Consideraciones finales

Una perspectiva de salud o bienestar está en consonancia con una actividad que va de moderada a vigorosa, de tal manera que en los niveles moderados de actividad se encuentran los mayores beneficios saludables, mientras que estos se reducen en los niveles más altos de actividad física. Además, se ha de tener en cuenta que los beneficios se encuentran en el carácter habitual y frecuente de la práctica, es decir, cuando la actividad física se convierte en parte de la vida cotidiana de las personas (Devís y cols., 2000).

Debido a la insuficiente cantidad de actividad físico-deportiva que realiza el niño y adolescente en el centro escolar, el profesor de Educación Física no debería limitar su actuación en el centro, sino que debe fomentar, sobre todo, la creación de un hábito de vida activo. Para ello su quehacer ha de ir encaminado a crear hábitos de práctica enseñando porqué, cuándo y cómo debe realizar la actividad físico-deportiva (saber hacer), haciendo compatible el disfrute de la misma con un nivel de exigencia significativo para el alumno (Delgado y Tercedor, 2002).

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