REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Los Cahiers pour une morale de J.-P. Sartre, desde la escritura hasta la publicación[1]
Valentina Tursini
(Universidad de Urbino)

 

 

Los Cahiers pour une morale de J.-P. Sartre, primera de las publicaciones de los escritos póstumos del filósofo, son un caso interesante que merece la pena analizar en la historia de la filosofía y de la editoría: un manuscrito difícil de interpretar y de publicar.

Esta breve investigación intenta recorrer la génesis de la redacción de la Moral sartriana en los años 1947-48, para comprender el valor de los contenidos que pertenecen a un momento delicado en la evolución del pensamiento de Sartre, y concluye con el análisis de la forma que la publicación dio al material encontrado, comparando aquí la edición original y la italiana.

Hay que subrayar que un trabajo de interpretación y de recapitulación de la génesis de los contenidos y de la forma de la “Gran Moral” de Sartre, no pretende analizar ni definir el estilo de la obra; ni es un verdadero estudio filológico del manuscrito, ni del texto impreso. Sólo se quiere contar la historia de páginas escondidas, y comprender el valor que les daba el autor y lo que hoy podemos conscientemente reconocer gracias a una visión de conjunto de la obra del filósofo. La historia de un manuscrito no termina en el momento de su publicación: a menudo hay que esperar para ofrecer o para recibir contenidos y formas complicados. Un manuscrito como éste, redactado bajo la forma de colección de apuntes, es un material delicado, sobre el que hay que intervenir con cuidado en el momento de publicarlo. La obra no fue modificada de ninguna manera, sino, como veremos, quizás haya sido dejada demasiado sin pulir. La edición italiana representa un momento fundamentalen la historia de los Cahiers. Mirando el recorrido de la publicación, podremos ver mejor la atención que merece, tanto porque es la primera traducción integral de esta obra de Sartre, como por su capacidad de dar vida a un contenido tan valioso.

Contar la redacción y la publicación de los Cahiers pour une morale, para tener una visión más consciente de toda la teoría de Sartre, pero también para resaltar la responsabilidades de la forma y de la edición hacia el propio contenido. Mi objetivo es seguir la historia de la publicación en dos direcciones: el valor del contenido filosófico y el de la forma editorial.

Los Cahiers pour une morale, confiados al cuidado de Arlette Elkaïm-Sartre, hija adoptiva del filósofo, fueron publicados en 1983 por Gallimard en la colección “Bibliothèque de philosophie”, fundada por el mismo Sartre con Merleau-Ponty, y dirigida por Pierre Verstraeten.

En 1991, Edizioni Associate, una pequeña editorial romana, aceptó valientemente la publicación de los Quaderni per una morale, cuidados y traducidos por Fabrizio Scanzio, consiguiendo sin dificultades los derechos de Gallimard[2]. En la historia de la gestión editorial quizás no sea éste un caso aislado en el que la edición original parece encontrar en la traducida un soporte necesario y una ayuda urgente para la lectura del texto.

La recapitulación de la publicación de un manuscrito tan esperado nos ayudará a comprender el problema de la publicación, en cuanto momento final de la historia de una obra, de la que derivan contenidos y mensajes del autor.

Será preciso recordar que una obra póstuma conlleva la voluntad del autor; en el momento en que se gana el derecho de su reproducción, hay que tener en cuenta cualquier razón en la elección de no publicarla. Es preciso, entonces, empezar por la intención del autor: ¿qué es el proceso de publicación para Sartre? ¿Cómo acontece el paso desde una fase fundamental del pensamiento en acción, como es el de la escritura, hasta aquella en que las ideas se establecen bajo la forma de libro? ¿Cuál es el criterio de selección de los textos que se entregarán a un editor y finalmente al público?

 

1. LA ESCRITURA Y SU DESTINO

 

El libro como chose vivant, la escritura como expresión viva, como “continuum: couvrir, plusieurs heures par jour, des cahiers entiers. [...] Des livres, et pas d’oeuvre, de l’écriture toujours et encore, rémissible, déportable. [...] L’oeuvre dénouée: l’ouvrage”[3].

Definida como “action writing”, la escritura de Sartre es una imagen correlacionada de signo, es forma del pensamiento y pensamiento en acción. En su opinión, escribir no es publicar: la escritura está demasiado cerca del pensamiento para ser encerrada en una jaula impresa.

Pero al mismo tiempo, la publicación es el estadio natural de un libro, al que sólo se llega después de haber obtenido la perfección. El manuscrito se vuelve otra cosa: el libro. Un buen autor, si es honesto consigo mismo, es aquel que considera un manuscrito digno de esta metamorfosis en cuanto “acabado”. Según Sartre, el público no tiene ningún papel en la primera fase, en la de la cuestión material de la publicación, ya que todavía representa un elemento abstracto. El libro tiene su realidad en el momento en que se imprime.   El valor que se atribuye al momento inicial y al final del proceso de transformación escritura-libro es fundamental. Siendo una forma intermedia, el manuscrito no tiene una gran importancia: la finalización es la copia impresa.

Sartre escribe de manera homogénea y continua en su página cuadriculada; apunta, deja y vuelve a coger cosas abandonadas, dándoles como fin su “misión”: la vida como escritura. Precisamente por la importancia que el mismo Sartre, indirectamente, le da a su escritura, considera cada folio, apunte o esquisse útil para comprender más la actividad de una vida, muchas veces de manera exagerada. Pero hay que leer la cantidad de palabras acumuladas como una expresión necesaria, quizás maníaca, de la necesidad de comunicar el pensamiento y de poderlo fijar. La actitud de Sartre hacia la abundancia de páginas, folios y cuadernos incompletos, es muchas veces indiferente, casi para demostrar concretamente que lo importante es más bien el acto de la escritura, y no su estabilidadadquirida; Sartre regala sus cuadernos, o los vende por necesidades económicas[4].

La condición por la que una obra merece llegar a su estadio natural y ser libro, es la determinación de su valor, no ante el público, sino ante la Historia. El contactoentre la historia personal y la universal, el encuentro entre la utilidad del pensamiento de un individuo con un contexto que le necesita, es un sentimiento literario del existir de manera responsable, es el deber de cada expresión, el papel de la Escritura, del Arte, como de cualquier individualidad.

La redacción del manuscrito de los Cahiers se situa en unos años en que Sartre siente de manera decisiva esta responsabilidad de la filosofía y de la literatura en general hacia la Historia. Podrían hipotizarse muchos motivos sobre su abandono de la redacción de una Moral y de su relativo, aunque parcial, dejar de lado sus notes.

Lo que es seguro es que en esos años Sartre escribe decenas de cuadernos de los que hoy podemos confirmar la pérdida casi total, con la seguridad de los investigadores.

Michel Contat, que es uno de los más comprometidos con la suerte de los manuscritos sartrianos, afirma que, de todos los cuadernos de ese periodo, hoy sólo nos quedan tres. Los dos primeros son justamente los Cahiers, publicados por Arlette Elkaïm-Sartre en 1983. El tercero, jamás publicado, se encuentra actualmente en la Universidad de Tejas, Austin, y tiene como título “L'enfant et les groups”. “Le troisième... cours”[5]. En ese periodo, Sartre estaba trabajando sobre la Crítica de la razón dialéctica y Jeanne sans terre, que luego cambiará en Les mots[6].

Los manuscritos de los dos cuadernos que constituyen los Cahiers son conservados hoy por la SMAF, una sociedad que compra manuscritos autógrafos como inversión económica, cuya sede se encuentra en la Biblioteca Nacional de París.

 

2. LOS CAHIERS POUR UNE MORALE

 

Simone de Beauvoir nos cuenta que, entre el verano y el otoño de 1948, Sartre seguía llenando, con su minúscula escritura, los cuadernos donde elaboraba su moral[7]. Con esa frenética manera de escribir, Sartre construía y elaboraba cuestiones de moral. Para el filósofo francés, la mitad de los años ’40 representa un periodo de reflexión y reelaboración de su sistema filosófico. Algunos años después de la publicación del ensayo de fenomenología ontológica L’Essere e il Nulla, en 1943, Sartre necesita comprender al individuo, ya definitivamente analizado y comprendido por la ontología, en su situación concreta, observando la acción del hombre en la realidad, su acción moral. Esta necesidad la expresará y argumentará de manera definitiva en su último ensayo filosófico, la Crítica de la Razón Dialéctica, publicado en 1960. El paso desde su primera gran elaboración filosófica, la del ’43, a la de los años ’60, se puede recorrer en la cantidad de páginas de apuntes sobre la moral de los años 1947-48. Algunos detalles del texto pueden confirmar esta fecha: los libros de Engels, Dumézil y Levitas, que Sartre cita, aparecieron todos entre 1946 y 1948[8].

En las entrevistas, el filósofo habla de una decena, a veces docena[9], de cuadernos que se remontan a ese período, que se reconoce como el momento en que Sartre vuelve a discutir todos los elementos de su filosofía y, sobre todo, en que sigue su búsqueda y definición de conceptos morales. De 1952 es su obra biográfica sobre Jean Genet, donde Sartre inserta algunas de sus teorías de la moral de 1947-48[10]. Todo el material que se acumuló en esos años jamás fue publicado, porque el mismo Sartre lo consideró escasamente valioso para argumentos de carácter idealista, desde el límite fenomenológico, o incompletos, debido a la falta de conceptos fundamentales que no fueron desarrollados. Sus consideraciones acerca de esos apuntes fueron varias y diferentes[11]. «J’ai rédigé un dizaine de gros cahiers de notes qui représentent une tentative manquée pour une morale. Naturellement, il y avait d’autres pensée se glissant ici et là que je jetais sur ce papier de temps et qui n’étaient pas à proprement parler morales. Mais l’idée essentielle, c’était la morale. Je n’ai pas achevé parce que… c’est difficile à faire une morale! Je m’en suis désintéressé progressivement, j’ai moins écrit, puis moins de choses et j’ai abandonné ces pages; j’ai les ai même perdues, pour la plupart.»[12]

Es difícil establecer o comprender las intenciones del autor en la redacción de estas páginas. No parecen ser destinadas para la publicación, o, por lo menos, no al principio. Sólo tres años después de su muerte, estas páginas se hicieron visibles y legibles, aunque quizás mal mediadas. Antes de todo, hay que demostrar el sentido y el valor de su mediación.

Siendo la escritura un acto de exteriorización y comunicación, en tal acto nace una polarización intersubjetiva, ya que autor y lector están implicados en él: el autor imagina, construye, inventa su lector, y éste, en un espacio y un tiempo distintos, construye el autor utilizando las señales de su presencia en el texto. Hay pues una distribución de los papeles, susceptible de múltiples combinaciones, variaciones y diferencias, entre el enunciador y el destinatario. El autor activa una estrategia comunicativa, pero no puede seguir controlándola hasta el final. Muchas veces, la presentación de una obra explica tal estrategia, orienta en la lectura, dando los consejos directos del autor, comentando el texto y justificando las elecciones tomadas en él[13]. Conscientes de esto, la muerte del autor (no en el sentido de Foucault, y precisamente en oposición con esa concepción) nos recuerda la responsabilidad editorial hacia el manuscrito, que conserva el paso de la vida a la escritura, que se desplaza en el espacio y en el tiempo. Veamos cómo.

En un encuentro con M. Contat, tuve la posibilidad de hablar de los sucesos del manuscrito de los Cahiers. Contat cuenta que a principios de los ’50, Sartre dejó a André Gorz una copia dactilografiada de un cuaderno que estaba titulada como «Notes pour la Morale». Años después, esa dactilografía fue prestada a Contat que la fotocopió; leyendo esas páginas[14], Contat se dio cuenta de que faltaban unas palabras, probablemente no incluídas en la dactilografía y no transcritas.

En una visita de Sartre y A. Elkaïm-Sartre a Losana, donde, a finales de los ’60, vivía Contat, éste último pidió a Sartre que completara esa copia con las palabras que faltaban; los dos revisaron esa fotocopia de los que iban a ser los Cahiers pour une morale. Por lo tanto, sabemos con certeza que ya en los años ’50 existía una copia transcrita del manuscrito de los Cahiers.

La edición de Gallimard, editada por A. Elkaïm-Sartre, presenta unos errores que, como veremos, se pueden atribuir al propio Sartre. Pero el verdadero problema de la edición original es la falta de una presentación profunda del texto, de una buena nota introductoria que remedie la ausencia del autor para activar la estrategia de comunicación entre autor y lector, esa mediación necesaria antes explicada. Estos aspectos indican que la editora no consultó a los expertos, quienes seguramente habrían podido enriquecer el aparato crítico del texto.

Los errores presentes en la primera edición de los Cahiers, hallados por el traductor italiano, están divididos en dos categorías: las “coquilles”, es decir, los errores en la escritura, y los errores en la lectura o la transcripción del manuscrito, debidos tanto a la dificultad en la interpretación de algunas palabras, cuanto al hecho de que hay partes de los Cahiers en los que la prosa de Sartre, elíptica y no refinada, complica la comprensión del lector. La existencia de la dactilografía del primer Cahier, revisada por el mismo Sartre, nos permite encontrar el origen seguro de los errores de la segunda clase, por lo menos en el primero de los dos cuadernos. Teniendo en cuenta que Elkaïm-Sartre utilizó tanto el manuscrito como la dactilografía (del primer cuaderno) en la redacción de los Cahiers, el problema de la interpretación de la grafía y de la prosa sartriana se reduce.

Comparando la edición original con el manuscrito y con la copia dactilografiada , se puede comprobar como algunas correcciones de la edición italiana se remontan a expresiones presentes en las páginas sartrianas, y, por lo tanto, son atribuibles no al editor del texto, sino a Sartre[15]. En este caso, ya no se puede hablar de verdaderos errores de la edición, sino de despistes del autor, tratándose de apuntes que no volvió a leer.

Así pues, la edición original se puede definir como una publicación honesta hacia la forma del texto sartriano, ya que deja que el lector disfrute de manera casi virginal del material hallado. Fabrizio Scanzio, que se ocupó de la edición italiana y de la traducción, reconoce que, en el fondo, la versión “bruta” de la edición original dejó a  los investigadores en libertad para construir su propio recorrido en el texto. Pero la falta de un sistema crítico y, sobre todo, de informaciones acerca de los manuscritos, impide una comprensión eficaz de una obra compleja, precisamente porque está escrita bajo la forma de anotaciones y apuntes.

En la presentación a los Cahiers pour une morale, donde la editora proporciona muy pocas informaciones acerca de todo lo acontecido con los manuscritos, se cuenta la voluntad de Sartre de que sus textos filosóficos fueran publicados después de su muerte.« Ils représenteront ce que, à un moment donné, j’ai voulu faire et que j’ai renoncé à terminer, et ce définitif. Tandis que, tant que je suis vivant…, il reste une possibilité que je les reprenne ou que je dise en quelques mots ce que je voulais en faire. Publiés après ma mort, ces textes restent inachevés, tel qu’ils sont, obscurs, puisque j’y formule des idées qui ne sont pas toutes développés. Ce sera au lecteur d’interpréter ou elles auraient pu me mener.»[16]

Con esta consideración del autor, se puede comprender la dificultad en la decisión de publicarlos. De todas formas, una edición que presentara el mayor número posible de instrumentos para la lectura habría permitido seguramente una mayor comprensión del contexto que rodeaba el pensamiento sartriano cuando se redactaron los Cahiers.

A. Elkaïm-Sartre, en la presentación del texto, cuenta que los cuadernos le parecieron formar parte de un conjunto[17], y explica brevemente la estructura del texto publicado. Concluye reconociendo que el poco exhaustivo índice de los temas puede compensar la falta de una verdadera estructura textual, y puede ayudar a leer las “Notes”, que, aun escritas “au courant de la plume” y no releídas, se revelarán mucho más que simples apuntes de reflexiones filosóficas.

Desafortunadamente, esa edición concede al lector que no haya estudiado Sartre pocas esperanzas para poder desenvolverse en su lectura y comprender el valor anunciado. Pero, al mismo tiempo, una verificación filológica puede tranquilizar a los expertos que tenían dudas sobre el trabajo de A. Elkaïm-Sartre.

 

3.LOS QUADERNI PER UNA MORALE[18]

 

Ante todo, hay que apreciar la traducción óptima realizada por Fabrizio Scanzio, ya que un traductor sin conocimientos de Sartre la habría hecho con muchas dificultades; en segundo lugar, en la edición italiana hay que tener en cuenta las intervenciones y las decisiones tomadas, ya que valorizan el texto y permiten seguir el pensamiento sartriano, facilitando así la lectura.

En una edición italiana, la corrección de las "erratas sartrianas" que aparecían en la francesa es necesaria, y Fabrizio Scanzio consigue efectuarla gracias a la ayuda de la señora A. Elkaïm-Sartre. Así pues, se hacen correcciones mínimas, pero necesarias[19].

La redacción de la edición italiana realizó la importante elección entre dejar el texto intacto, respetando el método de la edición Gallimard, o intervenir lo suficiente para que el texto fuera más accesible. Veamos entonces las verdaderas diferencias formales entre las dos ediciones.

Fabrizio Scanzio efectúa la traducción durante sus estudios para su tesis doctoral en Lovaina, y, por lo tanto, contemporáneamente a la redacción de su ensayo Sartre et la Morale[20]. Este hecho le ayuda mucho a añadir notas y hacer referencias a otras obras, en los nexos lógicos en su texto, fuentes y lecturas de Sartre, dando instrumentos útiles para el lector. De aquí proviene el mayor número de notas y de voces en el Indice analítico, que era efectivamente muy pobre en la edición original. Si se considera la falta de una estructura en el texto de los Cahiers, el índice analítico llega a ser el instrumento principal para hallar, en tal cantidad de páginas, los temas que Sartre trata desordenadamente y sin citar a otros autores.

Por lo que interesa a las notas, el trabajo de Scanzio fue valiosísimo al hallar las fuentes de los extractos que Sartre siempre cita sin indicaciones, a menudo utilizando literatura secundaria.

La intervención más importante de la edición italiana de los Cahiers, que permite una comprensión del texto más completa y una mayor agilidad en la búsqueda de los “grandes” contenidos, es sin duda la manera en que divide los temas[21]. Los títulos al comienzo de cada página reflejan la división temática creada por F. Scanzio en la Tavola Analitica preparada para la publicación, y después eliminada del cuerpo del texto, que reaparecerá en el apéndice de su ensayo sobre la moral sartriana[22].

Muchos “punto y aparte” han sido introducidos siempre para facilitar la lectura, pero, sobre todo, para aumentar la percepción del ritmo del pensamiento sartriano. F. Scanzio consideró el hecho que, en sus manuscritos, Sartre ponía muy poca atención a la forma, particularmente cuando acumulaba páginas y páginas en poco tiempo; en este sentido, se justifica la introducción de los “aparte”[23].

Naturalmente, todas las intervenciones sobre el texto permiten desenvolverse mejor en su lectura, pero es sin duda la presencia de una Nota del editor la que nos introduce en la lectura, dándonos un marco histórico-temporal que nos permite comprender en qué momento Sartre redactó sus Cuadernos y qué lugar ocupan en la producción y en el pensamiento sartriano. Además, tenemos la posibilidad de tener informaciones y de prepararnos a la lectura de dos cuadernos que están articulados en distintos niveles conceptuales y estilísticos. La nota introductoria del editor, es, para este papel de información, necesaria para una comprensión más completa del texto, más aún si se considera la escasa cantidad de obras críticas y de estudios realizados sobre los Cahiers hasta hoy.

Sin duda, F. Scanzio acierta, definiendo el texto como un “laboratorio filosófico”: “Queda otro aspecto, seguramente no secundario, que los Quaderni nos permiten revelar. Se trata de la condición de los mismos como “laboratorio” filosófico, no destinado, por lo menos bajo esta forma, a un público de lectores. Además de la dificultad en analizarlos que pueden presentar, debido a la estructura del texto, al lenguaje no afinado, a las muchas implicaciones con el resto de la producción sartriana, los Cuadernos nos restituyen el momento más claramente filosófico de la personalidad de Sartre, cuando, sin ninguna obligación, empieza a dialogar con Kant, Hegel, [...] con la dialéctica hegeliana y marxista, con los problemas fundamentales de su tiempo y de toda una tradición filosófica en la que él se ha introducido completamente”.[24]

Precisamente porque estas páginas pueden ser definidas como un lugar de trabajo, y, por lo tanto, no inmediatamente accesibles, aunque, sin duda, filosóficamente valiosas, el papel de la edición, de la paginación, de la invitación a la lectura, es quizás el momento decisivo para que estos conceptos puedan ser entendidos.

 

A mi manera de ver, hay que reconocer los méritos que tiene el haber cuidado lo más posible la forma de una obra de gran valor, sin torcerla, sino mediando entre el origen, el pensamiento desnudo de un filósofo, y los destinatarios. El valor de semejante texto está en poder comprender el pensamiento de un filósofo en acción, en la elaboración de una nueva vía posible, la de una moral concreta y auténtica, que en esas obras de Sartre está en forma presente, en creación. Gracias a semejante texto, se nos concede la posibilidad de conocer la “escritura del pensamiento”, o sea, esa escritura de la que Sartre ha hablado muchas veces, ese pensamiento al que la mano tenía que perseguir para rellenar la página.

Cualquiera que sea su forma, estas páginas realizan lo que Sartre había, en cierto sentido, anunciado, hablando de la interpretación de su pensamiento, sobre la que siempre se ha discutido: tener una comprensión total de ella sólo iba a ser posible tras su muerte, cuando todo se hubiera detenido y ya estuviera escrito, y simplemente quedara la interpretación: “N’écrivant plus, tout est là, tout apparaît par rapport à ce qu’il y avait avant; tout peut se redire, les différents sens peuvent peut-être subordonner les uns aux autres, lier horizontalement ou verticalement: à ce moment là, on peut faire une étude de sens, voir si j’ai été fidèle à moi ou non.”[25]

Los Cahiers, como todas sus demás obras póstumas de las que hoy disponemos, nos permiten comprender mejor la filosofía de Sartre y conocerle en el universo de su creación, en su momento privado tan estudiado, el de la escritura.

Los modos de edición y los tiempos de publicación son hoy los pasos más difíciles en la vida de un texto, y al lado de su mejor resultado está la fidelidad hacia el origen del texto y la responsabilidad de hacer que el texto pueda ser disfrutado. La relación autor/lector no puede ser olvidada ni considerada como fundamental en la vida de la escritura; en el respeto a ella, cada publicación tiene que permitir el mejor encuentro entre autor y lector en esa distancia espacio-temporal.

 



[1] Traducción de Miguel Forti.

[2] La editorial Il Saggiatore, que hasta entonces había estado ocupándose de los ensayos de Sartre, no tenía en absoluto interés en esta obra, puesto que estaba trabajando sobre la edición de la Crítica de la razón dialéctica II, y detenida quizás por problemas económicos. De la misma manera, a cuestiones económicas en Edizioni Associate se debió la calidad no excelente de la impresión (como en la paginación o en el carácter tipográfico) y la ineficacia en la distribución de la edición de los Quaderni per una morale. En efecto, el libro no circuló mucho, debido no sólo a la escasa distribución, sino también porque los investigadores preferían seguir trabajando sobre la edición original.

[3] M. Sicard, Trajectoires de Sartre en “Obliques”, nº18-19, pags. 3-4.

[4] “Nombre de brouillons manuscrits de Sartre ont connu ces pérégrinations, car il laissé les moins proches se servir dans ses poubelles pour récupérer tout feuillet écrit de sa main vendu á la sauvette á des libraires ou très officiellement en vente publique, ce qui dans une certaine mesure en a permis la sauvegarde” M. Berne, Trois grands fonds littéraires au département des Manuscrits de la Bibliothèque nationale de France, en “Editer des Manuscrits, archives, complétude, lisibilité”, PUV, Saint-Denis 1996, pag. 30.

[5] M. Contat, Pourquoi et comment Sartre a écrit “Les Mots”, PUF, París 1996, pag. 14. Más información a cerca de la situación de las obras inéditas de Sartre en: F. Scanzio, Sartre et la morale, Vivarium, Nápoles 2000.

[6]«Les cahiers retrouvés qu’on peut attribuer directement au projet de la Morale sont ceux composant  les Cahiers pour une morale. […] Mais déjà à la fin de la guerre Sartre a travaillé avec Camus, Merleau-Ponty et Beauvoir à un projet de volume sur l’Ethique pour l’Encyclopédie Gallimard, dont il ne reste aujourd’hui aucun trace (cf. S. de Beauvoir, La force de l’age, p. 577). Peut-être le court texte de1945 sur le Bien, publié en appendice aux Cahiers pour une morale, provient-il de ce projet abandonné; il est toutefois plus probable qu’il appartient au documents personnels de Sartre, car le volume pour Gallimard aurait dû être, au moins dans les intentions, une sorte de «manifeste d’équipe» (cf. Contat-Ribalka, Les écrits de Sartre, p. 249).» F. Scanzio, Sartre et la morale, ob. cit., pág 165. 

[7]S. de Beauvoir, La force des choses, Gallimard, París 1963, pág. 179.

[8] F. Scanzio, Sartre et la morale, ob. cit., pág. 347.

[9] Los investigadores atribuyen poca importancia al número de Cahiers a los que Sartre se refiere en las entrevistas; la aproximación cuantitativa de ese material, hoy por la mayoría desconocido, nos permite imaginar la cantidad de páginas acumuladas.

[10] “Tenemos aquí una obra deliberadamente y no accidentalmente abandonada por el Autor. [...] Aun abandonada y rechazada quizás en su diseño general, permanece inutilizada, ya que muchas de las ideas expresadas en los Cuadernos aparecen esparcidas en otras obras sartrianas de esa época, y todo su incesante trabajo acerca de la posibilidad de la moral, se encuentra, aunque con el intento paradójicamente invertido de mostrar la imposibilidad de la Moral, en el San Genet, comediante y mártir, para el que Sartre empieza a trabajar poco de tiempo después”. “Nota del editor”, en J.-P. Sartre, Quaderni per una morale, Edizioni Associate, Roma 1991, pag. III.

[11] Cfr. S. de Beauvoir, La force de l’age, Gallimard, París, 1960; S de Beauvoir, La force des choses, Gallimard, París, 1963, para la reconstrucción del periodo de redacción de los Cahiers, yJ.-P. Sartre, Autoportrait à soixante-dix ans, in “Situations X”, Gallimard, París, 1976; S. de Beauvoir, La Cérémonie des Adieux, Gallimard, París, 1981, para las consideraciones de Sartre acerca de los apuntes del 47-48. 

[12]J.-P. Sartre et M. Sicard, L’écriture et la publication, in “Obliques” n° 18-19, 1979, pág.14. Según M.Contat, esta entrevista es el más completo y detallado testimonio de la práctica de escritura de Sartre, cfr. M. Contat, Enquete en cours sur un livre inexistant. Genese d’un inedit de Sartre, en “Leçon d’écriture”, Minard, París, 1985.

[13]M. Contat, L’auteur et le manuscrit, PUF, París, 1991, pág. 31.

[14] La fotocopia del texto dactilografiado de los Cahiers que pertenece a M. Contat contiene el primero de los dos Cahiers que A. Elkaïm-Sartre publicó, en 822 páginas, más XXIII publicadas en el apéndix de la misma edición, en un estudio sobre la opresión de los Negros en Estados Unidos, que, según A. Elkaïm, Sartre quería introducir en su Moral. El manuscrito del primer Cahier, que contiene el estudio sobre la opresión, es de 221 páginas.

[15] El caso que más hay que tener en cuenta es el de la página 391 de la edición original: “C’est, en langage polynésien, le han ou âme des choses”. En la edición italiana, el texto fue corregido:“Si tratta, in linguaggio polinesiano, dello hau, o anima delle cose”. La frase se refiere al texto de Mauss, Saggio sul dono, que Sartre cita un poco antes, entendiendo el hau como esprit de la cosa donada. F. Scanzio en una nota añade la referencia a la cita de Mauss y nos permite comprender cómo Sartre se apoyó en la obra de Mauss para analizar el concepto de “don” ( J.-P. Sartre,Quaderni per una morale, a cura di F. Scanzio, Edizioni Associate, Roma, 1991, pág. 365). Este caso es interesante porque en el manuscrito es casi imposible entender si se trata de una “u” o de una “n”; en la copia dactilografiada, el dactilógrafo no copió la palabra, dejando un hueco, que Contat y Sartre completaron, añadiendo “han”. Quizás sea un despiste del mismo Sartre en las correcciones hechas años después, pero, tratándose de expresiones hallables en el texto de Mauss, la corrección de Scanzio parece necesaria.

[16]J.-P. Sartre, Situations X, Gallimard, París, 1976, pág.207.

[17]A. Elkaïm-Sartre afirma que le pareció que los dos cuadernos publicados podían formar un conjunto, sobre todo considerando el título "Notes pour une morale, Tome I et Tome II" escrito por el mismo Sartre en el primer cuaderno. Las interpretaciones de los investigadores acerca la cuestión de continuación y continuidad lógica y de contenidos han sido muchas veces opuestas. Cfr. A. Renaut, Sartre, le dernier philosophe, Grasset, París, 1993, e G. Seel, La querelle de l’humanisme continue. A propos du livre d’Alain Renaut «Sartre, le dernier philosophe», in «Revue de théologie et philosophie», n°. 128, 1996, pág. 161-172. «Les deux Cahiers forment-ils réellement un ensemble, comme le pense l’éditrice A. Elkaïm-Sartre ? Sartre les a intitulés Notes pour une morale, t.I et II. Qu’est-ce qui prouve qu’ils sont plus que des notes? Quelle est la relation entre les textes des deux Cahiers? […] Ne faut-il pas abandonner la lecture qui s’impose à première vue, selon laquelle les deux Cahiers se suivent selon un plan prémédité, et admettre qu’ils traitent plus ou moins des mêmes sujets,  mais selon une disposition différente?  […] En effet, il semble que Sartre n’avait pas été entièrement satisfait de ce qu’il avait écrit dans le premier cahier et qu’il ait recommencé son entreprise depuis le débout  d’après un plan similaire pour la laisser plus tard inachevée à son tour. Si tel était le cas, il faudrait étudier chacun des cahiers pour son propre compte. Car même si les divergences entre les deux ne concernent probablement pas le noyau de la théorie de Sartre, la simple possibilité de telles divergences interdit toute autre lecture.» G. Seel, pag 165-166.

[18]J.-P. Sartre, Quaderni per una morale, trad. it. F. Scanzio, Edizioni Associate, Roma, 1991.

[19] Una de las correcciones más frecuentes es la sustitución de palabras muy parecidas entre sí, que dan significado al texto, errores en la interpretación de la grafía que, por lo menos en el primer cuaderno, se pueden atribuir al dactilógrafo; Scanzio no los define errores, sino “problemas en la lectura”. También en la puntuación hay varias intervenciones, ya que Sartre no ponía mucha atención en ella. De todas formas, las correcciones son mínimas, sólo se perciben cuando el texto sartriano aparece desafinado; por ejemplo, en la página 29 de la copia dactilografiada, el dactilógrafo anota: “Le chef et [est?] le symbole"; en el manuscrito, es imposible descifrar si se trata de un verbo o de una conjunción; la edición original tiene la conjunción “et” (pág. 35), y la italiana la mantiene (pág. 33). En casos similares, el traductor substituye para dar sentido a la frase.

[20] F. Scanzio, Sartre et la morale, Vivarium, Nápoles, 2000.

[21] La edición inglesa de 1992 efectúa la división temática dividiendo el texto en párrafos.Cf. J.-P. Sartre, Notebooks for an ethics, translated by David Pellauer, The University Chicago Press, 1992.

[22] Cf. F. Scanzio, ob. cit., pág. 349.

[23] F. Scanzio explica así estas intervenciones: “El texto de los Quaderni  no fue releído por el autor antes de su publicación. La articulación de las proposiciones no siempre es rigurosa, y, por tanto, su lectura resulta difícil. Hemos intentado conservar la dureza del texto original, añadiendo sólo a veces la puntuación, ya que intervenir de otra forma habría significado volver a escribir el libro. Hemos añadido algún aparte donde el texto de Sartre parecía demasiado continuo innecesariamente; los títulos que el lector encontrará al comienzo de las páginas los añadimos con el mismo intento de facilitar la búsqueda de los argumentos, y, obviamente, no quieren proponer divisiones que el texto, en sí, no tiene”. “Nota del curatore” en J.-P. Sartre, Quaderni per una morale, ob. cit., pág. X.

[24] “Nota del curatore”, in J.-P. Sartre, Quaderni per una morale, ob. cit., pág. VIII-IX.

[25]J.-P. Sartre e M. Sicard, L’écriture et la publication, in “Obliques”, ob. cit., pág. 29.