REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Las perífrasis verbales en español
Esther Martínez Gómez
(Universidad de Murcia)

 

 

I. INTRODUCCIÓN

 

El objeto de estudio del presente trabajo es el fenómeno lingüístico de la perífrasis verbal. Una de las razones que nos mueven a emprender este estudio es el deseo de rescatar para las perífrasis verbales un muy merecido lugar dentro del marco descriptivo del sistema verbal del español, lugar que a lo largo de la historia, o bien se le ha escatimado, o bien no le ha sido suficientemente legitimado; y es que, como demostraremos, hay toda una serie de valores categoriales, matices expresivos, nociones gramaticales de que sólo pueden dar cuenta las perífrasis verbales, puesto que las desinencias verbales de las formas sintéticas de la conjugación verbal no están capacitadas para vehicular aquéllos por sí mismas (para ello precisan de la confluencia oracional de otros sintagmas –adverbiales, fundamentalmente-: Elia come en este momentoElia está comiendo ).

 

Numerosos han sido los diferentes estudios que a lo largo de la historia han hecho incursiones más o menos aisladas en el campo de las perífrasis verbales; un sentimiento desolador nos invade al constatar la diversidad terminológica, la disparidad conceptual y la heterogeneidad clasificatoria de las perífrasis verbales consideradas[1], debidas, fundamentalmente, a la indiscriminada mezcla de criterios y de perspectivas puestos en juego. Todo lo cual explica la incoherencia que caracteriza las diversas recopilaciones de perífrasis verbales; inventarios que ponen de manifiesto la falta de acuerdo a la hora de trazar unas homogéneas fronteras conceptuales delimitadoras del fenómeno estudiado.

 

Todo lo anterior plantea una serie de dificultades metodológicas al investigador que se acerca por primera vez al fenómeno de la perífrasis verbal. Citemos algunas de ellas. En primer lugar, las fuentes base de recogida de datos, tanto en lo referente a cuestiones más teóricas (como, por ejemplo, el concepto de auxiliaridad, el fenómeno de la gramaticalización, etc.), como en lo que respecta a los ejemplares o representantes  concretos que cumplen con los parámetros nocionales del fenómeno de la perífrasis verbal, esto es, los corpus de perífrasis verbales disponibles.

 

En segundo lugar, el acopio de un corpus de perífrasis verbales lo suficientemente representativo del fenómeno perifrástico verbal español obliga a sortear un escollo ineludible: la diacronía o el desarrollo de la lengua a través del tiempo. Y es que, efectivamente, la lengua, en su devenir histórico, se nos presenta como una estructura de fronteras fluctuantes, de límites imprecisos y variables, sujeta como está, por naturaleza, al cambio: a la par que la lengua, cambia el pensamiento lingüístico. De ahí que, en el caso que nos ocupa, se dé esa divergencia entre las diferentes recopilaciones (inventarios) de unidades perifrásticas verbales, recogiéndose en algunas de ellas como perífrasis verbales construcciones que en otras recopilaciones no tienen cabida como tales perífrasis, pues operan bajo planteamientos teóricos y criterios delimitadores diferentes[2].

 

Por todo ello, urge establecer un modelo de análisis coherente que aborde el fenómeno perifrástico verbal español atendiendo a lo verdaderamente específico de éste: la auxiliaridad. Auxiliaridad entendida como el proceso de incidencia de un verbo en forma personal[3], más o menos desemantizado -o no-,  sobre la forma no personal[4] de otro verbo con el que pasa a constituir una nueva unidad lingüística con unicidad semántica, sintáctica y funcional, al “auxiliarla” morfológicamente con las categorías gramaticales (tiempo, persona, modo, voz…) de que dicha forma no personal o auxiliada carece por su particular configuración estructural (formal, funcional y semántica dentro del sintagma perifrástico). Cabe hablar, por tanto, de una verdadera relación simbiótica entre el auxiliar y el auxiliado, por cuanto el segundo aporta a la nueva unidad creada todo su significado léxico, asegurando, así, la función semántica, a la par que el auxiliar, verbo plenamente morfologizado y en mayor o menor medida léxicamente desemantizado, aporta las nociones gramaticales de persona, tiempo, voz, modo, número y persona, asegurando, de este modo, la función estructural.

 

No obstante, como apunta Guillermo Rojo (1974: 34), los fenómenos de la auxiliaridad y del verbo auxiliar de las construcciones perifrásticas, así como toda una serie de conceptos relacionados con estos, han sido entendidos de muy desigual manera, debido tanto a las corrientes lingüísticas concretas seguidas por cada estudioso, como a los diferentes criterios y puntos de vista puestos en juego.

 

Probablemente, el aspecto más atendido a la hora de definir y caracterizar una perífrasis verbal haya sido el de la presencia del verbo auxiliar, para cuyo análisis y estudio se ha privilegiado, fundamentalmente, el criterio semántico de la gramaticalización o desemantización  -pérdida de significado léxico- que experimenta en su paso de verbo pleno o independiente (con función estructural y semántica, a un tiempo) a verbo auxiliar o morfema puramente gramatical de otro verbo (auxiliado).

 

El susodicho criterio ha sido decisivo para muchos autores a la hora de delimitar e identificar el verbo auxiliar de una construcción verbo-verboide perifrástica. Así para Lázaro Carreter, quien concibe la gramaticalización como una propiedad absoluta de todo verbo auxiliar que se precie, frente a, por ejemplo, José Roca Pons, que concede la existencia de una escala de grados en lo que a pérdida de significado léxico del verbo auxiliar se refiere: « (…) los verdaderos verbos copulativos y auxiliares coinciden en desempeñar determinadas funciones gramaticales, después de haber perdido, en general, su significación léxica, total o parcialmente.» (1980: 91).

 

Pero, si por una parte es bien cierto que el verbo auxiliar es un elemento muy importante en una perífrasis verbal, por otra parte no lo es menos el verbo nuclear del complejo verbal perifrástico (auxiliado), pues sólo en virtud de la solidaria asociación (y complementación) de ambos elementos (auxiliar y auxiliado) cabe hablar de perífrasis verbal.

 

Por tanto, creemos que para obtener un conocimiento real y preciso de la auxiliaridad perifrástica no hay que abordar el fenómeno desde una sola de sus partes (el verbo auxiliar) y obviar el resto, sino que hay que “agotar” el estudio en la totalidad del fenómeno. El resultado de ese proceso sintáctico (de incidencia) que es la auxiliaridad -tal como lo hemos definido unos párrafos más arriba- es las perífrasis verbales, unidades lingüísticas, signos complejos, que deben ser estudiados como cualquier otro signo del sistema de la lengua. Algunas unidades verbales polilexicales con las que las perífrasis verbales tienen puntos en común (de corte formal y funcional, fundamentalmente) son los fraseologismos o locuciones verbales, las colocaciones, las perífrasis verbo-nominales[5], etc.

 

 Ahora bien, en español es muy frecuente un tipo de construcción sintáctica no perifrástica, que presenta una estructura superficial (verbo en forma personal (+ nexo) + verbo en forma nominal) similar a la de las perífrasis verbales, pero cuya estructura profunda es muy diferente, pues no se trata, como en el caso de las perífrasis verbales, de un solo sintagma verbal  en que el verbo conjugado y el verboide  presenten unidad (semántica, sintáctica, funcional, fonética…), sino de dos núcleos predicativos independientes, de los cuales el verboide suele estar en relación de dependencia funcional -y no de mutua dependencia ,  como en las perífrasis verbales- con respecto al verbo en forma personal, del que constituye alguna suerte de argumento (externo, o interno) o elemento vehiculador de previsiones designativas circunstanciales varias en relación al proceso verbal. Hay que decir que en este tipo de construcción el verboide participa de su dualidad funcional (verbal y adjetival, sustantiva, o adverbial), mientras que en la perífrasis verbal el valor nominal del verboide no tiene operatividad alguna (salvo, en cierto sentido, en el caso de las perífrasis con participio, en las que la forma nominal conserva los rasgos formales de la concordancia gramatical, la intensificación adverbial y, en algunos casos, la conmutación pronominal de LO).

 

Ante la existencia de este último tipo de construcciones sintácticas consideramos necesario basar el estudio de la perífrasis verbal atendiendo, sobre todo, a sus particularidades de funcionamiento sintáctico y semántico, para poder discernir, así, cuándo una estructura verbo en forma personal (+ nexo) + verbo en forma nominal constituye o no perífrasis verbal y, en consecuencia, decodificar e interpretar adecuadamente la secuencia.

 

Una vez realizadas las aclaraciones pertinentes, pasamos a explicar cómo hemos planteado este tímido y modesto acercamiento al fenómeno de la perífrasis verbal.

 

El presente trabajo está estructurado en seis capítulos. En el primero (INTRODUCCIÓN) hemos definido el objeto de estudio, revelado la finalidad con que se ha emprendido esta tarea, y planteado algunos de los principales problemas metodológicos con que se encuentra el investigador que se acerca por primera vez al fenómeno estudiado (falta de unanimidad conceptual y terminológica,  heterogeneidad clasificatorio-tipológica de las perífrasis verbales[6], etc.).

 

En el segundo, hemos recogido algunos de los diferentes sintagmas terminológicos con que los principales estudiosos se han referido a las perífrasis verbales. A continuación (capítulo III) ofrecemos diferentes definiciones de perífrasis verbales, sustentadas en diferentes criterios.

 

En el capítulo IV se analiza la consideración lingüística de la perífrasis verbal como fenómeno de lengua, así como el lugar que ocupa dentro del sistema de la conjugación verbal.

 

El quinto capítulo recoge los principales criterios seguidos en la identificación de perífrasis verbales. Tras realizar una pequeña incursión en el proceso de gramaticalización en que se fundamenta la génesis del verbo auxiliar de las perífrasis verbales (apartado V.1.), planteamos una propuesta metodológica (apartado V.2.) que consideramos lo suficientemente válida para la delimitación e identificación oracional o textual de las perífrasis verbales en español: el análisis de los rasgos funcionales (tanto de índole semántica como sintáctica) de los complejos verbales que formalmente se ajustan a los parámetros señalados para las mismas.

 

El corpus de perífrasis verbales del español presentado en el apartado V.3., constituido por un número muy reducido de perífrasis verbales españolas generalmente aceptadas como tales, supone un ejemplo claro de la multiplicidad de criterios y perspectivas considerados por los diferentes estudiosos a la hora de abordar el estudio teórico de la perífrasis verbal, así como de inventariar los ejemplares perifrásticos de una lengua determinada.

 

El último capítulo trata algunas cuestiones relativas a las dimensiones paradigmática y sintagmática de las perífrasis verbales del español.  


II. DENOMINACIONES DE LA PERÍFRASIS VERBAL

 

Diversos han sido los marbetes denominativos empleados para referirse a las perífrasis verbales. Así, por ejemplo, Félix Fernández de Castro, en su estudio intitulado Las perífrasis verbales en español. Comportamiento sintáctico e historia de su caracterización, habla de perífrasis verbales: «La primera parte, dedicada a la historia del concepto de perífrasis verbal[7], está muy intencionadamente dirigida a mostrar (…) el desconcierto que provocaría en cualquier “curioso lector” (y que me provocó a mí, en su día), la tentativa de hacer un inventario de construcciones perifrásticas, rastreando en los repertorios de acceso más inmediato» (1990: 7).

 

Por su parte, Leonardo Gómez Torrego, en Perífrasis verbales, explica: «Con esta monografía pretendemos bucear en el terreno siempre resbaladizo de la perífrasis verbal en castellano» (1988: 5).

 

El lingüista alemán Wolf Dietrich, en la explicación del objetivo de su obra El aspecto verbal perifrástico en las lenguas románicas, señala: «En el presente trabajo se intentará abordar la posición y función de determinadas perífrasis verbales aspectuales del sistema verbal de las lenguas románicas e ilustrar su origen en la Romania» (1983: 11).

 

Pilar Gómez Manzano también habla de perífrasis verbales: «El término perífrasis verbal nos parece más apropiado que el propuesto por R. SECO (1975: 187) en correlación con las que él mismo denomina “frases sustantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y conjuntivas”, pues, si bien es cierto que al igual que las sustantivas, adjetivas, etc. las “frases verbales” tienen dos o más bases verbales (…), éstas, como expresión de determinaciones temporales, aspectuales o de modalidades de la acción verbal, tienen una función determinada dentro de la clase de los verbos, su complejidad es mayor y su comportamiento es muy diferente al de aquéllas; requieren, por tanto, un término específico para denominarlas. Por otra parte, los términos frase nominal y frase verbal son muy utilizados hoy en Lingüística con una significación precisa, y denominar a estas construcciones frases verbales podría llevarnos a ambigüedades terminológicas. Tampoco consideramos adecuada la denominación de voz perifrástica propuesta por R. LENZ (1935: 398) pues si entendemos la voz como un indicador de la relación Sujeto-Acción expresada por el verbo, ese término aplicado a estas construcciones no tendría tal acepción. Que una clase de perífrasis sea considerada por algunos como una forma de expresión de la voz pasiva no debe dar lugar a hablar de voz en general, ni a aplicar dicho término a otras construcciones perifrásticas cuya función no es ésa (…). El término, pues, con el que nos referiremos a estas construcciones será el de perífrasis verbal» (Perífrasis verbales con infinitivo. Valores y usos en la lengua hablada, UNED, Madrid, 1992, 11-12).

          

         Alicia Yllera se refiere a estas formas verbales como «perífrasis verbales» en su Sintaxis histórica del verbo español: las perífrasis medievales (1980). G. Gougenheim también las denomina del mismo modo: «L’ouvrage que nous présentons ici est consacré aux périphrases verbales de la langue française.»[8]. Asimismo, hablan de perífrasis verbales  Guillermo Rojo, en su artículo Perífrasis verbales en el gallego actual (1974); J. Roca Pons, en su Introducción a la gramática (1980); E.  Alarcos Llorach, en su Gramática de la lengua española: «El núcleo oracional puede consistir en una combinación de unidades que funciona en conjunto como lo hace un solo verbo. Se llaman perífrasis verbales» (1994: 259).

 

En el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española de la R.A.E. se dice: «Damos a estos sintagmas el nombre de perífrasis verbales» (1991: 444).

 

Manuel Seco comenta que «Al lado de las locuciones verbales, pero sin identificarlas con ellas, debemos recordar las perífrasis verbales» (1989: 219).

 

         Ernesto Carratalá, en Morfosintaxis del castellano actual, habla de frases verbales con verboide: «Las diferencias entre una frase verbal con verboide y una construcción de verbo y verboide que pueda coincidir incluso formalmente con ella, pero que no lo sea, son las siguientes: (…) » (1980: 168).

 

Rafael Seco, en su Manual de gramática española, habla de frases verbales: «(…) resultando de este modo perífrasis muy dignas de notar, y que podremos llamar frases verbales, en correlación con las frases sustantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas, conjuntivas, etc.» (1969: 171).

 

Samuel Gili Gaya, en su Curso Superior de Sintaxis Española, comenta: «Nos parece adecuado el nombre de frases verbales que propuso para estas perífrasis RAFAEL SECO (Gram. II, P. 69) porque está en correlación con las frases substantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y  conjuntivas. Tiene además la ventaja de su sencillez, se presta menos a equívocos que la de conjugaciones perifrásticas, aplicable también a los tiempos compuestos de la conjugación, y no choca innecesariamente, como la de voces, propuesta por LENZ, con el concepto tradicional de voz» (1989: 106).

 

David M. Feldman también opta por el marbete frases verbales, como pone de manifiesto su Apuntes históricos sobre las frases verbales de modo en español: «En la presente investigación, nos hemos propuesto estudiar el desarrollo histórico de las frases verbales de modo de la lengua española a través de los siglos documentados» (1974: 11).

 

César Hernández Alonso usa, indistintamente, frase verbal y perífrasis verbal: «Reciben el nombre de perífrasis o frases  verbales unos sintagmas compuestos de un verbo desemantizado y conjugado, un posible conector, sólo en algunas de infinitivo, seguido de un verbo en forma no conjugada» (1996: 480).


 

III. CONCEPTO DE PERÍFRASIS VERBAL

 

         Como apunta Alicia Yllera, «No existe un concepto unívoco de perífrasis verbal» (1980: 11); es por ello por lo que se nos impone una tarea previa en el presente trabajo, a saber, ofrecer un repertorio variado de las diferentes definiciones de perífrasis verbal aportadas por los principales estudiosos. Varios han sido los criterios seguidos para definir la perífrasis verbal.

 

         Guillermo Rojo, en Perífrasis verbales en el gallego actual, conjuga los criterios formal, funcional y semántico (gramaticalización) a la hora de ofrecer una definición de la perífrasis verbal. Explica que la perífrasis verbal es un tipo de construcción pluriverbal que presenta una serie de características (formales) comunes con otro tipo de construcciones no perifrásticas cuya estructura formal es «verbo en forma personal + verbo en forma no temporal» (1974: 60); dos bases verbales cuya incidencia puede ser directa, o bien, indirecta por mediación de un nexo. A todas estas construcciones las engloba bajo marbete de «complejos verbales» -noción tomada de Pottier-.

 

 Si formalmente los complejos verbales perifrásticos y no perifrásticos coinciden, en el orden semántico y sintáctico difieren, lo que nos permite disociar ambos tipos de complejos verbales. Así, los complejos verbales perifrásticos se caracterizan por la unidad semántica o «significación conjunta» frente a los no perifrásticos (con significación disjunta), así como por la unidad sintáctica, puesto que los dos constituyentes verbales (verbo conjugado y verbo nominal) funcionan como un solo sintagma verbal, como un único núcleo predicativo, como demuestra el hecho de que presentan  «un comportamiento en bloque ante las transformaciones interrogativa y pasiva» (1974: 65). La significación conjunta de la perífrasis verbal requiere que la base verbal auxiliar (la forma conjugada) esté gramaticalizada en mayor o menor grado y que la otra base verbal (la auxiliada) pueda ser considerada como perteneciente a un “verbo conceptual”. Si bien en el plano sintáctico-sintagmático las restricciones selectivas vienen impuestas por toda la construcción en su conjunto, no es menos cierto que dichas restricciones selectivas coinciden, precisamente, con las impuestas por la base verbal auxiliada en sus usos plenos o independientes.

 

         Leonardo Gómez Torrego, en su obra Perífrasis verbales, esgrime los criterios formal, sintáctico y semántico en su definición de perífrasis verbal: «Entendemos por perífrasis verbal la unión de dos o más verbos que sintácticamente constituyen un solo núcleo del predicado. De ese conjunto verbal, el verbo principal o auxiliado debe ser una forma no personal: infinitivo, gerundio o participio; el otro verbo es siempre un mero auxiliar, pero será la forma que podrá conjugarse en todas o algunas[9] de las formas de la conjugación» (1988: 9). Más adelante aclara: «Se suele decir que para que un verbo sea auxiliar debe estar total o parcialmente gramaticalizado, esto es, debe haber perdido todo o parte de su significado originario. Sin embargo, este criterio no es fiable por varias razones: a) Existen perífrasis verbales (…) cuyos verbos auxiliares mantienen su significado originario y pleno. (…) b) No es fácil saber sincrónicamente cuándo un verbo empieza a desemantizarse. (…) c) Hay construcciones con infinitivo y participio en las que el verbo precedente está usado metafóricamente o aparece claramente desemantizado, y no por eso hay que hablar de perífrasis verbales (…). No obstante, hay que reconocer que en la mayoría de los casos perifrásticos el verbo está gramaticalizado o totalmente (…) o parcialmente (…). A pesar de ello, nosotros, aun reconociendo la importancia de la gramaticalización del verbo auxiliar, nos valdremos de procedimientos formales (conmutaciones, transformaciones pasiva e interrogativa, colocación de pronombres clíticos, etc.) para caracterizar a la perífrasis verbal» (1988: 12-15). Vemos, así, que para Gómez Torrego la gramaticalización del verbo auxiliar no se erige en el rasgo fundamental para definir y delimitar una perífrasis verbal.

 

         Ernesto Carratalá, en su Morfosintaxis del castellano actual, explica: «Las llamadas tradicionalmente «perífrasis verbales» no son otra cosa que construcciones endocéntricas verbales constituidas esencialmente por un verbo y un verboide, unidos ya asindéticamente ya mediante un conector, y en que cada constituyente aporta lo propio de su categoría gramatical, no sin que se observen sendas concesiones: a) El verbo debilita su capacidad léxica en pro del lexema verboidal, reduciéndola a un mero «modo de acción» (Aktionsart) que llega a alcanzar la cota cero en la frase hemos + participio (tiempos compuestos). b) El verboide debilita su doble capacidad funcional, reduciéndola a la meramente verbal, con lo que deja de estar simultáneamente en funciones sustantivas, adverbiales o adjetivas para ser sólo soporte del  (núcleo del) predicado. Hay, pues, una verdadera simbiosis entre verbo y verboide: el primero aporta los gramemas de modo, tiempo, aspecto, persona y número, más la Aktionsart, y el segundo, esencialmente el lexema junto con su aspecto correspondiente. Se trata, sin duda, de una construcción muy rica morfológica y semánticamente, cuyos constituyentes se encuentran, según entiendo, en relación de interdependencia» (1980: 168-169).

 

         Wolf  Dietrich, en su estudio general sobre El aspecto verbal perifrástico en las lenguas románicas, dice: «Por «perífrasis» (también «forma compuesta»«forma circunscrita»«forma analítica»«construcción perifrástica», entre otras) se entiende, en general, una combinación de, al menos, dos unidades lingüísticas autónomas que de un modo determinado forman una unidad. (…) los elementos así unidos no están al mismo nivel desde el punto de vista del contenido, sino que uno o varios están subordinados al otro o a los otros. Sin embargo, existe disconformidad en el enjuiciamiento de la clase y grado de la unión de estas combinaciones, especialmente en su coordinación paradigmática con las otras unidades lingüísticas no «compuestas», en su empleo sintáctico y particularmente en lo que se refiere al contenido que les corresponde, es decir, a su configuración semántica» (1983: 35-36).

 

         César Hernández Alonso, en Gramática funcional del español, siguiendo los criterios formal, semántico, sintáctico y funcional, define las perífrasis verbales como sigue: «Reciben el nombre de perífrasis o frases verbales unos sintagmas compuestos de un verbo desemantizado y conjugado, un posible conector, sólo en algunas de infinitivo, seguido de un verbo en forma no conjugada. Forman unidad léxica; pero funcionalmente no a todas las aceptadas como tales perífrasis por la tradición gramatical se las puede tratar como un solo verbo, sino como conjunto de elementos funcionales. El sintagma, pues, está lexicalizado y se da la circunstancia de que el modo de acción del verbo auxiliar coincide generalmente con el aspecto verbal de la perífrasis. (…) El auxiliar, por conservar el morfema de persona, es el índice de la concordancia con el sujeto; igualmente conserva el morfema de tiempo-modo-aspecto» (1996: 480).

 

Siguiendo los planteamientos de la gramática tradicional nos encontramos con Samuel Gili Gaya, quien en su Curso Superior de Sintaxis Española, atendiendo a los criterios formal y semántico de la auxiliaridad, dice que «la perífrasis consiste en el empleo de un verbo auxiliar conjugado, seguido del infinitivo, el gerundio o el participio. Entre el auxiliar y el infinitivo se interpone que o una preposición. (…) Para distinguir si un verbo está empleado como auxiliar basta fijarse en si ha perdido su significado propio. (…) el sentido habrá de decidir, en cada oración en que aparezcan tales perífrasis, si su significación se ha perdido o se ha oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos auxiliares.» (1979: 105).

 

         Dentro, también, de la perspectiva tradicional se hallan Urrutia Cárdenas y Álvarez Álvarez.

 

Francisco Marsá, en «Formas no personales y perífrasis», expone: «Aparte las funciones que acabamos de esbozar, las formas no personales tienen otra de importancia gramatical: contribuir a la morfología verbal mediante construcciones perifrásticas, o por rodeo, como las llamaba Nebrija más llanamente. Consiste la perífrasis verbal en la concurrencia de dos formas verbales, una capaz de flexión personal y portadora de información gramatical –persona, número, tiempo, etc.- y otra necesariamente no personal y aportadora de información léxica. Se dice que la perífrasis o forma compuesta corresponde a la conjugación del verbo que aporta la forma no personal» (1984: 175).

 

         Aunando, también, los criterios formal y semántico (gramaticalización), R. Fente, J. Fernández y L. G. Feijóo dicen que «Las perífrasis o frases verbales en español son variadísimas y básicamente consisten en la unión de un verbo auxiliar y el infinitivo, gerundio, o participio de otro verbo (…). Naturalmente y partiendo de esta amplia definición, hay que considerar como perifrásticos todos los tiempos compuestos, la voz pasiva y la forma progresiva. Los tres verbos auxiliares que dan lugar a estas construcciones en nuestra lengua son HABER, SER y ESTAR, considerados desde antiguo la espina dorsal de nuestro sistema auxiliar verbal y que en esta función están enteramente gramaticalizados. (…) Ahora bien, existe en español una larga serie de verbos que se pueden utilizar como auxiliares y que han sufrido paulatinamente procesos de gramaticalización más o menos profundos. Esta pérdida parcial del semantismo original es manifiesta en el núcleo principal de verbos de movimiento (…), más algunos otros de naturaleza diversa (…). Las posibilidades de combinación de todos estos verbos con el infinitivo, gerundio o participio pasado de otro verbo, dotan a nuestro idioma de una superabundancia de formas para expresar los más diversos matices aspectuales de la acción verbal. » (1979: 11-12).

 

         En Gramática esencial del español, Manuel Seco ofrece una muy completa definición de la perífrasis verbal, siguiendo los criterios formal, semántico, sintáctico y funcional: « (…) construcciones formadas por dos verbos con o sin palabra de enlace interpuesta, de los cuales el primero está normalmente en una forma personal (esto es, con formante de persona) y el segundo está necesariamente en una forma no personal (infinitivo, gerundio o participio). (…) Es característico de muchas perífrasis verbales ser en ellas el verbo personal un verbo de significación «débil» (…); o de significación «debilitada», (…) Hay un segundo tipo [de perífrasis verbal] en el que el verbo personal conserva prácticamente su significado habitual, (…) Las perífrasis (…) tienen naturalmente en la oración la misma función que un simple verbo. (…) tienen mucho uso en el habla por la riqueza de matices que añaden a la expresión de la acción verbal (…)» (1989: 219-220).

 

         Alicia Yllera conjuga los criterios formal, de unidad sintáctica, de unidad funcional y el criterio semántico de la desemantización del verbo auxiliar en su definición de perífrasis verbal: «unidades semántico-funcionales constituidas por un núcleo binario indisoluble –aun cuando ambos constituyentes mantengan la posibilidad de funcionar, en otras circunstancias, como verbos plenos-, formadas por un verboide y un auxiliar o verbo que ha experimentado un proceso de deslexicalización, capaces de expresar una modalidad, tiempo, aspecto u orden del proceso» (1980: 15).

 

         Para José Roca Pons, una perífrasis verbal es «la unión de un verbo auxiliar –más o menos auxiliar o gramaticalizado, según veremos- con una forma nominal de un verbo conceptual. (…) para expresar diversos matices temporales, aspectuales, modales, afectivos, etc.» (1958: 10).


 

IV. ESTATUTO LINGÜÍSTICO Y SITUACIÓN DE LA PERÍFRASIS VERBAL DENTRO DEL SISTEMA DE LA CONJUGACIÓN VERBAL

 

Algunos autores consideran las perífrasis verbales como procedimientos morfológicos:

 

«Las perífrasis verbales son, pues, recursos morfológicos existentes en la clase de los verbos para la expresión de modificaciones de la idea central que no pueden ser alcanzadas por las formas consideradas conjugativas en sentido estricto» (Rojo, 1974: 67). El auxiliar es un morfema más perteneciente a la clase de los verbos; las perífrasis verbales funcionan al mismo nivel que cualquier otro morfema del verbo; las perífrasis verbales no son unas formas conjugadas más, a diferencia de los tiempos compuestos, los cuales  «fueron perífrasis y ya no lo son» (Félix Fernández de Castro, 1990: 26).

 

 Rojo habla de dos tipos de perífrasis verbales: a) perífrasis verbales totalmente integradas en el sistema conjugativo (ser + participio; haber + participio), y b) perífrasis verbales no plenamente integradas en el sistema conjugativo, debido, fundamentalmente, a que «la aparición del elemento gramaticalizado como verbo independiente en otros contextos retrasa e incluso impide la definitiva asimilación de este tipo de complejos a los paradigmas verbales. De todos modos, el paso final puede ser dado en cualquier momento -siempre que se cumplan unas determinadas condiciones-, ya que las perífrasis poseen una unicidad semántica y formal que las acreditan como procedimientos verdaderamente morfológicos. Se trata, en definitiva, de un proceso similar al que hemos de suponer para todas las formas incluidas en la conjugación. La única diferencia está en que las últimas se han hecho sintéticas, mientras que la mayoría de las perífrasis actuales permanecen en una fase analítica» (1974: 66).

 

Así, estar + participio sería un procedimiento flexivo o morfema para la expresión del aspecto perfectivo de una acción verbal.

 

De la misma opinión que Rojo es Pilar Gómez Manzano, quien concibe las perífrasis verbales « (…) como un conjunto de formas analíticas que constituyen un procedimiento morfológico de la clase de los verbos por el cual se consiguen expresar diversas modificaciones de la idea verbal que, en la mayoría de los casos, difícilmente  pueden ser alcanzadas por las formas sintéticas; desde un punto de vista funcional, nada impide considerarlas al mismo nivel que aquéllas. Pero, a excepción de haber + participio, entendemos que estas formas, por admitir la correlación temporal, modal, de persona, etc., en su propia flexión, por el orden de sus elementos y porque, en general, no crean un sistema de correlaciones coherentes, no pueden ser incluidas plenamente en el sistema de la conjugación; sin embargo, muy bien podían ser consideradas como un conjunto más o menos sistemático de formas analíticas paralelo al de las formas sintéticas. Y, volviendo a las ideas de P. IMBS, hemos de suponer que algunas de ellas como estar + gerundio, ir a + infinitivo están más próximas a encontrar las «condiciones favorables» para integrarse en el sistema de la conjugación (…) » (1992: 90).

 

Por su parte, Samuel Gili Gaya dice: «De la misma manera seguiremos teniendo como formas sintácticas de un solo verbo las diferentes conjugaciones perifrásticas con que pueda emplearse, pero cada una de ellas representa un concepto verbal distinto. Por consiguiente, las modificaciones del verbo debidas a las conjugaciones perifrásticas se hallan contenidas en el concepto verbal mismo, nacen en él y le pertenecen, a diferencia de las que en él imprimen las desinencias, los adverbios y los complementos que le acompañan en la oración» (1989: 104-105).

 

Félix Fernández de Castro considera que las perífrasis verbales son fórmulas premorfológicas y no procedimientos morfológicos, como defiende Rojo, porque «No puede olvidarse el carácter cerrado y limitado de las series formadas por los morfemas: las perífrasis verbales sirven para expresar nociones (perfectividad, duratividad, reiteración, frecuencia…) que son demasiado numerosas para formar correlaciones morfológicas, pero a la vez de uso demasiado frecuente como para que el verbo “auxiliar” que las expresa en cada caso pueda mantener su contenido léxico pleno» (1990: 26). También Alicia Yllera considera que «Para hablar de perífrasis verbal es necesario que se haya constituido en fórmula premorfológica» (1980: 15).

 

         ● El problema con que nos encontramos en el caso de las perífrasis verbales a la hora de considerarlas unas formas verbales[10] más al igual que las formas simples, las formas compuestas y las formas no personales del verbo, es la riqueza de valores o significados que pueden desplegar en el discurso, así como de matices expresivos, connotaciones expresivas que se desprenden del empleo de una determinada perífrasis verbal. Y es que a la tal diversidad significativo-denotativa discursiva que comporta la perífrasis verbal, se añade otra dificultad: lo poco cultivado que está todavía  este campo de estudio lingüístico, pues, si bien es cierto que el tratamiento lingüístico de la perífrasis verbal se remonta ya a época clásica, dicho tratamiento ha sido a lo largo de la historia muy superficial, escaso, deficitario, carente de la rigurosidad y la exhaustividad que ha caracterizado el estudio de otros fenómenos de lengua, como, por ejemplo, los tiempos simples o los compuestos de la conjugación verbal, así como las formas nominales del verbo.

 

Negarle la consideración de forma verbal conjugativa a la perífrasis verbal arguyendo, como hace Félix Fernández de Castro, su riqueza nocional o de valores expresivos, nos parece razón muy pobre y de poco peso, pues si una forma conjugativa canónica tal que, por ejemplo, vence[11], puede desplegar, en contextos diferentes, valor de pasado (presente histórico), valor de futuro, valor de presente real o actual, valor hipotético, valor de presente atemporal o descriptivo…, sin que esa multiplicidad de sentidos discursivos suponga un inconveniente a la hora de recoger dicha forma verbal dentro del sistema conjugativo, tampoco la variedad de potenciales significados denotativos de una perífrasis verbal (por ejemplo, poder + infinitivo: ‘posibilidad’, ‘capacidad’, ‘permiso’, ‘temporalidad futura’, etc.) debe ser argumento que justifique su exclusión del sistema de la conjugación. Es más, lo que es innegable es que todos los sentidos discursivos, tanto los de nuestra anterior forma verbal vence, por ejemplo, como los de una forma perifrástica verbal como, por ejemplo, poder + vencer, se configuran a partir de un significado lingüístico base o matriz: vemos que las diferencias entre unas formas verbales y “otras” no son tantas.

        

         Consideramos que entre las formas de los tiempos compuestos de la conjugación verbal y las formas perifrásticas existe cierto paralelismo, en varios sentidos: ambos son sintagmas complejos analíticos y endocéntricos; presentan una significación conjunta, esto es, su significado es un significado unitario de una índole especial, pues no resulta de la simple suma de los significados particulares de cada uno de los constituyentes del sintagma verbal en cuestión, sino que emana del solidario hermanaje entre el elemento auxiliar (portador, como mínimo, de las categorías gramaticales de voz, tiempo, persona, modo, número y aspecto verbales –este requisito mínimo se cumple en los tiempos compuestos, por ejemplo-) y el elemento auxiliado (elemento nuclear del sintagma verbal en tanto constituye la matriz del significado léxico fundamental del complejo verbal).

 

         No obstante, señala Félix Fernández de Castro, la relación de inter-dependencia existente entre auxiliar y auxiliado en los tiempos compuestos se da a nivel paradigmático -por la desemantización total de haber y la inmovilidad en género y número del participio en cualquier empleo discursivo, lo que hace que el auxiliado «ya no puede ser, justamente, más que eso: unidad siempre y sólo “auxiliada”, y no “auxiliable”»[12]-, mientras que en el resto de las perífrasis verbales sólo opera en el plano sintagmático, entre un  verbo auxiliar y un verbo auxiliado categorizado como infinitivo, participio, o gerundio.

 

         El paralelismo semántico y formal-estructural entre los tiempos compuestos y las perífrasis verbales no es de extrañar si tenemos en cuenta que, si bien no todos los autores[13] estiman que también desde una perspectiva actual, sí al menos en su origen, los tiempos compuestos son formas perifrásticas en que la gramaticalización total sufrida por el elemento auxiliar, así como la inmovilización morfológica sistemática (en género masculino y número singular) del auxiliado han favorecido la completa y unánimemente aceptada integración de los mismos en el sistema conjugativo.

 

         Coincidimos con Wolf Dietrich al considerar que la perífrasis verbal constituye una forma gramaticalmente funcional del lexema correspondiente al verbo auxiliado de la construcción perifrástica, es decir, pertenece a su paradigma. Dietrich apoya su tesis, que reposa sobre uno[14] de los tres criterios generales que propone para la identificación y delimitación de las perífrasis verbales, por medio de una prueba de conmutación: así, sustituye la perífrasis gramatical de la oración iba a comprar el traje en la ciudad por otra categoría gramatical perteneciente a un presunto mismo paradigma, compraba el traje en la ciudad; como podemos comprobar[15], el significado básico de la oración y del proceso representado por la misma es el mismo, si bien cada una de las dos formas verbales (perifrástica y forma simple) representa el desarrollo de la acción verbal desde una perspectiva diferente: la perífrasis verbal, por ejemplo, introduce un matiz modal de intencionalidad por parte del agente semántico de comprar el traje en la ciudad, mientras que la oración segunda carece por completo de dicho matiz modal y presenta la acción verbal en su desarrollo (modalidad aspectual durativa), en curso, y no desde la perspectiva aspectual incoativa que comporta el carácter temporal de futuridad inmediata que pone en juego la perífrasis verbal.

 

         Aparte de Dietrich, otros autores que han incluido las perífrasis verbales -o, al menos, algunas de ellas- dentro del sistema de la conjugación verbal son K. Heger , quien en «Die Bezeichnung temporal-deiktischer Begriffskateghorien im framzösischen und spanischen Konjugations-system» (Zeitschrift fur Romanische Philologie, 1963)[16], incluye dentro del sistema de la conjugación verbal las formas simples, los tiempos o formas compuestas, las formas nominales del verbo, la perífrasis gramatical ir a + infinitivo, y algunas perífrasis aspectuales, como venir + gerundio, tener + participio y acabar de + infinitivo.

 

         También N. Cartagena incluye dentro del sistema verbal del español todas las perífrasis verbales temporales y aspectuales.

 

         Samuel Gili Gaya considera formas paradigmáticas verbales las formas simples, las formas no personales, las formas compuestas («Sabido es que el verbo haber + participio forma perífrasis llamadas «tiempos compuestos» de la conjugación», 1989: 115) y la perífrasis que forma la voz pasiva (ser + participio). A las perífrasis verbales las considera «formas sintácticas de un solo verbo (…) con que pueda emplearse, pero cada una de ellas representa un concepto verbal distinto. Por consiguiente, las modificaciones del verbo debidas a las conjugaciones perifrásticas se hallan contenidas en el concepto verbal mismo, nacen en él y le pertenecen, a diferencia de  las que en él imprimen las desinencias, los adverbios y los complementos que le acompañan en la oración» (1989: 104-105).

 

         Entre los  autores que no incluyen las perífrasis verbales dentro del sistema conjugativo se encuentran Manuel Seco[17], cuyo recuento paradigmático verbal sólo recoge las formas personales simples, las formas no personales, los «tiempos compuestos» y las «construcciones pasivas».

 

         Alarcos Llorach incluye dentro del paradigma verbal las formas no personales, las formas personales simples y las formas personales compuestas[18]. Del mismo parecer es la Academia, quien respecto de las formas compuestas dice: «Si nos atenemos a los principios lingüísticos más rigurosos, estas formas llamadas compuestas no constituyen tema propio de la Morfología, sino de la Sintaxis, ni más ni menos que otras perífrasis verbales. Para la inclusión de las formas compuestas en el cuadro de la flexión, como hacemos en esta parte de la morfología, hemos de tener en cuenta, primero: que el participio aparece siempre en ellas en la forma invariable –do, privado así de las variaciones de género y número con que funciona en otras perífrasis (…). En segundo lugar, aunque no existen a favor de los grupos he amado, había amado, etc., las razones acentuales que permiten considerar el futuro y el condicional, amar + (h)é, amar + (h)ía, como formas compuestas, a saber, la pérdida del acento de intensidad en el primer elemento de la combinación, sin embargo, las formas de haber que acompañan al participio: he, había, hube, etc., no menos que –(h)é, -(h)ía en el futuro y condicional, han perdido su contenido semántico originario para convertirse en «mero signo formal», como dice Cuervo. (…) Diremos, por último, que el relativo margen de equivalencia con que funcionan a veces algunos pares de formas simples y compuestas: amé = he amado (…), nos autoriza, con algún fundamento, a no separar las segundas del cuadro morfológico de la flexión»[19].

 

         Parece haber unanimidad a la hora de incluir las formas compuestas dentro del paradigma conjugacional «porque existe una correlación perfecta entre éstas [las formas simples del verbo] y las formas compuestas» (Pilar Gómez Manzano, 1992: 89).

 

         Pero no ocurre lo mismo con el resto de perífrasis verbales. Las principales razones aportadas por Félix Fernández de Castro (1990: 25-26 y 91-92) y por Pilar Gómez Manzano (1992: 88) para negar su pertenencia al paradigma conjugativo del verbo son:

          

-         Su estructura analítica.

 

-         El determinado orden que presentan sus componentes.

 

-         El hecho de que el verbo auxiliar acepte afijación de categorías gramaticales (tiempo, modo, persona…).

 

-         El hecho de que, en muchos casos, el verbo auxiliar funcione en otros contextos como verbo independiente.

 

 Todas ellas son razones que «dificultan la entrada de la perífrasis en el sistema de la conjugación»; además, Pilar Gómez Manzano añade «otra razón, tal vez más sólida, que diferencia a las formas perifrásticas de las simples, a saber: las primeras no crean, en general, un conjunto de oposiciones y correlaciones coherentes como lo hacen las segundas» (1992: 88).

 

         Para concluir, sólo recordaremos que mientras que para Pilar Gómez Manzano, las perífrasis verbales son «un conjunto de formas analíticas que constituyen un procedimiento morfológico de la clase de los verbos[20] por el cual se consiguen expresar diversas modificaciones de la idea verbal que, en la mayoría de los casos, difícilmente pueden ser alcanzadas por las formas sintéticas» (1992: 90), para Fernández de Castro (1990: 26) y para Alicia Yllera (1980: 15) son «premorfológicas».   


 

V. PRINCIPALES CRITERIOS ESGRIMIDOS PARA LA DELIMITACIÓN E IDENTIFICACIÓN DE PERÍFRASIS VERBALES

 

V.1 VERBO AUXILIAR Y GRAMATICALIZACIÓN

 

Muchos autores han privilegiado un rasgo semántico fundamental a la hora de otorgar la consideración de perífrasis verbal a una determinada construcción verbal compleja constituida por, al menos, dos bases verbales, una de las cuales se presenta en forma personal y la otra en forma nominal (infinitivo, participio, o gerundio); nos referimos, concretamente, al fenómeno de la desemantización o gramaticalización que caracteriza al verbo conjugado de una perífrasis verbal. La gramaticalización consiste en el debilitamiento o la pérdida total de significado léxico que experimenta la forma verbal conjugada; desemantización (en diverso grado) del verbo auxiliar, el cual «sirve, esencialmente, para expresar una modalidad determinada de un concepto verbal»[21].

 

         Como dice José Roca Pons, «El proceso seguido por un verbo hasta llegar a ser un verdadero auxiliar es un caso de gramaticalización» (1958: 12). Vossler planteaba que el cambio semántico experimentado por el verbo auxiliar de una perífrasis verbal es el fin de la gramaticalización.

 

         La gramaticalización es un proceso cognitivo a través del cual un verbo pleno va desemantizándose paulatina y gradualmente hasta convertirse, normalmente,  en mero marcador gramatical de carácter afijal, esto es, dicho verbo se convierte en auxiliar de otro verbo pleno en forma nominal y da cuenta de diferentes nociones gramaticales de persona, número, tiempo, aspecto, voz y modo respecto de la acción o el proceso verbal designado por este segundo verbo léxico, nuclear o auxiliado.

 

         La gramaticalización de una unidad lingüística participa de algunos principios de la Gramática Cognitiva, como son:

 

-         En la gramaticalización de una unidad lingüística se establece un puente de unión entre dos dominios cognitivos diferentes: uno de carácter más concreto, de mayor accesibilidad cognoscitiva (dominio fuente) y otro de índole más compleja y abstracta (dominio meta).

 

-         El establecimiento de ese puente de unión entre los dos órdenes de cosas diferentes es posibilitado por mecanismos cognitivos como la metáfora y la metonimia. La metáfora y la metonimia son algo más que simples operaciones o figuras retóricas y literarias: son veras vías de conocimiento humano, de aprehensión y categorización de la realidad extralingüística de naturaleza más abstracta, compleja y general a partir de otras realidades (materiales, o conceptuales) de mayor comprensibilidad y accesibilidad cognitiva, gracias a la interpretación comparativa en nuestra estructura cognitiva que los procedimientos metafóricos y metonímicos nos permiten realizar. De modo que, como sostenían Lakoff y Johnson (1986: 56), el universo experiencial juega un papel fundamental en la concreción metafórica del pensamiento, pues en la conceptualización metafórica se opera la pertinentización parcial de algunos rasgos de la categoría conceptual que sirve de base a partir de consideraciones prototípicas interiorizadas en la mente del sujeto.

 

-         Por tanto, la gramaticalización supone una nueva forma de conocimiento o conceptualización de la realidad extralingüística y de nuestro universo experiencial a través de términos ya existentes (remozar estructuras ya existentes).

 

La gramaticalización de un elemento lingüístico puede entenderse como un proceso metafórico que proyecta el significado de una determinada unidad lingüística perteneciente a un dominio cognitivo determinado a otro dominio de carácter más abstracto o gramatical (e interiorizado). Esa proyección sólo es posible si existen ciertos vínculos entre los dominios comparados, es decir, si ambos dominios cognitivos pueden percibirse como poseedores de una misma estructura -como sostienen Jackendoff y Langacker-.

 

En la base generadora de los verbos auxiliares de las perífrasis verbales subyace lo que se denomina metáforas categoriales, consistentes en transferencias metafóricas de significado desde un dominio cognitivo más concreto a otro dominio cognitivo diferente de índole más abstracta e interiorizada.

 

                   Ejemplo: Ahora mismo no puedo hablar contigo, voy a acostarme.

 

En el ejemplo anterior, la noción categorial temporal de futuridad (inmediata) que aporta el verbo auxiliar voy, se explica por la gramaticalización de dicha unidad (forma auxiliar que nos remite a la perífrasis IR A + INFINITIVO), parcialmente desemantizada[22] en la construcción perifrástica, esto es, debilitado su significado léxico originario y transferido desde el dominio cognitivo espacial que le es propio en tanto verbo pleno al metaforizado dominio temporal que ha hecho posible la percepción de ambos dominios (el espacial y el temporal) como poseedores de una misma estructura, según permiten apreciar las esquematizaciones cognitivo-metafóricas del significado del verbo IR en sus dos usos posibles (en tanto verbo pleno y en tanto verbo auxiliar):

 

 

USO PLENO:

 

                            Agente

                            ORIGEN --------------------------------------------› META

                                             Ruta o desplazamiento espacial

                   USO AUXILIAR:

 

                            Agente

                            PRESENTE-----------------------------------------› FUTURO

                                                     Ruta temporal

 

 

De manera que el desplazamiento físico espacial que categoriza o conceptualiza el verbo IR en sus usos independientes, se metaforiza, se conceptualiza en términos de desplazamiento abstracto temporal, lo que permite al auxiliar IR introducir la perspectiva temporal (en su fluencia o fluir) en la representación mental del proceso verbal designado por el verbo auxiliado de la perífrasis verbal.

 

Hay que puntualizar, por otra parte, que en la gramaticalización de una unidad léxica verbal pueden observarse grados: así, por ejemplo, los auxiliares de perífrasis verbales como IR A + INFINITIVO, VENIR A + INFINITIVO, DEBER + INFINITIVO, TENER QUE + INFINITIVO, PONERSE A + INFINITIVO, etc., están sólo parcialmente gramaticalizados, frente, por ejemplo, al auxiliar HABER en los tiempos compuestos de la conjugación verbal, en los que se halla totalmente gramaticalizado, vacío de significado léxico y convertido en mero vector de las nociones gramaticales de persona, número, aspecto, voz, tiempo y modo –así lo entienden muchos autores; entre ellos, César Hernández Alonso: «Nos parece evidente que las más notables perífrasis verbales, que han logrado la máxima cota de gramaticalización, son las formas compuestas de los verbos» (1996: 487)-.

 

La gramaticalización total en los tiempos compuestos, la voz pasiva y la forma progresiva es unánimemente aceptada por todos los autores. Así, Fente, Feijóo y Fernández declaran: «Naturalmente y partiendo de esta amplia definición, hay que considerar como perifrásticos todos los tiempos compuestos, la voz pasiva y la forma progresiva. Los tres verbos auxiliares que dan lugar a estas construcciones en nuestra lengua son HABER, SER y ESTAR, considerados desde antiguo la espina dorsal de nuestro sistema auxiliar verbal y que en esta función están enteramente gramaticalizados. (…) Ahora bien, existe en español una larga serie de verbos que se pueden utilizar como auxiliares y que han sufrido paulatinamente procesos de gramaticalización más o menos profundos. Esta pérdida del semantismo original es manifiesta en el núcleo principal de verbos de movimiento (ir, venir, andar, traer, salir, llevar, seguir, pasar, volver, llegar) (…) más algunos otros de naturaleza diversa (tener, dejar, quedar, acabar, dar, romper, poner, echar, etc.)» (1979: 11-12).

 

 En uno de los extremos de esa escala de grados de gramaticalización de los verbos auxiliares de las perífrasis verbales españolas encontraríamos verbos que conservan prácticamente todo su significado habitual dentro de las construcciones perifrásticas: EMPEZAR A + INFINITIVO, ACABAR DE + INFINITIVO, COMENZAR A + INFINITIVO, ALCANZAR A + INFINITIVO, etc.[23] Respecto de estas últimas formas perifrásticas hay que comentar que el hecho de que las bases verbales conjugadas mantengan su significado propio les desmerece la consideración de auxiliares por parte de algunos autores; entre ellos, Samuel Gili Gaya, quien declara: «Lo ordinario es que pasar a mantenga su significado propio, y por consiguiente no funcione como auxiliar. Lo mismo hemos de decir con respecto a las frases formadas con los verbos empezar, comenzar y principiar, seguidos de la preposición a, que, en opinión de LENZ y otros, forman expresiones incoativas. No hay que perder de vista que el carácter incoativo lo deben tales expresiones al significado del verbo, y no a la resultante nueva de la frase verbal. Es un medio lexicológico, pero no gramatical, de conseguir la expresión incoativa. Las frases así logradas son como una suma en que los sumandos están visibles por separado, y no un producto nuevo en que el primer verbo se ha vaciado de su significación total o parcialmente. No olvidemos que sólo con esta condición puede un verbo ser considerado como auxiliar» (1961: 109).

 

Y es que, como Fente, Fernández y Feijóo apuntan, no son pocos los estudiosos que consideran «que sólo deben considerarse como perifrásticas aquellas construcciones en las que el verbo auxiliar pierde su semantismo original, en mayor o menor grado» (1979: 6).

 

Si bien es cierto que en todo proceso de gramaticalización o de modificación conceptual de un verbo se genera un nuevo significado más abstracto o gramatical, no siempre el significado léxico originario de dicho verbo es eliminado totalmente del uso lingüístico[24]: «Como todos estos verbos (ir, venir, andar, deber y tener) (con excepción de haber) conservan en la lengua moderna todo su significado propio, habrá que decidir, en cada oración donde aparezca una de tales perífrasis, si su significación se ha perdido u oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos auxiliares» (R.A.E., 1991, 445).

«En una consideración diacrónica, la gramaticalización es un proceso que opera siempre desde lo concreto a lo abstracto. (…)  La peculiaridad que presenta la gramaticalización de los auxiliares consiste en que la existencia de un estado “posterior” no supone la anulación de los “anteriores”, es decir, un valor que implica mayor abstracción convive con otro más concreto, más cercano al punto de partida. (…) lo normal es que convivan el uso semánticamente “pleno” y el uso totalmente gramaticalizado. (…) el uso totalmente gramaticalizado no supone la anulación de los usos semánticamente “plenos”, (…) Diacrónicamente, la gramaticalización supone el paso de unos valores más concretos a otros más abstractos. Sincrónicamente, consiste en la no realización de ciertos semas que, en cambio, aparecen en el uso independiente. (…) De todo lo que hemos dicho hasta aquí puede deducirse que todos los auxiliares están gramaticalizados, esto es, semánticamente debilitados con relación a su uso como verbos independientes» (ROJO, 1974: 29-30).

 

Para refutar la tesis de Samuel Gili Gaya de que EMPEZAR, COMENZAR, ACABAR y verbos similares no funcionan como auxiliares por conservar íntegro su significado léxico habitual, baste la siguiente cita de Leonardo Gómez Torrego:

 

«Se suele decir que un verbo para ser auxiliar debe estar total o parcialmente gramaticalizado, esto es, debe haber perdido todo o parte de su significado originario. Sin embargo, este criterio no es fiable por varias razones:

 

 a) Existen perífrasis verbales, como veremos, cuyos verbos auxiliares mantienen su significado originario y pleno: (…) los verbos empezar, seguir, continuar, acabar (…) Y los verbos deber y soler mantienen los significados respectivos de obligación y frecuencia que les son inherentes. Roca Pons, que basa su estudio de la perífrasis verbal en la gramaticalización del verbo auxiliar, reconoce que los verbos modales “no han sufrido propiamente ningún proceso de gramaticalización”.

 

b) No es fácil saber sincrónicamente cuándo un verbo empieza a desemantizarse. (…) Y así, verbos como andar y llevar creemos que presentan el mismo significado cuando actúan como auxiliares que cuando actúan como verbos plenos o principales (…) Tampoco Roca Pons parece tener claro el momento de la gramaticalización y en qué grado se da: “Se entenderá por perífrasis verbal la unión de un verbo auxiliar -más o menos auxiliar o gramaticalizado  (…)- con una forma nominal de un verbo conceptual” (…).

 

c) Hay construcciones con infinitivo y participio en las que el verbo precedente está usado metafóricamente o aparece claramente desemantizado, y no por eso hay que hablar de perífrasis verbales (…). No obstante, hay que reconocer que en la mayoría de los casos perifrásticos el verbo está gramaticalizado o totalmente (…) o parcialmente (…)» (1988: 12-14).

 

Vemos, así, que la gramaticalización es un proceso diacrónico por el que una unidad lingüística sufre un cambio de estatuto como verbo pleno a un estatuto como verbo auxiliar o mero marcador gramatical de índole afijal. Ahora bien, no siempre el auxiliar es un simple marcador gramatical desprovisto completamente de capacidad de aportar alguna suerte de valor léxico adicional al complejo verbal perifrástico: la gradación es un factor contemplado en este proceso cognitivo que es la gramaticalización y nos permite hablar de auxiliares totalmente gramaticalizados (SER, ESTAR, HABER), auxiliares apenas desemantizados (EMPEZAR, ACABAR, PRINCIPIAR…), y auxiliares parcialmente gramaticalizados o desemantizados (IR, DEBER, VENIR, PODER, QUERER, etc.). Estos últimos aportan a la construcción perifrástica parte de significado léxico, además del gramatical. Así, por ejemplo, el auxiliar PODER, en la perífrasis poder + infinitivo, aparte de las nociones categoriales de voz, persona, tiempo, etc., puede aportar al proceso o acción designada por el verbo nuclear de la construcción perifrástica un plus de significado léxico adicional (‘posibilidad’, ‘capacitación’, ‘permiso’, etc.), gracias a su desemantización solamente parcial.

 

En la oración Si te vas en manga corta, puedes resfriarte, ese matiz semántico adicional consiste en la idea de ‘probabilidad’ de que suceda el  proceso designado por el verbo auxiliado. El significado originario del posse latino es ‘tener la facultad de’, ‘ser capaz de’, ‘tener capacidad para’. Pero en latín clásico ya apuntaba la idea del hecho probable o posible en una expresión como fieri potest ut. «La relación entre este valor y el de capacidad no es difícil de establecer considerando que se juzga como hecho posible, probable, lo que tiene facultades, capacidad, aptitud, etc. para suceder.»[25].

 

Por tanto, algunos auxiliares, como el del ejemplo anterior, albergan en su seno cierto tipo de significado léxico (Aktionsart) que modifica léxicamente, de algún modo, la idea del desarrollo del proceso designado por el verbo nuclear o auxiliado, cuando se produce la contextualización adecuada.

 

Por otra parte, la gradación en lo que a la gramaticalización de una unidad verbal concreta se refiere puede plantear dificultades en el habla, sobre todo en lo que respecta a la decodificación e interpretación, por parte del receptor, de una construcción verbo en forma personal + verbo en forma nominal, bien como perífrasis verbal, esto es, gramaticalmente, o bien, léxicamente.[26]

 

Los principales parámetros a destacar del proceso de gramaticalización de un verbo son los siguientes:

 

-         Desemantización, consistente en la pérdida o modificación del contenido léxico del verbo.

 

-         Descategorización, consistente en la modificación de la estructura morfosintáctica y categorial de la forma lingüística que experimenta la gramaticalización. Con la gramaticalización el verbo modifica sus pautas combinatorias y sintagmáticas, y padece un cline de descategorización por el que pasa, progresivamente, de categoría léxica de orden superior a categoría léxica de rango inferior y de ahí a categoría funcional. Transformación semántica hacia lo gramatical que le hace perder sus propiedades verbales:

 

1)    El auxiliar queda inhabilitado para seleccionar sujetos y complementos, siendo el verbo auxiliado el seleccionador argumental –de ahí la posible intransitividad de construcciones perifrásticas cuyos verbos auxiliares son verbos transitivos en sus usos independientes: Parece que quiere llover hoy-.

 

El niño debe aprobar todas las asignaturas.

                  

2)    El auxiliado no puede ser sustituido por medio de pronombres o proadverbios-proadjetivos (así, como…), puesto que es el elemento nuclear o verbo principal de la construcción, el portador del contenido léxico fundamental; mientras que el verbo auxiliar presenta un valor fundamentalmente gramatical.

 

El niño debe aprobar todas las asignaturas.

 

*El niño lo debe.

 

3)    La posibilidad de conmutar el verboide por un elemento equivalente (sustantivo, adjetivo, adverbio u oración transpuesta) es muy pequeña, cuando no nula.

 

*El niño debe que él apruebe todas las asignaturas / *el aprobar todas las asignaturas / *el aprobado de todas las asignaturas.

 

-         Reanálisis sintáctico, fenómeno lingüístico no privativo de la gramaticalización –pues también afecta a la lexicalización, por ejemplo-, y que consiste en la transformación de la estructura interna del verbo gramaticalizado desde su estatuto como verbo no auxiliar (sujeto + verbo principal + complementos) a la de un verbo auxiliar de una perífrasis verbal (sujeto + verbo auxiliar + verbo principal).

 

 

Los procesos implicados en todo proceso de gramaticalización de una unidad verbal son cuatro:

 

1.     Desemantización: debilitamiento o pérdida de significado léxico del verbo.

 

2.     Descategorización: pérdida del potencial combinatorio y sintagmático del verbo gramaticalizado.

 

3.     Clitización: conversión del verbo en un morfema vector de nociones de índole gramatical (tiempo, aspecto, voz…).

 

4.     Erosión: pérdida de sustancia fonológica o atonización del verbo.

 

Todo ello supone que el verbo auxiliar de una perífrasis verbal pierda la capacidad selectiva de argumentos que le es propia como verbo pleno a favor de las necesidades actanciales y circunstanciales del verboide, al cual aporta las nociones gramaticales de tiempo, voz, aspecto, modo, número y persona. Será, por tanto, el auxiliado quien despliegue en la construcción perifrástica todo su potencial selectivo-argumentativo, esto es, quien ejerza la rección léxico-semánticosintáctica. Resultando de esa especial relación de inter-dependencia que se da entre auxiliar y auxiliado una sola unidad sintáctica, semántica y funcional.


 

V.1.1. ALGUNAS PUNTUALIZACIONES SOBRE EL CRITERIO DE LA GRAMATICALIZACIÓN

 

Multitud de autores se ha interrogado acerca de qué es un verbo auxiliar y qué verbos son auxiliares, para, así, tratar de identificar las perífrasis verbales de una lengua dada. Varios han sido los criterios establecidos para delimitar los verbos auxiliares, pero, como apunta Guillermo Rojo, el carácter auxiliar de un verbo no es una propiedad inherente y absoluta de un verbo dado, sino un estatus gramatical no constante, variable, contextual o de uso discursivo. La identificación de un verbo en su empleo como auxiliar debe realizarse en la perspectiva sintagmática y sintáctico-semántica de la lengua. No puede hablarse de “verbos auxiliares” frente a “verbos independientes”, per se, por tres razones fundamentalmente: « (…) un determinado verbo puede funcionar, en el mismo estado de lengua, como auxiliar y como verbo independiente. Por otro lado, muchos verbos inciden sobre formas nominales de otras bases verbales sin que puedan ser considerados como auxiliares. Además, entre los admitidos generalmente como auxiliares existe una gradación de utilizaciones que van desde un uso idéntico o próximo al que tienen como independientes hasta el empleo plenamente auxiliar. Por todo ello, la frontera entre unos y otros ofrece una amplia zona de indeterminación.» (1974: 28).

 

         En estas palabras de Rojo está implícita la dificultad que entraña reconocer un verbo en función auxiliar siguiendo estrictamente alguno/s de los principales criterios esgrimidos para ello. Nos referimos concretamente a los siguientes criterios:

 

         a) Criterio del debilitamiento semántico que caracteriza al verbo auxiliar. Es cierto que normalmente el auxiliar es un verbo semánticamente debilitado, por lo que muchos estudiosos han privilegiado el fenómeno de la desemantización a la hora de otorgar a un  determinado verbo el estatuto de auxiliar.

 

La excesiva atención y el mayor o menor culto rendidos a este rasgo[27], que, sin duda, se presenta en un amplio abanico dimensional (desde la pérdida total de significado léxico de algunos verbos –haber en los tiempos compuestos, totalmente desemantizado- hasta la prácticamente completa conservación del significado léxico del verbo –soler es, probablemente, uno de los mejores representantes de verbo con grado cero de desemantización, pero sí carácter auxiliar en tanto no tiene empleo independiente fuera de construcciones perifrásticas[28]-), han sido los responsables de la gran disparidad en el número de construcciones perifrásticas consideradas y registradas en los diferentes corpus elaborados.

 

 Así, por ejemplo, Samuel Gili Gaya no considera que empezar, comenzar y principiar (entre otros) seguidos de la preposición a funcionen como auxiliares y puedan constituir, por tanto, perífrasis verbales: «Lo ordinario es que pasar a mantenga su significado propio, y por consiguiente no funcione como auxiliar. Lo mismo hemos de decir con respecto a las frases formadas con los verbos empezar, comenzar y principiar, seguidos de la preposición a, que, en opinión de LENZ y otros, forman expresiones incoativas. No hay que perder de vista que el carácter incoativo lo deben tales expresiones al significado del verbo, y no a la resultante nueva de la frase verbal. Es un medio lexicológico, pero no gramatical, de conseguir la expresión incoativa. Las frases así logradas son como una suma en que los sumandos están visibles por separado, y no un producto nuevo en que el primer verbo se ha vaciado de su significación total o parcialmente. No olvidemos que, sólo con esta condición puede un verbo ser considerado como auxiliar; de lo contrario podríamos aumentar hasta un número incalculable las expresiones que estamos estudiando.»[29](1974: 109). Vemos que para Gili Gaya EMPEZAR A + INFINITIVO, COMENZAR A + INFINITIVO y PRINCIPIAR A + INFINITIVO no constituirían complejos verbales perifrásticos por carecer las bases verbales conjugadas del rasgo semántico de la desemantización.

 

También la RAE se muestra partidaria de privilegiar este criterio semántico: «Decimos que un verbo desempeña la función de auxiliar cuando, al encabezar una perífrasis verbal, pierde total o parcialmente su significado propio. (…) Por consiguiente, (…) un esquema sintáctico únicamente puede calificarse de perífrasis verbal cuando esté gramaticalizado hasta el punto de que el verbo auxiliar pierda total o parcialmente su significación normal» (1991: 444-445).

 

Por el contrario, para otros autores, como Ernesto Carratalá (1980: 171), o Manuel Seco, las construcciones anteriores sí son perífrasis verbales. Este último, en concreto, manifiesta explícitamente el carácter no concluyente de la desemantización del verbo auxiliar de una perífrasis verbal para ser dicho verbo merecedor de su consideración como tal auxiliar: «Es característico de muchas perífrasis verbales ser en ellas el verbo personal un verbo de significación «débil» (…); o de significación «debilitada» (…). Hay un segundo tipo en el que el verbo personal conserva prácticamente su significado habitual[30], pero el verbo no personal va precedido de preposición, cosa que no ocurre cuando el verbo primero lleva un complemento sustantivo: HEMOS EMPEZADO A ARREGLAR la casa; ACABAMOS DE COMER; El gobernador no ALCANZÓ A VER terminada su obra.» (1989: 220-221).

 

Como declara César Hernández Alonso, «La tradición ha formulado como criterio casi único para reconocer las perífrasis el de la desemantización del verbo auxiliar. Sin embargo, ni es consistente por sí solo ni es capaz de explicarnos por qué ir + a + infinitivo puede ser perífrasis en presente de indicativo, por ejemplo, y no lo es en futuro[31]; ni por qué comenzar a + infinitivo es conceptuada como perífrasis y no empezar a, o iniciar a o empezar por, pensar en…, etcétera.» (1996: 482).

 

b) Criterio formal: El auxiliar es aquel verbo que se combina con un infinitivo, un participio o un gerundio. Este criterio no es en absoluto satisfactorio en el rastreo de verbos auxiliares, pues existen muchas construcciones que presentan esta estructura superficial, pero cuya estructura profunda difiere considerablemente de la propia de una perífrasis verbal (significación conjunta; verbo y verboide constituyen un único sintagma verbal, un solo núcleo predicativo; especial comportamiento ante las transformaciones pasiva, interrogativa; etc.).

 

         El otro día Luis venía cantando esa canción que tú le enseñaste.

 

         En el ejemplo precedente tenemos una construcción verbo conjugado + verbo nominal (gerundio) que se presta a una doble lectura: a) no perifrástica, esto es, con significación disjunta y en que el gerundio encabeza una proposición subordinada que funciona como argumento interno-complemento predicativo de venía; o b) perifrástica, esto es, considerando venía cantando como un solo sintagma verbal núcleo del predicado, con significación conjunta, con un comportamiento especial ante la transformación pasiva, la interrogación, la pronominalización del verboide, etc.

 

         c) Criterio funcional: el auxiliar es el elemento que, sin constituir por sí solo núcleo oracional, se une a una forma nominal de otra base verbal para constituir junto con esta un solo y mismo sintagma verbal, núcleo predicativo; el auxiliado aporta a todo el sintagma el significado léxico (la expresión de una acción o proceso), mientras que el auxiliar sirve para expresar categorías verbales de tiempo, modo, voz y aspecto respecto del proceso significado por el otro verbo.

 

         d) Criterio de restricción paradigmática: el verbo auxiliar es aquel que, aunque en sus usos independientes goce de todo su paradigma completo, en tanto auxiliar sólo presenta ciertas formas temporales. Samuel Gili Gaya aduce como ejemplo el verbo ir[32] en su uso perifrástico ir a + infinitivo, cuyo matiz temporal perifrástico de futuridad inmediata sólo es factible en los tiempos de presente e imperfecto de indicativo y de subjuntivo, pero no, por ejemplo, en los tiempos de futuro ni en el modo imperativo:

 

Ella irá a comer mañana.

 

Donde irá a comer no es construcción verbal conjunta, sino disjunta. El núcleo oracional es irá, mientras que la cláusula de infinitivo (introducida por la preposición a) constituye una proposición subordinada adverbial de finalidad respecto de dicho núcleo oracional. Irá despliega en la oración todo su significado léxico originario, el de desplazamiento físico de un punto de partida a un punto de llegada; la proposición de infinitivo aporta una previsión designativa de finalidad respecto de ese desplazamiento espacial.

 

No obstante, podríamos invalidar este criterio arguyendo que tan perífrasis verbal es ir a + infinitivo, como haber + participio, o ser + participio, y, mientras que ir sí presenta restricciones paradigmáticas en tanto auxiliar, no ocurre así con ser, que en la voz pasiva dispone de todo su paradigma completo.

 

Un caso que merece una atención especial es el verbo soler, del que muchos autores declaran funcionar tan sólo en tanto auxiliar perifrástico: «Verbo irregular defectivo. Se conjuga como mover, y sólo en los tiempos presente (suelo), pretérito imperfecto (solía) y pretérito indefinido (solí) de indicativo, y presente de subjuntivo (suela); de los tiempos compuestos, sólo en pretérito perfecto de indicativo (he solido). Las formas auxiliares son normales: infinitivo soler, gerundio soliendo, participio solido» (Manuel SECO, 1982: 315).

 

M. B. Fontanella de Weinberg, desde una perspectiva generativa, establece cinco crtiterios (los cuales apuntan al comportamiento sintáctico del verbo) para distinguir entre verbos empleados como auxiliares y verbos en empleo no auxiliar:

 

e) Relación gramatical con otros constituyentes de la oración: de acuerdo con este criterio, serán auxiliares todos los verbos que no impongan restricciones selectivas con respecto al sujeto y a los complementos oracionales –restricciones que sí impone un verbo pleno-.

 

f) Imposibilidad  de conmutar el verboide o la base verbal auxiliada por un elemento funcionalmente equivalente (sustantivo, adjetivo, o adverbio), o por una oración transpuesta de relativo introducida por que:

 

Ella suele soñar con aquel tipo todas las noches

 

*Ella suele el sueño con aquel tipo todas las noches

 

g) El peculiar comportamiento del auxiliar de las perífrasis verbales de infinitivo ante la transformación pasiva: el auxiliar no puede aparecer en pasiva. El complemento directo pasa a sujeto paciente de toda la construcción verbal conjunta. Ahora bien, hay que tener presente estos casos especiales:

 

HABER QUE + INFINITIVO es perífrasis unipersonal, por lo que no admite la pasivización.

 

Cuando el auxiliar es verbo pronominal tampoco es posible la pasivización: PONERSE A + INFINITIVO.

 

VENIR A DECIR es una perífrasis verbal, pero no admite la transformación a pasiva.

 

Con muchos auxiliares (como echarse a, romper a, echar a) las posibilidades de aparición léxica de un infinitivo transitivo son muy pocas o nulas, por lo que tampoco es posible la pasivización.

 

Las perífrasis verbales que admiten la pasiva con ser, admiten también la pasiva refleja.

 

h) Peculiar comportamiento ante la transformación interrogativa: en la transformación interrogativa el auxiliar se mantiene igual, el pronombre interrogativo es siempre QUÉ, y el auxiliado (elemento rematizado por el cual se interroga) es suplantado en la estructura superficial de la nueva oración por el proverbo HACER en la forma nominal correspondiente, preservando, así, el esquema sintáctico indisoluble de la perífrasis verbal.

 

g) Criterio de la posibilidad de producirse casos de ambigüedad: nos referimos a la posibilidad de que algunos complejos verbales conjuntos presentan un homónimo disjunto. Esta posibilidad no es general para todas las perífrasis verbales.

 

Estos siete son los principales criterios propuestos para identificar los verbos auxiliares de una lengua dada. No podemos considerar ninguno de ellos válido por sí mismo, si atendemos a la casuística. Sólo su consideración en conjunto –y haciendo algunas concesiones- puede orientarnos en nuestro intento de identificación de un verbo en uso auxiliar.

 

Otro criterio que también ha sido propuesto para delimitar los verbos auxiliares es la imposibilidad de ser empleados fuera de construcciones binarias. Este criterio sólo aislaría un reducido número de verbos: HABER, que, salvo en su uso impersonal o arcaico (significado de ‘tener, poseer’), sólo se emplea como auxiliar de otras bases verbales nominales; SER, que, salvo en su empleo independiente copulativo, sólo se utiliza como auxiliar de bases verbales en participio; PODER (con la excepción de construcciones como Te puedo, en tanto expresión de una superioridad física o intelectual) y SOLER.

 

De estos dos últimos, poder y soler, dice Alarcos Llorach: «En principio, ninguno de los dos funciona aislado como núcleo oracional; siempre requieren el infinitivo. Por excepción, en contextos favorables a la elipsis se presentan solos, (…)forman auténticas perífrasis, en las cuales el infinitivo no es objeto directo del verbo personal. Cuando la noción léxica del infinitivo es consabida y no es preciso consignarla, queda sin embargo en representación suya un infinitivo de muy general referencia, hacer, y un incremento pronominal neutro. (…) la noción léxica contenida en el auxiliar verbal matiza la denotada por el infinitivo» (1994: 261).

 

En la misma línea se mueve Ernesto CARRATALÁ, quien declara: «Solemos es el único significante sin acepción válida para su construcción con no-verboides. En el sentido tradicional, sería el verbo auxiliar por excelencia seguido de cerca por hemos (…) y podemos» (1980: 172). Asimismo, Manuel Seco, en su Diccionario de dudas de la lengua española, explica respecto del estatus verbal de soler: «La Academia (Diccionario) dice que soler es verbo intransitivo, opinión que no comparten los gramáticos (incluida la propia Academia). En realidad, tampoco es propiamente transitivo, al ser este verbo un mero auxiliar modal» (1982: 315).

        

Soler, «verbo auxiliar por excelencia»[33], no sólo presenta un paradigma defectivo –como hemos dicho anteriormente-, sino que, además, su empleo lingüístico está limitado a la auxiliación de otra forma verbal en infinitivo: «Por lo que respecta a soler, no se utiliza más que en combinación con infinitivo, por lo cual es siempre auxiliar. Su situación resulta pues afín a la de haber + participio. Pottier los subclasifica juntos: frente a los “Verbos (que no  pueden ser auxiliares)” y a los “Verbos que pueden ser auxiliares”, a éstos denomina “Auxiliares (que no son verbos)”. El criterio que parece subyacer a tal afirmación es que, al no construirse nunca por sí solos, tampoco pueden definirse aisladamente, sino como “partes” de otra cosa.» (Félix FERNÁNDEZ DE CASTRO, 1990: 59-60).

 

Como podemos observar, la casuística a estos criterios propuestos para delimitar los verbos auxiliares es demasiado grande como para poder lograr felizmente una incontrovertida relación de potenciales “verbos auxiliares”. La auxiliaridad es el fenómeno de incidencia de un verbo auxiliar sobre un verbo en forma no personal por aquél auxiliado, con el que establece una relación gramatical de solidaridad o inter-dependencia, y que, además, implica una serie de propiedades sintácticas y semánticas particulares por parte del auxiliar. Por tanto, la auxiliaridad verbal no es un rasgo o cualidad inherente a algunos verbos, sino la capacidad que poseen ciertos verbos de incidir sobre otros en algunos de sus potenciales empleos discursivos.

 

Un determinado verbo empleado como auxiliar puede presentar un grado mayor o menor de gramaticalización (haber frente a empezar), puede aceptar o no la transformación pasiva (ello depende de la transitividad o la intransitividad del auxiliado[34]), puede plantear o no restricciones en su paradigma (soler frente a seguir), puede presentar o no un homónimo disjunto (ir a + infinitivo frente a soler + infinitivo), etc. Todos éstos son criterios relativos. Ahora bien, hay una serie de criterios ineludibles, de requisitos indispensables para que pueda hablarse de verbo auxiliar de una perífrasis verbal dada: en primer lugar, un verbo auxiliar debe ser el verbo conjugable de una construcción verbal constituida por al menos dos verbos, el segundo de los cuales es la forma auxiliada por el auxiliar; dicha forma auxiliada es el elemento nuclear de toda la construcción perifrástica, aparece en una forma nominal (infinitivo, participio o gerundio) y aporta el significado léxico, recibiendo del auxiliar las categorías gramaticales de tiempo, persona, número, voz, aspecto y modo, y, en ocasiones, alguna suerte de significado léxico adicional (dependiendo del grado de gramaticalización de la base verbal conjugada); como consecuencia de esta repartición de funciones gramaticales, la relación establecida entre el auxiliar y el auxiliado es una relación de mutua dependencia; además, todo el complejo verbal presenta no sólo unidad semántica, sino también unidad funcional y sintáctica, esto es, todo el conjunto ejerce una misma y única función oracional (núcleo del predicado) y presenta un peculiar comportamiento sintáctico como consecuencia de la solidaria relación existente entre sus miembros –según veremos más adelante-.


 

V.2. COMPORTAMIENTO FUNCIONAL DE LAS PERÍFRASIS VERBALES

 

         Como hemos dicho en el apartado anterior, la mayor parte de los intentos realizados para definir e identificar las perífrasis verbales ofrecen una visión parcial del fenómeno estudiado, pues se basan en la caracterización de uno de los elementos de la construcción perifrástica, el elemento auxiliar, olvidando que en una perífrasis verbal tan importante es el verbo auxiliar como el verbo respecto del cual aquél es auxiliar (el auxiliado). Y es que una perífrasis verbal es resultado de un procedimiento sintáctico por el cual un verbo en forma personal (auxiliar) se une a la forma nominal de otro verbo (auxiliado) con el que contrae una relación especial de solidaridad y con el que constituye un mismo y único sintagma verbal que presenta unidad semántica (significado conjunto del complejo verbal), unidad sintáctica y funcional (una misma y única función oracional, la de núcleo del predicado, como cualquier otra forma verbal sintética; por otra parte, se da una repartición entre el auxiliar y el auxiliado en lo que a las tareas de selección argumental y actancial, así como a la aportación  de un determinado tipo de significado, léxico o gramatical, se refiere).

 

Así las cosas, consideramos que para identificar y delimitar las perífrasis verbales del español un procedimiento más coherente y esclarecedor que el tradicional (la caracterización y análisis aislado del elemento auxiliar) es el tratamiento del peculiar comportamiento lingüístico que presenta la construcción perifrástica en su conjunto. Al ser la perífrasis verbal una categoría funcionalmente predicativa, su particular comportamiento lingüístico habrá que abordarlo en el nivel de la oración.

 

En resumen, creemos que sólo el análisis de las relaciones sintácticas y semánticas que el auxiliar y el auxiliado mantienen entre sí, por una parte, y con los demás elementos oracionales, por otra, puede ofrecer una satisfactoria caracterización del complejo procedimiento sintáctico que es la perífrasis verbal.

 

Muchos autores han encarado el análisis de las perífrasis verbales del español atendiendo a sus peculiaridades funcionales. Entre ellos cabe destacar los esfuerzos realizados por Félix Fernández de Castro, Pilar Gómez Manzano, Leonardo Gómez Torrego, David M. Feldman, etc. También Alarcos Llorach (1994) y César Hernández Alonso (1996) dan pequeñas pinceladas sobre el comportamiento sintáctico de las construcciones perifrásticas.

 

Para abordar el comportamiento funcional de las perífrasis verbales españolas, las vamos a clasificar, metodológicamente, en perífrasis verbales de infinitivo, perífrasis verbales de gerundio y perífrasis verbales de participio.

 

Cabe hablar de una serie de rasgos funcionales, semánticos y sintácticos, comunes a los tres tipos de perífrasis verbales delimitados. Son los siguientes:

 

a)      El tipo de incidencia[35] que se da entre la forma verbal conjugada y la forma verbal no personal puede ser de dos clases: directa, esto es, sin que medie ninguna partícula nexual entre auxiliar y auxiliado; o bien, indirecta, es decir, a través de un elemento nexual, ya sea la conjunción que, ya sea una preposición (a, de, por, para). El primer tipo de incidencia es el habitual en las perífrasis verbales de gerundio y en las de participio (con algunas excepciones, si consideramos perífrasis verbales construcciones como dar por + participio), pero también se da en algunas perífrasis verbales de infinitivo. La incidencia indirecta afecta a la mayoría de las  perífrasis verbales de infinitivo.

 

b)      Auxiliar y auxiliado forman unidad léxica, tienen categoría de signo lingüístico (complejo) (César Hernández, 1996: 482).

 

c)      Normalmente, el verbo auxiliar se halla en mayor o menor grado gramaticalizado, desemantizado; su función en la perífrasis es la de aportar las nociones gramaticales de tiempo, aspecto, modo, voz, persona y número. Por su parte, el auxiliado conserva íntegro su significado léxico habitual, el cual actualiza en la construcción perifrástica; es el elemento nuclear del sintagma verbal complejo, de ahí que, en ocasiones, sea posible conmutar toda la perífrasis por una forma verbal conjugada del paradigma a que pertenece el verboide –si bien es cierto que en dicha sustitución se perderán algunos matices expresivos o rasgos semánticos (aspectuales, modales…) adicionales que posibilita la construcción perifrástica (César Hernández, 1996: 482-483).

 

d)      La peculiar unión entre el auxiliar y el auxiliado es la responsable del rasgo semántico aspectual adicional que las construcciones perifrásticas son capaces de desplegar frente a las demás formas verbales pertenecientes al paradigma verbal al que remite el lexema del elemento auxiliado (César Hernández, 1996: 483).

 

e)      En cuanto al peculiar comportamiento semántico de las perífrasis hay que decir que auxiliar y auxiliado «constituyen un único núcleo semántico de relaciones, tienen un único sujeto o «agente» que realiza la acción (…), y los complementos, del tipo que sean, precisan el contenido semántico del grupo» (P. Gómez Manzano, 1992: 67). El auxiliar y el auxiliado pierden, pues, su autonomía semántica. La perífrasis verbal es núcleo semántico en torno al cual se ordenan todos los componentes oracionales.

 

f)       Respecto de la relación sémica entre los componentes de las perífrasis verbales, hemos de hablar de un significado estructural unitario, que nace de la determinación funcional recíproca de sus componentes (Gómez Manzano, 1992: 70).

 

g)      El auxiliar y el auxiliado «se funden en un solo sintagma y se constituyen en núcleos de un único predicado» (Gómez Manzano, 1992: 53). Por tanto, ambos elementos comparten el sujeto y los complementos oracionales (complemento directo, complemento indirecto, etc.).

 

h)      El auxiliar pierde su rección y su estructura. Queda inhabilitado para seleccionar sujeto y complementos: «las restricciones combinatorias que pueda imponer el lexema de un verbo en sus usos plenos desaparece cuando éste se integra como auxiliar dentro de una perífrasis» (Fernández de Castro, 1990: 39). Asimismo, el auxiliar no impone restricciones léxico-semánticas a sujeto ni a complementos: «el V’ (…) renuncia igualmente a su capacidad selectiva respecto de la clase de sujeto» (Gómez Manzano, 1992: 72).

 

i)        El auxiliado despliega todo su potencial selectivo: selecciona tanto el sujeto como los complementos del predicado.

 

j)        En el auxiliado reside, también, la capacidad selectiva respecto a la clase de sujeto o la clase de los diferentes complementos de la construcción perifrástica.

 

k)      Las restricciones selectivas impuestas a toda la construcción son las mismas que impondría el auxiliado, dada su estructura valencial concreta, en sus usos independientes, si bien pertenecen a toda la construcción perifrástica en su conjunto.

 

l)        El sujeto léxico del auxiliar ha de coincidir, forzosamente, con el sujeto referencial o semántico del auxiliado, para poder hablar de perífrasis verbal (Fernández de Castro, 1990: 46). Pues, como dice Fernández de Castro, un derivado verbal, en sus usos plenos o independientes, puede referirse a un sujeto propio, no coincidente con el de la forma flexionada de la cual dependa, pero en las perífrasis verbales «desaparece precisamente esa autonomía funcional y categorial: el derivado verbal pierde su (in-)dependencia (no se subordina, no es una “variable”, como subcategoría gramatical exigida por la construcción), y dota al núcleo perifrástico con todas las posibilidades de selección de su lexema verbal, tanto objetivas como subjetivas» (1990: 48).

 

m)    El auxiliar, que desempeña una función básicamente gramatical, y porque el verboide no es un complemento de la forma verbal conjugada, no puede ser conmutado por un pronombre (César Hernández, 1996: 483-484).

 

n)      La unidad sintáctica, sintagmática, semántica y funcional entre los componentes de la perífrasis verbal impide la disociación del complejo verbal perifrástico a través de la coordinación copulativa de sus miembros:

 

La operación quirúrgica va a resultar un éxito.

 

*La operación quirúrgica va y resulta un éxito.

 

o)      La pérdida de identidad sintáctica autónoma del auxiliado explica toda una serie de características de las perífrasis verbales, como la imposibilidad de la conmutación pronominal del verboide (Félix Fernández de Castro, 1990: 39). Cuando el auxiliado es conmutado por un pronombre su lugar en el esquema sintáctico de la perífrasis verbal es ocupado por el proverbo HACER (en la forma nominal correspondiente):

 

 El arbusto está creciendo muy deprisa.

 

El arbusto lo está HACIENDO muy deprisa.

 

p)      La falta de autonomía sintáctica del auxiliado se pone de manifiesto, también, por «la escasa (y en ocasiones nula) posibilidad de conmutar el derivado verbal por un elemento funcionalmente equivalente (sustantivo, adjetivo, adverbio u oración transpuesta). Lógicamente, el hecho de que el infinitivo, participio o gerundio de una perífrasis verbal no contraiga función sintáctica[36], es concomitante con su carencia de categoría nominal; categoría que a su vez quedaría reflejada en la posibilidad de conmutarlos por otros elementos equifuncionales, fueran o no derivados verbales» (Fernández de Castro, 1990: 44).

 

q)      Otra prueba de la unidad de funcionamiento o la  especial relación de inter-dependencia que se da entre auxiliar y auxiliado es la interrogación focalizada[37]. Al someter una perífrasis verbal a esta prueba el pronombre interrogativo es siempre QUÉ seguido del elemento auxiliar, al cual sigue el verbo vicario HACER en la misma forma no personal (HACER, HACIENDO, HECHO) que el verboide por el cual se interroga, preservándose, así, el esquema sintáctico indisoluble de la perífrasis verbal (Fernández de Castro, 1990: 40-41).

 

r)       En la transformación pasiva de las perífrasis verbales de infinitivo y de gerundio de oraciones con estructura transitiva el complemento directo pasa a sujeto paciente de toda la perífrasis verbal, de cuyos miembros sólo el elemento auxiliado es pasivizado, permaneciendo en voz activa el elemento auxiliar, que establece la concordancia en número y persona con el sujeto léxico (Fernández de Castro, 1990: 36-37).

 

s)       En la enfatización del auxiliado a través de las llamadas “estructuras ecuacionales” el primer miembro de la estructura ecuacional lo ocupa el lexema verboidal en infinitivo (siempre); el segundo miembro de la ecuación consiste en una oración de relativo invariablemente sustantivada por el artículo neutro LO QUE, seguido por el auxiliar y por el verbo vicario HACER en la forma no personal correspondiente al verboide enfatizado[38], cuya posición ocupa en el esquema sintáctico indisoluble de la perífrasis verbal;

 

Este niño va a recoger toda esa basura.

 

Recoger toda esa basura es lo que va a hacer este niño.

 

t)         La coordinación del verboide de una perífrasis verbal con un elemento que no sea también derivado verbal del mismo tipo no es posible (Fernández de Castro, 1990:44):

 

*Ella suele salir y contenta.


 

V.2.1. PERÍFRASIS VERBALES DE INFINITIVO

 

        a) En las perífrasis verbales de infinitivo la incidencia del verbo auxiliar sobre su auxiliado puede ser de dos tipos: directa (esto es, sin mediación de nexo alguno: soler + infinitivo), o, lo más general, indirecta (es decir, por medio de una partícula nexual, ya sea una preposición, ya sea la conjunción QUE: ir a + infinitivo; tener que + infinitivo).

 

        b) El auxiliar renuncia a las exigencias combinatorias que le son propias como verbo independiente o pleno, siendo la estructura valencial del auxiliado la que rige para toda la construcción verbal en su conjunto.

 

        c) Auxiliar y auxiliado pierden autonomía sintagmática: establecen entre sí una relación de inter-dependencia, en que el auxiliar aporta los gramemas de tiempo, voz, modo, persona, número, aspecto, más el valor “modal”, mientras que el auxiliado aporta el significado léxico junto con su aspecto correspondiente. Consecuencia de esa solidaridad entre auxiliar y auxiliado es la imposibilidad de realización en el decurso de sólo uno de los miembros de la construcción perifrástica.

 

        d) El infinitivo, en tanto forma verbal auxiliada, no acepta la sustitución por un sintagma nominal, un pronombre o una proposición sustantiva introducida por que, pues no se trata de ninguna suerte de complemento subcategorizado por el verbo conjugado, sino que constituye junto con él un único y mismo sintagma verbal con función unitaria.

 

                            Él suele soñar todas las noches.

 

                            *Él suele el sueño todas las noches.

 

        e) Las construcciones perifrásticas de infinitivo aceptan la anteposición y la posposición de los pronombres clíticos. La facilidad con que el clítico referido a una función propia del auxiliado puede anteponerse al significante del auxiliar no es un rasgo privativo de las construcciones perifrásticas, sino que también se da en algunas construcciones verbales disjuntas (Ella intenta cogerla y Ella la intenta coger).

 

         Ahora bien, hay excepciones a esta regla general:

 

-         Si el verbo auxiliar es un verbo pronominal, no es posible la anteposición del clítico: Se puso a contarlas, pero no *Se las puso a contar.

 

-         Si el verbo auxiliado es un verbo pronominal, el clítico acepta tanto la anteposición como la posposición a todo el sintagma verbal: Tiene que recogérselo, o Se lo tiene que recoger.

 

-         La anteposición y la postposición del se impersonalizador o pasivizador también es posible: ¿Se puede saber qué está pasando aquí?, o ¿Puede saberse qué está pasando aquí?

 

-         Si el auxiliar se presenta en modo imperativo, la anteposición del clítico es inviable: Vuelve a tocar esa canción - Vuelve a tocarla, pero no *La vuelve a tocar.

 

f) Cuando el auxiliado es un verbo transitivo, la perífrasis verbal presenta un peculiar comportamiento ante la transformación pasiva. El complemento directo del complejo verbal perifrástico pasa a sujeto paciente de toda la construcción, y sólo el auxiliado es pasivizado, no así el auxiliar, que conserva la voz activa. Por otra parte, el auxiliar mantiene la concordancia gramatical con el nuevo sujeto léxico (paciente): Ella puede aprobar las cinco asignaturas, Las cinco asignaturas pueden ser aprobadas por ella.

 

No obstante, hay que puntualizar:

 

-         La perífrasis haber que + infinitivo, al ser unipersonal, no acepta la transformación pasiva.

 

-         Cuando el auxiliar es un verbo pronominal, tampoco es posible la pasivización.

 

-         En algunas perífrasis no está clara la razón de la imposibilidad de la transformación a pasiva: venir a decir.

 

-         Algunas perífrasis verbales de infinitivo aceptan la pasiva refleja con se, pero no con ser.

 

g) Peculiar comportamiento ante la transformación interrogativa: en las perífrasis verbales el pronombre interrogativo QUÉ interroga acerca del lexema no conocido, cuya función es suplantada por el proverbo HACER, que preserva el esquema sintáctico indisoluble de la perífrasis. El selector argumental de toda la construcción verbal conjunta es el auxiliado, por lo que la respuesta a la pregunta incluirá, además de al auxiliado, el complemento o los complementos oracionales correspondientes:

 

Él puede aprobar todas las asignaturas.

¿Qué puede hacer él? Aprobar todas las asignaturas.

 

Ella va a fumarse un cigarrillo.

¿Qué va a hacer ella? Fumarse un cigarrillo.

 

         h) Con algunos verbos factitivos en función de auxiliados es posible la transformación de construcciones transitivas con sujeto y complemento directo en intransitivas sin que haya que cambiar de verbo nuclear:

 

María tiene que cocer las patatas.

Las patatas tienen que cocer.

 

         i) En la enfatización o tematización del auxiliado a través de estructuras ecuacionales dicho verbo tematizado se mantiene en infinitivo como primer miembro de la estructura ecuacional seguido de los argumentos internos de la perífrasis verbal, mientras que el segundo miembro está constituido por una oración de relativo sustantivada invariablemente por medio del artículo neutro LO, en que aparece la forma auxiliar conjugada en la forma correspondiente seguida del proverbo HACER.

 

Ella solía traer muchos regalos cada vez que venía.

Traer muchos regalos cada vez que venía es lo que solía hacer ella.

 

         j) En la conversión a pasiva refleja de la oración cuyo núcleo es una perífrasis verbal caracterizada por la transitividad, como el auxiliado carece de autonomía sintáctica, tras la intransitivización del núcleo oracional conjunto no podrá tampoco ejercer una función sintáctica propia (a diferencia de lo que sucede con el derivado verbal de las construcciones verbales disjuntas, que sí puede establecer relaciones sintácticas propias con algunos actantes –sujeto y complementos-):

 

Ellos pueden vender las casas.

Se pueden vender las casas (por ellos).

 

Como podemos observar, el complemento directo de la perífrasis verbal, como consecuencia de la impersonalización, ha pasado a sujeto léxico de toda la construcción perifrástica, estableciéndose la concordancia gramatical en número entre éste y el verbo auxiliar (forma verbal conjugada).

 

         k) El sujeto semántico o referencial del auxiliar y del auxiliado siempre ha de coincidir, pues aunque la selección léxica del sujeto dependa de la base léxica del auxiliado, dicho sujeto es a la vez del auxiliar (con el que concuerda en género y número) y del auxiliado. De no coincidir el sujeto del verbo conjugado y el del verbo en forma nominal, hemos de pensar que nos encontramos ante un complejo verbal disjunto:

 

Ellas oyeron gritar al asesino.

 

En la oración anterior los sujetos semánticos del verbo conjugado (ellas) y del verboide (el asesino) no son el mismo: estamos, pues, ante una construcción verbo-verboide no perifrástica.

 

Ahora bien, no siempre que coincidan los sujetos semánticos del verbo conjugado y del verbo en forma nominal  estamos ante una perífrasis, pero sí siempre que estemos ante una perífrasis verbal auxiliar y auxiliado compartirán el mismo sujeto referencial.

 

         h) El auxiliado no acepta la referencia pronominal al uso: el verbo vicario HACER debe suplantarlo, ocupar su lugar en el esquema sintáctico perifrástico:

 

Ellos tienen que aprobar.

 

Ellos lo tienen que hacer.

 

 

Éstas son, entre otras, las características funcionales principales de las perífrasis verbales de infinitivo. No todas las perífrasis las cumplen en su totalidad, por lo que resultan tan sólo orientativas en la empresa de identificación de perífrasis verbales.


 

V.2.2. PERÍFRASIS VERBALES DE GERUNDIO

 

a) El verbo conjugado y el gerundio deben constituir un único y mismo núcleo  del predicado, no pueden desglosarse en dos núcleos verbales correspondientes a dos proposiciones diferentes sin que se opere un fundamental cambio de significado. Por tanto, la perífrasis verbal de gerundio no acepta la coordinación copulativa entre sus miembros. B. Pottier, al caracterizar los potenciales auxiliares de incidencia directa en las perífrasis de gerundio, apunta: «Debe considerarse verdadero complejo de auxiliaridad el sintagma que no pueda transformarse en grupo disjunto sin que cambie su significado: “está diciendo” no equivale a “está y dice”, en tanto que el significado de “habla durmiendo” no se altera si lo descomponemos en “habla y duerme” o “habla mientras duerme”» (1970: 198).

 

Ellos andaban pensando en el modo de resolver el problema.

 

*Ellos andaban y pensaban en el modo de resolver el problema.

 

b) Los pronombres clíticos pueden anteponerse o posponerse a toda la construcción perifrástica:

 

Ellas están pensándolo.

 

Ellas lo están pensando.

 

c) Existe una perfecta compatibilidad entre el auxiliar y los verbos unipersonales:

 

Estaba tronando ese día.

 

Anduvo lloviendo toda la tarde.

 

d) El auxiliado no responde a la transformación interrogativa con el adverbio CÓMO, sino que el pronombre interrogativo que interroga acerca del lexema desconocido es QUÉ, seguido del auxiliar, junto al que aparece el verbo vicario HACIENDO, que preserva el esquema sintáctico indisoluble de la perífrasis verbal. La respuesta a la pregunta es el verbo auxiliado en infinitivo.

 

Ella seguía llorando cuando volví a casa.

 

¿Qué seguía HACIENDO ella cuando volviste a casa? Llorar.

 

e) No es posible coordinar el gerundio con adjetivos o sintagmas preposicionales equivalentes, pero sí es posible coordinarlo con derivados verbales del mismo tipo:

 

*Ella sigue hablando y pesada.

 

Ella sigue hablando y molestando al personal.

 

f) El auxiliar renuncia a las exigencias combinatorias que le son propias en tanto verbo pleno. El auxiliado es el seleccionador argumental de toda la construcción perifrástica: 

 

Ella andaba cantando una canción.

 

g) Auxiliar y auxiliado pierden autonomía sintagmática, no puede aparecer uno sin el otro en el decurso.

 

h) En la transformación pasiva de una oración cuyo núcleo predicativo es una perífrasis verbal de gerundio caracterizada por la transitividad, sucede que el auxiliar permanece en voz activa, pasando a pasiva sólo el auxiliado, mientras que el complemento directo pasa a sujeto paciente de toda la construcción verbal perifrástica y concuerda en número y persona con el auxiliar:

 

Ella seguía cantando la canción.

 

La canción seguía siendo cantada por ella.

 

i) El auxiliado no acepta la referencia pronominal habitual, sino que el proverbo HACIENDO debe aparecer junto al auxiliar preservando el esquema sintáctico de la perífrasis verbal:

 

Nosotros estamos rezando.

 

Nosotros lo estamos HACIENDO.

 

j) La tematización del auxiliado a través de estructuras ecuacionales supone que el elemento tematizado aparezca en infinitivo, junto con los demás complementos oracionales previstos en su estructura valencial, como primer miembro de la estructura ecuacional; en el segundo miembro,  introducido por LO QUE, aparece el auxiliar seguido por el proverbo HACIENDO:

 

Enrique venía pensando en su hermano.

 

Pensar en su hermano es lo que venía haciendo.

 

k) En la transformación en pasiva refleja de la oración cuyo núcleo predicativo es una perífrasis verbal de gerundio caracterizada por la transitividad el complemento directo pasa a sujeto léxico de toda la construcción perifrástica y concuerda gramaticalmente con el auxiliar:

 

Ella estaba vendiendo castañas.

 

Se estaban vendiendo castañas (por ella).

 

l) Siempre que estemos ante una perífrasis verbal de gerundio, los sujetos referenciales del auxiliar y del auxiliado deben coincidir.

 

Las anteriores son las características sintáctico-funcionales fundamentales de las perífrasis verbales con gerundio, no obstante hemos de hacer algunas observaciones a las mismas:

 

En ocasiones, el valor circunstancial del gerundio no desaparece totalmente, siendo posible, de este modo, la conmutación por el adverbio-adjetivo ASÍ, o por un sintagma preposicional equivalente: Ando pensando en ello dos horas ya - Ando así dos horas ya.

 

Con los verbos ESTAR y QUEDARSE es posible, a veces, la disyunción en dos núcleos verbales; pero en tal caso no estaríamos ante un ESTAR o un QUEDARSE auxiliares, sino ante verbos plenos. De la primera construcción dice Leonardo Gómez Torrego (1988: 136-137) que cuando admite la disociación de las dos bases verbales se trata de una construcción de carácter disjunto, en la que ESTAR es un verbo pleno sintácticamente (núcleo verbal) y semánticamente (verbo con valor locativo): Estaba llorando en su casa – Estaba en su casa y lloraba. Respecto de la segunda, QUEDARSE + GERUNDIO, declara: «Esta construcción parece actuar sintácticamente como perífrasis cuando no admite disociaciones» (1988: 169). Cuando es posible la tal disociación nos encontramos ante una construcción verbal disjunta en la que QUEDARSE actualiza su significado locativo originario: Elías se quedó durmiendo en el tren  - Elías se quedó en el tren y dormía. No obstante, ha de ser el cotexto y/o el contexto quienes nos guíen en la desambiguación e interpretación de estas expresiones.


 

V.2.3. PERÍFRASIS VERBALES DE PARTICIPIO

 

a)    En las perífrasis verbales de participio el verboide posee sólo valor funcional verbal, no adjetival, pero -a excepción de en los llamados “tiempos compuestos”- suele conservar, al mismo tiempo, un marcado carácter adjetival, como lo demuestran la concordancia en género y número que establece con el sustantivo que desempeña la función de sujeto o de complemento directo; la posibilidad de incrustar cuantificadores de grado entre el auxiliar y el auxiliado; así como, en algunos casos, la posibilidad de  conmutar el participio por el pronombre LO (Leonardo Gómez Torrego, 1988: 175):

 

Ellas siguen preocupadas por ese asunto.

Ella lleva muy repasados los temas de las oposiciones.

Yo sigo preocupado por Luis – Yo lo sigo.

 

b)    El participio no puede pertenecer a un paradigma donde tengan cabida adjetivos o adverbios que no hagan variar sintáctica ni semánticamente al primer verbo: así, en Ella está enamorada  no hay perífrasis verbal, pues el participio presenta aquí valor funcional de adjetivo y es atributo del sujeto (Leonardo Gómez Torrego, 1988: 175).

 

c)     La verdadera perífrasis verbal de participio no responde a la transformación interrogativa con el adverbio cómo, sino con qué (Leonardo Gómez Torrego, 1988: 176-177):

 

Ella lleva escrito un capítulo // ¿Qué lleva hecho?

 

d)    Como dice Leonardo Gómez Torrego (1988: 180-181), cuando en la perífrasis verbal el participio presenta valor funcional de verbo, es posible la conmutación de dicho verboide por otras formas conjugadas pertenecientes a su paradigma –lo que demuestra, asimismo, que el participio es el elemento principal o nuclear del sintagma perifrástico-:

 

Raúl lleva construidos dos puzzles.

 

Raúl ha construido dos puzzles.

 

e)    El verboide participio de una perífrasis verbal no admite la coordinación copulativa con un adjetivo, pues sus valores funcionales difieren (Leonardo Gómez Torrego, 1988: 180):

 

*Llevo escritos tres folios y buenos.

 

Sin embargo, en una oración como Ana sigue enamorada no cabe hablar de perífrasis verbal, pues en ella el participio tiene valor funcional de adjetivo y constituye un actante 2º-complemento predicativo que complementa, a la vez, al sujeto y al verbo (débilmente desemantizado). Así, en este caso sería posible la coordinación copulativa del participio con otro adjetivo: Ana sigue enamorada y obnubilada.

 

f)      En la verdadera construcción perifrástica el participio siempre es el elemento nuclear, y, por tanto, el que selecciona el sujeto y los complementos de toda la construcción:

 

El garaje sigue vigilado por el guardia.

 

Tanto el sujeto como el complemento directo son subcategorizados por el lexema del participio.

V.2.3.1. LA CONSTRUCCIÓN SER + PARTICIPIO, ¿PERÍFRASIS VERBAL (FORMA VERBAL PASIVA ANALÍTICA), O ESTRUCTURA ATRIBUTIVA?: ESTADO DE LA CUESTIÓN

 

No todos los autores coinciden en la consideración de la construcción ser + participio como una perífrasis verbal.

 

● Entre los defensores del estatuto perifrástico que dicha construcción verbal puede presentar en ocasiones, cabe destacar a Leonardo Gómez Torrego, quien defiende la existencia de la voz pasiva en castellano, que sí constituye –a su juicio- verdadera perífrasis verbal, por varias razones[39]:

 

a)                        El participio de estas construcciones pasivas tiene un valor funcional eminentemente verbal, y no adjetival –en cuyo caso estaríamos ante una oración atributiva-, cuando resulta imposible coordinarlo con un adjetivo (1988: 181): El libro fue vendido por su dueño.

 

b)                        Cuando la estructura ser + participio es una perífrasis verbal el verboide no es conmutable por un adjetivo (1988: 182): Juan fue despertado (verbo) – *Juan fue despierto (adjetivo). Sin embargo, cuando se trata de una oración atributiva, sí es posible la conmutación del participio con valor funcional adjetival por otro adjetivo: La edición fue reducida (de pocos volúmenes) / fue escasa

 

c)                         Toda construcción pasiva es reconvertible en activa, procediendo el verbo nuclear, precisamente,  del participio (1988: 182): La edición fue reducida – Alguien redujo la edición.

 

d)                        En las construcciones pasivas puede haber un complemento agente (por alguien) que pasaría a sujeto (alguien) en la activa correspondiente (1988: 182).

 

Con estas declaraciones, Gómez Torrego concluye que  la construcción ser + participio puede funcionar, en ocasiones, como verdadera perífrasis verbal y «constituye la perífrasis de participio más importante» (1988: 182).

 

         Por nuestra parte, hemos de decir que, si bien consideramos que Leonardo Gómez Torrego está acertado en sus conclusiones, falla estrepitosamente en los ejemplos que aduce, en los cuales no hay ni una sola perífrasis verbal, si nos ceñimos a la afirmación que hace al exponer las características generales de toda perífrasis verbal de que «Los verbos auxiliares, por el hecho de serlo, están inhabilitados para seleccionar sujetos y complementos; la forma que selecciona tales funciones es siempre la auxiliada. (…) Si los verbos que preceden a las formas no personales seleccionan sujetos y complementos, no serán verdaderos auxiliares y, por tanto, no podrá hablarse de perífrasis verbal.» (1988: 9-10). Es lo mismo que plantea Félix Fernández de Castro cuando dice que, desde antiguo, los gramáticos han propuesto como uno de los requisitos funcionales esenciales de una perífrasis verbal que «siempre han de coincidir el sujeto del auxiliar y el sujeto referencial o “semántico” del auxiliado» (1990: 46).

 

         Tomemos uno de sus ejemplos, al azar: El libro fue vendido por su dueño. En esta oración el sujeto léxico del presunto “auxiliar” de la perífrasis verbal es El libro, mientras que el sujeto referencial del presunto “auxiliado” es su dueño. Por tanto, siguiendo el planteamiento anterior, en este caso no puede hablarse de perífrasis verbal[40].

 

         ● Entre quienes niegan que desde una perspectiva funcional actual la forma ser + participio sea una perífrasis verbal, se encuentra César Hernández Alonso, quien sólo considera verdaderas perífrasis verbales de participio las formas compuestas del verbo, pero concede que «Durante la Edad Media, especialmente, también la forma ‘ser + participio’ como forma verbal con auxiliar de verbos ‘intransitivos’ (Son idos, Son exidos…) operaba como auténtica perífrasis» (1996: 496-497).

 

         Tampoco Félix Fernández de Castro considera esta construcción una perífrasis verbal, pero, a diferencia de César Hernández, tampoco considera los tiempos compuestos perífrasis verbales de participio, al menos desde una perspectiva actual:« (…) frente, por ejemplo, a los tiempos compuestos del español, que fueron perífrasis y ya no lo son (…) » (1990: 26).

 

Fernández de Castro (1990: 87-88) defiende que el complejo verbal ser + participio no constituye perífrasis verbal, si bien ha sido considerado tal desde antiguo, debido, fundamentalmente, a dos razones: por una parte, la tradición gramatical lo ha presentado como expresión privilegiada del contenido ‘pasivo’; por otra parte, la vacuidad léxica de ser llevaba a considerarlo una unidad no autónoma, un “auxiliar”.

 

Para este autor, el participio que acompaña al verbo ser es atributo del sujeto (como cualquier otro adjetivo), independientemente de que presente un valor funcional puramente adjetival (Tras una vida de argucias y de trampas, el emigrante fue honrado en sus últimos años)[41], o plenamente verbal (El emigrante fue honrado en sus últimos años por los vecinos de su ciudad natal)[42].

 

         Entre los muchos argumentos que esgrime para demostrar que la “voz pasiva analítica” del español no es una perífrasis verbal, quizás los más contundentes sean el hecho de que en ella «el sujeto léxico de ser y el sujeto referencial del participio que le acompañe, habrán de ser siempre distintos», así como el hecho de que «el derivado verbal no aporta sólo su lexema (…) , sino que impone a todo el complejo, con el contenido esencialmente pasivo de su signo derivativo, su naturaleza “intransitivizada” (y con ella el abandono de toda vinculación gramatical con el “agente”, relegado a la posición marginal de un posible aditamento: Ellos leyeron el libro. El libro fue leído [por ellos])» (1990: 89).

 

Para Félix, «lo que caracteriza a las escasísimas perífrasis verbales de participio que realmente funcionan como tales en el español moderno es el hecho de que, en ellas, la presencia de este derivado no “intransitiviza” a la construcción: sólo así el lexema del participio puede mantener sus valencias combinatorias, tanto subjetivas como objetivas, y dejar de funcionar como atributivo» (1990: 90). Por tanto, frente a una oración como Érika fue recriminada por Pedro, de estructura atributiva, tenemos una oración de corte plenamente predicativo como El iva va incluido en el precio que marca la etiqueta de ese producto, donde va incluido es una verdadera perífrasis verbal de participio: el sujeto léxico del auxiliar (el iva) y el sujeto referencial del auxiliado (el iva) coinciden; por otra parte, es el participio, elemento nuclear del complejo perifrástico, el elemento verbal que impone sus valencias combinatorias.


 

V.3. CORPUS DE PERÍFRASIS VERBALES ESPAÑOLAS

 

En el presente corpus hemos recogido únicamente las perífrasis verbales del español unánimamente aceptadas como tales perífrasis verbales en las siguientes obras:

 

-         Fente, R.; Fernández, J.; Feijóo, L. G.: Perífrasis verbales, S.G.E.L., Madrid, 1972.

 

-         Fernández de Castro, Félix: Las perífrasis verbales en español. Comportamiento sintáctico e historia de su caracterización, Departamento de Filología Española, Oviedo, 1990.

 

-         Gómez Torrego, Leonardo: Perífrasis verbales, Arco/Libros, Madrid, 1988.

 

 CLASIFICACIÓN FORMAL

 

2.     PERÍFRASIS DE INFINITIVO

 

-         HABER DE

-         HABER QUE

-         TENER QUE

-         IR A

-         PONERSE A

-         METERSE  A

-         ECHAR(SE) A

-         DEBER DE

-         VENIR A

-         VOLVER A

-         DEJAR DE

-         VENIR A

-         LLEGAR A

-         ACABAR POR

-         ACABAR DE

 

3.     PERÍFRASIS DE PARTICIPIO[43]

 

-         HABER

-         IR

-         LLEVAR

-         TENER

-         TRAER[44]

-         IR

-         QUEDAR

-         DEJAR

-         DAR POR[45]

 

4.     PERÍFRASIS DE GERUNDIO

 

-         SEGUIR

-         IR

-         VENIR

-         ESTAR

-         SALIR

-         ACABAR

-         LLEVAR

-         ANDAR

-         QUEDAR(SE)

 

Samuel Gili Gaya, por ejemplo, no considera perífrasis verbal la construcción deber + infinitivo: «El verbo deber en su acepción propia de “hallarse obligado”, “tener obligación”, no es auxiliar; deber + infinitivo no es, por consiguiente, una frase verbal de las que estamos estudiando, en el uso que los gramáticos tienen por correcto. En cambio, deber de + infinitivo altera el sentido propio del verbo deber y lo convierte, por lo tanto, en auxiliar» (1989: 113).


 

VI. DIMENSIÓN SINTAGMÁTICA Y DIMENSIÓN PARADIGMÁTICA DE LAS PERÍFRASIS VERBALES

 

La perífrasis verbal es un sintagma verbal complejo que presenta unidad semántica, sintáctica y funcional. Guillermo Rojo, recogiendo una noción de Pottier, habla de complejos verbales conjuntos para referirse a las perífrasis verbales frente a complejos verbales disjuntos (construcciones verbales no perifrásticas). Los complejos verbales conjuntos presentan la estructura formal verbo en forma conjugada + (nexo+) verbo en forma nominal; poseen una significación conjunta gracias a la gramaticalización (en algún grado) del elemento auxiliar; y presentan un comportamiento en bloque ante las transformaciones interrogativa y pasiva (1974: 65).

 

         Las perífrasis verbales son el resultado de la auxiliaridad[46] o incidencia que un verbo en forma personal (funcionalmente, auxiliar) ejerce sobre la forma no personal de otro verbo (funcionalmente, auxiliado), junto con el que constituye un único y mismo sintagma verbal.

 

La función de auxiliar en una perífrasis verbal puede ser desempeñada por unidades verbales pertenecientes a una clase de un número muy reducido y concreto de verbos. Cabe hablar, así, de restricciones en lo que se refiere a la clase de verbos que pueden funcionar como elementos auxiliares en una perífrasis verbal.

 

La función de auxiliado, por su parte, puede ser desempeñada por un número, en principio, ilimitado y no predeterminado de verbos. Ahora bien, hemos de matizar esta afirmación. Es cierto que a priori no hay restricción alguna en cuanto al lexema verbal que ocupa el lugar de auxiliado en una perífrasis verbal; las restricciones pueden surgir en relación al elemento concreto que ejerce de auxiliar en un esquema sintáctico-perifrástico dado, esto es, hay algunos auxiliares que reducen, de alguna manera, el abanico de verbos que pueden funcionar como sus auxiliados. Ya Dietrich advirtió que: «En casi todas las lenguas románicas existen en la ‘fase inceptiva’ realizaciones concurrentes con perífrasis ‘intensivas’[47] y ‘extensivas’. Aquí se puede constatar el fenómeno sorprendente de que justamente en las lenguas iberorrománicas muchas de las ‘perífrasis intensivas’ representan sistemas marginales muy pequeños, es decir, limitados muchas veces a la combinación con sólo unos cuantos verbos, mientras que las ‘perífrasis extensivas’ están más gramaticalizadas en el sentido de que funcionan prácticamente con todos los verbos» (1983: 230).

 

Algunos verba denominativa que funcionan como auxiliares de perífrasis verbales presentan fuertes restricciones de la norma lingüística en cuanto a los lexemas verbales que pueden funcionar como auxiliados de los mismos.

 

 Así, por ejemplo, una perífrasis verbal especializada en la expresión de la fase inceptiva o ingresiva como echar(se) a + infinitivo[48] presenta fuertes restricciones léxicas en cuanto al tipo de verbos con que se combina. Generalmente, los potenciales auxiliados de esta perífrasis son verbos de movimiento, cuya acción o proceso se nos presenta como de inicio súbito, repentino, inesperado e intenso: echar a + correr, andar, nadar, volar, rodar… Con la forma reflexiva del auxiliar es habitual la incidencia sobre verbos de sentimiento como llorar, reír, temblar… No es raro, por otra parte, encontrarnos con la expresión echarse a dormir, pero en ésta se pierde el sentido aspectual inceptivo, así como plantea un caso de bivalencia interpretativa (como complejo verbal disjunto, o como complejo verbal conjunto).

 

Algo parecido sucede con la perífrasis romper a + infinitivo, especializada, como la anterior, en la expresión aspectual inceptiva de la acción verbal, pero con una riqueza y posibilidades estilísticas mayor, si cabe. Como señala Torrego, «son muy escasos los infinitivos que pueden aparecer con romper: Romper a reír, llorar, hablar, andar, gritar, chillar… En casos muy excepcionales pueden aparecer otros infinitivos como cantar, escribir…» (1988: 113). Otros auxiliados nada extraños a esta perífrasis son los verbos unipersonales meteorológicos granizar, llover, diluviar, tronar, etc., o verbos factitivos como hervir, decir, etc.

 

La solidaridad que traba internamente a auxiliar y auxiliado en las dos perífrasis incoativas anteriores tiene una peculiaridad, pues, a diferencia de lo que es habitual en las perífrasis verbales, dicha solidaridad no se establece entre un verbo en forma personal y un determinado tipo de derivado verbal (infinitivo, participio, o gerundio), sino entre un auxiliar y un reducido y muy determinado número de lexemas verbales (semánticamente próximos entre sí, por otra parte) categorizados como infinitivos.

 

La relación que el verbo auxiliar y el verbo auxiliado de una perífrasis verbal mantienen entre sí es una relación de solidaridad o inter-dependencia, a nivel sintagmático. No obstante, hay una perífrasis verbal, haber + participio, que presenta una particularidad en lo que se refiere a la naturaleza de la  relación solidaria existente entre sus miembros: dicha relación de mutua dependencia opera a nivel paradigmático, como consecuencia de a) la plena gramaticalización del elemento auxiliar (HABER), plenamente desemantizado, y b) la inmovilización en género masculino y número singular sufrida por el participio que ejerce de auxiliado. Y es que, como dice Félix Fernández de Castro, «en los tiempos compuestos, los dos términos son paradigmáticamente dependientes. No sólo el auxiliar (…), sino, sobre todo, el auxiliado, el participio, que con su inmovilización morfológica sistemática ya no puede ser, justamente, más que eso: unidad siempre y sólo “auxiliada”, y no “auxiliable”, como lo son los derivados verbales en el paradigma de las formas del verbo. La diferencia no es de grado, sino de naturaleza lingüística» (1990: 91). De ahí, que para el reconocimiento de esta perífrasis verbal no sean necesarios la contextualización discursiva ni los procedimientos sintácticos que se utilizan con otros complejos verbales.

 

         En «Sobre el concepto de verbo auxiliar» (1970: 196), Bernard Pottier establece una fundamental distinción entre:

 

a)    Verbos (que no pueden ser auxiliares): comer, estudiar, arder…, que pueden emplearse solos, o bien, como auxiliados.

 

b)    Verbos que pueden ser auxiliares: ser querer, ir…, que pueden emplearse solos, o como auxiliados, o como auxiliares (ya con incidencia directa, ya con incidencia indirecta).

 

c)     Auxiliares (que no son verbos): soler, y generalmente haber.

 

Podríamos hablar de la defectividad funcional del verbo soler, que en español presenta  una fundamental restricción de la “norma” respecto del tipo de valor funcional de que goza, reducido, exclusivamente, al empleo auxiliante de otros verbos en construcciones perifrásticas. Por otra parte, además de la referente a la particularidad funcional de su auxiliar, la perífrasis verbal soler + infinitivo presenta otras restricciones paradigmáticas dignas de consideración. Dichas restricciones pueden venir determinadas por el sistema de la lengua: soler, verbo defectivo, sólo se conjuga en algunos tiempos y modos verbales, a saber, en presente, pretérito imperfecto, pretérito indefinido y pretérito perfecto de indicativo, así como en presente de subjuntivo. Siendo habituales las formas no personales. (Véase Manuel SECO: Diccionario de dudas de la lengua española, 1982). Las restricciones flexivas del auxiliar lo son de todo el complejo verbal en su conjunto, pues en tanto soler no se conjuga en modo imperativo, por ejemplo, tampoco la perífrasis verbal soler + infinitivo admitirá los morfemas propios del modo imperativo.

 

Otra perífrasis verbal con restricciones es IR A + INFINITIVO, donde el verbo ir, en tanto auxiliar perifrástico observa algunas restricciones normativas: se conjuga generalmente en presente y en imperfecto de indicativo, desplegando una gran riqueza de matices o valores categoriales (nociones temporales de futuridad inmediata, valor de ‘intencionalidad o propósito’, etc.). Cuando el verbo ir aparece en pretérito indefinido o en pretérito perfecto de indicativo el sentido actualizado por la perífrasis verbal es un sentido conativo, esto es, la expresión de un intento frustrado. Este último sentido también es operativo con el imperfecto de indicativo en algunos contextos[49].

 

Pero, como podemos observar, estas restricciones mencionadas se dan a nivel de norma lingüística, de preferencia y sanciones de uso de la perífrasis en uno u otro tiempo verbal, pues, como verbo pleno ir presenta un paradigma completo.

 

Podemos hablar, asimismo, de la defectividad funcional que presenta el verbo auxiliar de la perífrasis verbal HABER + PARTICIPIO. Haber es un verbo que se halla prácticamente reducido a su empleo como auxiliar perifrástico, pues su uso como verbo pleno, independiente, constituye una suerte de arcaísmo lingüístico, por otra parte, no muy usual. En la perífrasis verbal, haber carece totalmente de significado léxico y queda reducido a puro morfema gramatical que, incidiendo sobre las formas participiales (forzosamente petrificadas en género masculino y número singular) de otros verbos, forma los tiempos compuestos de la conjugación verbal.

 

La defectividad que alcanza a esta última perífrasis verbal es doble: por un lado, haber, al menos desde un punto de vista funcional actual, suele emplearse sólo como elemento auxiliar de las formas compuestas del verbo –si bien no son imposibles usos plenos, pero en tales casos cabe hablar de usos arcaicos: ‘tener’, ‘poseer’, ‘hacer’…-; por otro lado, el participio sobre el que incide haber presenta, invariablemente,  fijación en género masculino y número singular. De ahí la relación de solidaridad o mutua dependencia a nivel paradigmático que se da entre el auxiliar y el auxiliado en esta perífrasis verbal, pues en ella el auxiliar, plenamente desprovisto de significado léxico no puede más que funcionar como morfema de categorías gramaticales (tiempo, modo, voz, aspecto…) de otro verbo en participio, que, dada su petrificación en masculino singular, no desarrolla concordancia gramatical alguna con sujeto o complemento directo alguno –a diferencia de los participios de las demás perífrasis verbales de participio-, y sólo puede ser, por tanto, forma auxiliada de la perífrasis verbal, base verbal léxica que delega totalmente la función de la concordancia gramatical con el sujeto a su auxiliar.

 

Pilar Gómez Manzano (1992: 21-22) señala que el número de verbos con paradigma incompleto en español es muy reducido: «En español también algunos verbos reducen su paradigma al combinarse con un Infinitivo en una construcción perifrástica, como, por ejemplo, acabar de, ir a, soler  + infinitivo, etc.».

 

La defectividad formal de los verbos auxiliados de algunas perífrasis verbales tiene sus repercusiones a nivel de la construcción verbal en su conjunto. Así, por ejemplo, cuando el auxiliado es un verbo impersonal o unipersonal de los pertenecientes a la clase léxica de verbos meteorológicos (llover, granizar, helar, tronar, etc.), que sólo se conjugan en tercera persona de singular, la perífrasis verbal carecerá de sujeto léxico y referencial, presentando tan sólo sujeto gramatical de tercera persona de singular, como pone de manifiesto el elemento auxiliar a través de sus desinencias gramaticales de número y persona.

 

Dentro de la dimensión paradigmática de la perífrasis verbal sería interesante estudiar los grados y las posibilidades de combinación entre los diferentes auxiliares: ha podido ser reemplazado.


 

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         SECO, Manuel: Gramática esencial del español. Introducción al estudio de la lengua, Espasa Calpe, Madrid, 1989, 218-221.

 

         - Diccionario de dudas de la lengua española, Aguilar, Madrid, 1982.

 

         SECO, Rafael: Manual de gramática española, Aguilar, Madrid, 1969, 171-175.

 

         TORNEL SALA, José Luis: Perífrasis verbo-nominales: procesos cognitivos de realizaciones sintéticas y analíticas,

 

         YLLERA, Alicia: Sintaxis histórica del verbo español: las perífrasis medievales, Departamento de Filología Francesa, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1980.



[1] A este respecto hay que mencionar que en algunos de los diferentes corpus de perífrasis verbales consultados se incluían formas que en otros corpus se excluían explícitamente.

[2] Así, por ejemplo, en lo que se refiere al proceso de gramaticalización, hay que decir que a los verbos auxiliares de supuestas perífrasis verbales la desemantización apenas les ha afectado, lo que ha llevado a muchos autores representantes de una rigurosa observancia de este principio a no incluirlas en sus inventarios. Es lo que sucede con Samuel Gili Gaya con presuntas perífrasis verbales como empezar a + infinitivo, comenzar a + infinitivo, etc., en que los verbos empezar y comenzar mantienen su significado propio y el carácter incoativo que imprimen al infinitivo o verbo principal emana, según este lingüista, del propio significado léxico de los verbos auxiliares, por lo que el citado autor considera estas expresiones «un medio lexicológico, pero no gramatical, de conseguir la expresión incoativa. Las frases así logradas son como una suma en que los sumandos están visibles por separado, y no un producto nuevo en que el primer verbo se ha vaciado de su significación total o parcialmente. No olvidemos que, sólo con esta condición puede un verbo ser considerado como auxiliar» (1989: 109). 

[3] Denominado “verbo auxiliar”.

[4] El llamado “verbo auxiliado” de la perífrasis verbal.

[5] Objeto de estudio del Doctor José Luis Tornel Sala en su tesis de licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante –véase bibliografía-.

[6] Según se siga uno u otro criterio de clasificación. Los dos criterios clasificatorios más usuales son:

           

a)      Criterio formal, por el que se distinguen tres tipos de perífrasis verbales, según la clase de categoría nominal a que pertenece el verbo auxiliado; tendríamos, así, perífrasis de infinitivo, perífrasis de participio y perífrasis de gerundio.

 

b)      Criterio de corte semasiológico, según el valor categorial predominante en cada una de las diferentes perífrasis verbales; tendríamos, así, cuatro grupos: perífrasis verbales temporales, perífrasis verbales aspectuales, perífrasis verbales modales y perífrasis verbales que dan cuenta de la voz gramatical.

 

 

[7] Subrayado nuestro.

[8] Étude sur les périphrases verbales de la langue française, Librairie A. G. Nizet, Paris, 1929,  INTRODUCTION .

[9] Aquí Leonardo Gómez Torrego apunta la existencia de restricciones paradigmáticas en ciertas perífrasis verbales, como veremos más tarde.

[10] Recordemos cómo las define Rojo: «procedimientos morfológicos existentes en la clase de los verbos para la expresión de modificaciones de la idea central que no pueden ser alcanzadas por las formas consideradas conjugativas en sentido estricto» (1974: 67).

[11] Descrita como forma verbal de presente simple de indicativo, tercera persona de singular, voz activa.

[12] Félix Fernández de Castro (1990: 91).

[13] Félix Fernández de Castro (1990: 26): « (…) frente, por ejemplo, a los tiempos compuestos del español, que fueron perífrasis y ya no lo son (…) »; subrayado nuestro.

[14] Criterio de «La oposición funcional de la construcción perifrástica con otras categorías gramaticales, morfológicamente caracterizadas, de un miembro de la perífrasis» (1983: 83).

[15] El comentario del ejemplo aportado por Dietrich es responsabilidad nuestra.

[16] Nosotros no hemos tenido acceso a este artículo; hacemos referencia a los comentarios de Pilar Gómez Manzano (1992: 87) sobre este estudio.

[17] Manuel Seco (1989: 173-193, y 219-221).

[18] Alarcos Llorach (1994: 170-171).

[19] Real Academia Española (Comisión de gramática), 1991: 252-253.

[20] En este sentido coincide con Rojo (1974: 67).

[21] ROCA PONS, José: 1958: 12.

[22] En el caso concreto que nos ocupa, “desemantizada” en tanto modificación metafórica del significado originario del término.

[23] SECO, Manuel: Gramática esencial del español, Espasa Calpe, Madrid, 1989: 220-221.

[24] Lo que puede plantear casos de ambigüedad interpretativa en determinados contextos.

[25] Alicia YLLERA (1980: 139).

[26] Véase Wolf Dietrich  (1983: 90).

[27] En apoyo de esta declaración aducimos la siguientes palabras de Samuel Gili Gaya: «Para distinguir si un verbo está empleado como auxiliar basta fijarse si ha perdido su significado propio. (…) Como todos estos verbos (con excepción de haber) conservan en la lengua moderna su acepción propia, el sentido habrá de decidir, en cada oración en que aparezcan tales perífrasis, si su significación se ha perdido o se ha oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos auxiliares» (1989: 105).

[28] Como afirma Félix Fernández de Castro: «El hecho de que soler no se use más que combinado con infinitivo resulta así una restricción de la norma», (1990: 60).

[29] Subrayado nuestro.

[30] Ídem.

[31] En esta proposición asoma el criterio de restricción paradigmática que mencionaremos más adelante.

[32] «Aunque estas frases son frecuentísimas, su uso está limitado a los tiempos presente e imperfecto de indicativo y subjuntivo. Empleadas en futuro o en imperativo, el verbo ir recobra inmediatamente su sentido primario de encaminarse o dirigirse materialmente a ejecutar un acto: en expresiones como iré a escribir, ve a estudiar, el verbo ir pierde su función auxiliar» (1989: 108).

[33] Ernesto CARRATALÁ, 1980: 172.

[34] Teniendo en cuenta, por supuesto, las salvedades apuntadas al criterio g).

[35] Véase Leonardo Gómez Torrego, 1988: 33

[36] Función sintáctica autónoma, se entiende.

[37] Félix Fernández de Castro, 1990: 40-41.

[38] Véase Fernández de Castro, 1990: 41-43.

 

[39] Los ejemplos aducidos están extraídos de Leonardo Gómez Torrego, 1988: 182.

[40] Con esto nosotros no estamos negando la existencia de la voz perifrástica pasiva, simplemente estamos constatando la contradicción existente entre el armazón teórico y el arsenal de ejemplos aducidos por Leonardo Gómez Torrego.

[41] Ejemplo tomado del propio Leonardo Gómez, 1990: 89.

[42] Leonardo Gómez, 1990:88.

[43] César Hernández Alonso sólo considera que existe un verdadero tipo de perífrasis verbal de participio, la forma compuesta de los verbos; en un segundo nivel también podría considerarse perífrasis verbal la forma ‘ser + participio’, durante la Edad Media, cuando funcionaba como forma verbal auxiliar de verbos ‘intransitivos’ (1996: 496-497).

[44] Para Gómez Torrego, «La construcción traer + participio presenta un carácter aspectual durativo, al tiempo que aporta cierto efecto estilístico de dinamismo interior» (1988: 194).

 

[45] Respecto de esta construcción, Gómez Torrego puntualiza: «Tampoco parece presentar carácter perifrástico, aunque puede entenderse como semiperífrasis, en algunos casos, la construcción dar + participio, que indica una acción terminativa, sobre todo con participios que pertenecen a verbos cuyo modo de acción o significado es también terminativo» (1988: 195).

[46] Auxiliaridad verbal entendida como un procedimiento de índole sintáctica que tiene repercusiones a todos los niveles de la lengua (a nivel morfológico –en tanto algunas perífrasis verbales reciben de algunos autores carta blanca para su ingreso en el sistema de la conjugación verbal, como, por ejemplo, las formas compuestas de los verbos-; a nivel semántico –vaciamiento, en mayor o menor grado, de contenido léxico de los verbos que ejercen de auxiliares en las perífrasis verbales-; a nivel léxico –por cuanto la perífrasis supone el remozamiento, semántico y funcional, sobre todo, de unidades verbales ya existentes-; etc.).

[47] Las ‘perífrasis intensivas’ son las construidas con verba denominativa.

[48] Leonardo Gómez Torrego dice respecto a esta perífrasis: «Esta perífrasis tiene como característica peculiar la de la escasez de infinitivos que pueden acompañar al auxiliar echar(se). Así, con la forma no pronominal echar tenemos Echar a andar/correr/volar, y con la pronominal, las posibilidades son: Echarse a reír/llorar/correr/volar/temblar» (1988: 111-112).

[49] Véase Manuel SECO (1982: 203).