estudios
LA CORTESÍA VERBAL EN EL AULA DE 2º DE ESO: ¿ESPEJISMO O REALIDAD?
José Torres Álvarez
(Universidad Complutense de Madrid)
torresalj@gmail.com
RESUMEN:
Nuestro artículo versa sobre si es posible explicar la teoría de Goffman, la de teoría de la cortesía de Brown y Levinson, y las máximas convencionales de R. Lakoff en un curso inferior a tercero de la ESO, donde se contempla el estudio de la cortesía verbal únicamente mediante el análisis de las fórmulas de tratamiento tú y usted. En caso afirmativo, se analiza qué metodología didáctica debería utilizarse para conseguir este objetivo.
Utilizamos los resultados obtenidos tras aplicar dos métodos didácticos específicos en el curso de 2º de ESO del colegio concertado madrileño donde se realizaron las prácticas del Máster de Formación del Profesorado de Educación Secundaria, Bachillerato, Idiomas y Formación Profesional.
Así, el trabajo se estructura en cuatro partes: en la primera realizamos una breve aproximación al estado de la cuestión de la enseñanza de la cortesía verbal en las aulas españolas; en la segunda, exponemos algunas de las características de los métodos didácticos empleados en las aulas españolas, en la tercera ofrecemos una descripción del grupo-clase utilizado en nuestra investigación y ofrecemos los resultados obtenidos para, finalmente, ofrecer las conclusiones obtenidas.
Palabras clave: Didáctica de la lengua; Cortesía verbal; Educación Secundaria Obligatoria, Competencia comunicativa; Metodología didáctica.
ABSTRACT:
This paper aims to show if is possible to explain the
Goffman theory, the Brown and Levinson’s politeness theory, and the Robin
Lakoff’s conversational strategies less than the 7th Grade, which only
offers a minimum approach to the politeness theory by the analysis of the
pronominal treatment formulas. If it’s successful, we try to show some
effective teaching methods to achieve this goal.
We
use the results obtained by applying two specific teaching methods in a 6th
grade class of the private school of Madrid where I done my Master's degree in Training of
Secondary, Professional, and Language Teachers’ internship.
So,
It consists of four
parts: in the first part we plan to explore all of the related issues; in the second part we show some characteristics
of the Spanish didactic methods; in the third part we analyse the class group
which has participated in the investigation and we show main results; and finally
we show the conclusions.
Keywords: Language teaching; Politeness theory;
Secondary Education, Communicative skills; Teaching methodology.
1. INTRODUCCIÓN
Aunque gran parte
de la sociedad parece ser consciente de la importancia social que tiene la cortesía, desde la publicación del
trabajo en el que H.P. Grice expuso su Principio
de Cooperación (1975) la bibliografía sobre este aspecto no ha dejado de
incrementarse. Ahora bien, la publicación que más ríos de tinta ha provocado ha
sido la obra de los sociólogos Penélope Brown y
Stephen Levinson (1987) donde, tomando como base el concepto goffmaniano
de imagen social (face), se clasifica
la imagen pública que cada individuo desea mantener en dos vertientes, una
positiva, caracterizada por la voluntad de ser aceptado por los demás, y otra
negativa, donde se busca proteger la propia libertad de acción[1]. La amenaza constante a dicha imagen conlleva
la utilización de ciertas
estrategias
conversacionales que atenúen dicho daño y, por ende, potencien la imagen que se
desprende de alguno de los polos sin que las relaciones entre interlocutores se
vean afectadas.
Aunque la importancia
de la obra de Brown y Levinson queda corroborada por la amplia nómina de
publicaciones que aplican los conceptos teóricos de estos sociólogos a
distintas disciplinas de estudio[2],
resulta paradójico que hasta hace relativamente poco tiempo la cortesía verbal
careciese de importancia en la educación superior española y en la enseñanza de
segundas lenguas, que las actuales disposiciones legales que regulan la
enseñanza del español como lengua nativa en la etapa educativa media sólo
incluyan una breve alusión a ella y que, según nuestras investigaciones, no se
puedan documentar obras que focalicen la atención en el estudio teórico acerca
de la enseñanza de la cortesía verbal en la ESO.
Así las cosas, en
las siguientes líneas se reflexiona brevemente sobre la importancia que ésta
tiene en el sistema educativo español para ofrecer una aproximación a la que se
le suele dar en la Educación Secundaria Obligatoria.
1.1. La cortesía verbal dentro del sistema educativo español
Es un hecho
innegable que desde la Ley General de Educación (1970) hasta la actual Ley
Orgánica de Educación (2006), en España se han planteado varias leyes de
educación —LODE (1985), LOGSE (1990), LOPEG (1995), LOCE (2002)…— con el objetivo principal de
introducir mejoras sustanciales en la enseñanza.
Uno de los cambios
que más relevancia ha tenido ha sido la extensión de la etapa educativa
obligatoria. En efecto, y debido a que las sociedades actuales conceden mucha
importancia a la educación de sus jóvenes, las disposiciones legales relacionadas
con la educación intentan, entre otros logros:
- Conseguir
que los ciudadanos que abandonan las aulas a los 16 años dispongan de un
conocimiento sólido de una serie de materias académicas (lengua,
matemáticas, conocimiento del medio, ética…).
- Enseñar a estos alumnos a conocer, respetar y aceptar las normas establecidas por
la sociedad.
En nuestra opinión,
una de las vías que permite lograr estos objetivos es la explicación de la
cortesía verbal en las aulas. Ahora bien, atendiendo a la normativa legal correspondiente, la enseñanza de esta noción
lingüística en la enseñanza media es irrisoria y se aborda tardíamente. En
efecto, mientras que en las universidades españolas se ofrecen distintas
asignaturas que permiten llevar a cabo una reflexión lingüístico-social del
español abordando, entre otros aspectos, el estudio de la cortesía verbal,
apoyándose en la creencia de que los alumnos ya han alcanzado un desarrollo
intelectual considerable para poder asociar cómo el éxito o el fracaso de determinadas
situaciones comunicativas es directamente proporcional al empleo que se haga de
la lengua[3];
resulta llamativa la escasa relevancia que se le concede a este hecho
pragmático en tramos académicos inferiores.
Asimismo, es
curioso que, frente a lo que ocurre con la didáctica de la lengua materna, la
de una segunda lengua en la etapa de educación secundaria suela apoyarse en la
idea de que lo importante de aprender una lengua es saber utilizarla con
propiedad, saber expresarse, ser comunicativamente competente en dicho idioma.
Dicho de otro modo, desde los primeros cursos de la ESO, la didáctica de una
lengua distinta a la materna se centra en exponer cómo algunos elementos
lingüísticos permiten desarrollar su competencia comunicativa en ese idioma.
En la siguiente
tabla se exponen los contenidos lingüísticos relacionados con la cortesía
verbal que se imparten durante el primer curso de la ESO en las especialidades
de francés y alemán:
![](estudio-32.png)
Tabla 1. La cortesía verbal en
francés y en alemán durante el primer curso de la ESO. Fuente: Elaboración
propia.
Tomando en
consideración el contenido de esta tabla, podría creerse que la enseñanza de la
cortesía verbal en lengua castellana se empieza a abordar desde el primer curso
de la ESO. No obstante, en ninguno de los bloques de este curso académico se
observa mención explícita a este aspecto. Así, hay que esperar a la formulación
de los contenidos del tercer curso para encontrar una referencia directa de un
aspecto relacionado con este fenómeno pragmático.
Una
lectura comparativa entre la distribución de contenidos propuesta para la
lengua castellana y para una lengua extranjera distinta del inglés pone de
relieve desajustes significativos. A
modo de ejemplo se observa que ya en el primer curso de la ESO se enseña la
«conjugación de las formas familiares y de cortesía del modo imperativo»[4] en alemán, mientras que de la cortesía verbal española sólo se ofrece
una breve aproximación a las formas deícticas de cortesía en el tercer curso de
la ESO.
Esto provoca, en definitiva,
que frente a los alumnos que no cursan una segunda lengua, aquellos que han
escogido francés o alemán posean un mejor desarrollo comunicativo que producirá
mayores beneficios para ellos durante cualquier situación comunicativa,
independientemente de la lengua con la que se expresen[5].
En base a lo
apuntado, es preciso reflexionar sobre este desajuste curricular. Pese a que
los factores que condicionan tal desorganización serían numerosos, sólo nos
detenemos en analizar uno de ellos: la metodología didáctica que predomina en
la Educación Secundaria Obligatoria.
2. LA METODOLOGÍA DIDÁCTICA EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA
Indicar que en las
aulas pueden encontrarse diferentes metodologías didácticas según el docente
que imparta la materia, la asignatura ofertada, el centro educativo o el
rendimiento académico de los alumnos no supone una novedad. En efecto, hace ya
casi tres décadas, Blázquez Entonado (1983: 24) apuntó que
«la primera constatación que salta a la
vista al acercarse al análisis de la enseñanza es que ni todas las épocas ni en
todos los lugares, ni por parte de todos los profesores ésta se hace de la
misma manera. Caben en ella múltiples planteamientos prácticos y teóricos, y
del mismo modo responde a muchas y variadas justificaciones. Y es que cada
teoría de la enseñanza cristaliza en un “modelo de enseñanza”».
Si se analiza cómo
se aplica esta definición a la Educación Secundaria Obligatoria, es posible
concluir que, salvo en contadas excepciones, esta etapa educativa es una de las
que más favorece «la repetición, la falta de sentido crítico, la rutina en la
docencia y la pasividad en el aprendizaje»
(Gómez Pérez, 1970: 21). En efecto, en muchas aulas aún estar vigente la
antigua máxima latina Magister dixit,
disicpulus credit, puesto que en
ellas suelen transmitirse una serie de contenidos didácticos exactamente del mismo modo como se hacía con
nuestros antepasados.
Con todo, el lector
podrá pensar que muchos de esos contenidos no pueden explicarse de otra forma
posible. Es más, puede apoyarse en el hecho de que hay varias asignaturas cuya
transmisión de contenidos no admite variaciones (a saber: las asignaturas del
área de ciencias puras). Si bien un planteamiento de este tipo parece invalidar
la idea que acabamos de apuntar, es preciso recordar que hay muchas otras
materias cuyos conceptos pueden explicarse de forma contrastiva y no como una
simple acumulación de fechas y hechos[6]. En
nuestra opinión, utilizar una didáctica de tipo contrastivo en el área de
lengua proporciona mayores beneficios para el alumno ya que mediante este tipo de
enseñanza-aprendizaje podrá llegar a relacionar autores y obras muy distantes
entre sí, siendo capaz, por ejemplo, de observar cómo el estilo de Azorín
presenta muchas características con el que defendían algunos autores ilustrados
como José Cadalso[7].
No obstante, el
temor por parte del profesor a que los alumnos no sepan relacionar aspectos
alejados entre sí, unido a la falta de originalidad para evaluar los contenidos
propios del área de lengua conlleva que se emplee únicamente un método
didáctico de carácter tradicional, cuando éste podría complementarse con una
metodología didáctica más moderna y participativa.
2.1. Modelo de enseñanza-aprendizaje tradicional
Debido a que el
sistema educativo español está basado en una serie de normas legales, la actividad
del profesor requiere una gran planificación. Esto suele provocar que el uso de
una metodología didáctica tradicional, tanto en la exposición teórica de los
contenidos como en la forma de evaluar la asimilación de los mismos, siga
siendo una realidad en las aulas actuales.
Aunque se conoce
mediante diferentes denominaciones —«modelo clásico-tradicional» (Blázquez
Entonado, 1983: 25), «modelo logocéntrico» (Titone, 1981: 191), «modelo
deductivo», etc.—, esta metodología didáctica se caracteriza por:
a) Otorgar un papel irrisorio al alumno,
limitando su función a escuchar al profesor para asimilar, memorizar y saber
recitar lo más fielmente posible los conocimientos que el docente ha
transmitido (Blázquez Entonado, 1986: 27), o saber aplicarlos
en ejercicios sistemáticos, mecánicos, de dudosa trascendencia práctica:
Imagen 1. Actividades referidas a la comprensión del objeto directo.
Fuente: Gómez (2003: 69)
- Considerar
que es el docente quien decide qué y cómo va a explicar, qué materiales
didácticos y qué tipo de metodología de evaluación empleará con los
alumnos… En consecuencia, el papel del alumnado es irrisorio ya que
únicamente «tendrá que poner en juego todos sus esfuerzos atentivos y de
reflexión para seguir ‘punto por punto’ el engranaje explicativo del
profesor» (Blázquez Entonado, 1983: 193).
- Favorecer
una distribución específica del aula en la que los alumnos se alinean en
hileras de mesas frente al profesor, dificultando las relaciones que pueden
establecer entre ellos.
2.2. Modelo de enseñanza psicocéntrico
Frente al modelo
didáctico anterior, este sistema de enseñanza —también llamado «psicocéntrico»,
«puerocéntrico», «paidocéntrico» (Blázquez Entonado, 1983: 197), «modelo inductivo» o metodología de la
«Escuela Decroly» (Fourcade, 1979: 71)— se caracteriza por:
- Considerar
que el hecho pedagógico debe partir del propio alumno. Por ello, se tiende a favorecer la colaboración
entre los estudiantes. La función del docente consiste, pues, en «saber
penetrar en sus alumnos y prepararles estímulos y ambientes adecuados para su aprendizaje» (Blázquez
Entonado, 1983: 198). En otras palabras, aunque el saber teórico sigue
siendo importante, la manera de llegar a él es lo que cambia. La
explicación magistral del profesor es sustituida por una intervención
directa del alumnado, quien infiere los contenidos abstractos a través de
la indagación exterior al aula (observando, o recabando datos y
materiales, etc.
- Abandonar
la distribución prototípica del aula a favor de una nueva organización en
la que los alumnos puedan interactuar fácilmente entre ellos.
Ahora bien, no debe
entenderse que este enfoque devalúe el saber teórico que posee el profesor, al
contrario: el docente que desee llevar a cabo este tipo de metodología debe
tener unos sólidos conocimientos del temario que va a impartir porque deberá
seleccionar los ejemplos adecuados para que el alumno pueda inferir lo
abstracto a partir de la reflexión sobre la muestra proporcionada[8].
Si tomamos en
consideración que ambas metodologías se aplican en las aulas, es posible
plantearse las siguientes cuestiones: ambos modelos, ¿son excluyentes o
complementarios?, ¿cuál de ellos debe utilizarse para explicar a los alumnos la
cortesía verbal?
Aunque estas
cuestiones serán respondidas tras analizar los gráficos derivados de las
investigación, antes de presentar dichos materiales conviene exponer de forma
sucinta los rasgos definitorios del centro educativo y de la tipología de
alumnos que forman el grupo de control y el grupo experimental de este trabajo.
3. LA CORTESÍA VERBAL: EXPLICACIÓN EN 2º DE
LA ESO
El estudio se ha
llevado a cabo con los 16 alumnos que forman el
grupo-clase de 2º de la ESO cuando ésta se desdobla. Conviene destacar que el
rendimiento de estos estudiantes no es todo lo
satisfactorio que puede llegar a ser. Esto responde, fundamentalmnete, a tres
factores principales:
- Falta de
motivación. Gran parte del
alumnado no está motivado para llevar a cabo las tareas que se les
encomiendan desde el área de lengua castellana y literatura. En gran
medida, esto se debe a la falta de variedad que presentan las tareas que
se realizan en esta asignatura (básicamente, ejercicios del libro y
trabajos pautados) y al alto nivel de exigencia por parte del profesorado
que imparte esta materia. La consecuencia de todo esto se traduce en que
más de la mitad de la clase no suele realizar las tareas exigidas.
- Falta de
ambición y baja autoestima por
aprender lo máximo posible.
Los alumnos de este curso tienden a trabajar muy por debajo de sus
capacidades, hecho que cristaliza en un rendimiento académico insuficente,
conformista.
- Falta de
conocimientos previos. Debido a
la falta de ambición del alumnado, los conocimientos de gran parte de las
asignaturas suelen olvidarse al aprobar la asignatura o al superar el
curso correspondiente. Esto implica que muchas de las cuestiones previas
que necesitan aplicarse a un determinado tema (por ejemplo, a las
funciones del lenguaje) no estén del todo consolidados.
3.1 Estructura de
la investigación
Debido a que durante esta etapa educativa el
individuo está desarrollando sus habilidades intelectuales, desde un primer
momento la metodología seguida por esta investigación tuvo que sortear varios
problemas:
El primero de ellos consistió en que la complejidad
del tema escogido obligaba a seleccionar algunos conceptos relacionados con la
cortesía verbal realizando una adaptación didáctica de la teoría vinculada a
los mismos para facilitar su comprensión.
El segundo problema fue de carácter didáctico.
Puesto que debían obtenerse resultados contrastivos, fue necesario separar a
los alumnos en dos grupos (uno de control y otro experimental) para explicar el
contenido teórico sólo uno de ellos sin que el grupo experimental pudiera
escucharlo ya que, de ser así, la muestra presentada no sería rigurosa. Dado
que en el centro no había aulas disponibles para poder llevar a cabo una
explicación teórica de los contenidos con el grupo correspondiente, se decidió
elaborar dos tipos de cuestionarios (uno para cada grupo) para que fueran
cumplimentados en horario extraescolar. Por ello, durante la entrega de los
mismos se realizaron dos advertencias: la primera, que los alumnos que tenían
el cuestionario que contenía la explicación teórica leyesen atentamente la
teoría proporcionada para poder responder correctamente a las preguntas
formuladas; y la segunda, que si no se sabía responder a alguna cuestión, se
pasase a la siguiente.
Al primer grupo (grupo de control) se le
proporcionó un documento que contenía una explicación teórica adaptada de los
conceptos cortesía, cortesía lingüística,
descortesía, imagen pública, imagen positiva e imagen negativa y una adaptación de las reglas conversacionales
propuestas por Robin Lakoff.
Tras esta explicación teórica se incluían varias viñetas
de cómic creadas ad hoc para esta
investigación[9]
y una serie de preguntas de reflexión a las que el alumno debía dar respuesta.
Por su parte, al grupo experimental se le entregó
un cuestionario práctico integrado sólo por las escenas que formaban la parte
práctica del documento proporcionado a la primera agrupación.
3.1.1 Finalidad y estructura de los ejercicios
Hace ya más de dos décadas que el sociólogo
canadiense Erving Goffman (1960: 5) aplicó el concepto imagen pública a una descripción sociológica de los seres humanos.
Según este autor, en muchas interacciones de la vida cotidiana
cuando un individuo llega a la presencia de
otros, estos tratan por lo común de adquirir información acerca de él o de
poner en juego la que ya poseen. Les interesará su status socioeconómico
general, su concepto de sí mismo, la actitud que tiene hacia ellos, su
competencia, su integridad, etc. (Goffman, 1981: 13).
Tomando como base
esta concepción, Brown y Levinson (1975) establecieron que esta imagen pública
puede dividirse en imagen positiva e imagen negativa[10].
Como se ha indicado
anteriormente, resulta llamativo que estos tres conceptos no se estudien en
etapas educativas anteriores a la universidad, quizá por la gran abstracción
mental que requieren. En nuestra opinión, lograr que el alumno sea consciente
de cómo una situación comunicativa puede repercutir en uno de los dos polos de
su imagen pública conlleva el desarrollo sus capacidades cognoscitiva,
comunicativa y lingüística.
Si este hecho es
asimilado, se debería comprender sin mayores dificultades una serie de normas
conversacionales que, en el caso de ser observadas, pueden contribuir de forma
notable a lograr los objetivos que se persiguen con la situación comunicativa
dañando mínimamente la imagen pública; nos referimos a las reglas
conversaciones establecidas por Robin Lakoff.
Por todo lo apuntado, ambos
cuestionarios se iniciaban con la presentación de dos situaciones comunicativas
en las que debía observase tanto el respeto o la trasgresión de dos de las
máximas conversacionales propuestas por Lakoff (sea claro y sea cortés) como la
potenciación o la devaluación de uno de los polos de la imagen pública de
alguno de los interlocutores. Todos los alumnos disponían de la siguiente tira
cómica:
Imagen 2. Situación que planteaba el primer ejercicio. Fuente:
Elaboración propia.
A continuación, cada cuestionario presentaba las
siguientes preguntas:
![](estudio-32-2.png)
Tabla 2. Preguntas sobre la situación
planteada en el primer ejercicio. Fuente: Elaboración propia.
Seguidamente, los alumnos encontraban la siguiente
situación, que incidía en la teoría de la cortesía de Brown y Levinson y en la
noción goffmaniana de face:
“Imagina que un vecino tiene la radio puesta
a todo volumen a altas horas de la
noche. Ya no aguantas más, llamas a su puerta y le dices “¡Baja el volumen de la radio ya!”
![](estudio-32-3.png)
Tabla 3. Preguntas sobre la
situación planteada en el segundo ejercicio. Fuente: Elaboración propia.
3.2. Exposición de los resultados obtenidos
Aunque sólo se han
adaptado dos reglas conversacionales de Lakoff al nivel educativo medio (sea claro y sea cortés), sorprendentemente éstas no han sido comprendidas por
los alumnos.
Para demostrar este
hecho analizamos los resultados de la primera pregunta:
La contextualización
de la interacción propuesta no presentaba dificultad: rechazar una llamada de
tipo comercial utilizando una formulación lingüística que se ajusta plenamente
a las reglas conversacionales propuestas por el lingüista americano. Es clara
porque rechaza la oferta firmemente, pero también es cortés porque se
manifiesta atención, paciencia y respeto por una persona que, en resumidas
cuentas, sólo está realizando su trabajo. Lingüísticamente, esto se observa en
las secuencias «No pongo en duda que…» y «como ya le he indicado antes».
No obstante, frente
al 63% de alumnos del grupo de control (que disponía de la teoría) que ha
sabido observar las máximas respetadas en la situación, sólo un 25% de los
alumnos del grupo experimental (que no disponía de la teoría) ha identificado
el cumplimiento de las mismas.
Gráfico 1. Reglas conversacionales. Procentaje de
resultados del primer ejercicio. Fuente: Elaboración propia.
Esto pone de
manifiesto que la explicación de este aspecto pragmático debe subordinarse a
una explicación teórica previa. Ahora bien, sería conveniente elaborar nuevas
propuestas teóricas para que este aspecto fuera comprendido por un porcentaje
de alumnos mayor.
En la segunda
actividad se propuso una situación comunicativa de tipo descortés que obligaba
al alumno a reflexionar sobre el tipo de imagen que transmitía en dicha
interacción, por una parte, y sobre cómo un determinado uso del lenguaje podía
contribuir a salvaguardar el polo positivo de la misma, por otra parte.
La situación se
inspiró en la vida en comunidad: pedirle a un vecino que aminore el volumen de
una radio que suena a deshoras, hecho supone una violación de la imagen
negativa del destinatario, puesto que se coarta su libertad de acción; y una
potenciación negativa sobre la imagen positiva del emisor, ya que puede ser
tildado de impaciente, poco amigo de las fiestas, etc.
Para mitigar la
incidencia del acto sobre ambos tipos de imagen, en la formulación lingüística
de la petición el ejercicio se empleó el condicional de cortesía (“te importaría bajar el volumen de la
radio?”) ya que esta forma verbal modera la descortesía asociada a este
tipo de acciones a la vez que atenúa la imagen que transmite el sujeto que
realiza la petición.
Según los
resultados obtenidos, frente al 37% de los alumnos que formaban parte del grupo
experimental, el 75% de los integrantes del grupo de control asociaron el uso
del lenguaje con la reducción del daño de la propia imagen:
Gráfico 2. Mitigación lingüística y potenciación de
imagen pública. Procentaje de resultados del segundo ejercicio. Fuente:
Elaboración propia.
Asimismo, al plantear la petición utilizando una
forma verbal imperativa, la totalidad de
los alumnos que realizaron el cuestionario teórico detectó que la expresión
lingüística utilizada influía negativamente sobre la imagen que se transmitía:
Gráfico 3. Acto de habla directo. Procentaje de
resultados del segundo ejercicio. Fuente: Elaboración propia.
Los resultados anteriores evidenciaron que, aunque
se supone que todos los integrantes de la sociedad son conscientes de que
tienen una imagen pública, sólo aquellos alumnos a los que se les proporcionó
el cuestionario que contenía una explicación teórica presentaron un alto grado
de comprensión de las nociones relacionadas con las teorías de Goffman y de Brown y Levinson, y una
comprensión algo menor de las máximas conversacionales de Lakoff[11].
4. CONCLUSIONES
En este trabajo se
ha intentado demostrar que tanto la explicación como la comprensión de ciertos
aspectos pragmáticos de la lengua puede llevarse a cabo en 2º de la ESO. Asimismo,
Hemos defendido que en este curso deberían explicarse los conceptos imagen pública, imagen positiva e imagen negativa, y las reglas
conversacionales de Lakoff[12].
Ahora bien, hay que
tener especial cuidado si se adapta la nomenclatura de dichos términos, puesto
que, como ha ocurrido con algunos alumnos, la terminología utilizada puede provocar
errores de interpretación.
En nuestra opinión,
el hecho de ser consciente de que se dispone de una imagen pública que puede
resultar dañada en el transcurso de cualquier interacción comunicativa ya
implica que el individuo empiece a reflexionar sobre los mecanismos que puede
utilizar para que el daño hacia su imagen sea mínimo. Si, además, esto se empieza
a abordar en los primeros cursos de la ESO, la descompensación temporal y de
contenidos que se observa en la enseñanza de la cortesía verbal en distintas
lenguas (español-inglés, español-francés, español-alemán…) se reduciría de
forma considerable, por una parte, y los futuros ciudadanos de este país
finalizarían la ESO siendo ciudadanos más cultos, críticos y reflexivos; en
definitiva, sabiendo reflexionar sobre el uso que hacen de la lengua.
Finalmente,
conviene remarcar que aunque este trabajo representa sólo una breve
aproximación a aspectos didácticos que deberían mejorarse, tenemos la esperanza
de que las cuestiones que en él se abordan abran nuevas vías de investigación
en los ámbitos lingüístico y educativo.
5. BIBLIOGRAFÍA
BLÁZQUEZ ENTONADO, F. (1983):
Didáctica General, Madrid, Anaya.
BRAVO, D. (2004):
Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español,
Barcelona, Ariel.
BROWN,
P. y LEVINSON, S.C. (1987): Politeness.
Some universals in language usage, Cambridge, Cambridge University Press.
DEL SAZ, M. Milagros
(2000): La cortesía lingüística en el
discurso publicitario, Valencia, Universidad de Valencia.
ESPAÑA. (1991): REAL
DECRETO 1007/1991, de 14 de junio, por
el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la educación
secundaria obligatoria. Boletín Oficial del Estado, 26 de junio 1991, 152.
— (2006): LEY ORGÁNICA
2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado, 4 de mayo de 2006, 106.
— (2007): REAL
DECRETO 1393/2007, de
29 de octubre,
por el que
se establece la
ordenación de las enseñanzas
universitarias oficiales. Boletín
Oficial del Estado, 30 de octubre de 2007, 260.
FORUCADE, R. (1979): Hacia
una renovación pedagógica, Madrid, Cincel.
FUENTES, C. et alii
(2011): Aproximaciones a la
(des)cortesía verbal en español, Suiza, Peter Lang AG.
GOFFMAN,
E. (1967): International ritual.
Essays on face-to-face
behavior. Nueva
York, Doubleday Anchor Books.
— (1981):
La presentación de la persona en la vida cotidiana, Buenos Aires, Amorrortu Editores. 47
GOMEZ, R. (1970):
“Educación impartida y educación compartida”, en Nuevo Tiempo, 197, Madrid.
LAKOFF,
R. (1973): “The logic of Politeness, or
Minding your P’s and Q’s”, en
Proceedings of the Ninth Regional Meeting of the Chicago Linguistic Society,
pp. 345-356.
REYES CANO, R (1993): “Azorín y la literatura española del s.
XVIII”, en Anales azorinianos, IV.
TITONE, R. (1981):
Psicodidáctica, Madrid, Narcea.
[1] Brown y Levinson (1987: 13) indican lo siguiente: «Central to our model
is a highly abstract notion of ‘face’ which consists of two specific kinds of
desires (‘face-wants’) attributed by interactants to one another: the desire to
be unimpeded in one’s actions (negative face), and the desire (in some
respects) to be approved of (positive face)».
[2] Enumeramos,
algunas de las obras más representativas:
Bravo (2004), Del Saz (2000),
Fuentes (2011), etc.
[3] Piénsese, por
ejemplo, en el fracaso comunicativo que se produce al formular ciertas
preguntas descorteses (¿cuánto cobras?) atendiendo
únicamente a la finalidad que se persigue sin contemplar, por ejemplo, ciertos
factores extralingüísticos como el grado
de familiaridad entre interlocutores o la situación en la que tiene lugar el
acto comunicativo. Para una relación de
actos descorteses véase Haverkate (1994: §8).
[4] Vid. Decreto
23/2007, de 10 de mayo, del Consejo de Gobierno, por el que se establece para
la Comunidad de Madrid el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria,
B.O.C.M 126.
[5] Y esta situación
es contraria a los principios de igualdad y no discriminación que rigen nuestro
sistema educativo.
[6] Piénsese, por
ejemplo, en asignaturas propias del área de humanidades (Historia, lengua…).
[7] Para ampliar información sobre este aspecto
véase REYES CANO (1993).
[8] Este método suele
utilizarse para explicar ciertas teorías filosóficas como la teoría de los
silogismos.
[9] Exceptuando una de
ellas, que fue adaptada de Goffman (1981: 23). Para la creación de las demás tiras
se utilizaron las siguientes páginas web: www.pixton.com
y www.makebeliefscomix.com
[última consulta: 11/01/2013].
[10] Véase nota número
1.
[11] Ahora bien,
también conviene destacar que algunas de las respuestas de los alumnos
evidenciaron que el hecho utilizar el término deseo para referirnos a las nociones de imagen provocó errores de interpretación de la pregunta. Hubiera
sido conveniente, pues, intentar una explicación empleando los términos
originales propuestos por Brown y Levinson.
[12] En un futuro
trabajo debería abordarse con mayor profundidad el hecho de que las reglas
conversacionales de Lakoff presenten un porcentaje de asimilación tan bajo.
Convendría, pues, elaborar nuevos ejercicios para explicar con éxito este
aspecto pragmático en 2º de la ESO.