor de
idiomas. A los alumnos adolescentes les va mejor que a los niños o a los
adultos en el aprendizaje de vocabulario y gramática cuando la duración de la
exposición se mantiene constante.
El número de
años de exposición contribuye, en gran medida, a la fluidez comunicativa
general de los alumnos, que es el fin que se persigue. No obstante, la edad de
inicio determina los niveles de precisión alcanzados, especialmente en las
habilidades orales (listening, speaking) y en la pronunciación.
Por lo que
respecta a la aptitud, los tres
componentes principales de la aptitud lingüística han sido tradicionalmente
identificados:
Ø
La capacidad de codificación fonética: consiste en la
capacidad de percibir y memorizar sonidos.
Ø
La sensibilidad gramatical: es la capacidad del individuo
para demostrar el conocimiento de los patrones sintácticos de las oraciones de
una lengua.
Ø
La capacidad inductiva: consiste en la capacidad de
examinar el material lingüístico e identificar patrones de relaciones que
involucran tanto el significado como la forma gramatical.
La aptitud
parece influir en el ritmo de desarrollo en la adquisición de una segunda
lengua, especialmente en lo que se refiere al aprendizaje formal en un aula. En
general, el éxito en el aprendizaje de una segunda lengua no es sólo una
cuestión de capacidad sino que hay otros factores externos como el entorno de
aprendizaje, el método de enseñanza, el contenido del curso y la actitud de los
alumnos.
Las características afectivas se pueden
describir como la predisposición del alumno a responder de una manera favorable
o desfavorable con respecto a un objeto dado. Las actitudes de aprenden y son
susceptibles de modificación con el fin de seguir aprendiendo.
En cuanto a la
motivación, hay una distinción entre la motivación intrínseca, interés por la
tarea en sí lo que conduce al éxito a largo plazo, y la motivación extrínseca,
en base a estímulos externos tales como la aprobación paterna, la oferta de una
recompensa, la amenaza de un castigo, o una buena calificación, lo que conduce
al éxito a corto plazo.
Una
investigación más amplia sobre el papel de las actitudes y la motivación en la
adquisición del segundo idioma se llevó a cabo por los investigadores Robert C.
Gardner y Wallace E. Lambert[10] con motivo del
aprendizaje de segundas lenguas. En dicha investigación se estableció una
distinción básica entre:
o
La motivación integradora: cuando el interés del alumno
radica no sólo en el lenguaje sino en aspectos culturales en busca de la
integración en el grupo de la lengua de destino
o
La motivación instrumental: consiste en el valor
utilitario de los logros lingüísticos para los alumnos
Las actitudes
deben ser vistas como un apoyo motivacional que tienen un efecto directo sobre
el aprendizaje de una lengua extranjera. La motivación para aprender un idioma
puede resultar de la combinación de actitudes y motivaciones tales como el
deseo de agradar a los padres y/o profesores.
Finalmente, por
lo que a la personalidad se refiere,
una hipótesis lingüística atractiva que se ha investigado es que los
estudiantes extrovertidos aprender más rápido y con más éxito que los alumnos
introvertidos. Se ha sugerido que para los primeros sería más fácil hacer
contacto con otros usuarios de la lengua extranjera, y por lo tanto, obtener
más input.
4. Conclusiones
Por lo que al
proceso de enseñanza-aprendizaje de un segundo idioma se refiere, no importa
qué nivel se lleve a cabo. No puede ser sólo una evaluación crítica del
desarrollo del alumno de su competencia comunicativa, sino también una
evaluación de las habilidades y destrezas desarrolladas por el alumno con el
fin de controlar su propio proceso de aprendizaje en la lengua extranjera de
forma autónoma.
Los profesores
tienen que ser conscientes de los aspectos más difíciles de aprender en una
segunda lengua y que harán que los alumnos conozcan las dificultades de
compartir esa información con ellos y, lo que es aún más importante, los
métodos y técnicas más útiles para superarlas.
Sin duda, la
enseñanza del llamado “componente estratégico” (aprender a aprender) debe
incluirse entre las diferentes destrezas que se desarrollarán en el aprendizaje
de una lengua extranjera, con el fin de favorecer el aprendizaje autónomo de
los alumnos.
El alumno ha
llegado a desempeñar un papel muy activo en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, el profesor ya no es el único actor
responsable en el proceso educativo, sino que tiene que haber un proceso de
toma de decisiones en el mismo. El papel del profesor de lengua extranjera ha
experimentado cambios notables en los últimos tiempos adaptándose a las nuevas
tendencias didácticas.
Por último, nos
gustaría terminar este artículo con algunos comentarios acerca de los factores
motivacionales que afectan a los niños en su aprendizaje de una lengua
extranjera. Ante todo, los niños son curiosos y este factor en sí mismo
constituye la motivación. Al mismo tiempo, es probable que sea cierto que su
período de atención o concentración sea considerablemente menor que la de un
adulto.
Se sugiere,
entonces, que los niños necesitan constantes cambios de actividad. Necesitan
actividades que sean emocionantes y estimulen su curiosidad. Tienen que estar
involucrados en alguna actividad que no sea sentarse y escuchar, y necesitan
ser apreciados y valorados por el profesor, una figura importante para ellos. Será
muy poco probable que tengan alguna motivación fuera de estas consideraciones,
así que casi todo dependerá de la actitud y del comportamiento hacia ellos del
profesor.
5. Referencias Bibliográficas
ASHER, J.
(1977). Learning Another Language.
London: Sky Oaks Productions.
GARDNER, R.C.
& W.E. LAMBERT. (1972). Attitudes and
Motivation. London: Newbury House.
HARMER, J.
(1983). The Practice of English Language
Teaching. London: Longman.
HARMER, J.
(1998). How to Teach English: An
Introduction to the Practice of English Language Teaching. London: Longman.
HAYCRAFT, J.
(1992). An Introduction to English
Language Teaching. Harlow: Longman.
LITTLEWOOD,
W. (1982). Communicative Language
Teaching. Cambridge: Cambridge University Press.
RICHARDS, J.C.
& T.S. RODGERS. (1986). Approaches
and Methods in Language Teaching. Cambridge: Cambridge University Press.
SINCLAIR, J.M.
(1982). Teacher Talk. Oxford: Oxford
University Press.
WRIGHT, P.T.
(1987). Roles of Teachers and Learners.
Oxford: Oxford University Press.
[1] James Asher.
Learning Another Language. London:
Sky Oaks Productions, 1977.
[2] Jack C.
Richards & Theodore S. Rodgers. Approaches
and Methods in Language Teaching. Cambridge: Cambridge University Press,
1986.
[3] John M.
Sinclair. Teacher Talk. Oxford:
Oxford University Press, 1982.
[4] Jeremy
Harmer. How to Teach English: An
Introduction to the Practice of English Language Teaching. London: Longman,
1998.
[5] John Haycraft. An
Introduction to English Language Teaching. Harlow: Longman, 1992.
[6] Paul T.
Wright. Roles of Teachers and Learners.
Oxford: Oxford University Press, 1987.
[7] Jeremy
Harmer. The Practice of English Language
Teaching. London: Longman, 1983.
[8] William Littlewood. Communicative
Language Teaching. Cambridge: Cambridge University Press, 1982.
[9] Según la
hipótesis del período crítico, postulada por E. Lenneberg
(1967), la capacidad para adquirir el lenguaje merma al alcanzar la pubertad,
dado que el cerebro pierde plasticidad,
circunstancia que implica una disminución sensible de la capacidad para
aprender una lengua. Centro Virtual Cervantes.
[10] Robert C.
Gardner & Wallace E. Lambert. Attitudes
and Motivation. London: Newbury House, 1972.