Antonio Soler, Rector

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La noticia ha sacudido, como un golpe seco, a toda la Universidad de Murcia: Antonio Soler, ha muerto. Antes de partir a acompañar a la familia, he salido del despacho a la Galería de Rectores y he permanecido unos instantes solo, en silencio, ante su retrato como muestra de respeto y admiración.

Le tocó vivir unos años muy complicados en la Universidad. La transición política española era ya una realidad y tocaba democratizar la Universidad y a él debe la Universidad de Murcia su transición democrática. Los Estatutos que todavía rigen nuestra institución fueron realizados durante su mandato. Propició las elecciones a todos los órganos de gobierno, puso en marcha la nueva estructura de las titulaciones y desarrolló nuevos modelos de profesorado. Y todo lo hizo con talante abierto, con espíritu conciliador, con estilo universitario.

El cumplimiento de sus obligaciones docentes constituyó un compromiso ético durante toda su vida. Todavía, el pasado mes de septiembre, cuando ya le habían abandonado las fuerzas, insistía en asistir a los exámenes de sus alumnos. Incluso se había reservado docencia para el segundo cuatrimestre de este año. Uno de sus compañeros me comentaba con sentida emoción que hace unos días se encontró encima de la mesa del despacho los apuntes personales del Profesor Soler. Antonio Soler cuando notó que ya no podía dar sus clases, decidió dejar sus notas y datos para que otros los utilizaran. Un auténtico modelo de universitario.

Ya no lo veremos por los pasillos de su Facultad de Química. No paseará por los Campus de su Universidad de Murcia. No surcará la bahía de Mazarrón en su velero, pues ha decidido amarrar su barco a una estrella.


Artículo publicado en el diario La Verdad
Viernes, 31 de octubre de 2003


José Ballesta Germán
Rector de la Universidad de Murcia