Depresión

Monahan (1986) define la depresión como una tristeza mayor y más prolongada que la requerida por cualquier razón objetiva.

Se caracteriza por estados de tristeza, inactividad, baja autoestima, pesimismo, desesperación y pérdida de control. Los síntomas varían desde la fatiga, irritabilidad, indecisión y retraimiento, hasta pensamientos de suicidio.

Mientras que los episodios depresivos ligeros pueden resolverse, en algunos casos, sin tratamiento, y los episodios depresivos moderados pueden durar alrededor de seis meses, los casos graves o severos, en los que el suicidio es un riesgo real, se deben tratar con medicamentos (Sharkey, 2000).

En cuanto a la influencia del ejercicio físico en el tratamiento de la depresión, en los casos de depresión ligera o moderada se justifica su uso. No obstante, los pocos estudios que han utilizado pacientes con depresión mayor grave, apuntan la posibilidad del efecto terapéutico que también puede tener el ejercicio físico en estos pacientes (Martinsen, Hoffart y Soiberg, 1989).

Los trastornos depresivos son muy frecuentes en la población (Weatheral, Ledinghaiii y Warreli, 1993). La prevalencia estimada por la Organización Mundial de la Salud en los países desarrollados es de un 10%, afectando más a las mujeres (7%) que a los hombres (3%).

Ejercicio físico como prevención de la depresión

En los últimos años ha cambiado el papel que juega el ejercicio físico en la prevención y terapéutica de la depresión.

Sara Marquez (1995) concluye que los beneficios psicológicos del ejercicio son tales, que puede utilizarse no sólo en la prevención y terapéutica de la depresión leve o moderada, sino, también, en la severa, como complemento de la medicación, terapia electroconvulsiva y psicoterapia.

Buffone (1985) concluye que el efecto preventivo y terapéutico en la depresión, depende de la actitud que los individuos muestren hacia el ejercicio, ya que si ésta no es positiva, el ejercicio, probablemente, no será útil.

Los mecanismos por los que el ejercicio físico reduce la depresión son similares a los de la reducción de la ansiedad, y de la misma forma que en ella, podemos hablar de mecanismos fisiológicos y psicológicos:

A) Mecanismos Fisiológicos:

  • Incremento de los peptidos opiáceos endógenos, endorfinas (Harbor y Suiton, 1984; Sharkey, 2000).
  • Incremento de las catecolaminas, tanto de la dopamina como de la serotonina y norepinefrina (Dienstbier, 1984; Harbor y Sutton, 1984).
  • Incremento del flujo sanguíneo y oxigenación del sistema nervioso central (Fricdlander, 1981).

B) Mecanismos Psicológicos:

  • Mejora del estado de ánimo.
  • Mejora de la imagen corporal.
  • Mejora de la autoestima (Marquez, 1995; Sharkey, 2000).
  • Mejora el equilibrio emocional.

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