Conceptos generales

Con cada latido cardíaco, la sangre abandona el corazón, y la presión de las arterias se eleva (presión sistólica). Cuando el corazón descansa entre los latidos, no se expulsa sangre y la presión disminuye (presión diastólica). La presión de las arterias viene determinada por la cantidad de sangre que abandona el corazón cada minuto, y por la resistencia de los vasos al flujo.

La hipertensión arterial (HTA) se define como la elevación mantenida de las cifras por encima de los límites considerados normales (120 mmHg sistólica/ 80 mmHg diastólica), valores que varían según el grupo de edades y sexo de que se trate.

Los valores para considerar una HTA son de 140 mmHg para la presión sistólica, siendo grave en 160 mmHg y pudiendo llegar hasta valores límite de 250 ó 300 mmHg. En cuanto a la presión diastólica el valor se sitúa en 90 mmHg ó 95, siendo muy alta si se superan los 115 mmHg.

El aumento de la presión arterial también se presentan durante el ejercicio, de una forma mayor en el hipertenso respecto al normotenso.

La HTA se caracteriza por un aumento de las resistencias periféricas, menor capacidad de vasodilatación, mayor estimulación simpática, disminución de la elasticidad de las arterias, hipertrofia de la pared del sistema arterial, aspectos que suponen una carga crónica excesiva sobre el funcionamiento normal del sistema cardiovascular.

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