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ANTONIO CRESPO, ACADÉMICO, PERIODISTA E HISTORIADOR
Francisco Javier Díez de Revenga
(Universidad de
Murcia)
El 8
de septiembre de 2009, día de
la
Virgen, falleció en Murcia el periodista y escritor Antonio,
Crespo, antiguo alumno de la Universidad de Murcia, en la que realizó las
carreras de Derecho y de Filosofía y Letras en los años cincuenta y en la que
habría de Doctorarse en Filología Románica en 1989 con una tesis sobre el
Teatro Romea de Murcia.
La
muerte de Antonio Crespo cubre de luto a las letras de
la Región
de Murcia.
Trabajador incansable, periodista, estudioso de nuestro pasado, historiador de
la literatura y del periodismo y escritor variado y ameno, acudía todos los
días al Archivo Municipal de Murcia para investigar sobre la historia de la
ciudad y de
la Región
,
de sus instituciones culturales, de sus periódicos, de sus escritores. En
la Real Academia
Alfonso X el Sabio siempre asistía a sus sesiones puntualmente y aportaba
iniciativas inteligentes que muchas veces se convertían en publicaciones de
referencia obligada en nuestro patrimonio cultural. Dotado de una inteligencia
especial, era ingenioso en sus comentarios e incansablemente laborioso en su cotidiano
vivir. Sus últimos libros los publicó con
la Academia
, de la que era
también fervoroso cronista. Tres licenciaturas y dos doctorados ponían de
relieve la calidad de su formación y su constancia en el trabajo, aunque jamás
alardeaba de su sabiduría multidisciplinar.
Antonio
Crespo Pérez había nacido en Murcia el 26 de junio de 1927. Estudió Derecho y
Filosofía y Letras, en
la
Universidad
de Murcia, así como Magisterio en
la Escuela Normal
de
Murcia, Periodismo en
la Escuela
Oficial
de Periodismo de Madrid y Ciencias de
la
Información
en
la Universidad
Complutense
de Madrid. Ejerció la profesión de periodista hasta
su jubilación en el diario
La Verdad
de Murcia,
en el que, durante muchos años, se ocupó de la crítica de cine y la de libros,
mientras colaboraba en otros diarios como Pueblo, Diario de Barcelona o revistas como
La
Estafeta Literaria
, Índice
de las Letras, Ínsula o Cinearte. Sus primeras colaboraciones en
prensa las realizó, desde 1947, en revistas de estudiantes como César, Alcalá o
La Hora. Dirigió
la
revista Encuadre, entre 1954 y 1956,
especializada en cine amateur.
En 1989 se doctora en Filología
Románica, en
la
Universidad
de Murcia, con una tesis sobre la historia del
Teatro Romea de Murcia, y en 2004 en Ciencias de
la Información
con
otra sobre el periódico murciano
La Región
(1932-1933).
Desde joven se especializó en el
estudio del cine, de la cinematografía y de los espectáculos cinematográficos,
a los que dedicó varias monografías. Entre estos estudios se encuentran La técnica del cine (Sus principios), Murcia, Cine-Club del SEU, 1956; El guión
de cine, prólogo de Julián Marías, Madrid, Ediciones Iberoamericanas. 1966; Cómo se hace un cine-forum, Colección
Moviola, 1. Murcia, Imprenta Belmar. 1971; El
lenguaje del cine, Colección Moviola, 2. Murcia, Imprenta Belmar. 1972; Iniciación al montaje, Colección
Moviola, 3. Murcia, Imprenta Belmar. 1976, José
Crespo, actor murciano, Murcia, Editora Regional de Murcia, 1986; Historia de los primeros cine-clubs de la
ciudad de Murcia, CajaMurcia, 1995, Cien
años de cine en Murcia, Murcia, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 1996.
Y él mismo rodó algunos cortometrajes: Una aventura vulgar (1953), Concierto de Varsovia (1954), Del impresionismo al arte abstracto (1954), El misterio del castillo (1954), Momento (1954) y La llamada (1958). El primero de ellos, Una aventura vulgar fue premiado con
Medalla de Plata en la categoría de argumentos en el XVI Concurso Internacional
de Cine Amateur de Barcelona, y recibió además otros cuatro premios complementarios:
al mejor director debutante (Antonio Crespo), al mejor desarrollo de un guión
(también de Antonio Crespo), a la mejor interpretación masculina (Francisco
García Albaladejo) y al mejor filme de la región de Levante presentado a
concurso.
Desde
1991 era Académico Numerario de
la Real Academia
Alfonso X el Sabio, en la que
ingresó con un estudio sobre la relación de José Echegaray con Murcia. Era
también Académico Correspondiente de
la Real Academia
de
Bellas Letras y Nobles Artes, de Córdoba, y del Instituto de Estudios del Sur
de España, de Barcelona. Condecorado con
la Cruz
de Alfonso X el Sabio y
la Medalla
de Plata al Mérito
Sindical, había sido presidente del Sindicato de
la Información
de
Murcia (1972- 1975), y de
la Asociación
de
la Prensa
(1975-1983),
tesorero de
la
Federación
de Asociaciones de
la Prensa
de España, y
vicesecretario y vicedecano del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en
Letras y en Ciencias (1991-1996). Recibió también los premios Chys, de periodismo
(1969), Colegiado distinguido, del Colegio de Doctores (1970), y Ciudad de
Murcia, de periodismo (1975). Igualmente, ejerció la docencia, ya que fue
director y profesor de Filosofía y Literatura, en el colegio de Bachillerato
Nuestra Señora de los Desamparados de Murcia entre 1953 y 1982.
En 1968 obtiene el Premio Martínez Tornel
por Un plazo para vivir (Murcia,
Hijos de Antonio Zamora, 1968), novela corta en la que el protagonista Andrés,
pendiente de un diagnóstico médico amenazador, examina su vida en una ciudad
peculiar que sabemos que es Murcia por propia confesión del autor. El
personaje, que se enfrenta con su propio tiempo y con la asfixiante ciudad,
llena de prejuicios, en la que le ha tocado vivir, analiza la inanidad de su
vida que no le ha conducido a ninguna parte. Los intransigentes personajes que
le rodean, muestran lo deprimente de la situación que Crespo plasma con soltura
y evidente penetración psicológica. El Andrés de Un plazo para vivir es
un personaje singular en una sociedad concreta y la ejecución de la novela responde
bien a los modos de la narrativa de los años sesenta en España.
Muy distinto es Ficciones (Murcia,
Editora Regional, 1987), libro de relatos breves compuesto de quince cuentos,
con los que Crespo consigue un conjunto unitario que parece tener un mismo
objeto: dar cuenta de cómo la realidad cotidiana, la vida gris de cada día —que
Crespo encarna en personajes vulgares, oficinistas y modestos empleados— puede
llegar a poseer un sesgo de fantasía, un estimulante componente de ficción, por
más que éste resulte ser contradictorio y, en algunos casos, fatal. Inmerso en
complejos procesos psicológicos y mentales, que van desde el sueño a la
imaginación desbordada, desde la alucinación al presentimiento, el protagonista
de turno cruza el umbral de lo racional y entra en el mundo de Borges en
«ficción». El conjunto, de gran calidad estilística, sobresale igualmente por
la gran penetración psicológica y por el hábil mantenimiento del interés hasta
llegar al final escalofriante.
Su
último libro de relatos fue Déjame que te
cuente. Narraciones (Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2008), en el
que reunió diecisiete cuentos de distinta contextura y argumentos, pero unidos
por el común denominador de una alta calidad literaria, la limpieza de su
lenguaje, la amenidad de sus argumentos y la capacidad para atrapar al lector,
que se ve seducido una y otra vez por tantas historias asombrosas y originales.
Destacan en estos relatos las diferentes estructuras que Crespo emplea, lo que
pone de relieve su capacidad creativa abierta, pero también un dominio total de
los secretos del género. No procede mencionar todos los sistemas narrativos
utilizados por el autor, pero sí hay que destacar que maneja desde el cuento
tradicional de personaje, característico de la narrativa española más castiza,
al cuento de situación. Pero también se interesa por especialidades más raras
como el microrrelato, utilizado en un cuento que contiene tres cuentos mínimos;
el cuento epistolar, magistralmente desarrollado en otro de los recopilados, y
algo que podríamos denominar el metarrelato, una de las especialidades más
difíciles, pero también más interesantes, en la que un narrador muestra su
taller de escritura y revela alguno de los secretos del oficio. Pero hay que
señalar que, en todas y cada una de las especialidades, el componente de lo
fantástico, de lo sobrenatural, irá fortaleciendo y haciendo cada vez más
originales estas singulares narraciones. También es autor de No hay final para los sueños. Narraciones (Murcia, Antonio Crespo, 1997) y Fabulaciones.
Cuatro relatos para TV, radio y teatro, (Murcia, A. Crespo, 1999).
Su
actividad como investigador histórico y literario se centra en numerosos
estudios sobre periódicos, revistas como Oróspeda,
El Bazar Murciano, Azarbe, Sazón o César, e historia de la prensa de la
ciudad de Murcia, historia de sus teatros y de los espectáculos teatrales,
estudios sobre novelas y novelistas, análisis de la obra literaria de los
periodistas o aspectos sobre la vida y las costumbres urbanas de la ciudad de
Murcia, su realidad ambiental y de ficción, así como los escritores que a la
ciudad se han aproximado.
He
aquí los títulos de algunos de sus libros de investigación histórica y
literaria: Un viejo teatro cuenta su
historia, Murcia, Belmar, 1969; Cuentos
murcianos de ayer y de hoy, Murcia, Hoja de Laurel, 1975; Aire y donaire de Murcia, Murcia,
Cuadernos Murcianos, 1975; Las novelas
sobre Murcia (1939-1981), Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1981; La obra literaria de los periodistas murcianos, Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1985; La
prensa periódica en la ciudad de Murcia (1706-1986), Alicante, Caja de
Ahorros de Alicante y Murcia, 1986; Murcia
y José Echegaray, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1991; Historia del Teatro de los Infantes, de
Murcia, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1993; Antiguos teatros de la ciudad de Murcia, Murcia, Academia Alfonso X
el Sabio, 1997; Guía de la revista
Murgetana, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 1999; Historia de la prensa periódica en la ciudad
de Murcia, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2000; El Teatro Romea de Murcia en el siglo XIX,
Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2001; Querida y lejana Murcia, curiosidades, anécdotas y extravagancias de
una pequeña ciudad de provincias, Murcia, CAM, 2005;
La
Región
, un
periódico murciano de
la
II República
, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio,
2005; Andrés Blanco García, escritor y
concejal murciano (1849-1916), Murcia, San Francisco, 2005; Los médicos alcaldes de Murcia, Murcia,
Real Academia Alfonso X el Sabio, 2008, fue su último libro, publicado en vida
y aparecido a finales de 2008. Pero su última obra, que dejó inédita, fue
la Historia
de
la Real Academia
Alfonso X el Sabio, que ha publicado la propia institución en abril de
2010.
Era,
desde luego, uno de los más fieles colaboradores de Murgetana, la revista de
la Real Academia Alfonso X el Sabio de Murcia, en la que dio a conocer muchas
de sus investigaciones, a las que dedicó multitud de horas en los últimos años.
Puntualmente, entregaba su colaboración para el número siguiente de la revista,
a la que enriquecía con artículos, ensayos e investigaciones de indudable
originalidad. De la gran devoción y respeto que le suscitaba la revista, es muy
buena prueba su monografía, publicada por
la Real
Academia
en su colección
de «Cuadernos bibliográficos», Guía de la
revista Murgetana descripción detallada de todos y cada uno de los
artículos publicados en los cien primeros números de la revista, que además
acompañaba con una regesta crítica de su contenido.
De su fidelidad a la revista Murgetana da muy buena cuenta la
relación de artículos aparecidos en sus páginas: «Noticia de la zarzuela Las
labradoras de Murcia», 12, 1959; «Oróspeda,
una revista literaria murciana de hace medio siglo», 21, 1963, «Un periódico curioso: El Bazar Murciano», 66, 1984; «La colección Azarbe y su tiempo», 69,
1986; «Una novela desconocida de Castillo Puche», 70, 1986; «Breve recuerdo de
la revista Sazón», 87, 1993; «Los dos
incendios del Teatro Romea, de Murcia» 89, 1994; «Algunos autores teatrales en
la Murcia
del XIX», 91. 1995; «Apuntes sobre
compositores murcianos del XIX», 94, 1996; «Raimundo de los Reyes, periodista»,
95, 1997; «Escritores murcianos en la postguerra española», 96, 1997; «Periódicos
murcianos del trienio liberal», 98. 1998; «Medio siglo de revistas culturales
murcianas», 100, 1999; «La poesía alucinante de Pedro Boluda», 101, 1999; «El
Teatro de los Crímenes, un coliseo murciano que nunca existió», 102, 2000; «Los
premios literarios de
la
Diputación
murciana», 104, 2001; «
La Verdad
de Murcia, diario republicano por unos días», 106, 2002; «El antiguo culto a
la Virgen
de
la Arrixaca
», 107, 2002; «Murcia
ciudad y huerta, en la obra de Castillo-Puche», 108, 2003; «Los Porceles de Murcia, comedia de Lope
de Vega» 109, 2003; «Un sindicato de prensa en
la Murcia
de 1889», 110. 2004;
«La crisis de
la
Universidad
de Murcia en 1932», 111. 2004; «Homenaje de
Murcia al cardenal Belluga en 1884» 112, 2005; «Escritores murcianos olvidados», 113. 2005; «Los cien años de
la Asociación
de
la Prensa
murciana», 114,
2006; «César, un periódico
universitario de hace seis décadas», 115, 2006; «Las guías más antiguas de
Murcia», 116, 2007; «Escritores murcianos en la penumbra», 117, 2007; «La literatura
del pintor Fulgencio Saura Mira», 118, 2008, «Consideraciones sobre el habla
murciana», 119, 2008; y «Un poetastro murciano en le Madrid del XIX», 120,
2009, su último trabajo publicado.
No faltó su colaboración en los
diferentes libros-homenajes que
la Real
Academia
Alfonso X el Sabio dedicó a algunos de sus Académicos:
«Joaquín Arques, un autor teatral murciano en los finales del siglo XIX» (Juan
García Abellán, 1991); «Reflexiones sobre el Quijote en el cine» (Antonio de Hoyos, 1994); «Letras y arte en los
libros-almanaque de
La Verdad
» (José
Antonio Molina Sánchez, 2005); «Un libro humorístico de Muñoz Barberán» (Manuel
Muñoz Barberán, 2007); «La obra literaria del pintor Muñoz Barberán» (Miguel
Ortuño Palao, 2009).
Y, por último, tampoco faltaba su
colaboración en catálogos de exposiciones, como «Los libros y la prensa
periódica» en Murcia 1902-1936, una época
dorada de las artes, Ayuntamiento de Murcia 1997; «Los libros y las
revistas» en Murcia, un tiempo de
postguerra, Ayuntamiento de Murcia, 1998; «Libros y periódicos en
la Murcia
de 1956-72» en Murcia, una ciudad hacia el desarrollo,
Ayuntamiento de Murcia, 2000; y en otras revistas, como Monteagudo, de
la
Universidad
de Murcia, en la que dio a conocer otras dos documentadas
monografías: «Literatura y cine», en 1969 y «La pintura del segundo techo del
Teatro Romea», en 1984; o en Anales de
Historia Contemporánea (también de
la Universidad
de Murcia)
donde publicó «Breve noticia del diario murciano El Tiempo», en 1996.
Otras
estudios suyos son «Mar Menor y Sierra de Espuña» en Maravillas de
la
Península
ibérica, Selecciones del Reader’s Digest, 1975;
«Teatro y cine», Historia de la región
murciana, Ediciones Mediterráneo, 1980; «Murcia» y «Albacete» en Descubra España, Selecciones del Reader’s
Digest, 1983; «La prensa local en Murcia» en el libro La prensa local en la región de Murcia, Universidad de Murcia, 1996;
«Murcia: la ciudad», Colección Memoria Colectiva murciana, Ediciones Arte
Libro, 1996, «La ciudad» en Murcia entre
dos siglos, Ediciones Arte-Libro, 1997. Y editadas por él mismo Aquel viejo Instituto… (1998) y La memoria recobrada. Artículos (1999).
Como puede advertirse, una incansable
labor de muchos años nos ha legado este escritor original y variado, atento a
tantos estímulos culturales, documentado en hemerotecas y archivos, conocedor
de primera mano de fuentes originales muy inexploradas. Su obra permanecerá
haciendo suyo el verso de Horacio: non
omnis moriar. Sin Antonio Crespo la vida cultural de Murcia ya no será la
misma: faltarán sus libros, faltarán sus hallazgos, faltarán sus iniciativas.
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