Punto 6. La sala de los secretos

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La vieja sala del reloj de la torre de la Catedral de Murcia esconde un secreto que se escucha a voces desde sus esquinas. La física del sonido y los ecos del tiempo hacen el resto.

Plaza Cardenal Belluga

¿Sabías que...?

Su construcción comenzó en el siglo XVI, pero no pudo ser finalizada hasta la década de 1790. Esta cuestión hace que existan diversos estilos arquitectónicos en sus diferentes cuerpos.

El secreto de la sala del reloj

La torre de la Catedral de Murcia es, en realidad, la torre campanario de la Catedral de Santa María. Sus 93 metros de altura la convierten en el tercer campanario más alto de España.

En el siglo XVIII se levantó el tercer cuerpo de la torre, donde se encuentra ahora mismo el reloj. Esta cámara, además de contener uno de los mecanismos más importantes de la historia de Murcia, también guarda un secreto escuchado a voces: si nos colocamos en una de sus esquinas y susurramos, es probable que nadie nos escuche...

Interior de la sala 'Lignum crucis'

Interior de la sala 'Lignum crucis'

A no ser que la otra persona se encuentre justo en la esquina contraria. Podemos hablar muy bajito, usando un tono en el que solo los secretos deben contarse, y podremos hacerlo para que nos escuche alguien al otro lado de la sala sin miedo a que nadie más nos oiga.

¿Cómo es esto posible? La física del sonido es la que esconde este secreto. Cuando hablamos producimos una onda mecánica que se transmite por el aire, cuyas partículas se mueven según esta onda. Una propiedad de las ondas, precisamente, es la de poder reflejarse. El eco, por ejemplo, es un fenómeno acústico producido cuando una onda se refleja en una superficie y regresa hacia su emisor.

En la cámara de los secretos, sin embargo, las ondas se reflejan a través de su bóveda vaída, o de pañuelo, llegando a la otra esquina de la sala con una nitidez increíble, y sin pasar por el resto del espacio, donde se disipa de manera natural.

¿Sabías que...?

En el palacio de la Alhambra existe una famosa cámara muy similar a esta: la galería de susurros de la Alhambra, llamada habitualmente la Sala de los Secretos, que se encuentra en los sótanos de la sala de Dos Hermanas.

Reloj, no marques las horas

Suele decirse que el reloj, como la parca, es un juez implacable que gobierna nuestro destino, que el paso del tiempo es invariable e inexorable, y que en su devenir marca de forma inapelable los límites del pasado, del presente y del futuro. Pero, ¿es esto realmente así?

El 4 de octubre de 1971 el físico Joseph Hafele y el astrónomo Richard Keating se subieron a un avión comercial con la intención de dar la vuelta al mundo acompañados de un equipaje singular: dos relojes atómicos de cesio. La idea: llevar a cabo una primera evidencia experimental para comprobar la teoría de la relatividad de Einstein y la dilatación del tiempo.

En 1905 y con tan solo 26 años Albert Einstein formulaba por primera vez la teoría de lo que luego sería la Teoría de la Relatividad Especial, lo que a efectos prácticos cambió por completo la visión que teníamos del mundo. Entre otras propuesta radicales del documento nos encontrábamos con que Einstein dispensaba el concepto de tiempo absoluto. Según explicaba, el tiempo no pasa en todas partes con la misma rapidez, sino que depende de la velocidad. Así, el tiempo pasa más lentamente para alguien que viaja más rápido, lo que en la práctica permite los "viajes al futuro". De esta forma, para cualquier persona que se mueve a una gran velocidad, su reloj se ralentiza y el sujeto en cuestión envejece menos rápido. Es aquí cuando aparece la paradoja de los gemelos.

"Dos gemelos; el primero de ellos hace un largo viaje a una estrella en una nave espacial a velocidades cercanas a la velocidad de la luz; el otro gemelo se queda en la Tierra. A la vuelta, el gemelo viajero es más joven que el gemelo terrestre".

Por si esto no fuese lo suficientemente desconcertante, la Física Cuántica ha descubierto que la superposición de estados puede que no solo sea una propiedad de las partículas elementales, sino también del tiempo. Eso significa que no solo el gato de Schrödinger está vivo y muerto a la vez, sino que estaría tomando el alimento y el veneno al mismo tiempo en un bucle interminable. Es decir, que el tiempo cuántico sería también una superposición de estados en la que el pasado, el presente y el futuro se funden, y en la que los procesos de causa y efecto se invierten, convirtiendo el efecto en causa y la causa en efecto indistintamente, en una dinámica incomprensible para los sentidos.

Ramón Cutanda López

¿Sabías que...?

En octubre de 1971, cuatro relojes de haces atómicos de cesio dieron dos veces la vuelta al mundo en vuelos regulares de aviones comerciales, una vez hacia el este y otra vez hacia el oeste. En relación con la escala de tiempo atómico del Observatorio Naval de los EEUU, los relojes en vuelo perdieron 59+/-10 nanosegundos durante el viaje hacia el este, y ganaron 273+/-7 nanosegundos durante el viaje hacia el oeste demostrando así empíricamente la teoría de la relatividad de Einstein y su paradoja del reloj.

Las islas que permiten viajar en el tiempo

Curiosamente no es necesario viajar hasta otra estrella a la velocidad de la luz, ni adentrarnos en el incomprensible mundo cuántico para poder viajar del presente al futuro y desde allí regresar al pasado, y es que podemos hacerlo caminando y sin salir de nuestro planeta.

En medio del Estrecho de Bering encontramos las singulares Islas Diomedes. Una doble frontera las separa, y es que la mayor de ellas pertenece a la Federación Rusa, mientras que la otra forma parte de los Estados Unidos, pero eso no es todo. Entre ambas islas pasa la línea internacional del cambio de fecha, lo que significa que mientras en la isla oriental es "hoy", en la occidental ya es "mañana". Las dos islas están tan cerca que en invierno, y gracias a la capa de hielo que se forma sobre el mar, es posible caminar de Estados Unidos a Rusia en menos de 10 minutos. Así, cada 30 de diciembre, los habitantes de Diomedes Menor pueden pasear hasta su isla vecina, al futuro día 31, y celebrar la Nochevieja y el Año Nuevo, para después regresar a sus casas, "al 31 de diciembre del año pasado" y volver a celebrarlo.

Islas Diomedes

¿Sabías que...?

Todos los husos horarios se cuentan a partir de lo que se conoce como el Meridiano 0° o de Greenwich que corta la tierra en dos desde el Ártico hasta el Polo Sur y pasa a través del Observatorio Real en Londres. Al otro extremo del planeta se sitúa el meridiano 180º que marca el cambio de fecha.

La torre inclinada de Murcia

En 1765, casi 200 años después de que se iniciara su construcción, la torre de la catedral se había inclinado. Una obra tan monumental no se puede corregir ni retocar con facilidad. Para solucionarlo, los canteros y arquitectos de la época decidieron aumentar el espesor de la caña del lado opuesto, el lado sureste, y reducir la dimensión de uno de los muros del tercer cuerpo en un pie por cada cara.

Con esta operación se pudo levantar el tercer cuerpo, el del reloj, el cuerpo de los conjuratorios y el del campanario, equilibrando las cargas. Esta operación, como decíamos, no es sencilla, y requiere de unos conocimientos físicos sobre la resistencia estructural y el equilibrio de masas bastante importantes.

Torre de la Cardenal de Murcia

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