Número Actual - Números Anteriores - TonosDigital en OJS - Acerca de Tonos
logo
Revista de estudios filológicos
Nº33 Junio 2017 - ISSN 1577-6921
<Portada
<Volver al índice de teselas  

teselas

El instante de peligro, Miguel Ángel Hernández

(Anagrama, Barcelona, 2015)

 

         Era una experiencia de multiplicidad temporal, una heterocronía. Utilizo esta palabra porque es la que mejor define nuestra percepción en ese momento. Sé que te resultaba curioso que siempre buscase los términos más complejos para describir la realidad, incluso la nuestra. Recuerdo que reías cuando decía que nuestro sexo se debía a una pulsión deflacionaria, o cuando definí tu cama como un espacio de parresia emocional. Siempre me han gustado las palabras extrañas y académicas. Supongo que me siento cómodo con ellas. Es un modo como cualquier otro de habitar el lenguaje, una manera de describir y definir situaciones. A veces siento que al nombrar las cosas con su término exacto la realidad se vuelve más cercana, menos confusa. Eso es lo que sucede ahora cuando escribo «heterocronía» y siento que eso era justamente lo que ocurría allí, en el instante en que Anna y yo estábamos frente al paisaje y yo percibía claramente el cruce de tiempos. Una heterocronía. Allí estaba la imagen del ahora, el muro real, la imagen que nos hacía mirar; estaba también el muro que podría haber visto la cámara, el muro de entonces, que aún permanecía; y estaba el recuerdo que nosotros teníamos de la película, el muro que habíamos visto. Todos los tiempos estaban delante de nuestros ojos. Pero sobre todo estaba aquello que no habíamos podido ver, lo que permanecía siempre detrás, la sombra, el tiempo real que el autor de las imágenes habría pasado detrás de la cámara, esperando, mirando, contemplando todo aquello que ahora veíamos nosotros.

(pp. 111-112)