Actividad física para la salud

SALUD Y ACTIVIDAD FÍSICA
INTRODUCCIÓN.
 
En las últimas décadas se han llevado a cabo estudios científicos que demuestran la relación entre la práctica de una actividad física regular con diversos beneficios en la salud, considerando la inactividad (sedentarismo) como un factor de riesgo de diversas patologías. Sin embargo, a pesar de ello, el estilo de vida de los niños, adolescentes, adultos y mayores españoles es eminentemente sedentario, aumentado el riesgo de alteraciones cardiovasculares, enfermedades metabólicas, aterosclerosis, broncopatías crónicas, problemas en el aparato locomotor, afecciones psíquicas, etc (Casimiro, 1999).
 
El conocimiento de los beneficios asociados a la práctica sistemática de actividad física no genera unos niveles de práctica suficientes para desarrollar y mantener un buen estado de salud. Por tanto, es preciso generar hábitos de práctica durante la infancia y adolescencia que se continúen en la edad adulta. Para ello, previamente hay que considerar los condicionantes psico-sociales que influyen en la creación de hábitos.
 
Después de millones de años de evolución de los mamíferos, el hombre actual, que no tiene más de 40 ó 50.000 años, posee un sistema muscular muy desarrollado, de considerables dimensiones, ya que cerca del 40% del peso total del cuerpo se halla constituido por tejido muscular, el cual no posee otras funciones conocidas que las de producir movimiento, por medio de su contracción dinámica, así como mantener el tono postural a través de la contracción isométrica (Marcos Becerro, 1994).
 
Citando a Marcos Becerro (1994): "Cuesta mucho creer que la evolución se hubiera equivocado tanto como para dotar al ser humano de una gran cantidad de algo (el músculo), de lo que pudiera prescindir, sin alterar las relaciones entre los diversos órganos y sistemas, y originar, por tanto, algún problema en su salud".
 
Blasco (1994) indica que "a medida que la tecnología ha permitido liberar al hombre de las tareas pesadas que requerían grandes dosis de esfuerzo físico, así como facilitarle los desplazamientos sin tener que caminar, la sociedad occidental ha modelado unos quehaceres cotidianos que no requieren, en la mayor parte de los casos, prácticamente de esfuerzo físico alguno, ni tampoco de desplazamientos que deban hacerse andando".

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