En una actividad aeróbica, ¿parar de golpe o poco a poco?

Durante la práctica de ejercicio físico, la demanda de sangre de los tejidos que se encuentran trabajando es muy alta. Así pues, aumenta considerablemente el gasto cardíaco, o sea, la cantidad de sangre que sale del corazón por minuto. Con objeto de que éste tenga disponibilidad de sangre para enviarla a todo el entramado arterial, esta sangre que sale debe volver al corazón (retorno venoso).

 

Este retorno se consigue gracias a diferentes mecanismos, y durante el ejercicio físico existe uno muy importante que se conoce como bomba del músculo esquelético. Es un mecanismo que se asemeja a la acción de ordeñar, en este caso, la musculatura "ordeña las venas".

 

Cada contracción muscular, como las que se producen al correr, montar en bicicleta o nadar, comprime las venas e impulsa la sangre que hay dentro de ellas hacia arriba, dirección al corazón. Puesto que son actividades rítmicas con alternancia entre contracción y relajación, cuando cesa la contracción muscular, la sangre tendería a caer hacia abajo, pero no lo hace por la acción de las válvulas venosas, las que impiden que la sangre descienda. Una nueva contracción muscular vuelve a impulsar la sangre hacia arriba.

 

Imagen extraída de: McArdle, W., Katch, V., Katch, P. (1986). Fisiología del ejercicio: energía, nutrición y rendimiento humano. Madrid: Alianza Deporte.

 

Este proceso se repite continuamente con cada contracción muscular y ayuda a mantener un retorno venoso adecuado.

 

Una parada espontánea, súbita del ejercicio, particularmente en condiciones de calor y humedad hace desaparecer este mecanismo de retorno venoso, siendo otros los que deban asumir el trabajo de mantener el necesario retorno venoso, ya que aunque se ha finalizado la actividad, los requerimientos de sangre en los tejidos sometidos a trabajo son aún altos.

 

Estos problemas, aún parando de golpe, no son frecuentes en personas sanas, si bien el proceso de recuperación es menos eficaz. En personas con alguna alteración del sistema cardiocirculatorio, existe un mayor riesgo de alteraciones por realizar esta parada súbita.

 

Tras una actividad aeróbica, hay que disminuir la velocidad progresivamente, poco a poco, de modo que se reduzca progresivamente la actividad de la bomba del músculo-esquelético y, al pararse definitivamente, los otros mecanismos existentes para mantener el retorno venoso puedan mantenerlo sin problemas.

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