REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Ángel Valbuena Prat y los estudios literarios: fecundidad y originalidad  
Francisco Javier Díez de Revenga
(Universidad de Murcia)

 

 

Tras la Guerra Civil, y trasladado forzosamente por razones políticas, inicia Ángel Valbuena Prat en Murcia la formación de una escuela de investigación literaria, coincidente con el nacimiento de la Sección de Filología Románica que se crea en aquellos años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad murciana. La actividad universitaria conoce, inmediatamente después de la contienda, un relativo esplendor que se debe a la presencia en las aulas de un profesorado venido a Murcia obligado por las circunstancias derivadas de la Guerra. Uno de estos catedráticos es Valbuena Prat, que llega a la Universidad murciana[1] precedido de un reconocido prestigio intelectual, como estudioso de la literatura, historiador y editor. Su figura representa la de uno de los más personales intérpretes que ha tenido la literatura española, y su trayectoria se nutre de más de cincuenta años de dedicación a los estudios literarios, que quedan plasmados en un buen número de artículos  y libros de notable inteligencia y originalidad.

Ángel Valbuena nace en Barcelona, el 16 de mayo de 1900 y muere en  Madrid, el 2 de enero de 1977. Catedrático, crítico e historiador de la Literatura, estudia la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, bajo la dirección de su maestro, el catedrático Antonio Rubio i Lluch (Valladolid, 1856-Barcelona, 1937). En 1924 es nombrado Profesor Ayudante en la Facultad de la Universidad de Madrid. Obtiene el Premio Ribadeneyra de Licenciatura y realiza su tesis doctoral, que publica en 1924, en Francia, sobre Los autos sacramentales de Calderón y por la que recibe los premios Extraordinario de Doctorado y Fastenrath de la Real Academia Española. En tal estudio pone orden en el amplio campo literario de los autos, define su forma y estructura y establece la definitiva importancia del género en nuestra cultura barroca.

Oposita a cátedras de Universidad en diciembre de 1925 y obtiene la plaza de la Sección Universitaria de La Laguna, en el mismo concurso en el que Jorge Guillén obtendría la plaza de la Universidad de Murcia. Inicia en 1926 sus ediciones calderonianas, con dos volúmenes de autos sacramentales que publica la colección “Clásicos Castellanos”, convirtiéndose a partir de entonces en uno de los estudiosos de mayor prestigio en el campo del teatro calderoniano y en general de todo el teatro del Siglo de Oro, al que dedicará artículos publicados en revistas internacionales, ediciones y estudios numerosos. En 1927 publica su edición de La mojiganga de la muerte, de Calderón, con un prólogo de Azorín y un apéndice de J. B. Trend. Entre 1926 y 1928 edita, también para Clásicos Castellanos el Teatro de Mira de Amescua.

En estos años, da a conocer su cultivo de la literatura de creación, que no abandonará nunca, ya que a lo largo de su vida serían constantes sus publicaciones de poemas en diversas revistas. En 1926 edita una novela, Teófilo. Esbozo de una vida,y en1927 su volumen 2 + 4. Relatos de misticismo y ensueño.

En 1928-1929 marcha como profesor invitado a la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras y, a su regreso, en 1930 obtiene la cátedra del Instituto de Enseñanza Secundaria “Maragall” de Barcelona (que no llegaría a ocupar) y ese mismo año publica Literatura dramática española, así como su innovador La poesía española contemporánea, estudio que ha sido valorado por la posteridad por ser el primer análisis de conjunto de los poetas de su generación: Salinas, Guillén, Diego, García Lorca, Aleixandre, Alberti y Cernuda. En 1931, y nuevamente por oposición, obtiene la cátedra de Literatura Española de la Universidad de Barcelona. En 1933 es nombrado Oficial de la Academia Francesa y durante los cursos 1933-1935 permanece como Profesor de Español en la Universidad de Cambridge (Inglaterra).

En 1937 aparece la primera edición de su obra más valiosa y fundamental, la Historia de la Literatura Española, que verá numerosas ediciones hasta 1968, en que se publica por octava vez. A partir de este momento, Valbuena sería considerado uno de los grandes historiadores de la literatura, al crear una original aportación a la historiografía literaria española, basada en la constante relación de las obras literarias con su contexto histórico, artístico y cultural.

Tras la Guerra Civil, y después de un expediente de depuración por sus actividades políticas catalanistas durante la contienda, es trasladado forzosamente a la Universidad de Murcia, en 1943, en la que permanece hasta 1964. En 1940 había publicado El sentido católico de la Literatura Española, mientras aparece en la colección “Clásicos Ebro” otra serie de autos sacramentales de Calderón, autor a quien dedica en 1941 su libro Calderón, su personalidad, su arte dramático, su estilo y sus obras, de quien en 1965 editaría el Teatro doctrinal y religioso.

También de la primera posguerra es su primer libro de poesía, Dios sobre la muerte, de 1939. En 1954 aparecerá su segunda obra poética: Abrazo de sombras.

Pero su dedicación al estudio del teatro no se redujo al siglo XVII sino al de todas las épocas, especialmente el romanticismo y el teatro de su tiempo. Teatro moderno español, publicado en 1944, e Historia del teatro español, aparecida en 1956, dan cuenta de la dedicación al estudio de la escena española de Valbuena Prat.

Durante estos años da cursos en Universidades nortemericanas: en 1950-1951 en Madison (Wisconsin) y en 1959-1960, en la Universidad de Tulane (Nueva Orleans).

Su labor editorial en estas décadas es de una gran intensidad ya que en diversas editoriales nacionales da a conocer ediciones de grandes escritores del Siglo de Oro: Mira de Amescua (además de su Teatro, El esclavo del demonio, en 1930), Cubillo de Aragón (Las muñecas de Marcela y El señor de Noches Buenas, en 1928), Vélez de Guevara (Teatro escogido), Lope de Vega (Porfiar hasta morir y Fuenteovejuna), Ruiz de Alarcón (La verdad sospechosa, en 1940), Zayas Sotomayor (Aventurarse perdiendo y Estragos que causa el vicio, en 1940), Polo de Medina (Obras completas) y las Obras completas de Cervantes, además de la más importante colección en aquellos años de La novela picaresca española.

De Calderón de la Barca, además de las ya apuntadas, edita las siguientes obras: La vida es sueño (1927), Comedias religiosas (1931), Eco y Narciso (1931), El gran teatro del mundo (1941), El mágico prodigioso (1953) y Teatro doctrinal y religioso (1966).

También publica trabajos en diversas revistas sobre Garcilaso de la Vega, sobre Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas, sobre Tirso de Molina, Lope de Vega, Quevedo y Gracián, y escritores del siglo XX, como Vicente Medina, Azorín o épocas y tendencias como el modernismo y la generación del 98.

En 1963, también por oposición, obtiene la cátedra de Literatura española en sus relaciones con la Literatura Universal de la Universidad Complutense de Madrid, en la que impartirá docencia hasta su jubilación, en 1970. En 1964 aparecerán sus Estudios de literatura religiosa española. Época medieval y Edad de Oro, en 1965 su Literatura española en sus relaciones con la universal, y en 1969 su fundamental estudio El teatro español en su Siglo de Oro. En 1974 publicaría su último libro, Literatura castellana. Maestro de numerosas promociones de filólogos en Murcia, su llegada a Madrid, en una época muy difícil de la vida universitaria, supuso un aislamiento personal que no restó fecundidad a sus últimos años de actividad investigadora y crítica.

He aquí una relación de sus obras: Los autos sacramentales de Calderón: clasificación y análisis, Revue Hispanique, París, 1924; Algunos aspectos de la poesía moderna, Discurso de inauguración del Curso académico 1926-1927, Sección Universitaria de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1926; Teófilo. Esbozo de una vida 1898-1925, Madrid, 1926; 2 + 4. Relatos de misticismo y ensueño, Nuevos Novelistas esapañoles, Madrid, 1927; Literatura dramática española, Barcelona, 1930; La poesía española contemporánea, CIAP,  Madrid, 1930; Historia de la poesía canaria, tomo I, Universidad de Barcelona, Barcelona, 1937; Historia de la Literatura Española, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1937; Dios sobre la muerte, Editorial Apolo, Barcelona, 1939; El sentido católico de la Literatura Española, Editorial Partenón, Zaragoza, 1941; Calderón, su personalidad, su arte dramático, su estilo y sus obras, Editorial Juventud, Barcelona, 1941; La novela picaresca española, Aguilar, Madrid, 1943; La vida española en la Edad de Oro según sus fuentes literarias, Barcelona, 1943; Teatro moderno español, Editorial Partenón, Zaragoza, 1944; De la imaginería sacra de Lope a la teología sistemática de Calderón (Dos momentos del teatro nacional), Discurso de inauguración del Curso 1944-1945, Universidad de Murcia, Murcia, 1945; Abrazo de sombras, Alhábega/Poesía, Murcia, 1954; Historia del teatro español, Editorial Noguer, Barcelona, 1956; La religiosidad popular de Lope de Vega, Editora Nacional, Madrid, 1963; Estudios de literatura religiosa española. Época medieval y Edad de Oro, Editorial Afrodisio Aguado, Madrid, 1964; Historia de la Literatura Española e Hispanoamericana, Editorial Juventud, Barcelona, 1964; Literatura española en sus relaciones con la universal, SAETA, Madrid, 1965; El teatro español en su Siglo de Oro, Editorial Planeta, Barcelona, 1969; Literatura castellana, Editorial Juventud, Barcelona, 1974.

Para una valoración reciente de Valbuena Prat, puede consultarse: Francisco Javier Díez de Revenga, “Recuerdo bibliográfico de Ángel Valbuena Prat”, Monteagudo, 57 (1977), págs. 39-65; Francisco Javier Díez de Revenga, “Valbuena Prat y los poetas del 27 (1930)”, Monteolivete, 7 (1991), págs. 177-182; María del Pilar Palomo-Antonio Prieto, “Historia de una Historia y evocación de Ángel Valbuena Prat”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 13-27; Juan Barceló Jiménez, “Don Ángel Valbuena, profesor de Literatura: perfiles docente y humano”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 29-43; José María Martínez Cachero, “Mis encuentros con Ángel Valbuena Prat”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 47-50; José María Pozuelo Yvancos, “Ángel Valbuena: la renovación de la historiografía literaria española”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 51-69; César Oliva, “Ángel Valbuena y el teatro”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 71-81; Francisco Javier Díez de Revenga, “Valbuena Prat y los poetas de su generación”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 83-95; Mariano de Paco, “Valbuena Prat y el auto sacramental en el teatro español del siglo XX”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 97-112; Francisco Florit Durán, “Ángel Valbuena Prat, editor de Mira de Amescua”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 113-127; Ignacio Arellano, “Ángel Valbuena y los autos de Calderón”, Monteagudo, 5 (2000), págs. 129-140.

 


 


[1] Sobre la vida de la Universidad de Murcia en estos años puede consultarse el trabajo de Carmen Agulló Vives publicado en la sección Historia de la página web de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia:

http://www.um.es/letras/historia-facultad/carmenagullo.php