Ejercicio físico como tratamiento de la depresión

Existen numerosos trabajos que desde distintos enfoques y utilizando grupos de personas de diferentes edades, género y forma física, han analizado la relación de la eficacia del ejercicio físico en el tratamiento de la depresión. Los distintos enfoques los podemos agrupar de la siguiente forma:

1) Estudios en personas sanas, que comparan el nivel de depresión entre personas que practican ejercicio aeróbico (carrera) y grupos control de sedentarios (Hayden y Allen, 1984). Los resultados indican que las personas que practican ejercicio físico aeróbico informan, significativamente, de menor depresión subjetiva que las personas sedentarias.

2) Estudios en pacientes deprimidos sometidos a distintos programas de ejercicio aeróbico, comparados con un grupo control, formado por pacientes deprimidos sedentarios (Doyne, Chambliss y Beutler, 1983). Los resultados muestran la eficacia de los distintos programas de ejercicio aeróbico, frente al sedentarismo, en el tratamiento de la depresión.

3) Estudios que utilizan programas de ejercicio físico aeróbico y anaeróbico en pacientes con cuadros depresivos de distinta gravedad: depresión leve, leve y moderada (Van Amersfoort, 1996; Sharkey, 2000). Los resultados indican que tanto el ejercicio aeróbico como anaeróbico reducen la depresión, con independencia de la gravedad del cuadro depresivo. Aunque no todos los autores están de acuerdo con estos resultados, ya que cuestionan la eficacia del ejercicio físico en las depresiones mayores con características psicóticas (Sime, 1984; Buffone, 1985; Monahan, 1986).

En la mayoría de estos estudios se han utilizado programas de ejercicio físico aeróbico y sujetos de diferente edad y sexo, que presentaban síntomas leves o moderados de depresión.

4) Estudios que comparan la eficacia del ejercicio físico aeróbico frente a la psicoterapia en el tratamiento de la depresión (Fremont y Craighead, 1987; Hiys, 1999). Los resultados han mostrado que el ejercicio físico aeróbico es tan eficaz como la psicoterapia en la reducción de un transtorno depresivo.

5) Estudios que comparan la eficacia del ejercicio físico aeróbico frente a los fármacos antidepresivos (Martinsen, 1987; Blumenthal, 2000). Los resultados muestran que el ejercicio físico aeróbico puede ser tan eficaz como los antidepresivos en el tratamiento de la depresión y que, además, no interfiere en la acción farmacológica, por lo que ambas terapias pueden ser compatibles. También se ha constatado que los fármacos reducen los síntomas depresivos con mayor rapidez y que el ejercicio físico puede ser una alternativa eficaz al tratamiento antidepresivo en pacientes que presenten contraindicaciones que les impida tomar estos medicamentos (Blumenthal, 2001).

6) Estudios que comparan la eficacia del ejercicio físico aeróbico frente a placebo, demostrando la eficacia del ejercico aeróbico sobre el placebo en la terapéutica de la depresión (Martinsen, Sandvik y Kolbjornsrud, 1989).

7) Estudios que comparan la eficacia del ejercicio físico aeróbico frente a terapia ocupacional, en pacientes deprimidos que se encontraban hospitalizados (Martinsen, 1987), demostrando la eficacia del ejercicio aeróbico sobre la terapia ocupacional en dichos pacientes.

North, McClillagh y Tran (1990) así como Craft y Landers (1998) tras una amplia revisión estadística de los estudios relacionados con la actividad y la depresión concluyen que la actividad física, preferentemente aeróbica, disminuye significativamente la depresión en todos los grupos de edad y niveles de condición física, y que una mayor disminución está asociada con sesiones y programas de ejercicios más largos.

Consideraciones finales

  • No son recomendables aquellos deportes que requieren alto grado de concentración y que de alguna forma están relacionados con un alto grado de estrés (tenis, paddle, tenis de mesa, etc.), ya que cada fallo puede producir irritación, con lo que una actividad agradable se convierte en una carga adicional que favorece el aumento de la ansiedad (Weineck, 2001).
  • La actividad física, preferentemente de carácter aeróbico, disminuye significativamente la ansiedad y la depresión, leve y moderada, tanto en personas sanas como enfermas, en hombres y mujeres, en todos los grupos de edad y niveles de condición física.
  • Los datos existentes sobre la utilización de ejercicio físico anaeróbico en el tratamiento de la ansiedad y la depresión no son concluyentes, debido a que son pocos los estudios realizados, y además, como en el caso de la depresión, los resultados son controvertidos, puesto que aunque unos autores hablan de su efecto positivo, otros no lo confirman.
  • El tratamiento farmacológico con ansiolíticos y antidepresivos es compatible con el ejercicio físico, por lo que se pueden utilizar en terapia combinada.
  • El ejercicio que más frecuentemente se debe prescribir es el aeróbico, de intensidad baja o moderada, durante 3-5 días a la semana, en programas largos y progresivos.

 

EFFECTS OF PHYSICAL EXERCISE ON ANXIETY, DEPRESSION, AND SENSITIVITY
TO STRESS: A UNIFYING THEORY

SALMON P

Clinical Psychology Review, Vol. 21, No. 1, pp. 33–61, 2001

 

Physical activity dose-response effects on outcomes of depression and anxiety

DUNN AL, TRIVEDI MH, O’NEAL HA

Medicine and Science in Sports and Exercise, Vol. 33, No. 6, Suppl., 2001, pp. S587–S59

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