Hipertensión arterial y ejercicio físico

Parece existir una relación inversa entre los niveles de ejercicio físico y los niveles de tensión arterial. Son numerosos los estudios que muestran una incidencia reducida de HTA en las personas físicamente activas, especialmente en deportistas de resistencia, que tienen valores de presión arterial sistólica más bajos que personas sedentarias.

El ejercicio produce mejoría en pacientes con hipertensión arterial ligera o moderada. El ejercicio físico aeróbico disminuye la presión sistólica y diastólica de forma moderada, así como la presión arterial media pero sólo en hipertensos aunque algunas investigaciones también muestran descensos en normotensos.

También existen beneficios indirectos, ya que el ejercicio físico produce una disminución de diversos factores de riesgo de la HTA, como la obesidad, el estrés y mejora de los hábitos de vida.

El ejercicio debe ser dinámico, con movilización de grandes grupos musculares, y bajas sobrecargas, puesto que así permite disminuir los valores de presión arterial (10 mmHg la sistólica, ó 4mmHg diastólica y sistólica), tanto en reposo como durante el ejercicio.

El ejercicio aeróbico como la natación, ciclismo, carrera, marcha andando, paseo, o trote es efectivo si se realiza sistemáticamente. La regularidad en su práctica es esencial, pues los beneficios desaparecen si se deja el programa de ejercicio.

También el ejercicio de acondicionamiento muscular con cargas ligeras y alto número de repeticiones (20-30) reduce la tensión arterial. Los ejercicios de relajación o entrenamiento autógeno producen una disminución indirecta de la tensión arterial sistémica. Los ejercicios de estiramientos también han sido considerados como actividades correctas para hipertensos.

Al menos se deben realizar tres sesiones semanales, de 20-30 minutos ó 10-45 minutos a una intensidad mínima del 50-60% de la frecuencia cardiaca máxima (Fcmáx). Por ejemplo, un programa de 30 minutos de ejercicio todos los días a intensidad moderada permite disminuir la HTA un 50%.

También son efectivas 4 sesiones de ejercicio físico moderado, durante 35 a 45 minutos de duración al 60-70% de la capacidad máxima ó 3 sesiones semanales de 60 minutos en cicloergómetro al 50-75% del VO2máx, si se dispone de éste.

Al comienzo del programa es necesario realizar sesiones cortas pero repetidas, de unos 5-10 minutos (varias sesiones diarias de 10 minutos al 70% del VO2máx han mostrado efectos positivos a las pocas semanas) para incrementarlo después hasta 30-60 minutos en una única sesión. Unos días será más larga y otros más corta, pero manteniéndose en esos valores.

Hay autores que creen que la intensidad del ejercicio en el tratamiento de la hipertensión arterial no está bien establecida, y puede oscilar entre el 50-70% del VO2máx. En cuanto al porcentaje del VO2máx más adecuado hay muchas recomendaciones: entre el 40-60% ó entre el 50-85%, 50-70%, 40-70%. Si se usa una escala RPE debería oscilar entre los valores 10-12.

En cuanto a los circuitos de fuerza resistencia se recomienda autocargas o sobrecargas al 20-40% de 1RM. Su metodología se basa en tres sesiones semanales junto a ejercicio aeróbico. Se recomiendan 10-15 repeticiones ó 30 segundos de ejecución, y descansos de 10 segundos entre series, completando la rutina dos veces, aumentando el peso sólo cuando se pueda levantar fácilmente.

Los métodos isométricos se encuentran bajo absoluta contraindicación en el paciente hipertenso, aunque estos métodos se encuentran en plena fase de estudio, pues hay alguna evidencia de que el entrenamiento estático bien diseñado puede atenuar la tensión arterial. Parece ser que ejercicios alrededor del 30% de la máxima contracción voluntaria, durante 8 minutos (4 ejercicios de 2 minutos de duración), y 4 repeticiones en días alternos tienen efectos beneficiosos en el hipertenso.

Los ejercicios isométricos producen aumentos de la presión arterial muy destacables, con picos de presión sistólica altos. Además, desarrollan una considerable hipertrofia cardiaca, con aumento del grosor de la pared ventricular izquierda (tabique y pared libre) con el correspondiente incremento de la masa ventricular, lo que es un serio factor de riesgo en la HTA.

En los pacientes hipertensos la respuesta hemodinámica al esfuerzo de carácter estático es paralela a la de las personas normotensas, pero el nivel de presión arterial es más alto.

Estas respuestas hemodinámicas en el ejercicio isométrico se basan en que incrementa el tono simpático, reduce el tono vagal, aumenta las resistencias vasculares periféricas por la compresión vascular que produce, dificultando el retorno venoso, y produciendo estimulación del sistema renina-angiotesina. Como consecuencia de todo ello se produce un aumento de la presión sistólica, diastólica y especialmente de la presión media, provocando un aumento del gasto cardiaco y una considerable sobrecarga ventricular.

La contracción isométrica aumenta la demanda metabólica muscular local, si bien, una tensión del 10-15% de la máxima contracción voluntaria mantiene la irrigación del músculo en valores normales. Hay quien plantea que a intensidades inferiores al 30% de la máxima contracción voluntaria se generan respuestas cardiovasculares y hormonales perfectamente toleradas por los hipertensos. Es ya a partir del 30% de la máxima contracción voluntaria, cuando el flujo sanguíneo se reduce.

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