Punto 8. Botánica excepcional: un árbol gigante y centenario

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El ficus que una vez ocupó casi todo el cielo de la plaza de Santo Domingo reside en Murcia desde hace más de cien años. La biología de esta planta ha hecho de ella un ser excepcional y gigantesco que encierra muchos de los secretos de la botánica.

Ficus Plaza Santo Domingo

El gigante verde de Santo Domingo

Ficus macrophylla es como se llama la especie del árbol más grande e impresionante de Murcia. El ficus de Santo Domingo, como lo conocen los murcianos, una vez ocupó casi todo el cielo de la plaza, llegando a superar los 25 metros de altura hasta sobrepasar los edificios colindantes. Reside en nuestra ciudad desde hace más de cien años, desde que fuera plantado en 1893. Durante este tiempo ha sobrevivido a la Guerra Civil, a las varias reformas de la plaza y, de momento, con ayuda de la ciencia, al cambio climático. 

Aunque viene de los bosques tropicales australianos, este árbol es un primo de la higuera, de hecho, su nombre científico significa literalmente "higuera de hoja grande". El género Ficus contiene alrededor de 900 taxones específicos de árboles, arbustos y trepadoras. La mayoría son perennes, excepto las que vegetan en latitudes no tropicales y zonas con una larga estación seca.

Una de las características de las especies de este género es la secreción lechosa llamada látex que segregan al herir a la planta. Por otra parte, presenta unos falsos frutos llamados siconos, que permiten que las semillas estén más protegidas y puedan ser transportadas gracias a los animales. A esto se le llama, por cierto, zoocoria.

Su proceso de reproducción también resulta muy curioso, dado que se trata de un mutoalismo obligado con insectos (entomogamia), concretamente con las llamadas "avispas del higo", lo curioso, es que cada especie perteneciente al género Ficus presenta su propia avispa del higo encargada de la polinización de sus flores, a cambio, la avispa utiliza los frutos a modo de "guardería" para sus huevos.  La avispa asociada al Ficus macrophilla es la Pleistodontes frogatti.

pleistodontes froggatti

¿Es normal que los ficus lleguen a ser tan grandes? Sí, al menos en el caso de F. macrophylla, cuyos miembros alcanzan decenas de metros de altura y tienen un crecimiento relativamente rápido. Esto lleva, en ocasiones, a diversos problemas.

Cuando crujen las ramas

En el verano de 2017, el enorme ficus sufrió un importante problema. Los progresivos aumentos de temperatura y la sequía hicieron mella en su estructura principal. Como consecuencia, en plenas horas de día se produjo una importante ruptura de su rama principal, anunciada por un enorme crujido.

Gran parte del árbol cayó al suelo sin provocar daños personales, por suerte, algo que lamentablemente no sucedió 17 años antes, en el año 2000, cuando la caída de una rama provocó una víctima mortal. ¿Por qué se produjo este problema? Para entenderlo, hay que comprender que los ficus son árboles que tienen un crecimiento rápido y su madera es más o menos blanda y flexible. Además, una de sus características primordiales es la capacidad de emitir raíces aéreas que le permiten obtener agua del ambiente.

Esta especie necesita de unas precipitaciones mucho mayores que las que se dan en la ciudad de Murcia, aunque tiene una alta capacidad adaptativa a condiciones tan secas como estas. A pesar de ello, los episodios de altas temperaturas sufridos en los últimos años, probablemente consecuencia de los fuertes episodios de calor que acompañan al cambio climático, y su ubicación entre edificios y sobre el refugio antiaéreo que se construyó bajo la plaza durante la Guerra Civil, provocaron el "sobrecalentamiento" de la planta. Este hecho causó una descompensación crítica en las ramas y una pérdida de la elasticidad propia de su madera, provocando la rotura repentina.

Por la noche, el árbol se esfuerza en hidratar sus ramas, lo que hace que los tejidos se contraigan y dilaten mucho en muy poco tiempo, generando una inestabilidad mecánica. La subida repentina de las temperaturas deshidrata el árbol durante el día, lo que supone la gota que colma el vaso, provocando el colapso de la estructura y la ruptura súbita de la rama.

Ramas caídas del ficus en la Plaza Santo Domingo

Ciencia al rescate

Desde entonces, la ciencia trabaja para protegerlo de los fuertes episodios de calor que acompañan al cambio climático. En primer lugar, gracias a un minucioso estudio mediante el uso de ondas sónicas, que junto con otras pruebas como una resistografía e innumerables inspecciones y análisis puede determinar en qué estado se encuentra el espécimen y qué actuaciones deben ser necesarias para realizar en el mismo.

Los árboles se suelen pudrir de dentro hacia fuera dejando el tronco hueco, lo que hace que también supongan un riesgo si tienen un gran porte (como ya había ocurrido sin que se hubieran detectado problemas previos).

En este caso, el análisis mediante tomografía sónica permite enviar ondas de sonido a través del tronco del árbol. Cuanto más tarda una onda sonora en atravesarlo, más dañada está la madera. Así, basándose en la velocidad del sonido, el tomógrafo crea una imagen con colores de una sección transversal del tronco para conocer su estado.

tomografía sónica

tomógrafo

El análisis de los datos permite planificar una estrategia adecuada y las medidas oportunas en cada momento. Entre otras actuaciones, se han efectuado una serie de podas selectivas permitiendo al árbol continuar creciendo en altura pero limitando su anchura. Otra de las medidas ha sido proteger su tronco con arpillera para evitar el fuerte sol estival que llegaba a elevar su temperatura hasta los casi 70ºC. También se ha instalado humidificadores y aspersores que, en caso de necesidad, pueden proporcionarle toda la humedad que necesite. Su estructura arbórea se ha reforzado con un sistema de seguridad "BOA", una cuerda de nylon de 60 metros que sujeta las tres ramas que conforman el tronco del árbol y que llegan a soportar un peso de 8.000 kilos, y se ha instalado una pérgola perimetral y otros elementos de acotamiento que protegen a los viandantes.

Ficus tras la caída de las ramas

¿Sabías que...?

Este no es el único ficus monumental de Murcia. Existen varios ejemplares casi tan grandes como el de la plaza de Santo Domingo en el parque de Floridablanca.

El apóstol del árbol

Conocido como el "viejo cartagenero" o el "apóstol del árbol", Ricardo Codorníu y Stárico fue un importante ingeniero de montes español de los siglos XIX y XX. Entre sus aportaciones más importantes está su enorme dedicación al medio ambiente y su defensa de los bosques. 

Entre sus trabajos más destacados se cuentan la reforestación completa de Sierra Espuña, labor que comenzó en 1889, así como la restauración de la pinada de Guardamar del Segura, trabajo que se realizó como método para contener el imparable avance de las dunas que amenazaban el pueblo. Cuenta la leyenda, que en su afán repoblador, cargaba con semillas los cartuchos de su escopeta, disparando las simientes por aquellos barrancos y cañadas por donde el paso del hombre era imposible.

Como curiosidad fue también un destacado esperantista y llegó a fundar en 1902 la Sociedad Murciana de Esperanto. Su busto se encuentra descansando entre las raíces de un árbol que veneraba y apreciaba sobremanera.

¿Sabías que...?

Ricardo Codorníu fue también abuelo del inventor del autogiro, Juan de la Cierva.

Monumento a Ricardo Codorníu

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