Comparación del morfotipo raquídeo entre deportistas de diferentes disciplinas

Otras investigaciones han centrado su objeto de estudio en comparar el morfotipo raquídeo entre deportistas de diferentes disciplinas, con la intención de identificar posibles adaptaciones raquídeas en función de la especificidad del entrenamiento.

En este sentido, Aggrawal, Kaur, Kumar y Mathur (1979), evaluaron mediante radiografías, los cambios del morfotipo raquídeo en deportistas en lo que predominaban los entrenamientos en base a ejercicios de fuerza. Para ello, analizaron a un grupo de levantadores de peso, con una edad media de 31,5 años, y un segundo grupo de atletas (corredores, saltadores y lanzadores) con una edad media de 27 años. Estos autores observaron que el 16% de los levantadores de peso tenían un morfotipo raquídeo normal en cuanto al raquis torácico y lumbar, frente al 28% de los atletas, que presentaban una hipercifosis torácica. Los dos grupos mostraron, en el 12% de los casos, una reducción de la lordosis lumbar.

Räty et al. (1997) evaluaron a 114 atletas finlandeses retirados (30 jugadores de fútbol, 29 halterófilos, 27 corredores de larga distancia y 27 tiradores), con edades comprendidas entre los 45 y 68 años. Su objetivo principal fue valorar la movilidad lumbar en función de la historia de carga raquídea en su vida deportiva, y su relación con la edad, índice de masa corporal (IMC), e historia de dolor lumbar. El rango de movimiento de la columna lumbar, tanto en flexión como en extensión, fue medido con el método de la regla flexible. El rango de movimiento (ROM) total de la columna lumbar lo calcularon sumando la flexión y la extensión raquídea. También realizaron una resonancia magnética a 94 de estos sujetos con la finalidad de calcular el estrechamiento de la altura de sus discos intervertebrales, además del test de elevación de pierna recta (EPR) para conocer el grado de extensibilidad de la musculatura isquiosural.

En cuanto a sus resultados, no encontraron diferencias significativas entre los diferentes grupos de atletas, ni en flexión ni en extensión del tronco, ni en el rango total de movimiento del raquis lumbar. Observaron que la flexión, extensión y rango de movimiento disminuía con la edad, aunque no se encontraron diferencias significativas entre los grupos. La flexión lumbar estuvo asociada negativamente con el índice de masa corporal. Sin embargo, no se encontró una relación significativa entre el IMC, la extensión y el rango total de movimiento. La flexión, extensión y el ROM tampoco correlacionaron significativamente con el peso corporal, altura y extensibilidad isquiosural de los sujetos. El estrechamiento de la altura del disco intervertebral fue asociado con una disminución de la movilidad lumbar, especialmente en la extensión. El trabajo caracterizado por el levantamiento de algunas cargas ligeras y con variedad de posiciones, estuvo relacionado con una mayor movilidad del raquis. Por el contrario, los trabajos caracterizados por la movilización de grandes cargas se relacionaron con un menor rango de movimiento raquídeo. Como conclusión, estos autores apuntan a que la participación en los deportes analizados, los cuales tienen patrones de carga claramente diferenciados, parece que no influyen ni en las cargas soportadas por la columna vertebral, ni en el grado de movimiento del raquis lumbar. Sin embargo, la carga desarrollada en su ocupación profesional y el estrechamiento de los discos intervertebrales lumbares, sí que influyen significativamente en la movilidad raquídea.

Por otro lado, Uetake et al. (1998) evaluaron a 380 sujetos japoneses, con una media de edad de 21,8±4,0 años, que fueron catalogados en 11 grupos de acuerdo a los deportes que practicaban: rugby, fútbol, kendo, natación, navegación, cuatro modalidades del atletismo (velocidad, corredores de distancia, saltadores y lanzadores), halterófilos y, por último, un grupo control que no practicaban ningún deporte. El instrumento de evaluación utilizado fue la fotografía de Moire. Según sus datos, estos autores clasificaron a los 11 grupos de deportistas en 5 subgrupos en función del morfotipo raquídeo presentado:

1) Mayor cifosis torácica que la media: corredores de media y larga distancia;

2) Menor lordosis lumbar que la media: grupo control;

3) Mayor cifosis y menos lordosis que la media: halterófilos;

4) Menor cifosis que la media: futbolistas;

5) Cifosis y lordosis similar a la media: los deportistas de kendo.

Las curvaturas más acentuadas se observaron en deportes de carrera y kendo, siendo menos marcadas en halterófilos, nadadores, regatistas, futbolistas y jugadores de rugby. Como conclusión, los autores establecieron que el morfotipo raquídeo era diferente debido a las características individuales de los deportes practicados.

Boldori, Da Soldà y Marelli (1999), evaluaron la influencia de algunos deportes (natación, tenis, fútbol, gimnasia rítmica, danza clásica, baloncesto y voleibol) sobre el desarrollo del sistema músculo-esquelético en niños prepuberales. En este estudio participaron 3765 sujetos (60,7% niños y el 39,3% niñas), divididos en un grupo de 850 deportistas (de los deportes citados) y un grupo control de 2915 no deportistas. Los autores encontraron una alta prevalencia de hipercifosis torácica en fútbol, con el 11,2% de los casos, seguidos por el grupo control con un 8,3% y la natación con el 7,7%, mientras que los jugadores de voleibol mostraron un 1,5% y no hubo casos de hipercifosis en tenistas. En cuanto al raquis lumbar, el 24% de los sujetos del grupo control, tenistas, gimnastas y baloncestistas, el 15% de los futbolistas y un 11,9% de los nadadores, presentaron hiperlordosis lumbares. Estos autores consideran muy importante la evaluación del raquis en niños que quieren practicar algún deporte, debido a la alta prevalencia de morfotipos raquídeos fuera de los valores angulares establecidos como normales.

En otro estudio, Wojtys y cols. (2000) evaluaron a 2270 niños (1863 chicos y 407 chicas) con edades comprendidas entre los 8 y los 18 años. El objetivo del estudio fue conocer la influencia del entrenamiento de diferentes deportes (atletismo, voleibol, fútbol americano, gimnasia deportiva, hockey, natación y lucha) en el morfotipo raquídeo en el plano sagital, y su comparación con un grupo control que no practicaba deporte. Para la evaluación de las curvaturas del raquis, se utilizó la digitalización fotográfica. Los autores encontraron un aumento significativo en los valores angulares del raquis torácico y lumbar en función del número de horas de entrenamiento al año, siendo el grupo control, el que presentaba un raquis más alineado. Los valores angulares medios para la cifosis torácica, en función del deporte practicado (ordenado de mayor a menor angulación) fueron: gimnasia deportiva 42,4±13,4º; natación 40,8±13º; fútbol americano 39,8±16,2º; lucha 39,5±12,2º; hockey 38,1±11,7º; voleibol 29,9±13,9º; atletismo 29,5±10,1º; grupo control 16,1±10,4º. Para la lordosis lumbar: gimnasia deportiva 52,1±16,7º; fútbol americano 46,2±20,2º; hockey 44,5±14,8º; natación 44±16,5º; lucha 42,4±16,2º; voleibol 37,4±21,7º; atletismo 33,5±17º; y grupo control 17,6±15,6º. En cuanto a la edad y el género, no encontraron diferencias significativas en las curvaturas raquídeas. Tampoco encontraron una asociación entre el número de horas de entrenamiento con pesas y el incremento de las curvaturas de la columna vertebral ni para la cifosis torácica ni para la lordosis lumbar.

Schmitt y cols. (2004) evaluaron, mediante imágenes radiográficas, a 159 deportistas retirados de 7 modalidades del atletismo (21 lanzadores de jabalina, 19 lanzadores de disco/lanzadores de peso, 26 de salto de longitud y triple salto, 42 de salto de altura, 29 de salto de pértiga y 22 corredores de resistencia -maratón/marcha-), con una edad media de 45,8 años. El objetivo del estudio fue comparar las radiografías para determinar la existencia de una mayor prevalencia de osteofitos y cambios en las vértebras lumbares de los lanzadores, saltadores y corredores de resistencia. Además, se analizó la influencia de la edad, el índice de masa corporal, la actividad física realizada en el momento del estudio y el historial de entrenamiento. También realizaron una correlación entre los datos con signos radiográficos degenerativos en la columna lumbar y las limitaciones funcionales en las actividades de la vida diaria. Los autores encontraron un mayor índice de osteofitos en las vértebras lumbares, en lanzadores de peso y disco comparado con los otros grupos de atletas. No encontraron diferencias en el dolor subjetivo de la zona lumbar entre los grupos. Sólo los corredores de maratón superaron los valores medios de dolor lumbar reflejados por los demás grupos, aunque sin limitación alguna en las actividades de la vida diaria. Los lanzadores de jabalina, saltadores de longitud y triple salto presentaron mayor altura en sus discos intervertebrales, mientras que los maratonianos tenían una menor altura discal. Las áreas intervertebrales de L3/4 y L4/5 de los maratonianos eran más pequeñas que las obtenidas en población normal de su misma edad. A partir de estos datos, los autores concluyeron que las disciplinas de lanzamiento son las que producen mayor carga en la columna lumbar en comparación con los saltadores y corredores.