Vuelta a la calma

Tras la realización de ejercicio físico es conveniente realizar una fase de vuelta a la calma que favorezca la recuperación de los tejidos activos sometidos a la actividad. 

La actividad a realizar en la vuelta a la calma depende de la parte principal, si bien estará basada en estiramientos estático-pasivos. Estos deben ser estáticos, ya que impiden una respuesta importante de los husos neuromusculares y la formación de tejido colágeno por parte de los fibroblastos, como respuesta de supercompensación a la tracción (Rodríguez y Moreno, 1997a). 

Cuanto más intenso sea el esfuerzo realizado, mayor importancia hay que dar a los estiramientos, ya que cuando hay una actividad neuromuscular mantenida y cesan los impulsos nerviosos que activan la musculatura, se disminuye la permeabilidad del calcio en el retículo sarcoplasmático y se activa un sistema de transporte activo del calcio que transporta estos iones al interior del retículo. Al ser la bomba de calcio un mecanismo activo, dependiente de la existencia de ATP, cuando disminuye el mismo por efectos de una actividad física intensa, se pueden producir episodios de contracturas y calambres musculares (Rodríguez y Santonja, 2001).

 

PROTOCOLOS DE VUELTA A LA CALMA
  • Si la actividad principal es de naturaleza continua, se procurará efectuar ejercicios de estiramiento al final de la misma, ya que contribuyen decisivamente a eliminar contracturas y rigideces musculares, sobre todo cuanto más intensa haya sido la parte principal.
  • Si el ejercicio realizado es de carácter aeróbico y de larga duración no es conveniente iniciar los estiramientos al finalizar el mismo, ya que existe una alta acumulación de sangre en las zonas activas por el fenómeno de redistribución del flujo. Es preciso favorecer esta eliminación de flujo mediante movimientos relajados a favor de la gravedad antes de realizar los estiramientos musculares que, del mismo modo, serán de carácter pasivo.
  • Cuando la actividad principal sea de naturaleza fraccionada, es recomendable alternar en las fases de descanso ejercicios de movilidad articular y estiramientos musculares, ya que contribuirán a una mejor recuperación del tejido muscular y evitarán posibles contracturas debidas al esfuerzo. Una vez acabado el ejercicio se precisará la realización de estiramientos musculares, eliminando la movilidad articular, ya que es preciso disminuir la actividad de la musculatura y conseguir normalizar el fluido sanguíneo movilizado en los núcleos sometidos a esfuerzo.
  • Si el ejercicio realizado ha sido de carácter anaeróbico de alta intensidad es preciso realizar los estiramientos de forma secuenciada tras la actividad, de tal forma que al acabar el esfuerzo, con un elevado tono muscular, se realice un estiramiento pasivo con extremo cuidado y lentitud. Transcurrido un cierto tiempo en el cual disminuye la tonicidad muscular, se realizará otra intervención con estiramientos pasivos de mayor intensidad, intentando recuperar la longitud de reposo del músculo. Será necesario plantear sesiones específicas de estiramiento cuando la actividad muscular localizada sea de tan alta intensidad.

Al finalizar la actividad se realizarán exclusivamente estiramiento pasivo-estáticos, ya que se pretende suspender la actividad muscular y favorecer la recuperación.

 

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