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Revista de estudios filológicos
Nº26 Enero 2014 - ISSN 1577-6921
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estudios

 

EL LÉXICO DE LOS AFEITES EN EL CORBACHO Y LA CELESTINA

 

Mª del Pilar Romero del Castillo

(Universidad de Granada)

mprc@ugr.es

 

Resumen:

El presente trabajo estudia comparativamente el léxico de los afeites de dos obras cumbre de la literatura española de la Edad Media, agrupándolo comparativamente y estudiando las utilidades y usos que se conferían a los diferentes cosméticos.

Palabras clave: cosméticos; mujer; Edad Media;

Abstract:

The aim of this work is the comparative study of the cosmetic vocabulary of two Spanish Literature master piece and the different uses for these cosmetics.

Keywords: cosmetics; woman; Middle Age;

 

 

I. ANTECEDENTES

 

No son muchos los trabajos sobre el arreglo personal femenino si los comparamos con los dedicados a otras cuestiones. Se pueden argumentar como posibles causas motivos de índole social y religioso y la consideración de todo lo relativo a la moda y la belleza, asociadas generalmente a la mujer, como un asunto “menor”, irrelevante, sin que se haya tenido en cuenta que todo cambio social lleva aparejado otro en el mundo de la estética personal.

 

La historia pone de manifiesto la importancia y antigüedad de la utilización de la cosmética, y las excavaciones arqueológicas muestran que ya los pueblos primitivos y las civilizaciones antiguas utilizaban envases y otros objetos para guardar los cosméticos usados en el cuidado y el arreglo personal. El poeta romano Ovidio aparece como figura principal e introductora de los afeites en la literatura, y precisamente la obra de ese autor se convertirá en la Edad Media en el fundamento de una cultura que, junto al rechazo frontal al amor cortés que deifica a la mujer y su belleza, ataca a ésta y al arreglo personal. Como explica Alicia Martínez Crespo[i] (1994) fundamentándose en doctrinas filosóficas y morales, la mujer es considerada un instrumento del demonio y el origen del mal y del pecado por lo que, unido al pudor, se ve sola en la tarea del cuidado de su cuerpo, aumentando la desconfianza de la sociedad patriarcal hacia los preparados que debía elaborar con el fin de paliar las enfermedades y afecciones propias de su sexo. Esta situación empeora por dos razones: la primera tiene su base en la ginecología medieval, practicada casi exclusivamente por mujeres de origen judío o árabe, que, con el establecimiento de la Inquisición, vieron afectada su labor al ser perseguidas tanto por su sexo como por su origen no cristiano y, en segundo lugar, porque debido a la confusión entre medicina, magia y cosmética, no se distinguía en esa época entre composiciones de tipo medicinal o mágico, lo que también ocasionó problemas con la Inquisición.

 

En este trabajo tomamos en consideración el léxico de las dos obras medievales (el Corbacho y La Celestina) con la intención de analizar este aspecto de la vida cotidiana tan poco valorado y, escasamente estudiado,[ii] ya que la relación entre ellas no ha sido abordada desde esta perspectiva[iii]. Las escasas investigaciones conocidas sobre el léxico de los afeites han tenido como objeto de estudio especialmente el Siglo de Oro, lo que hace necesario saber cuáles son las voces relativas a este campo que se encuentran recogidas en las citadas obras. Por este motivo nuestro trabajo se centra en La Tragicomedia de Calixto y Melibea de Fernando de Rojas (1499), fundamental de esta época, ya que facilita una información valiosísima sobre este léxico, y en la obra del Arcipreste de Talavera (1438), también importante por la variada y numerosa relación de términos que proporciona sobre los productos de belleza empleados por las mujeres y porque constituye en algunos aspectos un antecedente de La Celestina.

 

II. EL CORBACHO

 

De todos es sabido que Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera, escribió el Corbacho en el año 1438, bajo el reinado de Juan II de Castilla.[iv] Si bien la mayor parte de su gobierno transcurrió en una guerra civil entre la monarquía y la nobleza, Juan II no sentía interés por las cuestiones políticas ni de gobierno y estaba inclinado al lujo, la ostentación, los placeres y el cultivo de las letras, creando a su alrededor una corte frívola que atraía a la clase nobiliaria a pesar del enfrentamiento político con el rey. Según explica Consuelo Pastor Sanz en su edición de esta obra, en este acercamiento de los nobles a la Corte empieza a “fraguarse la figura del “cortesano”, prototipo del periodo renacentista que se avecina” (1971). Esta frivolidad se reflejaba en las costumbres de los nobles que consideraban normal llevar una indumentaria variada, haciendo las damas gran ostentación en el vestido y adorno del cuerpo. Por influencia musulmana, los baños se generalizaron en la nobleza, pero se trataba más de un signo de refinamiento y de lujo que de práctica de higiene. Era frecuente, además, el uso de perfumes, ungüentos, hierbas aromáticas y afeites de todo tipo.

 

Ciertamente, las clases populares intentaban imitar en sus costumbres e indumentaria a las clases altas. Debido al auge económico que produjo el desarrollo del comercio y por tanto el enriquecimiento de la burguesía, se acortaron las distancias entre este estamento social y la nobleza, llegando casi a confundirse con los últimos escalones de ésta; el mismo desarrollo económico hizo posible que algunas clases populares trataran de imitar la ostentación, lujos e indumentarias de las clases nobles y aunque hubo intentos de poner límites, no se consiguió. El Arcipreste de Talavera muestra en su obra este fenómeno ridiculizando las “luchas” entre las mujeres por ir mejor ataviadas que las demás aunque fueran de la nobleza. Efectivamente, el clero consideraba los cambios en la indumentaria, especialmente la femenina, como algo “banal, frívolo e innecesario, atribuible a la “vanidad” y “envidia” (¿innata?) de las mujeres” y cuyo fin era “la ostentación pública de los haberes, tanto patrimoniales como matrimoniales” (Montoya Ramírez, 2008).

 

A ello ha de añadirse la influencia del amor cortes, ya que según Sara Mañero, “este tipo de amor se ha convertido ya en una realidad social, en un comportamiento y casi en una concepción de las relaciones entre los dos sexos” (1997). Al ser Alfonso Martínez capellán real de la corte y por tanto conocedor de los hábitos de la misma, se encuentra en la obligación de poner freno a ciertos comportamientos e ideas que, no por ser populares, dejan de ser rechazables desde el punto de vista de la moral cristiana (Mañero, 1997). Como clérigo, estaba preocupado por el desorden espiritual de la corte que, para colmo, y por efecto de la imitación de las costumbres, se extendía al resto de la sociedad.

 

El Arcipreste divide su obra en varias partes entre las que se encuentra un prólogo, una primera, Reprobación del loco amor; segunda, Los vicios de las malas mugeres; tercera Sobre las complexiones de los hombres, y media parte, Sobre los fados, fortuna, signos y planetas, finalizando con un epílogo o Demanda en el que pide perdón si algo de lo dicho en ella “ha enojado o no bien dicho”. Para el estudio del léxico de los afeites, interesan de la segunda parte los capítulos I a IV, VIII, IX y XII[v], donde trata los vicios de las mujeres y expone los afeites que utilizan, además del capítulo I de la Media parte, en el que hace una dura crítica de los hombres afeminados que fingen devoción y honestidad para poder acercarse a las mujeres sin levantar sospechas y expone los medios que emplean para este fin. El Arcipreste presenta los afeites como algo sucio y antinatural, además de ser medios inductores del pecado y de la frivolidad. Pretende mostrar la supremacía de la belleza natural por encima de todo artificio y denunciar la falsedad de la belleza a través de los afeites que, entrando por los ojos, provoca ese amor tan criticable.

 

Presenta el léxico mediante las descripciones que hace de las costumbres de las mujeres y aprovecha para exponer una larga retahíla de todo lo que se puede encontrar en sus cofres, que, por supuesto, no son libros de oraciones, como dice criticando;[vi] o bien, imitando el habla de una mujer furiosa porque ha visto a otra mejor ataviada que ella, explica todos los afeites y adornos que la hacían parecer tan hermosa (Montoya Ramírez, 2008). En otro caso, pone en boca de una mujer lo que pensaba comprar o pedirle a las vecinas y parientas para, el próximo domingo, ir mejor arreglada que las demás. Otra forma en la que se encuentra el léxico en su obra es a través de las recetas de elaboración de jabón, agua destilada o aceite para las manos. Por este motivo la obra del Arcipreste es especialmente valiosa para el estudio del léxico del ornato personal, ya que al verter en ella sus conocimientos de la vida diaria, proporciona información sobre los productos que se utilizaban y sobre el léxico que los denominaba, además de ser una ventana a la lengua oral de la época[vii].

 

Como ya hemos indicado, resulta interesante en esta obra la crítica que hace el Arcipreste de los que denomina “falsos yprócates” o“ypróquitas desbarvados”, hombres afeminados que utilizan su conocimiento de las hierbas y del uso de los afeites para estar cerca de las mujeres y para disimular una falsa piedad, comportándose de una forma que considera impropia de un hombre o como él mismo dice; “dexando su usar varonil”[viii].

 

III. LA CELESTINA

 

De sobra es sabido que se trata de una de las obras cumbre de la literatura española y representa la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. También refleja las transformaciones sociales que se estaban produciendo en la España de los Reyes Católicos durante este periodo de profundo cambio histórico y social. Para Antonio Castro Díaz (1978) Fernando de Rojas presenta magistralmente:

 

[…] la destrucción del orden antiguo materializado en la quiebra de los estamentos eclesiástico y nobiliario. […] La nueva conciencia se refleja en la visión inmanente del mundo que tienen los personajes de La Celestina. La concepción optimista de la vida empuja a los personajes al deseo de gozarla plena e intensamente, porque el tiempo pasa fugazmente. El placer de vivir, bajo todas sus formas, adquiere primordial importancia, especialmente en lo que concierne al placer de amar y ser amado. […] Componente esencial en el placer erótico es la belleza física, que suscita el amor. (pp. 160-161)

 

En lo que respecta a la cuestión que nos ocupa, el léxico de los afeites, también se encuentra expuesto en La Celestina a través de relaciones de elementos, principalmente en el primer acto en un diálogo en el que Pármeno explica a Calixto los oficios a los que se dedicaba esta mujer, con aparente admiración que en el fondo es una crítica del autor. En el resto de la obra encontramos también algunos elementos léxicos, como por ejemplo, en el acto sexto cuando Calixto alaba ante Pármeno y Sempronio la belleza natural de Melibea, frente a todos los suplicios que tienen que infligirse el resto de las mujeres para conseguir una belleza semejante a la de ella; elemento éste muy importante para la mentalidad de la época, ya que, como señala Alicia Martínez Crespo (1993) la belleza natural se consideraba un signo de perfección de la mujer, reflejo de su bondad interior y algo que la hacía digna de respeto por parte del hombre. Por último, en el acto noveno Areúsa hace ver a Sempronio que la belleza de Melibea es artificial y producto de la aplicación de remedios cosméticos repugnantes que hacen parecer hermosa a la que no lo es.

 

El léxico restante aparece disperso por la obra y en un número muy inferior de elementos del que podemos encontrar en los tres fragmentos referidos, e incluso en los dos últimos el número de voces es ya muy reducido. Como en el caso del Arcipreste, también la belleza es utilizada con una finalidad moral similar[ix]: la utilización de un medio antinatural, sucio y engañoso, elaborado por alguien tan reprobable, provoca un desorden moral y la muerte deshonrosa de los amantes. La crítica aquí es más dura que en el Corbacho porque tras el empleo de los afeites está presente la muerte mientras que en la obra del Arcipreste “sólo” se ridiculiza a las mujeres tachándolas de envidiosas, avaras, mentirosas, vanas, coquetas y presuntuosas.

 

IV. EL LÉXICO DE LOS AFEITES EN EL CORBACHO Y LA CELESTINA

 

En la tabla que presentamos a continuación están presentes los términos encontrados. Para exponerlos con más claridad se hace coincidir en las columnas los elementos comunes en las dos obras estudiadas. Para la ordenación alfabética se toma como referencia la edición de Joaquín González Muela para el Corbacho y en el caso de La Celestina la de Ángeles Cardona de Gibert, Manuel Criado de Val y Juan B. Caselles.

 

TABLA I. Relación de afeites presentes en las obras. [x] Fuente: elaboración propia.

 

Corbacho

La Celestina

Açúcar

 

Agua

 

 

Agua de blanco de huevos cochos

Agua de hazaar[xi]

 

 

 

 

 

 

 

Agua de mayo

 

 

 

 

 

 

Agua destilada, destillada o estilada[xii]

Agua muy fuerte

Agua para lavatorios

 

Agua rosada

Agua segunda, tercera de la solimad

Alanbar

Alcoholado

Algalia, algaliada

Alheñada

Almisque, almiscada

 

Alunbre

Alvayalde

 

Angelote

 

Anosegado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arrebol

Azeyte

 

 

Azeyte de alfolvas

Azeyte de almendras

 

 

 

 

 

 

 

Azeyte de manzanilla

 

 

Azeyte de pepitas

 

 

 

 

Azogue

 

Blanquete

Bórax

Brasil

 

Cánfora

Cáñamo

Ceniza de sarmientos

 

Cinamono

 

Clavo de girofre

 

Comino róstigo

 

Compostura

 

Çumo de fojas de rávanos

 

Fava

 

Goma

Fiel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lirio blanco

 

 

Manbre

 

 

 

Mirra

 

Muda

Palomina

Paño

 

 

Piedra de plata

Piedra sufre

 

 

 

Rayz

Reñonada de ciervo

Saliva ayuna

Salseruela

Solimad

Symiente de niesplas

 

Trementina

Tuétano de carnero

Tuétano de ciervo

 

 

Tuétano de vaca

 

Ungüento

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Xabón

Xabón de Chipre

Xabón napolitano

Yema cocha

Yerva

Yerva orthigosa

 

Afeyte cozido

 

Agua açucarada

Agua de agraz

 

Agua de azahar

 

Agua de clauellinas

Agua de corteza de espantalobos

Agua de hieles

Agua de jazmin

Agua de madreseluia

 

Agua de mayo

Agua de mosto

Agua de rasura de gamones

Agua de rosas

Agua de rostro

Agua de traguntia

Agua de trebol

Agua destilada

Agua fuerte

 

Agua para oler

 

 

Ambar

Alcohol, alcoholada[xiii]

Algalia

 

Almizque

Aluarino

 

Aluayalde

 

 

Anime

 

Aparejo para baños

Aparejo para baños de coronilla

Aparejo para baños de culantrillo

Aparejo para baños de flor de sauco

Aparejo para baños de flor saluaje

Aparejo para baños de gramonilla

Aparejo para baños de higueruela

Aparejo para baños de hoja tinta

Aparejo para baños de laurel blanco

Aparejo para baños de maluauiscos

Aparejo para baños de mançanilla

Aparejo para baños de mostaza

Aparejo para baños de pico de oro

Aparejo para baños de romero

Aparejo para baños spliego

Aparejo para baños de tortarosa

Aparejo para baños de yeruas y rayzes

Argentada

 

 

Azeyte de açofeyfas

Azeyte de alfocigos

 

 

Azeyte de aruejas

Azeyte de atramuzes

Azeyte de carillas

Azeyte de estoraque

Azeyte de granillo

Azeyte de jazmin

Azeyte de limon

 

Azeyte de menjuy

Azeyte de neguilla

Azeyte de pepitas

Azeyte de piñones

Azeyte de violetas

Azeyte de yerua paxarera

Azeyte para el rostro

 

Balsamo

 

 

 

Bullejada

 

 

 

Cerilla

 

Clarimente

Color

 

 

Confacion

 

Çumo de limones

 

Estoraque

 

Flor

 

Hiel

Higo passado

Lanilla

Lexia

Lexia con alumbre

Lexia con millefolia

Lexia con salitre

Lexia de carrasca

Lexia de centeno

Lexia de marruuios

Lexia de sarmientos

Lexia para enruviar

 

Lucentor

Lustre

 

Manteca

Menjuy

Miel

 

Mosquete, mosquetada

Muda

 

 

Pegon

Perfume

 

 

Polvillos, polvos, polvorizada

Postura

Rama

Rayz

 

 

 

Soliman

 

Tostada

 

 

 

Tuetano de corço

Tuetano de garça

 

Turuino

Vnguento

Vnto

Vnto y manteca de alcarauan

Vnto y manteca de camello

Vnto y manteca de cavallo

Vnto y manteca de conejo

Vnto y manteca de culebra

Vnto y manteca de erizo

Vnto y manteca de gamo

Vnto y manteca de garça

Vnto y manteca de gato montés

Vnto y manteca de harda

Vnto y manteca de nutria

Vnto y manteca de osso

Vnto y manteca de texon

Vnto y manteca de vaca

Vnto y manteca de vallena

Vntura, vnturilla

Vino

Vva tostada

 

 

 

 

Yerua

 

V. Utilidad y usos

 

Cada uno de esos afeites tenía una utilidad diferente; unos servían para el cuidado del rostro como el agua de mosto (La Celestina) o el agua de corteza de espantalobos (La Celestina). El agua segunda de la solimad (Corbacho) se utilizaba para eliminar las arrugas del pecho y de la cara; otros servían para el baño como la flor de sauco o el romero (La Celestina). Había aceites para el rostro como el de almendras (Corbacho) y el de estoraque (La Celestina). También se utilizaban lexías de centeno o sarmientos para “enrubiar el cabello” (La Celestina) y otros afeites, como el agua de hazaar (Corbacho) para ablandar y suavizar las manos.

 

Para la elaboración de esos productos se utilizaban alambiques, redomillas (La Celestina), caçuelas, garrotes y paños (Corbacho) y envases para guardarlos como alcofoleras, anpolletas, salseruelas (Corbacho) o barrilejos (La Celestina)

 

Acciones propias relacionadas con los afeites eran adobar, afinar, aliñar[xiv], arrear[xv], ataviar[xvi], destilar, (Corbacho) y adelgazar, envestir, falsear o martillar (La Celestina).

 

          Las profesiones propias relacionadas con los afeites que aparecen en estas obras son: alatar, mercader, mercera y revendedera en el caso del Corbacho y la perfumera en La Celestina.

 

          Tanto el Arcipreste de Talavera como Fernando de Rojas nos ofrecen recetas de elaboración de afeites, como por ejemplo, ésta para el xabón napolitano que encontramos en la obra del Arcipreste, que ciertamente, proporciona más ejemplos que el autor de La Celestina.

 

Destilan el agua por cáñamo crudo e ceniza de sarmientos, e la reñonada retida el fuego écha[n]la en ello quando faze muy rezio sol, menándolo nueve días –al día una ora- fasta que se congela e se faze xabón que dizen napolitano. Mezclan en ello almisque e algalia, clavo de girofre, remojados dos días en agua de hazaar, o flor de azahar con ello mesclado, para untar las manos, que tornen blancas como seda. (2ª parte. cap. III. Edición de Joaquín González Muela. p. 134)

 

          En La Celestina encontramos la siguiente para una muda

 

Todo el año se está encerrada con mudas de mill suciedades. Por vna vez que aya de salir donde pueda ser vista, enuiste su cara con hiel y miel, con vnas tostadas y higos passados y con tas cosas que por reuerencia de la mesa dexo de dezir. (Acto sexto. Edición de Ángeles Cardona de Gibert, Manuel Criado de Val y Juan B. Caselles. p. 248)

 

          Es interesante mencionar que, en el caso del Corbacho, podemos encontrar expresiones relacionadas con el empleo de los afeites que nos ofrecen información sobre el habla popular de la época. Se trata de parecer un eclipsy, ir de repicapunto, relumbrar como una estrella, relucir como espada.

 

VI. CONCLUSIONES

 

Evidentemente, en esta aproximación comparativa del léxico de los afeites de las dos obras seleccionadas se comprueba que es muy rico y variado y, que constituye el reflejo de la cultura y las costumbres de una sociedad en un momento de cambio histórico. Numéricamente es más abundante el léxico de los afeites en La Celestina que en el Corbacho, porque la primera ofrece más términos y de una forma más sistemática cuando trata cada uno de los grupos que aborda (aguas, aparejos, etc.), pero si se tiene en cuenta la procedencia material (vegetal, animal, mineral), se observa mayor variedad de afeites en la obra del Arcipreste de Talavera.

 

Resulta significativa la coincidencia de las dos obras en la concentración de la mayoría de los elementos léxicos principalmente en tres capítulos y, en su escasez y dispersión en el resto. El Arcipreste utiliza más situaciones cotidianas para presentar los términos: a través del estudio y de la crítica a las mujeres, de recetas, de diálogos de crítica y murmuraciones de unas a otras o reproduciendo conversaciones en las que piden afeites para arreglarse. Los términos más utilizados y conocidos en la época que, por lo tanto, son recogidos por ambas obras son: alcohol (alcoholado), alvayalde (aluayalde) y soliman (solimad) además de açúcar, afeyte, agua açucarada, agua destilada, el agua de hazaar (azahar), alánbar (ámbar), algalia, almisque (almizque), alunbre (alumbre), fiel (hiel), muda, tuétano, ungüento (vnguento), los çumos y la consideración del agua, del azeyte, de las yeruas y rayces como afeites o elementos de la composición de los mismos.

 

VII. BIBLIOGRAFÍA

 

Ediciones

 

Arcipreste de Talavera o Corbacho

 

MARTÍNEZ DE TOLEDO, Alfonso. Arcipreste de Talavera o Corbacho. (1985). Edición, introducción y notas de Joaquín González Muela. 4ª ed. Madrid: Ed. Clásicos Castalia.

 

MARTÍNEZ DE TOLEDO, Alfonso. Arcipreste de Talavera o Corbacho. (1971). Introducción, notas y revisión del texto de Consuelo Pastor Sanz. Madrid: Novelas y cuentos. E.M.E.S.A.

 

MARTÍNEZ DE TOLEDO, Alfonso. Arcipreste de Talaverak (Corvacho o reprobación del amor mundano). (1901). Edición de Cristóbal Pérez Pastor. Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles.

 

La Celestina

 

DE ROJAS, Fernando, La Celestina. (1975). Edición de Ángeles Cardona de Gibert, Manuel Criado de Val y Juan B. Caselles. Gerona: Ed. Clásicos y ensayos. Colección Aubí.

 

Anónimo/Fernando de Rojas. Tragicomedia de Calixto y Melibea. (2000). Edición de Fernando Cantalapiedra Erostarbe. Kassel: Edition Reichenberger.

 

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[i] Para ampliar estas últimas cuestiones, consúltense los artículos de Alicia Martínez Crespo (1993 y 1994) que nos han servido para exponer la consideración de la mujer en la Edad Media.

[ii] Al abordar el estudio del léxico de los afeites encontrados en el Corbacho y La Celestina hay que señalar, entre los pocos trabajos que se han llevado a cabo y, en lo que respecta a la obra del Arcipreste de Talavera, la “Contribución al estudio del vocabulario del “Corbacho” de Arnald Steiger (1922 y 1923). En su trabajo estudia algunos términos de esta obra que considera oscuros (en total 37 voces) desde el punto de vista dialectológico. Realiza además un análisis gramatical de los vulgarismos de la obra, un índice de voces con la cita en la que aparecen, y agrega una colección de refranes y frases presentes en el Corbacho.

Verlan H. Stahl realizó en 1971 su tesis titulada Vocabulario del Corbacho donde, según explica Sara Mañero (1997), realiza un estudio en la línea del llevado a cabo por Steiger del listado de las palabras que aparecen en la edición del Corbacho realizada por Simpson.

También Joaquín González Muela elaboró un glosario al final de su edición del Corbacho donde se recogen algunos elementos léxicos de esta obra; suponemos que los considerados por el editor como de más difícil comprensión para los lectores actuales. Para la explicación de los mismos, recurre a distintos diccionarios como el de Autoridades, Covarrubias, el D.R.A.E., el Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana o bien hace referencia a la obra de Steiger.

Finalmente, Ralph de Gorog y Lisa S. de Gorog han publicado un estudio de las Concordancias del “Corbacho”.

En cuanto al léxico de La Celestina destacamos los trabajos de Manuel Criado de Val Índice verbal de La Celestina (1955).

Contribución al estudio del léxico de “La Celestina(1974) de José Muñoz Garrigós donde elabora un diccionario del léxico de dicha obra. En la definición de las voces recoge algunas acepciones procedentes de distintos diccionarios e indica el acto o los actos en los que aparece. De Muñoz Garrigós también hay que citar su obra Concordancias de la tragicomedia de Calixto y Melibea y de la puta vieja Celestina (1990).

Anónimo/Fernando de Rojas. Tragicomedia de Calixto y Melibea. Edición de Fernando Cantalapiedra Erostarbe (2000). En esta edición elabora un glosario de los términos de cosmética y magia. En cada una de las voces estudiadas presenta principalmente citas de otras obras literarias que contienen ese término o aportaciones de estudiosos de La Celestina como Laza Palacios, y en ocasiones, definiciones de Covarrubias y del Diccionario de Autoridades.

Léxico de cosméticos y afeites en el Siglo de Oro (1990) tesis doctoral de Jesús Terrón González. Aunque se centra en los autores y obras del Siglo de Oro, hay que incluir este trabajo en esta relación que estamos llevando a cabo ya que utiliza en ocasiones citas de La Celestina para ilustrar algunas definiciones de los términos analizados. Dentro del estudio de cada uno de los términos este investigador incluye a veces definiciones del Diccionario de Autoridades, siempre citas literarias o bien una definición personal y algunas de las citas correspondientes para explicar el significado del término. Esta tesis se vio corregida con un artículo de Ignacio Arellano Ayuso (1990).

An etymological vocabulary to the Celestina, tesis realizada en 1938 por Laurence Sandford Poston.

El laboratorio de Celestina de Modesto Laza Palacios (1958). En esta obra analiza los términos desde un punto de vista farmacológico, reflejando su experiencia como herborista, y también la de autores como Laguna o Cejador.

El papel estético-moral de los cosméticos y el maquillaje en la literatura del Siglo de Oro, tesis realizada por Eric Víctor Álvarez (1998). Este autor describe en su trabajo las sustancias empleadas para hacer cosméticos y como los utilizaban las mujeres de la Edad Media y el Renacimiento. También estudia la actitud que presentan las principales obras de la literatura española del momento hacia los cosméticos y las mujeres maquilladas.

The beautiful woman in medieval Iberia: rhetoric, cosmetics, and evolution, tesis de Claudio da Soller (2005). Analiza como se expresa la idea de belleza en las obras de la literatura española medieval por lo que, lógicamente, cita, entre otros elementos, la utilización del léxico de los cosméticos aunque no se detiene en un análisis lingüístico del mismo.

Los saberes médicos en “La Celestina”, tesis de F. Julián Martín-Aragón Adrada (1998). Aborda la obra de Fernando de Rojas haciendo primero un análisis de las distintas ramas de la medicina que se encuentran reflejadas en La Celestina (terapéutica, psicología, reproducción, gerontología, etc.) y agrupando después el léxico, del que prácticamente no ofrece definiciones, dentro de los distintos tipos de remedios medicinales.

[iii] Erich von Richthofen en Tradicionalismo épico-novelesco (1972 p. 258) señala la identidad de argumento y considera el Corbacho como “el modelo más importante para el contenido ideológico de La Celestina” y considera la descripción de Pármeno sobre la casa de la alcahueta una variante de la que aparece en la obra del Arcipreste. Otro crítico que ha seguido esta línea de investigación es Anthony J. Cardenas en su artículo “The “corriente talaverana” and The Celestina: beyond the first act.” (1986) donde realiza un estudio literario de fragmentos y de situaciones presentes en las dos obras, insistiendo en explicar las acciones de los personajes según su carácter, relacionándolo con las “complixiones de los onbres” explicadas por el Arcipreste. También señala el paralelismo en la cuestión del arreglo personal enfrentando en columnas los dos textos.

[iv] La información sobre el reinado de Juan II y sobre su época ha sido recogida de la obra de Luis Pericot Garcia et al. (1970) pp. 141, 210 y 211.

[v] Se encuentran términos en todos estos capítulos pero el número más importante de los mismos aparece del II al IV.

[vi] “Todas estas cosas fallaréys en los cofres de las mugeres: Oras de Santa Maria, syete Salmos, estorias de santos, salterio de romance ¡nin verle del ojo! Pero canciones, dezires, coplas, cartas de enamorados, e muchas otras locuras, esto sý; […] azeytes de pepitas o de alfolvas mesclado, symiente de niesplas para ablandar las manos, almisque, algalia para cejas e sobacos, alanbar confacionado para los baños […], para ablandar las carnes, cinamomo, clavos de girofre para en la boca.” (Segunda parte, cap. III, edición de Joaquín González Muela. p. 135).

[vii] Cristóbal Pérez Pastor, en la edición que hace de la obra del Arcipreste (1901, p. XXIX), destaca la riqueza del léxico utilizado por éste porque incluye “voces […] que no se encuentran en ningún autor de los que han escrito en castellano y porque tomó muchas palabras y frases del lenguaje popular y recogió no pocas del mismísimo arroyo”.

[viii] P. 237 de la edición de Joaquín González Muela.

[ix] Vid. Erich von Richtofen. “El “Corbacho”: las interpolaciones y la deuda de la “Celestina” en Tradicionalismo épico-novelesco.

[x] El contexto de las obras y la utilización de términos como agua, aparejo, azeyte, lexia, manteca, y vnto como base común de muchas composiciones cosméticas hace obligado incluirlos como léxico propio de los afeites. Lo mismo sucede con palabras del léxico general como, por ejemplo, açúcar, agua açucarada, agua destilada, agua (muy) fuerte, balsamo, hiel (en este caso se respeta la grafía fiel que aparece en la edición del Corbacho haciéndola corresponder con hiel de La Celestina), miel, muda, rama, ungüento (vnguento en La Celestina), yerua y rayz.

[xi] Hacemos coincidir agua de hazaar con agua de azahar, alanbar con ambar, fiel con hiel, siguiendo la ordenación alfabética impuesta por la columna del Corbacho.

[xii] Se exponen en la misma línea las diversas formas del término encontradas en la obra correspondiente.

[xiii] Se incluyen en la misma línea las distintas clases de palabras. Veremos el mismo caso en mosquete, mosquetada.

[xiv] En este caso en la obra aparece el participio aliñada y no el infinitivo.

[xv] También aparece arreo. “Arreada” en La Celestina.

[xvi] Ataviada en el Corbacho y atauios en La Celestina.