No encuentras la motivación, buscas un giro de 180º en tu vida, deseas con ansias poder viajar, conocer gente de todos los países posibles del mundo... ¿te pasa? Pues déjame decirte que estás de suerte porque está al alcance de tu mano y se llama: ¡irse de Erasmus!
Al principio, como todo el mundo, tuve miedo pero este miedo desaparece una vez que estás allí y ves que todo el mundo está en la misma situación que tú y no hay nada de lo que preocuparse, te lo aseguro, confía en mí.
El destino por el que opté fue Polonia (Wroclaw concretamente), la ciudad polaca de los gnomos, que te dejará con un gran sabor de boca. Además dicen que el primer gnomo que te encuentras es el tuyo para siempre.
Estuve en residencia, tanto Arka como Raj, que fueron mi hogar, incluso en tiempos de pandemia y no lo cambiaría por nada. Por tanto recomendaría sin dudar a la gente que opte por acabar en residencia ya que la oportunidad de conocer a gente de todas las nacionalidades es muy grande y enriquecedora.
Nunca te cansarás de pasear por Rynek, de leer "UWAGA" por todas partes, de subir al Sky Tower, de ir al parque Ogrod Japonski (de temática japonesa), de entrar a "Hala Targowa" que es un mercado con comida de diferentes países (entre ellos España, que hace mucha ilusión te lo prometo), de probar el vino caliente típico en Navidad, de comerte unos buenos pierogis ni de acabar en la isla Slodowa, en la cual está permitido beber y hacer picnics con vistas al río Odra y que te dejará boquiabierto. Todo esto sin olvidar que en el Erasmus también hay que estudiar, al menos un poquito, pero que con esfuerzo, todo se consigue!
La gente es muy acogedora, de hecho en mi primer Uber, el conductor fue quien me explicó pequeños detalles de la ciudad y me hizo sentir el cariño de la gente incluso antes de adentrarme en ella.
Irme de Erasmus me ha convertido en otra persona y me ha descubierto mi segundo hogar, llamado Wroclaw.
