Punto 8. La plaza de los carros

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Plaza Alcolea de Cartagena

La plaza de Alcolea, llamada también plaza de los Carros, existe desde el siglo XVIII. Se entra a ella por una corta calleja que viene de calle del Carmen y la plaza de España y se sale por las calles de La Palma, Salitre y García Lorca. Federico Casal señala que al hacerse esta plaza en el primer tercio del siglo XVIII a espaldas del Barrio de San Roque, tomó el nombre, que conserva, del vecino Miguel Alcolea. Vivía allí, y allí tenía establecida una aperaduría y taller para la confección de serones, capazos y otros artículos de pleita.

En 1757 rodeaban la plaza unos espaciosos porches en los que se guarecían los transeúntes los días de lluvia o frío, y se utilizaban como lonja de contrataciones de la fruta, verduras y recova que los hortelanos y labradores del Campo de Cartagena traían a vender en la ciudad. Era por esta circunstancia lugar muy concurrido por comerciantes y mercaderes que allí acudían a verificar sus tratos, luego intervenidos por el Ayuntamiento para cobrar arbitrios.

Bajo estos porches se depositaban los carros que venían del campo con mercancías y, por la afluencia de esta clase de vehículos, el pueblo dio en llamar a la plaza de Alcolea plaza de los Carros, nombre con que todavía se le suele conocer.

Como los tales porches eran de los propietarios de las casas de la plaza, quisieron éstos cobrar cierto alquiler por cada carro que en ellos se ponía, a lo que se negaron los carreteros y acudieron en son de protesta al Ayuntamiento, reconociendo éste la razón que les asistía. A partir de 1764, fueron quitándose los porches hasta su completa desaparición.

 

¿Sabías que...?

La pleita, del latín plectō, plectere ("entrelazar"), es una tira o faja de esparto trenzado, usada para la fabricación de artesanías como sombreros, cinturones, cestos y esteras. 

 

“Cartago Espartaria”

Nuestra Región desde siempre ha sido conocida como “Cartago Espartaria”, por la gran cantidad de esparto que en todas las localidades de este territorio crecía, Cartago Nova, vivió una época de gran florecimiento bajo la dominación romana entre los siglos III a.C. al III d.C.. El puerto natural que ofrecía la ciudad fue profusamente utilizado por los romanos. Desde donde partían las naves romanas cargadas de esparto, también con plata y plomo, extraídos de las ricas minas de nuestra costa, al igual que como el valorado garum.

Esta fibra vegetal se puede encontrar en las zonas más áridas y secas de nuestro territorio nacional, y es muy raro encontrarlo a menos de 800 metros de altura sobre el nivel del mar.

esparto

El esparto

El esparto es la madre de las materias primas en resistencia y originalidad: una oda a muchos objetos de nuestros antepasados, y en tiempos modernos, un sinfín de posibilidades para los diseñadores más avantguardistas.

El esparto no es sólo una fibra confeccionada a partir de diferentes plantas silvestres. Además, es el material por el cual se fabrican artesanalmente artículos ecológicos y biodegradables de calzado, decoración y limpieza.

A la planta del esparto se la conoce también con otros nombres como esparto basto, stipa tenicissima, atocha, albardín, lygeum spartum o yute.

Es resistente a la abrasión y deterioro causado por el agua: la industria naval, del calzado y agrícola se ha aprovechado de que esta fibra resiste ante la acción del agua marina (comprueba cómo eran las cuerdas navales de los barcos), del agua corriente (cepillos y escobas que aún se mantienen al cabo de los años) y natural (el calzado de los agricultores siempre los ha protegido de condiciones climatológicas)

Tiene mucha capacidad de retención del agua: al ser una fibra hueca, tiene esta curiosa faceta: retiene el agua un 50% más que lo que puede aguantar la fibra de coco

Es una de las fibras vegetales más largas: el tallo puede medir hasta 1 metro de longitud, aproximadamente. Su fibra, mide de 20 a 40 centímetros

Créditos imagen

Se mezcla perfectamente con otras fibras naturales: es posible mezclar perfectamente esparto con otra materia prima (natural o sintética) como la paja, el polipropileno o el coco. Eso permite crear nuevos materiales que reúnen las propiedades de ambas fibras.

Es un material sostenible con el medioambiente: aprovechar esta planta silvestre para transformar sus fibras en materiales decorativos y funcionales es sinónimo de desarrollo sostenible con el entorno natural. Ya que esta planta tiene una función medioambiental fundamental en la conservación del suelo y del hábitat de muchas especies animales y vegetales

Entre sus ventajas destacan:

  • Una planta todoterreno: crece en ambientes desérticos, áridos y con condiciones extremas (la encontrarás en espartales, atochares o albardinales)
  • Inmune: es capaz de sobrevivir a un incendio, ya que la planta rebrota de sus cenizas
  • Supervivencia: las hojas del esparto protegen toda la planta ante altas radiaciones solares, por lo tanto conserva la humedad durante todo el año
  • No hace falta regarla: si te decides a plantarla, es mejor que no la riegues ya que por sí sola se autoregula
  • Temperaturas que soporta: desde los -15ºC hasta los 60ºC. No obstante, si buscas sombra en tu jardín, esta no es tu planta ya que crece a pleno sol.

 

¿Sabías que...?

En realidad no hay diferencias entre el yute y el esparto. En España a este material se le llama esparto. En cambio, en países tropicales se le llama yute. Ambas son plantas herbáceas que crecen en zonas áridas o desérticas y de sus hojas se fabrica auténticos objetos decorativos y usables.

pleitaLas pleiteríaspleiterías eran los talleres donde se trenzaba el esparto para hacer tiras de diez o doce ramales que constituían la pleita o empleita (una trenza de pelo tiene tres ramales). Esta ardua tarea la realizaban exclusivamente las mujeres, pleiteras (o empleiteras) que sólo cobraban al terminar la rueda que era una tira de 50 m. de larga. La cantidad fue eso sí aumentando de las 10 a las 300 pesetas a finales de los 50 del siglo XX más o menos.

La meta era hacer una rueda al día para lo que muchas mujeres tenían que trabajar desde las 5 ó 6 de la mañana hasta el anochecer.  BY-SA 3.0

Mujeres trabajando pleita

 

 

¿Imaginan las condiciones en que trabajaban? Desayunaban y comían en el mismo banco de trabajo sin moverse apenas, eran mal pagadas; no sólo era ardua la tarea por las horas que le dedicaban y por las incomodidades del trabajo, también porque solían herirse con los extremos, muy agudos, de las coriáceas hojas de esparto. A menudo, al pincharse, se rompían las puntas y quedaban dentro de la piel con las consecuencias lógicas que de ello se pueden derivar. Créditos imagen

 

El esparto se mojaba en un pilón el día antes de ser utilizado y, al sacarlo, se cubría con sacos para Manos masculinas tejiendo espartoque permaneciera húmedo y tuviera la flexibilidad conveniente a la hora de tejerlo.

Para fabricar los diferentes objetos, había que unir las tiras (coserlas) dando la forma adecuada. Las agujas empleadas eran de acero y el "hilo" era la tomiza, que consiste en un trenzado de esparto de tres ramales nada más. El cosido era propio de hombres y la tomiza la hacían los muchachos, con lo que todos los géneros quedaban representados, sin bien quedaba claro quiénes se llevaban la parte más dura. Créditos imagen

 

 

 

El proceso de obtención se realiza durante los últimos cuatro meses del año por ser época de pocas lluvias:

  • Segar las hojas: se hace con cuidado para no destruir su estructura y, así, en la planta crecerán muchas más
  • Recoger y transportar las hojas: una vez se recogen las hojas, éstas se llevan al lugar de fabricado (antiguamente se llevaban a las pleiterías)
  • Secado y trabajo: la fibra se deja secar al sol durante un mes y, cuando adopta un color dorado característico, se utiliza el material para fabricar lo que se quiera