Diabetes

La diabetes es una alteración metabólica que consiste en un aumento de la glucosa sanguínea, producida por una secrección insuficiente de insulina o una resistencia a la misma.

La insulina es una hormona hipoglucemiante que es secretada por el páncreas, de forma irregular, disminuyendo la glucosa en sangre cuando ésta se encuentra elevada. Actúa favoreciendo la entrada de la glucosa en las células, para ser aprovechada como fuente energética y bloqueando el paso del glucógeno hepático a la sangre.

La diabetes se divide en tipo I y tipo II, dependiendo de la dependencia o no de aportar insulina exógena. En jóvenes es más frecuente la diabetes tipo I, también denominada insulino-dependiente, donde existe un déficit total de insulina, y por tanto, debe administrarse exógenamente.

La tasa más alta de incidencia de la diabetes tipo I se localiza entre los 10 y 14 años, descendiendo a partir de esta edad. En los jóvenes, el inicio de la enfermedad suele ser bastante rápido (días o semanas) (Krall-Beaser, 1992).

Por su parte, la diabetes tipo II, también denominada no insulino-dependiente, aparece generalmente en personas adultas y mayores, aunque también puede tener su inicio en edad infantil y juvenil, denominándose diabetes tipo Mody. Su inicio generalmente es gradual, siendo más frecuente en personas con un somatotipo endomórfico (Krall-Beaser, 1992).

Sintomatología de la diabetes.

El diabético insulino dependiente puede oscilar entre un desequilibrio metabólico provocado por un exceso de glucosa en sangre (hiperglucemia) o su disminución (hipoglucemia). Cuando se produce un aumento del nivel de glucosa en la sangre en un diabético se van a originar una serie de respuestas que indican la aparición de la misma.

Estos signos y síntomas son: apetito excesivo (polifagia), expulsión de una cantidad de orina muy superior a la que se elimina normalmente (poliuria), eliminación de glucosa por orina, sed intensa (polidipsia), pérdida de peso, visión borrosa, fatiga, debilidad general, astenia, dificultad en la cicatrización de heridas, y piel excesivamente seca.

La hiperglucemia es peligrosa por la posibilidad de que desencadene una "cetoacidosis diabética" o "coma diabético". Éste exige la asistencia médica de urgencia en un hospital lo más rápidamente posible. El tratamiento de urgencia incluye insulina y restitución de fluidos corporales.

La hipoglucemia es la complicación más común en la diabetes. Puede presentarse en cualquier diabético, en cualquier momento, aunque tenga buen control metabólico.

Tratamiento: si está consciente, que será lo más normal, se recomienda beber alguna bebida azucarada no alcohólica u otro alimento dulce que sea sencillo y rápido en su administración. Esperar un margen de aproximadamente unos 10 minutos para que el azúcar surta efecto y repetir el proceso si no se observa mejoría. Una vez que remitan los síntomas, debe tomarse una comida o suplemento extra de hidratos de carbono de acción más larga, combinado con proteínas si es posible, para evitar que caiga luego demasiado.

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