Punto 3. La ciencia de la navegación

Cabecera Ruta San Javier

 

 

Desde que fuera inaugurado en 1918, el Real Club de Regatas de Santiago de la Ribera da cumplido testimonio de la rica tradición marinera del municipio de San Javier, y muy en especial, de la práctica de la vela.

La particular condición del Mar Menor, separado del Mediterráneo por esa barra o restinga de arena llamada La Manga, confiere a sus aguas semiconfinadas unas características propias, como son su mayor salinidad, un bajo hidrodinamismo o la presencia de unos fondos poco profundos y en su mayoría de tipo fangoso. Estos rasgos singulares determinaron el tipo de navegación y el diseño de unas embarcaciones principalmente acondicionadas a unas artes de pesca adaptadas tanto a la laguna como a su particular ecosistema.

Los tradicionales laúdes del Mar Menor destacan como las únicas embarcaciones que faenaron en estas plácidas aguas a lo largo de muchos siglos, al menos de propulsión eólica, pues tendríamos que incluir, también como tradicionales, algunas embarcaciones menores como los botes o busetas, usados con frecuencia de apoyo a los laúdes, y movidos a remo e, incluso, las planchas, propias de las encañizadas.

La Vela LatinaBarco de vela latina

 

La navegación marítima, el arte y la ciencia de conducir una embarcación, fue practicada desde la más remota antigüedad en el Mediterráneo, siendo al parecer los fenicios los primeros en navegar por alta mar entre sus aguas a remo y a vela.

Ya dentro del Mar Menor, el arte de la navegación se refiere desde tiempos pretéritos al uso de la Vela Latina.

Lo primero es aclarar que la Vela Latina no es un tipo de embarcación, sino un tipo de vela. Concretamente una vela triangular que se halla dispuesta en una antena que cruza oblicuamente el mástil, y que recorre longitudinalmente el casco desde la proa hasta la popa.

Las embarcaciones de Vela Latina, también llamadas de Vela de Cuchillo, han formado parte de la vida cotidiana del Mar Menor desde tiempos inmemoriales, siendo parte de las principales actividades cotidianas como la pesca, el transporte, el deporte, el recreo, o incluso el contrabando, donde sus excelentes cualidades marineras de gran velocidad y maniobrabilidad, en especial la capacidad de navegar de ceñida o contra el viento, las hacía enormemente valiosas.

 

¿Sabías que...?

De origen incierto, probablemente musulmán, la vela latina tiene como antecedente La liburna, una pequeña embarcación dálmata empleada en la piratería dada su gran rapidez y capacidad de maniobra.

¿Cómo puede un velero navegar contra el viento?

Todos entendemos fácilmente como el viento empuja la vela de un barco impulsándolo en su dirección, la cual podemos variar ligeramente a un lado u otro modificando la orientación de la vela o moviendo el timón. Lo que no resulta tan lógico e intuitivo es entender cómo puede pilotarse contra la fuerza que lo impulsa y hacerlo avanzar.

En un ejemplo muy simplificado, consideremos que situamos nuestro barco de tal forma que recibimos el viento por el lado de estribor de la proa, usando el símil de un reloj, más o menos por nuestras dos en punto. Deberíamos colocar la vela en un ángulo intermedio al del barco con el viento, es decir, en la línea entre la una y las siete horas.

La fuerza de impulsión producida por el viento siempre es perpendicular a la vela, lo que en este modelo significa que estaría dirigida hacia nuestras diez.

Por otra parte, si un barco por la acción del viento trata de desplazarse lateralmente, la fuerza de reacción del agua que se opone a dicho movimiento siempre es perpendicular al eje longitudinal del barco, es decir, a la quilla, lo que “empujaría” a nuestro barco justo hacia nuestras tres en punto.

La resultante de ambas fuerzas quedaría exactamente orientada en la dirección del barco, nuestras doce, haciendo que el barco avanzase hacia adelante.

Visualización fuerzas empuje navegación 1

 

Naturalmente, la maniobra requiere que el barco nunca esté completamente opuesto al viento, sino algo ladeado, de tal modo que para avanzar en su dirección contraria debe desplazarse en zigzag, moviéndose de manera oblicua contra el viento durante un tiempo y virando luego el timón en ángulo cerrado hacia el viento y ajustando el velamen para recibirlo por la cara opuesta del barco.

esquema navegación según dirección del viento

 

 

¿Sabías que...?

Debido a la quilla, la parte sumergida de un barco no puede moverse en dirección transversal al ser éste empujado por el viento. Sin embargo, el aire es mucho menos denso que el agua, de modo que la parte no sumergida sí logra desplazarse, provocando que el barco bascule sobre su centro de gravedad. Por eso en las carreras de barcos vemos a los tripulantes colgados del barco por un lado, tratando de enderezarlo todo lo posible, llevando su centro de gravedad hacia el punto donde sopla el viento a fin de evitar que llegue a volcar.

 

Más rápido que el viento

Si una cosa tenemos clara sobre la navegación a vela, es que, a falta de motor, la velocidad del barco se logra a costa de la fuerza de presión del aire sobre la vela. Parece lógico pensar que en tal circunstancia, la velocidad máxima de un barco nunca podrá superar la propia velocidad del viento. No obstante, como ya hemos aprendido, la lógica común y la ciencia no siempre van de la mano.

A fin de tratar de convencer al escéptico podemos plantear un sencillo experimento casero:

Situemos sobre el lado mayor de un folio una regla, orientando su numeración hacia el interior del folio. Ahora apoyemos el lado medio de un cartabón contra el costado numerado de la regla haciendo que la punta del cartabón coincida con el 0 de la regla.

Por último, manteniendo firmemente la regla, usemos la punta de un lápiz para empujar al cartabón contra ella.

Bloqueado el movimiento longitudinal del cartabón por la regla, éste se desliza contra ella transversalmente conforme el lápiz avanza hacia delante. Resulta obvio, midiendo ambos desplazamientos, que la distancia recorrida por el cartabón es ligeramente superior a la avanzada por el lápiz y por tanto también lo es su velocidad.

Representación fuerzas navegación 2

 

Matemáticamente, nos sería muy sencillo comprobar, con algo de trigonometría básica, que la relación entre la distancia avanzada por el lápiz y la deslizada lateralmente por el cartabón coincide con la tangente del ángulo del cartabón apoyado contra la regla: dlápiz/dcartabón = tang α

De aquí se deduce que para ángulos 0º < α < 45º la velocidad del cartabón superará la velocidad del lápiz que lo empuja puesto que tang α < 1.

Sustituyendo el cartabón por el barco, su lado medio por la vela, la regla por la quilla y el lápiz por el viento. Podemos comprender fácilmente, en base al experimento anterior, como presentando el velamen al viento con un ángulo apropiado, la quilla puede bloquear la deriva natural del barco obligándolo a moverse en dirección transversal al viento, e incluso a mayor velocidad que éste.

Queda pues demostrado, hasta para el escéptico más contumaz, qué si bien un barco que se mueva en la dirección en la que sopla el viento jamás podrá moverse más deprisa que él para adelantarlo, si el ángulo entre la dirección del barco y la dirección del viento es diferente de 0º, el barco podrá navegar “más rápido que el viento”.

 

¿Sabías que...?

En contra de lo esperado, la mejor manera de recibir el viento en un barco no es exactamente de popa, sino ligeramente “abierto”. En un barco de varios mástiles, sólo la primera vela cazaría viento, resultando las demás inútiles, y aún con una sola vela perpendicular que aprovechase toda su fuerza, ésta ofrecería una resistencia máxima al aire situado delante.

Regata