REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


XXV ANIVERSARIO DEL CURSO DE LINGÜÍSTICA TEXTUAL


Apuntes históricos sobre la introducción de los modelos textuales en España  [1]
José María Jiménez Cano
(Universidad de Murcia)

“El pasado es un territorio desconocido”

Mordecai Richler

La versión de Barney

 traducción de Miguel Martínez-Lage

Mondadori, Barcelona, 2000.

 

1.- El pasado es un territorio desconocido.

 

Y en el que muchas veces se han perdido los puntos de referencia, perduran las dudas y las certezas de antaño. Los problemas que quedaron sin solución siguen sin haberla encontrado. Como todo territorio, la geografía del ayer permite infinitos recorridos. El que yo he elegido para comenzar y celebrar esta argéntea edición del Curso de Lingüística Textual toma como referencia de partida el programa de la primera edición de estos cursos en el año 1978, programa que, como paño en arca, conserva el profesor Tomás Albaladejo, y a quien agradezco de corazón el habérmelo facilitado.

Fig. 1. Programa del I Curso de Lingüística Textual

 

2.- El primer programa de los Cursos de Lingüística Textual. Murcia. 1978.

 

         El programa, impreso en Nogués en 1978, como puede leerse en la figura 1, incluía como participantes al que fuera profesor de nuestra Facultad, aunque en el programa figura como profesor de la que durante una etapa fuese su universidad, la de Málaga, Antonio García Berrio. En la actualidad es el catedrático más antiguo del área de conocimiento de Teoría de la Literatura y Literatura comparada en la Universidad Complutense de Madrid[2];

Figura 2. Los profesores Mariano Baquero Goyanes, Antonio García Berrio y Manuel Muñoz Cortés. Claustro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia (1973).

 

al profesor Jean Claude Chevalier, que vuelve a estar hoy aquí presente, y que nos volverá a servir de referencia para participar en la edición áurea de los cursos de Lingüística Textual. La nota del diario La Verdad que dio cuenta en aquellos días de la temática de la conferencia del profesor Chevalier propició una de esas erratas memorables y de mucha productividad para unas prácticas de fonética. El esforzado periodista se refería a la “psicosis temática”, delimitación entonativa de la “psico-sistemática” guillaumiana. Cerraba la tríada de participantes el, por desgracia, ya fallecido profesor Klaus Heger que, - es imposible olvidarlo-, en pantalón gris sujeto con gruesos tirantes y en mangas de camisa, impartía, en el antiguo Hemiciclo de la segunda planta de la Facultad de Filosofía y Letras, las seis horas previstas en el programa cada día; pues, necesitaba la hora de coloquio, programada por si acaso y con la esperanza de no consumirla, para responder a la primera pregunta que se le hacía.

No figuraba en el programa, sin embargo, el que fuera urdidor del mismo, el profesor Estanislao Ramón Trives, fundador, director –en la mayoría de ediciones- y sostenedor de los cursos de Lingüística Textual, no sólo en tiempo y dedicación, sino con su propia hacienda (incluyendo casa, coche y dinero) cuando la burocracia académica o política enseñaba el cartel de ‘no queda presupuesto’.

Figura 3. El profesor Estanislao Ramón Trives (noviembre de 2001)

 

3.- Escenario académico y sociopolítico. Cuatro notas.

 

Los programas de estudios ordinarios donde se presentaban los contenidos de los diferentes modelos textuales formaban parte de la Licenciatura en Filosofía y Letras, División de Filología, Sección de Filología Hispánica (plan de estudio extinguido, por cierto, este curso académico 2001-2002, y que fuera inaugurado el curso 1973-1974).

El plan de ordenación docente del Segundo Ciclo era el siguiente:

Curso 1976-1977

Gramática Histórica Española (Fonética. Morfología)

Historia de la Literatura Española S. XX

Crítica Literaria (Métodos de la Crítica Actual)

Fonología II (Cuatrimestral)

Semántica del Español II (Cuatrimestral)

Teatro

Curso 1977-1978

Gramática Histórica Española (Sintaxis, Semántica)

Lengua Española (Análisis lingüístico de textos hispánicos)

Literatura Hispanoamericana

Literatura Española: Narrativa

Introducción semiótica al Sistema Lingüístico Castellano

 

Fue en los programas y en las clases de las asignaturas Semántica del Español y Lengua Española: análisis lingüístico de textos hispánicos, impartidas por el profesor Estanislao Ramón Trives donde se fueron incorporando las formulaciones primerasde las nuevas doctrinas textuales.

En aquellos días, adquiría carta de naturaleza administrativa –no sin problemas- el Seminario de Lengua Española. Ocupaba el Decanato de la Facultad, entonces Facultad de Filosofía y Letras, el hoy profesor emérito D. Jesús García López. Las clases se impartían en el actual edificio de la Facultad de Letras, actualmente simple despachario, y los lamentos sobre la masificación de la Universidad –una media de 40 alumnos, asistentes regulares, por aula en Hispánicas- eran muy frecuentes.

En esos días, a finales de septiembre, moría repentinamente, para sorpresa universal, el papa Juan Pablo I. Las Cortes Constituyentes consensuaban y ultimaban, entre chasquidos de tricornios, una nueva Constitución política. Los profesores no numerarios (llamados, sin afán disfemístico, penenes), entonces mayoría en la Universidad española, porfiaban con alguna que otra huelga contra la LAU (Ley de Autonomía Universitaria), defendida entonces por el partido de Adolfo Suárez: la UCD (Unión de Centro Democrático).

 

4.- La Universidad de Murcia y la introducción en España de los modelos textuales.

 

En una de sus obras más significativas, Estudios de Estilística Textual (Secretariado de publicaciones e intercambio científico. Universidad de Murcia. 1986), escribía el profesor Manuel Muñoz Cortés:

“Creo que el concepto de Texto, con toda la extraordinaria riqueza que el desarrollo de la Lingüística representa (y en la que sus representantes españoles primeros y aún más importantes García Berrio, Trives, Albaladejo, Vera, Jiménez Cano… son o proceden de la Universidad de Murcia) ha perfeccionado mucho las formalizaciones que crean esa unidad esencial de la comunicación.” (pág. 19)

         Siguiendo la nómina establecida por Muñoz Cortés, voy a comentar algunas de las primeras referencias bibliográficas que, en mi opinión, resultan imprescindibles para entender la entrada y difusión de los modelos textuales, y que coinciden cronológicamente con la primera edición de los cursos de Lingüística Textual que estamos celebrando. No va a ser posible, por razones de tiempo, poner de manifiesto el trenzado de referencias internas existente entre todos los textos que se citan a continuación.

 

         4.1.- Antonio García Berrio

 

Del profesor García Berrio pueden tomarse en consideración los siguientes trabajos:

         1.- Fundamentos de Teoría Lingüística, escrito en colaboración con el profesor Vera Luján (Comunicación, Madrid, 1977). Obra decisiva para la historiografía de la Lingüística Española al tratarse de una de las primeras veces que se incluye, en la presentación de la estructura del sistema lingüístico, el Nivel Textual (Capítulo V, págs.169-223) y la naturaleza de la lengua literaria (Capítulo VI, págs. 224-261).

         2.- Lingüística del Texto y crítica literaria, escrito en colaboración con el profesor János Sándor Petöfi (Comunicación, Madrid, 1978. Con Introducción de H. Rieser y capítulo 8 de Tomás Albaladejo). Se presenta una de las versiones iniciales de la TeSWeST y se recogen en los capítulos 1, 7, 9 y 10 los contenidos que sirvieron de base a las conferencias que García Berrio pronunció en el I Curso de Lingüística Textual que estamos rememorando, la tipología de los sonetos amorosos y de los de carpe diem. En este libro están puestas las bases de la que después se propondría como nueva área de conocimiento: la Teoría de la Literatura.

         3.- La Lingüística moderna, (Madrid, 1978)[3]. Sobre ella nos vamos a demorar.De extensión breve, ciento cincuenta y seis páginas, saluda en la portada una fotografía de la fachada de la Real Academia Española y despide la contraportada una fotografía del autor y la siguiente leyenda: “Desde hace unas décadas la lingüística se ha erigido en una de las ciencias a la que es necesario acudir con mayor frecuencia, de una manera directa o bien para trasladar sus conceptos y metodología a otras ciencias. Quizás el ejemplo más destacable sea cómo el término estructural pasó de la lingüística a las demás ciencias humanas. En el presente volumen se hace una inteligente, amena y científica exposición del curso de la lingüística desde la aparición del estructuralismo. Este recorrido histórico y metodológico se encuentra desarrollado por uno de los lingüistas de mayor dimensión europea: el Dr. GARCÍA BERRIO, catedrático de la Universidad de Málaga, premio Benalmádena 1974 y que cuenta con textos tan decisivos como <Significado actual del formalismo ruso>, <Introducción a la poética clasicista> y <Formación de la teoría literaria>.”

 

Todavía en la fase aconstitucional de la Transición política española, diversas empresas editoriales amparadas por el Estado (Planeta, Prensa Española, Magisterio Español y Editora Nacional) se animaron a sembrar de forma mancomunada –lo que explicaría la mala calidad del papel- el feraz barbecho de una nueva sociedad de masas con la difusión, en la así llamada edición de bolsillo, de un conjunto de obras destinadas a introducir a los lectores en el vasto campo de discurso de ese particular momento histórico (no es ocioso pasar revista a los temas de la Biblioteca Cultural RTVE que aparecen recogidos en las tres últimas páginas del libro). Estas modestas, aunque muy enjundiosas, colecciones contribuyeron a ampliar los horizontes cognoscitivos de una incipiente, y cada vez más numerosa, nueva pequeña burguesía que había comenzado a masificar la universidad española al inicio de la década. La historia de la divulgación científica en la España contemporánea estará incompleta sin un repaso reposado de aquellas iniciativas editoriales, especialmente en estos momentos en los que el género de la divulgación científica, dentro del género más extenso del ensayo, ha pasado a ser un foco de interés en los estudios textuales (cf. Bertha M. Gutiérrez Rodilla: La ciencia empieza en la palabra. Análisis e historia del lenguaje científico, Ediciones Península, Barcelona, 1998). Con el número noventa y dos de la mencionada Colección, el libro del profesor García Berrio representa la primera obra de divulgación española, con conciencia de tal, de la teoría lingüística moderna: “Hemos querido empezar como lo hemos hecho sobre todo por una razón especial, adelantada a esta introducción, que el lector al que van dirigidas estas páginas –que sabe de otras cosas, pero sólo tiene inicialmente por la que se etiqueta de lingüística moderna curiosidad o interés no especializado -, quede orientado desde el comienzo. Porque entre las varias estrategias habituales de hacer naufragar el interés de muchas personas cultas y sensatas que hemos descubierto los especialistas, la de más rendimiento –y que menos esfuerzo nos cuesta además – es refugiarnos en la exposición de nuestra disciplina como un rompecabezas, una especie de complejísima, endiablada arquitectura infantil de millares de piezas, cuya utilidad explícita nunca se aclara.

Los lectores actuales no iniciados, e incluso muchos sufridos alumnos de bachillerato y universidad –y ahora parece que hasta los niños de las escuelas – padecen a menudo una lingüística, incluso vamos a conceder que no mal expuesta e interpretada en sus procesos internos, que empieza y acaba como fin en sí misma.” (págs. 10-11).

 

“La lingüística como fin en sí misma” es una fórmula excelente para adentrarnos en algunas de las claves del panorama de la investigación lingüística de finales de los sesenta. La lingüística estaba de moda. En su tarjeta de presentación más habitual no faltaba el calificativo de “la más científica de las disciplinas humanísticas”. Los adjetivos matemática e informática apellidaban dos de las nuevas ramas que se consolidaban entonces y se iniciaba una “gemelización” de la lingüística con la lógica, con la ciencia jurídica, con la ciencia histórica, con, en definitiva, la práctica totalidad de las disciplinas humanísticas. Otra vez el género divulgativo se enriquecía con una nueva especie: los ensayos introductorios. ¿Quién no recuerda introducciones como las de G. Mounin (Claves para la lingüística, Anagrama, Barcelona, 1969), G. C. Lepscky (La lingüística estructural, Anagrama, Barcelona, 1971), J. Nivette (Principios de Gramática Generativa, Fragua, Madrid, 1973), N. Ruwet (Introducción a la Gramática Generativa, Gredos, Madrid, 1974), H. López Morales (Introducción a la Lingüística Generativa, Ediciones Alcalá, Madrid, 1974), O. Ducrot (“¿Qué es el estructuralismo? El estructuralismo en lingüística, Losada, Buenos Aires, 1975), entre tantas y tantas? También hacen su aparición las primeras traducciones de manuales de historia de la lingüística: Mounin (Historia de la lingüística (Desde los orígenes al siglo XX), Gredos, Madrid, 1971), Leroy (Las grandes corrientes de la lingüística, F.C.E., Madrid, 1974), Arens (La lingüística (sus textos y su evolución desde la Antigüedad hasta nuestros días), Gredos, Madrid, 1976), entre otras. Pero, especialmente dignas de mención son las selecciones antológicas de textos lingüísticos. Su interés radica en la puesta en circulación de textos traducidos de los lingüistas más representativos de las principales corrientes de investigación lingüística de aquel momento. Compilaciones como la de Francisco Gracia (Presentación del lenguaje, Taurus, Madrid, 1972) son un buen ejemplo de estas antologías que, en clave historiográfica, se han convertido en nuevas fuentes para el estudio contrastivo de la difusión y aceptación de las diversas teorías del análisis lingüístico y gramatical del siglo XX.

 

Situada en sus claves contextuales e intertextuales, la obra del profesor García Berrio merece una especial atención por la forma clara y comprometida con que supo resolver los dilemas y encrucijadas que tenía planteados entonces la Teoría lingüística. Cuatro cuestiones destacan sobre las demás:

         1.- La defensa de la fundamentación humanística de los estudios lingüísticos. No se puede decir con más rotundidad: “…el móvil de toda la especulación de la ciencia lingüística moderna es invariablemente humano. Preocupa saber cómo habla el hombre. O lo que es lo mismo, cómo es ese producto tan esencial de la condición humana que es el lenguaje.” (pág. 120).

         De forma más transcendente se anunciaba ya en el arranque del libro: “La especulación lingüística moderna no ha sido nunca ni es un islote…aspiramos a dejar encuadradas brevemente sus causas y su arranque dentro de una corriente actual en la evolución de los intereses humanos, donde lo lingüístico es una consecuencia de lo científico, y esto una más de lo histórico. En lo sucesivo trataremos también de introducir los materiales técnicos que vamos a ir presentando. Creemos en esta <pérdida inicial de tiempo> de la orientación; en la integración humana de los productos científicos desde el comienzo de su exposición, y no sólo como paradisíaca atalaya <a posteriori> del especialista. Así se han fomentado tantas miopías cultas en todos los tiempos. Vivo convencido además de que esto no es, ni mucho menos, lo más fácil, cuando no sea lo más difícil. En cualquier caso es tan necesario, a nuestro juicio, como la especulación más especializada. Si los presupuestos quintaesenciados de la ciencia de los lingüistas –como la de cualquier otra especialidad – no ganan extensión general incorporándose homologadamente y enriqueciendo con sus propias explicaciones la cultura contemporánea, están sencillamente perdidos y la sociedad puede etiquetar tanto sudor y tanta vanidad esotérica como productos marginales del ocio.” (pág. 11).

 

         2.- Justa valoración de la transcendencia histórica del Estructuralismo. Adelantándose al diagnóstico que al inicio de los ochenta realizó el profesor Luigi Heilmann, según el cual ni el generativismo ni los modelos textuales forjaban un paradigma diferente al instaurado por Ferdinand de Saussure a principios de siglo, García Berrio asignaba idéntica misión paradigmatizadora a las diferentes variantes del modelo estructuralista (las características del estructuralismo europeo y del estructuralismo norteamericano son presentadas por separado). No pueden ser más expresivas las primeras palabras del libro: “Si valiera la pena apostar por cuál va a ser el calificativo que a la cultura de nuestro siglo, pese a la frenética evolución de tendencias que indudablemente la complica, le van a poner nuestros sucesores, es seguro que la denominación más viable sería la de estructuralista; y al siglo seguramente le llamarán siglo del estructuralismo. Al menos para sus dos primeros tercios está ya asegurado; quizá sólo en alguna medida tendrá que combatir parcialmente con la designación del movimiento que fue en cierto modo su precursor y contrario, el existencialismo.” (pág. 7) Superada la moda generalizadora de contemplar estructuralmente la realidad: “…lo que sigue teniendo vigencia poderosa en nuestros días, es lo que llamaremos la actitud estructuralista en el análisis de la realidad. Gastada su actualidad como denominación –los lemas verbales son lo primero que vuela -, perdida incluso la autoconciencia social del fenómeno, esta vaga <actitud> que le dio vida, prolonga bajo nuevas formas su período de vigencia. Esas nuevas formas –en lingüística ya sabemos que se llaman generativismo – son ya secuelas que conculcan muchas de las notas periféricas fundacionales del fenómeno cultural. Pero respetan su entraña vital, su corazón, su nota definidora por excelencia.” (pág. 8).

 

3.- Aceptación crítica del Generativismo, marcando distancias con las, por desgracia, tan frecuentes actitudes dogmáticas y sectarias de sus partidarios incondicionales y de sus detractores. La percepción del modelo es tajante: “La gramática generativa se perfila de principio a fin como una inmensa hipótesis en sí misma, establecida sobre la inestable base de un elevado índice de modelos hipotéticos.” (pág. 88). La conciencia de la provisionalidad de sus etapas redundan en el sentido último de su valoración: “De hecho la evolución histórica de la teoría generativa…ilustrará las sucesivas etapas históricas de sus naufragios. Lo que cuenta para los generativistas es ir arrancando a la verdad no evidente progresivas limaduras que enriquezcan algo a fuerza de sagacidad y paciencia, el acervo científico del hombre. Y eso, en el balance que ya podemos trazar, está asegurado. En este sentido, esperamos que este libro robustezca el optimismo cultural de sus lectores en algún pequeño grado. Los logros objetivos del estructuralismo americano hacen que no tengamos razones para enjuiciarlo en términos absolutamente negativos, pese a sus limitaciones. Las aportaciones incontrovertibles del generativismo nos impiden ya calificar de ociosos tantos esfuerzos quemados.” (págs. 88-89). La que hemos denominado “aceptación crítica del generativismo” se refuerza si la contemplamos a la luz de las tajantes y furibundas condenas que realizaron lingüistas tan prestigiosos como E. Coseriu y E. Alarcos Llorach, en unos años en que la doctrina generativo-transformacional se difundía merced a las traducciones de manuales franceses, a las primeras divulgaciones y aplicaciones a la lengua española realizadas por estudiosos hispanoamericanos y a las primeras antologías de textos generativistas como la realizada por Víctor Sánchez de Zavala. Sorprenden las agudas aristas de esta entrada del generativismo en España con el actual reconocimiento académico de gran parte de las aplicaciones de los últimos desarrollos de esta teoría.

 

         4.- Primera presentación divulgativa de los principales modelos europeos de análisis textual. Por más que alguna gente haya pretendido explicar por generación espontánea la introducción de la lingüística del texto en el dominio peninsular y por más que otros se empeñasen en demostrar la imposibilidad epistemológica y metodológica de una lingüística textual, este libro que estamos recordando debe ser citado como texto informativo y divulgativo de los primeros pasos de los modelos textuales en España. Sorprende y emociona todavía leer lo que hoy son premisas universales de la mayoría de teorías lingüísticas. Así, la reflexión lingüística se plantea desde la actividad discursiva: “Reflexionando sobre nuestro propio proceso de producción del discurso sabemos que hablamos por textos.” (pág. 120).La delimitación de la unidad textual se plantea en clave intencional: “La delimitación del texto depende sencillamente de la intención del hablante. De lo que él conciba y quiera comunicar como conjunto de unidades lingüísticas vinculadas en un conglomerado total de intención comunicativa.” (pág. 121). La actitud integradora no sólo con la gramática generativa sino con los planteamientos tradicionales es manifiesta desde el principio: “El concepto de texto ha sido aclarado y elevado en los últimos tiempos a centro ordenador de la especulación lingüística europea más avanzada. La moda europea de lingüística textual arrancó con suma facilidad poderosas explicaciones iniciales a los logros secularmente estabilizados de la gramática tradicional (caracterización del artículo, del pronombre, de los tiempos verbales, de la dinámica tema/rema, etc.).(pág. 124). En rápida síntesis se describen los fundamentos teóricos de los modelos calificados como más prestigiosos (pág. 132): los de T. A. van Dijk, J. S. Petöfi y A. J. Greimas. Finalmente, no es casualidad que el último apartado del libro esté dedicado a las nociones de co-texto, con-texto y pragmática. La pragmática y el resto de interdisciplinas contextuales (aunque ni la psicolingüística ni la sociolingüística aparecen mencionadas en la obra) emprendían igualmente la senda de su introducción y consolidación en la lingüística española.

 

A veces, las obras que pudieran prejuzgarse como periféricas por su propia naturaleza intrínseca adquieren con el tiempo la condición de nuevos significantes. Es el caso de este ensayo de divulgación, eslabón necesario en la historia de la historia de la lingüística española.

 

         4.2.- Estanislao Ramón Trives

 

El profesor Estanislao Ramón Trives llevaba preparando varios años, aunque la publica en 1979, su obra Aspectos de Semántica Lingüístico-Textual (Madrid. Ediciones Istmo-Ediciones Alcalá).

Figura 4. Estanislao Ramón Trives (noviembre de 2001)

 

La Presentación que García Berrio hizo del libro ha adquirido, con el transcurso de un cuarto de siglo, el valor de acertado mapa para entender los retos de los estudios filológicos de ese momento y el papel que en ese contexto vino a jugar la obra del profesor Trives. El texto se cierra con la indicación de una ciudad alemana: Bielefeld, sede de la Universidad que contó durante algunos años con la presencia del profesor Petöfi.

 Cuatro indicaciones destacan en la densa e iniciática prosa del profesor Berrio:

         1.- El ensanchamiento científico de la tradición filológica representada por la “Escuela española de lingüística”:

         “Durante los veinte años en que se ha ido gestando este libro, se han sucedido las modas y las escuelas, y, ahora, en estas páginas, constatará el lector que todas las tendencias han dejado su depósito, precipitando lo mejor de su entidad: el estructuralismo europeo y americano, el generativismo ortodoxo y renovado, la semántica balbuciente de hace veinte años y la semántica indiscriminable de nuestros días, la fonología, la poética y la lingüística del texto. Pero lo realmente singular de este filtro, a tal respecto, es que ha sabido evadirse a los hábitos generalizados; se ha acogido en profundidad, discutiendo hasta sus últimas consecuencias, todo lo realmente productivo dentro del propio sistema lingüístico de E. Ramón Trives. Singularmente destacaría yo aquí la permanente fidelidad a un conjunto de sistemas, como por ejemplo el de A. J. Greimas, a los que, por lo común, -y en virtud de no sé bien qué confabulación de circunstancias y prejuicios-, no se les ha querido conceder, ni mucho menos reconocer, la inmensa importancia de sus aportaciones en el momento de su aparición y en sus propias virtualidades actuales. En tal sentido, y como conocedor personal del tema, puedo testimoniar que Trives –cuyo componente de mira central es sobre todo el componente semántico- ha buceado mejor que nadie en España, y aún diría que en todo el mundo, en sistemas semánticos tan personales y complejos como el de Klaus Heger; preservando igualmente la profundidad de las precisiones de afamados lingüistas como Eugenio Coseriu de la automatizada trivialidad a la que les condena casi fatalmente su propia fama, al hacerlos pasto y paso obligado de legiones de lectores y citantes de oficio.” (pág. 1)

         2.- La complementariedad entre Lingüística y Filología:

Para Berrio, había llegado ya la hora de verificar las teorías sobre la lengua, de su validación y control de rentabilidad… no es que haya sonado de nuevo la hora de la Filología contra la Lingüística… la lingüística ha alcanzado la suficiente madurez para insertar sus resultados teóricos en su orbe natural filológico. En esta línea, afirmaba:

“La orden de vuelta a la Filología, si llega a producirse entre nosotros, sólo tendrá crédito y autoridad, cuando se haga desde recorridos previos eficazmente lingüísticos, como el de E. Ramón Trives. Nunca en el caso de quienes hayan naufragado, sencillamente, durante estos últimos tiempos en la complejidad de las descripciones formales anteriores, y se quieran acoger ahora al espejismo del reverdecimiento naif de una Filología ingenua, simplista y holgadamente ametódica.” (pág. 3)

         3.- La condición lingüística de la Poética junto con el acierto del tratamiento complejo del significado semántico como los dos pilares de la obra:

         “Comencemos por el positivo acierto de las ideas y los análisis poético-lingüísticos incluidos en este libro. Una vez más queremos romper una lanza –tantas hay que quebrar siempre en un medio científico como el nuestro, tan propicio a cómodas sorderas- a favor de la condición lingüística de la Poética –en la acepción actual en curso de este término-, o, hasta si se quiere, incluso la Estilística, al menos en sus versiones menos triviales y lírico-parafrásticas. No nos cansemos, digámoslo en corto y por derecho: nunca se ha argumentado racionalmente en virtud de qué profundas razones no se ha negado jamás en España el estatuto de sesudamente lingüísticas, por ejemplo, a las reflexiones –con mucha frecuencia irrelevantes- sobre las peculiaridades de habla de cualquier mal hablante analfabeto del castellano, y se ha relegado efectivamente a la periferia de la disciplina cualquier estudio, por muy valioso que fuera, sobre las virtualidades expresivas de Quevedo o Cervantes, o sobre la estructura sintáctico-semántica de la argumentación en El Buscón o en los sonetos del siglo XVI…

En el sentido de tal discusión, pensamos que Trives se adelanta incontrovertiblemente a establecer la necesaria incardinación lingüística de la analítica poética. Bien es cierto que entre los teóricos de la literatura, y también entre muchos prudentes cultivadores entusiastas y asiduos de la Poética lingüística, no han faltado los escrúpulos respecto de la validez exclusiva y exhaustiva, desde el punto de vista estético-artístico, de la analítica lingüística de textos poéticos; pero tales reparos, producto de una sutil autocrítica que en gran medida compartimos Trives y yo mismo, no tienen nada que ver con la cuestión, a todas luces incontrovertible, de que los textos literarios son textos de lengua, y aun textos privilegiados de lengua, susceptibles como cualesquiera otros, y aún mucho más que otros cualesquiera, de análisis y reflexión lingüísticos. Así, pues, sin constituir interpretaciones primariamente poético-lingüísticas, sino análisis lingüístico-poéticos, los estudios de Trives sobre los textos de El Lazarillo, Quevedo, Unamuno, etc…, incluidos en esta obra, esperamos no ya que pesen decisivamente en la definitiva implantación entre nosotros de la conciencia inversa a la tradicional antes denunciada –contra lo cual juegan muchos intereses extracientíficos-, sino que contribuyan al menos a imponer un decoroso modo de creciente cautela contra las simplistas exclusiones rutinarias de la analítica de textos literarios como analítica no lingüística.” (págs. 4 y 5).

         4.- Lo textual como corolario de los estudios lingüísticos:

         “La obra presente se anticipó pioneramente, ya desde sus más tempranos planteamientos, a la concepción del hecho lingüístico que arranca de la Fonología y no se agota sino con la condición macrotextual de los hechos literarios. La búsqueda del necesario incardinamiento últimamente textual de cualquier rasgo lingüístico reviste en el tratamiento de Trives muy novedosos aspectos. Desde la misma justificación de los aspectos textuales implícitos en el Cours saussureano, a la conversión al plano textual de los tempranos atisbos de Coseriu sobre isosemias discursivas, sin faltar una profunda y adecuada comprensión de las aportaciones más ortodoxas de las gramáticas textuales al día –singularmente de las formalizaciones de J. S. Petöfi-, Trives parece haber hecho suyo el conocido título reciente de que ‘todos los caminos llevan al texto’. En tal sentido, si bien esta obra no es un específico tratado de gramática textual, resulta quizá mucho más útil a la propia compresión de esta reciente disciplina lingüística que presta al texto toda su decisiva dimensión, integrándola con plena naturalidad en el esquema general de los niveles gramaticales, de los que forma parte, por derecho propio, de forma ya hoy incuestionada.” (pág. 5)

         En mi opinión, es el afán de integración de las antinomias saussureanas el logro mayor de la obra de Trives. Quizás éste ha sido el reto –para algunos no alcanzado- más importante de la lingüística europea del último tercio del siglo XX (y que puso de manifiesto en trabajos posteriores como “Nuestro hablar: proceso pragmáticamente no exento”, Murcia, 1980):

“La lengua es un sistema inmanente con vocación de transcendencia. De ahí que una lengua que se encierre en el inmanentismo de sus formas, sin encontrar su vía de acceso a la realidad, hipertrofia y adultera su peculiar naturaleza.

La lengua, reducida y encerrada en pura sintaxis, sin llegar a ser semántica, conduce a la negación de sí misma. Y es justamente en este sentido de la inmanencia lingüística abocada a su transcendencia, en el que ‘un signo inmanente es una contradicción’, privada de la incesante tensión ´lengua-mundo’, de que habla Georges Mounin.

Pero, además, la lengua no es un ente simple y sin complejidad alguna. Por un lado, da lugar a una muy variada gama de subelementos con base en la oposición ‘objeto’ y ‘meta-objeto’, como tuvimos ocasión de mostrar en el primer capítulo de este trabajo, en la línea de la sistematología presentada por Klaus Heger, por ejemplo. Y, por otro, se redistribuye en torno a la distinción ‘comunicación-arte’, en vías nunca lo suficientemente distanciadas para que puedan ser desprovistas de contaminaciones mutuas.” (pág. 123).

 

         4.3.- Agustín Vera Luján

 

Agustín Vera Luján, catedrático de lengua española y director, además de esta vigésimo quinta, de varias ediciones de los cursos de Lingüística Textual, redactó, como hemos visto, en colaboración con García Berrio el libro Fundamentos de Teoría Lingüística. Su tesis de licenciatura había estado dedicada a la obra de Roland Barthes. La aportación fundamental del profesor Vera en aquellos años tuvo que ver con la introducción, difusión y aplicación de los modelos de análisis semiológicos a textos narrativos. Su libro Análisis semiológico de “Muertes de perro” es el ejemplo más relevante.

Fígura 5. Tomás Albaladejo, Stefano Arduini, José Mª Jiménez, Mª José Lucerga, Estanislao R. Trives y José Romera.

Aunque publicado en 1983, su artículo “El concepto de texto en la semiología de la narración” (Anales de la Universidad de Murcia, Volumen XLII, Núms. 1-2, Curso 1983-84 (edición 1984), págs. 3-30) representa, entre otras cosas, la inclusión de los modelos narratológicos en el cuadro general de los modelos textuales:

         “En realidad, los estudios de semiología narrativa a que venimos haciendo referencia, situados en el ámbito más general de lo lingüístico-textual, constituyen un conjunto de aportaciones encaminadas a la delimitación de la imagen del funcionamiento de la macro-estructura narrativa, principio discursivo cuya existencia garantiza la posibilidad de existencia textual para una serie de enunciados reconocidos socialmente como relatos merced a su construcción en el respeto de un conjunto de convenciones de género, de un conjunto de convenciones macro-estructurales al margen de las cuales es imposible la construcción de una historia narrativa coherente, es decir, de un relato correctamente organizado.” (págs. 6-7).

 

4.4. Tomás Albaladejo Mayordomo

 

Tomás Albaladejo Mayordomo, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura comparada de la Universidad Autónoma de Madrid, fue el traductor, intérprete y, posteriormente, reformador y ampliador de la teoría textual del profesor János Sándor Petöfi: la TeSWeST.Ya he mencionado su participación en el libro conjunto de Berrio y Petöfi Lingüística del Texto y Crítica literaria.

 

Figura 6 y 7. Los profesores Tomás Albaladejo y Estanislao Ramón Trives en la conferencia inaugural del III Curso de Variación Sociolingüística. Paraninfo de la Universidad de Murcia. Noviembre de 2002.

 

 

En este revival voy a resaltar su artículo “Considerazioni sulla teoria linguistica testuale”, Studi Italiani di Linguistica Teorica ed Applicata, Anno VII, 1978, número 3, págs. 359-382 (versión italiana de “On Text Linguistik Theory”, publicado en Text vs. Sentence Continued. (Basic Questions of Text Linguistics), Papiere zur Textlinguistik, Hamburgo, Helmut Buske, 1979), en el que ya se estandariza e institucionaliza la definición de la unidad texto, se describen los principales fenómenos lingüísticos de naturaleza textual y se especifican los cometidos de la Lingüística Textual. Se dedicaba un apartado (3.1.9. págs. 377-378) a la tarea del establecimiento de tipologías textuales, objeto central de esta XXV edición del curso. Se defiende la relación entre Lingüística y Teoría de la Literatura (pág. 397) y se urge a la aplicación de la teoría en el análisis de textos literarios.

Posteriormente, en colaboración con García Berrio, presentaría el primer balance divulgador de los principales modelos textuales en el capítulo titulado: “La Lingüística del Texto”, publicado en el libro Introducción a la Lingüística, editado por los profesores Francisco Abad y Antonio García Berrio (Alhambra, Madrid, 1983, págs. 217-260). La Bibliografía fundamental que cierra el capítulo recoge las fuentes fundacionales de la Lingüística Textual. El campo de estudio, después de estos balances de la primera década de estudios textuales, quedaba abierto:

         “De gran interés es todavía, para el lingüista textual, la delimitación y definición de la unidad texto, y éste es un capítulo de la investigación que de ningún modo puede considerarse cerrado. En este sentido, se siguen produciendo contribuciones sobre la determinación de la unidad texto en sí y en relación con la unidad oración, así como acerca de las tareas específicas o exclusivas de la lingüística del texto.

         La colaboración de la lingüística del texto con la ciencia jurídica, con la teología, con la química, etc. está alcanzando elevados niveles; se han llevado a cabo trabajos de investigación interdisciplinar, principalmente, en el ámbito del léxico, si bien pueden abordarse igualmente otros campos.” (pág. 256).

 

5.- A modo de conclusión

 

Aunque como señala Enrique Bernárdez: “No existe una escuela dominante y ni siquiera podemos hallar un modelo que cuente con un corpus científico suficientemente grande ya y suficientemente extendido por varios países” (Lingüística del texto. Compilación de textos y bibliografía de Enrique Bernárdez. Arco/Libros, Madrid, 1987, pág. 13), de su compilación y bibliografía se puede deducir que la que podemos etiquetar como Escuela Murciana de Lingüística Textual no ha pasado desapercibida.

Los diferentes modelos textuales gozan de buena salud. Los desafíos de la hipertextualidad y multimedialidad son abordados en su plácido retiro italiano por el profesor J. S. Petöfi y los no menores problemas de la manipulación informativa, el racismo y la emigración centran la atención de T. A. Van Dijk, desde la perspectiva conocida como Análisis Crítico del Discurso. Confiemos, por tanto, en seguir haciendo realidad las sabias palabras de Al Saqundi:

“Puesto que el hombre no es más que la historia que tras él queda,

sé tú una bella historia para quien ha de compilarlas.”

Al-Saqundi

Proverbios y aforismos del Islam. Edición de Fransec Castelló. Edhasa. Barcelona. 1997

 



[1]Conferencia inaugural de la XXV edición del Curso de Lingüística Textual. Paraninfo de la Universidad de Murcia.

[2]A Málaga perteneció también como profesor en aquellos años el Dr. Agustín Vera, director de la presente edición del curso, y quien les habla también tuvo oportunidad de estar vinculado a la Universidad malagueña en calidad de becario de Doctorado, precisamente en el curso académico 1978-1979.

[3]La versión completa de la reseña de esta obra se encuentra en la sección Relecturas en el primer número de la revista Tonos Digital.