Estiramiento isquiosural

Los isquiosurales son un grupo muscular constituido por bíceps femoral, semimembranoso y semitendinoso, todos biarticulares a excepción de la cabeza corta del bíceps. Las acciones agonistas del semitendinoso y semimembranoso son la extensión de la articulación coxofemoral, la flexión de rodilla y, con la rodilla en flexión, la rotación interna de la pierna. El bíceps femoral realiza extensión coxo-femoral por su porción larga; flexión de rodilla ambas porciones y, con rodilla flexionada, rotación externa de la pierna. Sobre la rodilla poseen una función sinergista con el ligamento cruzado anterior para prevenir el desplazamiento anterior de la tibia.
Cuando la extensibilidad de los músculos isquiosurales es inadecuada, todas sus funciones se ven mermadas. Existe una alteración denominada síndrome de isquiosurales cortos (SIC) de causa desconocida, que aparece en la infancia y se puede manifestar en diversos grados, ocasionando mayor o menor repercusión sobre el raquis dorso-lumbar y pelvis (Santonja y Martínez, 1992).
Es necesario distinguir entre una cortedad funcional de la musculatura isquiosural, muy frecuente en la población practicante de ejercicio físico y el síndrome de isquiosurales cortos, menos frecuente y de aparición más frecuente en la infancia. Las repercusiones raquídeas que este síndrome son: la inversión del raquis lumbar (actitud cifótica lumbar), tanto en flexión del tronco como en sedentación relajada (Santonja y Martínez, 1992).


Una extensibilidad isquiosural reducida está relacionada con diversas repercusiones raquídeas tales como dolor lumbar, hernias discales, o espondilolistesis.


En los movimientos de flexión del raquis lumbar se produce un aumento del estrés en el raquis. La movilidad intervertebral debe producirse manteniendo unos rangos de amplitud que no comprometan las estructuras osteoligamentosas que dan estabilidad al conjunto del raquis.


Para el estiramiento isquiosural son muy frecuentes los ejercicios denominados “dedos-suelo” y “dedos-planta” en sus diferentes variantes, que con frecuencia se ejecutan aumentando significativamente la cifosis dorsal y con el raquis lumbar en inversión.

 


Visiona el siguiente vídeo y observa con detenimiento la ejecución de los ejercicios propuestos y los aspectos claves de ejecución de los mismos.


El problema en estos ejercicios radica en la existencia de una musculatura isquiosural acortada, que altera el ritmo lumbo-pélvico, al quedar la pelvis fijada por la tensión isquiosural, y compensar esta falta de extensibilidad por un aumento de la cifosis dorsal e inversión lumbar.
 
Las técnicas estáticas de estiramiento contribuyen a un mayor control de la posición del raquis (Rodríguez y Santonja, 2001). Sullivan y cols. (1992) recomiendan mantener la pelvis en una posición de anteversión pélvica durante el estiramiento isquiosural en bipedestación. Los resultados de su estudio revelan que la posición pélvica es una variable más importante que la técnica de estiramiento usada para incrementar la extensibilidad isquiosural.
 
Durante el estiramiento de los isquiosurales, con la pelvis en una posición de anteversión, las tuberosidades isquiáticas se desplazan posterior y cranealmente. De este modo, se genera un mayor estímulo de tracción en las estructuras músculo-tendinosas de los isquiosurales. Además, en esta posición las posturas compensatorias en flexión del raquis cervical, dorsal y lumbar se reducen (Sullivan y cols., 1992).
 
Con la repetición de estos movimientos en flexión forzada se aumenta la presión en la parte anterior de los cuerpos vertebrales, circunstancia que, unida a una debilidad del sistema músculo-ligamentoso, será susceptible de provocar acuñamientos vertebrales anteriores.
Diferentes autores recomiendan tener en consideración algunas variables para una realización correcta y segura de los ejercicios de extensibilidad isquiosural:

1) Mantener la pelvis en posición neutra o ligera anteversión, por mostrarse más eficaz y eliminar la retroversión pélvica, que induce una inversión lumbar.
2) Evitar la inversión de la lordosis cervical.
3) Evitar la antepulsión de los hombros, que desencadena una separación escapular que aumenta, a su vez, la cifosis dorsal.
4) Realizar el movimiento de flexión de tronco exclusivamente a través del eje coxofemoral, sin implicar a las articulaciones raquídeas, rechazando la búsqueda de distancia.

Visiona el siguiente vídeo y observa con detenimiento la ejecución de los ejercicios propuestos y los aspectos claves de ejecución de los mismos.

 


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